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.- Juan Bosch: Discursos y alocuciones


Transcripción de los más importantes temas que Juan Bosch llevó a los medios electrónicos de comunicación


Juan Bosch: No hay corazón infatigable para sufrir, no hay pueblo infatigable para padecer agresiones; llega una hora en que no se puede sufrir más y en que no se puede humillar más. Estamos a tiempo todavía, y lo digo para el pueblo dominicano, y lo digo para los gobernantes dominicanos de emprender una cruzada de corazón limpio y brazo fuerte para matar el miedo en este país, para que termine el miedo en este país, para que termine el miedo del pueblo al gobierno y a los soldados, para que termine el miedo de los soldados y del gobierno al pueblo, para que termine el miedo de los opresores a la libertad, y para que termine el miedo de los luchadores de la libertad a sus opresores

.- Juan Bosch a su Llegada: “Hay que matar el miedo” (Octubre 1961)

.- Discurso pronunciado por el Presidente Juan Bosch ante la Asamblea Nacional el día de su juramentación (27 de Febrero de 1963)

.- La madre en el drama histórico de la isla. Discurso pronunciado por Juan Bosch en el día de las Madres (26 de mayo de 1963)


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.- Bosch alerta obreros para que no apelen a medios violencia (14 de diciembre de 1965)

.- Bosch denuncia ultrajes de gobierno de Duvalier (29 de abril de 1963, denunciando ante la opinión pública los "actos de locura que estaba realizando Duvalier")

.- Bosch responde a discurso de presidente de México. Apela a unión de esfuerzos para lograr vivir en paz y prosperidad (14 de septiembre de 1963, diez días antes del golpe de Estado, frente a su anfitrión Adolfo López Mateos, en visita de Estado que cursara a su homólogo mexicano)


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.- Bosch explica ante el pueblo la conversación sostenida con los militares en la base aérea de San Isidro 13 de julio de 1963

.- Bosch pide desoficializar el Partido Dominicano y acabar con los monopolios (Santo Domingo, 6 y 7 de noviembre de 1961)

.- Bosch refuta comentarios y tiene que explicarle al pueblo el significado de la palabra cuentista (29 de septiembre de 1962)


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.- Discurso del profesor Juan Bosch al ser proclamado candidato a la presidencia por el PRD (27 de octubre de 1962)

.- Bosch: No es moral rebajarse a tanto para llegar a la Presidencia de la República (11 de diciembre de 1962)

.- Bosch reclama de la iglesia le retire acusación de comunista (16 de diciembre de 1962)


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.- Bosch rinde informe de su gestión en el exterior (20 de febrero de 1963)

.- Discurso del presidente Juan Bosch en Capotillo (16 de agosto de 1963, con motivo de la celebración del Centenario del inicio de la Guerra de la Restauración)

.- Bosch dice el PRD lucha por la paz y la libertad (13 de diciembre de 1965)


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.- Bosch: el mentiroso y el cojo no van lejos. Respuesta a Hamlet Hermann (El Nacional de ¡Ahora!, 21 de mayo de 1973)

.- Bosch: Si Caamaño hubiera sido perredeísta no habría caído fusilado en las montañas de Ocoa y a esta hora estaría entre nosotros, al frente del Partido (El Nacional de ¡Ahora!, 22 de mayo de 1973)

.- Bosch critica a Peña Jáquez y la forma en que la prensa presentó sus declaraciones (El Nacional de ¡Ahora!, 23 de mayo de 1973)


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.- Bosch explica situación del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, 24 de mayo de 1973)

.- Bosch: Peña Gómez violó los estatutos del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, 25 de mayo de 1973)

.- Bosch dice renuncia de Peña Gómez fue perjudicial (El Nacional de ¡Ahora!, 28 de mayo de 1973)


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.- Profesor Bosch define línea política del PLD (Listín Diario, 17 de diciembre de 1973)

.- Juan Bosch critica expresiones de José Francisco Peña Gómez (La Noticia, 23 de enero de 1974)

.- Juan Bosch acusa a Peña Gómez de odiarlo por intentar acabar con la dirección personalista dentro del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, 25 de enero de 1974)


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.- Juan Bosch explica las razones de su salida del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, 26 de enero de 1974)

.- Juan Bosch informa al país acerca de las cartas cruzadas entre él y el Dr. José Francisco Peña Gómez mientras ambos permanecían en la clandestinidad (Listín Diario, 29 de enero de 1974)

.- Juan Bosch ratifica desconocía acerca del movimiento guerrillero encabezado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó (El Nacional de ¡Ahora!, 30 de enero de 1974)


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.- Bosch: Peña Gómez abandonó compañeros (La Noticia, 1º de febrero de 1974)

.- Bosch: Peña Gómez creía Hamlet Hermann era un espía (El Nacional de ¡Ahora!, 2 de febrero de 1974)

.- Juan Bosch analiza su renuncia del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, 21 de febrero de 1974)


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.- El presidente Juan Bosch se dirige al pueblo de Puerto Rico (15 de mayo de 1963)

.- Palabras de Juan Bosch desde el exilio en San Juan, Puerto Rico, el 25 de abril de 1965, a través de la Voz del Trópico


Juan Bosch dijo a su Llegada: “hay que Matar el Miedo” (Octubre 1961)
Tomado de la biblioteca de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra: PUCMM

Pongo pie en mi tierra en circunstancias difíciles para los dominicanos. Encuentro al llegar, y lo sabía por noticias que tenía en mi ruta, un estado de agitación que no parece sino porvenir, como la fruta terrible de una situación prolongada, del miedo que ha estado padeciendo nuestro país, nuestro pueblo, y del odio que se ha sembrado en su corazón. durante toda una generación, se ha estado sistemáticamente inoculando el odio en el alma dominicana.

El odio responde hoy con furor popular. No podía ser de otra manera. Tenia que ser así. Debió haber aparecido a tiempo una mano que colocara sobre las heridas del pueblo el bálsamo del amor, el bálsamo de la connivencia, el bálsamo de la democracia, el bálsamo de las libertades populares.

Sobre tantas tumbas desconocidas, sobre tantos cuerpos, sobre tantos sufrimientos, en los bohíos, en las casas y en los edificios; sobre tanto exilio atormentado, sobre tanto insulto permanente ¿ que podía esperarse, sino que el pueblo reaccionara como lo está haciendo ahora?

No hay corazón infatigable para sufrir, no hay pueblo infatigable para padecer agresiones; llega una hora en que no se puede sufrir más y en que no se puede humillar más. Estamos a tiempo todavía, y lo digo para el pueblo dominicano, y lo digo para los gobernantes dominicanos de emprender una cruzada de corazón limpio y brazo fuerte para matar el miedo en este país, para que termine el miedo en este país, para que termine el miedo del pueblo al gobierno y a los soldados, para que termine el miedo de los soldados y del gobierno al pueblo, para que termine el miedo de los opresores a la libertad, y para que termine el miedo de los luchadores de la libertad a sus opresores.

Nosotros somos una tierra pequeña, que solo podemos engrandecernos por el amor, por la virtud, por la cultura, por la bondad. Nuestro pueblo tiene básicamente amor, bondad, virtud y una gran capacidad para adquirir la cultura. Nosotros estamos en América que ha tomado ya resueltamente el rumbo de las democracias con libertades públicas y justicia social. Nuestro pueblo, nuestro país nuestro gobierno, no pueden sustraerse a ese rumbo del destino americano; todo esfuerzo que se haga, voluntario o involuntario, para detener a la República Dominicana en la marcha hacia el destino común de América, será un esfuerzo inútil, un esfuerzo que no producirá sino nueva vez sangre, exilio, torturas, prisiones, tumbas ignoradas, corazones de madres adoloridos, hijos huérfanos que no saben donde están enterrados sus padres. Yo pido al pueblo dominicano, a la juventud dominicana, a los hombres y a las mujeres maduros de este país, a los funcionarios públicos, a los que llevan uniformes y a los que no lo llevan, a todos, que pensemos en nuestro pueblo, un pueblo sufrido durante mas de cuatrocientos años; un pueblo cuyo sufrimiento últimamente se exaltó a términos increíbles, inexpresables. Pido a todos que meditemos un momento en que esta tierra es de los dominicanos, no de un grupo de dominicanos, que su riqueza es para los dominicanos , no para un grupo de dominicanos, que su destino es el de la libertad, no el de la esclavitud, que su función es unirse a América en un camino abierto y franco hacia el disfrute de todo lo que significa para los pueblos la libertad pública y la justicia social. Yo pido por fin, por último, a mi pueblo y a los funcionarios gubernamentales y a los funcionarios militares de todas las categorías, que como consecuencia de esta meditación nos dispongamos todos a matar el miedo, que seamos nosotros mismos el San Jorge de ese dragón que nos esta oprimiendo hace mas de treinta años; que nos ha convertido en la vergüenza y en la ignominia del continente. Durante mucho tiempo ser dominicano fuera de Santo Domingo era casi infamante, y nosotros teníamos que mantener en el exilio la frente alta cuando nos miraban despreciativamente o con la piedad con que se mira al que sufre sin haber cometido delito.

Dominicanos de todas las razas, de todas la clases sociales, de todas las categorías oficiales o no, hagamos un alto. Yo he venido aquí para pedirles esto y para servir en esto. Yo estoy dispuesto a hacer en cuanto deba hacer, a arrodillarme ante quien deba arrodillarme, para que podamos sacar de mi humillación, si es necesaria, y de la disposición de ustedes, que es imprescindible, una formula de convivencia democrática.

Parodiando a Martí, a José Martí padre de América y gloria de Cuba, quiero decir aquí que los dominicanos no podemos vivir como la hiena en la jaula, dándole vueltas al odio.

He dicho.

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Discurso pronunciado por el Presidente Juan Bosch ante la Asamblea Nacional el día de su juramentación (27 de Febrero de 1963)
Tomado de la biblioteca de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra: PUCMM

El Doctor Segundo Armando González Tamayo y yo acabamos de jurar que desde nuestros cargos de Vicepresidente y Presidente de la República cumpliremos y haremos cumplir la Constitución y las leyes que nos gobiernan; y decimos con propiedad que nos gobiernan, por que en una democracia no debe haber más gobierno que el de las leyes, y los hombres, cualesquiera que sean sus posiciones están llamados a ser sólo ejecutores de esas leyes.

Ahora bien, al mismo tiempo que ejecutores de las leyes, nos toca ser representantes y defensores del pueblo; y en nombre de ese pueblo que esta aquí, frente a nosotros, y también mucho más lejos, en ciudades y en villorios apartados, solicitamos del Congreso Nacional las leyes indispensables para afirmar en este país no sólo la democracia política, sino también la democracia económica y la justicia social. De ustedes senadores y diputados elegidos por el pueblo- sean del partido que sean-, el gobierno que se inicia hoy espera un trabajo continuo para darles a los dominicanos un puesto bajo el sol entre los países avanzados de América.

América nos observa con interés y con amor, como lo atestigua la presencia en este acto de gobernantes del Hemisferio y de visitantes distinguidos venidos de todos los confines americanos. Nunca antes se habían reunido en República Dominicana tantos hombres ilustres elegidos por sus pueblos para las mas altas funciones de gobierno, tantos lideres de partidos populares, tantos representantes legítimos de la cultura continental. La feliz reunión de estos grandes señores de la política y del pensamiento, a todos los cuales debemos gratitud por el afán que pusieron en ayudarnos a ser libres, es sólo una muestra de ese interés y ese amor con que están mirándonos los pueblos hermanos del Hemisferio. Como país americano, debemos hacer uso inteligente de nuestros recursos políticos para dar a ese interés y a ese amor carácter oficial dentro del sistema regional de pactos y tratados que unen a todo el Continente, si echar en el olvido que los pueblos nuestros quieren actuar juntos en defensa de sus libertades democráticas pero al mismo tiempo tienen un vivo sentimiento de orgullo por el legado de soberanía nacional que recibieron de sus fundadores.

Como país americano nos hallamos en el centro de la gran corriente revolucionaria que esta sacudiendo al Nuevo Mundo, y si tomamos en cuenta que esa fuerza poderosa es más potente en países que no pudieron desarrollarse a tiempo debido a que se lo impidieron las tiranías u otras fuerzas sociales negadas al progreso, debemos admitir que en República Dominicana estamos obligados a avanzar de prisa como sea posible hacerlo sin salirnos en momento alguno de las normas democráticas, las cuales exigen que se respete el derecho ajeno, por que si respeto al derecho ajeno no puede haber paz, y sin paz no puede haber bienestar para los millones de dominicanos que reclaman una mejor vida.

Deseamos Paz

Nosotros deseamos la paz política y por eso ofrecimos puestos en el gabinete a cinco partidos. Cuatro se negaron aceptar esos puestos, y como lo que se inicia hoy es una democracia auténtica, todos debemos respetar la voluntad de esos partidos- Unión Cívica Nacional, Partido Nacionalista Revolucionario, Vanguardia Revolucionaria y Alianza Social Demócrata-, pero el país entero debe saber que nosotros no hemos querido hacer un gobierno sólo a base del partido que ganó las elecciones el 20 de diciembre del año pasado, así como no quisimos formar gobierno sólo a base de los que se aliaron con nosotros antes del día 20 de diciembre. Hemos querido que los que ayer lucharon entre sí estuvieran hoy reunidos dándole a cada uno lo mejor de sus fuerzas al pueblo que es nuestro y es de ellos. No deseamos el poder para gobernar con amigos contra enemigos, sino para gobernar con dominicanos para el bien de los dominicanos.

Un gobernante democrático debe tener oídos abiertos para oír la verdad, ojos activos para ver lo mal hecho antes de que se realice, mente vigilante para que nada ponga en peligro la libertad de cada ciudadano, y un corazón libre de oídos, dedicado día y noche sólo al servicio del pueblo. Nosotros juramos aquí, en este día solemne, que si nuestra corta capacidad nos impide tener oídos abiertos, ojos activos, mente vigilante, nuestra naturaleza y nuestra historia les asegura a los dominicanos que tenemos un corazón libre de oídos. No espere nadie el uso del oído mientras estamos gobernando. Nosotros estamos aquí con la decisión de trabajar, no de odiar; dispuestos a crear, no a destruir; a defender y a amparar, no a perseguir. Pongamos todos juntos el alma en la tarea de acabar con el odio entre los dominicanos como se acaba con la mala yerba en el campo que va a ser sembrado; pongamos todos juntos el alma en la tarea de edificar un régimen que de amparo a los que nunca lo tuvieron, que de trabajo a los que buscan sin hallarlo, que de tierras a los campesinos que la necesitan, que de seguridad a los que aquí nacen y a todos los que erran por el mundo en pos de abrigo contra la miseria y la persecución.

El mundo en que vivimos parece estar lleno de soberbia y de odios; pero cuando entramos en el con la mirada limpia del que no tiene amarguras, hallamos que millones y millones de personas trabajan en silencio por un mañana mejor. Nosotros los dominicanos debemos unirnos a esa legión de hombres y mujeres que marchan hacia el porvenir, por que si a la criatura de Dios no le fue dada la facultad de rehacer su pasado, le fue dada en cambio la de forjar su porvenir. Y el delos pueblos es obra de sus hijos más que de sus padres, de los que viven y de los que van a vivir, mas que de aquellos que rindieron su tarea y se marcharon con los siglos. La otra buena de los muertos, como su obra mala, es propiedad de la historia; pero la obra buena del porvenir es el fruto de las buenas intenciones y de la capacidad para convertirlas en hechos.

Estatua del Porvenir

Y nosotros tenemos que convertir en hechos nuestros buenos deseos. Los pueblos dignos, como los hombres con estatura moral, buscan dar, no recibir; buscan ayudar, no pedir ayuda. Si debido a la desgracia que nos abatió durante treinta y dos años hemos tenido que ir por el mundo democrático en solicitud de ayuda, no debemos acostumbrarnos a vivir de ella. La hemos recibido, y la agradecemos con lealtad, como saben agradecer los bien nacidos. Pero preparémonos a bastarnos a nosotros mismos, levantarnos con nuestras fuerzas, a labrar la estatua de nuestro porvenir con manos dominicanas. Así como hubo una época en que demócratas de este país debían andar por el mundo con la frente abatida de vergüenza, así hagamos ahora de tal manera que los demócratas de América levanten la cabeza asombrados para ver como en esta tierra los mismos que antes padecieron la tiranía edifican un hogar para la dignidad, para la libertad, para la abundancia y la cultura.

Nada se obtiene de un día para otro; el mismo Dios según se lee en Génesis, tardó seis días en crear el mundo y en poblarlo de seres vivos, de árboles y de luz, pero todo se logra con el trabajo, con la persistencia y con la fe. Fe y persistencia tuvieron los que establecieron esta República Dominicana en un pedazo de isla y con un pueblo tan mínimo como un sietemesino entre las naciones; fe y persistencia tuvieron los que se lanzaron a la guerra, hace ahora cien años, para conquistar la soberanía perdida; fe y persistencia tuvieron los que lograron que nuestro país volviera a ser libre en 1924; fe y persistencia tuvieron los que lucharon hasta abatir la tiranía. Sin la persistencia y la fe de unos y otros, si su coraje y martirio, hoy no estaríamos reunidos aquí, por eso es justo que en estos momentos volvamos el pensamiento a ellos y les demos gracias con la devoción de hijo por la madre que lo llevó en el seno; pues los héroes de la libertad son como las madres de los pueblos, y como las madres les debemos respeto y amor.

Así como nada se obtiene de un día para otro, nada se obtiene de un día para otro, nada se obtiene sin luchas. Debemos luchar contra los obstáculos que tiene la República en su camino. Los próximos meses serán de freno para muchos, por que estamos en el caso de evitar que las finanzas nacionales se nos desplomen a causa de gastos sin control. Pero vivimos en un país de grandes riquezas, que vende mas de lo que compra, y si los dominicanos colaboran con el gobierno en el propósito de no hacer gastos innecesarios, podemos vernos en poco tiempo si limitaciones para el uso de divisas extranjeras. Así mismo, si ustedes, senadores y diputados, trabajan con tesón, como estamos seguros de que lo harán, para aprobar las medidas que le permitan al gobierno para hacer la reforma agraria y disponer de los medios indispensables para ampliar la producción agrícola, estaremos en capacidad de evitar la inflación que nos amenaza.

Nuestro país es rico y nuestro país es inteligente. Tenemos una tierra fecunda y gente que desea trabajarla. En otros países de América los latifundios mayores se hallan en manos privadas, pero aquí las fincas más extensas son bienes del Estado. Vamos a juntar al hombre con la tierra, al inteligente hombre dominicano con la rica tierra dominicana, y estemos todos seguros de que eso se hará o no habrá democracia en este país.

Los dominicanos comenzamos hoy a ser actores de nuestro drama y América entera está ahí, sobre el Continente, como espectadora anhelante. Trabajemos por nuestro pueblo y por América. Trabajemos con tesón y con humildad. Este día de Juan Pablo Duarte, de Francisco del Rosario Sánchez, de Ramón Matías Mella, a cuya memoria ofrendamos este acto es también, por azar del destino, miércoles de ceniza, al tiempo que se les hace la cruz en la frente, los fieles oyen las palabras eternas: “Recuerda, hombre, que polvo eres y en polvos te convertirás”.

Todos seremos polvo algún día; y de nosotros quedará el recuerdo sólo si le damos a este pueblo y a la América lo que el pueblo dominicano y la América esperan de nosotros.

Tesón y Humildad

Tesón para la lucha y humildad para recibir la opinión de los adversarios y el juicio de la historia, es lo que les ofrecemos a ustedes, visitantes ilustres que han tenido la bondad de venir a testificar que en la República Dominicana están haciendo una democracia; a ustedes representantes de Gobiernos amigos que nos dan el respaldo de su presencia; a ustedes, señores senadores y diputados traídos a esas altas funciones por la voluntad popular, a ustedes, dominicanos de las ciudades y los campos, razón de ser de toda nuestra lucha, objetivos de tesón y depositarios de la humildad que estamos ofreciendo.

Además de eso, ustedes, los visitantes, cuenten con el cariño de este pueblo. Observen que con traje civil o con traje militar, todos los dominicanos les miran con afecto, y recuerden que con traje civil o militar, todos acudieron, cada uno dentro de sus funciones, a garantizar la libertad de hombre y mujeres de esta tierra para votar según su conciencia. Todos ellos, pues, pueblo uniformado en las Fuerzas Armadas y pueblo con su ropa de trabajador o campesino o clase media, dieron el ejemplo inesperado y a ellos y a ustedes el motivo para reunirnos hoy bajo este cielo de un pedazo de América.

Don Rómulo Betancourt, don Ramón Villeda Morales, don Francisco Orlich, don Lyndon Johnson, don Alexander Bustamante, don Luis Muñoz Marin; excelentísimos representantes diplomáticos de países amigos; profesores, escritores, poetas, periodistas, líderes políticos que nos visitan; amigos que han venido de lejos para acompañarnos a esta solemne; a todos ustedes, los que gobiernan pueblos, los que los representan y los guían, los que los embellecen con sus obras, a todos les damos la bienvenida mas cordial y a todos les pedimos que de regreso a sus patrias lleven y difundan las palabras con que vamos a terminar este discurso:

“Mientras nosotros gobernemos, en República Dominicana no perecerá la libertad”.

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La madre en el drama histórico de la isla. Discurso pronunciado por Juan Bosch en el día de las Madres, el 26 de mayo de 1963

Hoy es Día de las Madres. Lo celebramos el último domingo de mayo y deberíamos hacerlo el primer día de la primavera, cuando la tierra entra en su nueva etapa de fecundidad; cuando el mundo en que vivimos da de sus entrañas todas las fuerzas ocultas que Dios ha puesto en él para que pueda ofrecer al hombre los mejores frutos, las flores más bellas, las mieles más ricas y los cantos más armoniosos de las aves. En la religión católica de nuestro pueblo, la Madre es María, la virgen de los siete dolores. Y está bien que sea así, porque salvo el momento en que ve nacer al hijo y oye su primer grito, cuando la alegría de haber traído al mundo una nueva vida la embriaga como una copa de licor divino, la madre siempre sufre: sufre el dolor físico del alumbramiento y sufre toda la vida el dolor moral del miedo; miedo a que su hijo se le enferme o no sea el hombre bueno que ella espera o no resulte tan inteligente como lo desearía, y sufre cada hora la anticipación de la muerte de su criatura.

Con los siete puñales del dolor clavados en su corazón, la madre de Jesús es el símbolo de la madre cristiana, y es por tanto el símbolo de la madre dominicana. ¿Quién ha sufrido más que esta madre dominicana? Sufrió cuando era india y llegaron los conquistadores españoles y echaron perros bravos al monte para cazar el hijo indio, y cuando tuvo hijo español y lo vio partir a la guerra para salvar el país de los piratas; sufrió cuando ya no era india ni española, sino mestiza y con la llegada de los esclavos, a quienes los amos arreaban a latigazos, comprobó que había razas sometidas y la suya era una de ellas; y sufrió cuando era madre esclava y veía nacer al hijo condenado a la esclavitud, o cuando fue negra libre y tuvo hijo del español y supo que ese hijo no sería bien querido porque nunca sería de la raza pura del padre. La madre dominicana sufrió cuando los bucaneros se metieron tierra adentro disparando sus arcabuces y tomando presos a los pobladores; sufrió cuando el rey de España ordenó que se dejaran despobladas las ciudades del Oeste y del Norte y ella tuvo que hacer a pie, junto al hijo, los largos caminos hacia la Capital; sufrió cuando sus hijos tuvieron que ir a la guerra para reconquistar La Tortuga y para echar a los franceses hacia el mar y sufrió mucho más cuando llegaron los días de las guerras sociales en Haití y cuando los haitianos entraron en la parte española y pasaron a cuchillo poblaciones enteras en Santiago, en Moca, en Cotuí y en las rutas del Sur. Cuando los hombres combatían en Palo Hincado, cuando el hombre mataba a los sitiados de la Capital, cuando se luchaba, en fin, para volver a hacer española la colonia que había caído en poder de Francia, fue ella, la madre dominicana, la que vio a los hijos partir hacia las batallas y enflaquecer hasta la muerte en la ciudad sitiada.

Para hacer la Patria, entre 1844 y 1855, ¿quién dio hijos si no ella? ¿Quién quedaba con el corazón atribulado cuando los hombres iban a combatir en Azua o en Santiago? ¿De dónde habían salido los que cayeron en La Carreras y en Beller si no era del vientre de la madre dominicana? ¿y por qué rodaban a chorros las lágrimas cuando al poblado lejano, al campo perdido, llegaba la noticia de la muerte de un combatiente, si no era por las mejillas secas de la madre? La madre dominicana llevó sobre su alma el peso de la guerra cuando los españoles volvieron al país traídos por Santana y el pueblo se sublevó en Capotillo y comenzó aquella lucha sangrienta contra los que habían sido portadores de la civilización cristiana para sembrarla en nuestro suelo y en esa nueva ocasión eran ocupantes extranjeros de una República que a lo largo de once años había luchado en los valles y las lomas de la frontera y en las aguas del mar para que sus hijos fueran dueños de su patria.

Mientras los hombres se mataban en Guanuma, en Puerto Príncipe en el Canal de Paya, en los arenales de la Línea Noroeste, la madre dominicana esperaba en el bohío o en la casa de yaguas del pueblo que le llegara la noticia de que el hijo había caído en la batalla. Madre adolorida como la nuestra, ninguna; madre con el corazón deshecho por la angustia como la de nuestro pueblo, ninguna. Pues llegó la hora en que la bandera española se fue alejando mar afuera; pero los dominicanos, acostumbrados a matar para defender su República, siguieron matándose entre sí; y se mataban un día y otro, un mes y otro, un año y otro, hasta que el brazo fuerte de Ulises Heureaux impuso la paz; solo que la paz fue la obra del crimen y con el crimen llegó el miedo a sentarse en el umbral de todas las puertas y entonces la madre sufrió de miedo y en cada pisada que resonaba en la noche creía ver llegar a los que iban en busca del hijo para fusilarlo en el cruce de dos caminos o para encerrarlo de por vida en una cárcel pestilente o para llevárselo a la fuerza a servir en los cuarteles. Madre dominicana, árbol del sufrimiento, ¿quién iba a decirte que del cadáver del tirano, caído a tiros en Moca, iban a salir los infiernos de la guerra civil? Pero salieron, y durante diecisiete años de espanto viste a tu hijo irse a los combates y miles de veces no lo viste y nunca supiste en que perdido matorral quedó su cuerpo con una vena rota por donde la sangre que tú le diste había salido a chorros llevándose la vida que tú creaste para que fuera útil y hermosa.

Madre adolorida, esta República descansa en la base misma de tu corazón; está nutrida por tu dolor, por el dolor que padeciste cuando la infantería de marina norteamericana se adueñó de esta tierra y se llevó tu hijo a empujones para que no protestara por el atropello que le habían hecho a la patria; está nutrida por tu dolor de siglos, sobre el cual apenas es una luz lejana el recuerdo de algunos días de paz perdidos entre los muchos días de padecimientos. Tras unos pocos de esos días de paz, cuando la bandera de la cruz hubo flotado en los cielos donde flotó la de las barras y las estrellas, cayó sobre ti el espanto; cayó como un ave de piedra en cuyos ojos fulguraba el crimen; cayó y se posó sobre la República y la cubrió de la costa a la montaña, del mar al río, de la arena al árbol, de la calle al nido. ¿De dónde vino Rafael Leónidas Trujillo, llama oscura, fuego ardiente y sin luz, señor de la maldad? ¿Por qué asesinó a tu hijo en los bosques, por qué lo torturó en La Cuarenta, por qué echó sus despojos al mar, por qué te lo lanzó al exilio? ¿Cómo se explica, madre dominicana, que tu alma pudiera resistir tanto tormento y no estallara? ¿Quién podrá decirnos por qué no se secó tu vientre; debido a qué milagro seguiste dando hijos para que la tiranía los triturara?

Hoy recuerdas con horror los días en que a la hora de la comida tu hijo tardaba y a ti se te encogía el alma pensando si no había caído en manos de los esbirros; las tardes en que rondaban por tu casa caras desconocidas y esa noche el hijo que había salido a pasear con los amigos no volvía a la hora acostumbrada y tú no podías dormir loca de sufrimiento, y temblabas a cada ruido esperando la peor de las noticias.

Madre dominicana, ¿cómo pudiste resistir treinta y dos años de crimen? Treinta y dos años es demasiado tiempo para sufrirlos con una lanza clavada en el corazón. En esos treinta y dos años, todas las noches fueron de pavor; y si tú pudiste padecerlos es porque la resistencia de tu alma es infinita. Ciertos pueblos antiguos construían sus viviendas sobre el cadáver de un niño. Los cimientos de la patria dominicana están hechos sobre el dolor de la madre. No han sido los que han caído en los combates ni los torturados en las prisiones ni los fusilados en la noche ni los echados al exilio los que más han sufrido; ha sido ella, la madre, la que siempre tiene en el pecho una fuente inagotable de ternura y a la vez una llaga de amor que jamás se cierra.

En este día de las madres debemos consagrar una hora a ella; a la madre de todos, a la que cada día pasa por nuestro lado sin que sepamos su nombre; a la que ya murió y a la que aún vive. No pensemos sólo en la nuestra, en la que nos llevó en su entraña y nos cobijó con su amor. Esa es siempre la más bella aunque sus rasgos sean toscos; la más joven aunque tenga ochenta años y peine canas; la más saludable aunque esté en lecho de enferma; la más alegre aunque el sufrimiento la haya deformado; la siempre viva aunque haya muerto. Pero la otra, la de todos, la madre del sufrimiento dominicano, la madre que dio hijos para que hicieran patria y los dio para las guerras civiles y los dio para restaurar la República y los dio de nuevo para que los caudillos los enviaran a la muerte; la madre dominicana que parió víctimas para la tiranía… ésa es la raíz misma de este pueblo, la fuente de su vida y tal vez la única explicación de su existencia. Sea para ella nuestra veneración… Pero nuestra preocupación debe ser para la madre pobre; la que en los ranchos de las ciudades y en los bohíos de los campos, a la luz de la “jumiadora” o de la lámpara, ha estado junto al catre o junto a la barbacoa del hijo enfermo, vigilando con ojos endurecidos por el trasnocho y rogando a Dios de las alturas, con palabras atravesadas por el dolor, la salvación del enfermito.

Nuestros pensamientos son hoy, Día de las Madres, para esa que se levantó atormentada, buscando con ojos sin sentido en los rincones de la vivienda algo con que hacer comida para sus hijos, los hijos del hambre que ella trajo al mundo con tanto amor como la señora encopetada, pero desdichadamente sin la comodidad de la señora encopetada. Madre dominicana pobre, fuente del sufrimiento, flor de lágrimas: tus hijos duermen sin sábanas, tus hijos se levantan desnudos y pasarán el día desnudos o vestidos de harapos; tal vez tus hijos no comerán en esta Día de las Madres. Pero ten la seguridad de que miles y miles de dominicanos oran y luchan para que en esta tierra que te debe tanto amanezca un día la justicia sentada en la loma más alta y en el bohío más humilde, con las dos manos llenas del pan que te has ganado con tu dolor en todos los años de nuestra historia. Que el Señor te bendiga en este día, madre dominicana.

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Bosch alerta obreros para que no apelen a medios violencia (14 de diciembre de 1965)
Tomado de la biblioteca de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra: PUCMM

Dominicanos:

Casi sin darnos cuenta estamos cayendo en una huelga que esta generalizándose desde ayer. La causa de la huelga es el monto de la regalía pascual. Los obreros y empleados públicos que ganan más de $200 quieren que se les de regalía pascual y como se ha anunciado que la regalía de los empleados públicos y de los trabajadores azucareros solo se les dará a los que ganan esa suma, empleados públicos y trabajadores azucareros están yéndose a una huelga no declarada.

Ante los hechos consumados no es de varones quejarse sino enfrentarse ala situación. El Gobierno y la Azucarera debieron haber hablado a tiempo con los representantes de los empleados públicos y de los trabajadores, para buscar un acuerdo conveniente para todos, y los obreros y los empleados públicos debieron haber anunciado con tiempo que irían a una huelga si no se atendían sus demandas.

Nosotros no hablamos ahora para reprochar a nadie nada. Hablamos para advertir a unos y a otros, para llamar la atención del gobierno, de los empleados y obreros a fin de que esta huelga no degenere en actos de violencia ni por parte del gobierno ni por parte de empleados y obreros. Lo que pasó en Azua es un misterio.

Allí actuó la fuerza pública y el gobernador de Azua dice que él no la solicitó y resulta que tampoco podrían solicitarla los obreros ni podría solicitarla la empresa. Pero hubo obreros presos durante varios días y pudo haberse provocado algo peor. La semana pasada dijimos a través de la radio que hay un plan para empujar al gobierno a caer en manos de la reacción.

Si al gobierno llegan noticias de que los obreros en huelga, los empleados públicos en huelga, están causando desórdenes, el gobierno seguramente reaccionará enviando la Policía y el Ejercito para que impongan el orden y si a los obreros llega la noticia de que la policía y el ejercito están tomando los centrales y las oficinas publicas se alborotarán y Dios sabe lo que pasará. Y puede suceder una de las dos cosas sin que sea verdad que los obreros estén desordenando y sin que sea verdad que el gobierno haya mandado la fuerza publica a actuar.

En este país el grupo de la reacción sabe manejar la mentira y el chisme como nadie en el mundo, y nadie tiene mejor prueba de eso que nosotros.

En esta ocasión los militares no deben dejarse engatusar, no deben dejarse usar contra los empleados públicos y los obreros, ni los obreros deben en ninguna forma recurrir a la violencia ni permitir que otros hagan actos de violencia para hacer creer que son los obreros que las realizan, ni los militares ni la policía y los obreros deben dejarse usar para actuar contra el gobierno.

Los militares y los policías han estado tranquilos en las últimas semanas con la excepción de los sucesos de Azua, y los sucesos de Azua como decimos se originaron misteriosamente. Los militares y los policías no deben tener miedo del pueblo, deben recordar que en los 7 meses del gobierno constitucional que nosotros presidimos, ellos y el pueblo andaban abrazados, sin odios si rencores, sin divisiones y eso sucedía por que vivíamos en un gobierno de ley donde ningún ciudadano era atropellado.

El pueblo no odia al soldado ni al policía, el pueblo odia el atropello hágaselo quien se lo haga, si se lo hacen los civiles odiará los civiles que lo atropellen, si se lo hace gente uniformada odiará a la gente uniformada que se lo haga, pero el pueblo no odia ni a los civiles ni a los policías ni a los militares que no lo atropella.

En el caso de esta huelga el gobierno debe hablar con los empleados públicos y la Corporación Azucarera debe hablar con los obreros azucareros. Que cada quien asuma su responsabilidad y que cada sector trate de llegar a un acuerdo, pero que ninguno de ellos recurra a la violencia. Pues sucede que la violencia es el terreno donde mejor se mueve la reacción. La reacción sabe usar la fuerza, confundir a los militares para lanzarlos contra el pueblo pero no sabe usar la inteligencia porque no tiene inteligencia.

Abran bien el ojo obreros, empleados, militares, policías y gobierno cada uno tiene que gabiarse en un palo para ver por donde va romper la candela a fin de apagarla a tiempo. En este país hay gente que anda con el fósforo en la mano para darle candela y ni ellos ni los grandes se queman cuando llega el fuego, solo se queman los chiquitos. Abran bien el ojo cada uno a su casa y nadie en la ajena.

La consigna es paz hasta en la huelga, paz hasta en la lucha, paz en el alma para que haya paz en la tierra. Hasta pronto si Dios quiere dominicanos.

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Bosch denuncia ultrajes de gobierno de Duvalier (Discurso pronunciado por el presidente Juan Bosch el 29 de abril de 1963, denunciando ante la opinión pública los "actos de locura que estaba realizando Duvalier")
Tomado de http://pld.org.do/portal/blog/bosch-denuncia-ultrajes-de-gobierno-de-duvalier/

Dominicanos:

Es muy penoso que un día como el de hoy, dedicado al descanso, a la lectura y a las fiestas, tengamos que hablar sobre acontecimientos nada agradables sobre hechos que nos entristecen, sobre todo porque no los hemos provocado nosotros, ni el Gobierno ni el pueblo dominicano, y sin embargo nosotros los dominicanos, Gobierno y pueblo, tenemos que sufrirlos y tal vez tengamos que buscarles soluciones que no sean de nuestro agrado.

Por lo menos, en lo que se refiere al Gobierno, no es de nuestro agrado usar el lenguaje duro. Pero es el caso que somos una nación, un país que respeta a los demás países y pide a los demás respeto para él. El país que no se hace respetar no tiene derecho a llamarse una nación libre; y la República Dominicana es una nación libre, por la voluntad de sus fundadores y por la sangre de los que la mantuvieron libre y soberana, y lo es por la voluntad de su pueblo y por la decisión del Gobierno democrático que ese pueblo eligió el 20 de diciembre de 1962.

Este Gobierno no ha cometido el menor acto de agresión, ni siquiera verbal, contra ningún otro Gobierno de América, a pesar de que en América hay varios gobiernos que no son democráticos.

Sin embargo la dignidad dominicana ha sido ultrajada en Haití de manera indignante. Y no estamos dispuestos a tolerar esa situación, y no la toleraremos por ningún motivo.

El pueblo dominicano sabe ya que la Embajada y la Cancillería de nuestro país han sido violadas por la Policía haitiana; y para que se sepa bien cuál es la manera de pensar y de actuar del Gobierno dominicano, informamos ahora a todos los que nos oyen que tan pronto supimos que se había cometido en Puerto Príncipe, capital de Haití, ese ataque salvaje e imperdonable a nuestra soberanía, dimos las órdenes para que la Policía dominicana protegiera la Embajada de Haití aquí, en Santo Domingo; pues pensamos que si la noticia del atropello que se nos había hecho en Puerto Príncipe salía a la calle, nuestras juventudes podían indignarse y en medio de la indignación podían atacar a la Embajada haitiana en esta capital. Y nosotros no queríamos que eso sucediera. El pueblo haitiano, tan trabajador, tan luchador, tan sufrido, no puede ser confundido con los tiranos que lo explotan y asesinan; y la Embajada haitiana representa al pueblo de Haití, no a su Gobierno. Por eso pedimos protección para la Embajada, así como esa noche pedimos buen trato para todos los haitianos que están en nuestro país, sobre todo para los que han venido a nuestra tierra en busca de trabajo para calmar el hambre a que los someten sus explotadores y para los que han venido en busca de la libertad que allá no tienen. Que ningún dominicano deshonre la bandera de la cruz atacando o maltratando a un haitiano de los que están aquí bajo la protección de nuestras leyes.

Es necesario que el pueblo dominicano y los demás pueblos de América sepan que nosotros hemos estado sufriendo con paciencia cristiana toda suerte de ataques del actual Gobierno de Haití. Ciudadanos dominicanos como Eduardo A. Dickson Serrano, Ignacio Victoria, Pedro Ibis Jáquez y Andrea Cabral han sido encarcelados y maltratados salvajemente en el año 1962 en las cárceles de Haití, y algunos, como Mananco Rodríguez y Luis Decenio Reyes han desaparecido sin que nadie pueda informar qué ha sido de ellos. La frontera ha estado cerrada desde hace tiempo, a tal extremo que se les niega el cruce por ella a dominicanos que residen en Haití y desean venir a su patria; y esto quiere decir, de hecho, que los dominicanos que viven en Haití son prisioneros del Gobierno haitiano.

Las agresiones a los ciudadanos dominicanos pasaron a ser agresiones a la nación dominicana cuando el Gobierno de Haití pidió, de manera ofensiva e inexplicable, el cierre de los consulados dominicanos en Cabo Haitiano y Juana Méndez, cosa que no se hace entre países sino cuando el que pide el cierre quiere insultar al otro o cuando se desea provocar una ruptura de relaciones. Eso ocurrió el año pasado, y en este año, el 20 de enero, apareció asesinado el cónsul dominicano en Los Cayos, sin que hasta este momento el Gobierno de Haití haya podido explicar el salvaje crimen de nuestro representante. También sin explicaciones y con el deseo evidente de ofender, el Gobierno de Haití ha estado rechazando a funcionarios diplomáticos dominicanos o declarando a otros non-gratos, como ha sucedido con el señor Marco A. Cabral y los doctores Ciro Amaury Dargam Cruz y Antonio Jiménez Dájer; y a la vez que esto ha estado sucediendo, el Gobierno haitiano ha estado negándose a dar salvoconductos a los haitianos asilados en nuestra Embajada en Puerto Príncipe. Desde junio de 1962, cuando comenzaron a asilarse haitianos perseguidos por su Gobierno, sólo seis han obtenido salvoconductos de 28 que se han asilado.

En el mes de enero de este año, cuando el que les habla era sólo presidente electo, el Gobierno haitiano fraguó un complot para matarme y designó a un antiguo miembro del SIM dominicano, el señor Michel Brady, haitiano, para cometer el crimen. En el pasado mes de marzo, el Gobierno de Haití designó a ese señor Brady Encargado de Negocios haitiano aquí en Santo Domingo; pero rechazamos la designación haciéndole saber al Gobierno de Haití, con el lenguaje que se usa en la diplomacia, que nosotros sabíamos a qué venía ese señor. El 29 de marzo, por dos ocasiones diferentes en ese día, el vehículo oficial del Consulado dominicano en Veladero fue registrado por militares destacados en esa población haitiana, a pesar de las protestas de nuestro cónsul, señor Federico Paredes Cotes, que viajaba en dicho vehículo.

En el momento en que llegaba esta noche aquí al Palacio Presidencial, se me informaba que esta tarde, el mismo señor Paredes Cotes, nuestro cónsul, había sido prácticamente conducido prisionero hasta la frontera por un sargento haitiano, porque no lo dejaron llegar solo a traer misiones de su país.

Sin embargo ha sido en este mes de abril cuando las agresiones, los insultos, la falta de respeto a nuestra soberanía han llegado al colmo, a un grado que nuestra dignidad nacional no puede seguir tolerando.

El 19 de abril supimos que Luis Trujillo Reynoso y José Rafael Trujillo Lora, viajando con pasaportes especiales españoles, se dirigían hacia Haití junto con otras personas, el primero bajo el nombre de Luis Reynoso Mateo y con pasaporte No. 15479 y el segundo con pasaporte N. 592173. El viaje de esos señores está conectado con la campaña de radio y prensa que se hace en Miami acusando al Gobierno dominicano de comunista, y con las actividades en Panamá de Negro Trujillo, Johnny Abbes García, un cubano llamado Gustavo Marín, todo bajo la inspiración de Radhamés y Ramfis Trujillo y un señor llamado Pedro Estrada, que en los días de la tiranía de Pérez Jiménez fue el Johnny Abbes de Venezuela. Es decir, los Trujillo y los esbirros de la antigua tiranía venezolana están reuniéndose en Haití bajo la protección del Gobierno de ese país para atacar al Gobierno democrático de la República Dominicana. Los primeros enviados del grupo volaron el día 26 de este mes de Madrid a Lisboa, de Lisboa a Curazao, y ayer pasaron hacia Aruba y Kingston en el vuelo No 975 de KLM, y hoy de Kingston a Puerto Príncipe, la capital de Haití, a donde llegaron esta tarde, en el vuelo No 431A de la Panamerican Airways.

El día 25 de este mes, es decir, el miércoles de esta semana, el teniente del Ejército haitiano Francois Benoit buscó asilo en la Embajada dominicana, en horas de la noche. En la mañana el jueves, día 26, hubo un atentado contra el presidente Duvalier y su automóvil fue tiroteado. Fuerzas de los llamados “totom-macoutes”, que mantienen en Haití el terror más espantoso, ametrallaron e incendiaron ese mismo día jueves 26, en la mañana, la casa del teniente Benoit; en el ametrallamiento resultaron asesinados a tiros la madre del teniente Benoit, dos niños y algunos sirvientes de la casa. Al mismo tiempo que se producía ese crimen salvaje e incalificable, dos guardias haitianos con placas de policías números 491 y 533, armados de fusiles, se introdujeron en el local de la Cancillería, de la Embajada y el Consulado General de nuestro país en Puerto Príncipe, registraron la planta baja, subieron a la alta, amenazaron a la secretaria, señorita Katia Mena, que estaba sola porque los dos únicos funcionarios diplomáticos que teníamos en Haití en ese momento no se hallaban en el local, y empezaron a interrogarla bajo la amenaza de sus fusiles. Contar este episodio causa indignación. Solamente un gobierno salvaje, de criminales, es capaz de violar una Embajada extranjera y de amenazar con fusiles a una dama que además es funcionaria de esa Embajada. Esa acción es una bofetada en la cara de la República Dominicana, una afrenta que nosotros no estamos dispuestos a pasar por alto.

Desde el jueves, guardias armados rodean la Embajada dominicana en Puerto Príncipe, lugar donde hay 22 asilados, entre ellos mujeres y niños que están viviendo horas de terror indescriptible, porque cada minuto del día y de la noche están esperando el asalto que les costará la vida. Esto también es imperdonable, y nosotros no estamos dispuestos a perdonarlo. Los soldados que hacen esa ronda del terror y de la muerte penetran a cada momento en los jardines de la Embajada, lo cual aumenta a grados de locura el miedo de los asilados.

Anteayer viernes, día 27, nuestro vicecónsul en Puerto Príncipe y auxiliar de la Embajada fue llamado por la Cancillería dominicana para que informara en detalle acerca de las graves noticias que estábamos recibiendo, y al llegar a la frontera, en la población de Malpasse, las fuerzas haitianas le negaron la autorización para venir, de manera que ese funcionario tuvo que regresar a Puerto Príncipe. Eso quiere decir que lo mismo que había sucedido antes con algunos ciudadanos dominicanos, los propios funcionarios diplomáticos de nuestro país son prisioneros del Gobierno de Haití.

En vista de todas estas agresiones, el canciller de la República Dominicana, señor Andrés A. Freites, hablando a nombre del Gobierno que presido, despachó anoche a última hora un cable al ministro de Relaciones Exteriores de Haití cuyos tres últimos párrafos dicen así:

"Puedo asegurar a Vuestra Excelencia que si mi Gobierno no se siente descargado, como es obvio, de toda responsabilidad en la crisis interna que actualmente aflige a vuestro país, no puede, sin embargo, tolerar ni siquiera durante un día más que el Gobierno de Haití siga aprovechando esas lamentables circunstancias para inferir a la dignidad y soberanía del pueblo dominicano los vejámenes a que ha dado origen la conducta del Gobierno haitiano. En consecuencia, mi Gobierno exige de Vuestra Excelencia el retiro inmediato de las fuerzas policiales que están violando la sede de la misión diplomática dominicana en Puerto Príncipe y además lo hace responsable de la seguridad personal de los miembros de dicha Misión Diplomática así como también de la seguridad personal de quienes se han acogido al asilo diplomático en dicha Misión.

"Debo advertir a Vuestra Excelencia que si no se pone fin de inmediato a la ultrajante conducta que ha venido observando el Gobierno haitiano, y si no se ofrecen las reparaciones y seguridades que demandan las ofensas y los riesgos a que ha estado sujeta la representación de la República Dominicana en Haití, mi Gobierno adoptará con toda decisión, y a cualquier precio, las medidas necesarias para hacer respetar la dignidad y la soberanía de la nación dominicana.

"En atención a la gravedad de los hechos y circunstancias denunciados en la presente comunicación, mi Gobierno espera que en un plazo irrevocable de 24 horas después de despachado este mensaje, el Gobierno de Vuestra Excelencia procederá a dar pruebas inequívocas de una rectificación radical de su conducta hacia la República Dominicana".


Al mismo tiempo, como somos miembros de la Organización de Estados Americanos, se envió copia de esa nota al Consejo de la OEA y hoy, a las 4 de la tarde, se reunía el Consejo citado para estudiar la situación.

Con estudio o sin él, la situación es grave; y queremos advertirlo así al pueblo dominicano, a América y al mundo. Hemos sido insultados sin haber provocado nosotros el insulto; se ha invadido nuestra Embajada con fuerzas armadas, lo cual equivale a una invasión a nuestro país y es una ofensa imperdonable a nuestra dignidad; se conspira en Haití contra nuestro Gobierno democrático en alianza con los Trujillo. En pocas palabras, se nos ha faltado al respeto, y las naciones pequeñas que permiten eso no son dignas de ser naciones, porque lo único que puede mantenernos como país soberano es la decisión de hacernos respetar de los pequeños y de los grandes, de los que pretendan abusar de su debilidad y de los que pretendan abusar de su fuerza.

Hemos sufrido con gran paciencia los ultrajes del Gobierno haitiano. Pero esos ultrajes tienen que terminar ya. Si no terminan en un plazo de 24 horas, les pondremos punto final con los medios que se hallen a nuestro alcance.

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Bosch responde a discurso de presidente de México. Apela a unión de esfuerzos para lograr vivir en paz y prosperidad (Discurso pronunciado por el presidente Juan Bosch, diez días antes del golpe de Estado, frente a su anfitrión Adolfo López Mateos, en visita de Estado que cursara el mandatario dominicano a su homólogo mexicano, el 14 de septiembre de 1963).
Tomado de http://pld.org.do/portal/blog/bosch-responde-discurso-presidente-de-mexico/

Acaba usted de hablar en lengua tan hermosa para decir ideas de tantas enjundias y expresar tanta generosidad, que yo debería responderle diciendo: no hallo palabras para contestarle.

Nosotros los dominicanos tenemos enterrados en México los huesos de José Núñez de Cáceres el hombre que nos declaró libres de España en 1821. La primera vez que se oyó en el hemisferio el título benemérito de las Américas fue por el acuerdo del Congreso dominicano, en cuyo seno Benito Juárez, campeón sin miedo y sin tacha de la libertad continental, era visto como una reencarnación de Bolívar, San Martín, Hidalgo y Morelos juntos, convocados por los dioses tutelares de América en el cuerpo de un indio mexicano.

En el más lejano recuerdo de mi infancia hay un episodio que por fuerza del sentimiento necesito evocar esta noche:

Cabalgando sobre los palos de escoba que nos servían de corceles un grupo de niños salía todos los días desde mi pequeño pueblo de La Vega hacia el fabuloso Guanajuato de México. ¿Y sabe usted señor Presidente por qué hacíamos cada día varias veces ese viaje increíble e imposible? Porque Guanajuato era mentado en un corrido de la revolución y la revolución mexicana había llegado a la pequeña tierra dominicana y no solo en noticias para los mayores, sino además en la apasionada música de este gran pueblo y la música es un lenguaje para los adultos y para los niños, de manera que a través de los corridos creados por los hombres que aquí luchaban y morían, los latinoamericanos que nacimos por los años de la revolución aprendimos a quererla aun sin saber ni adivinar siquiera que ella estaba destinada a darle a toda América un impulso gigante en la batalla sin tregua de los hijos de estas tierras contra la injusticia, la explotación y el atraso.

Ahora señor Presidente, con una tardanza de medio siglo, la República Dominicana se acerca a la revolución de México con el beneficio de la perspectiva histórica. De ustedes son los muertos y la sangre y el dolor y las lágrimas de nosotros pueden ser la cosecha que con generosidad de hermano mayor acaba usted de ofrecerle a la República Dominicana.

Debo decirle que me siento conmovido por la intención general de sus palabras y particularmente por esas en que ha afirmado que todo lo que México ha venido acumulando a fuerza de dolor y de voluntad de superarse, está incondicionalmente a disposición de los dominicanos.

Mi pueblo recibirá esa oferta y hará uso de ella con intensidad y sin rubores, porque no nos sentimos humillados sino abrumados. Tenía usted que ser mexicano para invitarme a su hogar, mostrarme cuanto hay en él y decirme luego con la pasmosa sencillez de la gente de su país: de lo que hay aquí lleve lo que le plazca.

Necesitamos la ayuda de México en la capacidad de sus hijos y la experiencia adquirida por ellos mientras se afanaban creando este México de hoy. La necesitamos y la usaremos con naturalidad de hermanos y con gratitud de bien nacidos.

Nuestra patria es pequeña, señor Presidente, pero su voz puede ser ancha y sonora porque estamos dispuestos a hacerla oír desde la altura de la dignidad. Con esa voz afirmamos que hizo bien México cuando propuso junto a Bolivia, Chile, Brasil y Ecuador la desnuclearización de América Latina y que hace mejor cuando reclama la paz en el mundo para los pueblos de buena voluntad. Los más poderosos no tienen derecho a poner en peligro el progreso humano con la amenaza de una guerra nuclear. Precisamente porque son poderosos tienen el deber de usar la energía atómica para beneficio de los hombres y no para su exterminio.

Debido a que América Latina no dispone de la fuerza atómica en este mundo de luchas enconadas, se nos asigna un papel de segundones. Pero frente a la fuerza nuclear que ha aparecido como instrumento de los hombre hace sólo unos años, los latinoamericanos disponemos de la fuerza de la fe y de la fuerza del amor que son poderes eternos, de llegar tal vez en medio siglo tan lejos como otros pueblos en milenios.

A mí me ha tocado ver en mi vida de exilio los cambios operados en todo el continente y a juzgar por lo que hemos alcanzado en las últimas dos décadas no hay a la vista punto final para nuestro desarrollo.

Solo necesitamos que cada uno de nosotros repita en lo profundo del corazón estas palabras: Unamos nuestros esfuerzos para vivir y prosperar juntos.

Señor Presidente, acepto su brindis por la prosperidad del pueblo y del gobierno dominicano, lo acepto en nombre de mi esposa y de los altos funcionarios de mi comitiva y respondo a él diciéndole que los funcionarios, la señora Bosch y yo mismo estamos seguros ya de que nos iremos de México con el sentimiento de quien deja atrás a sus hermanos.

Permítame saludar en nombre de todos ellos a su distinguida esposa y a los miembros de su gobierno que comparten esta mesa y concédame la satisfacción de terminar mis palabras diciendo: para la mayor gloria de América Latina viva México por siempre jamás.

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Bosch explica ante el pueblo la conversación sostenida con los militares en la base aérea de San Isidro (Discurso pronunciado días después de esa reunión, efectuada el 13 de julio de 1963)
Tomado de http://pld.org.do/portal/blog/bosch-explica-medidas-sociales-tomadas-por-su-gobierno-y-4/

Dije en una ocasión que los primeros meses de Gobierno fueron como subir una cuesta de barro en medio de una lluvia y descalzo. Pero ya estamos en el firme. Ya estamos en el firme. En el mes de agosto estaremos más en el firme todavía, y después comenzaremos la bajada. Si este gobierno ha podido subir la cuesta con tantas dificultades y está en el firme, bajará con más facilidad. Si este fue un buey que haló tanto, que pudo subir, yo creo que bajando halará mucho más. Los que les dicen desde el día 27 de febrero que este Gobierno está engañando al pueblo, los están engañando a ustedes. Lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se termina. A nosotros nos dejaron todas las sogas amarradas y hemos tenido que irlas desamarrando poco a poco. Ya están desamarradas. Ahora nos sentimos libres para trabajar por el pueblo y cada día irán trabajando más, y llegará un momento, pronto, no ahora, en que nos faltarán brazos en la República Dominicana. No tarde ni ahora, pero pronto.

El pueblo puede estar seguro de que estamos luchando por él. El pueblo puede estar seguro de que nos preocupa su situación. No vivimos tranquilos. Cuando alguno de esos opositores dice que nosotros estamos paseando en yate, no está diciendo la verdad...

Cuando nosotros salimos, lo hacemos para trabajar en el barco también, y sobre todo para tener tiempo de pensar en los problemas del país. Porque aquí no nos dan tiempo, no nos dan tiempo ni los problemas ni la gente. Y si nosotros cometemos un error desde la Presidencia de la República, por actuar precipitadamente, ese error le puede costar al país millones. No es cierto que salgamos a pasear. Los marinos y los clases y los oficiales de la fragata Mella saben que cuando nosotros salimos de aquí, llevamos siempre un secretario y una o dos maletas llenas de libros, llenas de papeles, para trabajar, para contestar correspondencia y para estudiar los problemas del país. Nosotros no tenemos edad para pasear, ni podemos dedicar el tiempo a pasear. Nosotros tenemos que trabajar por este país, y si salimos a veces en la fragata Mella, también salimos a trabajar. ¿O qué es lo quieren? ¿Qué uno esté amarrado al escritorio, encadenado al escritorio de la Presidencia todos los días, desde el amanecer hasta la noche, para darles el gusto a ellos, para que ellos no tengan nada que decir? ¿Y de qué hablarían entonces si nosotros no saliéramos de aquí?

Lo de San Isidro

Bien, ahora vamos a lo que en este momento es de gran interés nacional; vamos a hablar de lo que ocurrió en la Base Aérea de San Isidro el sábado día 13 de julio.

Se ha dicho en la prensa que un grupo de oficiales le sometió al Presidente de la República un ultimátum o un pliego de condiciones con varias condiciones, entre ellas, establecer un servicio de Inteligencia Militar y la de perseguir a líderes políticos, o hacerlos presos.

Lo que yo voy a decir aquí esta noche es la absoluta verdad. Repito que un gobierno democrático debe vivir en casa de cristal. No tengo por qué esconder nada, ni bueno ni malo. Y además, tampoco soy baúl de nadie, como dice la gente del pueblo.

El sábado fui a San Isidro. Me acompañó el general Elby Viñas Román, ministro de las Fuerzas Armadas. Iba conmigo en el automóvil. Y además, iba el Cuerpo de Ayudantes.

Yo lamento tener que andar por el país con ayudantes militares. Porque en realidad son hombres a quienes está matando el trabajo.

Es demasiado fuerte el tren de trabajo del Gobierno, y ellos tienen que seguir al pie del Presiente. Pero resulta que aquí hay gente con malas intenciones, y uno tiene que cuidarse. Y entre los deberes de las Fuerzas Armadas está proteger al Presidente de la República, está mantener la Constitución; y el Presidente, aunque le desagrade a cierta gente, es el Presidente Constitucional, que fue elegido por el pueblo. Por esta razón ando con el Cuerpo de Ayudantes Militares, a pesar de que me da pena que esa gente trabaje día y noche como lo hace. Pienso a menudo, por ejemplo, que el teniente coronel Julio Amado Calderón, que como yo tiene mujer y tiene hijos y no puede dedicarle a su hogar, no puede dedicarle a su mujer, no puede dedicarle a sus hijos un minuto de atención, porque tiene que trabajar constantemente al lado de Presidente de la República. El Cuerpo de Ayudantes iba y conmigo el general Elby Viñas Román. Llegamos a San Isidro a mediodía. Allí en la Comandancia de la Aviación había una reunión de oficiales de alta graduación. Tan pronto yo llegué y nos saludamos, uno de los oficiales hablando a nombre de todos ellos dijo las siguientes palabras: “Presidente, queremos hablar con usted, porque estamos muy preocupados con las actividades de cierto sector político, queremos decirle que puede usted contar con nosotros, en cualquier medida que usted tome contra ellos”. Yo me senté y les expliqué a los militares lo siguiente: Un Gobierno democrático no puede ser democrático para unos sectores y dictatorial para otros. Debo decir, señores, que yo no voy a repetir aquí palabra por palabra todo lo que dije allí, porque los tendría a ustedes frente a los televisores o frente a los radios una hora, que fue más o menos lo que duró aquella conversación, y por tanto voy a resumir, voy a tratar de decir en pocas palabras lo que dije entonces: No puede ser democrático para unos y dictatorial para otros, así como una dictadura no puede ser tiránica para unos y democrática para otros. Si Trujillo hubiera permitido libertades a un sector de los dominicanos, su tiranía no hubiera durado. Si la democracia establece una dictadura para un sector dominicano, los que quedaran en libertad serían los primeros en acusar al Gobierno democrático de ser una tiranía. Si el Gobierno persiguiera a cualquier sector de este país, y en esa persecución tuviera la desgracia de matar a un joven, los otros sectores que están en libertad acusarían al Gobierno y a las Fuerzas Armadas inmediatamente de asesinos trujillistas. Y la prueba es la siguiente: ¿Quiénes pidieron aquí la derogación de la Ley de Emergencia? La Unión Cívica y el Partido Revolucionario Social Cristiano. ¿Quién pidió que el 12 de julio fuera declarado día de conmemoración nacional? La Unión Cívica.

