II.- ¿Por qué ayudar a un corrupto que se obstina en el pecado?
La sociedad que surge por la complicidad con lo mal hecho es una pocilga… una letrina. Los ladrones son “pulcros y honestos”; los corruptos se codean con la “élite”, esa que precisamente alcanzó estatus con los mismos métodos de acumulación originaria; la Iglesia católica se ha hecho cómplice de las mayores barbaridades, aliada a una oligarquía corrupta y depredadora...