Hay ya, y esto no lo dije entonces, pero lo digo esta noche, hay un líder político que hace tiempo que viene diciendo que el Gobierno es un Gobierno fascista, totalitario, que coquetea con los comunistas.

Ya se ha preparado con tiempo para acusarnos de fascistas cuando nosotros comencemos a perseguir a cualquier dominicano. Ya ese líder político tiene la base de la acusación de fascista, y además nos acusa de neotrujillista. Por ahí se irían todos. Nosotros no hemos vuelto a nuestro país a perseguir. Nosotros somos afirmativos, no negativos. Pero en última instancia les dijimos, si las Fuerzas Armadas persisten en eso búsquense otro que gobierne porque yo no estoy dispuesto a encabezar una dictadura total o parcial en la República Dominicana.

La oficialidad reaccionó inmediatamente diciendo que no habían querido decir eso, que nadie había pensado en eso, porque tampoco ellos querían una dictadura; y estoy hablando aquí esta noche con la presencia en este acto de dos de los que estuvieron presentes, de manera que si olvido algo de la verdad, ellos pueden llamarme la atención. La oficialidad reaccionó y varios comenzaron a protestar y a decir que de ninguna manera ellos podían aceptar que yo renunciara a la Presidencia de la República, y que esa no había sido la intención de ellos. Les respondí entonces que el oficial que habló primero había dicho que me respaldarían si hacia tal cosa, lo cual quería decir que se me estaba señalando una línea, y a mí como Presidente Constitucional de la República no se me pueden señalar líneas políticas. Ustedes, les dije, han dejado de ser en este momento militares apolíticos, y se han convertido en políticos. No puede haber democracia con militares políticos, con militares que deliberen. Los militares, de acuerdo con la Constitución, tienen una función muy concreta. No pueden opinar políticamente. No pueden establecerle pautas políticas a nadie. Para establecer pautas políticas están los partidos y están las Cámaras y está la prensa. Y como ustedes han dejado de ser militares para ser políticos en este momento, yo no puedo seguir gobernando en el país, porque yo me temo que esto de ahora se repetirá en otra forma, no ya en este lenguaje, en esta discusión amistosa, sino con hechos. Temo que algún grupo de oficiales guiados por políticos, porque ustedes, les dije, no amanecieron un día pensando en esto, esto se lo han hecho pensar a ustedes políticos que quieren usarlos con fines políticos, que un grupo de oficiales pensando ya con hechos, llevados ya por los políticos se presenten en el Palacio Nacional a sacarme de allí, y el día que eso ocurra, también va a haber oficiales del Ejército que saldrán a defender el Gobierno constitucional, y habrá lucha entre las Fuerzas Armadas, y habrá sangre, y yo no he vuelto aquí a derramar sangre. Yo no quiero que por mi causa se derrame sangre en la República Dominicana. Pero ellos me reclamaron y me pidieron que reconsiderara mi posición, y le ofrecí pensar en ello.

Mi deber era, antes de tomar una decisión, informarme. Salí de allí, volví a mi casa y después tomé información. De acuerdo con los informes que tengo, es cierto y verídico que un grupo de oficiales, reunidos en la Aviación, redactó un pliego de condiciones para someterme a mí, al Presidente de la República, pero cuando llegaron más tarde los oficiales de mayor graduación, entre ellos los jefes de las Fuerzas Armadas, les dijeron a esos oficiales que eso no se le podía hacer al Presidente de la República. E incluso les ordenaron que no estuvieran presentes en la reunión. El líder de ese grupo era el mayor Haché, y hoy mismo le he pedido al ministro de las Fuerzas Armadas y al general Luna la cancelación del mayor Haché. Y el autor político de esa intriga que pudo ser y desgraciadamente puede ser el principio de una era de sangre entre hermanos y sobre todo entre los propios miembros de las Fuerzas Armadas, el autor político fue un sacerdote, un sacerdote político, capellán de la Aviación, que se llama Marcial Silva; y he pedido la cancelación de ese mal capellán.

Nadie persiguió en este país, y probablemente en América, a ciertos sectores políticos, a las fuerzas de izquierda, con más violencia y más efectividad que Rafael L. Trujillo, y no acabó con esa fuerza. Hoy son muchos mayores. Nos dejó el problema a nosotros y ahora hay personas en este país que quieren que nosotros les dejemos el problema a nuestros hijos, y no lo resolvamos como debemos resolverlo, con inteligencia y amor al pueblo.

Campaña de comunista

La campaña de comunista que comenzó el sacerdote Láutico García y que en estos momentos están haciéndonos otros sacerdotes jesuitas en la Línea Noroeste, esa campaña ahora ha derivado. Ahora yo no soy comunista, sino que le estoy entregando a los comunistas el país. Ningún Presidente ha sido más anticomunista después de Trujillo que Ydigoras Fuentes, y lo tumbaron los militares diciendo que bajo el Gobierno de Ydigoras había peligro comunista en Guatemala. Es decir, se está buscando pretexto siempre; si aquí no hubiera un solo comunista, se acusaría al Gobierno de trujillista, y de que le está entregando el Gobierno a los trujillistas, y si aquí tampoco hubiera trujillistas, se acusaría al Gobierno de estar haciendo alcantarillado, lo cual es un crimen ante la patria.

No se debe conspirar en una democracia, pero resulta que los militares no conspiran por sí solos. Lo he dicho muchas veces. Yo estuve un año y medio como Presidente de un partido en este país, y jamás me acerqué a un militar para pedirle que conspirara contra Balaguer o contra el Consejo de Estado.

Los Militares no conspiran si no los llevan a conspirar políticos civiles. Se ha estado conspirando y la responsabilidad no es de los militares; es de los que quieren el poder en este país a toda costa, y quieren utilizar a los militares como escalafón para encaramarse en el poder.

Nadie tiene la bola mágica en las manos para ver el futuro. Yo no sé lo que puede pasarme a mí como persona y como Presidente de la República. Sí sé que en este país un golpe de Estado va a durar menos que una cucaracha en un gallinero, porque sé que hay fuerzas, fuerzas militares que están dispuestas a defender la Constitución a cualquier costa. No se puede decir que las Fuerzas Armadas son reaccionarias o golpistas. Eso no es cierto. Se ha seducido algunas veces, a muy pocas personas, bajo el engaño de que van a luchar contra los comunistas; se les induce poco a poco a irse poniendo frente al Gobierno.

Pase lo que pase

Repito que no sé lo que me va a pasar, pero si me ocurre algo, a los militares demócratas de este país, al pueblo, a la juventud dominicana, quiero decirles lo siguiente: pase lo que pase, no permitan que este país vuelva a comprometerse en contratos con empresas refinadoras de petróleo, no permitan que la tierra dominicana vaya a manos extranjeras, no permitan que siga el latifundio campeando por su respeto y que los campesinos sin tierra estén recorriendo los caminos muriéndose de hambre para venir a las ciudades a pedir con las manos extendidas un pedazo de pan para poder comer. Luchen por la independencia de la República Dominicana, pero luchen también por el mantenimiento de las libertades públicas; y si me pasa algo, como testamento les dejo estas palabras que quiero repetir esta noche, las palabras con las cuales terminé el discurso de inauguración del nuevo Gobierno revolucionario, el 27 de febrero de 1963: “Dominicanos, mientras nosotros gobernemos en este país no perecerá la libertad”.

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Bosch pide desoficializar el Partido Dominicano y acabar con los monopolios (Santo Domingo, 6 y 7 de noviembre de 1961)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Una prohibición que estaba vigente cuando llegué al país acerca de la celebración de mítines y actos públicos, me ha impedido hablarle al pueblo mirándole la cara, y ha impedido al pueblo mirármela a mí. Los dirigentes políticos modernos, de la hora actual, deben hablarles a sus pueblos en las plazas públicas, de tal manera que el pueblo pueda apreciar en sus ademanes, en sus rostros, la sinceridad de lo que dicen. Ante esas prohibiciones, el Partido me ha mantenido callado durante más de quince días, pero la grave crisis política nacional nos obliga a salir a través de la radio y por los micrófonos de Tribuna Democrática para decir la opinión del Partido acerca de esos problemas, y sobre todo hoy, en esta ocasión, para hablar acerca de lo que más preocupa al pueblo dominicano: las sanciones y su posible levantamiento.

Todos los dominicanos han leído en la prensa oficial o han oído en las radios oficiales noticias sobre la posibilidad de que haya un acuerdo interamericano para levantar las sanciones con que se mantiene aislado a nuestro país de los demás países de América. En el sentimiento del pueblo, la posibilidad de que eso ocurra es casi una catástrofe. ¿Por qué? Porque por ingenuidad tal vez los dominicanos creen que su destino está íntimamente vinculado al destino de las sanciones; si éstas se levantan Santo Domingo no será libre, si éstas se mantienen Santo Domingo podrá conquistar su libertad. Sin embargo, esto no es absolutamente cierto. Debido al aislamiento en que se mantuvo a nuestro pueblo durante 31 años, no se enteró él de que en la Argentina fue derrocada una tiranía encabezada por Juan Domingo Perón sin que hubiera previa aplicación de sanciones; de que en el Perú se disolvió la tiranía de Manuel Odría sin necesidad de acción armada y sin que hubiera previa aplicación de sanciones; de que en Colombia se desmoronó el régimen dictatorial de Rojas Pinilla sin que hubiera previa aplicación de sanciones; de que en Cuba fue derrocada la tiranía de Fulgencio Batista, sin que a Fulgencio Batista se le aplicaran sanciones; de que en Venezuela la tiranía de Marcos Pérez Jiménez fue deshecha por el pueblo en tres días de acción callejera, sin que la tiranía de Pérez Jiménez cayera al golpe de sanciones aplicadas por la OEA.

Hemos hecho un recuento rápido de acciones políticas populares, de acciones libertadoras realizadas en menos de tres años, y precisamente por tierra dominicana pasaron Juan Domingo Perón, Marcos Pérez Jiménez, Rojas Pinilla, Fulgencio Batista, que encabezaron cuatro de esas cinco dictaduras que hemos mencionado, y aquí hicieron un alto en su exilio, ellos que a tanta gente habían mantenido exiliadas durante años. En la historia de América, la primera vez que se aplica sanciones ha sido en el caso dominicano. En la historia de América son, sin embargo, incontables las dictaduras que han caído al empuje del fervor libertador de las masas. ¿Por qué, pues, ha de descorazonarse el pueblo dominicano ante el anuncio de que las sanciones pueden ser levantadas? Claro que si las sanciones se mantienen nos ayudarán en nuestra lucha por la libertad; pero si las sanciones no se mantienen, ello no quiere decir de ninguna manera que este régimen se salvaría, que este régimen se prolongaría, que este régimen perdurará con el sistema tiránico que ha conocido el pueblo dominicano durante más de treinta años. Porque la suerte del pueblo dominicano, el destino de su gobierno, el porvenir de su pueblo no está en la OEA. Está en el pueblo dominicano.

Este pueblo salió ya a conquistar su libertad. Nada impedirá que la conquiste. Debemos sin embargo mantener la mente fría ante la ola de rumores con que se castiga el alma sensible de nuestro pueblo, una ola de rumores que en ocasiones levanta el ánimo popular y en ocasiones lo hace decaer.

El pueblo está en marcha, y el gobierno no puede de ninguna manera impedir que el pueblo llegue a su destino, al destino que se ha propuesto. Es indudable que la situación hoy, cuatro meses y un día después de haber llegado a Santo Domingo los comisionados del Partido Revolucionario Dominicano, no es la misma que el día 4 de julio de este año. Aquí está mi propio ejemplo: yo puedo hablarle hoy a mi pueblo a través de Tribuna Democrática, y eso no podía hacerlo el día 4 de julio, hace cuatro meses. Los estudiantes manifiestan, los Partidos se organizan, de la prensa salen hojas sueltas y periódicos expresando la voluntad popular. Esto no basta sin embargo, porque hay un cúmulo de problemas, que han sido acumulados durante treinta años y que deben ser resueltos, si es que de verdad deseamos llegar a un régimen de convivencia democrática, a un régimen en el cual podamos alcanzar un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

El hecho de que se hayan concedido algunas libertades políticas es sin duda indicador de que se pueden alcanzar muchas más hasta llegar a la totalidad de las libertades políticas, económicas y sociales. Pero en la situación actual, con un pueblo frente a un gobierno y un gobierno inhibido, no se avanza, no se marcha hacia la democratización. Es indispensable que se tomen medidas profundas, medidas de fondo, que no afecten exclusivamente a la superficie de los hechos, que no se refieran sólo a la posibilidad de hablar por radio o de escribir en hojas sueltas. Es indispensable, ya que el pueblo no puede hacerlo, que el gobierno se aboque a la solución de esos problemas. En primer lugar, a la reforma de la Constitución. Con la actual Constitución dominicana no se puede avanzar. Es imposible que con una Carta Magna, una Ley de Leyes en la cual hay un artículo que declara intocables las fortunas de las personas que hayan ejercido el Poder Ejecutivo, o que lo estén ejerciendo, y de sus viudas y herederos, pueda hablarse de democratización. Para que haya democracia, para que haya un cauce legal hacia la democracia, tenemos en primer lugar que limpiar el camino del pueblo por el camino de la ley, por la vía de la ley. Antes que nada reformar la Constitución. Esa propia Constitución, con la cual está rigiéndose el actual gobierno, declara que el Partido Dominicano es un organismo privilegiado, es un organismo que merece bien de la patria. Ahí están los fundamentos de la oficialización actual del Partido Dominicano. No se concibe una democracia en la cual un partido político sea una parte integrante del Estado, sea en sí una especie de columna vertebral política del Estado. No se puede hablar de democratización mientras no se desoficialice el Partido Dominicano.

El pueblo debe observar que no pedimos el desmantelamiento del Partido Dominicano. Pedimos simplemente que lo coloquen en pie de igualdad con nuestros partidos, con las demás agrupaciones políticas; que no se mantenga a través de los dineros del Estado, con el 5% de los funcionarios públicos; que no se mantenga con los familiares de empleados civiles y militares. Que se mantenga como nosotros, con la adhesión espontánea popular, si es que puede conseguirla.

Con la desoficialización del Partido Dominicano, con su colocación en un pie de igualdad con nuestro Partido, con el Movimiento 14 de Junio, con la Unión Cívica Nacional, deben tomarse otras medidas. Todos los dominicanos saben que se sigue censurando la correspondencia en los correos nacional e internacional. El dominicano que escribe a sus familiares teme hablarle incluso de enfermedades del hogar, porque esas enfermedades del hogar pueden ser interpretadas como claves de movimientos subversivos. Igual ocurre con la radio. Las radios extranjeras son interferidas en el país; las radios nacionales que transmiten programas políticos son interferidas en varias regiones del país y cuando salen al exterior. Yo, que he estado en el exterior, tratando muchas veces de oír a Tribuna Democrática, puedo decirlo con seguridad. Tribuna Democrática, veinte de cada treinta de sus transmisiones, es mal oída en el exterior por razones voluntarias, que se producen en la República Dominicana.

Tenemos problemas de carácter económico, a los cuales hay que tratar con urgencia, con cirugía de urgencia. El más importante de todos a nuestro juicio, es el desmantelamiento de los monopolios. Los monopolios se mantienen con las mismas características que tenían un año atrás, o están desmontándose en una forma perjudicial para los intereses del pueblo dominicano.

El pueblo sigue sufriendo los monopolios, no solamente como consumidor, sino además como trabajador de sus empresas. Como consumidor tiene que pagar los artículos que produce a precios exorbitantes; como trabajador debe rendir su labor por un jornal bajo. A tal extremo esto es cierto, que el propio partido oficial ha estado instigando huelgas en algunas empresas monopolísticas. Los monopolios son, por el momento, el único bien que tiene el pueblo dominicano con el cual puede salir de la crisis financiera en que se encuentra. No nos oponemos de ninguna manera a que parte de esos monopolios sean entregados al pueblo en forma de fundaciones, como la recientemente anunciada, siempre que esa fundación en su estatuto, autorice al Estado a utilizar una parte de su valor, una parte de sus acciones, en obtener dinero con que solventar la crisis financiera nacional. Todavía el dominicano sigue pagando tributo a unos pocos, a unos contados dominicanos, cuando fuma tabaco, cuando bebe cerveza, cuando consume aceite y cuando usa muchos otros artículos de consumo diario. Si estos monopolios se nacionalizan y se establece por ley que el Estado puede utilizar una parte de sus acciones en pignorarlas para obtener fondos exteriores con que mejorar nuestra moneda, el país se verá libre, o tendrá la posibilidad de verse libre de la rapacidad de algunos inversionistas no dominicanos. Además de conjurar la crisis financiera, el Estado podría contribuir con parte de esos recursos al establecimiento de nuevas industrias, tan necesitadas en este país donde más de una tercera parte de la población se acuesta sin comer y se levanta sin saber dónde comerá.

La crisis financiera, que se refleja en este momento en ausencia de divisas, ha llevado a nuestro país a perder su crédito comercial internacional. Los comerciantes dominicanos que importaban artículos manufacturados tienen hoy que situar junto con su pedido una carta de crédito irrevocable en el mercado de origen. No hay divisas suficientes para atender a nuestras necesidades. Sabemos que especialmente en este último año ha habido una violenta sustracción de divisas, y que se han sustraído esas divisas en forma ilegal. Toca al gobierno, no al pueblo dominicano, poner los instrumentos de crédito nacional en manos de personas honorables y capacitadas, de tal manera que la salida ilegal o subrepticia de divisas se detenga de una manera absoluta.

El reflejo de la falta de divisas en nuestra situación, en la situación de nuestra moneda, se advierte por la pérdida diaria y creciente de valor en la moneda nacional; y es eso lo que explica el hecho de que esté faltando el menudo en el país y de que el menudo en moneda metálica esté siendo substituido por menudo en moneda papel. No es como dijo el Jefe del Gobierno, la perfidia o la mala fe de políticos lo que ha llevado al país a esa carencia de menudo metálico. Es que una vieja ley económica, muy demostrada, muy comprobada, afirma que la moneda mala expulsa del mercado a la moneda buena, y en este caso la moneda mala es la moneda papel, que está perdiendo valor.

Si restauramos el valor de nuestra moneda con una reserva en moneda extranjera, o en oro acuñado, o sin acuñar, veremos como reaparece otra vez el menudo. Instintivamente el pueblo, el pueblo formado por esa innúmera cantidad de gente que puebla el país, cuando advierte que el papel empieza a perder valor, comienza a guardar la moneda fraccionaria metálica, porque ese instinto suyo le dice que la moneda metálica tiene un valor intrínseco, real, que no se pierde.

Este fenómeno psicológico es tan conocido por los economistas que en todas partes del mundo, cuando empieza a desvalorizarse la moneda papel, se acuña menudo en metales pobres, como por ejemplo el aluminio; porque entre el aluminio y el papel, el hombre del pueblo, que no entiende de leyes económicas pero que es afectado por las oscilaciones de la moneda, no tiene interés en mantenerlo guardado. El sabe que el aluminio tiene tan escaso valor como el papel. Pero no se trata sólo de evitar que salgan las divisas, de conservar celosamente las que recibamos, cuidándolas a través de esas personas honorables y de capacidad técnica de que hemos hablado. Hay que ir mucho más al fondo de la cuestión todavía.

En este momento, millares de pequeños propietarios, y tal vez entre ellos algunos grandes propietarios de nuestro país, viven con la espada de Damocles de una hipoteca que ha de ser ejecutada en corto tiempo, pendiente sobre su cabeza; y por tanto, en hogares que desde afuera se ven estables, cómodos y seguros, está sentada la angustia con su cortejo de sufrimientos. Es indispensable que el Gobierno tome valientemente la medida de moratoriar las hipotecas pendientes de ejecución.

Que esa moratoria sea más corta o más larga, será o deberá ser resultado del estudio de los técnicos. Lo que no podemos seguir viendo es la angustia del pequeño propietario, que espera de un día a otro dejar de serlo. Sobre todo, cuando todos los dominicanos sabemos que el instrumento que ejecuta esas hipotecas es fundamentalmente el Banco Agrícola.

El Banco Agrícola, que utilizó gran parte de los fondos del pueblo para crear los monopolios que está sufriendo el pueblo, no debe seguir enriqueciéndose con la sangre del pueblo. Y el Gobierno no debe consentir, si es que de veras estamos pensando en la democratización del país, y la democratización tiene que ser no sólo política sino económica y social; no debe consentir, decimos, que vaya creándose un Estado dentro de otro Estado, y eso es lo que está ocurriendo actualmente con el Banco Agrícola y con otras instituciones de crédito, que están usando el poder de un Estado monopolista para acabar destruyendo la escasa riqueza nacional que quedó en manos de particulares.

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Bosch refuta comentarios y tiene que explicarle al pueblo el significado de la palabra cuentista (Santo Domingo, 29 de septiembre de 1962)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

La mayoría de los dominicanos, especialmente la gente de los campos y de las orillas de los pueblos, hablan en forma distinta de los que viven en el centro de los pueblos y de la Capital, y especialmente de los que han estudiado para ser bachilleres, doctores, abogados, ingenieros y otras carreras. Por eso se explica que algunas palabras significan una cosa para la gente de los campos y de los barrios de los pueblos y la Capital y otra cosa para la gente que ha estudiado. Por ejemplo, ése es el caso de la palabra “cuentista”.

Para la mayoría de la gente, cuentista es el que engaña, el que habla mentiras; pero para la gente que ha estudiado, cuentista es el que escribe cuentos; y si usa la palabra cuentista en el otro sentido, lo hace de mala fe, para engañar a los demás. Ustedes saben que no nos gusta hablar de nosotros mismos. No somos soberbios; no decimos que valemos más que nadie. No somos vanidosos; nunca hemos hablado de lo que hemos hecho. Pero hoy tenemos que hablar de nosotros mismos, y por eso vamos a usar la palabra “yo” en vez de la palabra “nosotros”. Con la palabra “nosotros” nos referimos siempre al Partido, al PRD; y con la palabra “yo” vamos a referirnos a nuestra persona, cosa desagradable, pero que por obligación debemos hacer para quitarles la careta a los que hasta en cosas pequeñas engañan a los dominicanos humildes, a los hombres y las mujeres que no tuvieron la suerte de estudiar bachillerato ni ir a la Universidad.

Mucho antes de salir de la República Dominicana, cuando todavía era un jovencito, empecé a escribir cuentos; y como el cuento es lo más difícil de escribir, y tuve la suerte de que los que yo escribía les gustaban a los que los leían, en poco tiempo fui conocido fuera de la República Dominicana por lo que escribía. ¿Y cómo era lo que escribía y sobre qué escribía? Pues lo que escribía era siempre sobre los abusos, las maldades que se cometían con los campesinos y los trabajadores de esta tierra; escribía sobre los hombres y las mujeres infelices de los campos y los barrios; escribía sobre sus sufrimientos y sus esperanzas. Porque yo crecí en Río Verde y en El Pino y vi desde muy chiquito esos abusos, esas maldades; conocí desde muy chiquito los sufrimientos y las esperanzas de la gente humilde de mi país; y siempre llevé en el corazón la amargura de ellos, siempre tuve en el corazón el peso de esas amarguras que nunca han conocido ni jamás conocerán los tutumpotes que aumentaban y aumentan esos sufrimientos con su explotación.

Honores por sus cuentos

Cuando salí de la República Dominicana fui recibido en todas partes con honores precisamente debido a que había escrito y seguía escribiendo esos cuentos; y por esos cuentos me dieron premios y me llamaron a universidades a que diera clases sobre la manera de escribir cuentos. Porque aunque aquí la gente humilde crea que ser cuentista es ser mentiroso, es engañar a los demás, en todas partes los que escriben cuentos son personas muy apreciadas. ¿Y por qué son apreciadas? Porque como dije antes, escribir cuentos es lo más difícil que hay; y por esa razón grandes países como Inglaterra, como Francia, como Estados Unidos se sienten orgullosos de sus grandes cuentistas, es decir, de los escritores franceses, como Guy de Maupassant, que escribió buenos cuentos; de los escritores ingleses, como Rudyard Kipling, que escribió buenos cuentos, de los escritores americanos, como Ernest Hemingway, que escribió grandes cuentos. Un cuento escrito por Ernest Hemingway le produjo a ese escritor más de dos millones de dólares.

Eso lo saben los señores de Unión Cívica y los periodistas que ponen al lado de mi nombre la palabra “cuentista” para que el pueblo crea que yo soy un mentiroso, un hombre que engaña. Ellos saben que están engañando al pueblo; lo saben bien, pero como ya tienen la costumbre de engañar al pueblo, no pueden dejar de hacerlo, y lo hacen hasta sin querer.

Por ejemplo, en un librito que repartió la Unión Cívica de Higüey, se dice que yo soy un cuentista. Ese librito fue escrito por una agencia de publicidad, y agencia de publicidad quiere decir, oficina que por dinero escribe para hacer propaganda a los comerciantes y a los industriales. La Unión Cívica usa una de esas oficinas que hace por paga propaganda a los comerciantes e industriales, y como es claro, Unión Cívica le paga a esa oficina. Pues bien, los jefes de esa oficina de publicidad, que precisamente no son dominicanos, saben muy bien que la palabra cuentista no quiere decir el que engaña, el que habla mentira, sino el que escribe cuentos; pero como les pagan para que engañe al pueblo usando la palabra como es, usándola como cree la gente que es, en la forma incorrecta; la usan para causar perjuicios y para seguir engañando al pueblo.

Nuevo libro

Yo he escrito, de cuentos nada más, varios libros; y precisamente ayer salió a la calle uno que se llama Cuentos escritos en el exilio. El primer cuento de ese libro fue escrito en Cuba hace más de veinte años, y es la historia de un peón de campo dominicano que cogió paludismo, y cuando se puso muy malo, el amo lo botó y le dio medio peso para el camino; pero cuando el peón se iba, le atacó el frío de la calentura, el frío de la enfermedad, y en ese momento el amo lo obligó a que le fuera a buscar una vaca que había parido la noche anterior. Para el amo era más importante el becerrito que el peón; le dolía más perder un becerrito que la muerte de su peón. Ese cuento se llama “Los Amos”. Y así como ése hay varios cuentos más. Hay también uno que se llama “El Funeral”, y es el cuento de un toro llamado Joquito, que tumbó al dueño de su caballo y el dueño lo mató a tiros; y después que desollaron a Joquito y lo partieron en bandas, comenzaron a bajar toros y bueyes y novillos y vacas de las lomas para llorar la muerte de Joquito, con lo cual dieron un ejemplo a los hombres, a las personas, porque esos animales llegaron de lejos a llorar la muerte de un toro que para ellos era desconocido, y las personas no se preocupaban por la muerte de otra persona desconocida; y hay el cuento llamado “En un bohío”, que refiere el sufrimiento de una campesina pobre, con dos hijos enfermos; una campesina solitaria porque el marido estaba en la cárcel; una pobre mujer que no tenía de qué vivir, y ustedes pueden imaginarse los pesares de esa mujer, con sus hijos enfermos, sin nadie que la ayudara; y todavía quedan muchas y muchas como ella en nuestro país. Y está el cuento de Victoriano Segura, un hombre a quien todo el mundo veía con malos ojos, porque era un carretero pobre, y sin embargo Victoriano Segura salvó la vida de una vieja en un incendio; y hay el cuento de un pobre haitiano picador de caña, llamado Luis Pie, a quien un tutumpote acusó de pegarle fuego a la caña, cuando no era verdad. Lo que no hay en ese libro ni en ninguno que haya yo escrito es cuentos de tutumpotes, porque mi interés cuando escribía, era que el mundo supiera que aquí, en la República Dominicana, había campesinos y trabajadores que padecían abusos y engaños.

Y esos cuentos gustaron en el extranjero; gustaron y los extranjeros que los leían aprendieron la verdad sobre nuestro país; aprendieron a conocer la situación verdadera de los infelices de esta tierra. Ustedes saben que en muchos países la gente habla otras lenguas; que los franceses hablan francés, los ingleses y los americanos hablan inglés, los alemanes hablan alemán, los portugueses hablan portugués. Pues bien, muchos de esos cuentos míos fueron pasados a esas lenguas, y en muchas universidades americanas varios de esos cuentos dominicanos que yo escribí se usan para enseñar a los alumnos; y eso lo saben bien los tutumpotes que están engañando al pueblo diciéndole que yo soy un cuentista para que el pueblo entienda que soy un mentiroso, que engaño a la gente, pero no le aclaran al pueblo qué quiere decir cuentista como escritor de cuentos.

Dicta charla

Hace tres noches, un grupo de personas que forman una asociación internacional llamada Club Rotario, es decir una agrupación que existe en varios países, me invitó a que les hablara sobre el cuento como parte del arte de escribir, y lo hice con mucho gusto, porque me siento satisfecho de haber escrito cuentos que hoy figuran en varias lenguas y en muchos libros de varios países del mundo; porque me siento satisfecho de que el nombre de la República Dominicana figure en diversos libros en otras lenguas gracias a los cuentos que he escrito.

Lo que yo estoy haciendo ahora como político, como presidente del PRD, lo hice antes, hace muchos años, como escritor de cuentos; es decir, luché por los campesinos, por los trabajadores dominicanos; luché por mi país, por los humildes de mi país. En aquella época ya había gente que me preguntaba por qué yo no escribía sobre la gente de sociedad, por qué no escribía cuentos sobre personas ricas, sobre muchachas bonitas de sociedad, y dije siempre que lo que yo llevaba en el alma, en el corazón, era lo mío, lo que vi desde que era chiquito, lo que aprendí a querer en mis primeros años; y eso era la vida del infeliz, la vida del trabajador. En esa lucha he estado, y nunca soñé ni nunca quise que esa lucha me convirtiera en Presidente de un partido, porque no la he llevado a cabo para ser presidente de nada, sino porque es lo que me pide el alma, lo que me pide el corazón, y ya he dicho antes que no hay corazón que engañe a su dueño.

Nunca hubiera querido hablar de esto, porque me repugna hablar de mí mismo y tratar problemas personales ante el pueblo. Pero en esta aclaración hay un punto que es el de enseñar al pueblo una cosa que hasta en detalles como ése de la palabra cuentista lo han estado engañando. Y si en cosa tan pequeña lo engañan, ¿qué no harán en las otras, en las importantes?

Perdonen, pues, el tema de hoy.

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Discurso del profesor Juan Bosch al ser proclamado candidato a la presidencia por el PRD (Santo Domingo, 27 de octubre de 1962)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Compañeros del Comité Ejecutivo Nacional;

Simpatizantes del Partido y visitantes que se encuentran presentes, dominicanos que puedan estar oyendo estas palabras en el país:

Hace unos años, en Venezuela, me tocó hablar en un lugar parecido a este, en un mitin que ofrecía en un teatro el partido Acción Democrática, y recuerdo haber dicho, en aquella ocasión, que si tuviera que volver a nacer reclamaría nacer de nuevo en la República Dominicana; que si mi pueblo había sufrido y estaba sufriendo, y con él todos nosotros los dominicanos del exilio, y los que luchaban aquí adentro, yo querría volver a nacer en este pueblo; que si tenía que volver a padecer las consecuencias de los errores de los dominicanos y de mis propios errores, igualmente querría nacer otra vez en mi país. Pero entonces lo decía con cierta amargura sincera, pero amargura; y hoy, viendo aquí reunidos a estos hombres del pueblo, porque en esta convención no hay tutumpotes; y viendo este paisaje de rostros de hombres, adornados por la sonrisa y los ojos brillantes de las dominicanas revolucionarias aquí presentes, hoy digo con alegría profunda que si tuviera que volver a nacer, quiero nacer otra vez en la República Dominicana.

El hombre, la criatura de Dios, está unida de manera cabal, total y completa, con el lugar donde ha nacido, con el sitio donde recibió sus primeras impresiones, con el lugar que está fijo en sus recuerdos más antiguos. Y así uno ama hasta el barro del camino por donde correteó de niño; uno ama los troncos de los árboles a cuya sombra se detuvo a refrescarse; uno ama el habla, incluso, esa habla compleja, difícil, pero sencilla y sincera de mi pueblo cibaeño; uno ama todo lo que formó su espíritu y su inteligencia en los primeros tiempos de la infancia. Y es probable que esto no sea sólo una condición del hombre, puesto que en la India, tierra del feroz tigre de bengala, los que conocen al tigre por tenerlo cerca dicen que cuando está viejo, ya sin garras, anciano, moribundo o herido de muerte, va buscando trabajosamente la cueva donde lo amamantó la madre.

Ahora bien, compañeras y compañeros, en los dirigentes políticos ese amor necesario, ese amor que no es una virtud y que, en el caso mío, no deben ustedes reconocerme como una virtud; ese amor que es una necesidad del alma humana tiene que estar aclarado por el conocimiento, por la conciencia de cómo es el pueblo, cómo piensa el pueblo, cómo siente el pueblo, cómo está compuesto el pueblo, qué desea el pueblo y qué podrá conquistar el pueblo. De la respuesta correcta a esas preguntas depende que podamos o no ser dirigentes políticos que cometan errores.

A mí me toca, en esta tarde, rendir un informe acerca de la dirección política con que ha sido conducido el Partido Revolucionario Dominicano. Y creo que antes de que entren ustedes a conocer este informe, expliquemos que ni yo como presidente del Partido, ni ninguno de los miembros del Comité Político, ni dirigentes regionales o municipales de nuestro partido cree, piensa, ¡jamás!, que el título de político sea un título deshonroso y que haya que oponer al título de político el de hombre de buena fe. Yo creo que el verdadero político es un hombre de tanta buena fe y tan honrado como él más honrado de los sacerdotes. La política es una ciencia y esa ciencia tiene que aprenderse; y ese arte necesita desarrollarlo, pero para servir al pueblo, exclusivamente para servir al pueblo, porque para un cubano, cuyo nombre llena toda América, la patria es ara y no pedestal. Nosotros somos un partido político, y llegamos a este país como partido político. Como partido político hemos estado sirviéndole a la Patria. Nunca dijimos que éramos asociación patriótica para despertar un día convertido en partido político. Pero siempre hemos sido partido político y todos los días hemos despertado sirviéndole a la Patria.

Pues bien, no creo el caso hacer un recuento aquí de cómo fue dirigido políticamente el Partido Revolucionario Dominicano en el exilio, durante 22 años. No somos nosotros los que venimos a pasarle la cuenta a la República de lo que hicimos en el exilio; porque no hicimos sino una cosa, y bien mal hecha por cierto, que fue cumplir con el deber de dominicanos. Y bien mal hecha porque nunca podemos sentirnos satisfechos de lo que hayamos hecho, ni allá ni aquí. Pero debemos referirnos a cómo ha sido conducido el Partido en el país. En primer lugar decíamos que para dirigir políticamente un partido se requiere conocer cómo piensa el pueblo, y cómo está compuesto el pueblo. Es un fenómeno curioso, único en la historia política del Continente americano, el que se ha producido con nuestro partido. Es un raro caso único porque sólo este partido -en un instante, podríamos decir así, porque en la vida de un pueblo un año es un instante- se organizó sobre bases sociales. Los partidos parecidos al Partido Revolucionario Dominicano comenzaron en toda América con pequeños grupos, generalmente de jóvenes y de intelectuales de la clase media, y, poco a poco, fueron conquistando las masas campesinas y las masas trabajadoras. Pero, en la República Dominicana, las masas campesinas y las trabajadoras, con esa profunda sabiduría de los pueblos que se llama el instinto popular, formaron filas desde el primer momento en el Partido Revolucionario Dominicano. Y son ellas las que ahora están conquistando jóvenes e intelectuales de la clase media para las filas del Partido.

Y esto ocurrió porque tenía que ocurrir, y no de otra manea. Tenía que ocurrir porque nosotros, los dominicanos, estamos viviendo un tiempo histórico atrasado. Un estudioso de los fenómenos sociales y políticos de la América Latina aplicó al estudio de la historia y de las sociedades el principio de la relatividad que, en alta Física y en altas Matemáticas, había descubierto un sabio alemán llamado Alberto Einstein. Este ilustre latinoamericano se dio cuenta de que no todos los pueblos progresaban al mismo tiempo y con el mismo ritmo y que, aun en muchos pueblos, unos grupos progresaban más de prisa que otros. Así como nos encontramos hoy en la época del avión a reacción, del avión jet y de la televisión y de la radio, que todavía hay gente que, en vez de usar ese avión jet, o más modestamente rentar un “yipe” para llevar sus cargas, usa un burro o un buey, así ocurre que, en la sociedad humana, algunos pueblos se quedan, en parte, retrasados. Y a nosotros, en la República Dominicana, nos tocó quedarnos en parte retrasados.

Pero ocurrió que este pueblo tiene una sensibilidad insospechada y una insospechada capacidad para comprender los problemas del mundo y sus propios problemas, aunque a menudo no sepa cómo expresarlos, cómo decir qué es lo que desea, qué es lo que necesita, qué es lo que exige en un momento dado. Y nosotros, en el Partido Revolucionario Dominicano sabíamos eso; y sabíamos que en el momento mismo en que desapareciera Trujillo y el pueblo se hiciera cargo de que Trujillo había desaparecido, la gran masa dominicana iba a dar un salto intelectual con el deseo profundo de ponerse a la altura de otros pueblos. Y, como sabíamos eso, sabíamos que este partido sería, sobre todo, un partido de bases sociales más que políticas. En un artículo publicado el año pasado en la revista Life, más o menos para esta época, nosotros adelantábamos que en la República Dominicana habría una alineación más social que política y que el Partido Revolucionario Dominicano sería el partido de las grandes masas, especialmente de campesinos y de trabajadores; y que una conocida asociación patriótica acabaría siendo el partido de la alta clase media, es decir de esto que nosotros llamamos, en la lengua viva del pueblo, tutumpotes.

Tomando en cuenta, pues, cuál sería la composición social de nuestro Partido, nosotros teníamos que conducir al Partido por la vía de las reivindicaciones sociales más que de las reivindicaciones políticas. Sabíamos que de los tres millones de habitantes del pueblo dominicano, cien mil, si acaso, tendrían suficiente ambición política para que quisieran conquistar el poder a cualquier precio; pero que los dos millones novecientos mil que quedaban desearían, sobre todo, comer caliente tres veces al día; no verse obligados a salir a la calle con todo el armario encima porque no tienen más que una remuda; contar con un techo que no fuera un colador de agua en los días de lluvia; tener medicina, tener seguridad. Esa gran masa necesitaba reivindicaciones sociales; y necesitaba que nosotros, pacientemente, con serenidad, sin odio a nadie, con amor al pueblo, procediéramos minuto a minuto a realizar la tarea fecunda de matar el miedo en la tierra dominicana.

Así, pues, tomando en cuenta esas circunstancias de composición social, y tomando en cuenta la psicología popular, nosotros, en los primeros meses, de cada diez veces que hablábamos, ocho teníamos algo para el pueblo y dos veces hablábamos de problemas políticos. A una asociación patriótica conocida que se dedicaba exclusivamente a hablar de problemas políticos porque no conocía la miseria del pueblo, ni le preocupaba la miseria del pueblo, le parecía que nosotros estábamos traicionando al pueblo. Y, con gran amargura, el día en que se disiparon todas las nubes en el cielo dominicano, cuando fueron a recoger el pollo, se encontraron con el cascarón vacío; porque el pueblo estaba aquí, en el PRD; y no como dijo alguien, porque habíamos entrado en los campos con permiso. No es cierto: lo que entró en los campos fue la verdad del corazón del PRD. Y la prueba de que nosotros no habíamos entrado en los campos con permiso está aquí: “Francisco Gómez Estrella, ¡acércate!”. El Secretario de Asuntos Campesinos del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Dominicano, Francisco Gómez Estrella, fue brutalmente golpeado como fue brutalmente golpeado su hijo y como fue destruida su casa en La Vega, precisamente hace mañana un año, por fuerzas comandadas a distancia por Petán Trujillo, que no consentía que en los campos entrara nadie a minar la fortaleza de terror que él había establecido en el Cibao. Este compañero, a quienes ustedes ven aquí con el collarín puesto, tuvo que ser enviado por el Partido a los Estados Unidos, a fin de que pudieran devolverlo sano; sano como lo necesita el pueblo, porque uno de los golpes de culata en el cuello le había dislocado una vértebra y Francisco Gómez Estrella, nuestro Secretario de Asuntos Campesinos, el hombre que de haber tenido nosotros permiso para entrar en el campo hubiera sido el más autorizado, se nos estaba quedando paralítico debido a que, a los hombres del PRD, Petán no los dejaba entrar en los campos dominicanos.

Lo que ocurre es que entró en nuestra doctrina como entró en los barrios y como entró en las fábricas. Y entró porque tenía que entrar, porque esa doctrina, además era la doctrina del momento histórico dominicano. Con ese criterio, con un criterio social y económico del fenómeno político, nosotros teníamos que ver muy claramente que al haber un cambio de gobierno en este país, como el que hubo en enero del año pasado, el poder iba a ser entregado a la derecha y el poder sigue en manos de la derecha en este país.

Por eso, cuando el presidente de la República dijo que el Consejo de Estado estaba a la izquierda del centro, yo le contesté diciendo que no estaba a ningún lado de ninguna parte. Nosotros, pues, no podíamos colaborar con un régimen que tenía que actuar, necesariamente, por su composición de clase, de espaldas al pueblo. Y no nos equivocamos. Por eso sabe el pueblo que el PRD no lo engaña; porque se pensó aquí que los políticos aspiran al poder, pero no aspiramos al poder; los políticos del Partido Revolucionario Dominicano aspiramos a que en este país haya un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Y, si ese gobierno hubiera sido el del Consejo de Estado, nosotros le hubiéramos dado nuestro respaldo sin reclamar un solo puesto. El Consejo de Estado fue invitado por nosotros a considerar la conveniencia de aprobar un programa de gobierno que favoreciera a los intereses populares y no respondió. No hizo caso. Ahora ellos están solos y nosotros estamos tan acompañados que nos sobran hombres y mujeres de todo el país.

Desde el primer momento, pues, después de haber dado la lección necesaria y fecunda de expulsar del Partido a un miembro que aceptó un puesto en el gabinete en los dos últimos días de Balaguer, desde el primer momento nos negamos a participar en el Gobierno, porque nosotros no podíamos ir al Gobierno sólo para cobrar un cheque y para que nos llamaran honorables.

Desde el primer momento comprendimos que, no teniendo un trabajo para el pueblo en que ocuparse, el Gobierno se ocuparía en enredar la cita electoral de tal manera que acabara siendo imposible que se celebraran las elecciones de constituyentes que, por mandato de la Constitución, debieron celebrarse el 15 de agosto de este año. Y ustedes saben que no nos equivocamos. No hubo elecciones el 15 de agosto. Y como no hubo elecciones el 15 de agosto y presumíamos que seguían preparándose para que no hubiera tampoco elecciones en diciembre, nosotros hicimos algo que, en algunos sectores, fue criticado. Aun en las guerras más feroces, ocurre, no una sino muchas veces, que los enemigos llegan al acuerdo que se llama de cese el fuego. Se acuerda cesar el fuego, es decir, dejar de disparar, para recoger a los heridos o para celebrar la Nochebuena o el Año Nuevo. Si en la guerra los enemigos más feroces se ponen de acuerdo en un momento dado para hacer algo que les conviene a los dos bandos, en política también dos adversarios pueden ponerse de acuerdo. Y la historia reciente conoce un caso que todavía hoy les parece increíble a muchos estudiosos. Dos enemigos a muerte, como los comunistas rusos y los nazistas alemanes, encabezados los primeros por Stalin y los segundos por Hitler, se pusieron de acuerdo; y no para hacer algo que convenía a los dos, no para tomar una medida sino para hacer un pacto, una alianza; y la hicieron. Entonces, ¿por qué debe sorprenderse nadie en este país y considerar que es un acto inmoral haberlo hecho, porque nosotros y la Unión Cívica y el Social Cristiano habláramos una sola vez, como hablamos, no para llegar a ninguna alianza ni a ningún pacto, sino para producir la forma de que se enmendara la Constitución a fin de que pudieran celebrarse elecciones este año?

Lo hicimos, y la prueba de que el pueblo creyó en nosotros y no nos retiró la confianza, está en que, precisamente, a partir del mes de septiembre hasta hoy, el Partido está rompiendo cada semana los récords de afiliaciones que entran en la Casa Nacional. Hasta ayer, al medio día, habían entrado en la Casa Nacional más de 423,000 afiliaciones. No recuerdo si el pico es de 762 ó de 962; pero, de todas maneras, está más cerca de los 424,000 que de los 423,000. Esto también es un fenómeno único en la historia política de la América Latina.

Aunque ustedes no lo crean, también yo cometo errores políticos, errores de cálculo, y uno de ellos fue el de no creer jamás que el Partido podía llegar a las 400,000 afiliaciones, porque, como estoy convencido, absolutamente convencido, de que nunca se afiliarán más de 700,000 dominicanos en la totalidad de los partidos del país, me parecía imposible que nosotros solos pudiéramos pasar de 350,000. Hemos pasado y ahora estoy convencido de que el 19 de noviembre de este año el Partido habrá sobrepasado las 500,000 afiliaciones. Tengo entendido que, desde ayer al medio día hasta hoy, han entrado unos cuantos miles; pero yo no quiero referirme sino al balance exacto de ayer al mediodía.

Pues bien, compañeros, tengamos en cuenta que esas afiliaciones no se obtienen con empleos públicos ni con presiones de síndicos. Nosotros no tenemos ni empleos ni dinero; lo único que tenemos es vergüenza. Nosotros no tenemos altos empleados que anden por los campos con un 'revolvote' en la cintura asustando.

Si esa nube va a caer que caigan pronto de ella rayos o granizos, porque ha llegado el momento en que nosotros tenemos que repetir la frase de un cantar mexicano: “Si nos han de matar mañana, que nos maten de una vez”. Porque, si esa nube cae pronto, mejor para nosotros, porque estamos convencidos de que en la lucha triunfará el pueblo y entonces habrá elecciones realmente democráticas el 20 de diciembre. Elecciones tan honestas y tan ejemplares como las que ha realizado esta Convención Nacional del PRD. Y, si esas elecciones se celebran, la República que ha visto ahora, por primera vez, un acontecimiento que deseó siempre ver y no pudo ver jamás, la República verá este acontecimiento multiplicado mil veces, porque ustedes, entre los delegados y los visitantes, son mil personas; y el día de las elecciones, veremos mil veces mil dominicanos, es decir un millón de dominicanos, por lo menos, saliendo de sus casas a ir a sembrar en el corazón de la historia, no una semilla, porque ya esta voluntad de democracia dominicana no es una semilla. Esto es un árbol grande, esto es un 'quiebrajacho', esto es un 'capá' y es también un árbol que ya está dando frutos y que seguirá dando frutos: los frutos materiales para el pueblo, la tierra distribuida entre los campesinos que no tienen tierra, o tienen poca tierra; los centrales azucareros del Gobierno en manos de los trabajadores, los colonos o agricultores, y también el Gobierno en representación de la parte del pueblo que ni es trabajadora ni es agricultora; las carreteras fabricándose, las escuelas saliendo de la tierra, las viviendas para un pueblo sin techo; y, entre los frutos morales, la infamia solemne y pública para el que robe los dineros del pueblo, la infamia solemne y pública para el que use sus posiciones de Gobierno con fines de ganar dinero directamente él o algunos de sus familiares. Y desde ahora lo digo a mis ancianos padres y a mis hermanas, y a mis cuñados, y a mis sobrinos, y a mi hermano, el mecánico Pepito Bosch: el que de ellos quiera comprar tierra, casa o automóvil y tenga con qué comprarlo, que lo compre ahora, porque después del 27 de febrero no lo podrán comprar. Y que no sueñe nadie, y que no sueñe nadie que lleve mi apellido, en primer o segundo lugar, con tener un puesto en el Gobierno, porque mi familia puede comer y hay muchos dominicanos que no tienen con qué comer. Y que se prepare desde ahora toda mi familia a rendir, si es que el PRD gana las elecciones, a rendir cuenta pública de lo que tiene, como lo haré yo, para que cuando el pueblo lleve otro al poder, se sepa cuánto adquirimos entre todos mientras nosotros gobernábamos, porque ha llegado ya la hora de que los hombres públicos y sus familias rindan cuentas, al día y al centavo, de cada peso que tienen, de cada peso que reciben y de cada peso que gastan.

Esta no va a ser sólo la campaña del pueblo por su mejor acción económica y social, esta campaña será también la “campaña de la moralidad pública”, porque aquí hace muchos años que se viene creyendo que se puede usar el poder para beneficio propio o de familiares y eso tiene que acabarse definitivamente en la República Dominicana, porque ninguna democracia puede sostenerse sin valor y virtud. Valor para decir lo que se piensa cuando haya que decirlo; virtud para mantener una vida pública a los ojos del pueblo. Esas son las dos condiciones básicas de la democracia. A esa condición, el Partido Revolucionario Dominicano, por una manifestación espontánea del alma de este pueblo, une dos cosas: su sentido de lo justo y su sentimiento de amor. Este partido es justo y, porque es justo, es fuerte; y, porque es fuerte, no es polémico; y, porque no es polémico, no persigue a nadie con la infamia. Este partido tiene amor y por eso se ha congregado en todos los parajes, en todas las secciones y en todos los pueblos de la República. Por eso se ha congregado como si brotara de la tierra, como la hierba sana que viene naciendo de la conjunción del sol, el agua, la tierra y la semilla para romper por encima y mostrarse todo unido como esa hierba sana, todo unido en un solo propósito: en el propósito de salvar a este país para la justicia y para el amor.

Pero los justos no son débiles, y ¡ay del que se equivoque con nosotros y piense que tiene derecho a pasar la raya! Los justos no son débiles. Los justos son fuertes. No son débiles los justos, son fuertes. Lo repito. Alguien ha puesto en duda nuestra fuerza. Alguien dijo un día por ahí que no podía ser verdad que el Partido Revolucionario tuviera más de 400,000 afiliaciones. Yo ofrezco mi renuncia como candidato del Partido Revolucionario Dominicano si no es cierto que tenemos más de 425,000 afiliaciones, con una sola condición, con la condición de que aquel que dijo eso vaya a contarlas, una a una, para que se le pelen los dedos y los ojos.

Pero no somos fuertes por el número de afiliaciones; todavía en este país se persigue a la gente; todavía aquí no ha muerto el miedo, porque los que mandan y los tutumpotes siguen persiguiendo al pueblo. No son las más de 425,000 afiliaciones que tenemos, porque debo advertir que desde anteayer a hoy han entrado varias miles en la Casa Nacional. No son esas solas. Es que, como aquí hay miedo todavía, y este pueblo sabe mucho, abundan a millares y millares y millares los perredeístas clandestinos incrustados en otros partidos. Pero no somos fuertes solamente por los afiliados y por los perredeístas clandestinos; somos fuertes por nuestra limpieza de conducta, somos fuertes por nuestra decisión, somos fuertes por nuestra capacidad para luchar, somos fuertes porque, sobre todo, sabemos amar, amarnos los unos a los otros. Cuánto no han dicho del PRD. Ahora mismo, mientras este Partido estaba dando la más grande lección de democracia que ha recibido la República Dominicana, el partido de los tutumpotes propagaba por radio y por sus altavoces en todos los campos del país, que ya el PRD se había desintegrado porque todos sus dirigentes habían renunciado y se habían asilado en embajadas. Y, precisamente anteayer, en un lugar bastante alejado de la Capital, en las lomas de las cercanías de Monte Plata, un cívico llegó a contar eso en el momento en que un grupo de campesinos estaba oyendo por radio lo que yo mismo decía en esta convención. Y es, señores, que el embustero y el cojo van muy despacio y los cogen cerca.

Puesto que amamos al pueblo no tenemos que odiar a nadie. El Partido está aquí para construir, no para destruir; para sembrar, no para tumbar con hacha o con fuego. El Partido Revolucionario Dominicano es fecundo porque actúa por amor. Amor, cultura y dignidad nacional son los únicos valores que pueden hacer respetable, entre todos los países, a una tierra pequeña como la nuestra. El tirano pensó que podíamos hacernos respetables con aviones de guerra, con acorazados y con cañones, y lo pensó, ¡pobre hombre! Precisamente en la época de la bomba atómica.

Pero no hay bomba atómica que pueda destruir el sentimiento de amor, la cultura y la dignidad. Nosotros amamos, tenemos que adquirir la cultura y tenemos que mantener la dignidad siempre, como pueblo y como nación. ¡Ay del pequeño que no se hace respetar con el valor moral de la dignidad!, porque, entonces, los grandes lo atropellan. Y el que atropelle a este pueblo mientras viva el Partido Revolucionario Dominicano, verá el espectáculo que a veces ha visto uno en los callejones y en los campos: la pequeña y débil gallina, la gallina que nunca pelea, cayéndole a picotazos, llena de cólera, a un toro bravo.

Haremos esta campaña como la hacen los fuertes; haremos la campaña con la verdad, con la justicia y con el amor. Así lo hemos hecho antes. Jamás, sobre ningún partido, ni sobre dirigentes de ningún partido en la historia de este país, se ha desatado tanta calumnia como contra nosotros y, a esas calumnias, no respondimos nunca, ni siquiera aclarándolas, porque oír la calumnia, rebaja. Responderla rebaja y creer que el pueblo dominicano, tan inteligente, con una sabiduría profunda tan extraordinaria va a poner oídos a la calumnia, es obra sólo de calumniadores, porque los calumniadores nunca son inteligentes. Nosotros no calumniamos. Y cuanto hemos dicho aquí, lo que hemos dicho, sobre un Consejero de Estado que va a ser lanzado como candidato, no estamos lanzándole calumnia al Consejo de Estado. ¡Todo el pueblo sabe en su corazón que eso es verdad! ¡Y ojalá mis palabras sirvan para que se vuelvan atrás a tiempo y no tengan que encontrarse con el corazón de este pueblo erizado de espuelas, como si el corazón de este pueblo fuera un gallo fino que no puede ser derrotado en ninguna gallera! Y eso lo decimos con claridad, pero sin odio.

Haremos esta campaña con claridad, pero sin odio. Y cuando ella termine repetiremos el poema inmortal de José Martí: Cultivo una rosa blanca/ en junio como en enero/ para el amigo sincero/ que me da su mano franca/ y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo/ cardos ni orugas cultivo/ cultivo una rosa blanca.

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Bosch: No es moral rebajarse a tanto para llegar a la Presidencia de la República (Santo Domingo, 11 de diciembre de 1962)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Estamos cayendo en un lodazal; y si los líderes políticos no le ponen un alto a la carrera de insultos y de infamias y de mentiras en que está hundiéndose el país, le abriremos la puerta al próximo dictador. Que no se haga nadie ilusiones; la democracia no puede establecerse sobre bases tan sucias y tan débiles como las que estamos echando aquí. La democracia es una manera de vivir, no sólo un sistema de Gobierno, y el fundamento moral de la democracia es el respeto mutuo; el respeto entre los hombres, entre los partidos, entre los grupos sociales.

Hay cosas que nadie debe hacer por ninguna razón. Por ejemplo, un partido político está usando a dos cubanos en hacer una campaña de anónimos mimeografiados en los cuales se recurre hasta al nombre de la esposa de uno de los candidatos a la presidencia, acusándola de ser agente de Fidel Castro; y sucede que esa señora ha sufrido en carne propia la situación cubana porque sus padres, dos ancianos, y sus hermanos y sus sobrinos tuvieron que salir de Cuba y dejar perdido todo lo que tenían allí, hasta la ropa, y toda la familia está ahora en el exilio, luchando a brazo partido para poder vivir.

Nosotros conocemos ese caso muy bien, mucho mejor que los dos cubanos autores de la hoja anónima y mucho mejor que el partido político que les paga ese trabajo, porque esa señora es nuestra esposa y los dos ancianos desterrados que tuvieron que abandonar hasta la ropa en Cuba, son nuestros suegros, y después de haber tenido una posición que les permitía vivir con seguridad en Cuba, viven ahora a nuestro lado, atenidos a lo que nosotros podamos darle, lo cual es bien triste para gente de amor propio. Además de esa labor de hojas anónimas, los dos cubanos de que hablamos han grabado una cinta sonora para pasarla de noche en onda corta haciendo creer que viene de una estación cubana, y en esa cinta se le pide al pueblo dominicano que vote por nosotros, con lo cual se pretende hacer creer a este pueblo que nosotros somos aliados de Fidel Castro.

No es moral

No es moral rebajarse a tanto para llegar a la Presidencia de la República. Los que hacen eso para llegar a la Presidencia, harán cosas muy feas si llegan al poder. Si nosotros tuviéramos que lanzar anónimos a la calle, si tuviéramos que inventar mentiras y calumnias, si tuviéramos que usar una cinta sonora falsa para engañar al pueblo, no estaríamos luchando, porque no aceptaríamos la Presidencia de la República a ese precio. La Presidencia no es un botín de guerra que se debe conquistar a sangre y fuego.

La Presidencia es una carga muy pesada, y quien reciba esa carga no puede estar manchado por la maldad ni el odio ni la injuria ni la mentira ni la calumnia. El que gane las elecciones tiene que hacerse perdonar la victoria, porque todo ganador deja detrás gente enconada, y no puede hacérsela perdonar si no usó métodos limpios en la lucha. Una Presidencia ganada con trampas y sin escrúpulos será la puerta de entrada de una dictadura, pues quien hace cualquier cosa, por incorrecta que sea, para ser Presidente, hará después cosas peores para mantenerse en el poder.

Mientras se pasa la falsa cinta sonora haciendo creer que se habla desde Cuba, aquí, en nuestro país, el Partido Socialista Popular saca a la calle una hoja bajo el título de “¡No Votar!”, en la que dicen las siguientes palabras: “El programa del PRD no ofrece solución a ninguna cuestión importante... Los revolucionarios debemos decir claramente que el PRD no lucha contra la dominación imperialista, ni contra el latifundio, ni por la enseñanza laica y democrática, ni es en realidad una fuerza de izquierda... Ni por los oligarcas de la UCN ni por los demagogos del PRD. Tal como están las cosas, la única posición correcta es la abstención electoral. No votar por ningún candidato”.

Hasta aquí, lo que dice el Partido Socialista Popular Dominicano, entre otras cosas. Ahora bien, sucede que ese mismo partido, el Socialista Popular Dominicano y no otro, es el que tiene en Radio Habana una hora dedicada a nuestro país; una hora de radio en la que hablan los dirigentes de ese partido que están en Cuba. De manera que si el Partido Socialista Popular aquí, donde se encuentran sus dirigentes, dice una cosa, ¿cómo puede explicarse que los miembros de ese partido exiliados en Cuba digan otra? Puede ser que alguno piense que muy bien pueden haber cambiado de opinión los socialistas populares; pero a eso respondemos nosotros diciendo que la hoja suelta mimeografiada a que nos referimos no es del mes pasado sino de este mes, y tiene fecha: es del 8 de diciembre de 1962, es decir de anteayer.

El que dude

Nosotros tenemos muchos años, por lo menos veinticinco años dedicados a luchar por la democracia no sólo en la República Dominicana, sino en varios países de América. Ya somos demasiado viejos para cambiar. Durante años y años, tuvimos que recibir ataques muy crueles de Trujillo y de los comunistas; y a veces no sabíamos cuáles ataques eran más fuertes, si los de Trujillo o los de los comunistas. El que lo ponga en duda que se ponga a hojear una colección de Claridad, el periódico que tenían los comunistas hasta hace poco, o Libertad, el periódico de López Molina, o El Popular, periódico del Partido Socialista Popular.

Pero ni Trujillo, ni los comunistas ni nadie logró jamás que nosotros respondiéramos a esos ataques. Porque cada uno es como es, y nosotros tenemos una naturaleza afirmativa. Nosotros hemos predicado siempre la democracia y hemos actuado democráticamente, no hemos hecho cruzada anti nada.

Nuestra obra combatiendo a Trujillo está ahí: jamás le lanzamos un insulto al tirano. Nuestra obra democrática nos llevó hasta a dirigir el Instituto de Educación Política de San José de Costa Rica, que es una especie de universidad política, la única que hay en toda América, dedicada a enseñar científicamente cómo es y cómo debe ser la democracia. Nuestra lucha democrática nos hizo amigos, y no como quiera sino verdaderos amigos, de hombres como Rómulo Betancourt y José Figueres, Víctor Raúl Haya de la Torre y Luis Muñoz Marín, y a todos esos hombres los acusaba Trujillo todos los días de comunistas. “Dime con quién andas y te diré quien eres”. Si nosotros somos comunistas, también lo son Betancourt, Figueres, Haya de la Torre y Muñoz Marín.

Lo que ocurre es que en todas partes del mundo, al que lucha en favor de los desgraciados, de los necesitados, se le acusa de comunistas. Y con eso se está haciendo un juego muy peligroso, porque también se le hace propaganda al comunismo cuando de manera indirecta se deja ver que todo lo que significa justicia y redención para los explotadores es comunismo y todo el que predica en favor de esa justicia y de esa redención es un comunista.

Miedo a la democracia

Comunismo y democracia son dos fuerzas en lucha. Todo el que propaga la democracia está evitando que el país caiga algún día en manos comunistas; y todo el que presenta a los demócratas como si fueran agentes comunistas, está sirviendo al comunismo puesto que está estorbando la obra de establecer la democracia.

Donde hay democracia no puede haber comunismo. Nunca habrá comunismo en Suecia, en Suiza, en Inglaterra, en el Canadá, en Estados Unidos, en Nueva Zelandia. Nunca ha surgido un gobierno comunista en una democracia. El comunismo sólo ha triunfado en países donde había tiranías, como en Rusia, en China, en Yugoeslavia, en Cuba; y puede surgir en países donde haya mucha miseria y no se haga justicia social con métodos democráticos.

En Cuba, la tiranía y la corrupción, la falta de escrúpulos de los dirigentes políticos y de muchos periodistas y comentaristas de la radio y de la televisión; la aniquilación de todos los valores del país, que eran desacreditados día por día por los partidos y por una parte de la prensa y de la radio y de la televisión, produjeron la crisis de la que salió Fidel Castro convertido en el amo de ese país, en el dueño absoluto de la conciencia cubana.

Todo el pueblo cubano, sin excepción, se arrodilló a los pies de Fidel Castro, adorándolo como a un dios. Fidel Castro fue un producto de la falta de fe de los cubanos, porque los cubanos habían perdido la fe en todo, y un pueblo no puede vivir sin fe. Si aquí destruimos la fe en la democracia, nos pasará igual que a los cubanos. Si importamos cubanos para que se haga en la República Dominicana lo que hicieron antes en Cuba, despertaremos un día con un Fidel Castro en el pico de una loma.

Los dominicanos no se imaginan siquiera lo que es una democracia; no se dan cuenta, no pueden darse cuenta, de que en una democracia se respeta a todo el mundo; que a nadie se le obliga ni se le puede obligar a hacer lo que no quiera hacer ni a pensar como no quiera pensar; que la verdadera democracia es el único sistema político que garantiza de verdad la libertad del hombre: libertad para vivir sin miserias, libertad para educarse, libertad para pensar como le parezca mejor, libertad para ejercer la religión que le guste. Nunca antes aquí se ha visto la democracia en función, y hay gente que le tiene tanto miedo a la democracia que quiere matarla antes de que nazca, como la están matando los que han rebajado la lucha política actual hasta colocarla, como está hoy, en un lodazal de insultos, infamias y mentiras.

¿Y por qué quieren matar la democracia antes de que nazca? Porque saben ya, lo saben bien, están seguros de ello, que la democracia que va a nacer el día 20 de diciembre en la República Dominicana va a ser una democracia verdadera, una democracia que no tolerará privilegios, abusos, explotación; y hay gente que no puede vivir si le quitan los privilegios, el derecho de abusar y la costumbre de explotar al pueblo.

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Bosch reclama de la iglesia le retire acusación de comunista (Santo Domingo, 16 de diciembre de 1962)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Todo el pueblo está dándose cuenta de que nos encontramos en un momento peligroso para la tranquilidad general; que las pasiones han sido llevadas a un punto en que cualquiera locura de cualquiera persona irresponsable podría ser el origen de grandes daños. Y como todos sabemos, hay personas irresponsables en partidos irresponsables; personas que son capaces de provocar incidentes con sacerdotes para achacarles luego la culpa del incidente a los hombres y mujeres del PRD. Por esa razón, los dirigentes del PRD han dado orden a todos los comités del Partido en todo el país de que se suspendan los actos políticos, las manifestaciones, los mítines y todo lo que sea agrupación de personas; pues si evitamos las agrupaciones humanas podremos evitar los incidentes.

Nosotros, el PRD, no queremos incidentes; no queremos violencia; no queremos ser culpables de ningún acto que divida a los dominicanos. Nosotros actuamos usando los medios políticos a nuestro alcance; y por eso el Partido ha dispuesto siempre que ha habido una crisis que se tome una medida política, nunca una violencia. Creemos en el pueblo, en la fuerza de la opinión pública; no en las piedras ni en los tiros ni en los puñales. Ahora mismo estamos usando la opinión pública por medios políticos, no violentos; y por eso el Partido ha dicho que retirará todas sus candidaturas en todo el país si no se nos quita de encima la tremenda acusación de comunistas que se nos ha lanzado.

La Unión Cívica y otro partido que está compuesto de antiguos cívicos están muy contentos con esa decisión del PRD; están con la boca hecha agua pensando que ellos van a recoger toda la enorme masa perredeísta si el PRD no va a las elecciones. Están pensando sólo en su provecho, no en el país. No se dan cuenta, sin embargo, de que el pueblo los está vigilando, observando; y que al pueblo no le gusta la inmoralidad ni en política ni en nada; y es una inmoralidad gozarse con una crisis nacional que puede desembocar en algo malo para todos los dominicanos.

Sabemos que los cívicos comenzaron la obra; que empezaron por acusarnos de infiltrados de comunistas, en declaraciones que hizo el doctor Baquero como parte de un plan maligno, muy bien hecho según creyeron ellos; que después pasaron a acusarnos de comunistas y luego falsificaron cintas grabadas y documentos y después arrastraron a algunos sacerdotes a seguir ese plan político. Pero los cívicos olvidaron que una cosa piensa el burro y otra el que lo está aparejando; que nosotros no somos paralíticos ni hemos dado hasta ahora pruebas de ser brutos. Olvidaron además que nosotros no somos sólo dirigentes políticos dominicanos sino que se nos conoce en toda América y que América entera está pendiente de lo que puede pasar en nuestro país; y además, como juzgan a los otros por lo que ellos son, no han querido creer lo que hemos dicho muchas veces: que nosotros no somos unos vulgares aspirantes a la Presidencia de la República, y por esa razón no estamos dispuestos a aceptar ningún juego sucio a cambio de ir a la Presidencia. Es posible que otros necesiten ser presidentes para ser personajes; pero nosotros no necesitamos eso, porque mucho antes de venir al país como líderes del PRD habíamos conquistado un prestigio en varios países, y precisamente un prestigio de luchadores democráticos, no de comunistas o pro-comunistas o cosa parecida.

Hoy es sábado día 15 de diciembre y se supone que las elecciones serán dentro de cinco días, el jueves día 20; pero como la propaganda electoral terminará el día 18, en realidad quedan sólo tres días para hacer propaganda; y todo el mundo puede darse cuenta de que en tres días no es posible desvirtuar la acusación, la tremenda acusación que se nos ha hecho, y por tanto todo el mundo puede darse cuenta de que si el Arzobispo Monseñor Beras y los Obispos Monseñor Pepén, Monseñor Panal y Monseñor Polanco Brito no responden hoy al documento que les entregó el Comité Ejecutivo Nacional del PRD hace tres días, nosotros no tendremos tiempo de hacer que todo el mundo conozca la aclaración.

En este país hay mucha, muchísima gente que vive en lugares apartados, solitarios, donde no puede llegarse si no es a lomo de caballo o de mulo en un día o día y medio de camino; y esa gente conoce la acusación que se nos ha hecho pero no tendrá tiempo de conocer la opinión contraria, en caso de que los obispos y el arzobispo se pronunciaran quitándonos de encima la tremenda acusación de comunistas. Así, pues, debemos comprender que si la contestación de los jefes de la Santa Iglesia tarda mucho, el PRD no podrá ir a las elecciones. Y no podrá ir porque nosotros no iremos a las elecciones con esa acusación de comunistas sobre nuestras frentes; y como es injusta reclamamos que se nos libre de ella; y como es contraria a las órdenes de la Santa Iglesia, porque la Iglesia prohíbe terminantemente que sus sacerdotes acusen a nadie de comunistas, reclamamos un derecho que tenemos como católicos.

Los cívicos están echándole leña al fuego. Los cívicos dicen y gritan que está muy bien lo que se nos ha hecho: que la Iglesia tiene derecho a acusarnos de comunistas. Porque los cívicos creen que ellos pueden ganar las elecciones si el PRD no va a ellas; es más, creen que sólo así podrán ganar las elecciones. Y los cívicos creen eso porque no piensan, no meditan ni tienen en cuenta el porvenir del país ni los intereses del pueblo; sólo tienen en cuenta la presidencia para su candidato, sólo ven la silla presidencial y a don Viriato sentado en ella. Eso es una ingenuidad. Si el PRD no va a elecciones, ningún perredeísta votará. El PRD no es una masa de pavos sino de hombres y mujeres muy conscientes, con mucha conciencia política; y todos ellos saben que tenemos razón y que nos asiste el derecho; y todos ellos y todos los dominicanos, con la única excepción de los dirigentes cívicos y de los dirigentes del partido de los ex cívicos, todos saben que aquí no puede haber gobierno legal si el PRD no va a las elecciones. Sólo gente ignorante en asuntos políticos puede pensar que si el PRD no va a las elecciones aquí habrá elecciones legítimas.

La política no es un negocio. Si una persona sale a la calle a comprar una libra de bacalao y no la encuentra en la pulpería donde compra todos los días, la compra en otra. Pero eso no sucede con los partidos. Si una persona pertenece a un partido y no puede votar por los candidatos de ese partido, no vota por otro. El que no sepa esto no debería estar luchando en política. Los perredeístas son perredeístas, y primero se dejan cortar una mano antes que votar por los cívicos o por candidatos de otros partidos que no son el suyo.

Ahora bien, quede claro que si no se nos hace justicia, no iremos a las elecciones. Esto es un acuerdo del Partido, no un capricho personal. Se nos ha hecho una acusación muy grave, de la cual sólo pueden limpiarnos los jefes de la Iglesia. Nosotros somos padres de familia, hombres y mujeres de hogar, que tenemos hijos; y no queremos que nuestros hijos se vean acusados injustamente por una falta que sus padres y sus madres no cometieron. Contra nosotros se ha cometido el pecado del falso testimonio, y seríamos unos inmorales o unos locos o unos cobardes si nos quedáramos con esa mancha en la frente. Hablemos claro. Sacerdotes y monjas nos han acusado por pasión política; y ahora insisten en que dijeron la verdad y que ellos representan a Dios y por tanto lo que ellos dicen está dicho por Dios. Más aun, en una labor de confusión política, la radio del Santo Cerro afirma que los católicos que oyen esa emisora no deben creer en los partidos políticos sino sólo en lo que dicen los sacerdotes.

La complicidad del Gobierno está a la vista de todo el mundo. Al mismo tiempo que algunos sacerdotes nos acusaban, siguiendo la línea cívica, de comunistas, el periódico del Gobierno se lanzaba no sólo a publicar artículos llamándonos comunistas, sino también a publicar calumnias bajas de gente desconocidas; y el Gobierno anuncia una Ley de Prensa para el día 19 de este mes, es decir, para cuando haya terminado la campaña política y ya nadie tenga interés en calumniarnos. Y ese mismo periódico, en que una señora miente hablando de millones de florines, como si los millones de florines estuvieran en medio de la calle, se da luego golpes en el pecho queriendo presentarse como imparcial. El periódico del Gobierno, siguiendo instrucciones del Gobierno, también ha sido parte en la campaña contra nosotros, y eso lo sabe todo el pueblo dominicano.

Por último, como prueba de que las agresiones vienen de los cívicos, informamos que anoche fueron detenidos varios jóvenes mientras pintaban sobre los letreros del PRD cruces rojas; y todos ellos tenían encima sus inscripciones de Unión Cívica.

El perredeísmo debe esperar tranquilo, sereno, sin perder la cabeza, sin dejarse arrebatar por la pasión. Estamos luchando por salvar este país de sus explotadores, de sus tiranos, de los que lo han engañado siempre. No estamos luchando por el poder. Si el poder no se alcanza por la fuerza moral y con la voluntad del pueblo, no sirve para nada. Y si no es por la fuerza moral y con la voluntad del pueblo, el PRD no irá al poder. Si las elecciones no son verdaderamente libres, sin coacción, sin terror espiritual, sin confusiones, no iremos a las elecciones. Y la responsabilidad de lo que pueda pasar, que caiga sobre las cabezas de los que han provocado esta situación por pasión, por maldad o por ambición.

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Bosch rinde informe de su gestión en el exterior (Santo Domingo, 20 de febrero de 1963)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Al cabo de siete semanas de viaje me encuentro de nuevo en esta tierra de nuestras esperanzas, y me encuentro conmovido por el recibimiento que se me hiciera en el aeropuerto de Punta Caucedo. Cuando el avión se acercaba a la pista, yo pensaba en cuántos miles de esos compañeros del pueblo que se encontraban allí habían ido a recibirme sin desayunarse; en cuántos de ellos se irían sin comer; en cuántos se acostarían sin dormir. Pero tal vez por eso mismo, por la conciencia que tenía de que en esa multitud muchos y muchos miles de hombres y de mujeres padecían necesidad, en ese conocimiento se afirmaba mi gratitud por la cariñosa recepción que me hacían. Retorno al país como presidente electo. Cuando salí de aquí el día 23 de diciembre, aunque todo el pueblo afirmaba que el Partido Revolucionario Dominicano había ganado las elecciones, todavía no había declaración oficial sobre esas elecciones.

Sin embargo, yo estaba seguro como estaban seguros todos los hombres y las mujeres que dirigen el PRD, y como estaba segura la gran masa del pueblo dominicano, de que habíamos ganado las elecciones por una mayoría enorme y no quise perder tiempo. Es necesario trabajar. Es necesario dedicar cada día y cada hora del día y cada minuto de la hora a trabajar por el pueblo dominicano. Así me fui a trabajar. De parte de los resultados de esa labor, tuve oportunidad de hablar en una cinta grabada que envié desde Nueva York.

Pero hoy quiero recordar algunos de los puntos tratados en esa cinta, no todos. Por ejemplo la idea del puerto libre de Puerto Plata ha seguido progresando en una forma que sobrepasa todos nuestros cálculos. Ayer mismo en Nueva York donde me detuve un día, las personas que han estado trabajando en el plan del puerto libre de Puerto Plata, me presentaron un informe amplio de sus labores, y asombra el número de industrias que quieren establecerse en el puerto libre de Puerto Plata. A tal extremo de que lo que en un principio fue una idea más o menos pequeña con el plan de utilizar tres o cuatro mil obreros para que trabajaran en las industrias que pudieran establecerse allí, es ya un plan demasiado pobre, demasiado pequeño para las solicitudes que se están haciendo. Y a fin de poder crear en Puerto Plata un puerto libre que de atención a todos los industriales que deseen establecerse allí, tendremos que trabajar duramente para mejorar las condiciones del puerto de esa ciudad y para aumentar la energía eléctrica y la dotación de agua.

Fábrica de cemento

La fábrica de cemento que se había planeado para ser establecida en el Norte, preferiblemente en la región de Montecristi si aparece por allí la caliza que se necesita para fabricar el cemento, fue ideada en los primeros momentos con el propósito de atender las necesidades del cemento de la región del Cibao a fin de que el Cibao pudiera comprar cemento más barato de lo que lo están comprando ahora.

Sin embargo, acuerdos hechos después en Europa obligan a establecer cuanto antes la fábrica de cemento en el Norte y hacerla mucho más grande de lo que habíamos pensado. En su oportunidad en esta rendición de cuentas explicaremos por qué.

En los estudios para recuperar las tierras cenagosas que hoy inundan el río Yuna están trabajando en este momento ocho ingenieros. Una persona que vino a la República reunió todo el material sobre este problema y esos ocho ingenieros están trabajando sobre ese material, sobre todos los datos que han podido reunirse. Y tan pronto terminen el estudio que están haciendo en los Estados Unidos, vendrán aquí para completar esos estudios en el terreno.

El problema del río Yuna es un problema complejo. No puede verse solamente desde la boca del Yuna y de los lugares pantanosos que provocan las crecidas del Yuna. Hay que verlo en casi toda la extensión del río. Muchos de los ríos que desembocan en el Yuna, y que bajan de las lomas cibaeñas, tendrán que ser estudiados también y en muchos de ellos las aguas deberán ser utilizadas para producir energía eléctrica y riego.

Como parte del estudio sobre el río Yuna está también el estudio del puerto de Sánchez. El puerto de Sánchez fue perdiendo fondo desde hace mucho tiempo debido a que el Yuna arrastra millones de toneladas de tierra que cada vez van subiendo el fondo de la bahía de Samaná y van tapando el puerto de Sánchez. Y este puerto de Sánchez que en una época, hace cincuenta años, era uno de los tres más importantes del país volverá con los años a ser importante otra vez; volverá cuando se desarrolle toda la región de Samaná con el plan de zona libre turística y cuando se desarrollen los terrenos hoy pantanosos del Yuna porque desde Sánchez saldrán los productos por mar para el país y para el extranjero.

El puerto de Samaná y un aeropuerto internacional en Sabana de la Mar serán estudiados por una misión holandesa que llegará aquí probablemente la próxima semana. En Samaná debemos establecer un puerto turístico para vapores de pasajeros y para yates, y en Sabana de la Mar un aeropuerto internacional, de manera que los aviones que vengan con turistas a Samaná descarguen sus pasajeros en Sabana de la Mar. Con esto nos proponemos que no sea sólo la península de Samaná la que se desarrolle y beneficie con los planes turísticos, sino también Sabana de la Mar y la región vecina a Sabana de la Mar.

La idea de Samaná como zona libre para el turismo está ganando mucho terreno. Ha llamado la atención grandemente en los Estados Unidos y en Europa. En realidad el mundo está cansado de obligaciones, de reglamentos, de autoridades. Hay millones de personas que disponen de medios suficientes que desearían vivir en completa libertad en un rincón del mundo que les ofreciera sol, brisa, playa, belleza de paisaje, en un rincón del mundo donde pudieran vivir quince días o un mes olvidados de sus obligaciones y olvidados de las tantas reglas que se les imponen hoy a los ciudadanos en todas partes del mundo.

La idea de Samaná como zona libre turística, es una idea llamada a desarrollarse grandemente y hay no solamente un grupo, sino varios grupos que en este momento están estudiando las posibilidades de Samaná. Varios grupos que van a enviar, inmediatamente, misiones para estudiar las posibilidades turísticas de Samaná, para estudiar las posibilidades de fabricación de hoteles, de moteles, de carreteras, de otros sitios necesarios para las diversiones y para estudiar el financiamiento de los planes. Es decir, cómo va a obtenerse el dinero para ello.

Esas misiones, como todas las que hemos enviado al país desde que empezamos nuestro viaje el 23 de diciembre, no le cuestan un sólo centavo al Gobierno de la República Dominicana. Algunas son privadas, de personas que desean estudiar negocios, empresas que desean hacer obras a plazos en la República Dominicana y quieren estudiar esas obras, otras son misiones oficiales enviadas por Gobiernos amigos.

Misión oficial

Por ejemplo, una de esas misiones oficiales que va a llegar pronto viene desde Alemania para estudiar el desarrollo de la región de San Rafael del Yuma, en la provincia de Higüey. En esa misión vendrán técnicos para estudiar el aprovechamiento de la madera, para estudiar el río Yuma, a fin de ver qué parte de él puede utilizarse para una hidroeléctrica, y qué parte para irrigación, para estudiar caminos, escuelas, establecimientos de pequeños poblados, para estudiar la riqueza del mar y para estudiar las posibilidades de la isla Saona. Esta, como he dicho, es una misión oficial del Gobierno alemán que generosamente se presta a ayudarnos con sus técnicos.

Una misión de una industria privada vino ya a estudiar las posibilidades de establecer una industria química sobre la base de la sal, del yeso, de la cal, que tenemos en el Sur, y sobre la base de una refinería de petróleo. Esa empresa nos esperaba ayer en Nueva York con el resultado de sus investigaciones, mientras nosotros nos encontrábamos por Europa, y encontramos a los dirigentes de esa empresa muy optimistas, muy dispuestos a explotar riquezas minerales en el país.

No queremos hablar hoy en detalle, ni de esas riquezas minerales, ni de otros puntos, porque todo lo que se refiera a empresa privada que desea trabajar en el país no está en los cálculos que vamos a dar hoy. Los cálculos que vamos a dar hoy serán exclusivamente sobre las obras que, ya en principio, se han acordado.

Como ustedes saben, en la cinta grabada que envié desde Nueva York hablé del equipo para buscar petróleo en el país. Yo tengo la convicción de que en nuestro país tenemos petróleo y que lo tenemos muy cerca de donde estamos hablando. Por tanto estamos haciendo gestiones para que se nos facilite equipo para buscar petróleo, pero equipo que será utilizado por dominicanos, para encontrar petróleo dominicano. Y en principio ese equipo está conseguido. Con el equipo general para conseguir aguas subterráneas y para limpieza de los canales comienza el plan de trabajo y de adquisiciones que se refieren a la suma total de lo que hemos conseguido en este viaje.

El problema de nuestros canales en muchas partes del país, y especialmente en el Cibao, es que por falta de limpieza, se está acumulando la sal en el agua y del agua, la sal pasa a la tierra y con la sal la tierra se vuelve estéril, es decir, deja de producir. En la región de la Línea Noroeste, por ejemplo, la producción de arroz ha estado bajando grandemente en los últimos meses debido a exceso de sales en las aguas y por tanto de exceso de sales en la tierra. La sal seca la tierra, la hace improductiva, a tal extremo que en los tiempos antiguos, muy antiguos, en los tiempos de la Biblia, cuando un ejército o un pueblo destruía a un ejército enemigo o a un pueblo enemigo en la guerra, echaban sal sobre los cimientos de las casas que destruían, para que esas casas no renacieran más, es decir, pensaban ellos que donde se echaba sal no volvía a haber vida.

Equipos

Junto con los equipos de limpieza para canales, hemos contratado en principio equipos de molinos de viento, de bombas hidráulicas y de tuberías, para ser utilizados especialmente en la región del Sur. Aunque en Europa nos acompañaron tres ingenieros compañeros del Partido que estuvieron trabajando día y noche en otros planes, estos compañeros no tuvieron tiempo ni información suficiente para poder rendir un informe sobre las necesidades de molinos de vientos, bombas, y tuberías que tenemos aquí, y por tanto este estudio se hará de ahora en adelante. Pero podemos asegurarle al pueblo dominicano que cualquiera que sea la cantidad y la calidad que necesitemos de molinos de vientos, de bombas y de tuberías y de equipos para limpiar canales, la tendremos.

En nuestro viaje por Europa llegamos en principio a un acuerdo con una empresa alemana que desea sembrar guineos en el Sur, en tierra que hasta este momento han sido del Central Barahona y no se están usando. Nosotros dijimos que aceptábamos la proposición si se trabajaba sobre la base de que se entregara tierra a razón de cien tareas por familia, a las familias campesinas, primero; segundo, que el precio de los guineos fuera suficiente para garantizarles a esas familias cien pesos mensuales de entrada una vez que estuvieran produciendo, y tercero, si se le daba al Gobierno un contrato asegurando por varios años un precio mínimo bueno para el guineo.

En principio esas tres cosas se obtuvieron, y el precio que se nos ha ofrecido por los guineos es de $2.74 centavos el quintal. Actualmente la Grenada paga dos pesos por quintal en la Línea Noroeste. De manera que nosotros partimos del avance de setenta y cuatro centavos más para discutir, setenta y cuatro centavos más por quintal para discutir, porque todavía no estamos conformes con eso. Queremos que nuestros frutos se paguen al mejor precio y que nuestros agricultores ganen lo más que puedan ganar. Inmediatamente después que se llegó a este acuerdo en principio, llamamos desde París, (aunque la negociación oficial no fue en París sino en Suiza, en una ciudad llamada Zurich) desde París, cuando tuvimos la segunda entrevista con esta empresa vendedora de guineos en Europa, llamamos al director de la Reforma Agraria aquí en Santo Domingo para pedirle que se procediera a estudiar inmediatamente, el establecimiento de 900 familias campesinas en esas tierras, a razón de 100 tareas por cada familia porque 100 tareas pueden dar los cien pesos mensuales de que hemos estado hablando.

El director de la Reforma Agraria nos ofreció atender esa petición nuestra sin pérdida de tiempo, de manera que creemos que en muy pocos meses ya se empezará a dar tierra, a asentar en esa tierra a esas 900 familias campesinas, comenzando por 300, y se comenzarán los trabajos de siembra de guineos en esa región.

Pedimos también a un organismo internacional en Italia, a la FAO, el envío de un técnico para el cultivo y el aprovechamiento de la uva en la zona de Postrer Río. Ahí tenemos unas 8,000 tareas que dan buena uva y cuya producción puede mejorarse en cantidad y calidad. Si nosotros logramos desarrollar la siembra de la uva y la utilización de la uva para hacer vino y para hacer jugo en una forma adecuada, cada familia puede vivir, yo diría casi lujosamente con cinco tareas de tierra. Porque la uva nuestra no solamente se vendería en nuestro país, y el vino nuestro se vendería no solamente en nuestro país, sino que se vendería en algunos de los países del Caribe.

Industria de pesca

Hay una misión que está estudiando la industria de la pesca. Ya ustedes saben, porque hemos hablado mucho de ello, que tenemos que aumentar la pesca y el consumo de pescado en nuestro país, porque estamos obligados a aumentar la cantidad de ganado de carne, y si nos vamos comiendo los becerros según van naciendo, nunca aumentaremos la ganadería de carne en la República Dominicana. Por esta razón, mientras los becerros crecen, tenemos que comer pescado. El pueblo dominicano, ya hemos hablado de eso en otras ocasiones, tiene la costumbre de comer pescado seco más que pescado fresco, o pescado ahumado más que pescado fresco. Por esa razón consumimos mucho bacalao y mucho arenque. Sin embargo, con todos los peces, con el jurel, se puede hacer una especie de bacalao muy fino, finísimo, y más barato que el bacalao. Además, tenemos que desarrollar la industria del pescado en lata, como la sardina que hoy se come muy poco en la República Dominicana, pero que en otra época se comió mucho. La sardina es muy alimenticia, muy sabrosa, y además puede darle mucho dinero a nuestros pescadores.

Hay una misión que ha salido para estudiar la carretera de la costa del Norte, es decir, desde Nagua hasta Puerto Plata. Esa carretera, como saben todos los vividores de esa región, se comenzó a hacer y se hicieron los terraplenes y las alcantarillas y casi todos los puentes. Luego, por uno de esos caprichos del tirano, se abandonó el trabajo. Parece que él había cobrado la comisión de antemano y ya no le interesaba que se terminara la carretera. Y con las lluvias, los terraplenes se han ido destruyendo en muchos lugares, al extremo de que cuando uno viaja de Nagua a Río San Juan, de Nagua a Cabrera por ejemplo, en largos trechos tiene que ir atravesando lodazales o riachuelos porque el agua se ha llevado los terraplenes.

Es una verdadera lástima que millones y millones de pesos empleados en esa obra se pierdan; y nosotros no estamos dispuestos a ver con ojos tranquilos que los dineros del pueblo se pierdan tranquilamente. Por eso hemos solicitado de una empresa que envíe una misión a estudiar esa carretera. Los ingenieros dominicanos dirán que por qué no se les ha confiado ese trabajo a ingenieros dominicanos y les explicaremos en primer lugar que esa misión que viene a estudiar esa carretera no le cuesta nada al país; que en segundo lugar, se trata de una misión de una empresa privada que en caso de encontrarlo aceptable, acabará la construcción de la carretera utilizando personal dominicano y en tercer lugar, que si todo lo que nosotros hemos acordado, en principio, se logra, para los ingenieros dominicanos habrá trabajo de más en este país en los próximos años.

Ambulancias

Entre lo que hemos contratado, en principio, están 50 ambulancias, 50 ambulancias pequeñas, rápidas, de poco consumo, que gasten poco. Nosotros estuvimos viendo en Bonn, la capital de Alemania Occidental, una exhibición de ambulancias y por cierto, como había allí tanto frío y estaba nevando duramente en ese momento, cada vez que veíamos una ambulancia, en los ocho o diez minutos que tardaba en llegar otro tipo, nos metíamos en lugar caliente porque no teníamos derecho a resfriarnos. En ese viaje no podíamos perder una hora y por tanto no podíamos darnos el lujo de enfermarnos. Allí vimos varios tipos de ambulancias. De todas maneras, como nosotros no somos médicos y no tenemos autoridad en la materia, no escogimos el tipo de ambulancia que será escogido por médicos.

En la cinta enviada desde Nueva York, anunciábamos que íbamos a poner 300 hospitales de emergencia en tiendas de campaña en 300 secciones de más de 2,000 habitantes cada una. Dijimos entonces, que el propósito de esos hospitales de emergencia para los campos, es impedir que todos los enfermos, aún los que no saben qué enfermedad tienen, aún los que sienten dolores intensos en una parte del cuerpo o la cabeza, vengan a aglomerarse a las puertas de los hospitales de las ciudades. Pues bien, ayer en Nueva York, se nos presentó un informe y resulta que ya tenemos las telas para hacer las tiendas de campaña y las máquinas para coser esas telas, que tienen que ser máquinas especiales. Dos de esas máquinas vendrán inmediatamente al país, enviadas sin costo alguno por un compañero del Partido Revolucionario Dominicano.

Entre las cosas que en principio hemos tratado están 500 guaguas pequeñas de ocho a diez pasajeros; guaguas que consumen poco, guagüitas que pueden caminar en nuestros malos caminos, de pueblo en pueblo, llevando y trayendo pasajeros baratos. Guagüitas que vamos a vender a choferes que no tienen hoy trabajo, para que las paguen a plazos muy cómodos, y largos, con su propio trabajo. La República Dominicana no puede darse el lujo de gastar dinero en maquinarias, cualquiera que sea esa maquinaria, lo mismo una guagüita pequeña que un bulldozer o un grader, para luego dejarla destruida o abandonada en el primer choque o en el primer tropiezo mecánico que tenga. Con estas 500 guagüitas, pretendemos que aumentará mucho el tráfico de pasajeros y por tanto el arreglo de negocios grandes y pequeños entre los diversos pueblos del país. Si vemos que estas 500 guaguas dan el resultado que esperamos, traeremos otras 500, porque no tenemos ningún límite económico para este fin.

Estando en Londres nos visitó el compañero Manuel Eusebio, que andaba... viendo guaguas en Europa por cuenta de la Cooperativa de Dueños de Guaguas de la Capital. El propósito es comprar guaguas a fin de que el pueblo pobre de la Capital pueda movilizarse cómodamente, ir a su trabajo, venir de los barrios, ir al centro de la ciudad, hacerlo con comodidad y con seguridad.

Compra de guaguas

En principio se acordó la compra de 50 guaguas a precios buenos, a plazos largos y a interés bajo; pero se necesitan muchas más. El compañero Eusebio salió hacia Holanda y hacia Francia para ver otros tipos de guaguas y todavía no sabemos si la Cooperativa aceptará las que ellos vieron en Inglaterra o las que vieron en otros países. De todas maneras, podemos contar con los créditos para comprar guaguas para el transporte urbano en la Capital y si se animan otros señores en Santiago y en San Pedro de Macorís a organizar cooperativas o asociaciones de guagüeros, podremos también comprar guaguas para ellos.

En la ocasión en que envié desde Nueva York la cinta magnetofónica, cometí un error cuando dije que el año pasado se habían dado en la República Dominicana 47,000 créditos pequeños para pequeños agricultores; en realidad fueron 37,000. Nosotros hemos obtenido suficiente ayuda para aumentar esos créditos este año a 100,000; es decir, para que 100,000 pequeños agricultores puedan sembrar y cosechar tabaco, frijoles, maíz, arroz, yuca, batata, lo que ellos tengan la costumbre de sembrar, o lo que les dé más beneficios. Ahora bien, resulta que un grupo de técnicos, latinoamericanos todos, del Banco Interamericano, estuvo haciendo un estudio a fondo de los créditos para los agricultores dominicanos, y encontró que aquí no se les puede dar créditos a los campesinos si no son propietarios de tierras. Y hay millares y millares de campesinos que no son propietarios de tierras, sino arrendatarios. Como son arrendatarios, no se les puede dar créditos. Esos campesinos que tienen tierra alquilada, tierra arrendada, que eso es lo que quiere decir arrendatario, les tienen la tierra arrendada a un señor más rico que ellos, a un tutumpote de los campos, esos campesinos necesitan empeñar hasta el alma para conseguir algún dinero con que producir ese arrocito, esas habichuelitas, ese maicito, esa yuquita, esa batatica.

Estos técnicos latinoamericanos a quienes todos nosotros debemos gratitud, porque tenemos que ser bien agradecidos con cualquier extranjero que dedica aunque sea media hora de su vida a pensar en la República Dominicana, esos técnicos hicieron un proyecto de ley para que se organizara el crédito a los campesinos en el país, y para que entre otras cosas se les pudiera dar créditos a los que tienen tierritas arrendadas a los latifundistas. Y enviaron ese proyecto de ley al Consejo de Estado, y como es claro el Consejo de Estado no aprobó ese proyecto de ley, porque es un proyecto de ley que les quita a los tutumpotes, prestamistas, usureros, los beneficios que están recibiendo hoy, explotando a esos pobres campesinos arrendatarios.

El Consejo de Estado ha aprobado muchas leyes, infinidad de leyes que no benefician al pueblo sino a una sola persona o a dos personas o una compañía, a veces una compañía dominicana y muchas veces a compañías que no son dominicanas. Porque al Consejo de Estado no le cuesta ningún trabajo aprobar una ley, pero no ha aprobado esta ley para el fomento agrícola, ¿por qué?, porque el Consejo de Estado no quiere molestar a los tutumpotes, latifundistas, de los cuales nació y con los cuales ha caminado del brazo durante un año. Pero nosotros le pedimos al Consejo de Estado que apruebe esta ley. Muchas leyes el Consejo de Estado las ha aprobado sin estudiarlas. Creemos que sin estudiarlas, porque si algunos de ellos las hubiera estudiado no se hubieran aprobado.

Esta ley, que tiene tiempo suficiente para haber sido estudiada y que pudo haber sido aprobada hasta sin estudio, si esa es la costumbre en el Palacio Nacional, porque es una ley hecha por gente que no tiene hacha que afilar en la República Dominicana. Esta ley debe ser aprobada inmediatamente, porque es necesario darles créditos a los pequeños productores campesinos, antes que entren las lluvias de primavera. Tenemos que aumentar nuestra producción este año, aunque nos veamos obligados a trabajar como esclavos. Si no aumentamos la producción vamos a vernos en medio de la inflación, porque hay más dinero en manos de la gente que cosas que comprar con ese dinero; y habrá más dinero en manos de las gentes cuando comiencen las grandes obras que va a realizar el gobierno electo el 20 de diciembre.

Tenemos que mejorar nuestra producción en todo el campo agrícola; tenemos que mejorar la producción en cantidad y en calidad. Por ejemplo, nos hemos encontrado en Europa con el caso de que nuestro cacao puede venderse a RD$3.00 y a RD$4.00 pesos y hasta cuatro pesos y medio más caro el quintal, si fuera fermentado. ¿Por qué no fermentamos el cacao nosotros? Por falta de créditos para los productores. Los productores cogen el cacao y tienen que venderlo inmediatamente, porque no pueden esperar un poquito de tiempo para fermentar su cacao; si lo fermentaran lo venderían mejor. Tenemos que ampliar y organizar el crédito agrícola y esta ley de que estamos hablando, la ley de Fomento Agrícola, que está en manos del Consejo de Estado, debe ser aprobada sin pérdida de tiempo.

Durante nuestro viaje por Europa, hemos estado recibiendo cables de extranjeros, señores, no de dominicanos, de extranjeros, de latinoamericanos que no tienen tierras en este país, que no producen arroz, ni frijoles, ni cacao, ni tabaco, que no van a ganar un centavo en la República Dominicana, pero que han pasado por aquí y han visto la situación de nuestros campesinos y quieren ayudarlos, ayudar al campesino, y son técnicos capacitados y conocen la realidad del país.

Al Consejo de Estado le pedimos pues, que no espere hasta que nosotros seamos gobierno; que apruebe esta ley que le cuesta poco tiempo y poco esfuerzo, y que de todas maneras los tutumpotes latifundistas que no desean que a los campesinos que les arriendan tierras se les den medios para producir, a esos tutumpotes no les va a durar mucho tiempo el deseo. Nosotros, el gobierno elegido por el pueblo el 20 de diciembre, tiene mayoría en las Cámaras y podrá pasar leyes en 72 horas. De manera que el 28 de febrero le pasamos esa ley, utilizamos la aplanadora del poder popular para favorecer al pueblo.

El Consejo de Estado puede llevarse la gloria histórica de que esa ley sea suya; nosotros le concedemos esa gloria histórica con tal de que nuestros campesinos puedan empezar a tener créditos diez días antes, porque diez días son muchos, es un tiempo muy largo en la esperanza de los hombres necesitados de nuestros campos.

Empresas ganaderas

Ayer también en Nueva York vi el informe de una de las empresas ganaderas que vino a estudiar el país, una de las empresas con la cual estuve hablando antes de salir para Europa, durante mi estancia en los Estados Unidos. Entiende que efectivamente la República Dominicana tiene grandes condiciones para el desarrollo de la ganadería. Quiero recordarles otra vez a ustedes dominicanos, que los pueblos que producen carne no tienen nunca crisis tan graves como los pueblos que no la producen. Porque cuando llegan las horas de crisis con carne se come, todo baja de precio y baja de precio el ganado, pero el ganado da carne y da leche y con carne y con leche se alimenta el pueblo.

En países donde no se produce carne, ni leche, la crisis es mucho más grave, porque la carne y la leche son alimentos fundamentales, alimentos necesarios y aunque nuestra gran masa popular desde hace algunos años para acá, desde que ese bendito señor Trujillo de nuestras culpas organizó la ganadería para explotar al pueblo; aunque desde entonces nuestro pueblo no está comiendo carne ni está tomando leche y hay miles y decenas de miles de niños que nacen y crecen y se hacen hombres si es que pueden llegar a ser hombres sin haber conocido el sabor de- la leche, nuestro pueblo, que ha pasado una crisis sin carne, o con poca carne, está pasando ahora la crisis de la falta de carne. Esto lo hemos explicado muchas veces; sabemos a qué se debe; con tiempo lo dijimos, con tiempo dijimos que desde el mes de junio del año 1962 iba a escasear la carne, y la carne está escaseando y escaseará cada vez más. Y a medida que nuestra situación económica vaya mejorando con las obras que vamos a realizar, será más escasa la carne porque serán más los dominicanos que tendrán medios para comprar carne, y necesitamos producir carne.

Para producir carne, es indispensable que tengamos conocimientos técnicos. Tenemos que establecer la escuela de ganaderos a fin de que en dos años podamos preparar unos cuantos cientos de jóvenes que sepan administrar una finca de ganado, que sepan lo que es el ganado desde el punto de vista económico y desde el punto de vista de la salud, que sepan, en una palabra, manejar el negocio del ganado, aunque no sean expertos para curar una vaca, aunque no sean expertos para curtir una piel o para utilizar cuernos y huesos en hacer comida de ganado. Pero que sepan administrar la finca, que sepan lo que produce una tarea, y cómo se puede matar la garrapata y cómo se debe poner el alambre y cómo se debe tratar una vaca preñada, y cómo se debe tratar un toro de tal raza y cuales deben conducirse en camiones y cuáles a pie y a qué hora darles comida y en qué momento es más provechoso vender la carne, en qué mes del año y a quién.

Y necesitamos ampliar la escuela veterinaria. No tenemos veterinarios suficientes para crear nuestra ganadería: los veterinarios son los médicos del ganado. El ganado se enferma igual que la gente; y así como un hombre o una mujer enfermos pueden morirse si no los ve un médico, y si ese médico no sabe qué enfermedad tienen y no les aplica la medicina adecuada, así una vaca que valga 2,000 pesos ó 500 pesos ó 300 pesos o un toro que valga 1,000 pesos, pueden morirse de un día para otro si no tenemos veterinarios suficientes que conozcan las enfermedades de los animales y que sepan cómo deben curarse esas enfermedades.

Ayuda a fundaciones

Hemos solicitado ayuda a la Fundación Ford y a la Fundación Rockefeller, que son organizaciones norteamericanas que tienen dinero para ayudar al desarrollo científico de otros países, a fin de que podamos ampliar la escuela de veterinaria y hacer un curso intensivo creando veterinarios en tres años y de ser posible en dos años y medio.

Es mucha la necesidad que tenemos de técnicos. Por ejemplo hoy, cuando venía en el avión de New York, para Santo Domingo, recibí una tarjetita de un joven que decía que era agrónomo y que era dominicano. Inmediatamente quise hablar con él; porque para nosotros, un agrónomo es como si dijéramos una mina, y un veterinario es otra mina. Y todo el que sepa hacer cosas que nos ayuden a aumentar nuestras riquezas, es una mina. Este joven se había graduado en México, había estado cinco años estudiando en México y venía ahora para el país, al cabo de cinco años. No traía documentación alguna, porque tan pronto salió de la República Dominicana, rompió la cédula y rompió “la palmita” y rompió todo lo que le recordara la tiranía. Y este joven, con sus conocimientos adquiridos en cinco años viene lleno de entusiasmo a trabajar en nuestro país; en su país, el país que es suyo y que va a ser también el país de sus hijos, y el país de los hijos de ustedes. Y no es fácil describir la alegría que me produjo a mí, encontrarme con este joven agrónomo, en medio del cielo, volando desde Nueva York hacia la República Dominicana. ¡Cuánto hubiera yo dado por encontrar mil como él, y cuánto no daríamos por poder formar veterinarios que nos ayuden a crear nuestra ganadería!

Hemos hecho todos los esfuerzos necesarios para ampliar la Facultad de Veterinaria en la Universidad y para crear además un laboratorio de medicina animal, porque los animales tienen enfermedades especiales, que son únicamente de los animales. Algunas de esas enfermedades pueden transmitirse al hombre, es decir, al ser humano, pero la mayoría de ellas no se transmiten al ser humano, son enfermedades para animales y entonces hay que crear medicina para esas enfermedades de los animales. Muchas de esas enfermedades, por ejemplo, se curan con penicilina y con terramicina igual que las enfermedades de los hombres, pero otras necesitan vacunas y sueros que deben hacerse en el país con lo que se llama cepa criolla, cepa del país, es decir, utilizando para hacer la vacuna o para hacer los sueros microbios recogidos en el país. Y además de esas vacunas y de esos sueros, hay muchas otras medicinas animales que debemos hacer en la República Dominicana.

Un laboratorio

De manera que nuestro esfuerzo se dirigió, no solamente a ampliar la facultad de veterinaria, sino además, a crear el laboratorio de medicina animal. Para esto necesitamos muchas cosas, porque si encontramos 500 jóvenes dispuestos a estudiar veterinaria, podemos estar seguros de que 250 solamente terminarán el curso, debido a que normalmente, una carrera termina con la mitad de los estudiantes que empezaron a estudiarla. Pero de todas maneras necesitaremos desde el primer momento locales y libros, y profesores y pupitres para 500, no para los 250 que van a terminar la carrera. Y estos locales hay que hacerlos o hay que adaptar algunos, y estos profesores hay que buscarlos donde quiera que estén; necesitamos profesores y no solamente de veterinaria sino también de muchas otras cosas. Nadie puede calcular en términos de dinero, es decir con números de dinero, cuánto puede dar un profesor extranjero que enseñe en una Universidad o en una escuela nuestra. Porque los conocimientos se adquieren con dinero, es decir, que mientras un joven está estudiando en la Universidad, está costándole dinero a su familia, a él mismo si trabaja para mantenerse, y a su país, porque mientras él estudia tiene que mantenerse, tiene que vestirse, tiene que dormir, tiene que afeitarse, tiene que pelarse, tiene que curarse y todo eso se hace con dinero; y es dinero que se va usando, no una semana, ni unos meses sino varios años, pero además le cuesta dinero al gobierno porque tiene que tener una universidad con profesores, con locales, con libros, con luz eléctrica, con teléfonos, y todo eso se paga; entonces podemos calcular en números de dineros lo que cuesta adquirir una profesión, lo que no podemos calcular nunca con números de dineros es lo que puede dar un profesor, porque un profesor que le enseñe a sus alumnos algo nuevo, puede despertar en la mente de esos alumnos o de uno solo de esos alumnos una idea que a lo mejor dentro de tres años, dentro de cinco años o de diez años, va a representar para la República Dominicana una riqueza que no puede medirse con números de dinero como estamos diciendo.

Así pues para la Escuela de Veterinaria necesitamos traer profesores de donde sea, donde estén, y con la ayuda de la Fundación Ford, de la Fundación Rockefeller, y otras ayudas que hemos solicitado para este fin y con la ayuda del gobierno electo el 20 de diciembre, vamos a ampliar la Escuela de Veterinaria, vamos a crear el laboratorio de medicina animal y vamos a crear la escuela de ganaderos, tal como hemos dicho.

Además de eso, tenemos ofertas firmes de créditos para la ganadería. Se nos han ofrecido seis millones de dólares para dar créditos a los ganaderos. Esa cantidad parece poca, sin embargo no es poca si se tiene en cuenta que no se utilizará por ejemplo, un peso de esos seis millones para comprar tierras, o para sembrar pangola o para poner alambres. Ese dinero se les prestará a los que ya tengan la tierra y la pangola y el alambre y el agua, se les prestará para que mejoren su ganado y para que lo multipliquen, para que lo cuiden, para que lo conserven. En cuanto a técnicos, es tanto lo que necesitamos, que no podríamos hablar solamente de profesores para la Escuela de Veterinaria de la Universidad. Tendríamos que hablar de toda clase de técnicos, por ejemplo, de obreros calificados que sepan hacer cosas tan simples como ventanas, como puertas, como poner tuberías, como poner alambres eléctricos, como hacer zócalos para los bombillos; simples como son sin embargo esas cosas, tienen que aprenderse.

Desde luego que hay muchos plomeros y muchos electricistas en la República Dominicana, y muchos carpinteros y muchos albañiles que dirán que ellos están sin trabajo y que por tanto no es necesario enseñarles esos oficios a otros dominicanos. Pero no es cierto, nosotros estamos en estos momentos en un período, en un instante de nuestra Historia, que se puede comparar con el momento en que el pollito va a romper el cascarón.

Un señor gallo

El pollito rompe el cascarón en una noche, al otro día está caminando y escarbando y buscando comida, y cuando el dueño de la gallina viene a darse cuenta, y la gallina también viene a darse cuenta y hasta el gallo del gallinero viene a darse cuenta, ese pollito se ha convertido en un señor gallo, rápidamente. Y ese es el caso nuestro.

Nosotros vamos a desarrollamos rápidamente porque ya estamos rompiendo el cascarón. En ese desarrollo nos hace falta mucha gente que sepa trabajar, mucha gente que sepa hacer muchas cosas que hoy parecen simples. Así cuando a los tres ingenieros compañeros del Partido que fueron a Europa con nosotros a hacer los estudios de ciertas obras, los llamamos para mostrarles el plan de escuelas para obreros que íbamos a negociar, se sintieron verdaderamente felices. Porque estos compañeros, viendo el tamaño de las obras en que ellos estaban trabajando, es decir, en los cálculos en los cuales ellos estaban trabajando, se encontraban sumamente preocupados porque decían que esas obras no se podrían hacer en la República Dominicana debido a la falta de mano de obra calificada, lo cual quiere decir de gente que sepa hacer cosas, que sepa utilizar una escuadra, un centímetro, y hacer un cálculo y tornear un hierro.

Cuando les mostramos el plan de las escuelas, digo, se sintieron felices, porque estas escuelas son, por el momento, seis escuelas que se van a establecer en diversos lugares del país. Estas escuelas tienen todos los equipos mecánicos, absolutamente todos, para que puedan graduarse en ellas cada seis meses doscientos veinticinco obreros, en diversos oficios; y además de todos los equipos necesarios, todas las herramientas, tienen el profesorado necesario. Cada escuela viene con el número de profesores que hacen falta para preparar a los doscientos veinticinco jóvenes en seis grupos de seis oficios distintos.

Esos profesores además, desde el primer momento hacen un estudio para seleccionar a los jóvenes que gracias a ese estudio, se saben que van a terminar sus estudios y que van a trabajar de una manera estable. Hay en el país una misión que salió de París después de nuestro acuerdo, encargada de buscar los locales para esas escuelas. Tenemos que establecer esas escuelas este mismo año, necesitamos este mismo año producir obreros calificados. En seis meses, seis escuelas deben producir unos mil trescientos obreros más o menos. Se calcula que cada obrero de estos una vez graduado y produciendo estará en capacidad de producir tres mil pesos al año. Quiere decir que cada mil obreros aumentarán la producción dominicana en tres millones de pesos al año. Cuando logremos tener cinco mil de esos obreros y aspiramos a que sean muchos miles, cuando logremos tener solamente cinco mil la producción habrá aumentado por lo menos en quince millones de pesos al año.

Cuando se habla de estas cifras, de aumento de la producción en un país como el nuestro, quince millones de pesos pueden parecer poco, pero ojalá que nosotros pudiéramos preparar a muchos grupos de cinco mil dominicanos para que cada grupo produjera quince millones de pesos más al año. Grano a grano, dice el pueblo, se llena la gallina el buche, grano a grano tenemos que llenar este país de producción, asegurarle riqueza a nuestro pueblo, riqueza adquirida dignamente con el trabajo y libremente, en un país libre. Los alumnos, para los alumnos, mejor dicho, que salgan graduados de esas escuelas van a establecerse talleres de metalúrgica menor. Cuando decimos metalúrgica menor queremos decir talleres donde se puedan hacer muchas cosas de hierro que hoy se importan en la República Dominicana y muchas piezas y muchos repuestos. Estos talleres representarán centros de producción independientes ya de las escuelas y centros de producción en que van a trabajar muchos hombres y muchos jóvenes aprendices. En una ocasión futura hablaremos con más detenimiento de estos talleres de metalúrgica menor, porque es muy larga la lista de las cosas que hemos obtenido en nuestro viaje y no queremos demorarnos mucho.

A crédito

Pero queremos decir que lo mismo que las escuelas y lo mismo que todo lo que hasta este momento hemos expuesto, estos talleres los obtiene la República Dominicana a crédito y que serán puestos a disposición de los trabajadores también a crédito para que los paguen en plazos largos. Con esto pasa lo que con las viviendas. En los primeros días de marzo, si no el 28 de febrero, firmaremos ya el contrato para un préstamo para viviendas.

En cuanto a viviendas es mucho lo que necesitamos y en Europa estuvimos estudiando varios procedimientos para hacer casas baratas, y tenemos proposiciones muy buenas para establecer en nuestro país las fábricas de algunos de esos procedimientos, pero necesitamos que ingenieros técnicos en el asunto vayan a Europa a tratar esto porque, como decimos, los compañeros ingenieros que estuvieron en Europa con nosotros no tenían tiempo suficiente ni para respirar y tuvieron que dedicarse a los planes de mayor envergadura. Ya estuvo en Santo Domingo y ya nos rindió un informe preliminar la misión que vino a estudiar la mecanización de la recolección de impuestos. Nosotros necesitamos que la contabilidad de la recaudación de impuestos en Rentas Internas, en la Aduana, en el tributo sobre los beneficios, o el impuesto sobre los beneficios y en el seguro social, sea una contabilidad mecanizada, electrónica, de manera que día por día, y hora por hora y minuto a minuto se sepa allí quién debe algo y cuánto debe y por qué no lo ha pagado y quién ha pagado y cuándo pagó y cuánto pagó.

Necesitamos tener controlada en todo el país la recaudación de los impuestos y estamos seguros que cuando hayamos logrado eso, aumentaremos los ingresos para el Gobierno, es decir el dinero del Gobierno en por lo menos veinticinco millones de pesos sin necesidad de aumentar ningún impuesto, porque en la República Dominicana sucede lo que sucede en casi todos los países de nuestro tipo de organización, que pagan impuestos menos gentes de la que debería pagarlo y los que pagamos impuestos pagamos menos impuestos del que deberíamos pagar.

Con este sistema electrónico, que es costoso y que necesita mucha capacidad técnica para manejarlo y para establecerlo; con este sistema todo el que tenga que pagar impuesto pagará impuesto, porque no pagar impuesto es tanto como quitarle al pueblo su dinero, el dinero que le pertenece. El dinero del Gobierno tiene que ser devuelto al pueblo o bien mediante obras como carreteras, como represas, como plantas eléctricas, como mercados, y hospitales, o bien mediante sueldos a los empleados públicos y a los que trabajan en las obras del Gobierno. Así es que todo el que deja de pagar un peso en impuesto le está quitando ese peso al pueblo, y está con ese peso aumentando su fortuna privada.

Se sabe, porque ya se conoce nuestro proyecto constitucional, que nosotros vamos a establecer la degradación cívica en acto público y solemne para todo el que en este país le coja un centavo al pueblo. Todavía aquí no se conoce lo que eso significa, pero eso es el paredón moral, eso es gravísimo. Los hijos y los nietos, y los biznietos y los tataranietos de los que sean degradados en acto público y solemne de sus derechos cívicos en presencia de la multitud y en presencia del ejército, con las banderas enlutadas y los tambores enlutados y las cornetas enlutadas, se sentirán peor que si los hubieran fusilado por ladrones y por asesinos.

La democracia tiene sistemas de paredón moral con los cuales puede hacer más ejemplarizadora su acción, puede ser más positiva. La democracia no tiene que derramar sangre, la democracia solamente tiene que ser justa, defender en todo momento al pueblo y sus derechos, defender las libertades y defender el centavo del pueblo, porque cada centavo es una gota de sudor de un dominicano.

Compra de trigo

Mientras estábamos en los Estados Unidos, pedimos al embajador dominicano en Washington que hiciera gestiones para comprar trigo a crédito, para comprar una cantidad grande de trigo que podamos pagarla en cinco, ocho o diez años. Con ese trigo, que podríamos dar al pueblo en el pan, desde luego, con el dinero que destinamos a comprar ese trigo podemos comprar otras cosas. El pan se necesita mucho, pero las otras cosas hacen falta también y si podemos comprar el trigo fiado, el dinero del trigo lo destinamos a otras cosas que necesitamos.

Esas gestiones se están haciendo y tardarán algún tiempo en dar resultado, pero al fin lo darán. Hay un acuerdo entre los Estados Unidos y el Canadá para que Estados Unidos nos dé trigo fiado a los países que compran en el Canadá y nosotros compramos nuestro trigo en el Canadá, pero estamos seguros que el Gobierno canadiense, que es un Gobierno democrático e interesado en que un pueblo como el pueblo dominicano resuelva sus problemas, colaborará con el Gobierno norteamericano y con nosotros para dársenos las facilidades necesarias a fin de que tengamos treinta mil toneladas de trigo a crédito.

Cuando llegamos a los Estados Unidos nos enteramos allí de algo que nadie conocía en la República Dominicana. Ni siquiera nosotros, es decir, ni siquiera yo que era el Presidente del partido más fuerte del país (y ahora supongo que no habrá ningún tutumpote por ahí que se sonría cuando yo digo que somos el partido más fuerte del país, porque antes de las elecciones cada vez que decía que éramos el partido más fuerte del país los tutumpotes se sonreían compasivamente, como con piedad, pensando “esta gente qué engañada está”. Supongo que después de la demostración electoral admitirán que cuando decimos que somos el partido más fuerte del país y que éramos el partido más fuerte del país, estábamos diciendo la verdad como decimos la verdad siempre); pues bien, ni siquiera yo que era el presidente del partido más fuerte del país y que después fui el candidato triunfante en las elecciones, tenía la menor noticia de que este bendito Consejo de Estado de nuestras culpas había celebrado un contrato con la Standard Oil, una compañía norteamericana, para que esa compañía estableciera una refinería de petróleo en nuestro país.

No hay que esconder

¿Por qué se escondió ese contrato al pueblo? ¿Por qué ese contrato se hizo tan rápidamente, en el mes de agosto, cuando muy bien podían esperarse unos pocos meses, cuando el pueblo tuviera su gobierno elegido, elegido por él, con un Congreso que discutiera ese contrato a luz pública? ¿Por qué se hacen las cosas a escondidas? Cuando se está pensando bien y actuando bien, no hay que esconder los actos de nadie y mucho menos del pueblo.

Dije en los Estados Unidos y en todas partes que ese contrato tenía que ser revisado. Más tarde, estando en Europa, leí una revista norteamericana y creo que aquí se publicó la traducción del artículo a que me voy a referir, en El Caribe, y en esa revista se decía que yo no conocía el contrato y que cuando lo conocí dije que el contrato era muy bueno y que estaba muy contento y que cuando conocí un plan para una planta de fertilizantes estuve también muy contento.

Pues bien, a mí me ha tocado leer muchas cosas en los periódicos, muchas cosas dichas por mí, que yo no dije nunca ni pensé jamás. Y, hace mucho tiempo que decidí no hacer aclaraciones, porque las aclaraciones a menudo confunden más que aclaran. Pero en este caso quiero decir que nunca dije que ese contrato era bueno; que la última pregunta o la penúltima que se me hizo en el vapor Leonardo da Vinci en Nueva York, cuando salí para Europa fue sobre ese contrato y dije que tenía que ser revisado; que les pedí a los caballeros de la Standard Oil en Washington que detuvieran la venta de acciones y que esperaran mi llegada aquí, más o menos les dije, el 14 de febrero, y he llegado el 17, para que discutiéramos este problema de refinería, y estando yo por Europa vi anuncios de que ellos seguían vendiendo bonos, anuncios de que se había nombrado un gerente, un manager, para montar la refinería y propaganda haciéndole creer al pueblo que va a haber mucho trabajo para los dominicanos en esa refinería. Es decir, se ha estado confundiendo al pueblo, haciendo creer que cuando yo pida la revisión de ese contrato lo que estoy es perjudicando al pueblo porque no va a haber trabajo para el pueblo. Y yo les quiero decir a ustedes, dominicanos, que no transijo con la idea de pan para hoy y hambre para mañana, y que además he recibido en Europa varias proposiciones para establecer refinerías en que trabajarán muchos más dominicanos que en la refinería de la Standard Oil y en condiciones muy ventajosas para el Gobierno y para el pueblo. Ese contrato tiene que ser revisado. Se le advirtió así a la Standard Oil, se le dijo. Se lo dije yo personalmente, que yo sabía que esa actitud mía iba a ser utilizada para hacer correr por el mundo la noticia de que yo soy enemigo de las inversiones extranjeras privadas en este país, que yo soy comunista, que soy fidelista, o que soy otra cosa todavía más radical. Se me quiere asustar con eso, pero sépase de una vez y para siempre que no se me asusta con esas amenazas, como no me asustó el padre Láutico García con su acusación de que yo era comunista. Yo confío en el pueblo dominicano, en la inteligencia del pueblo dominicano, en el patriotismo de este pueblo, que no quiere y no puede vender su porvenir. Hay proposiciones mejores que esas, de empresas privadas y tan serias como la Standard Oil, y a esas proposiciones nos atendremos. El Congreso del pueblo que ha sido elegido por el pueblo, revisará ese contrato a la hora de revisarlo, se dirá todo lo que haya que decir sobre esa materia.

Contrato

El Consejo de Estado escondió al pueblo la celebración de ese contrato con la Standard Oil. Lo hizo publicar exclusivamente en la Gaceta Oficial, que es una publicación que el pueblo no lee, que no llega a manos del pueblo, que no llega a mano sino de los interesados, en este caso los interesados en que se estableciera la refinería, y no se puede de ninguna manera actuar en nada que comprometa el porvenir del pueblo, a espaldas del pueblo y con la ignorancia del pueblo. Así era como actuaba Trujillo, y esto no puede seguir y mucho menos ahora después que el pueblo ha elegido su Gobierno, su Gobierno democrático, el Gobierno suyo, el Gobierno dominicano, el Gobierno que va a hacer la revolución democrática en este país y que no puede, de ninguna manera, comenzar actuando con los pies trabados por una manera como el contrato ese de la refinería.

En los primeros días de enero, es decir el 2 ó el 3, el Banco Central tenía que hacer la primera recompra de nueve millones de dólares que tenía que recomprar en el Fondo Monetario Internacional. Ese primer pago era de dos millones de dólares, un mes después, es decir en este mes de febrero, otro de dos millones y medio, en marzo otro de dos millones y medio, y a principios de abril uno de dos millones; en total nueve millones. Sin embargo, el Banco Central no se acordaba de esa obligación porque no le dijo una palabra al Fondo Monetario Internacional. Eso me preocupó mucho. El crédito internacional de un país es cosa sumamente seria, muy grave; es tan grave como, dentro del comercio, el crédito de un comerciante. Un comerciante que se olvide de pagar una letra en su vencimiento, puede ser perdonado por distraído, pero si se olvida de pagar dos y tres y cuatro letras, entonces ya no es distraído. Empieza a perder el crédito inmediatamente entre sus compañeros que lo vigilan sin que él se dé cuenta, y esos compañeros comerciantes comienzan a no venderle más mercadería a plazo, y llega un momento en que el comerciante tiene que liquidar sus existencias o presentar la quiebra.

En el caso de un país como el nuestro, que está necesitando el crédito internacional, esto era muy serio. De manera que cuando llegué a Washington, lo primero que hice fue visitar el Fondo Monetario Internacional; hablar con los dirigentes y obtener que se pospusiera para más tarde el primer pago. Esos nueve millones de dólares tenemos que pagarlos en estos meses próximos, tenemos que pagarlos para que nuestro crédito quede en alto como debe quedar el crédito de un país libre y digno. Pero allí, en el Fondo Monetario Internacional, me enteré de que había unos 24 millones de dólares de deuda a los comerciantes extranjeros que venden a los comerciantes en la República Dominicana. Los comerciantes extranjeros que venden productos a los comerciantes dominicanos, venden en dólares, y los comerciantes dominicanos deben pagarles dólares. Ahora, ¿dónde busca el comerciante dominicano los dólares? En el Banco Central. Es decir, la deuda que un comerciante dominicano tiene con un comerciante extranjero, se le paga al Banco Central en pesos dominicanos, y el Banco Central debe entonces pagarle en dólares a ese comerciante extranjero.

¿De dónde saca el Banco Central los dólares? De los productos dominicanos que se venden en el exterior en dólares. Por ejemplo, vendemos el azúcar, vendemos el cacao, vendemos el tabaco, vendemos el café, vendemos los guineos en dólares, y esos dólares no los reciben los comerciantes o los productores o los exportadores dominicanos, que venden el azúcar y el cacao y el tabaco y el café y los guineos: los recibe el Banco Central y en vez de dólares, les da a esos comerciantes pesos dominicanos.

Pagan deudas

De manera que los comerciantes dominicanos habían pagado sus deudas en pesos dominicanos, pero el Banco Central no tenía dólares para pagarles a los extranjeros. Desde el barco en que iba de New York a Italia puse un cable al gobernador del Banco Central pidiéndole que me diera detalles de esas deudas. Los detalles sumaban unos 26 millones.

¿Por qué no tiene el Banco Central dólares suficientes para pagarles a los comerciantes extranjeros? Porque aquí se han estado permitiendo toda clase de compras en el extranjero, se está comprando en el extranjero como si en nuestro país sobraran los dólares. Se está comprando todo lo que se quiere comprar, pero no es precisamente para el consumo del pueblo ni para aumentar la producción. Yo puedo mencionar el caso concreto de un compañero que pidió 40 mil dólares para traer tractores a fin de aumentar la producción de sus fincas de arroz, y como garantía de esos 40 mil dólares puso una propiedad que vale 60 mil y no se le dieron los 40 mil dólares para comprar tractores. En cambio se han dado cientos de miles de dólares para importar whisky ¿y quién bebe whisky en este país? ¿Lo beben los trabajadores de Gualey? ¿Lo beben los obreros de las fábricas? ¿Lo beben los campesinos de la Línea Noroeste? ¿Lo beben los que cortan la caña en los centrales? ¿Lo beben los que acarrean esa caña en las carreteras? No. El whisky lo beben los tutumpotes. De manera que esos cientos de miles de dólares que se dan, y cientos de miles de dólares que se dan para comprar whisky, se dan para que los tutumpotes disfruten sus noches de fiestas en El Embajador o en los clubes donde ellos quieran, pero no hay dólares para los tractores. Y entonces nuestro país está debiendo una enorme cantidad de millones de dólares al comercio extranjero.

Se dice en el mundo de los banqueros del Gobierno dominicano, que estas cosas no se deben hablar en público porque esto pone en peligro la economía nacional, y baja el peso y le sube la sangre a la gente que está comprometida en este asunto. Pero yo no creo en eso, si debemos creer en eso. Al pueblo hay que decirle toda la verdad, sobre todo en momentos como éste, cuando se va a hacer cargo del Gobierno un Gobierno elegido por el pueblo, un Gobierno que va a hablarle siempre con claridad al pueblo, un Gobierno que no va a andar con tapujos, un Gobierno que no va a caminar de noche con la luz apagada, sino de día y a la luz del Sol, para que todo el
mundo lo vea.

Así, cuando uno dice esas cosas, hay consejeros que se molestan mucho. Por ejemplo, estando en Bonn nosotros recibimos un cable diciéndonos que el Gobierno dominicano estaba comprando tractores Renault y nosotros habíamos pasado por Francia, habíamos estado en la fábrica Renault, habíamos tratado con los dirigentes de la fábrica, habíamos visto los tractores funcionando, y no nos atrevimos a cerrar contrato ninguno para comprar tractores, ¿por qué? Porque antes de comprar esos tractores hay, primero, que establecer una escuela de tractoristas en la República Dominicana. Establecer una escuela para que los que manejen el tractor sepan lo que van a hacer con él, y cómo arreglarlo cuando un tractor se daña. Establecer suministro de repuestos, porque un tractor vale miles de pesos y eso no se puede poner en manos de un desconocido, y aquí en este país no había un sólo lugar donde se pudieran comprar piezas de repuesto Renault.

Además, había que discutir los precios y las condiciones, y nosotros a todas partes a donde fuimos discutimos precios y condiciones con los gobernantes, con los ministros de finanzas y con los ministros de industria y con los banqueros, y siempre pedimos las mejores condiciones, porque nosotros como representantes del pueblo dominicano tenemos que comprar al precio más barato, la mejor calidad, a los plazos más largos y con el interés más bajo. Y de buenas a primeras, la secretaría de Agricultura envía un cable a Renault comprándole 70 tractores medianos, nada más, y le ofrece quince por ciento con la orden o diez por ciento con la orden y quince por ciento con el documento de embarque y cuatro Letras por el 80 por ciento restante a seis meses cada Letra, es decir cuatro años. La secretaría de Agricultura no está facultada por ninguna ley de este país para hacer deudas externas. La secretaría de Agricultura no es una pulpería que puede hacer pedidos tranquilamente al almacén de la esquina. La secretaría de Agricultura es una parte del Gobierno dominicano y estos compromisos que significan una deuda con un país extranjero, —porque es bueno que ustedes sepan que la Renault es propiedad del Gobierno francés— esta clase de compromisos se tienen que hacer en una forma organizada, clara y muy legal y, sobre todo, si se hacen en el mismo mes en que va a tomar posesión un nuevo Gobierno, porque esos 70 tractores hubieran llegado a la República Dominicana después del 27 de febrero. De manera que si somos nosotros, si es nuestro Gobierno el que tiene que comprar tractores, ¿por qué no se nos deja a nosotros hacer esa negociación? Nosotros, mucho antes de que la secretaría de Agricultura enviara ese cable, obtuvimos de la Renault que mandara una misión a la República Dominicana y ya debe estar aquí esa misión compuesta de varios técnicos, para estudiar las necesidades del tractor en la República Dominicana, porque es muy posible que muchos de esos tractores de la Renault no sirvan para nuestro país y haya que hacerles modificaciones y para que, además, esa misión estableciera la escuela de tractoristas, no sólo a fin de enseñar a los que van a manejar los tractores a manejarlos debidamente y a repararlos y a cuidarlos, sino también para que les enseñen a arar en la forma apropiada a cada tipo de tierra. Y esa misión, que ya debe de estar aquí, repito, fue enviada por la Renault antes de que la secretaría de Agricultura disparara ese cable hacia allá. Un cable en el cual se le decía a la Renault “por carta va el avance en dinero” es decir, disponiendo de dinero así, sin ninguna responsabilidad.

Mucho respeto

Lamento decir esto, porque tengo mucho respeto por el doctor José Selig Hernández, que es un ciudadano verdaderamente honorable. Pero resulta que no basta con la honorabilidad. En los gobiernos hay, además, que saber defender los intereses del pueblo, no solamente desde el punto de vista moral, sino desde el punto de vista práctico. Por ejemplo, me contaron hoy que el doctor Nicolás Pichardo, a quien le gusta mucho salir a hablar por televisión y por radio cada vez que yo hago una declaración referente al Consejo, estuvo demostrando con cifras y más cifras que esa compra no era lesiva para el país y yo puedo asegurarle al doctor Nicolás Pichardo que sí es lesiva para los intereses del país, porque nosotros habíamos obtenido antes de ese cable mucho mejores condiciones para la compra de tractores en Europa. Habíamos obtenido plazos mucho más largos y pagos menores. Claro, no lo comunicamos al país porque no se nos ocurría que en el mes de febrero el Gobierno dominicano al través de una de sus secretarías, o de cualquiera de sus funcionarios, se iba a poner a hacer compras en el exterior sin contar para nada con el hecho (que es una realidad, aunque les duela mucho a ciertos señores en este país) de que el 27 de febrero va a haber un nuevo Gobierno en Santo Domingo, y que esas obligaciones de carácter internacional se les deben dejar al nuevo Gobierno que es el que va a tener que pagarlas.

Ustedes saben que además tuvimos que ir a la Bolsa de Azúcar de Nueva York para decir que no entregaríamos azúcares de los que producen nuestros centrales del Gobierno, que se compraran para ser entregadas después del 27 de febrero. La Bolsa de Nueva York es un sitio en donde gente que tiene comprada (la Bolsa de Azúcar, digo, porque hay varias bolsas) gente que tiene comprada azúcar pongamos, en Santo Domingo y que va a recibirla en el mes de julio, digamos, o en el mes de mayo, va allí y ofrece ese azúcar para que otros se la compren. Es decir hay un juego de bolsa, hay gente que compra azúcar en la República Dominicana, pero la deja aquí, en los almacenes de aquí de la República Dominicana. Y entonces va a la Bolsa y en la Bolsa espera un momento favorable y entonces vende ese azúcar a un comprador de Filipinas, o de California, o de Argentina, o de donde le parezca. De manera que con el azúcar dominicano, que producen los dominicanos, en la tierra dominicana y en los centrales del pueblo dominicano, que son los centrales de Río Haina, hay gente que gana dinero especulando. Compran aquí supuestamente, en el sentido que no se llevan el azúcar y tenemos que dejar los almacenes llenos de azúcar, y venden allá y tampoco despachan ese azúcar para allá, porque a lo mejor el de allá también la vende en otros sitios más lejos. Desde fines del año pasado se sabía que el azúcar de caña iba a subir en todas partes, iba a subir en el mercado mundial, y por tanto era un mal negocio para nuestro país vender azúcar para entrega en los meses venideros. Por ejemplo, cuando yo salí de Europa hace dos días, el azúcar que se va a entregar en el mes de julio estaba a $6.5 el quintal, y, sin embargo, nosotros habíamos vendido ese azúcar a $4.15, de manera que nosotros, el pueblo dominicano, íbamos perdiendo $1.80 por cada quintal, y como se trata de venta de millones de quintales, íbamos perdiendo millones de pesos. Como me di cuenta de esto, dije en la Bolsa de Azúcar de Nueva York que no entregaríamos azúcares que fueran vendidos para ser entregados después del 27 de febrero y se paró, inmediatamente, la especulación con el azúcar dominicano. Si vamos a vender nuestro azúcar, vamos a venderlo al mejor precio posible, pero no tenemos nosotros por qué estar enriqueciendo a señores ya ricos, ya muy tutumpotazos del extranjero, que viven jugando a la bolsa con el sudor y la sangre de nuestro pueblo, porque ese azúcar es producida con el sudor y la sangre de nuestro pueblo.

Allí, en Nueva York, hubo gente que se me acercó para que yo ejerciera influencia a fin de que ellos pudieran comprar mieles. Las mieles entonces estaban a doce centavos y subieron hasta catorce centavos, y se me acercaron pidiéndome que ejerciera la influencia, porque ya las mieles tenían muy buen precio y había que venderlas. Pero como una cosa piensa el burro y otra el que lo está emparejando, ellos creían que 14 centavos era muy buen precio y yo sabía que las mieles iban a subir, porque ya me había aconsejado con gentes que saben de eso, en el mismo Nueva York.

Suben las mieles

Efectivamente las mieles están ahora por encima de 20 centavos. Si hoy están a 21 centavos, la diferencia entre 14 y 21 son 7 centavos. El galón de mieles vale hoy siete centavos más que en el mes de enero. Y ustedes dirán: ¿y por siete centavos se apura usted tanto?. Y yo digo: no son siete centavos, dominicanos, son millones de siete centavos porque nosotros vamos a producir cincuenta millones de galones de mieles este año. Y 50 millones de galones de mieles a 7 centavos más son 3 millones y medio más. ¿Ustedes saben lo que significan tres y medio millones de dólares más para nosotros los dominicanos? Significan, por lo menos, cien mil dominicanos comiendo aunque sea una semana.

Como ustedes están viendo, en este viaje no solamente se han obtenido muchas cosas, que representan, como veremos al final, una verdadera fortuna en dólares para nuestro país, sino que, además, hemos evitado que se pierda dinero, que el país pierda dinero. Y esto es muy importante, porque si por un lado metemos dólares y por el otro se nos van, entonces, a fin de cuentas, nos quedamos sin los dólares, es decir, sin lo que representa la riqueza del pueblo dominicano. Y los dólares son muy importantes. Los necesitamos para comprar en el exterior lo que debemos comprar, especialmente en equipos para aumentar nuestra producción. Sin embargo, aquí se han estado gastando los dólares alegremente, como dijimos. Y además, los pesos, los pesos dominicanos. Con gran sorpresa recibí, estando en Washington, el informe de que el presupuesto para el año 1963 era de 162 millones de dólares. El presupuesto quiere decir, señores, el cálculo que se hace de dinero que ha de gastar el Gobierno durante un año. De ahí viene la palabra presupuesto; supuesto viene de suponer, es decir que se presupone, se hace un cálculo previo y se presupone que se va a gastar tanto.

En la hojita de papel en que llegaron aquellos datos vi una frase que me resultó un poco rara. La frase de que “más o menos esa cantidad había gastado el Gobierno”. Entonces me puse a indagar y desde a bordo del vapor Leonardo de Vinci envié un cable al director del Presupuesto nacional, que es un hombre que tiene fama de ser muy competente y muy honrado, el doctor Generoso Núñez. Y con gran sorpresa mía recibo un cable informándome que los gastos del Gobierno en el año 1962, es decir entre el l° de enero de 1962 y el 31 de diciembre, habían sido de un poco más de 180 millones de dólares. Pero bueno, me dije, si había una ley del presupuesto y en esa ley estaba claro que el presupuesto sería de 126 millones, que se gastarían 126 millones ¿dónde está las leyes autorizando a gastar 54 millones más de pesos? Porque resulta que en el sistema de Gobierno que nosotros tenemos, no se puede gastar el dinero del Gobierno así como así, como si estuviéramos en una casa de familia con el dinero en un cajón, que se abre el cajón y se coge un peso, se cogen 80 centavos, se cogen 30 centavos, o se cogen dos pesos para ir a la pulpería a comprar. En el sistema de Gobierno que nosotros tenemos hay que dar una ley, primero, cuando se va a cambiar el presupuesto diciendo en cuánto se va a cambiar y qué departamento del Gobierno va a gastar ese dinero y en qué lo va a gastar. Hasta Trujillo, señores, hasta Trujillo, hacía eso. Aquí yo no he visto publicada ninguna ley autorizando el gasto de esos millones, de esos 54 millones. Puede ser que yo esté equivocado, puede ser que la ley se haya publicado y yo no la haya visto, pero en realidad me sorprendió sobremanera encontrar que se habían gastado 180 millones de pesos en el año 1962. Y me sorprendió más, porque resulta que entre el dinero gastado aparecen cinco millones de dólares de la Alianza para el Progreso, facilitados para nivelar el presupuesto, y yo digo ¿nivelar un presupuesto tan desnivelado? ¿Cinco millones de dólares para nivelar su presupuesto de 126 millones que luego resulta que son 180 millones? Solamente de Rentas Internas y de Aduanas y de beneficios sobre la renta, se recaudaron 162 millones. Entonces ¿por qué había que usar cinco millones de dólares extranjeros, norteamericanos, que tendremos que pagarlos? Es verdad que en 1987, pero tendremos que pagarlos. ¿Por qué había que utilizarlos en el presupuesto? El dinero extranjero no se debe utilizar para pagar empleados públicos; se debe utilizar única y exclusivamente con fines reproductivos, es decir, en casos que den más dinero.

Bien, este misterio de los 180 millones de dólares habrá que aclararlo más tarde, pero de todas maneras es un misterio bastante grande.

Maquinarias solas

En Alemania nos enteramos de que aquí en la República Dominicana hay maquinaria para la fábrica nacional de papel, por valor de dos millones de dólares, que se ha pagado ya el 60 por ciento, es decir un millón 200 mil dólares, de esa maquinaria, que se sigue pagando cada tres meses y que esa maquinaria no está en uso porque no se ha hecho el local para esa maquinaria.

Estas cosas son inexplicables. Es inexplicable que se hable tanto en la prensa de tantas cosas que se hacen y que se hacen y que se hacen, y que sin embargo no se le diga al pueblo la verdad, porque tener una maquinaria de este tipo parada, dentro del país, todavía sin montarse, sin armarse, porque no hay un local donde ponerla, es una monstruosidad económica. En primer lugar no debió comprarse la maquinaria sin hacer el edificio. Al hacer el pedido de la maquinaria debió haberse comenzado a hacer el edificio inmediatamente. En segundo lugar, los millones de dólares dominicanos no se pueden estar gastando en esa forma, no se pueden gastar millones en maquinarias que no se usan y, en tercer lugar, con esas máquinas sin montarse, están muchos obreros dominicanos dejando de trabajar. Esa dilapidación no indica sino desorganización. Es verdad que hemos tenido un año desorganizado pero, caramba, que esa desorganización llegue hasta la Corporación de Fomento nos parece extraño, porque la Corporación de Fomento funciona como una entidad económica con control de economistas y no hay derecho a cometer errores tan costosos como este. Le pedimos a la Corporación de Fomento que cuanto antes trate de enmendar esta situación, que recuerde que los millones dominicanos no caen del Cielo, los produce el pueblo, y el pueblo necesita que ese dinero produzca dinero. No es con máquina parada, a lo mejor a la intemperie, cogiendo agua y sol, como este país puede enriquecerse. Es con máquinas trabajando y con obreros haciendo trabajar las máquinas. Y ya que hablamos de máquinas, sería bueno hablar un poquito de la Dominicosuiza. Yo siempre he tenido una repulsión natural por eso de Dominicosuiza. Cada vez que oía hablar de Dominicosuiza se me arrugaba algo. He rodado mucho por el mundo y he visto muchas industrias empeñadas en hacer tablas y tablones y paredes del bagazo de caña, y nunca he visto ninguna de esas industrias funcionando económicamente, produciendo económicamente beneficios. Tal vez por esa razón sospechaba de la Dominicosuiza.

Pero, mis amigos, en estos viajes por el mundo se saben muchas cosas. Y lo que es más curioso, para saber la verdad sobre la República Dominicana conviene salir de la República Dominicana, porque aquí la verdad se la ocultan a uno como si fuera un tesoro. Estando en Zurich, en Suiza, me enteré de que el Banco Agrícola de nuestro país tenía una deuda que no estaba pagando, en Alemania, y que esa deuda había sido garantizada por una compañía de seguros que es del Estado alemán, que por tanto, la deuda del Banco Agrícola era una deuda con el Gobierno alemán. El Gobierno alemán es un Gobierno con el cual tenemos relaciones económicas muy provechosas para el país. Y resulta que ya se estaban dando los pasos necesarios para poner al Banco Agrícola dominicano en la lista negra de los Bancos europeos, y esto era realmente alarmante, porque el Banco Agrícola es un Banco del Gobierno dominicano, y si un Banco del Estado es puesto en la lista negra, el Estado mismo está puesto en la lista negra en el momento en que nosotros necesitamos créditos para desarrollarnos. Eso es un golpe muy serio.

Me pareció gravísima la situación, y mientras estuve en Alemania traté este problema personalmente con el canciller Adenauer y con el vicecanciller Erhart, secretario de Economía, y con varios funcionarios de varios departamentos y del ministerio de Relaciones Exteriores.

Resulta que en los negros tiempos de Ramfis, el Banco Agrícola garantizó una deuda de la Dominicosuiza, una deuda por 749,000 dólares, ¡749,000 dólares! Que se dice muy de prisa, pero que se tiene que contar al paso. Esa garantía estaba dada en varias letras que tenían que pagarse desde diciembre del año 1961 hasta agosto del actual año 1963 y, sin embargo, el Banco Agrícola no ha hecho el menor pago. Me dirigí a un técnico del Banco Interamericano que había estado revisando las facturas del Banco Agrícola y me dijo que esas deudas no aparecían en el Banco Agrícola. Debo aclarar que me costó mucho trabajo dar con la verdad sobre esto y que mientras no llegué a Alemania no pude tenerla, porque en Europa son muy discretos en estas cosas y no querían dar estos números a la publicidad.

Después de algunas negociaciones logramos que no se ejerza ninguna acción contra el Banco Agrícola y que se nos dé tiempo suficiente para hacer una investigación sobre la honorabilidad de esta deuda de la Dominicosuiza y del Banco Agrícola. La Dominicosuiza, por su parte, debe a industriales alemanes más de medio millón de dólares y tampoco los ha pagado. Tenemos, pues, en la Dominicosuiza un verdadero elefante blanco y hay que estudiar lo que vamos a hacer con ella. Esa es una de las herencias de Trujillo o más bien de Ramfis, en la que hay que escarbar hasta el fondo para encontrar la verdad y la verdad me parece a mí que va a ser un poco fétida. Va a tener mal olor.

Los cajones

Ahora debemos decir algo que es espectacular, es decir, que provoca algunos sentimientos que pueden ser incluso falsos y se trata de los cajones de los Trujillo. Estando en Nueva York, el día mismo que salía para Europa como a las 3 de la mañana recibí una llamada de un antiguo embajador de Trujillo que decía que tenía algo muy importante que decirme, algo que le había transmitido por varias vías al Gobierno dominicano sin que el Gobierno dominicano hubiera respondido ni media palabra. Me refiero desde luego al Consejo de Estado. Hay muchas gentes que consideran que no se debe hablar con alguien que fue trujillista, pero yo estoy en la obligación de hablar con todo el mundo, porque uno que haya información útil al pueblo dominicano, de la misma manera que la puede dar uno que haya sido enemigo de Trujillo. Mi obligación es oír a todos para ver primero qué provecho se saca de lo que se me dice para el pueblo y segundo para evitar que se formen alrededor mío como gobernante los círculos interesados que no quieren que la gente me diga la verdad. Siempre quiero saber la verdad por dura que sea.

Cité a este señor en Zurich, en Suiza y allí me enteré que desde el mes de noviembre había en París cajones con pertenencias de los Trujillo, con un total de 800 metros cúbicos. Quiere decir, señores, quiere decir, más o menos, 500 ó 600 cajas de neveras de las grandes. Imagínense ustedes lo que eso representa. Desde Zurich, hice citar a varios abogados en París para discutir las medidas que se debían tomar. La misma tarde de mi llegada a París estuve reunido con los abogados y al fin a las 10 de la noche encontré un abogado dispuesto a hacerse cargo de la situación tal como yo la planteaba. Se hizo cargo, se puso la demanda inmediatamente ante los jueces autorizados y se encontraron 500 metros cúbicos de esos cajones llenos de pertenencias de los Trujillo, 300 metros cúbicos habían desaparecido de París el día 9 de enero y no había ninguna necesidad absolutamente de que eso ocurriera porque en la República Dominicana estaban todos los datos sobre eso desde hacía tiempo.

El Gobierno dominicano pudo haber hecho la reclamación y haber obtenido esos 800 metros cúbicos completos y el Gobierno dominicano no hizo nada. Es más, vino a nombrar un embajador en París en el mes de noviembre. Por lo menos en el mes de noviembre fue cuando el doctor Velásquez presentó sus credenciales en París, mientras tanto aquí se presentaban fotografías en los periódicos y artículos diciendo que ya estaba lista la extradición de Ramfis Trujillo. Eso no es cierto. En ningún lugar de Europa hay ningún documento, absolutamente ningún documento del Gobierno dominicano, iniciando siquiera la petición de extradición de Ramfis Trujillo. Además, eso no es fácil de obtener. Eso de decir que la extradición de Ramfis está lista es una ligereza por no decir otra cosa.

Obra árida

La extradición de una persona que ha cometido crímenes mientras estaba en el poder o era funcionario de un Gobierno es una obra muy árida, muy trabajosa, muy laboriosa, y necesita organización y capacidad. No sabemos lo que hay en los cajones de los Trujillo. Aquí se dijo en algunos periódicos que se habían sacado esos cajones y que por coincidencia yo estaba en París. Eso no es cierto. Yo mismo ordené, di las órdenes del caso y designé yo mismo por mi cuenta un abogado para que actuara y él actuó. Todavía no se ha hecho el inventario de lo que hay en esos cajones. Puede ser mucho y puede no ser mucho, pero de todas maneras esta es la primera acción legal que se realiza contra los Trujillo en Europa.

Mientras nosotros estábamos allá trabajando por todo esto de que hemos hablado, por aquí se había declarado la “fiesta nacional” de las autonomías.

Dicen que madame Roland, que fue una señora francesa condenada a morir en la guillotina, es decir, a morir en un aparato que le corta a la gente la cabeza en un minuto, o en menos de un minuto, oía a la gente del pueblo que iba alrededor y delante y detrás de la carreta donde la llevaban para la guillotina en los años de la revolución francesa. La gente gritaba ¡libertad, libertad, libertad!, y madame Roland dijo una frase que después se ha hecho célebre; la frase de ¡Oh, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Y hablando de las autonomías yo diría: ¡Oh autonomía, cuántas cosas contra el pueblo se esconden en tu nombre!

Aquí ha habido autonomía para todo, y lo único que me resulta extraño es que el Consejo de Estado no se haya declarado autónomo. No sé cómo no lo ha hecho. Seguramente nadie le ha dado la idea al Consejo de Estado. Estas autonomías se hacen para que dos o tres tutumpotes de los cargos públicos se queden en esos cargos; y se les hace creer a los infelices trabajadores de 60 pesos, y 80 pesos, a la mecanógrafa y a los muchachos de las oficinas que con esa autonomía ellos están seguros. Los que quieren estar seguros son los otros, los que están ganando mil y mil quinientos y dos mil y dos mil quinientos. Porque aquí resulta una cosa muy curiosa: que los tutumpotes perdieron las elecciones en lo colegios electorales y ahora quieren quedarse con el Gobierno a través de las autonomías.

Autonomías

Pero le explicaremos al pueblo lo que esto quiere decir. Esto quiere decir que el pueblo dominicano me ha elegido a mí para que yo me siente en el Palacio Presidencial el 27 de febrero a ver el paisaje de la ciudad, los techos de la ciudad o el mar si es que el mar se ve desde aquél lugar o mirarle la cara a la gente, porque autonomía por aquí, autonomía por allá, autonomía de día, autonomía de noche, autonomía por delante, autonomía por detrás, por arriba y por abajo; resulta que el Gobierno que el pueblo eligió para que realice obras de verdad en este país, no va a poder hacer nada, y yo quisiera preguntarle al pueblo dominicano si votó, si él votó para esto; para asegurar en su puesto a don fulano, y a don mengano y a don perencejo y a don perencejito.

A mi me parece que no; y que el pueblo dominicano no se va a seguir dejando engañar con esto de las autonomías. Las autonomías cuando se refieren a que los empleados no deban moverse, son muy buenas y muy útiles; pero las autonomías cuando obedecen a un plan para que el Gobierno no pueda actuar, cuando obedecen a un plan para paralizar completamente el carro de la nación metiéndole palos entre las ruedas, entonces la autonomía es mala; y esta fiesta de las autonomías tiene que acabarse en la República Dominicana. Tiene que acabarse porque nosotros no vamos a usar la violencia para arreglar las cosas; nosotros vamos a utilizar la inteligencia. No es que tengamos mucha inteligencia, pero ustedes saben que hay un viejo refrán que asegura que más sabe el diablo por viejo que por sabio y nosotros no somos jóvenes precisamente. Como hemos visto tanto, hemos aprendido mucho. Y esta fiesta de las autonomías se va a acabar como se acababan antes las fiestas en los campos: con la luz apagada y sin que nadie supiera qué hora era.

Además de las autonomías se están dando banquetes con pensiones y con sueldos lujosos. Se me ha informado que hay un señor que él mismo se retiró con una pensión de 700 pesos mensuales. No hay derecho, en absoluto no hay derecho a que en un país como la República Dominicana un funcionario público que ha estado viviendo del Estado largos años se retire con 700 pesos de sueldo. No hay derecho; debe retirarse con lo necesario para vivir, para vivir como debe vivir un ex funcionario público, no para vivir con lujo. El pueblo dominicano no puede dar pensiones de 700 pesos. No hay derecho a eso. Pero ya veremos cómo vamos a resolver el problema de las autonomías. El pueblo no debe temer nada de nosotros. Los empleados públicos de bajos sueldos no deben temer nada de nosotros. Es más, los técnicos de bajos sueldos deben esperar que les subamos los sueldos, pero todos los que están ganando sueldos lujosos, se quedarán rebajados con autonomía o sin autonomía y donde quiera que la autonomía, esas precipitadas autonomías que tan rápidamente está dando este Consejo de Estado, que debió amarrarse las manos después de las elecciones y no tomar ninguna medida que pudiera comprometer al nuevo Gobierno; donde quiera que esas autonomías perjudiquen la revolución, y lo que se va a hacer y se debe hacer aquí por el pueblo, esas autonomías serán resueltas sin violencias, sin odios, sin rencores, sin maldad, para beneficio del pueblo dominicano, y especialmente para beneficio de los que reciben menos.

Ningún temor

No tenga temor ningún empleado pequeño del Gobierno. Nosotros no hemos venido a este país a quitarle su pan de la boca al que lo gana con tanto trabajo y lo come en tan pequeña cantidad. Hemos venido a este país a todo lo contrario, a luchar porque haya pan abundante para todos y no mesas ricas, mesas lujosas, en unas cuantas casas de tutumpotes. Pero detengámonos, en esta lista de noticias penosas, para que hablemos de otras cosas. Una noche en Nueva York, de visita en la casa de familia de un señor que ha establecido una fundación, es decir, ha destinado varios millones para la enseñanza, y que de esos millones ha facilitado algún dinero para la enseñanza de las ciencias políticas en América Latina, estaba yo explicando que como es necesario estimular el arte en nuestro país, yo mismo iba a inaugurar un sistema de exposiciones de pintores en el palacio para vender yo mismo los cuadros a los asistentes a fin de que los pintores saquen algo de su obra. Inmediatamente este señor dijo: “Ofrezco como fondo inicial diez mil dólares”.

No podemos detenernos en los pintores nada más, hay muchos artistas que son creadores. Los músicos, los poetas, los novelistas, los artistas de teatro, los escritores de teatro. Todo creador necesita un pueblo que lo comprenda y que lo estimule. Sin ese pueblo que lo comprenda y que lo estimule el creador se agota, como la planta en la tierra donde no hay agua, donde el aire es seco, y la tierra cargada de sal. Tenemos que hacer del pueblo dominicano, un pueblo capaz de comprender y admirar la obra de arte, y para eso tenemos que hacerlo alfabeto, es decir, no sólo enseñarle a leer y escribir, sino a que use la facultad de leer y de escribir.

Mucha gente aprende a leer y escribir, pero no lee nunca porque no tiene medios para leer. Nosotros vamos a organizar aquí con la ayuda inicial de ese señor que ofreció los diez mil y con la ayuda de otros amigos extranjeros a cuyas puertas tocaremos, y de industriales y comerciantes dominicanos la publicación de obras que publicaremos en números grandes, de 25,000 y ojalá de 50,000 obras que distribuiremos entre el pueblo, y el pueblo va a leer esas obras porque por cada obra estableceremos dos premios, uno de mil pesos y uno de 500 pesos. ¿Para quién son esos premios? Para los lectores de esas obras que escriban la mejor carta, aunque sea una carta con faltas de ortografía refiriéndose a esas obras. Es decir, vamos a hacer la lotería de la lectura, vamos a entusiasmar al pueblo a través del premio con la lectura, a fin de que vaya conociendo a los grandes escritores de su lengua y a los de su propio país y a través de esos escritores aprenda a admirar al artista creador. Un artista creador se parece mucho a Dios.

La Gioconda

En todas las tres semanas que pasé en los Estados Unidos dispuse solamente de quince minutos, un día entre una cita y otra para ir a un museo a ver La Gioconda. ¿Qué es La Gioconda? La Gioconda es un cuadro pequeño, muy pequeño, el retrato de una mujer que está medio sonriéndose, de una mujer con las manos cruzadas. Ese retrato fue pintado hace más de 400 años. Y ese retrato es una obra que le ha dado más nombre a Italia, la patria del pintor, que todas las batallas en que ha intervenido Italia, que todos los generales italianos que ha habido en ese país desde que nació Leonardo da Vinci, el autor de ese cuadro, hasta hoy. Porque así, Dios es admirado y respetado, y en los casos de los hombres malos, es temido, porque Dios crea. Pero Dios crea la vida eterna en la humanidad. La humanidad vive siempre. Y la vida es pasajera en cada hombre. Un hombre puede vivir 80 años, 100 años, 120 años, al cabo de los cuales muere. Sin embargo, un artista como Leonardo da Vinci crea La Gioconda en una pequeña tela que no tiene más de media vara de alto y que tiene menos de media vara de ancho, y esa figura humana está viva allí y está viva hace 400 años y seguirá viva mientras puedan conservarla los hombres.

El artista crea para la eternidad, el artista crea belleza, la belleza produce bien de alma, el bien de alma conduce a la bondad, y la bondad, dominicanos, es lo que debe perseguir el hombre sobre la tierra. Tenemos que estimular a nuestros artistas, que con gran trabajo y con miseria y con lucha están creando belleza para darle prestigio a este país. Como parte de este plan de estímulo, vamos a organizar las exposiciones de obras de arte europeas en este país. Anteayer, el ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, en presencia del primer ministro, que es el jefe de Gobierno en aquel país, ofreció que iba a organizar una exposición de pintura y escultura que vendría a la República Dominicana y esa será la primera de una serie de exposiciones de pintura y escultura que traeremos al país para que el pueblo pueda ir acercándose poco a poco a las obras de arte inmortales. Además de eso, en todos los países donde estuvimos, hablamos de la necesidad de llegar a convenios culturales, a fin de que nuestros estudiantes puedan perfeccionar sus estudios en el extranjero pagando lo menos, gastando lo menos posible. Vamos a desarrollar toda una política de pactos culturales, porque necesitamos gentes preparadas del saber humano, en todas las actividades. Si ustedes recuerdan lo que decía una hora atrás sobre el valor de un maestro se darán cuenta del valor que tienen para nuestro país los centros de cultura del extranjero donde nuestros estudiantes pueden ir a recibir las clases de los mejores profesores de todo el mundo y además de esas clases, la herencia de miles de años de cultura acumulada.

Negociación

Entre las cosas que negociamos en Europa hay dos que son muy importantes para el pueblo dominicano. Una es la Presa de Tavera, otra es la presa de Valdesia, que nosotros llamamos “complejo Nizao”. Leí en El Caribe o en algún otro periódico unas declaraciones en las que se hablaba de que la presa de Tavera estaba en construcción, pero en esa misma información se decía que pronto se iba a abrir el concurso y que podían intervenir en ese concurso los ingenieros nacionales y extranjeros, y que una casa sueca ya estaba haciendo estudios o estaba enviando los estudios para ese concurso. ¿Concurso de qué? De construcción. Luego si se va a abrir el concurso de construcción la presa de Tavera no está construyéndose. Y eso lo saben todos los ingenieros dominicanos.

Lo que se ha estado haciendo en la presa de Tavera es un túnel de estudio. La presa de Tavera no está construyéndose, no se ha decidido nada sobre ella. Pero la vamos a construir nosotros. Ya tenemos hecho en principio el acuerdo para la construcción de la presa de Tavera, de los canales de irrigación de la presa de Tavera, de las plantas eléctricas de la presa de Tavera, de los tendidos eléctricos de la presa de Tavera. En eso han estado trabajando en Europa los ingenieros del PRD que llamé desde abordo del barco Leonardo Da Vinci. En eso han estado trabajando día y noche.

Presa de Tavera

La presa de Tavera se comenzará este mismo año. Y es probable que este mismo año se comience también la presa de Valdesia, “complejo Nizao”, con el acueducto para garantizarle a la Capital agua durante 25 años. Estas dos presas representan una inversión muy grande para el país. Pero representan en el futuro del país algo extraordinario: la posibilidad de desarrollo agrícola e industrial con que hemos estado soñando. Nosotros no hemos querido detenernos en pequeñeces. Barco grande, ande o no ande. Fuimos a negociar cosas grandes, preferíamos fracasar negociando cosas grandes a tener éxito negociando cosas pequeñas. Con la construcción de estas dos presas, todos los ingenieros dominicanos y todos los constructores dominicanos tendrán ocupación de sobra. Vamos a necesitar formar topógrafos de prisa, formar técnicos de prisa. Con la construcción de esas dos presas la fábrica de cemento de la Capital , que está siendo ampliada, y la que se establezca en el Norte, tendrán toda su producción asegurada, vendida dentro del país, al extremo de que tendremos que importar cemento para terminar las presas en el tiempo necesario.

Con la construcción de esas presas, miles y miles y miles de tareas de tierra van a ser mojadas, y miles y miles y miles de hombres van a trabajar en las presas, en los canales, en los tendidos, en la instalación de la planta eléctrica, y además, en las tierras que van a comenzar a producir inmediatamente. Todo esto de que hemos estado hablando significa, en conjunto, una inversión reproductiva en la República Dominicana de más o menos 200 millones de dólares. Inversión reproductiva quiere decir que esos 200 millones de dólares se gastarán en cosas que producirán riqueza, que producirán dinero. Esos 200 millones de dólares, dentro de diez años, deben estar produciendo 2,000 millones de dólares para el país.

Inversiones privadas

No contamos para nada una serie de inversiones de carácter privado, que pueden ser muy altas. Nosotros queremos que los inversionistas privados vengan a Santo Domingo y encuentren en nuestro país las garantías adecuadas, para que nos ayuden a desarrollar nuestras riquezas. Pero que no vengan como vino la compañía de la refinería. En esa forma no nos podremos entender nunca. Nosotros queremos que los inversionistas privados ganen dinero, pero que se le garantice al pueblo dominicano su parte, su porción. Y, en el caso de la refinería, no estamos conformes porque no hay porción para el pueblo dominicano. Lo único que hay es empleo para 180 ó 200 personas y nosotros no queremos en este país un país de peones y de empleados, queremos un país en que la gente se desarrolle técnicamente, económicamente, culturalmente. Un país en el cual el Estado vaya enriqueciéndose para ir enriqueciendo al pueblo. Como queremos esto último, queremos la constitución revolucionaria. Mientras nosotros estábamos por los Estados Unidos y por Europa trabajando, y no hablamos con exceso porque no queremos que nadie nos agradezca esto, ni nadie tiene por qué agradecernos esto, esto era nuestro deber, nuestra obligación, somos dominicanos y tenemos que hacer nuestra parte por el pueblo dominicano y si el pueblo nos ha elegido para Presidente de la República, tenemos que hacer una parte más grande que los demás y lo único que nos duele de todo esto es no haber conseguido el doble de lo que conseguimos de todo este viaje, de todo este trabajo, mientras nosotros estábamos por allá, luchando para traer al país tanto por lo menos, si no más, de lo que se llevaron los Trujillo en su último viaje, aquí se desató la confusión alrededor del proyecto de Constitución del Partido Revolucionario Dominicano.

La Constitución, es, dominicanos, como dije muchas veces, la ley de las leyes. Ninguna ley se puede hacer si es contraria a la Constitución. La Constitución revolucionaria de un país que desea hacer su revolución, tiene que permitir leyes revolucionarias. El pueblo votó por nosotros, y no porque yo tengo la cabeza blanca y los ojos azules, sino por las ideas del Partido, que expresábamos todos los días. Esas ideas eran revolucionarias. El voto blanco del pueblo fue el voto por la revolución. Y no puede haber en este país una Constitución que nos permita hacer las leyes revolucionarias.

Se ha confundido al pueblo con una propaganda intensa. En algunos casos se ha procedido de buena fe en esa propaganda. En otros casos no. Los tutumpotes que perdieron las elecciones en los colegios electorales quieren ganarla ahora en la Constituyente y eso no podemos permitirlo. Ellos perdieron las elecciones porque tenían ideas atrasadas. Nosotros ganamos las elecciones porque teníamos ideas revolucionarias. El pueblo votó por la revolución democrática. El pueblo quiere la revolución democrática, el pueblo quiere la revolución que haga progresar a este país en todos los órdenes. Y esa revolución no se le puede dar si no tenemos una Constitución revolucionaria. Sin Constitución, no puede haber revolución; sin Constitución, no puede haber revolución; sin Constitución no puede haber revolución. El pueblo entero tiene que defender la Constitución revolucionaria, porque esa Constitución tiene que ser el retrato de lo que va a ser la República Dominicana mañana.

Nueva imagen

La República Dominicana está formando una nueva imagen. Se parece a esas muchachas que cuando entran en los 15 años comienzan a ponerse bonitas. Estamos cambiando nuestra imagen: la imagen moral, la imagen política, la imagen económica del país. La estamos cambiando hacia una democracia revolucionaria, una democracia que mantenga las libertades públicas, pero al mismo tiempo le de a este pueblo el progreso, la justicia social, la democracia económica que nunca ha tenido. Esa imagen nacional, esa nueva imagen del pueblo dominicano, tiene que estar grabada ahora en su Constitución. Es triste que los jóvenes se dejen confundir; es triste que el pueblo que votó por nosotros, ese pueblo desconocido, ese pueblo ignorado, ese pueblo de los barrios y de las lomas, ese pueblo de los caminos reales, ese pueblo que llevó el voto blanco a las urnas para vencer, el 20 de diciembre, tenga que permitir que los que votaron contra el pueblo, que los que votaron en otra forma, vayan a la Asamblea Constituyente a imponer criterios para los cuales no están autorizados porque el pueblo no los eligió a ellos, el pueblo eligió a sus representantes legítimos, a los que tienen que pensar y sentir como piensa y siente el pueblo. Una Constitución revolucionaria es indispensable si queremos en este país una revolución.

Mientras caminaba por esos países de Europa o por los Estados Unidos, con los paisajes blancos por la nieve que caía en algunos lugares día y noche, enfriando la tierra y los cielos, yo pensaba en los tantos y tantos hombres y mujeres que aquí estaban luchando, luchando por defender al pueblo mientras yo estaba ausente. En los hombres del Partido, en los dirigentes de los comités más pequeños, hasta el Comité Ejecutivo Nacional; en ese compañero Ángel Miolán, hecho de bronce, hecho de un amor callado a esta patria sufrida, trabajando día y noche, “atajando pollos”, como dice el pueblo, para hacerle frente a la agitación que desbordaba en todo el país y para hacerle frente a los mil rumores con que estaban confundiendo a este pueblo. Este pueblo es como un niño, y se le engaña con mentiras, y engañar a un niño es una infamia. Para todos esos compañeros que aquí luchaban contra un enemigo demasiado dueño de la sabiduría malsana de engañar al pueblo, para todos ellos las gracias más sentidas.

Honores al pueblo

Y para el pueblo dominicano, los honores que recibimos. Nunca recibimos en el extranjero un honor que consideráramos nuestro, sino del pueblo. Nosotros no somos nadie, sino los representantes del pueblo. Cuando en el Arco del Triunfo de París las tropas de gala presentaban la bandera y las bandas marciales tocaban el himno nacional dominicano antes que el francés como un homenaje pocas veces hecho a nadie, yo estaba pensando en Gualey, en sus mujeres, en sus hombres, en Río Verde y sus campesinos, en Carbonera y sus colonos. Era a ellos a quienes veía detrás de la bandera francesa y a través de los duros, de los pétreos muros del Arco de Triunfo que en la capital de Francia resume el sentir de ese pueblo y el homenaje de ese pueblo a los que cayeron por su libertad.

Para el pueblo los honores, para él las ventajas; para mí una sola satisfacción, que sí la tuve y la proclamo: la satisfacción de ver que en los hoteles izaban la bandera de la cruz blanca, la bandera azul y roja, la bandera de Duarte; que en el barco en que viajé la bandera salía de los puertos y entraba a los puertos, desafiando los vientos; que en los aeropuertos, la bandera dominicana me esperaba.

No manché esa bandera en todo el viaje. En todas partes procedí con la dignidad de un hombre que se debe sólo a la tierra donde ella ondea, y para la cual fue creada por ese corazón de amores, esa fuente de ternura y de bondad, padre de todos los dominicanos: Juan Pablo Duarte, nuestro fundador.

Buenas noches, y hasta pronto si Dios quiere, dominicanos.

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Discurso del presidente Juan Bosch en Capotillo (Discurso del presidente Juan Bosch en Capotillo, el 16 de agosto de 1963, con motivo de la celebración del Centenario del inicio de la Guerra de la Restauración)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Señores miembros de la Comisión pro Celebración del Centenario de la Restauración;
Autoridades civiles y militares;
Dominicanos:

Hace cien años, entre la medianoche y el amanecer del 15 al 16 de agosto, catorce héroes entre los cuales uno no ha dejado su nombre a la Historia y otro era español, entraron en este lugar de Capotillo Español a comenzar la guerra restauradora.

La República había pasado a ser colonia española, un año y cinco meses antes: el 28 de marzo de 1961; y un año y cuatro meses antes de ese 16 de agosto, es decir, el 18 de abril de 1861, habían llegado a tierra dominicana las primeras fuerzas españolas.

España era, por esos días, una de las potencias militares más grandes y aquí, en la vecindad de nuestro país, en el vecindario de mar y de islas, tenía a un lado a Cuba y a otro lado a Puerto Rico, desde donde podía en cualquier momento, enviar fuerzas poderosas a esta tierra dominicana.

Sin embargo, nuestro pueblo que no había participado en el hecho histórico de que la República dejara de ser República para pasar a ser territorio dependiente de España, ese pueblo nuestro no había medido el poderío español, no le importaba cuántos cañones, ni cuántos barcos de guerra, ni cuántos miles de hombres, ni cuántos oficiales bien preparados podían combatir aquí contra ellos, es decir contra el pueblo.

Y desde el momento mismo en que Pedro Santana, hasta entonces presidente de la República Dominicana, declaró que esta República dejaba de ser República para ser colonia española, desde ese momento el pueblo dominicano comenzó a combatir para restaurar su República. Y hubo, entre el 18 de marzo y el 16 de agosto, muchos mártires; y hubo preparado un gran movimiento que debió haber comenzado el 27 de febrero de 1863, y que fracasó cuatro días antes porque uno de los que estaban en el secreto, habiendo bebido más de la cuenta, habló, y las autoridades españolas supieron a tiempo que ese movimiento iba a comenzar el 27 de febrero.

Entre los catorce hombres del 16 de agosto —en la noche del 15 al 16— que en las sombras de la noche entraron en nuestro país, por este lugar que entonces se llamaba Capotillo Español, doce por lo menos habían tomado parte en el movimiento fracasado del 27 de febrero.

Una derrota

En la vida de los hombres de acción, sean guerreros, libertadores, sean políticos, sean agricultores, sean industriales, una derrota no significa sino eso: una derrota. Pero el año tiene 365 días y a la derrota de hoy pueden seguir 364 victorias, y por eso al hombre de acción, sea guerrero o libertador, sea político, sea agricultor, sea industrial, no se derrota nunca mientras esté vivo.

Los dominicanos que comenzaron aquí la guerra restauradora, dan un ejemplo de ello. Habían tenido que huir unos meses antes, pero a partir del 16 de agosto, de ellos huyeron los españoles, ellos no volvieron a huir más, y los que desde aquí fueron de triunfo en triunfo pasando por los incendios de Guayubín, y de Santiago, y de Moca, hasta volver a colocar la bandera de la cruz blanca en el Homenaje de la Capital de la República, en señal de que habían restaurado esta Patria que Pedro Santana entregó, y que ellos rescataron y devolvieron al mundo de las naciones libres.

La Guerra Restauradora es el acontecimiento histórico más importante de la República Dominicana. Y es el más importante porque en él tomó parte directa, activa y principal el propio pueblo dominicano. No fue una guerra hecha por caudillos, fue una guerra hecha por el pueblo.

La guerra, como es claro, dio caudillos a los que probaron durante los catorce meses de la acción que eran más bravos, más capaces y más desinteresados al servicio de la causa de la libertad. Pero la guerra fue hecha por el pueblo, a tal extremo de que entre los presos del 27 de febrero de 1863 en Santiago, los había peones, y sastres, y zapateros, y las armas con que contaban eran especies arrancadas de las cercas de los campos, piedras y pedazos de madera que habían afilado como lanzas.

El pueblo fue el que entró en Santiago en septiembre, a principios de septiembre, a miles de hombres para sitiar la ciudad y quemarla antes que dejarla esclava en manos españoles. Del pueblo, de esa lucha de catorce meses contra un ejército bien disciplinado y bien equipado, salieron hombres de la categoría de Gregorio Luperón; salieron los hombres que desde 1865 hasta el final del siglo pasado, gobernaron en este país y lo hicieron progresar de manera asombrosa, porque la guerra restauradora no fue solamente una guerra para libertar a la República Dominicana y para restaurarla, sino que fue una guerra revolucionaria, y después que terminó, y los hombres que la dirigieron alcanzaron el Poder, de esa guerra salieron los ferrocarriles, y los cables interoceánicos, y los vapores y la luz eléctrica, y los centrales azucareros, las primeras manifestaciones de verdadero progreso que tuvo la República Dominicana.

Si esa guerra dio grandes hombres y produjo una revolución, y después se agotó para terminar en una tiranía, que fue la tiranía de Ulises Heureaux, a quien el pueblo llamaba Lilís, la responsabilidad de ese agotamiento y de esa tiranía final no puede caer sobre los hombros de quienes hicieron la guerra en Capotillo y la convirtieron después en un régimen progresista. Tiene que caer, así como la responsabilidad mayor de la guerra estuvo en el pueblo, la responsabilidad mayor del fracaso del régimen político que produjo la Restauración, está también en el pueblo, porque una democracia no se sostiene si no hay un pueblo que la practique y la defienda; no puede surgir un tirano donde haya un pueblo dispuesto a defender la libertad.

Gratitud

Hoy, a cien años de distancia, estamos aquí rindiendo homenaje a los héroes de Capotillo y somos conscientes de que si estamos en este momento hablando ante ustedes y ante la representación del ejército restaurador, que está ahí en frente, y ante todo el país que nos escucha, lo debemos también a los restauradores, porque si ellos no hubieran hecho libre esta República el pueblo no hubiera sido libre para elegir libremente un gobierno constitucional.

Es así como a la distancia de cien años el árbol que ellos sembraron está dando frutos. Frutos tardíos, porque en este país no debió haber ocurrido nunca, después de esa guerra de tantos sacrificios, de esa guerra tan heroica, de esa guerra tan hermosa, no debió de haber ocurrido nunca, repetimos, que el pueblo perdiera su libertad y que tuviera que celebrar, como si se tratara de un nacimiento de la Patria otra vez, el nacimiento de esa libertad y el ejercicio del derecho democrático, que le permite cada cuatro años decir: “A este queremos que nos gobierne, y no aquel, ni aquel otro, ni al de más allá”. Sin esa facultad, sin la facultad de elegir libremente, no hay soberanía popular, y si no hay soberanía popular, la democracia es una mentira.

La guerra restauradora la hizo el pueblo, y el pueblo ha tardado cien años en poder ir libremente a las urnas para escoger a quien él haya querido —el mejor o el peor, no importa— pero a quien él haya querido.

Cien años parece un tiempo muy largo. Si hubiéramos podido hacer esto desde entonces hasta hoy, con la riqueza de nuestra tierra, con la inteligencia natural de nuestro pueblo, con la bondad natural del pueblo, con la decencia natural del pueblo y con los hombres de extraordinaria capacidad, en todos los campos, que hemos dado, este país estaría hoy a la cabeza de los países de su tamaño de América Latina. No lo estamos, desdichadamente, pero tenemos que estarlo, debemos alcanzarlos.

La bandera de la cruz blanca flota en cielo libre pero no tiene todavía el lugar que le corresponde en este concierto de países latinoamericanos. No lo tiene, porque nuestro pueblo no ha podido alcanzar la posición que él desea y la posición que puede conquistar, si trabaja y es capaz de seguir el ejemplo de los catorce hombres que entraron por Capotillo Español para restaurar la libertad de la República.

Dominicanos:

Esta noche es hora de hablar de los sucesos políticos actuales. Esta es la hora de pensar unidos, en silencio y con gratitud en el ejemplo de los hombres gracias a los cuales nosotros podemos reunirnos hoy aquí, y nosotros podemos llamarnos dominicanos. Ellos se unieron resuelta y valientemente ante un enemigo poderoso; los dominicanos deben unirse y luchar resuelta y valientemente contra la miseria, contra la ignorancia, contra la maldad, contra la enfermedad. Ellos conquistaron la libertad nacional para todos los dominicanos y nosotros tenemos que darle a esa libertad nacional la sustancia necesaria para que nuestro pueblo pueda sentarse en primera fila entre los pueblos libres de América y pueda sentarse con justificado orgullo. Esa sustancia es la justicia social.

Cien años después de la lucha en acción el pueblo ha seguido uno detrás de otro, el obrero del campesino y el campesino del agricultor y el agricultor del abogado y el abogado del comerciante, el pueblo entero unido restauró esa República, cien años después nosotros no podemos sentarnos a disfrutar esa República (faltan aquí siete u ocho palabras que no se entendieron por defecto en la recepción) si no cumplimos con el deber de engrandecerla, luchando, enriqueciéndola, para que podamos disfrutar todos la libertad que ellos crearon y la justicia social que Dios, que está en los Cielos, demanda para los hombres en la Tierra.

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Bosch dice el PRD lucha por la paz y la libertad (Santo Domingo, 13 de diciembre de 1965)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

El Partido Revolucionario Dominicano se propuso desde hace algún tiempo no provocar luchas políticas ni ayudar a los que quisieran provocarlas, porque entendíamos que el primer deber de todos nosotros era contribuir a pacificar el país.

Desde que el doctor García Godoy pasó a ser presidente provisional de la República el día 3 de septiembre de este año hasta hace quince días, murieron más de 130 dominicanos, muchos de ellos de manera horrible, y además por medio del fuego y de las bombas, se destruyeron totalmente o en parte muchas propiedades. Y nosotros sabíamos que eso se hacía con un plan, el plan de llevar al pueblo a la desesperación, para que volviera la guerra civil y para obligar así al gobierno a echarse en brazos de los sectores más reaccionarios del país. Porque llegaría el momento en que sólo con el apoyo de las ametralladoras podría el gobierno mantenerse en el poder. La conducta del Partido Revolucionario Dominicano se impuso al fin, debido a que el pueblo dominicano, mucho más inteligente de lo que piensan algunas personas, comprendió la verdad sin necesidad de que se la explicáramos en detalles. Y por eso el pueblo no respondió a ninguno de los llamados que se le hicieron para declarar huelgas políticas, o para realizar marchas, manifestaciones o mítines Pero el propósito de crear agitación fue llevado a otros caminos, y el camino que pareció mejor fue el de presentar al gobierno Provisional como si estuviera controlado por el Partido Revolucionario Dominicano. Así comenzaron las declaraciones y las cartas en los periódicos acusando al gobierno de que estaba llenando los empleos públicos con perredeístas, y un corresponsal norteamericano, que desde 1961 ha estado dando pruebas abundantes de que no es amigo de la democracia dominicana, envió un largo cable al extranjero refiriéndose a esas cartas y a esas declaraciones. El problema de si el gobierno Provisional tiene o no tiene muchos perredeístas empleados, es un asunto puramente dominicano, que no interesa a los lectores de periódicos extranjeros y por tanto no debería interesar a un corresponsal norteamericano. Pero sí se le está dando a este asunto, que es casi un chisme de familia, publicidad en los países extranjeros, se debe a que hay un interés oculto. Sobre todo, podemos darnos cuenta de esto si se toma en cuenta que ese mismo corresponsal no se refirió a las muertes de que hemos hablado. Y esas muertes fueron numerosas, algunas de ellas, como hemos dicho, horribles, tal como fue la del gobernador de Mao, nuestro compañero del PRD Miled Haddad. Y las noticias de esas muertes sí tenían interés para lectores de periódicos especialmente norteamericanos, porque a esos lectores solamente les llama la atención las noticias de los países latinoamericanos que se refieren a crímenes, a golpes de Estado y a asuntos escandalosos. Debemos recordar aquí con verdadera pena que tampoco el presidente del Partido Reformista dijo nada en esa ocasión, ni ha dicho hasta ahora una palabra sobre las actividades de algunos policías y militares que andan por los campos y los pueblos del país asustando a la gente, especialmente a los campesinos y obligándolos a inscribirse en su partido y a renunciar del PRD.

Cuando el presidente del Partido Reformista estuvo recientemente en Baní, al pasar por Pizarrete muchos de sus acompañantes se metieron en casas de familia a romper nuestros retratos dentro de las salas. Por eso el pueblo alarmado se pregunta, que si eso sucede ahora, qué no sucedería en el caso de que el presidente del Partido Reformista llegara a ser Presidente de la República. Es bueno que hablemos claro y que recordemos al pueblo que el Presidente de la República es vicepresidente del Partido Reformista, que el vicepresidente ministro de lo Interior es también reformista, y que casi todos los ministros son reformistas. Es bueno también recordarle al pueblo que nosotros, el PRD, apoyamos al doctor Héctor García Godoy para ir a la presidencia de la República, a pesar de que era reformista, y recordarles que el PRD no es gobierno y que si hemos pedido a los dominicanos que respalden al gobierno se debe simplemente a que es un gobierno legal. Y ya es hora de que en este país la gente se acostumbre a respetar los gobiernos legales, y a tumbar en 24 horas a los gobiernos ilegales. El PRD fue un factor principal, de primera importancia en la caída del Triunvirato, no porque el Triunvirato era enemigo del PRD, sino porque era un gobierno ilegal. El PRD fue invitado muchas veces a conspirar contra el gobierno del doctor Balaguer, y el PRD no aceptó hacerlo. Y en el gobierno del doctor Balaguer el PRD no tenía puestos públicos. El PRD tampoco aceptó conspirar contra el Consejo de Estado. Y debemos recordar que ni el gobierno del doctor Balaguer, ni el gobierno del Consejo de Estado fueron modelos de buenos gobiernos. Si entonces los respaldamos, si no conspiramos contra ellos, era porque el PRD no conspira contra gobiernos legales. El gobierno del doctor García Godoy tampoco es un modelo de buen gobierno y nosotros hemos pedido respaldo para él a pesar de que no estamos de acuerdo con la mayoría de las cosas que hace el gobierno y no participamos en ninguna de las medidas que toma.

Por todas las razones que hemos expuesto, no queríamos responder a la campañita que ha desatado el doctor Balaguer contra el PRD, ni referirnos siquiera a las actividades políticas de su partido. Si el doctor Balaguer no quiere mantener la tregua política que no la mantenga. Pero nosotros la mantenemos porque consideramos que con eso le hacemos un servicio al país. Y lo único que nos interesa a nosotros es servir al país, no es ganar ni perder elecciones, no es tener o no tener puestos públicos, es servir al país. Para el doctor Balaguer, por lo visto, lo más importante que pueda suceder en el país es si fulano tiene un puesto en el gobierno o si fulano no lo tiene. Y es bueno repetir que cuando el doctor Balaguer gobernaba y nosotros nos negábamos a conspirar contra él, mientras la Unión Cívica conspiraba, nosotros no le pedíamos puestos al doctor Balaguer. Para nosotros, conspirar contra el doctor Balaguer era hacerle un mal al país, a pesar de que la propaganda decía lo contrario. Porque nosotros creíamos y seguimos creyendo que no era posible ni es posible conspirar sin ayuda de los jefes militares y que tan pronto los políticos metieran a los jefes militares en conspiraciones iba a comenzar en este país una era de golpes de Estado y de indisciplina en los cuarteles, que acabaría provocando una revolución sangrienta. Ustedes deben recordar las veces que lo dijimos y ustedes han visto que la revolución se produjo. De manera que nosotros queríamos que el doctor Balaguer gobernara en paz hasta que terminara su mandato, y lo único que hacíamos era pedirle al doctor Balaguer medidas en favor del pueblo, no puestos para los perredeístas. Y eso es lo que estamos haciendo ahora. El PRD no lucha por puestos, el PRD lucha por la libertad del pueblo, por la mejoría del pueblo, por la igualdad de todos los dominicanos.

En este momento al PRD no le importa quién sea gobernador de una provincia, pero le importa mucho lo que ha sucedido en Azua. En Azua como ustedes saben, la Policía y el Ejército intervinieron ayer en un conflicto laboral, lanzando bombas lacrimógenas, disparando tiros y encarcelando y atropellando a los trabajadores. ¿Por qué se hizo eso? ¿Fue que los trabajadores se metieron en las propiedades de la empresa para destruirlas, fue que cometieron algún delito? No, simplemente estaban reclamando un derecho. Un derecho que figura escrito en el Código de Trabajo. Y por cierto en el Código de Trabajo que publicó Trujillo, porque hasta Trujillo reconocía que los trabajadores tenían ciertos derechos. Y como los trabajadores reclamaban esos derechos, el gobernador de Azua pidió policías y soldados y el gobierno le mandó policías y soldados. Y donde se reúnen 300 policías y soldados con órdenes de actuar, hay tiros y hay atropellos. El gobernador que pidió la fuerza pública, ese gobernador de Azua, no es perredeísta. Fue nombrado por el general Imbert y sigue en su cargo, pero si lo hubieran cambiado hace una semana, antes de estos sucesos, el doctor Balaguer estaría diciendo que lo habían sacado del cargo porque era un reformista. Ahora resulta, señores, que los empleados que nombraron Donald Reid y el general Imbert eran reformistas. Y es así como hemos venido a descubrir que los gobiernos de Donald Reid y del general Imbert eran gobiernos del Partido Reformista. Ya está bueno de estar lanzando acusaciones contra el PRD. Nosotros estamos dedicados a trabajar, no a politiquear. A trabajar por la paz del país, por la libertad, y por el bienestar de los dominicanos. Nosotros no hemos querido ni siquiera trasladarnos a ninguna ciudad del interior, para evitar manifestaciones del pueblo y las movilizaciones que pudieran significar agitación política. No hemos querido ni aún comentar las actividades políticas del doctor Balaguer ni sus mítines y discursos. Ni hemos querido hablar por radio de problemas políticos. Pero todo tiene su límite. Y es bueno que se sepa que si el PRD es el buey que más jala, eso no quiere decir que sea un buey viejo que se deja maltratar, porque hasta el buey manso mató a su amo. Queremos llamarle la atención al pueblo, queremos decirle que están haciéndose todos los esfuerzos por obligar a este gobierno a caer en brazos de la reacción, que hay un plan para lograrlo y que el pueblo no debe dejarse engañar. Las primeras señales de ese plan, se vieron desde que el gobierno comenzó. Hubo un poco de calma después del fracaso de la conspiración de los trasnochadores de Tamboril, pero han vuelto a producirse síntomas, y los síntomas más fuertes de que el gobierno está cayendo en el anzuelo que le tienen preparado, son los acontecimientos de Azua. Nosotros protestamos con toda energía de que se encarcele y se atropelle a obreros dominicanos y pedimos a todos los trabajadores del país que reclamen la libertad de sus compañeros de Azua, y que no se dejen asustar por el uso de la fuerza, que cierren los oídos a la propaganda política hecha por puestos más o puestos menos, y que se fijen en lo que es verdaderamente importante. Y lo verdaderamente importante es que se respeten los derechos de los dominicanos. Y queremos también llamar la atención de los soldados y los policías, para que recuerden lo que sucedió aquí debido precisamente a que no se respetaban los derechos del pueblo, y se abusaba de la fuerza cuando el pueblo reclamaba sus derechos.

Para el doctor Balaguer lo más importante es tener gobernadores y alcaldes pedáneos reformistas, para el PRD, que ganó una elección cuando el país estaba lleno de gobernadores y alcaldes pedáneos cívicos, para el PRD, repetimos, lo más importante es que se respeten a los dominicanos del pueblo. El doctor Balaguer piensa que las elecciones se ganan con empleados públicos; el PRD cree que las elecciones las gana el corazón del pueblo. Y este pueblo sabe mucho. Lilís decía que el campesino más bruto de nuestro país servía para arzobispo, y nosotros estamos seguros de que aunque no sepan leer y escribir, los hombres, las mujeres de este pueblo, saben dónde está la verdad, dónde están los principios, y quién defiende aquí esos principios, y quién garantiza aquí la libertad. Ya está bueno de atacar al PRD. Si hemos estado callados, no se ha debido a que tengamos culpas que ocultar, se ha debido a que sabemos donde están los enemigos del pueblo y qué están maquinando en este momento y con qué intenciones están actuando, y como lo sabemos, estamos esperándolos en la bajadita, porque en este país mientras exista el PRD habrá un centinela del pueblo vigilando para defenderlo de sus enemigos.

Hasta pronto, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch: el mentiroso y el cojo no van lejos. Respuesta a Hamlet Hermann (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 21 de mayo de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Bien sé yo que al empezar de nuevo mis charlas de radio, ustedes preferirían que les hablara de la situación que hay en el PRD, pero no comenzaré por ese tema; por ese tema terminaré esta serie que empiezo hoy, después de casi cuatro meses de silencio a la fuerza.

Hoy debo empezar respondiendo a las declaraciones mal intencionadas del ingeniero Hamlet Hermann, que aparecieron publicadas por la Secretaría de las Fuerzas Armadas en los periódicos del día 8 de este mes; y debo empezar por ahí por dos razones. La primera es una cuestión de honor.

El ingeniero Hamlet Hermann me acusa en esas declaraciones de manera bastante clara, de haber estado de acuerdo con el coronel Caamaño para llevar a cabo la invasión que ya se conoce con el nombre de Playa Caracoles y, por supuesto, me acusa también de haber traicionado al héroe de la Revolución de Abril al no ordenar la movilización de las masas del PRD en favor de la aventura que encabezó Caamaño, y yo no puedo quedarme callado ante esa acusación que es una mentira, la misma mentira que usó el Gobierno para perseguirme y para perseguir y encarcelar a cientos y cientos de perredeístas en todo el país, la misma mentira que está usando en muchas partes el reformismo en su propaganda reeleccionista y probablemente la misma mentira que el ingeniero Hamlet Hermann va a propagar cuando salga de aquí, premiado con un viaje por haber actuado como guerrillero mientras tantos dominicanos se pudren en La Victoria por mucho menos que eso, a veces por simples suposiciones de que quisieron ser guerrilleros.

La segunda razón por la cual tengo que responder a las mentiras del ingeniero Hamlet Hermann es de otro tipo, y para explicarla tengo que recordarles a ustedes que nunca hablo de que me quieren matar o de que mi vida está amenazada. En un país como éste y bajo un gobierno como el que tenemos, la vida de cualquier líder de la oposición se halla en peligro permanente, y hablar de eso es como hablar de que el chofer puede chocar en cualquier momento o de que el pescador puede ahogarse el día menos pensado.

Pero esta vez debo decir que sobre la base de las acusaciones de haber traicionado al coronel Caamaño que me hizo el Gobierno, dos personas planearon mi muerte; planearon matarme por traidor, por haber traicionado a los guerrilleros de Playa Caracoles.

Esas dos personas son una conocida por el apodo de Cabeza y otra por el de Enriquito. Cabeza se llama en realidad Hernando Martínez Carrasco y está preso por haber dado muerte en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, de un balazo en el corazón, al estudiante Tavares Bonilla; y Enriquito se llama Enrique Antonio Rodríguez Figueroa.

Como Cabeza está preso espero que la Policía lo interrogue acerca de esta denuncia que hago públicamente, porque el asesinato mío no es el de cualquier chivito, y si se me asesina y el asesinato no queda bien aclarado mi sangre va a salpicar en este país a mucha gente, desde el Presidente de la República para abajo.

Pues bien, los propósitos criminales de Cabeza y Enriquito pueden haber sido reforzados en ellos o en otros jóvenes de mentalidad parecida a la de ellos gracias a las declaraciones del ingeniero Hamlet Hermann, de manera que tengo que defenderme de esas acusaciones porque en ellas hay un serio peligro de muerte para mí.

El ingeniero Hamlet Hermann pudo haber “desafiado gallardamente la muerte” y tener una enorme “integridad revolucionaria” y mucha “hombría de bien”, como dijo de él el Dr. Peña Gómez un mes antes de que fueran publicadas las declaraciones del conocido guerrillero; pero ha jugado con mi vida de manera incomprensible un héroe que desafía “gallardamente la muerte”, una persona que tiene “integridad revolucionaria” y “hombría de bien”, y se me hace forzoso llamar la atención del Pueblo hacia la irresponsabilidad con que ha jugado con mi vida ese “gallardo” guerrillero para que todo el mundo en este país sepa, si me pasa algo, entre quiénes debe repartirse la responsabilidad de lo que me suceda.

Y ahora, entremos en materia. Lo primero que me llamó la atención en las declaraciones del ingeniero Hamlet Hermann publicadas en los periódicos del 8 de mayo fue el hecho de que esas declaraciones fueron escritas a mano y sin embargo no se viera en ellas la menor falta, el borrón más pequeño.

Yo soy escritor de oficio; durante más de la mitad de mi vida he vivido del oficio de escribir, y sin embargo cada vez que escribo a mano tengo que hacer borrones. “¿Cómo se explica que Hamlet Hermann escribiera varias páginas a mano sin haber hecho ni siquiera un borroncito?”, me preguntaba yo.

Y naturalmente, me respondía que eso sólo podía explicarse en el caso de que Hamlet Hermann hubiera copiado a mano lo que antes había sido escrito a maquinilla, y por cierto bien escrito a maquinilla, porque escribiendo a maquinilla también se cometen faltas; además, aun así, el ingeniero Hamlet Hermann debió escribir a mano muy calmosamente, con mucha sangre fría, sin ningún remordimiento, sin ningún sentimiento que lo llevara a titubear o a equivocarse.

Pues bien, estoy en capacidad de decirles a ustedes, con las pruebas en la mano para quien quiera verlas, que así fue; que en ocasiones en que escribió a mano estando en libertad, el ingeniero Hermann hizo borrones en escrituras muy cortas, y que ahora, estando prisionero, lo que escribió lo copió de algo que había sido escrito antes a maquinilla por un mecanógrafo de primera, por un mecanógrafo que no cometió ni una sola falta en más de 7 páginas largas.

El ingeniero Hermann firmó ese trabajo hecho a maquinilla y además puso sus iniciales en los márgenes de 7 de las páginas escritas; y después de haber hecho eso se dedicó calmosa, cuidadosamente, a copiar con letra segura, sin hacer un borrón, lo que decían las páginas escritas a maquinillas.

En ningún momento le pasó por la cabeza la idea de que estaba jugando con mi vida, como si él tuviera el menor derecho a disponer de ella de manera directa o indirecta, por acción, por comisión o por irresponsabilidad.

Algunas personas se me han acercado en estos días para decirme que tome en cuenta que las declaraciones de Hamlet Hermann, publicadas hace 13 días, pueden haber sido hechas bajo presión, puesto que se hallaba en manos enemigas; así y todo, debo hablar claro porque, como dije ya, en este asunto va envuelto un problema de honor muy serio, pues si yo traicioné al coronel Caamaño no puedo, ni debo seguir siendo el presidente del PRD ni merezco ser, siquiera, dominicano, y además las declaraciones de Hermann han contribuido a darles fuerzas a las acusaciones del Gobierno, y entre las dos han puesto en peligro mi vida, y el que no defiende su vida es un degenerado, y aquí todo el mundo sabe que yo no lo soy.

Así, pues, sin dejar de atender a lo que me han dicho esas personas que han considerado que las declaraciones de Hamlet Hermann deben ser tomadas como hechas a la fuerza, quiero analizarlas, estudiarlas con cuidado, y voy a hacerlo tomándolas no de ninguno de los periódicos que las publicaron sino de las escritas a maquinillas que tengo aquí, ante mis ojos, con sus iniciales en los márgenes y su firma completa en la página Nº 8.

El tercer párrafo de esas declaraciones dice así: “Coincidía que para esos tiempos se había decidido en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) mi asistencia como observador a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para aprovechar algunas experiencias obtenidas por éstos [sic] dentro del campo de las computadoras electrónicas aplicadas a la administración e investigación universitarias.

‘Decidimos usar esto como cubierta para mi viaje al exterior que, aunque se vio interrumpido por el impedimento de salida impuesto por el gobierno dominicano, finalmente tuvo la autorización oficial”.

Luego dice que a los dos meses de hallarse en México salió hacia Cuba, donde tuvo su primera entrevista con el coronel Caamaño. Pero Hamlet Hermann no dice que no le dijo a la Universidad ni una palabra de que abandonaba el puesto, y la Universidad siguió pagándole durante largo tiempo a su familia el alto sueldo que ganaba, como tampoco dice que salió de Cuba hacia Albania, hecho conocido aquí de todos los grupos revolucionarios.

En el párrafo 7 cuenta que el coronel Caamaño “me dijo que de los hombres que integraban la guerrilla, más de la mitad eran hombres del PRD y el resto eran antiguos catorcistas y… de otros partidos de izquierdas”; pero al llegar a la página 3 refiere lo que sigue:

“Luego que el Coronel Caamaño diera por terminadas nuestras entrevistas, nos trasladamos al ‘campo de entrenamiento’ donde para mi sorpresa encontré una fuerza de alrededor de una docena de hombres, yo que pensaba encontrar allí por lo menos cientos”.

Si de esa docena más de la mitad eran del PRD, debemos suponer que por lo menos 7 eran perredeístas, y como inmediatamente después de eso dice que “con nosotros se trasladaron hasta allá, tres jóvenes del PRD que habían llegado recientemente, entre los que se encontraba Braulio, el compañero que murió de inanición en la guerrilla...” debemos sumar esos 3 perredeístas a los 7 que había en el llamado “campo de entrenamiento”, y como 7 y 3 son 10, la conclusión a que tenemos que llegar es que todos los guerrilleros, incluyendo entre ellos al Coronel Caamaño y a Hamlet Hermann, eran perredeístas, y todavía falta un perredeísta que ha desaparecido, puesto que los guerrilleros que llegaron al país fueron solamente 9.

¿Ven ustedes que el embustero y el cojo no llegan lejos? De acuerdo con los decires de Hamlet Hermann, entre los guerrilleros debieron haber por lo menos 10 perredeístas, y al país llegaron 9, y de esos 9, el único de quien se ha dicho que era del PRD era el desdichado conocido con el nombre de Braulio, que murió de hambre entre las lomas de Ocoa.

Dice Hamlet Hermann que los perredeístas de la guerrilla le “manifestaron haber sido enviados desde el PRD a un tal Nápoles, de nuestra organización (el cual no era otro que Perdomo Pérez)”, y esa es otra mentira porque Perdomo Pérez nunca tuvo nada que ver con el PRD; Perdomo Pérez pertenecía al grupo de Amaury Germán, llamado Comandos de la Resistencia, que era un grupo caamañista en territorio dominicano; un grupo con el cual tenía vínculos o nexos en el país el coronel Caamaño.

Ahora es fácil mencionar a Perdomo Pérez como conectado con el PRD, porque Perdomo Pérez murió el año pasado en el combate de la Autopista de las Américas, y no puede desmentir al ingeniero Hamlet Hermann; pero yo sí puedo desmentirlo y lo desmiento diciendo que Perdomo Pérez no era Nápoles, que jamás tuvo el menor contacto con el PRD y que por tanto no podía mandar perredeístas a Cuba.

Voy a pasar por alto la zanganada aquella de que en el 1970 los guerrilleros perdieron “las mejores condiciones políticas en que se podía pensar; Caamaño con los fusiles y Bosch con las masas; no podíamos perder”. Y voy a pasarlas por alto hoy porque de ese tema hablaré en el próximo número de la revista Política, que saldrá dentro de unos 15 días; pero quiero llamar la atención hacia un párrafo que dice así:

“A la vez que llegaban nuevos compañeros, llegaron recursos económicos desde el país, cuya fuente nunca se nos informó oficialmente pero se comentaba que provenía de ‘fuertes’ organizaciones políticas”.

Aquí la única organización política “fuerte” (y fuerte por estar en el poder) que podía enviar, o puede enviar fuera del país recursos económicos es el Partido Reformista, porque es la única que tiene dinero; tiene a su disposición el dinero del poder público, el dinero que recauda a la mala entre los empleados del Gobierno.

Hamlet Hermann sabe mucho, es altamente sabichoso; sabe bien quién le mandó dinero al coronel Caamaño, y podía decirlo porque los que se lo mandaron están ya muertos; pero prefirió dar a entender que era una organización política “fuerte”, y como la única organización política “fuerte” dentro de los partidos opuestos al Gobierno es el PRD, quiere echar esa carga al PRD, haciéndolo de pasadita, como quien no quiere las cosas.

Pero sucede que aquí todo el mundo sabe que a nosotros nos cuesta mucho trabajo reunir el dinero para atender a los gastos de nuestra organización; que nosotros no hemos recurrido nunca en nuestra historia al sistema de asaltar bancos y por lo tanto nunca hemos podido disponer de dinero para mandarle ni al coronel Caamaño ni a nadie, y mucho menos las cantidades de dinero que necesitaba el coronel Caamaño para movilizar a su grupo.

El héroe de la Revolución de Abril y los que vinieron con él desembarcaron por lo menos con 100 mil pesos; de ellos, el propio Hamlet Hermann tenía más de 4 mil en los bolsillos cuando se entregó en Villa Altagracia; el barco en que vino el grupo costó 40 mil dólares, de manera que hay 140 mil pesos en dos renglones, y Hamlet Hermann sabe de dónde salió el dinero.

¿Por qué no lo dijo? ¿Por qué pretende dar a entender que se lo mandó a Caamaño el PRD? ¿De dónde podía un partido pobre como el PRD sacar tanto dinero para enviarlo a otro país?

En otra parte del mismo párrafo donde echa esa sombra sobre el PRD, y cuando va hablando de que el coronel Caamaño no aceptaba compromisos económicos con nadie, Hamlet Hermann dice las siguientes palabras:

“En esta actitud del Coronel Caamaño tenía mucho que ver la actitud adoptada por Juan Bosch con respecto al Gobierno Cubano, a quienes [sic] les rechazó varias invitaciones que se le hicieron para visitar ese país (cuando su gira por los países socialistas y para un acto del 26 de Julio)”.

Con esas palabras Hamlet Hermann da a entender que yo estaba en comunicación con Francisco Alberto Caamaño y que no fui a Cuba de acuerdo con él, o mejor dicho, que me puse de acuerdo con él para no ir a Cuba.

Pues bien, eso es también mentira; una mentira más en las declaraciones del ingeniero Hamlet Hermann. Yo no fui a Cuba porque puse condiciones para ir a esa tierra hermana a la cual, por cierto, quiero profundamente porque en ella viví 19 años. La primera de esas condiciones era que en caso de ir tenía que llegar, antes de salir de Francia, a un acuerdo con Fidel Castro sobre los temas que íbamos a tratar él y yo, y el primero de los temas era precisamente el del coronel Caamaño.

Yo exigía ver al coronel Caamaño, si éste se hallaba en Cuba, y quedar en libertad de decirle al pueblo dominicano que lo había visto y de decirle además qué cosas había hablado con él. Para mantener mi derecho a verlo y a decir lo que él y yo habíamos hablado, alegaba que a mí se me conocía en la República Dominicana como un hombre serio y no podía ir a Cuba y salir de allí diciendo que no había visto a Caamaño; y naturalmente, si decía que lo había visto, tenía que decir también de qué cosas habíamos hablado.

Esto lo sostuve en conversaciones con el embajador cubano en París, no sólo cuando fue a invitarme para ir a Cuba sino cuantas veces me visitó para insistir en que hiciera el viaje.

En todos los casos el embajador respondía que Fidel decía que el tema de nuestras conversaciones sería motivo de acuerdos entre él y yo cuando yo llegara a Cuba y yo me mantenía firme en mi idea de que el tema de las conversaciones tenía que ser aprobado antes de mi salida hacia La Habana.

A principios de 1970 viajó a Cuba un alto dirigente del Partido Comunista Dominicano y con él le mandé al coronel Caamaño una carta explicándole todo eso, carta a la cual el coronel Caamaño nunca respondió, pues como explicaré en el artículo de la revista Política, las relaciones mías con el coronel Caamaño quedaron rotas a mediados del año 1968 y nunca más volvimos a tener contacto de ninguna especie.

El ingeniero Hamlet Hermann dice que “el 1971 no tuvo asuntos mayores que repercutieran entre nosotros ya que lo más notable fue el documento que enviara Amaury Germán Aristy, pero éste no fue conocido hasta después de la muerte de los compañeros”, con la cual deja dicho que él, por lo menos, conoció ese documento; y si lo conoció, ¿cómo se explica que no leyera en él lo que Amaury Germán Aristy dijo de mí y lo que le respondí a un amigo suyo a quien me envió para pedirme una especie de alianza con el coronel Caamaño? ¿Por qué cae Hamlet Hermann en esa contradicción, como cayó en la de la mayoría de guerrilleros perredeístas?

Cae porque ha hablado mentira, y el mentiroso y el cojo no van lejos. Pero no ha hablado mentiras simples; ha hablado mentiras peligrosas, que ponen en entredicho mi honor de hombre público y ponen en peligro mi vida física.

Esto es, las mentiras de Hamlet Hermann son mentiras que asesinan moral y físicamente. Y por eso, no por otra causa, estoy aclarándolas ante ustedes, y seguiré aclarándolas mañana; así es que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch: Si Caamaño hubiera sido perredeísta no habría caído fusilado en las montañas de Ocoa y a esta hora estaría entre nosotros, al frente del Partido (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 22 de mayo de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

En todas partes, y hasta en la República Dominicana, a un preso que es además el único de un grupo de guerrilleros llegados de otro país que ha caído en manos de las autoridades, se le interroga con un método que es el mismo en cualquier lugar del mundo; se le preguntan su nombre, las causas por las cuales entró en la guerrilla, la forma en que lo hizo, cómo salieron él y sus compañeros del país donde se hallaban, y con esas preguntas se trata de averiguar hasta lo que comía el grupo día por día.

Pero al ingeniero Hamlet Hermann no se le hizo ese interrogatorio, o mejor dicho, no se le hizo para presentarlo al público; al ingeniero Hamlet Hermann se le sentó ante un escritorio y se le pidió que escribiera un artículo para probar que la guerrilla comandada por el coronel Caamaño contó desde que empezó a formarse con el apoyo del PRD; el ingeniero Hamlet Hermann escribió ese artículo, que le fue pasado en limpio por un mecanógrafo excelente, y luego el autor del artículo volvió a copiarlo cuidadosamente a mano para que apareciera en los periódicos en avisos pagados por las Fuerzas Armadas.

Para poder escribir ese artículo, el ingeniero Hamlet Hermann inventó una cantidad de pequeñas mentiras con las que pretendió formar una mentira grande, pero lo mismo el ingeniero Hamlet Hermann que quienes le pidieron formar esa mentira grande con varias mentiritas ignoraban que los hechos y las palabras de los hombres no hacen la historia por sí solos; que a esos hechos y a esas palabras les responden otros hechos y otras palabras de otros hombres; que todo lo que se hace o se dice resulta modificado o cambiado por lo que otros hacen y dicen, y que por esa razón la humanidad ha descubierto que lo mejor es decir siempre la verdad y atenerse a ella, porque la verdad no puede ser cambiada o modificada por lo que otros seres humanos hagan o digan.

La verdad puede ser aplastada por la fuerza, pero no puede ser transformada ni por hechos ni por palabras, pues aun aplastada, sigue siendo la verdad; una verdad destruida, maltratada por la violencia, pero una verdad que nadie puede convertir en una mentira.

Por eso Hamlet Hermann, hablando mentiras, dice que Caamaño le dijo que aquí, en Santo Domingo, Amaury Germán Aristy y Perdomo Pérez “estaban seleccionando los hombres del PRD que formarían el destacamento de refuerzos a nuestro grupo armado”, y le explicó que aun “cuando el PRD mantuviera el control político sobre esos combatientes, el control y la disciplina militares irían por parte nuestra, y esto era lo determinante en última instancia”.

Pero antes Hamlet Hermann había contado que había llegado a Cuba en el año 1970, cuando yo ya estaba aquí, al frente del PRD, y estando yo al frente del PRD, mal podían ir llegando perredeístas a Cuba para formar el “destacamento de refuerzo” del grupo de guerrilleros, porque a todo el mundo, y al coronel Caamaño más que a nadie, le constaba que yo no era partidario de acciones guerrilleras sino de acciones de masas, como la Revolución de Abril, y al coronel Caamaño le constaba y a los íntimos de sus amigos y compañeros, como a Lalane José, por ejemplo, les constaba que entre el coronel Caamaño y yo no había ningún tipo de relación; no había relación ni política, ni militar y ni siquiera amistosa; y en cuanto a Amaury Germán Aristy, éste, antes de mi llegada a Europa, y por tanto antes de que Hamlet Hermann saliera para Cuba, había tratado de concertar un acuerdo entre él y el Dr. Peña Gómez para que el PRD le facilitara hombres a Caamaño, y el Dr. Peña Gómez respondió que él no podía hacer eso a espaldas mías, y ahí terminó la conversación entre ellos dos.

Por eso miente de manera absoluta Hamlet Hermann cuando dice, en la página 2 de su artículo: “Las relaciones con Bosch y el PRD eran de lo mejor” y “tenía una gran esperanza en el viejo”.

En cambio dice verdad cuando dice: “Amaury Germán Aristy sería el encargado de organizar y entrenar, dentro de sus posibilidades, a las fuerzas de la guerrilla urbana dentro de los Comandos de la Resistencia, y a otros los enviaría con nosotros para su perfeccionamiento”.

Efectivamente, Amaury Germán Aristy era el representante del coronel Caamaño en Santo Domingo, y eso lo sabían aquí hasta los chinos de Bonao, y Amaury Germán Aristy no era perredeísta ni tenía la menor relación con el PRD, cosa que también sabían aquí hasta los chinos de Bonao.

Lo sabían los chinos de Bonao y lo sabía Hamlet Hermann, quien dice, en la página 4: “A finales de 1970 y durante el 1971 se le[s] dio principal atención a los miembros de los Comandos de la Resistencia que iban llegando y quienes eran personas muy conocidas”, y pasa a nombrar a “Billo Gómez Suardí, Baby Mejía, Marte Polanco, Santanita, 6 compañeros que secuestraron un avión y otros que se mencionaban por seudónimos pero que nunca llegué a ver por estar apartado debido a lesiones recibidas”.

¿Por qué no mencionaba ahí a ningún perredeísta? ¿Qué les pasó a los perredeístas que según Hamlet Hermann “formarían el destacamento de refuerzo” al grupo de Caamaño? Dice Hamlet Hermann: “A la vez que llegaban nuevos compañeros, llegaron recursos económicos desde el país”, pero no se atreve a decir que entre esos nuevos compañeros o con esos recursos económicos llegaban perredeístas a Cuba o adonde fuera; y no se atreve a decirlo porque sabe que él puede jugar con la mentira, pero no puede jugar con la verdad, y la verdad es que hasta hoy no se ha podido probar la presencia de un solo perredeísta en la guerrilla que trajo al país el coronel Caamaño. Hamlet Hermann dice que el conocido por el nombre de Braulio era perredeísta, pero ni él ni nadie puede probarlo.

Una persona y diez personas y mil personas pueden simpatizar con el PRD, con algunas de sus actividades o con alguno de sus líderes, pero de ahí a ser perredeísta hay cierta distancia. Por ejemplo, el propio Hamlet Hermann pone a menudo en boca de Caamaño frases halagadoras para mí, como aquella de que “tenía una gran esperanza puesta en el viejo” o “comentaba con nosotros sobre lo mucho que sabía el viejo”, y sin embargo Caamaño no fue nunca perredeísta; si lo hubiera sido no habría caído fusilado en las montañas de Ocoa y a esta hora estaría entre nosotros, al frente del Partido, ligado a las masas perredeístas, preparando las acciones del futuro.

El coronel Caamaño fue amigo personal de algunos perredeístas, especialmente del Dr. Peña Gómez, pero jamás fue perredeísta y en varias ocasiones se expresó mal no solamente del Partido sino también de sus líderes; y el ingeniero Hamlet Hermann miente al ocultar esos hechos, que a menudo se dice mentira hablando o escribiendo y también ocultando ciertas verdades.

Ahora bien, las mentiras más importantes las dice Hamlet Hermann en los siguientes párrafos, que voy a leer enteros a pesar de que son bastante largos. Dicen así:

“En comentarios que nos hacía el coronel Caamaño, nos manifestaba su preocupación por los continuados galanteos que hacía Peña Gómez con los sectores ‘liberales’ de Estados Unidos, encabezados por los Kennedy, Fulbright, etc. ‘Sectores liberales’ que, como nos decía, eran los responsables de la guerra y sus escaladas contra el pueblo vietnamita, de la creación de los aparatos de ‘inteligencia’ llamados Cuerpos de Paz, de la creación y desarrollo de los llamados ‘Boinas Verdes’ y de tantas agresiones, como el que más, contra los pueblos que luchan por su liberación.

‘Caamaño temía por los compromisos que pudiera contraer Peña Gómez con estos, puesto que habiendo surgido él (Caamaño) políticamente de una contienda bélica anti-yanki, no se quería ver comprometido ni con lo más mínimo con éstos, por ‘liberales’ que fueran.

‘Asimismo le preocupaba que donde se manifestara su nombre fuera en el mismo corazón del imperialismo y no en el país que era donde hacía falta, vista la inminencia y la proximidad de nuestra acción.

‘La sensibilidad política, no ya del coronel Caamaño, sino de Román (agrega Hamlet Hermann); de la figura revolucionaria surgida en una lucha anti-imperialista, había sido lesionada en una de sus fibras más sensibles. No obstante, éstos eran aliados de los cuales él no podía prescindir y menos en esos momentos”.

Estos párrafos son más que mal intencionados. Está bien que el coronel Caamaño se preocupara porque el Dr. Peña Gómez hablara bien de los liberales norteamericanos, que ese es un derecho de cualquier revolucionario, aun del más acérrimo enemigo del PRD; pero es una infamia dar a entender que lo que Peña Gómez decía o hacía en los Estados Unidos comprometía a Caamaño, porque el Dr. Peña Gómez no podía hablar, y jamás habló, a nombre del coronel Caamaño; y es también una infamia decir que nosotros, es decir, el PRD, éramos aliados de Caamaño.

Francisco Alberto Caamaño podía pensar que en el PRD tenía una fuerza que podía ser su aliada, pero no podía decir, como asegura Hamlet Hermann, que “esos eran aliados de los cuales él no podía prescindir y menos en esos momentos”. Esa no es ya una declaración mal intencionada; eso es algo más, y es algo más tan escandaloso que no quiero calificarlo; que lo haga la conciencia de cada quien y la conciencia de Hamlet Hermann, si es que él la tiene.

Y ahora vienen otros aspectos interesantes de las declaraciones de Hamlet Hermann. Por ejemplo, él compró el barco, y por tanto él era uno de los hombres claves del plan de la invasión guerrillera, y sin embargo estaba montado en una nube, no con los pies en la tierra; y así lo oímos decir:

“Me informaron que un compañero había salido hacia el país a coordinar las acciones y los destacamentos de refuerzos que nos respaldarían. Se me decía que habría un estado pre-insurreccional a nuestra llegada al país pues se contaba con fuerzas organizadas políticamente que actuarían en consecuencia”.

Pero ya no se atreve a decir que esos “destacamentos de refuerzos” estaban formados por gente del PRD ni que las “fuerzas organizadas políticamente que actuarían en consecuencia” eran perredeístas.

Antes sabía mucho sobre la participación del PRD en las actividades de las guerrillas en Cuba, pero ahora no sabe una palabra sobre las actividades guerrilleras de los perredeístas en Santo Domingo.

Si nosotros, el PRD, estábamos tan vinculados a los planes del coronel Caamaño, de los cuales tanto sabía antes Hamlet Hermann, ¿por qué al “informarlo” de que “un compañero había salido hacia el país a coordinar las acciones y los destacamentos de refuerzos que nos respaldarían” no se enteró de si ese “compañero” iba a ponerse, o llegó a ponerse, en contacto con el PRD?

Porque tendría que presentar alguna prueba de ese contacto, y esa prueba no podía existir debido a que nunca se produjo ese contacto. Pero eso sí, Hamlet Hermann no va a dejar de sembrar cada vez que pueda la semilla de la duda, y así dice, en la página 7 de la versión escrita a maquinilla de su artículo antiperredeísta:

“Mientras navegábamos, habíamos oído al profesor Bosch por Tribuna Democrática hablando sobre temas diversos, pero usando analogías sobre capitanes, barcos, etc., y en aquellos momentos de tensión temíamos que los servicios gubernamentales pudieran sospechar algo y detectarnos”.

Esa es otra infamia del ingeniero Hamlet Hermann. Con esas palabras pretende mantener la mentira de que entre los guerrilleros y yo había un acuerdo; pero llega a más, puesto que en ese párrafo da a entender que cuando yo estaba hablando por radio, sabía que los guerrilleros navegaban ya por aguas dominicanas.

Efectivamente, el 30 de enero, hablándole al país de la razón por la cual el PRD se había retirado de las conversaciones de unidad con otros partidos, dije lo siguiente:

“El PRD llamaba la atención del Pueblo hacia los siguientes puntos: 1º El PRD no ha autorizado declaraciones de ninguna especie que se refiera a planes políticos del porvenir; 2º Ante la confusión creada por algunas declaraciones inconsultas y personales, el PRD decide retirarse de las conversaciones que ha venido manteniendo con otros partidos y con personalidades políticas, y en consecuencia se abstiene de nombrar delegados ante las comisiones creadas”.

Y más adelante dije: “…en medio de las gestiones de unidad que se venían celebrando se hicieron varias declaraciones que de manera indirecta o directa comprometían al PRD, le señalaban a nuestro Partido una línea política, sin que ninguna de esas declaraciones estuviera autorizada por la alta dirección del Partido.

‘El que habla es el jefe; o si quieren, digámoslo al revés: en todas las actividades humanas, el jefe es el que habla. Si hay que informar a los armadores de que un buque llegó a puerto o sale de tal punto o está siendo azotado por una tempestad, el que firma el mensaje dando la noticia no es el comisario de a bordo ni el grumete; es el capitán.

‘El que firma los boletines que dan cuenta del curso de la enfermedad de una persona importante no es el médico ayudante ni la enfermera; es el médico de cabecera del paciente. Cuando se da una batalla, quien comunica al Estado Mayor si se ganó o se perdió, si se retrocedió o se avanzó, es el jefe de las fuerzas que participaron en la acción; no el segundo jefe ni un sargento mayor.

‘Ahora bien, donde está el PRD hablan por él sus autoridades legítimas y nadie puede tomar su lugar. El PRD no aspira a imponerle jefes a nadie, pero tampoco puede aceptar que a él se le impongan jefes”.

Esas fueron mis palabras; y díganme ustedes, cualquiera de ustedes, ¿podrían palabras tan claras, tan precisas, ser interpretadas antojadizamente por los guerrilleros que a esa hora navegaban en aguas dominicanas sin que ni yo ni ningún perredeísta tuviera la menor idea de que ellos se acercaban a las costas del país?

¿Por qué tenían ellos que sentirse aludidos por la mención de un barco y no por la de un médico? Dos días después, el 1ro. de febrero, volví a hablar de barcos cuando estaba refiriéndome al desastre de la fábrica de cemento, y dije, hablando de barcos, lo que sigue:

"De Colombia venía precisamente cargado con clinker el buque El Caribe, que desapareció sin haber dejado la menor huella, y con él desaparecieron los tripulantes, 29 dominicanos y 2 colombianos. Cuando el clinker viene de Colombia se lleva directamente a los muelles de la Fábrica de Cemento en el mismo barco que lo trae, pero cuando viene de un país lejano, como Dinamarca, que se halla en Europa, tiene que venir en buques más grandes, y esos buques grandes no pueden llegar hasta los muelles de la Cementera, de modo que hay que descargar el clinker en los muelles de Santo Domingo o de Haina y desde ahí hay que llevarlo hasta la fábrica en camiones, y esos camiones son parte de los negocios de transportes que tienen personajes muy íntimos de los que gobiernan…".

Si Hamlet Hermann se refiere a esta última mención de barcos en mis discursos y pretende relacionarla con la llegada de las guerrillas al país, entonces hay que buscarle un siquiatra, que son los médicos que ven a los que no andan bien de la cabeza. Pero yo creo que Hamlet Hermann no está mal de la cabeza; lo que tiene en la cabeza no es un mal; es maldad.

Así, además de dar a entender que al hablar de barcos yo estaba denunciando la llegada de los guerrilleros (“y temíamos que los servicios gubernamentales pudieran sospechar algo y detectarnos”, dice en la más desvergonzada de sus declaraciones), agrega que más que ese temor “le preocupó al coronel Caamaño el que no se divulgara ampliamente, por las fuerzas encargadas de hacerlo, su presencia al mando del grupo guerrillero”.

Pero no dice ni por asomo cuáles eran esas fuerzas encargadas de hacerlo, y como toda su declaración está dirigida a acusar al PRD, da a entender con su silencio que fue el PRD el que no dio la noticia de que Caamaño venía al frente de la guerrilla. Y para remachar el clavo dice:

“El coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, ex-Presidente Constitucional de la República, héroe de la Guerra Patria de Abril; el compañero Román en nuestro grupo guerrillero, Francis para sus amigos y seres más queridos, todos esos hombres fundidos en uno, muere confiado en que no nos darán la espalda en esos momentos los que disponen de la mayor capacidad de movilización de masas y enormes recursos políticos, y que se cumplirá con la divulgación amplia de su presencia y con el respaldo efectivo a nuestro grupo guerrillero”.

¿Quiénes son los que disponen en el país de “la mayor capacidad de masas y enormes recursos políticos”? Nosotros, el PRD. ¿Y por qué nosotros no cumplimos con la divulgación amplia de la presencia de Caamaño en el territorio nacional y con el respaldo efectivo al grupo guerrillero?

Porque no teníamos ese compromiso; no sabíamos que Caamaño venía al país y no podíamos imaginarnos que Caamaño era capaz de entrar en el país sin traer ni siquiera un radio de pila para comunicarse con el Pueblo y para decirle: “Éste que está aquí, en la montaña, soy yo, Francisco Alberto Caamaño Deñó”.

Ese Francisco Alberto Caamaño Deñó fue y es una figura histórica; pero también lo soy yo, y que se me perdone la arrogancia. Caamaño pertenece a la historia dominicana, pero también yo pertenezco a la misma historia. Él figurará en la historia por su valor y yo figuraré en ella por mi moral.

Y tratar de echar lodo sobre mí para enaltecer a Caamaño es obra de un enemigo no sólo mío y del PRD, sino también de Francisco Alberto Caamaño; porque los calumniadores son enemigos de todos los valores históricos de su patria, y lo son lo mismo si participan en guerrillas que si son agentes de potencias extranjeras; lo mismo si se juegan la vida “gallardamente” que si escriben y firman documentos que pasarán a la historia no por buenos, no por verdaderos, no por justos, sino por infames.

Eso es todo por hoy; así es que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch critica a Peña Jáquez y la forma en que la prensa presentó sus declaraciones (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 23 de mayo de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Vamos a tener que darle hoy una mencionadita a Hamlet Hermann para poder pasar a otro punto importante de la corta y trágica historia de la guerrilla de Caracoles; y esa mencionadita es la de aquella frase en la que el ingeniero Hamlet Hermann dice:

“Esos sectores, responsables en parte de la muerte del coronel Caamaño y de la aniquilación casi total del grupo guerrillero, podrán estar lamentándose hoy de que haya habido un sobreviviente. La muerte de la totalidad de los componentes de la guerrilla del coronel Caamaño les hubiera servido aún más para esconder su felonía y su traición.”

Así, pues, el ingeniero Hamlet Hermann creía, cuando escribió su artículo, que él era el único que quedaba vivo del grupo de los nueve guerrilleros que invadieron el país por Playa Caracoles; y sin embargo exactamente una página antes él mismo había escrito estas palabras:

“Pero parece que al coronel Caamaño le preocupó que otra parte del plan no se cumpliera y despachó a Toribio Peña Jáquez a cumplir misiones específicas en la ciudad, vinculadas con la movilización de masas y el respaldo en nuestra lucha armada”.

Si el ingeniero Hermann hubiera recordado que había escrito esas palabras en el mismo artículo en que pretendió acusarnos al PRD, al Dr. Peña Gómez y a mí de haber traicionado al coronel Caamaño, habría dicho que los sectores “responsables en parte de la muerte del coronel Caamaño y de la aniquilación casi total del grupo guerrillero, podrán estar lamentándose hoy de que haya habido dos sobrevivientes”; y de haber sabido que hubo otro guerrillero que no se entregó como lo hizo él, sino que encaró el hambre y la muerte y logró romper el cerco que le tendía la guardia y salir al claro y llegar a la ciudad y lograr asilo en la Embajada de México, ni siquiera habría escrito ese párrafo lleno de mal gusto, de amenazas y de mentiras.

Los guerrilleros sobrevivientes fueron tres, no uno solo, fueron Toribio Peña Jáquez, Claudio Caamaño Grullón y Hamlet Hermann, no este último nada más; y de los tres, él, Hamlet Hermann, es el único que ha pretendido manchar la reputación de un partido honorable, como es el PRD, y de sus líderes más conocidos, tan honorables como el más honorable de los dominicanos.

Claudio Caamaño, que nunca ha sido perredeísta, declaró francamente, sin la menor presión o insinuación de nadie, que el PRD no había tenido nada que ver con la guerrilla que encabezó su primo hermano, el héroe de Abril, y Toribio Peña Jáquez, que tampoco ha sido jamás perredeísta dijo lo mismo sin que ningún perredeísta se lo pidiera.

Pero en el caso de Toribio Peña Jáquez ha habido confusiones y mentiras que él no ha dicho y sin embargo han sido puestas en su boca, y es necesario que las aclaremos y vamos a aclararlas hoy.

Se dice que Toribio Peña Jáquez vino a la Capital enviado por el propio coronel Caamaño, quien le encomendó varias misiones, tal como asegura Hamlet Hermann, relacionadas “con la movilización de masas y el respaldo de nuestra lucha armada”; varias “misiones de guerra”, según dijo el propio Peña Jáquez.

El Dr. Balaguer dijo que a la Capital habían venido dos guerrilleros vestidos de civiles con la misión de poner en marcha un plan dizque llamado plan Operación Águila Feliz, y resulta que ya terminaron las actividades de la guerrilla, ya terminó ese episodio de la historia dominicana y todavía ni el propio Dr. Balaguer sabe en qué consistía el plan Operación Águila Feliz, así como tampoco nadie vio los resultados de la misión que trajo a la Capital Toribio Peña Jáquez.

Es más, este mismo dijo que había venido a la Capital en un station wagon Chevrolet de color verde, y la verdad es que vino en un station wagon de color crema. Pero vamos a hacer la historia del viaje de Toribio Peña tal como ocurrió.

El sábado 3 de febrero al amanecer, Toribio Peña Jáquez, que había sido mandado por el coronel Caamaño a buscar algo al barco, se encontró solo en la playa de Caracoles porque sus compañeros tuvieron que cruzar la carretera para internarse en el país, y resultó que con las luces del amanecer se presentó, camino de la Capital, el station wagon Ford color crema de que acabo de hablar; en él viajaban cuatro personas, de las cuales una era un dominicano y las otras tres eran norteamericanas, de ellas, dos hombres y una mujer.

Los tres norteamericanos eran religiosos y dos de ellos formaban un matrimonio; el matrimonio de Robert E. y Ana Atwood, que viven en 24 North Locust Street, Elizabethtown, Pensylvania, 17022, teléfono 717-367-2219, Estados Unidos; el otro norteamericano era también un pastor religioso, el reverendo Dauson.

El matrimonio Atwood había llegado al país al comenzar el mes de enero y participó en una conferencia bíblica que tuvo lugar en San Francisco de Macorís; después de esa conferencia viajó a Santiago, a San Pedro de Macorís, La Romana, Yuma, Higüey, y El Seibo y el día 3 de febrero al amanecer venía de Azua para la Capital en el station wagon del pastor Dauson, que era quien manejaba el vehículo.

En la recta que hay en la carretera de Azua a Baní, un militar detuvo el station wagon encañonándolo con su fusil. Ese militar era Toribio Peña Jáquez. Una vez que el vehículo se paró, Peña Jáquez pidió que le dieran una bola hasta la Capital; le dijeron que sí, entró y de una vez encañonó al chofer con una pistola y así llegó hasta una casa de Ciudad Nueva, en la cual obligó a entrar a las cuatro personas que venían en el station wagon y las metió en una habitación donde las tuvo encarceladas todo ese día y toda la noche del sábado al domingo.

El domingo a primera hora, Peña Jáquez salió con sus prisioneros y con un joven a quien había llamado desde la tarde del sábado, siempre en el station wagon de los religiosos; hizo varias diligencias y de buenas a primeras abandonó el vehículo en una esquina de la ciudad y él y su joven acompañante penetraron en una casa.

Esto sucedió el domingo día 4 de febrero, y el miércoles día 7 el Dr. Balaguer hablaba de dos guerrilleros que habían llegado a la ciudad a poner en ejecución la Operación Águila Feliz. Nada de eso era cierto; no había Operación Águila Feliz y a la Capital había venido sólo un guerrillero, Toribio Peña Jáquez.

El sábado 3 de marzo Toribio Peña Jáquez habló para Última Hora sin ir a la redacción del periódico, como se dijo, y al preguntársele: “¿Cuál es la organización que tiene contacto con Caamaño? ¿Con qué grupo es que viniste a hacer contacto? ¿Es con los llamados Comandos de la Resistencia?”; respondió con la mayor simplicidad de manera directa, sin un titubeo: “Sí, ésa es la organización.”

Hasta ese momento, en la larga entrevista con Peña Jáquez que se publicó en Última Hora de ese día 3 de marzo, todas las respuestas de Peña Jáquez eran tajantes y directas, como de hombre de pueblo que no entiende de literatura, que le dice al pan, pan, y al café con leche, café con leche, no como el negrito cubano que le decía al café con leche el líquido perlino de la consorte del toro mezclado con el néctar negro de los dioses blancos.

Pero a partir de esa respuesta tajante, clara y simple de Peña Jáquez, entra a funcionar el periodista, o uno de los periodistas de Última Hora, o quién sabe qué persona mal intencionada, y comienza a decir mentiras sobre mí y a poner a Peña Jáquez a hablar como si fuera un literato.

Ese es el caso penoso, lamentable, de muchos de nuestros izquierdistas, que falsifican la historia sin darse cuenta de que cualquiera persona con un poco de sesos en la cabeza puede distinguir con claridad las falsificaciones.

Exactamente lo mismo pasa con el que puso en boca de Peña Jáquez las declaraciones que salieron en Ultima Hora del viernes 11 de este mes de mayo. En esas declaraciones no hay una sola palabra de Peña Jáquez; todas son invención literaria, y digo esto a pesar de que en la primera parte de tales declaraciones Toribio Peña Jáquez aparece defendiendo con energía al PRD; pero ni esa defensa ni lo que figura después de ella está dicho por Peña Jáquez .

Así, por ejemplo, el autor de las supuestas declaraciones de Toribio Peña Jáquez pone en su boca conceptos increíbles, como aquel de que si Caamaño combatió en la Revolución de Abril por la Constitución de 1963 yo debí ahora haberle pagado con la misma moneda lanzando al PRD a luchar por Caamaño, pues, para decirlo con las supuestas palabras colocadas en boca de Peña Jáquez, “en el Puente Duarte, el 15 y 16 de junio, la parte Norte, las trincheras de Santa Bárbara, la Pasteur, etc., fue que quedaron grabados los deberes y compromisos que para el coronel Caamaño tenían algunas personalidades”.

Y para colmo de confusiones, dice la persona que escribió esas palabras achacadas a Toribio Peña Jáquez: “Los que desembarcamos en playa Caracoles bajo el mando del héroe nacional del 24 de abril, lo hicimos con las mismas ansias libertadoras que nos llevaron a empujar los fusiles en 1965, escogiendo el camino que consideramos más apropiado… Cualquier divergencia con ese camino tomado por nosotros no puede servir de excusa a nadie para que se cruzara de brazos, y muchos menos para que sirvieran a los propósitos del enemigo de que las masas ignorasen la presencia del coronel Caamaño en las montañas de Ocoa.

‘De veinte mil maneras se le podía decir al Pueblo que ciertamente el coronel Caamaño había regresado a la patria sin que ello pudiera servir a Balaguer para que involucrara a determinadas fuerzas políticas en los planes de preparación de la guerrilla”.

En primer lugar, digamos con toda la claridad del caso que la historia no es un negocio privado, un negocio personal, en el cual tú me das tanto y yo te devuelvo tanto y además los intereses.

El coronel Caamaño no combatió en el año de 1965 en el Puente Duarte y en otros sitios de la Capital por mí sino por la revolución; una revolución que era un fenómeno histórico, no una propiedad mía; una revolución que fue un movimiento popular irresistible, no un negocio particular mío.

Pero aún si hubiera sido así, si él hubiera combatido por mí, para hacerme a mí un favor, yo se lo pagué cuando lo hice por teléfono, y contra su voluntad, Presidente Constitucional de la República, y se lo pagué también en 1966 cuando le envié a decir a Londres con su padre, el teniente general Fausto Caamaño, que quería que viniera a ser candidato del PRD a la presidencia de la República; y se lo propuse porque así le daba ocasión de volver al país sin que pudieran prohibírselo ni el gobierno de García Godoy ni los yanquis, que estaban interesados en hacerle creer al mundo que ellos habían intervenido aquí militarmente para buscarle una solución política al problema dominicano.

Ahora bien, el autor de esas palabras puestas en boca de Toribio Peña Jáquez se olvidó, cuando las escribía, de que estaba escribiendo a nombre del guerrillero, y se olvidó de que Peña Jáquez estuvo en la Capital desde el día 3 de febrero hasta el día 3 de marzo sin decirle al Pueblo, ni a mí ni a ningún líder responsable, hasta donde yo sepa, que el que estaba en la lomas de Ocoa era Francisco Alberto Caamaño Deñó, y si la misión que él vino a cumplir a la Capital fue decir que Caamaño había llegado al país y pedir ayuda para él, ¿por qué no lo hizo a tiempo y con qué autoridad puede reclamarles a otros que hicieran lo que él tenía la obligación de hacer y no hizo?

Si era tan fácil decirle al Pueblo que “el coronel Caamaño había regresado a la patria”; si había 20 mil maneras de hacer eso, ¿por qué Peña Jáquez no usó una sola de esas 20 mil maneras para hacerlo, visto además que ese era su deber, esa era su obligación?

Cuando el coronel Caamaño se lanzó a la lucha el 24 de abril de 1965 sabía muy bien por qué lo hacía; con qué fines, con qué propósitos: era por la vuelta al régimen, al sistema de gobierno de la Constitución de 1963, y todo el Pueblo sabía qué tipo de gobierno era ese.

Cuando Fidel Castro desembarcó en Cuba en diciembre de 1956, todos los cubanos sabían que Fidel Castro llegaba a luchar por el retorno a la Constitución de 1940, porque Fidel Castro se lo hizo saber a Cuba entera, y es más, en su última proclama, publicada en la prensa de Cuba, antes del desembarco, Fidel Castro anunció que antes de terminar el año de 1956 él y sus compañeros serían mártires o serían héroes.

Pero el coronel Caamaño llegó a Santo Domingo sin que nadie lo supiera y sin que Toribio Peña Jáquez se lo dijera al Pueblo o a un líder político responsable. Cuando yo supe los detalles de la aventura de Toribio Peña Jáquez, es decir, que había llegado a la Capital trayendo presos a tres religiosos yanquis, y que los metió en una casa y los mantuvo presos allí un día y una noche, pensé que eso era un acto de locura, y nadie hubiera podido convencerme entonces de que se trataba de una parte de la trágica aventura de Caracoles.

El coronel Caamaño entró en el país ocultamente y su nombre se mantuvo oculto a todo el mundo hasta el día en que se dio la noticia de su muerte; ni él ni ninguno de los que vinieron con él hicieron el menor esfuerzo por informarle al país que quien encabezaba la guerrilla era él. Así, pues, si hay responsabilidad por falta de ayuda al coronel Caamaño, lo natural es que se le achaque al propio héroe de Abril y a sus compañeros de aventura.

El periodista que metió su mano en las declaraciones auténticas que le hizo Peña Jáquez el 3 de marzo a Última Hora puso en mi boca algo que yo nunca dije ni insinué cuando afirma que yo dije que el que vino a la Capital “procedente de la expedición debe ser un agente”; y el que habló el 11 de este mes a nombre de Peña Jáquez dijo cosas más vagas pero al mismo tiempo más tontas.

Así, ese señor escribió estas palabras: “Pero lo peor es que hubo omisión, pues en la renuncia de Peña Gómez a la secretaría general del PRD se advierte que la Comisión Permanente de ese partido formó parte del coro que decía que los cadáveres de Caamaño, Lalane y Pérez Vargas habían sido traídos congelados desde el exterior”.

Y agrega esta grosería: “Si ello no es traición y felonía, entonces que se eliminen esas palabras del diccionario”. Ahora bien, ese señor no podría jamás presentar la prueba de que la Comisión Permanente dijo eso: si lo dijo Peña Gómez, Peña Gómez se pasó de la raya, como estuvo pasándose de la raya durante casi todo el trágico episodio de la guerrilla; pero el hecho de que Peña Gómez diga una cosa que no es verdad no autoriza a nadie a usar esas palabras como una prueba de que lo que nunca fue verdad ha pasado a serlo.

El autor de esas palabra que Toribio Peña Jáquez no podía decir porque no tienen nada que ver con su lenguaje, debió antes de poner en boca de Peña Jáquez lo que éste no dijo, leer lo que sí dijo en Última Hora del 3 de marzo; y ahí habría visto que Peña Jáquez habló largamente, presentando argumento tras argumento, para demostrar que Caamaño no estaba muerto; que Caamaño había dejado de ser calvo y tenía pelo; que la herida del vientre no era la herida de Caamaño; que los pies de Caamaño no eran los pies de Caamaño; en pocas palabras, que Toribio Peña Jáquez, esa vez hablando él por su boca y no poniéndolo nadie a hablar lo que él no ha dicho ni podría decir, contribuyó al estado de confusión general que rodeó todo el episodio de la guerrilla; que no se aclaró nada ni ayudó a aclarar nada; y sobre todo, que vino a hablar para el Pueblo por primera vez 15 días después de haber sido fusilado el héroe de Abril, y ni un día antes.

Cuando Toribio Peña Jáquez habló con su propia voz y por su propia cabeza, en la entrevista del 3 de marzo, le preguntaron: “¿Hiciste contacto con el PRD?”. Y respondió: “No”. Le preguntaron otra vez: “¿No tuvieron contactos con el PRD?”. Y respondió “No, en ningún momento”. Y por último le preguntaron: “¿Ni tampoco dejaron documentos que implicaban al PRD?”. Y su respuesta fue: “Nosotros no dejamos documentos que implicaran a nadie ni siquiera documentos como dice…”.

Así es como habla el auténtico Toribio Peña Jáquez, no en forma alambricada, literaria y llena de mentiras y falsedades. Aquí todos nos conocemos. Aquí hay gente que se viste de revolucionario y de periodista para herir, para saciar sus odios; y es muy cómodo herir al PRD, que no responde hiriendo a nadie y además eso deja beneficios.

Toribio Peña Jáquez ha sido usado por uno de esos tipos como un instrumento para atacar al PRD haciéndole coro a lo que dijo Hamlet Hermann. Pero la verdad, ya lo dije ayer, es muy difícil de transformar en mentira.

Se puede jugar con la mentira, pero no se puede jugar con la verdad; y todo el que pretende jugar con la verdad acaba desacreditado, aunque se esconda bajo el nombre de otros, como hizo en esta ocasión el que se ocultó bajo el nombre del guerrillero Toribio Peña Jáquez.

Hasta aquí llega el comentario sobre la guerrilla de Caracoles. Mañana hablaré de otro tema; así es que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch explica situación del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 24 de mayo de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Hoy me dedicaré a hablarles de lo que sé que más les interesa a ustedes, o por lo menos a la mayoría de ustedes, que es la situación interna del PRD y la renuncia del Dr. José Francisco Peña Gómez a la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional del Partido.

El PRD es un partido popular, un partido de grandes masas, y lo que pase en él es de interés de las grandes masas, y a éstas les toca conocer de boca autorizada los problemas del Partido.

Ahora bien, como sucede en todo partido de grandes masas, el PRD tiene activistas o militantes o cuadros, y tiene también simpatizantes, y son únicamente los activistas o militantes o cuadros (a los que nosotros, en el Partido, les llamamos dirigentes) los que conocen en su intimidad la organización del Partido, cómo es que éste funciona, qué dicen sus estatutos y reglamentos, los cuales vienen a ser en realidad sus leyes; y nada de eso es conocido por la gran masa de los simpatizantes.

Además, en este país hay poca experiencia de la vida política y la gente en general no entiende cómo es por dentro el funcionamiento de un partido y ni siquiera los periodistas que dan noticias políticas saben distinguir con claridad qué diferencia hay, por ejemplo, entre una suspensión y una expulsión, entre una renuncia a un cargo del Partido y una renuncia a ese Partido; y como recientemente en el PRD ha habido suspensiones y algunos periódicos dijeron que eran expulsiones y otros dijeron que eran purgas, y como el Dr. José Francisco Peña Gómez renunció a la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional del Partido y algunos periodistas dijeron que el Dr. Peña Gómez renunciaba al Partido, se han creado estados de confusión que es necesario aclarar, hablándole al Pueblo con toda la franqueza con que deben ser tratados estos asuntos, ya que es al Pueblo al único que en realidad le interesa conocer a fondo la verdad de lo que pase, esté pasando o pueda pasar en la vida nacional.

Lo primero que debemos decir es que todo en la vida sigue un orden, y que algunas veces ese orden está escrito en reglamentos o leyes y otras veces no. Por ejemplo, aunque no está escrito en ninguna parte, todos nosotros sabemos que el cuerpo humano, el cuerpo del hombre, de la mujer y del niño sigue un orden; que debe usar la cabeza para pensar, la boca para comer, los ojos para ver y los pies y las piernas para caminar; y si de buenas a primeras un hombre o una mujer o un niño usara las piernas para comer, la boca para caminar y los ojos para pensar, el cuerpo no funcionaría. ¿Por qué? Porque habría roto el orden natural de ese cuerpo.

Pues bien, un partido político, como un club, un ejército, un gobierno, un equipo de pelota; toda agrupación de hombres y mujeres, en fin, necesitan funcionar según un orden que está escrito en lo que se llama estatutos o reglamentos o leyes, y si no se siguen esos estatutos o reglamentos o leyes no hay organización, no hay orden, no hay disciplina, y sin estas condiciones no funciona bien ni un partido político ni un club ni un ejército ni un gobierno ni un equipo de jugar pelota.

Las leyes del Partido Revolucionario Dominicano están reunidas en sus estatutos y sus reglamentos, y esas leyes tienen que ser seguidas y respetadas por todo el mundo dentro del Partido, y mientras yo esté al frente del Partido como su presidente, no podré admitir que nadie, comenzando por mí mismo, olvide esas leyes y se burle de ellas.

La primera de las leyes del PRD es la que llamamos los estatutos, y según el artículo 5 de esos estatutos, “son miembros del Partido los dominicanos que cumplan los Estatutos, la disciplina, la doctrina, las tesis y las disposiciones de los organismos del Partido”, y como es natural, los que no cumplan con todos esos requisitos no son miembros del Partido aunque ellos mismos digan que son perredeístas.

El artículo 6 de los Estatutos dice: “Son deberes y derechos de los miembros del Partido: a) militar en los organismos de base y en las fracciones que el Partido organice; b) conocer la doctrina del Partido, defenderla, divulgarla, y cumplir la disciplina de la organización; c) mantener relaciones de mutua consideración y respeto con los demás miembros del Partido; d) cumplir disciplinariamente las consignas, directivas y resoluciones internas del Partido.

En aquellos casos en que un miembro no esté de acuerdo con una resolución del Partido, tiene derecho a presentar en el organismo donde milita, una crítica a esa resolución, pero mientras dicha resolución no sea revocada, el militante está obligado a cumplirla; e) contribuir regularmente para el sostenimiento del Partido conforme a las normas que al efecto se dicten; f) realizar dentro de los organismos del Partido todas las críticas que se consideren necesarias para la buena marcha del mismo, observando siempre lo dispuesto en el acápite c) de este mismo artículo (es decir, el que se refiere a que se deben mantener relaciones de mutua consideración y respeto con los demás miembros del Partido)”.

Y aquí viene una parte muy importante de este acápite f), que es la siguiente: “Las críticas formuladas fuera de los organismos de base o de dirección, serán sancionadas como faltas graves contra la organización”. Esto último quiere decir que el miembro del PRD que critica las medidas tomadas por el Partido en un periódico, en la calle, aun en la Casa Nacional, está cometiendo una falta grave contra la organización, porque esa crítica hecha así, desordenadamente, no es constructiva, se convierte en chisme y siembra dentro del Partido el desconcierto y la duda.

La crítica debe hacerse de manera organizada dentro del organismo al cual pertenece el perredeísta, y haciéndola así es posible que el que hace la crítica convenza a sus compañeros de que él tiene razón, o es posible que sus compañeros lo convenzan a él de que la medida que él critica es buena; si pasa lo último, el compañero aceptará la medida y la cumplirá y la hará cumplir; y si sucede que él es quien convence a los demás de que la medida es mala, esa medida será cambiada por otra mejor o simplemente se dejará sin efecto.

Es bueno que se recuerde esto porque cuando fueron suspendidos recientemente en sus funciones, algunos compañeros hicieron crítica en los periódicos, y no en los organismos donde debían hacerlas, y hasta el Dr. Peña Gómez, siendo secretario general del Partido, se olvidó de esa parte tan importante de los estatutos y se puso a hacer críticas contra la Comisión Permanente en los periódicos diciendo, entre otras cosas, que era ilegal. Según los Estatutos, esas críticas públicas deben ser “sancionadas como faltas graves contra la organización”.

El PRD fue reorganizado a fines del año 1971 después de haber hecho una purga (porque entonces sí se hizo una purga) que duró todo el año 1970 y parte del 1971. Antes de esa reorganización se veían espectáculos como el de un alto dirigente del Partido que llamaba a la prensa a la Casa Nacional para hablar mal de otro alto dirigente, y al día siguiente este alto dirigente llamaba a la prensa al mismo lugar para responderle al que el día anterior había hablado mal de él; o en un mitin iban diez dirigentes y cada uno decía una cosa distinta de la que decía el anterior, y a menudo no sólo distinta sino opuesta.

En el Partido no había disciplina, no había verdadera unidad, entre otras cosas porque ese tipo de organización del Partido hacía casi imposible que hubiera unidad verdadera y verdadera disciplina. ¿Por qué? Porque la autoridad era personal; la máxima autoridad en el Partido era ejercida por una sola persona, ya fuera yo, cuando estaba en el país y ejercía mis atribuciones de presidente, ya fuera el Dr. Peña Gómez cuando yo no estaba aquí y él, como secretario general, era el líder más alto del Partido.

Y resulta que en un partido de masas como es el PRD es imposible imponer la autoridad de un solo hombre, porque éste no puede atender a todo el mundo; no dispone de tiempo para responder a todas las consultas, para hablar con todos los dirigentes, para decirle a cada quien qué es lo que tiene que decir cada uno en un mitin o para imponer su autoridad en todos los casos de pugnas entre compañeros; para buscar el dinero que hace falta, para hacer discurso, recorrer el país, luchar con el Gobierno y con los demás partidos.

En fin, que en un partido de masas la autoridad personal no funciona, no puede funcionar. En un partido de masas hay que imponer la autoridad colectiva y hacerlo al mismo tiempo en diferentes niveles; hay que distribuir los mandos y organizarlos por grupos, por organismos, no por personas.

Eso fue, fundamentalmente, lo que se hizo en el PRD cuando se procedió a su reorganización. Así, por ejemplo, en el nivel más alto del Partido había tres organismos, que eran el Comité Ejecutivo Nacional, el Comité Político y la Comisión Nacional de Disciplina; pero en realidad había una sola autoridad, la autoridad de una persona, que era el secretario general antes de mi llegada al país en abril de 1970 y la mía después que yo vine de Francia.

Después de la reorganización esos tres altos organismos quedaron reunidos en uno solo, el Comité Ejecutivo Nacional, pero éste pasó a ser de verdad la autoridad máxima del Partido, una autoridad colectiva.

Ahora bien, como era y es imposible que una autoridad colectiva de 31 personas pudiera estar reunida constantemente para resolver sobre asuntos grandes y pequeños, el Comité Ejecutivo Nacional delegó sus funciones en una Comisión Nacional de Disciplina, que escoge dentro de sus propios miembros, para que esa Comisión Nacional de Disciplina aplique las sanciones señaladas a todo el que viole los Estatutos y los reglamentos del Partido, y en una Comisión Permanente de 7 personas, elegidas también entre miembros del Comité Ejecutivo Nacional, para que esa Comisión Permanente se ocupe de llevar a la práctica diaria las líneas políticas que acuerde el Comité Ejecutivo Nacional; y a fin de asegurarse de que sus líneas políticas serán bien aplicadas, cada tres meses se reúne el Comité Ejecutivo Nacional para aprobar o desaprobar lo que haya hecho la Comisión Permanente.

Así, pues, la autoridad del presidente del Partido o del secretario general fue sustituida por la de una comisión de 7 miembros, pero al mismo tiempo esa autoridad colectiva de 7 personas está bajo la vigilancia perpetua del Comité Ejecutivo Nacional.

Con ese tipo de organización quedó sustituida la antigua dirección personal en los organismos más altos del Partido por la actual dirección colectiva, y ese paso significó un paso demasiado atrevido, un cambio demasiado profundo en los métodos de dirección del Partido, y no todo el mundo iba a aceptarlo. Fíjense en esto que acabo de decir, porque ahí está el origen de los problemas actuales del Partido.

Ahora bien, no conformes con haber llevado a cabo esos cambios profundos, con haber dado ese paso atrevido en la dirección más alta del Partido, hicimos lo mismo en los niveles más bajos, puesto que los antiguos comités municipales y del Distrito y los comités de zonas pasaron a tener cada uno una Comisión Ejecutiva de 5 miembros en la casi totalidad de los comités y de 7 miembros en Santiago y la Capital, y esas Comisiones Ejecutivas pasaron a ejercer en más de 120 comités municipales, de zonas y del Distrito, la autoridad que antes ejercía en cada uno de esos comités el secretario general.

Cambios parecidos se han hecho en los comités de base, que son varios miles en todo el país, pues ahora los comités de base, además de tener un secretario general, como lo tenían antes, tienen comisiones de trabajo, y esas comisiones tienen a su vez la autoridad que les corresponde dentro de sus campos de trabajo.

De manera general, las mayorías del Partido aceptaron esos cambios y los aceptaron con gusto porque se dieron cuenta de que con ellos iban a afirmarse la unidad y la disciplina del Partido e iba a propagarse por todos los niveles de la organización un sentido de responsabilidad colectiva que el perredeísmo deseaba tener como parte de la mística que lo ha mantenido unido durante tantos años.

Pero hubo una minoría, muy escasa por cierto, que no admitió esos cambios; los aceptó, o simuló que los aceptaba, porque el peso de la opinión de la mayoría los obligaba a aceptarlos, pero no estaba de acuerdo con ellos. Ahora bien, mientras el Partido se dedicaba a asimilar esos cambios tan profundos y tan atrevidos, mientras se acostumbraba a ellos, el Partido no podía dedicarse al tipo de política a que se había dedicado antes, a las movilizaciones y los mítines; ahora lo que tenía que hacer era estudiar y organizarse de acuerdo con las nuevas ideas organizativas, y las luchas que hubiera que dar las dábamos los dirigentes de los altos organismos.

Eso tenía que ser así porque una reorganización de un partido, cuando es una reorganización profunda, significa de hecho una crisis, y es una crisis porque la gente tiene que cambiar sus ideas, su manera de pensar y de trabajar; y hay un principio político que debe seguirse siempre; ese principio es el de no lanzar una crisis dentro de otra crisis a menos que la última tenga por finalidad resolver la anterior; y haber metido al Partido en luchas callejeras mientras estaba en el proceso de la reorganización hubiera equivalido a meterlo en crisis diarias mientras se hallaba en medio de una crisis de cambios organizativos. Así, pues, las crisis nacionales las enfrentábamos un puñado de altos dirigentes, como lo hicimos, por ejemplo, en el caso del terror, que fue denunciado mundialmente sin que en ello tuvieran que participar las masas del Partido.

Ahora bien, el hecho de que fuéramos los más altos dirigentes los que dábamos las batallas de cada momento no significaba que no hubiera dentro del Partido una lucha entre lo viejo y lo nuevo, o mejor dicho, una lucha entre los partidarios de lo viejo, de la vieja organización, y los partidarios de lo nuevo, de la nueva organización.

Esa lucha no se manifestaba, pero estaba presente en la mente y en los sentimientos de los perredeístas, es decir, de los dirigentes perredeístas de todos los niveles. A nosotros, los más altos dirigentes, nos era fácil darnos cuenta de que la gran mayoría, casi la totalidad de los dirigentes de todos los niveles era partidaria entusiasta de lo nuevo, de la nueva organización, pero también nos dábamos cuenta de que había algunos que la masticaban, la masticaban como dice el Pueblo, pero no la tragaban.

Cuando en noviembre del año pasado el compañero Dr. José Francisco Peña Gómez llegó al país, después de dos años y medio de estar fuera, algunos nos dimos cuenta de que el secretario general del Partido no estaba entre los partidarios de lo nuevo sino entre los partidarios de lo viejo; no le agradaba la nueva organización aunque no decía nada contra ella. Pero manifestaba su desagrado no incorporándose a los trabajos del Partido, no yendo a ocupar su cargo de secretario general.

En el tiempo transcurrido entre su llegada al país el 19 de noviembre de 1972, y su entrada en la clandestinidad el 5 de febrero de 1973, el Dr. Peña Gómez sólo aceptó una misión del Partido que fue ir a inaugurar el local del Partido en Puerto Plata, y aceptó esa misión a disgusto, porque lo cierto y verdadero es que me dijo tres veces que no quería ir a Puerto Plata, y yo tuve que insistirle tres veces para que fuera.

Estábamos en eso cuando se presentó la crisis que desató sobre todo el país y sobre el PRD la invasión de Caracoles. Esa fue para el PRD una crisis muy seria, y no fue mucho más seria gracias a que el Dr. Balaguer no entiende una palabra de política y cree que ejercer la política es vivir acusando, persiguiendo o comprando a los hombres.

Si el Dr. Balaguer hubiera sido político, y en vez de ir a la televisión a acusarme a mí de ser cómplice de Caamaño se hubiera dirigido a mí y a los más altos líderes del Partido y de otros partidos pidiéndonos ayuda para resolver la crisis que se le había presentado al país con el desembarco de Caamaño, ahí mismo habría estallado con carácter de crisis política la lucha entre lo viejo y lo nuevo que estaba aún en la mente de los perredeístas.

Pero el Dr. Balaguer lo que hizo fue dar órdenes de que se persiguiera al PRD, y el PRD pasó a ser perseguido en todas partes; pasó a cargar él solo en sus hombros con toda la crisis nacional, y ante esa situación la crisis entre lo nuevo y lo viejo se mantuvo sin estallar, se mantuvo latente, como se dice de las cosas que están escondidas, que existen pero no se ven. Esa crisis iba a salir a la superficie, iba a verse antes de los tres meses, como explicaré mañana porque ya hoy he consumido el tiempo que me cede Radio Comercial.

Así pues, hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch: Peña Gómez violó los estatutos del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 25 de mayo de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

¿Por qué creen ustedes que dije ayer que si el Dr. Balaguer se hubiera dirigido a mí y a los más altos líderes del Partido y de otros partidos pidiéndonos ayuda para resolver la crisis que se le había presentado al país con el desembarco de Caamaño, ahí mismo habría estallado con carácter de crisis política la lucha entre lo viejo y lo nuevo que estaba aún en la mente de los perredeístas?

Lo dije porque el PRD no es un partido de una sola clase, en el cual haya un solo impulso fundamental, como por ejemplo, el de lanzarse a la toma del poder para sacar de él a la clase enemiga; el PRD es un partido formado por varias clases y capas, lo que significa que dentro de él luchan constantemente varias fuerzas, cada una con un interés particular, y hay que tener mucho sentido del equilibrio entre esas clases y capas para mantenerlas a todas unidas y en lucha por un solo fin; y justamente en el momento en que comenzó la crisis de Caracoles había dentro del Partido esa lucha escondida, que todavía no había estallado, esa lucha a que me refería ayer entre los partidarios de lo viejo y los partidarios de lo nuevo, y esas luchas ocultas son siempre políticas, aunque se presenten con otro aspecto; y voy a dar un ejemplo de eso para que ustedes comprendan mejor la situación.

A mediados del mes de marzo de este año aparecieron en el Listín Diario, dos páginas enteras de avisos de unos supuestos comités perredeístas de campesinos de la región de Cotuí que renunciaban al PRD porque éste dizque se oponía a las llamadas leyes agrarias del Gobierno.

Desde luego, los dominicanos, que han aprendido mucho desde los tiempos de Trujillo para acá, se preguntaron de dónde habían sacado unos campesinos pobres de Cotuí mil pesos para pagar esos avisos.

El jueves 5 de abril apareció otro aviso pagado, esa vez de media página, no de dos ni de una página entera, y en ese aviso se dijo que “los dirigentes campesinos del PRD en el Distrito Nacional, de las secciones de La Victoria y de la Bomba… queremos hacer presente que… (renunciamos) de las filas del Partido Revolucionario Dominicano (para) apoyar firmemente al Dr. Balaguer, presidente de la República, en sus esfuerzos en pro de los desposeídos de esta tierra”.

Pero ese aviso no aparece puesto por los campesinos sino por un llamado Movimiento Independiente Buró Agrario Nacional.

Como expliqué ayer, todo el PRD entró en reorganización desde el 1970 y vino a quedar totalmente reorganizado a fines de 1971. En la antigua organización del PRD había un Buró Agrario Nacional, pero ese tal Buró Agrario Nacional quedó eliminado al hacerse la reorganización del Partido, y con él quedaron eliminados los llamados subcomités campesinos, así como quedaron eliminados también los llamados subcomités urbanos de los pueblos y las ciudades; lo que hay desde fines de 1971 son comités de base, que se numeran por una letra y un número; por ejemplo, Comité A-30 del Distrito Nacional quiere decir que se trata del comité número 30 de la Zona A de la Capital.

En el primer aviso que mencioné hace un rato se hablaba de los subcomités de la región de Cotuí; en el segundo, que salió 15 días después del primero ya no se hablaba de subcomités, pero sí del Buró Agrario Nacional, y resulta que lo mismo los subcomités que el Buró Agrario Nacional dejaron de existir en el PRD desde hace más de dos años y medio.

Ya en el PRD no hay secretarios agrícolas ni secretarios de aprovechamientos de aguas ni secretarios de asuntos forestales ni secretarios de ganaderías ni secretarios de salud y viviendas; todos esos son cargos que desaparecieron en el Partido hace más de dos años y medio, y cualquiera que aparezca poniendo su nombre al lado de uno de esos cargos es un farsante.

Pero el mayor farsante de todos es el hombre que encabeza ese movimiento balaguerista. Esa persona fue la primera dentro del PRD que demostró hasta dónde podía llegar un hombre partidario de lo viejo y enemigo de lo nuevo dentro del Partido; un hombre partidario del viejo tipo de organización que tenía el Partido y enemigo del nuevo tipo de organización que se dio en el Partido; en su caso particular esa enemistad a lo nuevo y esa defensa de lo viejo se hicieron más profundas porque la nueva organización hizo desaparecer el puesto que él había tenido dentro del Partido durante varios años, que había sido el puesto de secretario general del entonces llamado Buró Agrario Nacional.

Al desaparecer el puesto que desempeñaba, esa persona entró en crisis dentro del Partido y comenzó a buscar un intermediario que pudiera negociar su venta al Dr. Balaguer, hasta que encontró uno de Cotuí a quien llaman Machanito. El tal Machanito llevó a ese sujeto en persona adonde el Dr. Balaguer y éste lo compró por libras, como se compran los puercos, y le dio dos yipis y dos revólveres, uno para él y otro para su hijastro, y además le da mil pesos mensuales para que invente subcomités del PRD que no existen hace tiempo y los presente pasándose al Dr. Balaguer.

En días pasados lo hizo con unos campesinos de los Alcarrizos y estos aclararon en el periódico El Nacional que ellos habían firmado un papel pidiendo que se les pusiera luz eléctrica y que después sus firmas aparecieron en un aviso diciendo que dejaban el PRD para pasarse al balaguerismo, y que eso era mentira.

Desde luego, el caso a que acabo de referirme es un caso extremo; pero demuestra hasta dónde puede llegar un hombre atrapado en la lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre el viejo tipo de organización que tenía el Partido y el nuevo tipo de organización que tiene ahora, y demuestra cómo esta lucha puede presentarse con aspecto de lucha política, porque en realidad aunque parece ser una lucha entre dos ideas organizativas diferentes, lo que hay en el fondo de la lucha entre los partidarios de lo viejo y los partidarios de lo nuevo es una lucha política; una lucha política en lo general y también una lucha política en lo particular; con lo cual quiero decir una lucha de posición política ideológica y también una lucha por posición política dentro del Partido.

Al presentarse la invasión de Caracoles el Dr. Balaguer pudo haber provocado esa lucha política dentro del PRD y dentro de todos los demás partidos, como dije ayer; pero como dije también ayer, lo que hizo él fue dar órdenes de que se persiguiera al PRD, y el PRD pasó a ser perseguido en todas partes; pasó a cargar él solo con todo el peso de la crisis nacional, y ante esa situación el PRD se dedicó a defenderse de las acusaciones y la persecución, y la crisis entre lo nuevo y lo viejo dentro del Partido se mantuvo sin estallar; se mantuvo latente, como se dice de las cosas que existen pero no se ven; tal como dijo un amigo ayer, esas cosas que son como el corazón, que late y uno sabe donde está, pero no puede verlo. Ayer dije también que esa crisis iba a salir a la superficie, iba a verse antes de tres meses; y así fue.

La crisis política habría estallado porque entre los dirigentes del PRD unos hubieran sido partidarios de decirle al Dr. Balaguer que el PRD no iba a ayudarlo; otros hubieran creído que era conveniente ayudarlo, y otros, como yo, habríamos sido partidarios de explicar que seguíamos en oposición al Gobierno por todos los abusos que comete, por los atropellos y la corrupción que ejerce cada día, pero que no éramos partidarios de la acción guerrillera, porque efectivamente nunca lo hemos sido.

Por ejemplo, en mi caso, yo salí una vez para el país en una expedición armada, que fue la de Cayo Confite, pero lo que venía en esa expedición no era una guerrilla; era una invasión en regla, con más de 500 hombres bien entrenados, con artillería y morteros y con aviones y varios buques.

Pero el fracaso de esa expedición me hizo meditar mucho y luego me negué a participar en cualquier movimiento armado que viniera del extranjero hacia el país y dentro del Partido mantuve esa posición contra viento y marea.

Con motivo de la expedición del 14 de junio de 1959, hubo en Caracas, capital de Venezuela, una reunión en la que tomaron parte José Figueres, en representación del Partido Liberación Nacional de Costa Rica, Andrés Townsend, en representación del Partido Aprista Peruano y Rondón Llovera, en representación del Partido Acción Democrática de Venezuela, que estaba entonces en el poder; el motivo de esa reunión era convencerme de que el PRD debía tomar parte en la expedición que en ese momento estaba a punto de salir de Cuba hacia acá; y yo me negué resueltamente a aceptar el punto de vista de los presentes.

En el proceso de mi desarrollo político (porque como es natural, yo me fui desarrollando políticamente a base de mis propias experiencias) ya había llegado al punto en que estaba convencido de que lo que había dado resultado en Cuba bajo la jefatura de Fidel Castro no iba a dar resultado en Santo Domingo bajo la jefatura de nadie, por la sencilla razón de que Cuba se había desarrollado de una manera y Santo Domingo de otra, y lo que era bueno allá no tenía por qué ser bueno aquí. Después de esa reunión hubo otra en la que tomamos parte, en representación del PRD, Ángel Miolán y yo, y en representación de los guerrilleros, Enriquito Jimenes y el Dr. José Horacio Rodríguez, y yo mantuve ante ellos la misma posición que había mantenido ante los representantes de Liberación Nacional de Costa Rica, del Apra del Perú y de Acción Democrática de Venezuela; la posición de que el PRD no podía participar en aventuras guerrilleras.

Pues bien, los diferentes puntos de vista dentro del PRD habrían dado paso a una crisis política en caso de que el Dr. Balaguer hubiera tratado el problema de la guerrilla de Caracoles con criterio político y no con criterio policial; pero como lo trató con criterio policial, pasó a perseguir al PRD y ante la persecución, éste se preocupó especialmente de defenderse sin dejarse provocar; y eso demoró durante algún tiempo la crisis entre los partidarios de lo viejo, del viejo tipo de organización, y los partidarios de lo nuevo, del nuevo tipo de organización que se había dado el Partido. Pero la crisis estalló al fin; y no estalló de improviso; fue preparándose paso a paso. Por de pronto, cuando tuvimos que escondernos para no caer presos, el Dr. Peña Gómez y yo lo hicimos al mismo tiempo y en una misma casa; sin embargo media hora después, o tal vez antes, el Dr. Peña Gómez se salió de esa casa y a partir de ese momento se ocultó no sólo del Gobierno sino también del Partido, y aunque mantuvo contacto con algún miembro del Partido lo escogió él por considerarlo amigo suyo, no porque fuera alto dirigente del Partido, puesto que se negó a informarle al Partido dónde se hallaba; en cambio, yo esperé en la casa donde me oculté hasta que llegó a buscarme un alto dirigente del Partido, que me llevó a otra casa, y de esa otra casa me sacó la alta dirección del Partido, con la que siempre me mantuve en contacto, como era naturalmente
mi deber.

El Dr. Peña Gómez no confió en su organización ni en el organismo al cual pertenecía dentro del PRD, que era, en primer lugar, al Comité Ejecutivo Nacional y en segundo lugar a la Comisión Permanente, y escogió entre los miembros del primero a una persona como contacto personal, pero la escogió no porque fuera miembro del Comité Ejecutivo Nacional sino porque era su amigo; esto es, el Dr. Peña Gómez dividió a los perredeístas entre los que eran sus amigos y los que no eran sus amigos; y llegó a más, puesto que le ordenó a ese amigo suyo tomar medidas que correspondían a un Departamento Nacional del Partido, al cual ni el Dr. Peña Gómez ni yo ni nadie dentro del Partido podíamos desconocer.

Es más, en su condición de secretario general del Partido, al Dr. Peña Gómez le tocaba hacer todo lo contrario, pues según el artículo 17 de los Estatutos del Partido, las atribuciones suyas eran las siguientes:

“a) Coordinar las actividades de los miembros integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y de los Departamentos Nacionales, y exigir el cumplimiento de sus tareas y supervisarlas; b) coordinar las relaciones de todos los organismos del Partido y velar por el correcto funcionamiento de los mismos; c) mantener comunicación permanente con los dirigentes del Partido a nivel municipal, suministrándoles regularmente material informativo y tareas; d) cooperar con el Presidente del Partido en el mantenimiento de la disciplina interna de la organización; e) sustituir al Presidente del Partido en caso de ausencia o inhabilitación temporal hasta tanto el Comité Ejecutivo Nacional designe el sustituto”.

El Dr. Peña Gómez ignoró todo eso, y en medio de la clandestinidad trazó y llevó a cabo una política personal, suya, únicamente suya, que sólo él y sus amigos íntimos conocían; que el Partido ignoraba y que desconocía el Pueblo, con lo cual invadió las atribuciones del Comité Ejecutivo Nacional, la del Presidente del Partido y las de la Comisión Permanente, según dice el artículo 23 de los Estatutos, “son atribuciones de la Comisión Permanente: a) Determinar las líneas tácticas del Partido; b) conducir al Partido en sus tareas cotidianas; c) velar por la aplicación de los principios programáticos y las líneas estratégicas y tácticas acordadas por los organismos superiores; f) velar por la unidad interna del Partido; g) informar al Comité Ejecutivo Nacional de sus resoluciones; h) suspender a cualquier miembro del Partido que cometiere falta grave, disponiendo, a su vez sometimiento al organismo disciplinario correspondiente”.

Siendo, como es, la Comisión Permanente un organismo de 7 miembros, 4 de ellos forman mayoría y los acuerdos que tome esa mayoría son de cumplimiento obligatorio para todos los miembros del Partido mientras no los derogue una resolución del Comité Ejecutivo Nacional; y mientras el Dr. Peña Gómez y yo estábamos en la clandestinidad, había 4 miembros de la Comisión Permanente sueltos, que se reunían y tomaban los acuerdos que entendían buenos y necesarios.

¿Qué teníamos que hacer ante esos acuerdos tanto el Dr. Peña Gómez como yo, como todos los demás miembros del Partido?

Respetarlos y hacerlos cumplir, porque eran acuerdos legítimos, eran acuerdos legales. Desconocer uno de ellos, cualquiera de ellos, era sembrar el desorden en el corazón mismo del Partido; romper la disciplina que es indispensable para que funcione cualquier organismo compuesto por hombres y mujeres.

Ahora bien, los partidarios, dentro del Partido, del viejo tipo de organización no querían aceptar los acuerdos de la Comisión Permanente; se negaban a reconocer que en el Partido había una dirección colectiva que todos debíamos respetar; querían mantener el viejo tipo de organización a base de la autoridad personal, fuera la mía o fuera la del Dr. Peña Gómez. Desde luego, estando yo aquí, reclamaban la mía, pero sabían que podían apoyarse en el Dr. Peña Gómez para ese reclamo porque éste había demostrado con hechos y con palabras que era partidario de la antigua organización a base de la autoridad personal.

Esos partidarios del antiguo tipo de organización eran muy pocos, pero formaban un grupo, un grupo pequeño, pero un grupo que podía convertirse, con el Dr. Peña Gómez a la cabeza, en el núcleo de una rebelión dentro del Partido; un grupo que podía hacer lo que nunca debe hacerse, desatar una crisis dentro de otra crisis; desatar, dentro de un partido que estaba atravesando una crisis nacional debido a la persecución del Gobierno, otra crisis basada en el desconocimiento de lo que hacía la Comisión Permanente; y esta última crisis habría destruido por su base toda la organización del PRD, porque al desconocerse la autoridad de la Comisión Permanente se desconocía también de hecho, la autoridad de cada una de las Comisiones Ejecutivas de cada comité municipal o de zona, que son más de 120, en los cuales actúan unos 2 mil dirigentes de nivel medio y alto.

Ante esa situación, la Comisión Permanente decidió suspender a los que se rebelaban contra su autoridad. ¿Pero qué quiere decir suspender? ¿Quiere decir expulsarlos, sacarlos del Partido, como dijeron algunos periódicos? Nada de eso; quiere decir simplemente suspenderlos en sus funciones por un tiempo, por el tiempo que tardara en reunirse el Comité Ejecutivo Nacional, pues una vez reunido el Comité Ejecutivo Nacional, este organismo, el más alto del Partido, podía acordar y ordenar que las suspensiones no tenían validez o podía acordar y ordenar que se mantuvieran; y naturalmente, los suspendidos debieron esperar la reunión del Comité Ejecutivo Nacional para reclamarle que diera por terminadas las suspensiones y era lo único que podían y debían hacer; pero en vez de hacer eso se fueron a hacer declaraciones a los periódicos y agravaron su situación violando los Estatutos del Partido en aquella parte que dice que “las críticas formuladas fuera de los organismos de base o de dirección, serán sancionadas como faltas graves contra la organización”. Hicieron lo mismo que hacían antes, en los tiempos de la vieja organización, aquellos dirigentes que llamaban a la prensa, a la Casa Nacional, para hablar mal de otros dirigentes.

Todo cambia, señores. El pasado no vuelve nunca; y ese pasado del PRD no volverá. La lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre el viejo tipo de organización y el nuevo tipo de organización del Partido están ganándola y la van a ganar los partidarios de lo nuevo, no los partidarios de lo viejo. De eso pueden estar seguros todos ustedes.

Pero de eso seguiremos hablando el lunes, porque ya hoy no dispongo de tiempo para hablar más, así es que hasta el lunes, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch dice renuncia de Peña Gómez fue perjudicial (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 28 de mayo de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Como aquí vivimos en el país políticamente más atrasado de América (más atrasado en ese sentido que Haití, aunque parezca raro), no nos damos cuenta de que políticamente el país es una unidad, es como si fuera un cuerpo humano, en el que la cabeza, el pescuezo, el pecho, la cintura, los muslos, las piernas y los pies, los brazos y las manos están unidos y trabajan todos juntos; y eso es en lo que se refiere a las cosas que se ven; que en cuanto a las que no se ven, como el corazón, los pulmones, el hígado o asadura, los riñones y el estómago y los intestinos o las tripas, todo eso funciona también unido al cuerpo. Todo lo que he mencionado son partes del cuerpo, pero funcionan dentro del cuerpo y de acuerdo una cosa con otra.

Pues bien, así sucede también en la política de un país, que todos los partidos son parte de esa política y todos funcionan juntos, quieran o no quieran, les guste o no les guste a unos y a otros.

Cuando los partidos o los grupos que llamamos de derecha o reaccionarios avanzan y conquistan posiciones, los demás, los democráticos y los de izquierda tienen que retroceder, y si avanzan estos últimos, tienen que retroceder los otros. ¿Por qué? Porque lo que hacen unos afecta o cambia o transforma el curso que siguen los demás.

Esto es así en lo general, pero también es así en lo particular, con lo cual quiero decir que si dentro de los partidos que llamamos de derecha o reaccionarios hay uno que avanza, todos los de derecha o reaccionarios avanzan con él.

Por ejemplo, con el reformismo avanzan muchísimos partidos o grupos o grupitos; todos caen como hormigas sobre el Gobierno a comérselo a mordidas, a sacarle dinero y ventajas por todas partes; pero el día que el reformismo sea sacado del Gobierno, todos esos grupos y grupitos de la derecha o reaccionarios tendrán que salir con él; y lo mismo pasa con los partidos y grupos democráticos y de izquierda; si uno avanza, avanzan todos, y si uno retrocede o tiene que dar marcha atrás o fracasa, retroceden o dan marcha atrás o fracasan todos los demás.

El grupo que trajo Caamaño al país era pequeño, muy pequeño; pero tenía una importancia grande porque su jefe era una figura muy importante en la vida política nacional; así, pues, al quedar aniquilado ese pequeño grupo y con él su jefe, todo el movimiento democrático y de izquierdas del país sufrió un golpe severo, un golpe grande, y todos los grupos y partidos que forman ese movimiento tuvieron que retroceder, que dar marcha atrás.

Como es natural, eso se nota más en el partido más grande de ese movimiento que es el PRD.

Sin embargo, después de la muerte del coronel Caamaño el PRD siguió manteniendo la línea política que había puesto en práctica desde el día 5 de febrero, la línea de reclamarle al Gobierno que le presentara al país las pruebas de que nosotros, los perredeístas, y especialmente yo “y otros políticos” éramos los inspiradores de la invasión de la playa de Caracoles; y el mantenimiento enérgico de esa línea nos llevaba derechito a convertir la derrota de todo el movimiento democrático y de izquierda en una victoria; y efectivamente conseguimos esa victoria cuando el Gobierno tuvo que reconocer, mediante garantías dadas por la secretaría de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que yo no tuve nada que ver con la invasión de Caracoles.

Ese fue un triunfo importante, que todo el movimiento democrático y de izquierda debió haber celebrado como suyo, porque dentro de ese movimiento un avance de un partido o de un grupo hace avanzar necesariamente a todos los demás. Sin embargo, no pudo ser así porque la Comisión Permanente del PRD exigió que las mismas garantías que se me dieron a mí se les dieran al Dr. Peña Gómez y a los presos por el desembarco de Caracoles que había en todo el país, y entonces, en ese tiempecito que transcurrió antes de que se completaran las garantías de todos los acusados y perseguidos por el desembarco de Caracoles, el Dr. Peña Gómez lanzó sobre el país su renuncia de la secretaría general del PRD, y convirtió en una derrota lo que había sido una gran victoria del Pueblo; y la convirtió en una derrota porque lo que la gente vio y apreció no fue la victoria obtenida sobre el Gobierno, sino que dentro del PRD, el partido más grande de la oposición, se presentaba una división; y esto lo pensó el Pueblo con mucha más razón porque algunos periódicos y algunas estaciones de radio dieron la noticia de su renuncia no explicando que el Dr. Peña Gómez renunciaba a la secretaría general del PRD sino diciendo que renunciaba al PRD; es más, todavía el viernes pasado, día 25 de este mes, en la primera columna de su primera página, bajo el título de “Motiva Dimisión Líder”, el Listín Diario dijo lo siguiente:

“El profesor Juan Bosch encasilló ayer al doctor José Francisco Peña Gómez entre los dirigentes perredeístas que luchaban por mantener ‘lo viejo’ dentro del Partido, y dio a entender que eso determinó su salida de la organización” y no es verdad que yo dijera eso, porque el Dr. Peña Gómez no renunció en ningún momento del Partido; renunció a la Secretaría General que es un cargo dentro del Partido, pero no renunció al Partido.

Esa afirmación del Listín Diario del viernes me recuerda otras parecidas; por ejemplo, cuando yo anuncié que el compañero Peña Gómez y yo nos mantendríamos en la clandestinidad, el mismo periódico anunció no que el Dr. Peña Gómez y yo nos íbamos a la clandestinidad, sino que el PRD se iba a la clandestinidad; y lo dijo el Listín Diario y lo repitieron todos o casi todos los periódicos del país.

¿A quién se le ocurre que un partido tan grande como el PRD puede irse entero a la clandestinidad? Pero es que, como dije al comenzar, vivimos en el país políticamente más atrasado de América porque tenemos muy poca experiencia política a pesar de tener casi 130 años de vida independiente.

Por de pronto, la nueva generación, y partes importantes de las viejas, tienen de experiencia política sólo los años que han transcurrido desde la muerte de Trujillo hasta hoy, y tal como se enseña aquí la historia, lo que figura escrito en libros no produce experiencia porque son simples relatos sin análisis de los acontecimientos, o con análisis que confunden las cosas en vez de aclararlas.

El propio Dr. Peña Gómez contribuyó grandemente a aumentar la impresión de que el Partido Revolucionario Dominicano se dividía sin remedio, pues cada vez que habló después de su renuncia (y lo hizo varias veces), se refería a que muchas personas iban a pedirle que entrara en una lucha abierta conmigo, y aunque él decía, con su acostumbrada y reconocida lealtad, que por nada del mundo haría eso, es el caso que la gente creía que dentro del Partido había una fuerza divisionista muy grande; además, sin él quererlo, al decir que esa fuerza divisionista le pedía que entrara en lucha conmigo me presentaba como la causa de su renuncia y la causa de la suspensión de sus amigos; esto es, sin pretenderlo, sin proponérselo, el Dr. Peña Gómez aparecía ante los ojos del Partido y del país como una víctima mía, lo cual es totalmente incierto, pues lo cierto y verdadero es lo que ya expliqué, que el Dr. Peña Gómez y sus amigos suspendidos en sus funciones por la Comisión Permanente eran y son todavía partidarios del viejo tipo de organización que tenía el Partido, y eso fue lo que dio origen a la suspensión de los unos y a la renuncia del Dr. Peña Gómez. En cuanto a la propia renuncia del Dr. Peña Gómez, ya expliqué el día que salí de la clandestinidad que al renunciar a ella el Dr. Peña Gómez estaba en realidad renunciando a un título, no a las funciones de secretario general, porque la verdad es que el compañero Peña Gómez no ejercía esas funciones desde hacía tiempo; desde que se marchó a Europa, dos años y medio antes de su renuncia.

Así, pues, en realidad el Partido había estado dos años y medio sin secretario general, aunque el Dr. Peña Gómez tenía ese título, y de ser necesario, el Partido podía seguir sin secretario general. De todos modos, la importancia que tiene dentro del Partido el Dr. Peña Gómez no depende de que sea o no sea su secretario general; depende de que tenía y sigue teniendo entre todos los perredeístas una altísima posición en el cariño y la admiración de todos sus compañeros debido a su lealtad al Pueblo y al Partido y a sus dotes de luchador, de orador y a su prestancia o atractivo personal, esa condición que en la religión y en la ciencia política se llama carisma.

Ahora el Dr. Peña Gómez está preparándose para salir del país y es necesario y conveniente que salga, aunque sea por pocos meses, para que pueda estudiar política; porque en su viaje a Europa el Dr. Peña Gómez estudió Derecho, no estudió política, y siendo como es un líder, debe estudiar las ciencias que le corresponden a un líder político, pues como dije el día que el Dr. Peña Gómez retornó al país, hablando del general Perón, un líder no puede ni debe renunciar jamás a ser líder, porque el liderazgo es una condición con la cual se nace y es al mismo tiempo una obligación que se tiene con el Pueblo, y a esa obligación no se puede renunciar, aunque sea la más pesada de las cargas, así como nadie puede renunciar a sus obligaciones de padre, si tiene hijos y si renuncia actúa de manera
irresponsable.

Aunque estén graduados, aunque tengan su título desde hace tiempo, los médicos tienen que estudiar todos los días y lo mismo les pasa a los abogados y a los químicos y a muchísimos profesionales.

Pues bien, los dirigentes políticos tienen también que estudiar siempre, sin descanso, todos los días; porque la política no es un oficio de sinvergüenzas, como cree el Dr. Balaguer, aunque en la política de países como el nuestro actúen numerosos sinvergüenzas; la política, como dijo Juan Pablo Duarte, es la ciencia más digna, después de la filosofía, de ocupar la inteligencia del hombre, y eso que en los tiempos de Duarte la política estaba en pañales, como se dice de los niños recién nacidos; que hoy es algo muy complicado, muy serio y muy profundo, y es, desde luego, una de las actividades que le permite al hombre llegar más lejos en la hermosa tarea de servir a su pueblo.

El Dr. Peña Gómez cometió un error grave cuando renunció a la Secretaría General del PRD, especialmente si se toma en cuenta el momento en que lo hizo, pero en ese momento su renuncia convirtió en derrota lo que era un triunfo del Partido sobre las fuerzas del Gobierno; pero al renunciar a la Secretaría General no puede renunciar a su condición de líder, porque a esa condición no se renuncia.

El líder ni siquiera tiene derecho a eliminarse él mismo cometiendo errores que acaban desprestigiándolo o que lo saquen de la vida política. El líder tiene que cargar con el liderazgo como Cristo cargó con su cruz.

Los pueblos necesitan tener líderes como los hijos necesitan tener padres que los guíen y ayuden mientras ellos se desarrollan. Los pueblos, todos los pueblos del mundo, dejarán de necesitar líderes cuando hayan desaparecido de la Tierra las luchas de las diversas clases, por haber desaparecido antes las clases que dan lugar a esas luchas; pero eso puede tardar cientos de años en suceder, y durante esos cientos de años, los líderes serán absolutamente necesarios para los pueblos, especialmente si son pueblos tan atrasados como el nuestro.

El Dr. Peña Gómez debe ir afuera a estudiar porque aquí no puede hacerlo, y después que haya estudiado debe volver aquí a ayudarnos, a ayudar a su partido y a su país a poner en práctica la política de la lucha sin tregua por un gobierno que se respete a sí mismo, que respete al pueblo dominicano, que respete su soberanía, la vida y los derechos de sus hijos y que respete sus propias leyes; un gobierno de dignidad nacional, un gobierno decente. Esa política fue propuesta por mí al Partido en la salida que hice a la Casa Nacional desde la clandestinidad en el mes de marzo, y aunque todavía no ha sido conocida por el Comité Ejecutivo Nacional, estamos seguros que su anuncio ha sido recibido con entusiasmo por las bases del Partido, que empezaron inmediatamente a ponerla en práctica movilizándose y presentando nuevas formas de lucha, como lo hicieron en la misa de Gregorio García Castro, en el tapón de UNACHOSIN, en las movilizaciones de mujeres en varias partes del país para protestar del alto costo de la vida, en el despliegue de consignas en la procesión del Viernes Santo en la Capital y en las movilizaciones del 1º de mayo en varias partes del país.

Todo eso lo hicieron las bases del Partido entusiasmadas con el solo anuncio de la política que se le proponía al Partido; y gran parte del entusiasmo que despertó la posibilidad de poner en práctica esa nueva política decayó cuando las grandes masas perredeístas se enteraron de que el Dr. Peña Gómez renunciaba a la Secretaría General y un periódico presentó esa renuncia no como renuncia a una posición dentro del Partido, sino como una renuncia al Partido.

Remacho esto para que el Dr. Peña Gómez se dé cuenta cabal del daño que hizo su renuncia y de lo peligrosa que puede resultar cualquier actuación inconsulta de un líder como él, que no es un chivito en este país ni en el Partido.

Un líder tiene que hacerse cargo de que en los partidos políticos hay corrientes y que esas corrientes son encabezadas por personas. Lenín, el fundador del Partido Comunista Ruso (que se llamó al principio Partido Obrero Social Demócrata Ruso), se quedó en minoría y se quedó en minoría muchos años.

Ahora mismo, en la Argentina, Perón se dio cuenta de que él no podía ser el candidato presidencial, no porque su partido no lo apoyara mayoritariamente, sino porque las fuerzas militares que tenían el poder eran decisivas en la selección del candidato a la presidencia de la República.

¿Y qué hizo Juan Domingo Perón? Escogió como candidato a un hombre de quien nadie esperaba que podía serlo, y le dio todo su apoyo, y ese hombre, Héctor J. Cámpora, es hoy el presidente de la Argentina, el país más grande en la América de lengua española después de México.

Yo no he retenido el liderazgo dentro del PRD en lucha contra nadie, al contrario, le di todas las facilidades al Dr. Peña Gómez para que se desarrollara dentro del Partido como líder y les ofrecía esas mismas facilidades a Francisco Alberto Caamaño y a don Antonio Guzmán cuando les pedí, primero a uno y después al otro, que fueran los candidatos presidenciales del Partido en las elecciones de 1966.

Mi ambición no es que yo sea por siempre jamás el líder máximo del PRD; mi ambición es que el PRD vaya evolucionando al compás de los tiempos y perdure como una institución, como la institución política propia del pueblo dominicano mucho más allá de los años de mi vida, y para que eso suceda hace falta, es necesario, que el Partido tenga varios líderes, todos los líderes que necesita un partido para mantenerse a la cabeza de las luchas de su pueblo.

Y ahora vamos a pasar a otro punto.

El periódico El Nacional del sábado pasado (día 26 de este mes), trae una información en su página 18 bajo el titular “Rechazan UASD pagara a Hamlet”. En esa información se dice que el ex rector de la Universidad Autónoma, Dr. Rafael Kasse-Acta había visitado el periódico y había dicho que “si no se aclaran los pormenores de lo expresado por el presidente del Partido Revolucionario Dominicano se estaría dando armas a los enemigos de la universidad del Estado y de las pasadas autoridades… Expresó el ex-rector que, al parecer, el máximo dirigente perredeísta desconocía las resoluciones y disposiciones del Consejo Universitario en relación con el asunto”.

El Dr. Kasse-Acta no tenía que hacer esa declaración porque en ningún momento acusé yo a la Universidad de ser cómplice del ingeniero Hamlet Hermann en lo de su viaje a México. La Universidad fue engañada, eso sí; pero si hay responsable en ese engaño es el ingeniero Hamlet Hermann, no las autoridades universitarias de aquellos días.

Yo tengo en mi poder el expediente, en copia fotostática, de la licencia y los pagos que se le hicieron al ingeniero Hamlet Hermann, y según ese expediente a Hamlet Hermann se le concedió el 23 de enero de 1970 licencia con sueldo, y además con una dieta diaria de 10 pesos, por tres meses, para viajar a México a hacer estudios, mediante acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México, sobre estructura universitaria, programación y manejo de computadoras.

Después de cumplirse los tres meses, la familia de Hamlet Hermann pidió que se le prorrogara la licencia por un mes más. El 22 de mayo de 1970, la señora de Hermann dijo en una comunicación al Consejo Universitario que “Hamlet debió reintegrarse a sus funciones el 8 del mes en curso, pero por razones ajenas a su voluntad a [sic] tenido que permanecer ausente de la Universidad más tiempo del previsto”.

A Hamlet se le pagaron su sueldo y su dieta hasta el último día del mes de mayo de ese año 1970. Sin embargo, cuando salió para México Hamlet Hermann sabía que no iba a estudiar estructura universitaria ni programación y manejo de computadoras, sabía que iba para Cuba, puesto que él mismo dice en su artículo antiperredeísta que él escribió y que publicaron las Fuerzas Armadas en aviso pagado que el viaje a México fue sólo una cobertura para irse a Cuba.

Así, pues, el señor Hermann no tenía derecho a cobrarle ni un centavo a la Universidad, y sin embargo le cobró 4 meses de sueldo y 4 meses de dieta diaria de 10 pesos. Eso no es culpa de la Universidad, que no podía saber lo que estaba pensando hacer un profesor universitario a quien se le encomendó una misión universitaria; y por tanto no hay derecho a acusar a la Universidad de lo que es responsabilidad de Hamlet Hermann, y yo no la acusé, ni acusé a ninguna de sus autoridades, y por tanto el querido compañero Dr. Kasse-Acta no tenía por qué salir a defenderse de acusaciones que no se le hicieron, valga la aclaración.

Y ya hecha esa aclaración permítanme decirles: Hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Profesor Bosch define línea política del PLD (Listín Diario, Santo Domingo, 17 de diciembre de 1973)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Compañeros de la mesa directiva:
Señores representantes de los partidos y grupos que forman el bloque opositor;
Señores invitados; señores periodista; compañeros delegados:

Esta reunión en la que se hallan presentes mujeres y hombres llegados de todas partes del país y aun del extranjero tiene un propósito trascendental y por eso lleva el nombre de Juan Pablo Duarte, conocido de todos los dominicanos por el apelativo de Padre de la Patria. Ningún nombre más apropiado que el suyo para bautizar el Congreso Constitutivo de un Partido que aspira a terminar la obra que él comenzó cuando juramentó a los componentes de la célula inicial de la Trinitaria hace hoy exactamente 135 años y 6 meses.

La primera parte de la doctrina del Partido de la Liberación Nacional podría expresarse con unas pocas de las palabras que acabo de decir, y entonces quedaría dicha así: “El PLD se propone terminar la obra que empezó Juan Pablo Duarte”. A la segunda parte de la doctrina le correspondería hablar de los derechos sociales de los dominicanos, a los cuales no se refirió Duarte porque en su época no se pensaba ni aquí ni en otros muchos países del mundo en la existencia de tales derechos.

Terminar la obra que empezó Juan Pablo Duarte no es una tarea fácil, y a medida que el tiempo va pasando será menos fácil, cada vez menos fácil.

¿Por qué?

Por muchas razones, pero sobre todo porque actualmente la dominación a que son sometidos los pueblos pequeños y débiles como el nuestro no es la de la ocupación armada llevada a cabo por un ejército extranjero. Esa ocupación puede producirse, pero no es absolutamente indispensable como lo era en los tiempos de Duarte. Ahora hay maneras ocultas de tener a un país en condición de territorio dependiente. A ese país se le deja con su nombre de república, con su gobierno y sus fuerzas armadas, con sus cámaras de diputados y de senadores, con su bandera y su himno, con sus embajadores ante otros gobiernos y ante la OEA y las Naciones Unidas, pero se le somete a una situación de explotación económica y servidumbre política ejercidas a través del control de la riqueza que produce su pueblo. Los verdaderos dueños de un país son los dueños de sus tierras y sus industrias, de sus bancos y su comercio, de los aviones, y los buques que llegan a su territorio y sacan de él los productos que compra y vende en el extranjero; y si los dueños de todas esas cosas son ciudadanos de otro país, el país será una colonia aunque se llame república independiente; y será colonia más rápidamente y más profundamente si esa llamada república independiente está gobernada por hombres que no tienen conciencia de lo que es una patria y a quienes no les importa para nada el destino de su país, como está sucediendo en la República Dominicana. Nuestro país tuvo la fatalidad de que a un mismo tiempo se le montaron sobre el espinazo el gobierno actual y la Gulf and Western, y ese gobierno y esa compañía se han entendido tan bien que en menos de ocho años la Gulf and Western, pasó a ser la dueña de, o a tomar parte importante en 89 negocios. En los meses recientes la Gulf and Western ha entrado a participar en negocios de periódicos y de publicidad y se afirma que está tratando de comprar una estación de radio; y como es natural, eso indica que tendrá a su disposición prensa, radio y publicidad para influir sobre el pueblo dominicano según lo aconsejen sus intereses. En ninguna parte de América se ha dado un caso igual a este de la Gulf and Western, porque en ninguna parte ha sido tan débil la opinión pública ante la penetración económica extranjera ni en ninguna parte ha habido un gobierno tan complaciente con los intereses enemigos de la nacionalidad; y por eso mismo en ninguna parte se justifica tanto como aquí la formación de un partido de liberación nacional.

Las personas que no llegan a comprender por qué un hecho político se manifiesta de tal o cual manera no saben que cada manera obedece a una determinada y precisa o a una suma de causas determinadas y precisas, que se reúnen en una sociedad en un momento dado y no se repiten en otra sociedad y ni siquiera en la misma sociedad si ésta no ha seguido siendo lo que había sido diez, veinte, treinta o cien años antes; y ninguna sociedad sigue siendo lo que fue ayer así como ningún ser humano será mañana lo que ha sido hoy porque la ley suprema de la vida, la ley que gobierna todo lo que hay sobre la tierra es la del cambio perpetuo, la de la perpetua transformación.

Por ejemplo, en el año 1966, cuando tomó el poder el Dr. Balaguer, en este país no se había oído hablar de la Gulf and Western; esa compañía se estableció en la República Dominicana un año después, y la sola presencia de la Gulf and Western entre nosotros está deformando el curso de la historia nacional porque está impidiendo el desarrollo de una burguesía dominicana precisamente en el momento histórico en que estaban echando las bases (construidas por el régimen de Trujillo a costa de mucho dolor y de mucha sangre del Pueblo) para que se desarrollara esa burguesía nacional.

Trujillo adquirió para él o para el Estado varias empresas extranjeras, como la Compañía Eléctrica, la Barahona Sugar Company y el National City Bank, y pudo haber hecho lo mismo con el Central Romana, y esa compra habría evitado la llegada al país de la Gulf and Western. Pero sucedía que Trujillo no quería comprar el Central Romana porque pensaba que los propietarios de ese ingenio, norteamericanos que tenían influencia en las esferas del gobierno de su país, podían ayudarle a conseguir que los Estados Unidos le fijaran a la República Dominicana una cantidad anual de azúcar nuestra para ser vendida allá, es decir, lo que se llama en el habla de los entendidos en los problemas azucareros una cuota de venta, cuota que en realidad iba a ser para Trujillo, por lo menos en una alta proporción; y así fue como vino a suceder que esperando ser beneficiado en el negocio de vender azúcar de sus ingenios en los Estados Unidos, Trujillo dejó el Central Romana en manos de norteamericanos, y esa fue la puerta por la cual entró en el país la Gulf and Wertern. ¿Qué diría Trujillo si resucitara y viera a la Gulf and Wertern adueñándose poco a poco de todo lo que aquí da dinero con el apoyo resuelto del Dr. Balaguer? ¿Qué diría si la viera metida en negocios que compiten con los que él fundó para el Estado o para él?

La existencia de un pulpo económico como la Gulf and Wertern en la República Dominicana significa el control político del país por parte del pequeño grupo de hombres que en los Estados Unidos se encargan de representar a la Gulf and Wertern en las esferas del gobierno norteamericano, y ese control político ejercido allá se refleja aquí en respaldo político y financiero al gobierno dominicano que le ha dado a la Gulf and Western toda suerte de privilegios, incluyendo entre ellos una exoneración de impuestos sobre los beneficios por veinte años después que había caducado una exoneración sobre los mismos impuestos que se le había dado veinte años antes.

Luchar por liberar a la patria de una dominación como la que ejerce en el país la Gulf and Western es menos fácil que combatir con las armas una invasión militar extranjera, aunque lo último sea más heroico.

Para combatir a la Gulf and Western se necesita tener una conciencia política desarrollada y además los conocimientos que se requieren para comprender la conexión que hay entre política y economía en el fondo de un proceso de dominación del país por parte de una empresa que va camino a convertirse en la dueña de las tierras dominicanas, de sus industrias, de sus bancos y de su comercio, de sus transportes aéreos y marítimos, de sus hoteles y hasta de sus paisajes.

He puesto ante ustedes el ejemplo de la Gulf and Western porque es más fácil de ver en su conjunto a la hora de explicar las causas que explican por qué estamos reunidos para fundar el Partido de la Liberación Dominicana; y me veo obligado a aclarar que para que el nuevo partido sea lo que históricamente le corresponde ser debemos tener presente en todo momento que el PLD tendrá muy poco que hacer o no hará nada de lo que está llamado a hacer si le aplicamos las ideas y la manera de actuar que predominan hoy en el Partido Revolucionario Dominicano, del cual venimos todos o casi todos los que tomamos parte en este Congreso bautizado con el nombre del Padre de la Patria.

Un alto dirigente del PRD dijo que yo abandoné a la militancia del PRD para quedarme con la Comisión Permanente, y al referirse a mí, naturalmente, estaba refiriéndose a todos los perredeístas que tomaron la decisión de pasar del PRD al PLD. Esa frase puso de relieve una manera de ver la actividad política que es diferente a la que tenemos los que salimos del PRD para fundar el PLD. Nosotros no estábamos en el PRD para servirle a la militancia perredeísta; estábamos en él para servirle al país; y en lo que se refiere a mí debo recordar que había dicho muchas veces, la última de ellas el día 16 de agosto de este año, que dejaría el PRD el día que me convenciera de que él no podía seguir siendo lo que debía ser. Un partido político no puede ser un fin en sí mismo; un partido político es un instrumento, una herramienta, y ni el mecánico puede arreglarle un motor sin herramientas buenas ni el carpintero puede hacer una puerta con un serrucho al que le faltan dientes ni el zapatero puede hacer un zapato con una chaveta bota o con una lezna sin punta. Y así como la lezna y la chaveta son fabricadas para hacer zapatos, y el serrucho para cortar madera y la llave de cubo para arreglar motores, así un partido político tiene una finalidad y sólo ésa: la de luchar por el desarrollo político y social de su país. La militancia de un partido se beneficia en la medida en que ese partido logra hacer desarrollar política y socialmente el país. Ahora bien, hay casos en que una parte de la militancia obtiene beneficios a costas del país y aun con perjuicios para éste, como podemos ver en el ejemplo del Partido Reformista; y a eso es a lo que aspira hoy un número grande de los altos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano. Decimos un número grande y no la totalidad porque sabemos que hay dirigentes perredeístas que están desorientados y no han llegado a darse cuenta de hacia dónde va su partido.

Pero nosotros lo sabemos porque durante más de tres años estuvimos quemándonos día a día en el esfuerzo de darle al PRD sustancias y unidad ideológicas y una organización que en vez de basarse en decisiones personales se basara en decisiones de organismos, así como quisimos darle la disciplina necesaria para que pudiera hacerles frente sin debilidades a los malos días que le esperan al país; y aunque a la vista de los que no entienden de esas cosas, cosechamos un fracaso porque en vez de seguirnos en esos propósitos una mayoría de los dirigentes conocidos del PRD o saboteó nuestros esfuerzos o no los comprendió o no fue capaz de cooperar con ellos, lo cierto es que conseguimos dentro del PRD un número importante de hombres y mujeres que apreciaron en su justo valor nuestra posición y se sumaron a la tarea que nos habíamos propuesto llevar a cabo. El hecho de que hubiera en el PRD, en el orden político, gente atrasada que no quería progresar y gente capaz de desarrollarse, indica que en realidad dentro del PRD había dos partidos. Nosotros teníamos que escoger uno de ellos, y habríamos traicionado al país si hubiéramos escogido el más atrasado.

Quedarnos en el PRD era lo más cómodo, y lo más seguro, pero no era lo más patriótico. Para algunos de nosotros ha llegado la hora de descansar; pero retirarse de la lucha es una manera de traicionar, y nosotros no tenemos madera de traidores.

Decía hace poco que no debemos aplicar al PLD las ideas y la manera de actuar que predominan hoy en el Partido Revolucionario Dominicano; y eso significa que no podemos reproducir en el PLD al PRD. Si hacemos del PLD lo que ha llegado a ser el PRD tendremos en fin de cuentas un PLD que más tarde o más temprano terminará siendo lo que es el PRD.

Cuando el PRD llegó al país trajo el lema de “Libertad y Justicia Social”, que eran en ese momento las dos más vivas aspiraciones del pueblo dominicano; ese lema podría ser ahora “que el Partido me resuelva mis problemas”, porque esa es la aspiración más sentida de una mayoría de los dirigentes del PRD. Pero la consigna de los peledeístas, no el lema del PLD, deberá ser esta: “Servir al Partido para que el Partido pueda servirle al país”. Mujeres y hombres capaces de sentir eso que acaban ustedes de oír es lo que necesita el Partido de la Liberación Dominicana, y con esas mujeres y esos hombres cumpliremos el propósito de terminar la obra que empezó Juan Pablo Duarte. Pedimos para el PLD gente dispuesta a hacer sacrificios por el Partido y por el país, y advertimos que desde hoy mismo vamos a exigir en nuestra organización una disciplina estricta pero consciente; una disciplina que prepare a los peledeístas para hacerle frente con entereza a todas las adversidades; reclamaremos dedicación al estudio para poder desarrollar la conciencia política; pediremos una vida pública y privada que se correspondan, porque nadie puede ser al mismo tiempo luz de la calle y oscuridad de la casa, o al revés. No nos proponemos levantar un partido de santos, pero tampoco uno de diablos; a lo que aspiramos es a que el PLD sea un partido de dominicanos serios, de dominicanos capaces de hacer sacrificios por su país, entre ellos el pequeño pero fecundo sacrificio de estudiar para conocer cuáles son las causas de nuestros males y cómo deben ser combatidas y el grande pero hermoso sacrificio de luchar por las ideas aprendidas mediante ese estudio. Queremos en el PLD dominicanos que ofrezcan, no que pidan; que a la hora de la verdad den un paso al frente para combatir, no para beneficiarse. No nos importa que sean pocos, que el Pueblo tenga razón cuando dice que vale más estar solo que mal acompañado.

En el orden nacional vamos a luchar por la libertad nacional y por el derecho de los dominicanos a vivir libre del miedo al Gobierno y a las necesidades; en el orden internacional vamos a luchar por esos mismos principios para todos los pueblos del mundo. No creemos en el llamado nacionalismo revolucionario. El nacionalismo fue creación de la burguesía y por tanto es una actitud clasista; en cambio el patriotismo no es clasista, es popular, y en una forma o en otra ha sido una fuerza generosa y creadora que han conocido todos los pueblos del mundo. Nosotros no apoyamos con toda el alma la lucha de Viet Nam porque los vietnamitas fueran nacionalistas; la apoyamos porque eran patriotas. El nacionalismo da beneficios a una sola clase; el patriotismo engrandece a todo un pueblo.

Las mujeres y los hombres que formamos ahora parte del PLD, entre los cuales están no solamente ustedes, señores delegados, sino también, desde luego, los que los han enviado a ustedes como representantes suyos en este Congreso Constitutivo, tenemos por delante una lucha larga, porque la liberación de un país tan sometido y tan dependiente como la República Dominicana, no se consigue en poco tiempo; pero además de lo que será nuestro programa de liberación nacional el PLD tiene obligaciones a corto plazo. La más importante ahora es su participación en el Bloque Opositor. Esa participación del PLD en el Bloque Opositor es una herencia que nos ha quedado de nuestra militancia en el PRD, y nosotros debemos llenar nuestro papel en el Bloque de la misma manera que debería llenarlo el PRD, puesto que cuando actuamos para fundar el Bloque lo hicimos como perredeísta y en nombre del PRD. Sin embargo, no hay que hacerse ilusiones; los dirigentes del PRD tienen planes para actuar por cuenta propia, sin formar parte del Bloque Opositor y solamente la
presión del Pueblo puede hacerlos cambiar de idea.

Una parte de los planes perredeístas de no participar en el Bloque se debe al argumento de que si el Bloque va a ir a las elecciones del año que viene y el PRD se halla en el Bloque no podrá llevar candidatos suyos a todas las sindicaturas, las diputaciones y las senadurías porque tendría que negociar con el Bloque varias de esas candidaturas; otra parte se debe al argumento de que la presencia de las izquierdas en el Bloque perjudicaría al PRD, que está haciendo propaganda para justificar nuestra salida de su organización diciendo que lo hicimos porque tenemos tendencias comunistas. Este no es el momento de que nosotros demos nuestra opinión acerca de lo que piensa el PRD en relación con el Bloque Opositor, y por tanto no diremos una palabra sobre ello. Pero no podemos callarnos nuestra opinión sobre la participación de las izquierdas en el Bloque. Para nosotros ese hecho tiene una importancia que alguna gente no ha alcanzado a comprender, entre ella ciertos izquierdistas. Por primera vez en la historia dominicana partidos y grupos comunistas y partidos y grupos no comunistas de tendencias variadas se han sentado alrededor de una mesa a trabajar juntos para buscarle una salida conveniente y patriótica a la situación del país; y los señores delegados, señores periodistas y representantes de los partidos y grupos que forman el Bloque Opositor, es la expresión visible de un salto político extraordinario.

De un golpe hemos saltado muchos años; de un golpe hemos presentado a los ojos del Pueblo la prueba de que hay momentos históricos en que todas las fuerzas pueden unirse y deben unirse para luchar por un mismo propósito. Que no se haga nadie ilusiones creyendo que esa unión es para siempre, pues no hay nada que sea para siempre; ni siquiera el Sol estará alumbrando a la Tierra por siempre jamás. Pero la unión se produce, y el Pueblo está viéndolo; aunque esa unión durara poco, aunque se acabara mañana mismo, ya ha cumplido un fin notable, que era el de demostrarle al Pueblo que la unión puede hacerse, y si se amplía y se fortalece, esa unión cumplirá el más importante de sus propósitos, que es ponerle fin al régimen del balaguerato. Por otra parte, ésta no ha sido la unidad hecha a tontas y a locas; en la unidad que se ha logrado ahora cada quien sabía de antemano con quién estaba negociando y por lo mismo cada quién sabía hasta dónde podía ceder y cuánto podía esperar que cedieran los demás. Podemos anticipar que llegará un día en que la unidad hecha en el Bloque Opositor será recordada como un punto de partida en la historia política del país sin tomar en cuenta a aquellos que hablan de ella como de un error político colosal.

En términos generales hemos tocado en este discurso, de manera muy rápida y por eso mismo sin detalles, los fundamentos de lo que deberá ser la doctrina del Partido de la Liberación Dominicana y no hemos dicho nada de lo que deberá ser la forma organizativa de ese partido. La organización de un partido se describe en lo que llamamos estatutos, y generalmente los estatutos son hechos por una comisión y son adoptados luego por un congreso de delegados escogidos por todos los miembros de ese partido. Pero sucede que por mucho que discutan los delegados, los estatutos necesitan ser probados en la práctica porque lo que se imaginan los hombres, aun con los mejores deseos, es siempre diferente en alguna medida de lo que puede aceptar la realidad social.

Por ejemplo, cuando nosotros estábamos en la dirección del PRD procedimos a reorganizar el Partido para lo cual concebimos un tipo determinado de organización; se redactaron los nuevos estatutos y se pusieron en vigor, y al cabo de tres años todavía teníamos que tomar nota de los arreglos que debían hacérseles porque constantemente descubríamos que había que ajustarlo a esta y a aquella característica de la cambiante realidad del Partido. Con esa experiencia tan cercana habría sido un error presentarle a este Congreso Constitutivo un proyecto de estatutos para que lo discutiera y sacara de ese proyecto de estatutos los definitivos del PLD. Por esa razón propongo que ustedes, compañeros delegados, elijan por el término de dos años un Comité Central del Partido y que le den autoridad para que redacte los proyectos de doctrina, de estatutos y de reglamentos, y que esos proyectos sirvan durante los dos años de vida del Comité Central como documentos constitutivos del Partido.

Propongo también que si en algún momento dentro del plazo de los dos años el Comité Central elegido hoy está en capacidad de convocar el Primer Congreso del Partido, deberá necesariamente incluir en su convocatoria la discusión y la aprobación de los documentos fundamentales a que acabo de referirme.

Si ustedes aprueban esa proposición procederemos inmediatamente a elegir el Comité Central, cuyo número de miembros deberán señalar ustedes. Pero antes de pasar a ese punto de la agenda de esta reunión, quiero decirles algo en nombre mío y de los compañeros que convocaron junto conmigo este Congreso; y es lo siguiente:

Nosotros no estamos haciendo campaña de afiliación y no tenemos el menor interés en atraer a nuestras filas a ningún perredeísta. El que está confundido hoy despertará mañana y cuando despierte vendrá al PLD, pero no vendrá porque nosotros lo llamamos; vendrá porque lo llame su conciencia o se quedará donde está porque ahí se siente cómodo. Ahora bien, es oportuno aclarar que nosotros no hemos olvidado a los que cayeron como perredeístas en los doce años y medio de luchas que llevaba el PRD en el país cuando decidimos dejar sus filas para fundar el PLD. De esos muertos se han olvidado los que se han vendido al enemigo, no nosotros.

En este país no hay nadie que pueda decir que nosotros nos hemos vendido al enemigo; ni aún el más irresponsable y el más perverso de los dominicanos se atrevería a decirlo. Dejemos a los muertos tranquilos para que cumplan con su hermosa función de iluminar las conciencias de los vivos. Nosotros los hemos honrado consagrándonos al servicio del país y los seguiremos honrando hasta el último día de nuestra existencia; y hoy invocamos su recuerdo y su ejemplo, junto con el recuerdo y ejemplo de todos los que han caído en la larga guerra del pueblo dominicano para conquistar un lugar entre los países independientes del mundo.

Y ahora, a trabajar, compañeros delegados, en este acto de fundación del Partido de la Liberación Dominicana.

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Juan Bosch critica expresiones de José Francisco Peña Gómez (La Noticia, Santo Domingo, 23 de enero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

El viernes les dije que hoy iba a comenzar a contarles la historia de nuestra salida del Partido Revolucionario Dominicano, pero antes tengo que hablarles de algunas cosas que deben ser dichas ahora y no después porque sucedieron hace una semana y si dejamos pasar los días sin referirnos a ellas, y sobre todo si no respondemos a tiempo lo que se dijo de nosotros en la oportunidad en que ocurrían esas cosas, el Pueblo puede confundirse; y puede confundirse porque hay gente interesada en confundirlo. Eso se nota en la manera de hablar de algunos líderes de esos a quienes ciertos periódicos y ciertos comentaristas de radio llaman populares y fogosos. Por ejemplo, según podemos leer en La Noticia del día 16 de este mes, página 12, uno de esos líderes dijo en Higüey, suponemos que el día antes o dos días antes, las siguientes palabras: “El pollo colorao o se huye de la gallera o caerá con el pescuezo retorcido por la embestida del pollo blanco antes del 16 de mayo...”. “El doctor Balaguer ha estado durante cuatro años entrenándose como un Cassius Clay para luchar contra el pollo blanco del PRD y se creyó que esa ventaja lo hacía invencible, pero resulta que el pollo blanco le salió al frente y en la manifestación celebrada en Esperanza pegó un opercut que provocó el primer chichón...”. “En Nagua el pollo colorao recibió el segundo chichón y... en Guachupita recibió cuatro más...”. “Ahora lo rematamos con dos chichones con las convenciones de La Romana e Higüey”.

En primer lugar, el fogoso líder debe ir a una gallera algunas veces, allí aprendería que un gallo cae con el pescuezo retorcido si una persona se lo retuerce, cosa que se hace con la finalidad de matarlo para hacer un locrio o un sancocho, aunque lo más probable es que a la hora de matar con esos propósitos se mate un pollo o una gallina, no un gallo, y mucho menos un gallo de pelea, porque generalmente los gallos de pelea tienen el cuero duro y se necesita mucha candela y mucho tiempo para cocinarlo, y aunque él les diga “pollo colorao” al Partido Reformista y “pollo blanco” al PRD, lo cierto y verdadero es que esos no son pollos; son gallos “espueludos”, gallos que tienen varios años dando peleas. En segundo lugar, los gallos no se entrenan como los boxeadores; los gallos se topan; además, los gallos no dan opercuts y por esa razón no producen chichones; los gallos dan espolazos o, como dice el Pueblo, meten la espuela o clavan la espuela, y la espuela de un gallo hace un agujero pero no forma chichones. Y por último, los líderes que respetan al Pueblo no le hablan en ese lenguaje. El Pueblo no es un niño que va a un circo para que los payasos lo hagan reír diciendo o haciendo caballadas; el Pueblo, y más concretamente el pueblo dominicano, merece respeto de los que se llaman o se consideran sus líderes, y ese respeto hay que demostrarlo cuando se le habla. Una cosa es explicarle al Pueblo las ideas y los problemas diciéndoselos en un lenguaje claro, sencillo, utilizando las palabras que más fácilmente pueda él entender, y otra cosa es usar ante él ejemplos y palabras que estimulen sus pequeñas pasiones con el ánimo de hacerle creer que el que le habla se pone a su altura cultural porque lo quiere o lo respeta. Esa manera de hablar es buena para usar al Pueblo, no para servirle. Tampoco se le sirve, sino que se le confunde, cuando se le dice que el PRD pone condiciones para ir a las elecciones y que si esas condiciones no se cumplen, “nosotros (es decir, el PRD) trancaríamos el juego político tres días antes del 16 de mayo con gran perjuicio para la reelección del doctor Balaguer”, pues no es verdad que el PRD pueda trancar el juego; si tres días antes del 16 de mayo el PRD decide no ir a las elecciones aquí no habrá ningún tranque de juego; simplemente el Dr. Balaguer seguiría su camino, las elecciones se celebrarían y no pasaría nada; o mejor dicho sí pasaría; que el PRD quedaría listo para siempre jamás, ¿o es que el joven y “fogoso” líder cree que los aspirantes a senadores, a diputados, a síndicos de su partido seguirían en el PRD si éste decidiera tres días antes de las elecciones no participar en ellas?

Pero además, ¿saben ustedes si ya se reunió la convención nacional del PRD? Lo pregunto porque según me parece a mí, todavía no se ha reunido, y si el máximo líder de su partido tiene el menor respeto por los que lo forman, no debería estar diciendo que el PRD va a hacer esto y va a hacer lo otro; que el PRD participará en las elecciones de mayo si el Gobierno hace tales cosas, y que no participaría si no las hace. Es más, en El Caribe de hoy se apea un alto dirigente perredeísta (el segundo de importancia del PRD) diciendo no que el PRD va a ir a elecciones, sino que va a ir el Bloque de la Oposición entero. Y resulta que ese dirigente que está hablando a nombre de todos los partidos de la oposición no puede hacerlo ni siquiera a nombre del suyo, que es el PRD, porque el PRD no ha dicho si va o no va a las elecciones. Eso sólo puede determinarlo una convención nacional de ese partido, aunque desde luego, con la campaña electoral que está haciendo un grupito de sus líderes a los perredeístas no les quedará más remedio que aprobar lo que esos líderes están haciendo, que es llevar a su partido a las elecciones a toda carrera sin haber creado antes condiciones favorables para esas elecciones. ¿Por qué es así? Porque esos líderes están formando el ambiente electoral, pero lo están formando a espaldas del Pueblo, diciendo que están movilizando al Pueblo y dando a entender que lo movilizan para combatir al Dr. Balaguer, cuando la verdad es que le hacen el juego al Dr. Balaguer que lo que busca es precisamente que ellos le formen un ambiente electoral sin que en el país haya condiciones para unas elecciones que pudieran llamarse siquiera un chin limpias. Elecciones con exiliados y con presos políticos no son elecciones; son una mentira, mucho más mentira todavía si se mantienen en la cárcel varios presos que han cumplido condena, como es el caso de los dirigentes del MPD que están en La Victoria, y si se halla en el exilio nada menos que un líder de uno de los partidos de la oposición, como es el caso del general Elías Wessin y Wessin. Al Pueblo hay que decirle la verdad; al Pueblo no se le debe engañar haciéndole creer que se está luchando contra el continuismo balaguerista y que se tiene una fórmula para obligar al doctor Balaguer a permitir la entrada de los exiliados y para obligarlo a renunciar provisionalmente a la presidencia de la República, como si el Pueblo no supiera para qué cosa sirve una renuncia de esas, con qué se la come el país; al Pueblo no se le puede decir así, con la mayor frescura, que esa fórmula consiste en trancar el juego tres días antes de las elecciones, y terminar esas palabras diciendo que el PRD tiene el puño fuerte de las masas para contrarrestar las pretensiones reeleccionistas del doctor Balaguer y que cuando las masas descarguen su puño sobre el Palacio Nacional éste quedará pulverizado. Eso es pura charlatanería, y la charlatanería (esto es, el uso de palabras huecas, de palabras sin ninguna seriedad, sin ningún peso, que eso es lo que quiere decir charlatanería o charlatanismo) se usa para engañar al Pueblo, no para dirigirlo hacia la verdad.

Los perredeístas que están en el PRD creyéndose que son miembros de un partido cuyos dirigentes los respetan y toman en cuenta sus opiniones deben saber desde ahora que no es un líder ni son dos ni tres los que pueden decir si un partido va o no va a unas elecciones ni qué condiciones deben ponerse para ir a las elecciones; eso sólo puede decirlo una convención nacional, que se forma con representantes legítimos de los miembros del Partido en los municipios; pero resulta que ya la convención nacional del PRD no hace falta, o mejor dicho, servirá para nada más que para escoger los candidatos a senadores, diputados y síndicos, porque sus dirigentes, los dirigentes del PRD, han metido al partido, a su partido, en el camino electoral, tal como se mete al ganado por una vereda, sin preguntarle si él quiere ir por ahí o por otro sitio. El buey blanco va a las elecciones sin que se haya consultado su opinión, y quiera o no quiera ya no tiene nada que hacer que no sea coger la vereda de las elecciones. Para llevarlo por ese camino no se le preguntó al perredeísmo ni una palabra; y eso no se llama dirigir a un partido; en todas partes del mundo eso se llama sustituir al partido, confundir y engañar a sus masas.

Pero ya ustedes saben: decir cosas como las que acabo de decir es colaborar con el doctor Balaguer. Desde luego, esa es una manera de salir de un problema usando palabras que confunden y engañan. Cuando hablé el lunes de la semana pasada y expliqué que decirle al Pueblo que el PRD iba a llevar como programa de gobierno la Constitución de 1963 se me respondió, por boca de uno de los voceros del vocero, que no iban a polemizar conmigo. Y quiero explicar que eso de polemizar significa discutir, lo que en fin de cuentas era como decir que no iban a discutir conmigo, en lo cual tenía razón el vocero del vocero, ¿por qué cosa se me podía responder si resultaba que lo que yo decía no podía discutirse? Eso, o se aceptaba o se rechazaba, pero no podía discutirse; y tanto no podía discutirse que ayer lunes, a la semana exacta de haber dicho yo lo que dije del programa de gobierno y de la Constitución de 1963, el vocero del PRD dijo en Villa Altagracia que su partido está escribiendo un programa que según él va a ser mejor que el de la Dignidad Nacional. Eso quiere decir que el señor vocero del PRD aceptó que lo que yo decía era la verdad; que una Constitución, aunque sea la mejor del mundo, no es un programa de gobierno; que un programa es una cosa diferente a una Constitución, y el vocero acepta eso como bueno y legítimo. Pero ahora el vocero se descuelga diciendo que el programa de gobierno de la Dignidad Nacional era tímido, que el suyo va a ser mejor. Bueno, allá él; ojalá que lo hiciera tan bueno que no se conociera en el mundo uno mejor; pero que el Pueblo se dé cuenta de que si yo no hablo claro a esta hora seguirían confundiéndolo haciéndole creer que una Constitución es un programa de gobierno o sirve como programa de gobierno.

Y ya ustedes saben: decir cosas como las que acabo de decir es colaborar con el Dr. Balaguer. Desde luego, esa es otra manera de salir de los atolladeros usando palabras que confunden y engañan. Y resulta que la verdad no puede ser mala nunca; la verdad no es dañina para el Pueblo en ningún caso, en ninguna circunstancia. Una persona que sabía mucho de estas cosas dijo que la verdad es siempre revolucionaria, y así es. La verdad es como el oro, que jamás pierde valor, jamás se pudre, jamás envejece. Pero aquí se necesita valor para decir la verdad porque según dicen algunos señores, hablando la verdad se ayuda al Dr. Balaguer. Por ejemplo, la semana pasada, para decirlo con más precisión el martes día 15, el presidente de los socialcristianos dijo, hablando de lo que yo había dicho sobre el mitincito de Guachupita, que “cualquier ataque proveniente públicamente de un dirigente de partido que se dice está en la oposición contra dirigentes de otros partidos que lo están, es debilitamiento de la oposición contra la reelección”. Con esas palabras un poco enredadas el presidente de los socialcristianos quiso decir que yo debilité a la oposición en su lucha contra la reelección; pero sucede, señores, que hay muchas maneras de ver una misma cosa, y según mi manera de ver el tremendo problema que significa para el país la reelección del Dr. Balaguer, el presidente de los socialcristianos así como los líderes del PQD y del MPD hicieron por la reelección del Dr. Balaguer mucho más que lo que han hecho hasta ahora los mejores balagueristas, y lo hicieron cuando rompieron el Bloque de la Dignidad Nacional y se fueron de él de la manera más fea y triste del mundo; calladitos, en secreto, tal como se hace siempre que se engaña a alguien, tal como se hace siempre que se comete un acto afrentoso. Después de haber actuado como actuó el presidente de los socialcristianos debería callarse la boca cada vez que se hable de reelección y de oposición; debería seguir el ejemplo de los dirigentes del PQD, que aunque actuaron igual que él por lo menos no les tiran la primera piedra a los que fueron engañados por ellos.

En cuanto al MPD, dije el día 14 de este mes lo siguiente, exactamente lo siguiente, que recito ahora al pie de la letra: “…¿por qué... el MPD, que es un partido marxista-leninista, apoya al PRD y le ayudó a romper el Bloque de la Dignidad Nacional, siendo, como es, que el PRD no le ha presentado al país un programa de gobierno y en vez de presentarle un programa de gobierno le presenta la Constitución de 1963...? A una pregunta como esa respondo diciendo lo siguiente: para el MPD no hay diferencia entre una cosa y otra porque el MPD cree en la acción, no en las ideas, y aunque sus seguidores dicen que es un partido marxista-leninista, lo es solamente de forma, de organización, no de ideas, no de sustancia. El MPD cree que dar mítines electorales es movilizarse, y por eso lo vimos tomando parte en el mitin de Guachupita del sábado y en el micromitin del mismo barrio que tuvo lugar el jueves. Y resulta que tomar parte en mítines electorales no es movilizarse; eso es hacer campaña, una campaña que servirá para reforzar las posiciones de los que en el PRD están trabajando para conseguir puestos de senadores, diputados y síndicos, y para nada más que eso; porque no servirá para dirigir correctamente al Pueblo en la lucha por sus intereses, ya que lo que se hace en esos mítines y se seguirá haciendo es confundirlo, y quien lo confunde no lo dirige correctamente, no está enseñándolo a defender sus intereses”.

Acabo de leer lo que les dije a los dirigentes del MPD, completamente todo lo que les dije el lunes de la semana pasada; y como ustedes acaban de ver no usé contra ellos ninguna palabra dura o violenta; sin embargo al día siguiente los dirigentes del MPD dijeron en un periódico que “el profesor Bosch en sus últimos pronunciamientos ha renovado sus ataques contra nuestro partido con una agresividad que nunca ha usado para combatir el continuismo”. Oigan bien esto: los dirigentes del MPD dijeron que yo traté a su partido con “una agresividad que nunca he usado para combatir el continuismo”, o lo que es igual, que nunca he usado para combatir a Balaguer. Y yo pregunto: pero bueno, ¿dónde es que viven los que escribieron esa declaración? Y tengo que responderme diciendo que no es en la República Dominicana, porque si fuera aquí estarían enterados de que nadie le ha dicho al Dr. Balaguer las verdades que le he dicho yo; nadie le ha hablado al Dr. Balaguer con la claridad con que lo he hecho yo; no gritando, sino usando el tono firme que usan los que tienen la razón y no tienen miedo. Y ahora, vamos a hablar del mitin que celebraron los cuatro partidos del Acuerdo de Santiago el domingo en la mañana, es decir, anteayer; y tenemos que hablar de él porque ningún periódico dijo la verdad de lo que pasó allí. El Caribe, por ejemplo, puso en la primera página un título que decía: “Millares Escuchan las Peticiones que Reclaman Garantías en la RD”, y publicó una fotografía en la cual hasta se reconocen algunas personas, lo que significa que las caras salieron lo bastante grandes como para poder reconocer en esa foto a una persona; y sucede, señores, que cuando se publica en un periódico una fotografía así se puede asegurar que en esa multitud no hay una cantidad tan grande como la que quiso dar a entender El Caribe, el mismo periódico que convirtió en un mitin mediano de algunos miles de personas el gran mitin que dio el Bloque de la Dignidad en Santiago el 7 de octubre. Tampoco es cierto lo que dice La Noticia, que le puso a su información del mitin del domingo el título de “Ven en Multitud Respaldo de Masas al Bloque”; porque tal como el mismo periódico lo deja ver sin darse cuenta, el mitin se celebró en medio de varios ensanches y barriadas populosas de la Capital; y efectivamente así fue, porque se celebró en la calle Central esquina con calle 12 del Ensanche Espaillat, y ahí van a dar Gualey, Guachupita, el barrio Simón Bolívar, Capotillo, Ensanche Luperón, Ensanche Espaillat, Villas Agrícolas, el barrio 27 de Febrero, María Auxiliadora, Las Cañitas; y esos son barrios en los que en una cuadra viven varios cientos de personas, de manera que yendo nada más de cada barrio la gente que vive en dos o tres cuadras, al mitin debieron ir por lo menos 5 mil personas, y no fueron esa cantidad; no fueron y ningún periódico se atreve a decir que fueron tantos. Ahora bien, La Noticia, El Nacional y El Caribe dicen algo que no es cierto; dicen que en el mitin tomaron parte varios partidos de izquierda; La Noticia llega a decir lo siguiente: “La presencia en la manifestación oposicionista de ayer de dirigentes y activistas del Movimiento de Integración Democrática (MIDA), Grupo Independiente Amiama Tió (GIAT), Partido Comunista Dominicano (PCD), Pacoredo, Voz Proletaria y Línea Roja del 14 de Junio confirmó la apreciación de que con el paso de los días se robustece el Bloque de Santiago, si no mediante una integración real de esos grupos al Acuerdo, por lo menos a través del aprovechamiento de las movilizaciones populares que constituyen la esencia y fundamento del programa”; y El Nacional dice así; “Los partidos participantes del encuentro fueron el Revolucionario Dominicano (PRD), Quisqueyano Demócrata (PQD), Movimiento Popular Dominicano (MPD), Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), Movimiento de Integración Democrática (MIDA). También Grupo Independiente Amiama Tió (GIAT), Voz Proletaria, Línea Roja del 14 de Junio y Partido Comunista Dominicano (PCD). Estos últimos sólo hicieron acto de presencia y no tuvieron oradores en el acto”.

Pues bien, lo que dijeron El Caribe, La Noticia y El Nacional no fue verdad; es más, lo que dijeron está muy alejado de la verdad; es todo lo contrario de la verdad; y lo que llama la atención es que tantos periodistas de tantos periódicos digan lo que no es verdad utilizando palabras tan parecidas. Por de pronto, esa es una casualidad muy grande, pero nadie debe pensar mal porque sucede que a veces se dan casualidades grandes; y también se dan milagros. Un líder “popular y fogoso” declaró ayer en Bonao que esperaba que la Virgen de La Altagracia “nos guiará hacia el puerto de la salvación”; o lo que es lo mismo, espera que la Virgen de La Altagracia resuelva el problema que por lo visto los hombres no podemos resolver.

Desde luego, lo que tengo que explicar ahora es por qué no es verdad lo que dijeron La Noticia, El Nacional y El Caribe sobre el mitin del domingo. Pero resulta que ya no puedo decirlo porque se me acabó el tiempo. Así pues, será mañana; de manera que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Juan Bosch acusa a Peña Gómez de odiarlo por intentar acabar con la dirección personalista dentro del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 25 de enero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

El día 14 de junio de 1972 envié al Dr. Peña Gómez una carta que comenzaba como van ustedes a oír, que fue así: “Querido compadre compañero: al dictar esta carta ignoro si podrá entregártela la persona que la lleva, que es Rafaelito Alburquerque. Rafaelito va a participar en reuniones de la juventud del Partido Sueco, de la IUSY y de la Internacional Socialista. Esas reuniones tendrán lugar en diferentes ciudades de Europa y quizá él no disponga de tiempo para detenerse uno o dos días en París o en La Haya, uno de los dos puntos donde podría encontrarte. Sin embargo le recomendaré que haga lo posible por reunirse contigo para que pueda explicarte cuál es en estos momentos la situación política nacional”.

En ese primer párrafo de mi carta lo único que hice fue explicarle al Dr. Peña Gómez que iba a ser muy difícil que el Dr. Alburquerque pudiera verlo; y se lo expliqué antes de que este último saliera para Europa, no después, de manera que yo no estaba explicando la causas por las cuales el Dr. Alburquerque no pudo verlo sino las causas por las cuales probablemente no podría verlo; y se trataba de razones válidas, no de excusas inventadas.

El joven y fogoso líder debió haber aceptado esas razones, pero no las aceptó ni perdonó jamás al Dr. Alburquerque por haber cometido el grave delito de no ir a verlo. Así, en una carta que me envió el 24 de abril del año pasado, mientras él (el joven y fogoso líder) y yo nos hallábamos en la clandestinidad, me dijo lo siguiente: “En cuanto a Rafaelito usted sabe que fue capaz de pasarse quince días en Europa y no pudo hacer una escala en Holanda, que no le costaba nada, para visitarme y sólo antes de regresar me envió una carta:

“Si yo hubiera hecho tal cosa encontrándose usted en Europa, ¿qué usted habría pensado de mí? Compare su actitud con la mía, con cuánto respeto yo iba a verlo y cómo para mantener en el más alto nivel su liderato organicé comisiones impresionantes que lo visitaron en Europa. En cambio de mí, ¿quién se acordó? Usted, solamente compañero Bosch, y Milagros y Joaquín y nadie más. Se necesitan docenas de Peña Gómez para hacer un Juan Bosch pero de todas maneras yo era el Secretario General y debía tratárseme de acuerdo con mi condición”.

Observen ustedes que del hecho de que el compañero Rafael Alburquerque no pudiera ir a verlo a Holanda (posibilidad que yo le había dicho de antemano, de manera que no debió causarle tanta sorpresa) el joven y fogoso líder saltó a recordarme que él iba a verme a Europa con respeto y que organizaba comisiones impresionantes para ir a visitarme.

Desde luego, cuando el joven y fogoso líder iba a Europa lo hacía porque yo lo llamaba o porque tenía que ir a hablar conmigo, y en ese caso iba directamente a verme, y el Dr. Alburquerque fue a Europa a cumplir tareas concretas como Secretario General que era de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas; no salió para Europa a ver al joven y fogoso líder. Pero además del hecho de que el compañero Alburquerque no pudiera verlo él saltó a quejarse de que nadie se acobardaba de él y de que no se le trataba de acuerdo con su categoría de Secretario General del Partido.

Como podrán ustedes ir comprobando a medida que vaya leyéndoles párrafos de las cartas del Dr. Peña Gómez, el joven y fogoso líder es muy amigo de quejarse de cosas parecidas, y es muy propenso a darse por ofendido mortalmente y para toda su vida si no se le rinde homenaje a todas horas del día y de la noche. En cuanto al Dr. Alburquerque, que era miembro de la Comisión Permanente del Partido Revolucionario Dominicano, el joven y fogoso líder no le perdonó jamás que no fuera a visitarlo a Holanda, y a esa gravísima ofensa añadió otra totalmente inventada por él, una ofensa que me comunicó en su carta del 24 de abril con estas palabras: “…usted sabe el tratamiento que me dio en la Comisión Permanente cuando todavía no conocía ni siquiera los nuevos mecanismos del nuevo partido…”. Les aseguro a ustedes que yo no sabía ni sé hasta el día de hoy qué quiso el joven y fogoso líder decir con eso de que “usted sabe el tratamiento que me dio en la Comisión Permanente”, pues el doctor Alburquerque no le dio jamás en presencia mía al Dr. Peña Gómez ningún tratamiento que no fuera el mejor que se le puede dar a un compañero.

Ahora bien, el doctor Alburquerque se había acostumbrado a exponer sus ideas en el seno de la Comisión Permanente con toda libertad y sin rendirle homenaje a nadie, y parece que eso le dolió mucho al joven y fogoso líder. Pero observen ustedes que el problema suyo venía desde Europa; venía, decía él o creía él, de que el doctor Alburquerque cometió el gravísimo delito de ir a Europa y no pasar por Holanda a verlo.

Si el joven y fogoso líder se ofendió tanto porque a su juicio había sido ignorado por el compañero Alburquerque, naturalmente debía agradecer mucho que otros compañeros se acordaran de él; y en ese sentido debió guardar afecto a la compañera Milagros Ortiz de Basanta a quién mencionó en el párrafo de su carta que les leí hace poco, el que decía que solamente ella, su marido y yo nos habíamos acordado de él. Pero no fue así, porque en una carta del 14 de abril, que fue la segunda que me envió estando los dos en la clandestinidad, me decía estas palabras: “... he decidido cortar total y definitivamente mis relaciones con Milagros a la que traté siempre como a una hermana íntima, pero me he convencido que tampoco es mi amiga y me basta para convencerme de eso un solo hecho. En Nueva York le relaté, como mi confidente que era, una situación penosa que existía entonces entre los padres de M., y ella se lo relató a Z. y Z. me preguntó si era cierto lo de la separación de los padres de M. y le respondí que no, pues se habían reconciliado y cuando le pregunté que quién le había dicho eso me dijo que Milagros. Una persona que actúa de esa manera, por muy excelentes cualidades que tenga, no merece mi confianza...”. Y más abajo me decía: “Estoy dispuesto a no aceptar humillaciones de nadie, sean quien sea y a defender mi honor con la fiereza de un tigre”.

Al responder esa carta el día 26 de abril, le decía yo al joven y fogoso líder: “...es alarmante que se considere como una ofensa personal y por tanto imperdonable dar la noticia de que los padres de M. están separados, porque en el mundo hay millones de padres separados...”. Ahora bien, al salir de la clandestinidad le pregunté a mi sobrina Milagros si era verdad que ella le había dicho a Z. que los padres de M. estaban separados y me aseguró que nunca había hablado de ese tema con nadie; entonces le pregunté a Z. por qué ella le había dicho al joven y fogoso líder que Milagros le había contado lo de la separación de los padres de M., y Z., que es una persona de mucha entereza, de esas que nunca dicen una mentira, me respondió: “Nunca le he dicho a Peña Gómez tal cosa y él lo sabe bien porque cuando me preguntó quién me había dicho que los padres de M. se habían separado le respondí que me lo había contado el Dr. Molina Ureña”.

De manera, pues, que como ven el joven y fogoso líder tenía muchos deseos, deseos incontenibles de romper “total y definitivamente” con mi sobrina Milagros, pues sabiendo como sabía que no había sido ella sino el Dr. Molina Ureña quien lo había ofendido tan gravemente diciendo que los padres de M. se habían separado, se empeñó en afirmar que era mi sobrina Milagros quien lo había dicho. Al actuar así olvidó que entre las tres únicas personas que según él se acordaron de él cuando se hallaban en Europa estaba mi sobrina Milagros; y a ella, por una razón diferente, la trataba igual que al Dr. Alburquerque; luego, el trato que él pasó a darle al Dr. Alburquerque, parecido, aunque públicamente más duro que el que decidió darle a mi sobrina Milagros, no se debía exclusivamente a que no había ido a Holanda a verlo; se debió a otras causas.

Vamos a ver otro caso, el del compañero Dr. Abreu, que era, lo mismo que el Dr. Alburquerque, miembro de la Comisión Permanente, y a quien el Dr. Peña Gómez pasó a odiar con tanta saña como a Alburquerque y a mi sobrina Milagros.

¿Qué le pasó al joven y fogoso líder con el compañero Antonio Abreu? ¿Fue que no lo visitó en Holanda o que habló de los padres de M., diciendo que estaban separados?

No. Lo que pasó está dicho en la mencionada carta que me envió el joven y fogoso líder el 24 de abril del año pasado. En la página 10 de esa carta, que tiene 17 páginas, me decía: “Yo nunca he puesto en duda la integridad revolucionaria de Rafaelito y Tonito; conozco sus méritos y sé que siempre han estado consagrados al servicio del Partido; lo que critico es su actitud para conmigo. No fue Juan Pablo quien me dijo que Tonito me había calificado en el exterior de un loco y un aventurero, sino Aristy (esto es, Héctor Aristy), y me lo repitió varias veces durante los dos años que pasé en España y usted sabe que el embustero se contradice con el paso del tiempo, la última vez que hablé con él me dijo que esperaba algún día hablar conmigo frente a Tonito para confirmarme la veracidad de sus afirmaciones”.

Ahí está la causa de la conducta del joven y fogoso líder no sólo con los compañeros Alburquerque y Milagros Ortiz de Basanta sino también con el Dr. Antonio Abreu; del primero y del último dice que conoce sus méritos y sabía que siempre estuvieron consagrados al servicio del Partido, e igual cosa pudo decir con justicia de la compañera Milagros; y afirma de los compañeros Alburquerque y Abreu lo mismo que pudo y debió decir de la compañera Milagros: “…lo que critico es su actitud para conmigo”, esto es, no me importa cuántos sacrificios hayan hecho por el Partido, y por tanto por el pueblo dominicano; lo que tiene importancia para mí es su manera de comportarse conmigo. Ahora bien, así como no tenía la menor razón en cogerle odio a muerte al Dr. Alburquerque porque éste no lo visitó en Holanda (y no la tenía porque yo le había explicado de antemano que le sería muy difícil llegar a Holanda, y le di las razones de esa dificultad), tampoco tenía la menor razón para romper “total y definitivamente” con mi sobrina Milagros, que no le había dicho ni a Z. ni a nadie lo que él decía que había dicho; y en cuanto al compañero Dr. Abreu, ¿por qué tenía el joven y fogoso líder que creer lo que le había dicho Héctor Aristy, y cómo podemos nosotros creer que eso se lo dijo efectivamente Héctor Aristy, si ya hemos visto que según me escribió él mismo Z. había dicho que mi sobrina Milagros dijo una cosa que de acuerdo con las palabras de Z. no le había dicho mi sobrina sino el Dr. Molina Ureña, cosa que además sabía bien el joven y fogoso líder porque Z. se lo había dicho?

¿Qué podemos sacar en claro de esa inclinación, o mejor dicho, de esa mala costumbre de juzgar a los compañeros no por lo que hayan hecho o están haciendo por su partido y por su pueblo sino por la razones puramente personales, porque se porten mal con alguien o ese alguien crea o se imagine que se portan mal con él y se lo crea y se lo imagine aunque no tenga motivos justos para pensar así?

Lo que podemos y tenemos que sacar en claro es que los dirigentes que actúan por motivos personales son políticamente retrasados. En la carta en que le escribí al joven y fogoso líder para responder la suya le decía lo siguiente:

“...esa inclinación a oír chismes y dejarse llevar por ellos no es un defecto; es un resultado de una posición socio-política falsa; es el resultado de no saber o no poder calificar a los hombres correctamente desde el punto de vista socio-político. Para ti los hombres se dividen en tus amigos y los que no son tus amigos; y es fácil hacerte creer que Fulano no es tu amigo diciéndote que habla de ti tal o cual cosa peyorativa o hiriente”. Permítanme salirme un momento de lo que estoy diciendo para explicar que la palabra peyorativa quiere decir echar a menos o desconocer a alguien; en vez de esa palabra se usa ningunear.

Y ahora sigo con la lectura de mi carta al joven y fogoso líder: “Y resulta (le decía yo) que para un líder político, sobre todo si tiene su categoría, que no es la de un chivito, los hombres y las mujeres deben dividirse, antes que nada, en clases y capas, y cada uno debe tener las virtudes y los defectos atinentes (es decir, que corresponden) a su clase o a su capa, y hay que esperar de ellos que actúen de acuerdo con las virtudes y los defectos que les corresponden por razón de su origen social; después, esas mismas personas se dividirán en compañeros del Partido o enemigos del Partido, y entre los compañeros algunos tendrán una conducta dirigida por su desarrollo ideológico o por la disciplina que acompaña a ese desarrollo y otros tendrán una conducta dirigida por su atraso ideológico y la escasa disciplina que acompaña al escaso desarrollo ideológico. Una cosa y la otra van juntas, tan estrechamente unidas que es imposible separarlas; por último, las personas actuarán en la vida como actúan en el Partido, y viceversa”.

Un poco adelante de esas palabras le decía las que siguen, que son éstas: “Pero volviendo al problema de tu posición socio-política, ahí, en ella, en tu tendencia a dividir a los demás en amigos y no amigos comenzó todo este problema actual. Y tú tienes que transformar tus ideas para que tu posición política cambie en ese terreno.

‘Los que consideras ahora tus amigos personales no son necesariamente tus compañeros ni de clase ni de partido; y algunos son tus enemigos de clase y enemigos de tu partido. En esto tienes que estar muy claro para evitarte dolores innecesarios y errores también innecesarios que pueden tener malos resultados para nuestra lucha”.

Debo aclarar que al escribir esas palabras que acaban ustedes de oír, que fueran escritas por cierto el Domingo de Resurrección, es decir, el último día de la Semana Santa del año pasado, yo estaba, sin darme cuenta, prediciendo lo que iba a pasar, porque muy poco tiempo después, el 2 de mayo, el joven y fogoso líder comenzó a producir los malos resultados con su renuncia a la Secretaría General del PRD.

Y debo decir de paso que el odio del joven y fogoso líder a los compañeros Rafael Alburquerque, Antonio Abreu y Milagros Ortiz de Basanta no era auténtico; era un reflejo de un odio más profundo que él tenía oculto en el fondo de su alma, y ese era el que sentía por mí. Y también debo decir que el que sentía por mí no me quitaba el sueño ni me interesaba en lo más mínimo; tomaba nota de él pero no me causaba ninguna clase de mortificación. Para mí lo que tenía importancia no era que el joven y fogoso líder me odiara o me quisiera; lo importante era que actuara bien en relación con el Partido y con el país. Y en mi opinión, para actuar bien en relación con el país y con el Partido era absolutamente indispensable que dejara de ser un político retrasado, cosa que no logré de él y que no logrará nadie porque no tiene la humildad que se necesita para aceptar que le faltan muchos conocimientos para dejar de ser retrasado, para evolucionar y ponerse a la altura de los tiempos que corren.

Ustedes preguntarán: ¿pero qué relación tiene el odio del joven y fogoso líder, odio supuesto o real, a los compañeros Alburquerque y Abreu con la salida de varios líderes perredeísta del PRD? Y yo les contestaré: porque el odio a ellos (que no era sino un reflejo del odio a mí si bien este último era un odio oculto, un odio que el joven y fogoso líder no se atrevía a manifestar) fue extendido a la Comisión Permanente, y golpeando a la Comisión Permanente se me golpeaba a mí, que era su presidente y había sido el autor de la idea de crearla como órgano ejecutivo del Comité Ejecutivo Nacional; pero además como la Comisión Permanente era el organismo clave de la nueva organización del Partido, al desacreditar a los miembros de la Comisión Permanente se desacreditaba al organismo y a mí y a la nueva organización del PRD.

Así, pues, el joven y fogoso líder apoyaba en su odio a los compañeros Abreu y Alburquerque, odio que según él había traído de Europa, para disparar sus flechas envenenadas no contra ellos, realmente, sino contra la nueva organización del Partido, que era lo que él no podía admitir, que era lo que él necesitaba destruir porque esa nueva organización del PRD había dejado atrás el tipo de dirección personal a que él estaba acostumbrado y había impuesto la dirección colectiva, cosa que él no aceptaba ni aceptaría jamás. Y no la aceptaba ni la aceptaría jamás debido a su retraso político; debido a que está viviendo en la era del individualismo; debido a que sus ideas políticas son atrasadas y él no quiere reconocerlo así por lo tanto no se decide ni se decidirá a corregirse, a ponerse, como dije hace poco, a la altura de los tiempos que vive el mundo. Esa actitud del joven y fogoso líder no era rara en el PRD ni él era el único que la sostenía. Nada de eso; al contrario, había muchos dirigentes del Partido que no aceptaban el nuevo tipo de organización, pues así como en los altos niveles del Partido se había impuesto la dirección colectiva a través de la Comisión Permanente, en los niveles medios de los comités municipales y de zonas se había impuesto ese tipo de dirección colectiva a través de las Comisiones Ejecutivas y en los comités de base a través de las comisiones de trabajo; y todos los que se habían enviciado en diez años de la costumbre de ejercer la autoridad personal se oponían al ejercicio de la autoridad colectiva.

Repito que la actitud del joven y fogoso líder no era rara, pero la oposición a los cambios dentro del Partido, la oposición al avance político, al desarrollo político del PRD no se había organizado en un movimiento; sólo vino a organizarse cuando el joven y fogoso líder, apoyándose en su odio declarado contra dos miembros de la Comisión Permanente y en su odio oculto a mí (odio oculto que se manifestaba en odio a mi sobrina Milagros), se convirtió en el líder del movimiento retrógado del Partido, del movimiento reaccionario dentro del PRD, y ese movimiento, dirigido por él, nos obligó a los miembros de la Comisión Permanente a abandonar el PRD, cosa de la cual hablaremos en detalle mañana; así es que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Juan Bosch explica las razones de su salida del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 26 de enero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

El miércoles, es decir, anteayer, terminé mis palabras diciendo que “cuando una persona, sea quien sea, aunque se trate del hermano más querido o del hijo adorado, comienza a pensar diferente de uno, ha comenzado en realidad a separarse de uno; porque no hay nada en esta vida que separe a los seres humanos tanto como las ideas cuando son diferentes”. “Las ideas”, dije anteayer, “unen si son iguales y dividen si no lo son”. Lo que no les dije entonces es qué cosa lleva a una persona a tener ideas diferentes a las de otra persona (y desde luego me refiero a ideas en el campo político); y hoy me propongo hablarles de eso.

Las ideas de un hombre o de una mujer no salen de su corazón, como entiende o cree alguna gente; las ideas salen del cerebro y el cerebro piensa de acuerdo a la posición que toma su dueño; si su dueño cree en el Pueblo, en sus derechos a la justicia social y a la libertad, las ideas de ese cerebro serán de un tipo, y si cree en todo lo contrario, serán de un tipo diferente; y si el dueño del cerebro que piensa de la primera manera es amigo del que piensa de la segunda manera, a medida que la diferencia entre las ideas de los dos vaya haciéndose más grande, menos grande irá siendo la amistad que los une y esa amistad irá siendo menos y menos profunda hasta que desaparecerá completamente, y después su lugar será ocupado por una enemistad que irá creciendo y creciendo, a veces sin que los dueños de esos cerebros, es decir, los que eran antes amigos lleguen siquiera a darse cuenta de que de amigos que eran han pasado a ser enemigos. Eso es tan real que en épocas de grandes revoluciones ha habido familias que han quedado divididas, unos hermanos peleando de un lado y otros del lado opuesto; y eso significa que todos esos hermanos acabaron poniendo las ideas políticas por encima de sus sentimientos familiares. Estoy seguro de que algunos de los que me están oyendo saben por experiencia propia que lo que acabo de decir es verdad.

Bueno, dirán ustedes, aceptamos que eso es así, ¿pero por qué en un cerebro se forma una idea política y en otro cerebro, que puede ser hasta en el de un hermano de uno, se forma una idea diferente?

Eso tiene una explicación científica. En la sociedad capitalista, que es la que nosotros conocemos, el ser humano, el hombre o la mujer, va formando sus ideas de acuerdo con el lugar que él o ella ocupa en lo que se llama las relaciones de producción. Como ustedes saben, entre dos personas pueden haber relaciones familiares, relaciones de amistad, pero hay otras relaciones más importantes que todas las demás; más importantes desde el punto de vista de la sociedad, y ésas son las que se llaman relaciones de producción.

La mayoría de la gente cree que la clase social a que pertenece una persona se conoce por la forma en que vive esa persona; si tiene una casa buena, propia o alquilada, y viste bien y usa automóvil consideran que se trata de un burgués; si vive en un rancho y anda mal vestido y tiene aspecto de pasar hambre, un chiripero. En pocas palabras, abunda la gente que saca la clase social de los demás por el nivel de vida en que se desenvuelve; y eso es incorrecto. La clase social a la que pertenece una persona se saca por el lugar que esa persona ocupa en las relaciones de producción.

¿Pero qué quieren decir esas palabras?

Vamos a tratar de explicarlo en la forma siguiente:

La sociedad humana no podía llegar adonde ha llegado si no hubiera sido porque los hombres tienen la facultad de producir lo que consumen, como por ejemplo, la comida, la ropa, las medicinas. La humanidad vino a progresar y aumentar en número sólo después que aprendió a producir lo que necesitaba. Hace miles y miles de años, cuando la población era muy escasa, los hombres, las mujeres y los niños habitaban en las cuevas que hallaban en su camino y se alimentaban de los frutos, las raíces y los cogollos de los árboles y se vestían con pieles de los animales que mataban; pero si hubiera seguido viviendo de esa manera la humanidad no habría adelantado ni un paso y hoy no sabríamos construir máquinas para sembrar, cosechar, conservar y transportar los alimentos; no sabríamos fabricar telas, medicinas, libros, casas y edificios. Los seres humanos le deben todo lo que han progresado a la capacidad de producir lo que necesitan para vivir, para estudiar, curarse y divertirse.

Fuera del hombre, ningún animal es capaz de producir lo que necesita para vivir, aunque algunos de ellos llegan a fabricar sus viviendas, como sucede con los pájaros que hacen sus nidos, y como que hay animales muy inteligentes, por ejemplo, los monos y los elefantes, y los que hay que repiten algunas palabras de las que les oyen a los seres humanos, como la cotorra y el loro.

Al desarrollarse a lo largo de los siglos el proceso de la producción vinieron a quedar establecidos ciertos tipos de relación de los hombres y las mujeres con todo lo que servía para producir algo. Lo que servía —y sirve— para producir era, en primer lugar, la tierra de la cual se sacan directa o indirectamente la mayoría de los alimentos, los minerales como el hierro y muchas materias primas, como el algodón, del cual se hacen telas (y recuerden que la semana pasada expliqué qué quería decir eso de materias primas); en segundo lugar, sirven para la producción las máquinas que se usan en las fábricas y el transporte de mercancías y pasajeros. Esas cosas que se usan en la producción de los artículos necesarios para la humanidad se llaman medios o bienes de producción.

Las personas acabaron relacionándose con los medios o bienes de producción, unas como propietarias o dueñas, y otras —que forman la gran mayoría— como trabajadoras que aplican sus fuerzas a hacer producir las tierras y las máquinas a cambio de un salario que les pagan los dueños de esos medios de producción.

Debido a su conducción de dueños de esos medios de producción, estos se quedan con los productos, y estos productos forman parte de lo que se llama científicamente capital.

Aquellos que no son dueños ni de la tierra ni de las máquinas ni del dinero ni de las materias primas y que sólo disponen de sus cuerpos y de su tiempo, o lo que es lo mismo sólo disponen de lo que se llama, también científicamente, “fuerza de trabajo”, y como eso es lo único que tienen, eso es lo que venden para poder mantenerse. ¿Y a quiénes se lo venden? Pues a los dueños de las tierras, las máquinas y el dinero y las materias primas, es decir, a los dueños de los medios de producción. Los dueños de los medios de producción se llaman capitalistas o burgueses; los que venden su fuerza de trabajo se llaman obreros o proletarios.

Para que el dueño de medios o bienes de producción (sean tierras, sean máquinas, sea dinero) pase a ser capitalista o burgués, tiene que entrar en relación económica con personas que le vendan su fuerza de trabajo, es decir, con hombres y mujeres que pasen a ser obreros o proletarios; y así mismo para que hombres y mujeres que disponen de fuerza de trabajo pasen a ser obreros o proletarios tienen que entrar en relación económica con un dueño de medios de producción.

Esas relaciones se establecen mediante un acuerdo en virtud del cual el dueño de los medios de producción les pagará a los que le venden su fuerza de trabajo tantos pesos por día o por semana o por mes de trabajo a cambio de que estos trabajen para él tantas horas diarias o mensuales. A eso es a lo que se le llama relaciones de producción.

Como es fácil de ver, en las relaciones de producción hay personas que son dueñas de los medios de producción (tierras, máquinas, materias primas, dinero) y otras que les venden su fuerza de trabajo, que es lo único que poseen o tienen; las primeras ocupan en la sociedad un lugar, que es el de los capitalistas, y las segundas ocupan otro lugar, que es el de los obreros o proletarios; es decir, unas pertenecen a una clase y otras a otra clase, y esas dos clases están siempre en lucha una, la de los obreros o proletarios, porque aspiran a recibir una parte más grande de lo que producen con su trabajo y la de los capitalistas porque aspira a recibir más beneficio de los que reciben debido a que creen que su capital merece más de lo que le toca.

Y resulta que como la vida que llevan los capitalistas y los trabajadores es completamente diferente, y a lo que aspiran es a cosas distintas, las ideas de las dos clases son también distintas, empezando por eso que acabo de decir, que los obreros aspiran a recibir más beneficios y los capitalistas aspiran a ser ellos que reciban beneficios mayores.

A partir de ese punto las ideas de las dos clases van diferenciándose tanto que al llegar al campo de las ideas políticas unos quieren una cosa y otros quieren otra; los capitalistas acaban queriendo gobiernos fuertes, gobiernos que no les permitan a los obreros ni siquiera ir a una huelga en busca de ventajas, y los obreros aspiran a gobiernos revolucionarios, que se pongan de su parte, y de ser posible, gobiernos socialistas, que establezcan lo que se llama la dictadura del proletariado. En pocas palabras, las ideas de unos y otros son tan diferentes que cada clase aspira a un tipo de sociedad o de país totalmente distinto; unos quieren un gobierno de fuerza como el de Chile y otros quieren un gobierno revolucionario como el de Fidel Castro; unos creen en el poder del dinero y otros luchan contra ese poder.

Ahora bien, en la sociedad capitalista, además de los capitalistas y los obreros, hay varias capas de hombres y mujeres que forman lo que se llama la pequeña burguesía, y la pequeña burguesía está compuesta por aquellos que tienen medios de producción limitados; por ejemplo, un campesino que tiene 50, 30 ó 20 tareas de tierra; un dueño de un taller de mecánica que emplea uno o dos mecánicos y uno o dos aprendices, un médico cuyos medios de producción son sus conocimientos, que adquirió estudiando, y el automóvil que usa para ir a ver a sus enfermos, un pulpero o comerciante detallista.

En la República Dominicana la mayoría de las personas pertenecen a las varias capas de la pequeña burguesía; y esas varias capas son la alta pequeña burguesía, la mediana, la baja, y dentro de la baja están la pobre y la muy pobre; por ejemplo, un paletero que tenga digamos cien pesos de capital y gane de dos a tres pesos al día pertenece a la baja pequeña burguesía pobre; el joven y fogoso líder pertenecía, cuando el PRD vino al país, a la pequeña burguesía pobre pero ahora está en la mediana y por sus gastos y sus deseos se encuentra más arriba aún, en la alta pequeña burguesía y camino de la burguesía.

El conjunto de los pequeños burgueses dominicanos es políticamente muy complicado. Por ejemplo, de las capas de la baja pequeña burguesía campesina y de los pueblos pequeños salen los policías y los guardias, defensores del sistema social y político que tiene el país, y por esa misma razón partidarios del doctor Balaguer; pero también de esas capas, sobre todo de las de los pueblos y la Capital, salen los revolucionarios más ardientes; y como ustedes podrán darse cuenta, a pesar de que salen de las mismas capas sociales entre unos y otros las ideas son tan diferentes y por esa misma razón la división y la enemistad son tan hondas que hay policías que matan revolucionarios y hay revolucionarios que matan policías porque unos y otros se odian a muerte.

Saber eso que acabo de decirles es algo muy importante para un líder político, pues un líder político que no sepa qué son las clases y las capas sociales andará siempre perdido, como anda perdido el que camina de noche por un lugar donde no hay luz que le sirva para orientarse.

Por otra parte, ésta no es la primera vez ni la segunda ni la tercera que hablo de esto que les estoy diciendo; ya lo he hecho antes, y además lo que he aprendido sobre las clases y las capas sociales lo puede aprender cualquiera leyendo los mismos libros que yo he leído.

Pero el joven y fogoso líder no ha aprendido eso; no ha leído los libros que podían ilustrarlo en ese campo; y así se explica que en una de las charlas que dio por Radio Comercial en el mes de octubre del año pasado dijera, como dijo, que si en el PRD había lucha de clases, entonces se explicaba que él estuviera en lucha contra el compañero Rafael Alburquerque, palabras con las cuales quiso decir que él pertenece a una clase diferente de la clase a que pertenece el Dr. Alburquerque. Y eso no es verdad.

El joven y fogoso líder pertenece a la misma capa de la pequeña burguesía a que pertenece el compañero Alburquerque; los dos se hallan en la mediana pequeña burguesía, aunque el joven y fogoso líder tiene gustos y deseos que corresponden a la alta pequeña burguesía y va camino de la burguesía. Pero el joven y fogoso líder cree que la clase a que pertenece una persona se determina por su origen, por su nacimiento y por el color de la piel, y por eso cree que el Dr. Alburquerque pertenece a una clase más alta que la suya; y no es así: la clase de una persona se conoce por el lugar que esa persona ocupa en las relaciones de producción, y sólo se conoce por eso y nada más. La idea de que una persona pertenece a una clase por razones de nacimiento y de color, es decir, por ser hijo de gente importante o hijo de pobres y por ser blanco o negro, son ideas atrasadísimas, que están mandadas a guardar hace mucho tiempo.

Ahora bien, como la pequeña burguesía es un conjunto de capas sociales que está entre la burguesía, dueña de los medios de producción, y el proletariado, que le vende a la burguesía su fuerza de trabajo, ese conjunto de capas sociales, compuesto por personas que son dueñas de medios de producción limitados, pequeños, y que al mismo tiempo no venden su fuerza de trabajo como la vende el obrero, vive entre las dos clases extremas; se mantiene flotando entre los capitalistas y los trabajadores, deseosa de pasar más arriba, al campo de los capitalistas, y miedosa de caer hacia abajo, al terreno de los obreros; y por eso no tiene ni la seguridad de los capitalistas ni la disciplina de los obreros, y fuera de los pequeños burgueses que se inclinan a la revolución social, los demás viven flotando en el orden político tal como flotan en el orden social; son una cosa que no quieren ser y quieren ser lo que no son.

En la República Dominicana, el mejor ejemplo de un político pequeño burgués que está y no está, que quiere y no quiere, que lo es y no lo es al mismo tiempo lo tenemos en el joven y fogoso líder del PRD; hay una sola cosa que lo pone más bravo que decirle comunista, y es decirle derechista. Cuando le tocó pasar a dirigir al PRD, después de nuestra salida de ese partido, llamó a todos los viejos perredeístas de derechas a ocupar los cargos más altos de esa organización, pero al mismo tiempo buscó al MPD y le pidió que lo ayude a evitar que el PRD caiga en manos de la derecha. Políticamente, el joven y fogoso líder es un ejemplo de un pequeño burgués de derecha que quiere ser considerado por los demás como líder izquierdista, y como es natural eso es sumamente difícil. El mismo día que dijo: “…lógicamente yo debo representar dentro del Partido (PRD) una clase diferente a la del dirigente de la Comisión Permanente que firma las suspensiones” (es decir, el compañero Rafael Alburquerque), dijo también estas palabras: “La apariencia pudo engañar a algunos en un principio y hacerles creer que yo era el líder de lo que se dio en llamar derecha del Partido y de las posiciones electoralistas… No soy enemigo del profesor Juan Bosch…”, y dijo también: “El tiempo se está encargando de poner las cosas en su lugar”. Eso fue dicho el 23 de octubre, hace ahora tres meses, y ya ven ustedes que el tiempo, muy corto por cierto, demostró que los que decían que el joven y fogoso líder era líder de las derechas del PRD tenían la razón, y no él. Pues al decir que los que creyeron que él era el líder de la derecha del PRD estaban engañados quiso dar a entender que él era lo opuesto a las derechas, es decir, que él era de izquierda, pero sus actos han demostrado que efectivamente era el líder de las derechas perredeístas; y ese es el gran problema de su vida, ser hombre de derechas y querer aparentar que es de izquierda.

Y como lo que de verdad es él es un derechista, se halla ideológicamente separado de los que no son derechistas; y ahí está explicando el odio que siente por Rafael Alburquerque, por Antonio Abreu, por Milagros Ortiz Basanta, que no es un odio auténtico porque el único auténtico es el que siente por mí; ahí está explicada también la entrañable amistad que lo une a toda la gente derechista del PRD y a la que no tiene definiciones políticas y por eso mismo se inclina de manera natural hacia la derecha. Tres meses han bastado para que lo que dijo el joven y fogoso líder haya quedado desmentido por los hechos, porque los hechos, según decía un gran revolucionario, tienen la cabeza dura y no se dejan vencer fácilmente por las palabras.

La lucha de clases ha existido durante siglos y siglos; existía ya cuando Jesús dijo que más fácil entraría un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos y cuando les cayó a latigazos a los que habían convertido el templo en una casa de negocios, y sigue existiendo hoy; ya las posiciones políticas tienen que ocuparse en relación con esa lucha gigantesca; o estamos de un lado o estamos en el otro.

Los cambios permanentes que se dan en la sociedad humana permiten que estando en un lado, en un momento dado negociemos con el otro lado y lleguemos con él a un acuerdo; pero no podemos estar al mismo tiempo con los dos lados, ser izquierdistas y pretender pasar como gente de derechas o tener ideas derechistas y querer pasar por izquierdistas; o se es una cosa o se es otra, o no se es nada.

El que tiene dos amos no le sirve bien a ninguno y el que tiene dos amores no quiere a nadie, y el que no quiere a nadie acaba odiando al que debería querer. Esto último es lo que le pasa al joven y fogoso líder del PRD; y se lo demostraré a ustedes con pruebas, no son decires; con pruebas escritas por él, no con ideas que yo me haya hecho.

Después de esa demostración, que comenzaré a darles el lunes, comprenderán ustedes que nosotros salimos del PRD porque el Dr. Peña Gómez fue el jefe de una conspiración montada para dominar ese partido, y llegó un momento en que no tuvimos otra salida que hacer lo que hicimos, porque o nos íbamos del PRD o nos convertíamos en traidores al pueblo dominicano; o dejábamos ese partido en manos de las derechas o teníamos que pasar a serviles a tales derechas; y entre una cosa y la otra no podíamos dudar y no dudamos. Hay momentos en la vida de cualquier hombre y de cualquiera mujer en que hay que tomar decisión por mucho que duela.

Nadie puede vivir en la misma casa con quien lo está engañando, y así como un hombre y una mujer que se han querido tienen derecho a divorciarse cuando uno de los dos ha engañado al otro o cuando han dejado de quererse, así nosotros teníamos el derecho, y también la obligación, de salir del PRD cuando nos convencimos de que nadie podía sacarlo del camino que había cogido, que era el mismo camino de perdición que viene recorriendo el reformismo balaguerista.

Y ahora, hasta el lunes, si Dios quiere, dominicanos.

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Juan Bosch informa al país acerca de las cartas cruzadas entre él y el Dr. José Francisco Peña Gómez mientras ambos permanecían en la clandestinidad (Listín Diario, Santo Domingo, martes 29 de enero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Mientras nos hallábamos en la clandestinidad, durante los días de la guerrilla del coronel Caamaño, el Dr. Peña Gómez me envió varias cartas; de ellas, algunas eran muy largas; por ejemplo, la primera tenía 14 páginas en papel largo y estaba escrita a maquinilla a espacio y medio; la tercera tenía 17 páginas, aunque no largas, y también estaba escrita a maquinilla a espacio y medio, y de las restantes no puedo decir ahora cuántas páginas tenían, pero entre todas debían tener 20 ó 25 páginas; y no puedo decir cuántas páginas tenían porque se las devolví al joven y fogoso líder. Esas cartas devueltas fueron dos, me parece; y a ellas se refiere una carta que le envíe el día 1º de mayo, la cual decía así: “Querido José Francisco: Cuando te escribí mi carta del 28 de abril no había leído la tuya del 27 porque me la trajeron en la noche de ese día, tarde ya, y yo estaba haciendo un trabajo que terminé a hora avanzada. La verdad es que tuve tiempo de verla el 29 en la mañana; y comencé a leerla y no pasé de la primera página… Debo decirte que me he quedado asombrado al darme cuenta de que desde hacía años tú venías acumulando supuestos agravios míos sin dármelo siquiera a entender; que me ha llenado también de asombro la capacidad que tienes para aceptar chismes, conservarlos dentro de ti largo tiempo y transformarlos luego en origen de tus emociones. Esos asombros me impidieron acabar de leer tu carta del día 27, que te devuelvo porque no quiero que en mis archivos quede un documento que deforma de manera tan cruel la imagen que se ha hecho de ti tanta gente, entre ellas yo. Por la misma razón te devuelvo, sin abrirla, una carta tuya que me trajeron ayer”. Inmediatamente después de lo que acaban de oír me referí a dos cosas que él me había tratado en cartas anteriores; una de esas dos cartas tenía la fecha del 12 de abril y comenzaba con estas palabras: “Estimado compañero: Permítame que esta vez no lo llame querido porque he llegado a convencerme totalmente que desde hace tiempo he perdido su confianza”. El tercer párrafo de esta última carta decía así: “Por informaciones de dirigentes zonales del Partido me he enterado de las críticas de Rafaelito y de Tonito, que se contraen en expresar que no comprendo al ‘nuevo partido’, que actúo inconsultamente, que mis declaraciones han sido desacertadas a pesar de ellos haberme mantenido informado desde el primer día de la crisis. Usted mismo al parecer refiriéndose a cierto trabajo que se hizo en Estados Unidos me escribió una breve nota para pedirme que no actuara a espaldas del Partido”.

¿En qué se basaba el joven y fogoso líder para comenzar su carta diciendo que no me llamaba querido compañero si no estimado porque había llegado a convencerse de que desde hacía tiempo él había perdido mi confianza, y en qué se basaba para decir que dos miembros de la Comisión Permanente lo habían criticado, y en qué se basaba para decir que cuando le escribí una pequeña nota pidiéndole que no actuara a espaldas del Partido me refería “a cierto trabajo que se hizo en los Estados Unidos”? ¿Se basaba en documentos, en algo que mereciera su fe? Pues no señores; en el primer caso se basaba en lo que le había dicho un amigo, en el segundo en lo que le había dicho ese mismo amigo, y en el tercero se basaba en suposiciones. En otra carta del día 24 de ese mismo mes de abril me decía lo que sigue: “Usted me dice que los compañeros de la Comisión Permanente lo cuidaron bien, pero Bello y Fernandito y los generales (quiere decir generales de las Fuerzas Armadas) le dijeron a un amigo que en varias ocasiones durante las últimas semanas cuando ya el plan contra usted se había desbaratado el Gobierno lo había ubicado (quiere decir que me había localizado) varias veces, pero no se atrevió a actuar contra usted, en cambio nunca ha podido enterarse de mi paradero. Hasta César Herrera casi públicamente lo dijo (se supone que a mí) que ellos sabían en un momento determinado adónde usted se encontraba y es que sólo en los primeros días de la crisis o en el primer mes fue posible expulsarlo a usted, después no, en cambio a mí nunca se me buscó para expulsarme sino para darme muerte y el propio Balaguer, me mandó a decir que me asilara, pero que de ninguna manera él me deportaría porque no iba a convertirme en mártir”. A eso que decía el joven y fogoso líder de sus dos compañeros de la Comisión Permanente y de mí (esto es, que el Gobierno sabía donde estaba yo, pero no tenía ningún interés en hacerme preso), respondí en mi carta del 1º de mayo con las siguientes palabras:

“Quiero que sepas que ordené una investigación de lo que supuestamente dijo Juan Almonte y hallé que Rafaelito no había estado en Los Mina; que Juan Almonte afirmó que el Comité de la Zona no había dicho lo que se le atribuyó, cosa que te comunicará por escrito el Comité de la Zona N. Debo decirte también que si el Gobierno hubiera sabido dónde estaba yo, como dices en tu carta del día 24 de abril, habría allanado la casa con policías y fotógrafos y habría dicho que buscando a un delincuente había dado con mi escondite, pero que como no me buscaba, no me había detenido. ¿Cómo te explicas la ira de Balaguer y de sus ayudantes cuando fui a la Casa Nacional del Partido el 12 de marzo; cómo te explicas la cancelación del mayor de la Policía que me vio y no me detuvo? Es penoso leer de tus manos las mismas cosas que dice el enemigo, hecho que se explica solamente si se toma en cuenta tu situación de persona secuestrada por la derecha; la derecha del Partido y la del balaguerismo, que son tus únicos informadores”. E inmediatamente después de eso le decía lo que sigue:

“Lamento no haberme dado cuenta a tiempo del estado de exaltación en que te hallas. Si me hubiera dado cuenta no te habría enviado mi primera carta ni desde luego ninguna otra; te habría enviado medicinas, que es lo que estás necesitando… Ojalá que puedas reponerte pronto para que podamos examinar nuestras diferencias con el sosiego que demandan las circunstancias y nuestro viejo compañerismo. Eso es lo que te desea de corazón tu amigo” (ahí iba mi firma). Al día siguiente, el joven y fogoso líder envió a los periódicos su renuncia de la secretaría general del PRD.

Al hacer una investigación sobre el chisme que le habían llevado al joven y fogoso líder sobre lo que supuestamente habían dicho de él compañeros que eran miembros de la Comisión Permanente hallé que no había ni jota de verdad en lo que a él le habían dicho; pero esa investigación pudo hacerla también, y antes que yo, el joven y fogoso líder y haciéndola habría descubierto que lo que le decían de sus compañeros de la Comisión Permanente no era verdad; y cuando le llevaron el cuento de que el Gobierno sabía dónde estaba yo ero no tenía interés en cogerme, pudo haberse hecho el razonamiento que le hice yo en mi carta, pero no se lo hizo porque el joven y fogoso líder tiene el hábito de creer todo lo que dicen y todo lo que él supone, especialmente si es algo en contra suya o algo que encaja bien con lo que él desea creer. Y en los casos mencionados por él, el joven y fogoso líder deseaba que los dos chismes fueran verdad; que fuera verdad que los compañeros Rafael Alburquerque y Antonio Abreu estuvieran criticándolo en Los Mina y que fuera verdad que el Gobierno sabía donde estaba yo pero no me cogía preso porque no tenía interés en cogerme, que a quien tenía interés en coger (para matar) era a él. Es más, decía que el propio Balaguer le había mandado decir que se asilara, lo cual era evidentemente una mentira, pero una mentira que el joven y fogoso líder creyó porque eso le daba importancia, le daba categoría. El viernes les leí unos párrafos de la carta del 24 de abril en los que se ve que el odio del joven y fogoso líder al Dr. Abreu tiene su origen en un chisme; en algo que le dijeron que el Dr. Abreu había dicho, y creyó ese chisme sin preocuparse antes de buscar pruebas para saber si lo que le atribuían a su compañero era cierto o no lo era; en esos párrafos que les leí están los orígenes de su odio al Dr. Alburquerque, y son también chismes y resentimientos porque el Dr. Alburquerque no fue a verlo a Holanda; y oigan lo que decía de ese mismo compañero en la carta del 24 de abril; decía esto: “No tengo ambiciones y sólo he luchado dentro del PRD por el bien del Pueblo y por la gloria de la patria, no niego haber cometido errores, pero menos que usted a pesar de tener mucho menos experiencia y de ser sólo un líder pragmático, que a diferencia de Rafaelito Alburquerque no he tenido las oportunidades que él ha tenido para educarse, sin embargo en Costa Rica sus notas fueron inferiores a las mías y en París tampoco sus calificaciones fueron superiores a las mías, a pesar de que él dispuso de más tiempo que yo puesto que pasó dos años a causa de yo llegar tarde cuando ya el curso se había iniciado”. Observen que como he dicho por lo menos dos veces, ese odio a los doctores Abreu y Alburquerque es un reflejo del odio que el joven y fogoso líder siente por mí, y nótenlo en esa frasecita que se le fue sin darse cuenta (pues con frecuencia le pasa eso, que se le van frases sin darse cuenta); la frasecita esa de “…no niego haber cometido errores, pero menos que usted a pesar de tener mucho menos experiencia”. Pero sobre todo fíjense cómo me recuerda que él tuvo en Costa en Rica mejores notas que el Dr. Alburquerque y cómo en París sus notas no fueron inferiores a las del Dr. Alburquerque, a pesar, aclara, de que el Dr. Alburquerque dispuso de más tiempo que él. ¿Es posible que un hombre de 37 años diga esas cosas y se quede tan tranquilo? Eso se le puede aceptar a un muchacho de ocho y hasta diez años, pero no a un tajalán que va a cumplir 40 años.

En cuanto al tercer punto de la carta del joven y fogoso líder, ese punto al cual se refirió con las palabras de “cierto trabajo que se hizo en los Estados Unidos” me decía en la mencionada carta lo siguiente:

“…yo realicé un trabajo del más alto nivel en los Estados Unidos que no lo comuniqué a la Comisión Permanente ni a la Secretaría (quiso decir Departamento) de Relaciones Internacionales porque estaba en juego la posición de un amigo. Pero puesto que mis positivas actividades han sido tergiversadas me veo en la precisión de relatar en qué consistieron esas actividades”. Inmediatamente después de haber escrito esas palabras el joven y fogoso líder pasaba a describirme todo lo que hizo; y lo que hizo fue esto que van ustedes a oír, contado por él mismo, que fue lo siguiente:

“Como usted muy bien sabe (entre paréntesis tengo que decir que no era cierto que yo lo supiera muy bien, y después aclararé este asunto) Balaguer me mandó a matar días antes del desembarco de Playa Caracoles y cuando éste se produjo quiso aprovechar la ocasión para deportarlo y humillarlo a usted y destruir al PRD. Como no estábamos en capacidad de impedir la ejecución del plan con nuestras solas fuerzas (entre paréntesis, otra vez, les pido tomar notas de esas palabras porque sobre ellas hablaré luego), le pedí al amigo J. R. y a Fulano que enteraran de la situación a nuestros amigos de la Cámara de Representantes, el Senado, el Departamento de Estado, la Casa Blanca y la prensa. Con varias cartas de Fulano ese amigo se jugó su puesto y se fue a Washington y allí habló personalmente con Kennedy, Fulbright, Donald Fraser, McGovern, Pat Holt y con altos funcionarios del Departamento de Estado y de La Casa Blanca.

‘Concomitantemente con el trabajo de J. R. envié una extensa carta a B. S. pidiéndole ponerse en contacto con nuestros amigos e iniciar una campaña en nuestro favor”. (Otra vez hago un paréntesis para decirle que de esa carta a B. S., que son las iniciales de Ben Stefanski, hablaré más tarde, tal vez no hoy sino mañana); y sigo con lo que decía el joven y fogoso líder, que era esto: “Fue así que se produjeron las importante declaraciones de nuestro amigo, una de las cuales, las de Fulbright, ha asustado mucho al Gobierno por la amenaza final que contenía de considerar la posibilidad de cortar otras ayudas, además de la militar si la situación no mejoraba”. (Eso del susto del gobierno dominicano era una suposición del joven y fogoso líder, pero él lo daba ya como un hecho comprobado). Luego escribió a mano estas palabras: “No crea que hubo otras influencias en la producción de esos resultados”.

Oigan bien esa frase que acabo de leer; esa de que no creyera yo que había habido otras influencias en lo que el joven y fogoso líder llamaba la producción de esos resultados. ¿Saben lo que quería él decirme con esa frase? Que todo lo que se había dicho en los Estados Unidos sobre la persecución de que éramos víctimas se debía a su gestión, nada más que a su gestión; porque el joven y fogoso líder tiene la necesidad de presentarse como el autor de todo lo bueno que se haya hecho o de lo que él supone que es o ha sido o va a ser bueno. Oigan ustedes a seguidas el relato que él hizo en esa misma carta de lo que produjo su intervención personal, una intervención que hizo a espalda de sus autoridades legítimas; eso que a pesar de ser una actuación contraria a las normas más elementales de una organización él llamó sus “positivas actividades”. Lo que él contó inmediatamente después de la frase que leí hace un momento es lo que sigue:

“Hurwith y Crimmins” (dice él refiriéndose a dos altos funcionarios del Departamento de Estado, uno de los cuales es actualmente embajador en nuestro país y el otro lo había sido antes de Meloy) “ejercieron presiones sobre el Gobierno y ordenaron que la Embajada no interviniera en la persecución de los guerrilleros. El embajador Meloy ordenó la concentración en la embajada de todo el personal militar y cuando el jefe de la Fuerza Aérea le pidió ayuda para rescatar un helicóptero averiado la ayuda le fue negada, como le fueron negados también perros rastreadores que el Gobierno se vio obligado a comprar directamente en los Estados Unidos. Fue sobre la base de esas informaciones que le comuniqué a la Comisión Permanente que la persecución de Balaguer (se supone que contra él y contra mí y contra los centenares de perredeístas que estaban presos o perseguidos) no era parte de un plan norteamericano” (y déjenme decirles entre paréntesis que al joven y fogoso líder le meten toda clase de cuentos, como ese de los perros rastreadores, que sólo quien se lo contó a él lo sabía; y lo malo no es que le metan esos cuentos, sino que él los cree; cree siempre cualquier cosa que le digan).

Poco más adelante me decía:

“Los cables de la Associated Press, no los de la United Press International, contrarios a Balaguer, fueron trabajados también por los mismos amigos y es una lástima que Narciso Isa Conde y sus amigo del PCD lo atribuyan a una trama yanqui”. “Hasta aquí (sigue diciendo) se han limitado mis relaciones con los americanos y creo que si el Partido no ha sido castigado con mayor rigor se debe precisamente a estas reacciones, que sólo podían ser suscitadas por personalidades influyentes y no por la Comisión Permanente. Además el caso Kennedy lo traté directamente porque usted cometió el error de hacer una declaración contra el presidente Kennedy un día antes de la entrevista que tuve con Ted (esto es, el senador hermano del difunto presidente Kennedy) y eso creó muchas dificultades y era preferible que yo manejara directamente el asunto. Si alguien le dijo a usted que tras esas actividades había un intento divisionista, ese alguien sea quien sea es un mentiroso y un charlatán” (Oigan bien eso, el joven y fogoso líder llama mentiroso y charlatán no a una persona real, de carne y hueso, sino a alguien que él supone que tal vez me haya dicho que lo que él hizo en relación con los políticos y funcionarios norteamericanos era un intento para dividir el Partido, a alguien que puede existir o no existir; a alguien que es un fantasma en la mente del joven y fogoso líder).

A esos párrafos respondí yo en mi carta del Domingo de Resurrección con lo siguiente:

“Todo lo que dices en tu carta que has hecho en relación con los yanquis… habría estado muy bien si hubiera sido el resultado de una política del Partido; pero nada de eso ni siquiera lo sabía el Partido; era una política personal tuya, y resulta que si tú puedes hacer política nacional e internacional a nombre del Partido sin consultar siquiera con las personas que lo dirigen (en este caso, los miembros de la Comisión Permanente), toda la organización del Partido está de más y lo que tiene que hacer el PRD es confiar en tu capacidad política, dejarte actuar libremente y cerrar la Casa Nacional y todas sus dependencias en el país, y desde luego, desbandar todos los comités, desde los de base hasta el Comité Ejecutivo Nacional. Así nos ahorraríamos todo el trabajo inútil que hemos estado haciendo y seguimos haciendo para convertir al PRD en una fuerza organizada, no caudillista, capaz de enfrentarse con éxito al golpeo destructor del tiempo; y nos ahorraríamos también las persecuciones de tantos compañeros que caen día a día en manos de nuestros enemigos.

‘…personalmente no apruebo tu conducta en este caso como en muchos otros de este episodio de la clandestinidad en los cuales actuaste como si tú fueras el Partido y al mismo tiempo como si el Partido no existiera fuera de ti, y aún peor, desconfiando de él. Lo mismo que no podemos ser líderes de 8 a 12 y personas privadas de 2 a 6; lo mismo que no podemos ser miembros de un organismo del Partido y dudar con hechos y con palabras de la moral y de la capacidad de sus miembros, así tampoco podemos ser antiimperialistas públicamente y acudir en privado a funcionarios del Departamento de Estado cuando nos hallamos en peligro o azotados por el vendaval de una crisis”. Eso lo dije yo, pero debí haberle dicho algo más; debí haberle dicho que lo que él había hecho (que no era solamente lo que me dijo en su carta del 12 de abril) merecía un sometimiento ante la Comisión Nacional de Disciplina, si bien en las condiciones en que nos hallábamos hubiera sido imprudente dar ese paso porque eso habría equivalido a ofrecerle al balaguerismo una oportunidad para escandalizar políticamente para presentar al PRD como un partido de oportunistas, de indisciplinados y de la gente que decía una cosa y hacía otra, que se llenaba la boca hablando de su antiimperialismo y sin embargo cuando estaban cayendo rayos iba a buscar protección bajo el techo del gobierno norteamericano; porque la Cámara de Representantes, el Senado, el Departamento de Estado y la Casa Blanca son el gobierno de los Estados Unidos, y a todos ellos les pidió ayuda el Dr. Peña Gómez a través de su amigo J. R., que era alto funcionario de la Embajada norteamericana en Santo Domingo.

Mañana seguiremos con el mismo tema; así es que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Juan Bosch ratifica desconocía acerca del movimiento guerrillero encabezado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 30 de enero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

El Dr. Peña Gómez llegó a Santo Domingo el día 19 de noviembre de 1972. Días antes de su llegada empezaron a publicarse en algunos periódicos de la Capital noticias de que el Gobierno había ordenado que no se le permitiera la entrada en el país, y para nosotros eso no fue una novedad porque teníamos informes de esa medida desde hacía tiempo, casi desde los días de la salida hacia Europa del joven y fogoso líder. Y, ¿qué hicimos nosotros ante esas noticias que se publicaban en algunos periódicos?

Lo que hicimos fue comenzar una campaña contra el hábito del Gobierno de prohibirles a sus adversarios la entrada en el país. Esa campaña tenía la finalidad de defender el derecho de todos los dominicanos a vivir en su patria, pero estaba dirigida muy particularmente al caso del joven y fogoso líder, a quien, por otra parte, le preparamos un recibimiento como él se lo merecía.

Un grupo de perredeísta encabezados por el Dr. Diómedes Mercedes y por la pintora Ada Balcácer estuvo trabajando en ese recibimiento, haciendo retratos del joven y fogoso líder y varias consignas pintadas en telas, y día tras día los que pasaban por la calle Cervantes veían a muchachas y jóvenes del FUSD y de las zonas de la Capital pintando telas y veían a los carpinteros montando una tarima desde la cual según habíamos planeado, le daría yo la bienvenida al secretario general del Partido en un acto que debíamos celebrar en el cruce de la calle Cervantes con la avenida Independencia. En esos días me puse a hablar por Tribuna Democrática para poder darle más calor popular al recibimiento del joven y fogoso líder. Como este gobierno le tiene miedo al Pueblo movilizado, más miedo que el diablo a la cruz, para ese acto había que pedirle permiso a la Secretaría de lo Interior y Policía, y así se hizo, y el secretario, que era entonces el general Pérez y Pérez, contestó el día señalado para el acto negando el permiso. Fue eso y nada más que eso lo que impidió que al joven y fogoso líder se le hiciera un recibimiento popular.

Es más, el acto había sido organizado con tanto cuidado que hasta el desfile de automóviles que iban hacia el aeropuerto estuvo bajo control de la gente del Partido, y a los diferentes grupos de carros se les señalaron distintos lugares de salida, y en cada uno de esos lugares había una comisión encargada de entregarle a los que iban a ir al aeropuerto manejando carros un volante con instrucciones de cómo debían ir y a qué distancia debían mantenerse los carros uno de otros; todo se planeó para que no hubiera ni siquiera accidentes ligeros y mucho menos choques de tipo político. A última hora hubo que darle a los compañeros que despachaban los carros instrucciones para que les explicaran a los dueños de los carros que el Gobierno había prohibido el acto. Todo eso, absolutamente todo eso se le explicó al joven y fogoso líder cuando llegó, y se le enseñaron la tribuna, hecha expresamente para su recibimiento, y las telas y consignas y los retratos suyos y míos hechos también expresamente para recibirlo.

¿Y creen ustedes que el joven y fogoso líder le agradeció a la dirección del Partido ese esfuerzo, les agradeció a la gran pintora Ada Balcácer y al Dr. Diómedes Mercedes el trabajo que realizaron para organizar su recibimiento, les agradeció a las muchachas y a los jóvenes del FUSD los días que le dedicaron a prepararle una recepción?

Pues no señores; no le agradeció a nadie nada de lo que se hizo para recibirlo; al contrario, y así me lo hizo saber en su carta del 12 de abril diciendo lo siguiente:

“Cuando usted regresó había un plan para asesinarlo y pasándole por encima a las protestas de Angelita (es decir, mi hermana) le organicé el recibimiento más grande que conoce este país, los asesinos… bajo el peso de aquella muchedumbre no pudieron actuar y yo fui el primero en llegar al aeropuerto a recibirlo y encararme con energía a las restricciones que trataron de imponernos los militares, cuando yo regresé usted había enviado una comisión (supongo que quiso decir al aeropuerto, esto es, que yo mandé una comisión a recibirlo al aeropuerto) y aunque muchas veces había dicho que yo era su hijo político se quedó en su casa y tras sometérseme a un programa y rodeos entonces se me hizo subir hasta la cumbre” (frase que significa que se le humilló haciéndole venir a mi casa); y sigue diciendo: “Inmediatamente me di cuenta que la situación había cambiado y que usted ya no era el padre espiritual amoroso que estaba acostumbrado a tratar”. Tampoco tomó en cuenta el joven y fogoso líder la campaña que se hizo para obligar al Gobierno a darle entrada en el país; al contrario, la pasó por alto porque él estaba convencido de que quienes le abrieron las puertas del país fueron los norteamericanos, no su partido, no el pueblo dominicano.

Les pido que recuerden que ayer les dije que había puntos de los que traté ayer sobre los cuales hablaría de nuevo; uno de ellos fue la frase del joven y fogoso líder en que decía que nosotros, esto es, el Partido y el pueblo dominicano, no estábamos en capacidad de impedir que Balaguer hiciera con nosotros lo que le diera la gana, y otro estuvo relacionado con la mención de Ben Stefanski, cuyo nombre el Dr. Peña Gómez daba con las iniciales B S. Pues el señor Benjamín Stefanski fue embajador de los Estados Unidos en Bolivia en el gobierno de Kennedy y es muy amigo de la familia Kennedy; y cuando el joven y fogoso líder venía para acá me llamó desde Puerto Rico para decirme a gritos, en un estado de alegre exaltación, que Balaguer no tenía poder para impedirle su entrada en el país, que Ben Stefanski lo había llamado desde Washington y le había dicho que desde esa ciudad, capital de los Estados Unidos, habían llamado al Palacio Nacional para decir que al joven y fogoso líder no se le podía prohibir la entrada en el país; y el joven y fogoso líder dijo en el aeropuerto de Punta Caucedo, cuando llegó de Puerto Rico, exactamente las mismas palabras que me había dicho desde Puerto Rico dos o tres días antes, esto es: “El Dr. Balaguer no tiene poder para impedir que yo entre en mi país”. Unos meses después pensando que su partido y su pueblo no tenían fuerzas para evitar que Balaguer nos aplastara, el joven y fogoso líder, tal como me oyeron explicarles ayer, se dirigió a sus amigos de los Estados Unidos, entre ellos a Ben Stefanski, el que le había dado la noticia de que desde Washington se había llamado al Palacio Nacional de Santo Domingo para hacerle saber al Dr. Balaguer que debía darle entrada en el país al Dr. Peña Gómez.

El joven y fogoso líder no quiso hacerse cargo de sus funciones de secretario general del Partido; dijo que quería estar en libertad para poder hablar con la gente, como si hacerse cargo de la Secretaría General le impedía ver gente y hablar con ella. El día 28 de enero fue a Puerto Plata para encabezar el acto de inauguración del local del PRD en aquella ciudad, y en su carta del 24 de abril me habló de esa presencia suya en Puerto Plata de la siguiente manera: “…usted sabe que mis presentimientos nunca me traicionan” (y entre paréntesis, no sé por qué tenía yo que saber eso); y sigue diciendo: “…recuerde cuando insistí en no hacer el viaje a Puerto Plata… y desgraciadamente se me deslizó la frase infortunada aquella dicha dentro de un contexto que la prensa no recogió y que ha servido… para acusarme de comprometido con el brote guerrillero”.

Con esas palabras el joven y fogoso líder se refiere a un discurso que él pronunció en el acto de Puerto plata, discurso en el cual dijo “las ametralladoras sonarán de nuevo en las calles de Santo Domingo igual que en 1965”.

¿Por qué dijo esa frase? Ni él mismo lo sabe, y por eso en su carta dice que desgraciadamente se le deslizó esa frase infortunada.

Pero sucede que a un líder que se siente herido porque no le han hecho un recibimiento popular (lo que indica que ese líder se considera a sí mismo como un gran líder) no se le deben deslizar frases, sean afortunadas o sean infortunadas es decir, sean buenas o sean malas. Cuando un líder habla en público tiene que controlar muy bien sus palabras. La verdad es que el vocero oficial del PRD vive aún en los días de la Revolución de 1965 y habla muy a menudo como si estuviera en Ciudad Nueva en aquellos días; y en política, como en la vida, no podemos detener el tiempo, estacionarnos en el tiempo como puede estacionarse un carro en la orilla de una carretera.

La ley suprema de la vida es el cambio perpetuo, el desarrollo hacia nuevas formas de ser. Una vez, hablándoles por esta misma estación de Radio Comercial, dije que un aguacate comienza siendo una flor, y del centro de esa flor saldrá el aguacate pequeño, diminuto casi invisible; y luego irá creciendo, pero llega un momento en que deja de crecer y comienza a madurar, y en ese proceso de maduración ya no hay desarrollo hacia fuera sino hacia adentro, y ese desarrollo hacia adentro se dirige a convertir en grasa la materia vegetal que tiene el aguacate entre las cáscara y la semilla; de manera, pues, que en el nacimiento y el desarrollo de un aguacate hay por lo menos tres etapas distintas; la de la flor, la de la formación del aguacate y la de su maduración, y si es verdad que todas esas etapas juntas dan en su totalidad lo que podríamos llamar la ley natural de la vida de un aguacate, no es menos verdad que dentro de esa ley natural hay tres leyes; una es la de la flor, otra es la de la aparición y el crecimiento y la otra es la de la maduración del aguacate. ¿Y qué le pasa al aguacate cuando no pasa de la etapa de la flor? Pues le pasa que en él se cumple la ley de la flor, pero no la del aguacate, porque éste no nace. Si la flor es arrancada por el viento o por un golpe de una piedra o de otro objeto, donde ella estaba no se formará un aguacate; pero tampoco habrá aguacate si la flor se desarrolla y da nacimiento al aguacate pero éste es arrancado antes de que entre en la etapa de la maduración.

Claro, un aguacate no es un ser humano; un aguacate no sabe que su formación y su desarrollo y su maduración son tres procesos diferentes y sin embargo relacionados, y que si falta uno de ellos no habrá aguacate; pero un ser humano tiene que saber que su vida es el resultado de una continuidad de procesos dentro de los millones y millones y millones de procesos que se dan en el seno de la sociedad; y que el que se detiene en un punto de desarrollo de esos procesos se convierte en un ser retrasado, y el que se retrasa no puede avanzar al paso que le marca la suma de esos millones y millones y millones de procesos que tienen lugar en el seno de la sociedad.

Así, por ejemplo, los que actuaban de líderes políticos dominicanos debían prever que un día u otro el coronel Francisco Alberto Caamaño se presentaría en el país al frente de una guerrilla, y debían prever también que esa guerrilla no sería poderosa porque de ninguna parte de América podía salir una guerrilla poderosa, y eso tenía necesariamente que llevarnos a todos a engavetar la política de los guerrilleros y por lo tanto a no hablar más en términos que pudieran darle al Gobierno la idea de que estábamos esperando un estallido revolucionario o la llegada de una guerrilla poderosa. Yo, por ejemplo, no tenía ninguna noticia de que el coronel Caamaño venía para acá, y sin embargo unos días antes de Caracoles llegó un compañero a decirme que estaba organizando una gira a un lugar que está por no recuerdo cuáles de las lomas de Bonao, y le expliqué que eso no podía hacerse porque todos los participantes de la gira caerían presos acusados de estar preparando una base guerrillera. ¿Y por qué pensaba yo así?

Porque sabía que en el proceso de nacimiento y desarrollo de un aguacate hay tres etapas, cada una con sus leyes propias, mientras no se cumple la tercera etapa hay que tener presente que no ha terminado el proceso del desarrollo del aguacate; y en el proceso político dominicano estaba por cumplirse todavía la etapa del guerrillero coronel Caamaño, y esa etapa se cumpliría en una situación de debilidad militar y por tanto de inferioridad militar por parte del coronel Caamaño y de sus seguidores porque no estaría en correspondencia con el proceso general del país y de la América Latina. ¿Y qué tienen que ver (dirá alguno de ustedes) el desarrollo del aguacate y las guerrillas de Playa Caracoles? A lo que responderé que todo se relaciona; que lo que pasa en la naturaleza, sea el desarrollo del aguacate desde la flor hasta que madura, o sea el de un hombre desde que empieza a formarse en el vientre de su madre hasta que muere, eso pasa también en la sociedad, en los pueblos; y el líder político tiene que saberlo, debe saberlo, o si no estará absolutamente incapacitado para formarse una idea más o menos clara de los acontecimientos que van a darse en el porvenir, y sin tener esa idea no puede trazarse una línea política correcta. Si los que estábamos al frente del PRD en los últimos años no hubiéramos visto con claridad que había que trazar una línea política de largo alcance tomando en cuenta que el coronel Caamaño podía llegar al país en cualquier momento, aquí habría habido un baño de sangre, y no de sangre de balagueristas sino de sangre de los
que combatían a Balaguer.

Así, pues, había que ponerle fin a la política de 1969 y 1970, a la política de actividades basadas en planes para un levantamiento armado o para formar guerrillas en las lomas; y el PRD fue en eso muy claro y enérgico. Lo primero que se hizo en el PRD para cerrar la época de las actividades de ese tipo fue dejar de celebrar el 24 de abril con actos de calle, porque darle al Pueblo la ilusión, siquiera fuera de manera tímida, de que aquí podía haber un levantamiento armado, era jugar con candela y por eso no podía hablarse así como así del sonido de las ametralladoras en las calles de la Capital ni de cosas parecidas. En el año 1965 el país estaba en la etapa de la maduración del aguacate, palabras con las cuales quiero decir que la revolución estaba madura porque era una revolución que venía desarrollándose desde los tiempos de Trujillo; y eso explica la facilidad con que se consiguió que en el seno de las Fuerzas Armadas se organizara un levantamiento que al fin estalló en forma de revolución el día 24 de abril.

Ahora bien, un cambio de política del PRD a partir de 1970 era una ofensa para su secretario general. En su carta del 12 de abril ese secretario general, el joven y fogoso líder, me decía lo siguiente: “Todo esto me ha convencido de que yo soy un estorbo en el Partido y he observado que la historia de los últimos años ha sido falsificada, ahora todo lo bueno que ha hecho el Partido ha ocurrido del 1970 para acá, todos los demás fueron disparates y errores políticos y aunque varias veces usted, que me prometió limpiar mi nombre de las calumnias, nunca lo ha hecho y es por ello que he comenzado a defender mi actuación porque los pueblos olvidan pronto” (debo decir entre paréntesis que eso que acaban ustedes de oír es una de las varias mentiras que dijo el joven y fogoso líder en sus cartas de abril del año pasado; yo nunca le prometí limpiar su nombre de calumnias porque nadie lo había calumniado, pero sucede que para él una opinión sobre sus actividades que no sea aduladora es una calumnia o un turbión de insultos como dijo hace poco refiriéndose a opiniones mías sobre él y todo el mundo en este país sabe que si tengo el hábito de decir la verdad no tengo el de insultar a nadie). En cuanto a la falsificación de la historia, en las cartas del joven y fogoso líder abundan los esfuerzos por falsificarlas; oigan, por ejemplo, estas pocas palabras, escritas en la del 24 de abril: dijo él: “XX y yo somos amigos desde el primer gran mitin del PRD, celebrado aquel 16 de julio de 1961.

‘En el 1963 él me ayudó a rehacer el Partido junto a un grupo de dirigentes del PRD”. Oigan esas palabras: “…él me ayudó a rehacer el Partido”; es decir el Partido fue rehecho por el joven y fogoso líder y le ayudó un grupo de dirigentes del PRD. Pero resulta que en esa ocasión el joven y fogoso líder no tenía flux para rehacer el Partido; él era uno de los tantos que luchaban por reorganizar el Partido, y sin duda tenía muchas buenas condiciones, pero no era un líder nacional y mucho menos el líder nacional del PRD. El joven y fogoso líder se ve hoy como un gran líder y cree que lo fue siempre; no se da cuenta que igual que el aguacate, él fue primero una flor y luego un principio de aguacate, un principio pequeño, chiquito, diminuto que iba a ir creciendo y creciendo y después debía entrar en la etapa de la maduración.

Pero la etapa de la maduración no le llegó nunca al joven y fogoso líder; y no le pudo llegar porque se precipitó. Si hubiera empezado siquiera a madurar no habría escrito cartas como la del 12 y el 24 de abril. En esas cartas no hay ni un solo pensamiento; no hay un concepto. Sólo hay quejas, quejas, quejas; y chismes, chismes, chismes; y la queja es, como dijo Martí, una corrupción del carácter, y el chisme es una manifestación de las peores condiciones de la pequeña burguesía. Pero además, en esas cartas hay frases dirigidas a mí que son imperdonables; frases que son infamias. Yo les he pasado por encima, y les pasé por encima cuando recibí esas cartas, porque me hice cargo de que el que las había escrito había perdido completamente el control de sí mismo. Pero en el caso de una de las cartas (la del 27 de abril) no pude ni siquiera leerla; era algo que al mismo tiempo producía indignación, asco y pena. Y previendo que la última sería del mismo estilo, se la devolví sin abrirla. Imagínense ustedes como sería la del día 27.

El joven fogoso líder no maduró; decía él que al escribirme esas cartas de que les he estado hablando había comenzado a defender su actuación porque los pueblos olvidan pronto; y el pobre lo que quería era aniquilarme porque me acusaba, sin atreverse a decirlo de manera franca, de ser el que falsificaba “la historia de los últimos años”, es decir, su historia. Estaba tan confundido que todavía hoy no ha podido explicarle a nadie por qué renunció a la secretaría general del PRD cuando aún estaba yo en la clandestinidad; pero yo se lo dije al Pueblo; renunció para convertir en derrota la victoria que obtuvo la dirección del PRD al obligar al Gobierno a darnos garantías al joven y fogoso líder y a mí. Como esa no había sido su victoria personal, quiso mancharla presentándole al país la imagen no de un PRD triunfante bajo la dirección de la Comisión Permanente que yo presidía, sino de un PRD dividido y por tanto débil, con lo cual pensó que debilitaba también mi imagen a los ojos del Pueblo. El tiempo no me da para más, ni siquiera para mencionar el caso de las detenciones de dirigentes del MPD, la última de las cuales ha sido la de Carmen Mazara; de manera que trataremos ese caso mañana. Así pues hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch: Peña Gómez abandonó compañeros (La Noticia, Santo Domingo, 1º de febrero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Los hombres manifiestan lo que piensan y sienten de dos maneras; hablando (o escribiendo) y actuando. La posición del Dr. Peña Gómez ante el nuevo tipo de organización que se le había dado al PRD a partir de fines del 1971 quedó demostrada con actuaciones suyas el mismo día en que comenzó la clandestinidad de él y mía, esto es, el 5 de febrero del año pasado.

Ese día la Comisión Permanente del PRD se reunió a las 10 de la mañana en la casa del licenciado Jacobo Majluta. La reunión acababa de empezar y yo estaba diciendo que se decía que el coronel Caamaño había llegado al país al frente de una guerrilla y que debíamos analizar las noticias que había recibido cada uno de nosotros a fin de llegar a conclusiones acerca de los rumores que corrían, y si llegábamos a la conclusión de que efectivamente el coronel Caamaño se hallaba en el país encabezando un movimiento guerrillero, entonces debíamos examinar en qué forma esa presencia del coronel Caamaño afectaba al país, primero, y al PRD después.

En el momento en que terminaba de decir lo que acaban ustedes de oír fue el compañero Majluta a la habitación donde nos hallábamos y dijo que la Policía estaba llegando. Yo propuse en el acto que pasáramos a la sala, nos sentáramos en ella como si estuviéramos en la casa de visita y que ahí, en la sala, acordáramos rápidamente lo que debíamos hacer.

Y así se hizo. Los miembros de la Comisión Permanente que estábamos reunidos éramos seis: el doctor Peña Gómez entonces secretario general del PRD; los doctores José Joaquín Bidó Medina, Antonio Abreu y Rafael Alburquerque, el compañero Cheché Luna y yo; pero en la sala sólo habíamos cinco: el joven y fogoso líder había desaparecido. La casa de Majluta tenía como toda casa en la Capital, un número, y ese número estaba repetido en la casa de al lado y también en la de más allá, de manera que había tres casas con el mismo número, y eso confundió a la policía que no entró donde nos hallábamos sino que entró en la casa de al lado. Precisamente en ese momento llegaron los compañeros Domingo Mariotti y Amiro Cordero Saleta con la noticia de que mi casa había sido tomada por los cascos negros, y según supe después, no sólo tomada sino asaltada, puesto que rompieron la cerradura de cuatro puertas interiores y valiéndose de un gato hidráulico destruyeron una puerta exterior. Ante esa noticia tomamos rápidamente el acuerdo de que yo debía esconderme sin perder tiempo y salí de la casa de Majluta acompañado de un miembro de mi escolta personal de apellido Lantigua y del Dr. Rafael Alburquerque. Quiso la casualidad que al entrar a la primera casa que hallamos encontramos allí al joven y fogoso líder, que había decidido esconderse sin decirles nada a sus compañeros de la Comisión Permanente, actuando por su cuenta como si no fuera miembro del organismo de su partido que se había reunido precisamente para llegar a acuerdos sobre la situación que le creaba al país la llegada de la guerrilla encabezada por el coronel Caamaño. Hasta ese momento el joven y fogoso líder no había expresado con palabras su repudio a la Comisión Permanente, pero en ese momento comenzaba a expresarlo con actos, y a menudo los actos de los hombres hablan con más claridad que sus palabras.

Al salir de la casa de Jacobo Majluta el joven y fogoso líder lo hizo sin decirles a sus compañeros que él se iba y hacia dónde se iba, y lo hizo sin importarle para nada, absolutamente para nada, la suerte que podían correr esos compañeros; y en el lenguaje de los hombres eso quería decir que él no los consideraba sus compañeros, que en una hora como esa lo único que a él le importaba era él mismo; en pocas palabras, que para él no existía la Comisión Permanente.

Y así era, en efecto, como sentía. Casi inmediatamente después de haber entrado en la casa oí a la dueña hablando con el joven y fogoso líder y me di cuenta de que él quería irse de allí; salí al patio y allí estaba él pidiendo que se le consiguiera una silla o algo en qué encaramarse para saltar una pared; le expliqué que si saltaba por ahí iría a dar a la avenida Independencia, lugar que sería para él más peligroso que donde nos hallábamos, y que si quería irse se fuera por tal y tal punto; dicho eso entré en la casa y ya no volví a ver más al joven y fogoso líder; no lo he visto, pues, va a hacer un año dentro de cinco días; y no volví a verlo porque ese día él se separó de mí y lo hizo para siempre; ese día aprovechó la ocasión que le presentaban las circunstancias para esconderse no sólo de la policía, no sólo de los que lo perseguían; la aprovechó también para esconderse de mí y de la Comisión Permanente, de aquellos que representábamos dentro del PRD la nueva organización. Ese día 5 de febrero y en esas circunstancias que acabo de contarles fue cuando realmente el joven y fogoso líder rompió conmigo y con los demás miembros de la Comisión Permanente. El Dr. Alburquerque no quiso dejarme solo; tres veces, por lo menos, le recordé que su señora estaba en el Centro Médico dando a luz y que debía ir a hacerle compañía, y tres veces me respondió que no se iría mientras no supiera qué iba a ser de mí; pero el joven y fogoso líder saltó las paredes del patio de la casa donde nos hallábamos, y no precisamente por donde le dije que debía irse sino por el lado opuesto, y se fue sin decirnos siquiera adiós y sin convenir con nosotros cómo mantendríamos el contacto ni cosa parecida.

En cambio, antes de separarnos, antes de salir yo de la casa de Majluta, los miembros restantes de la Comisión Permanente habíamos acordado la forma en que nos mantendríamos en comunicación, y ya al día siguiente, el 6 de febrero, a las 7 y media de la noche mandaba yo a esos compañeros una nota manuscrita que decía así: “Visto que quedan en libertad cuatro miembros de la Comisión Permanente (que forman mayoría), la Comisión Permanente debe seguir funcionando como cabeza del Partido, y actuando como su secretario; Rafael Alburquerque debe ser el centro de comunicación de los miembros del organismo… Comuníquenseme los acuerdos por la vía más segura y al tiempo más breve y hágaseme saber a quién debo dirigir lo que escriba o las ideas que se me ocurran. Estoy dispuesto a llevar la lucha a cualquier terreno… Abrazos” (y aquí iba mi firma).

Quien me sacó de la casa donde me había ocultado por la mañana fue Jacobo Majluta; Rafael Alburquerque y Lantigua y yo salimos de ella no saltando cercas sino por la puerta de adelante, por la misma por donde habíamos entrado, y quiero aprovechar esta ocasión para declarar públicamente mi gratitud por la dueña de la casa y por su marido, que sin ser miembros del PRD se comportaron gentil y valerosamente, como lo hizo también el matrimonio de la casa adonde fui a parar acompañado de Lantigua.

De esa casa me sacó el día 7 un delegado de la Comisión Permanente, y a partir de ese momento la Comisión Permanente se hizo cargo de mí; organizaba mis salidas, las entrevistas, las reuniones que tuve, que fueron varias, los cambios de lugares, que fueron más de diez en los tres meses que duró mi clandestinidad.

La Comisión Permanente organizó entre otras actividades mías una entrevista que me hizo una cadena de televisión de los Estados Unidos, y para hacerme esa entrevista vinieron de los Estados Unidos cinco hombres con todo su equipo de cámara y de grabadoras; y sacar del hotel ese equipo, que formaban un volumen grande, y a los cinco hombres que trabajaban con él, y llevarlos a la casa donde iba a hacerse la entrevista, y ejecutar todos esos movimientos sin despertar las sospechas de nadie fue un trabajo muy bien hecho, como lo fue organizar mi salida en pleno día de la casa donde me hallaba hasta la Casa Nacional del Partido y mi salida de este último sitio hacia el lugar donde me ocultaba, cosa que se hizo el día 12 de marzo; esa fue una demostración de organización y capacidad de la Comisión Permanente.

En cambio la Comisión Permanente no supo nunca dónde se hallaba el joven y fogoso líder; éste se había escondido por su cuenta, y para hacerlo se había valido de una persona que no era miembro de ningún organismo de su partido, y luego él mismo escogió otra persona para tener contacto con aquellos a quienes él quería mandarles a decir algo, y a esa persona le prohibió que le dijera a ningún miembro de la Comisión Permanente dónde estaba él.

Así, pues, el joven y fogoso líder se hallaba escondido no sólo del Gobierno sino también de la Comisión Permanente, pero eso sí, allí, a su escondite, le llegaban los chismes de los dirigentes del PRD enemigos de la Comisión Permanente, y desde su escondite le mandó un día un papelito a la Comisión Permanente, y desde que pudo hacerlo le enviaba informes periódicos de la situación del Partido, y en ese papelito decía que no quería tener ninguna clase de contacto con sus miembros porque según le habían dicho dos de sus miembros habían hablado mal de él en Los Mina.

¿Y por qué razón el joven y fogoso líder odiaba a la Comisión Permanente; y por qué razón había dirigentes del PRD que la odiaban tanto como él?

Porque la Comisión Permanente era símbolo de la nueva organización del PRD, y esa nueva organización respondía a un criterio político, a ideas políticas que el joven y fogoso líder y los dirigentes que igual que él estaban políticamente retrasados no podían compartir.

Una vez, hablando sobre el tema de la organización del PRD había dicho por Tribuna Democrática que la gente se organiza con un fin, con un propósito; que si ese fin era jugar pelota se formaban equipos de 12 hombres, y que entre ellos tenía que haber pícher, quécher, primera base y shorestop y files y bateadores jonroneros y todo lo que debe haber en un equipo de jugadores de pelota. La reorganización del PRD tuvo una orientación, es decir, con ella se perseguía un fin, que era convertir al partido de hecho, y no de palabra, en una fuerza política verdaderamente al servicio de la liberación nacional; y para lograr eso era necesario, primero, centralizar los mandos; segundo, convertir esos mandos, de personales que eran, en colectivos, es decir, mandos ejercidos no por una sola persona sino por organismos compuestos por varias personas. Tercero, había que darles a los perredeístas conciencia política, pues sin esa educación no iban a estar en capacidad de aceptar los cambios organizativos que estaban llevándose a cabo; por último, el Partido necesitaba crearse una disciplina fuerte, pues un partido que había crecido tanto no podía manejarse y mucho menos dirigirse bien sin disciplina, y esa disciplina requería como contraparte la aplicación al partido de los métodos del centralismo democrático, porque de esa manera se garantizaba la democracia interna de la organización.

¿Qué resultado iban a darle al Partido esos planes?

En primer lugar, con la centralización de los mandos se aseguraba la unidad de propósitos en todo el Partido y además la eficiencia organizativa, pues lo que se acordara en la dirección sería cumplido hasta el último lugar donde el Partido tuviera gente organizada; al pasar de los mandos individuales a los colectivos se garantizaría una actividad inteligente, no caprichosa; el Partido se aseguraría la elaboración de líneas estratégicas, es decir, planes de largo alcance, y se aseguraría la elaboración de planes tácticos, es decir, la aplicación de medidas inmediatas, que responderían a necesidades del Partido y del país, y nada se improvisaría, nada sería resultado de decisiones personales, sino que todo se haría después de estudios serios de cada caso concreto, de cada problema, lo mismo si se trataba de un problema político que de uno administrativo o económico; por ejemplo, con el mando colectivo no podía pasar lo que acaba de pasar en el PRD, que unos dirigentes deciden en Santiago escoger como candidato a la presidencia de la República al ingeniero José Delio Guzmán y otros en la Capital no están de acuerdo con eso. Y tres o cuatro días después la dirección del Partido cambia de opinión y mete al ingeniero Guzmán en un closet y saca de otro closet a otro candidato, y los dirigentes hacen una cosa y la otra sin darse cuenta de que un partido que actúa así en asuntos tan serios como es escoger un candidato presidencial, se pone de mojiganga ante las masas y éstas le pierden el respeto. Y no se trata sólo del caso del candidato y de la mala opinión que eso produce en las masas; se trata también de la mala opinión que eso produce en los sectores políticamente avanzados; que un partido escoja candidato presidencial antes de elaborar un programa de gobierno, o declara que el programa de gobierno será la Constitución de 1963 y nombra una comisión para reformar esa Constitución y luego mete también a esa comisión en un closet y nombra otra para hacer un programa de gobierno dizque más radical que el de la Dignidad Nacional; en fin, se trata de todas esas improvisaciones y charlatanerías que son el resultado de la dirección personal, caudillista, caprichosa y emocional, males que quedaban automáticamente eliminados con la dirección colectiva que garantizaba, en el orden nacional, la Comisión Permanente y en los municipios y las zonas, la Comisión Ejecutiva. En cuanto a la educación, en ésta participaban los miembros del Departamento de Educación, pero también, y al mismo tiempo, todos los miembros de los círculos de estudio y todos los miembros del Partido, pues el nuevo tipo de organización contribuía a la educación política de los perredeístas porque los obligaba a poner en práctica dentro de la organización nuevos conceptos de lucha y nuevos tipos de actividades. Por ejemplo, fue el PRD el que organizó la participación del Pueblo en las procesiones de la Semana Santa y en la celebración del Primero de Mayo del año pasado, y las dos cosas demostraron originalidad en los planes, capacidad de organización y de lucha.

Y fue el Comité Teórico del PRD el que estuvo publicando durante un año la revista Política, un esfuerzo que nunca antes se había hecho en el país y fue la nueva organización del Partido, la que se reflejó en el Frente Universitario Socialista Democrático (FUSD), organismo perredeísta que recorría las calles de la Capital y de varios pueblos del país vendiendo esa revista, enfrentándose a menudo a la persecución de la Policía y llegando en su propaganda partidista a lugares donde nunca antes había penetrado el Partido.

En cuanto al establecimiento de la disciplina partidista y de su contraparte el centralismo democrático, las demostraciones de los resultados que estaba sacando el Partido de su aplicación estaban a la vista de todo el mundo; en cuanto al centralismo democrático, uno de sus métodos, el de la crítica y autocrítica, produjo el notable acto que tuvo lugar el año 1972 en el cine Lux de la Capital, en el que el FUSD entregó a la dirección del Partido las conclusiones del proceso autocrítico que se hicieron los miembros de ese organismo; en cuanto a la disciplina, gracias a ella se mantenía funcionando el cuerpo de activistas, que nunca antes funcionó en el Partido, y gracias a ella fue posible organizar todas las actividades del Partido a nivel nacional.

Cuando vine al país en el mes de abril de 1970 se debían cuatro meses de alquiler de la Casa Nacional; se debían más de 400 pesos de teléfono y éste estaba cortado; se debían varios meses de Radio Visión por donde se pasaba diariamente Tribuna democrática; hacía dos años que no se pagaba la casa del Partido en Duvergé; hacía diez meses que la casa de Moca era pagada por el compañero Enriquillo Vásquez, y se trataba de 80 pesos mensuales, no de unos pesitos.

La Casa Nacional estaba prácticamente destruida; cuando llovía caía más agua adentro que afuera y tenía podrido el piso del salón principal; no había activistas nacionales y ningún dirigente recibía un salario fijo, aunque fuera pequeño, y la gente del Pueblo que le dedicaba al partido el día entero tenía que ir de casa de perredeístas en casa de perredeístas pidiendo lo que le pudieran dar para no pasar hambre. Todo eso cambió con la organización del Partido.

La Casa Nacional fue reparada desde el piso hasta el techo, dejaron de perderse las maquinillas y las sillas; la casita de madera del patio, que estaba ocupada por un miembro del Comité Ejecutivo Nacional, que vivía allí como si tal cosa con su mujer y un hijo, fue desocupada y sometida a reparaciones y en el piso alto se hizo el salón de reuniones del Comité Ejecutivo Nacional con cuatro grandes mesas, sillas metálicas y asientos de metal. Poco antes de mi llegada al país uno de los hombres que pululaban en el patio de la Casa Nacional le había dado diez puñaladas allí mismo, en ese patio, a una compañera; pero las tertulias de gente rara en el patio de la Casa Nacional se acabaron con la organización del Partido y el patio pasó a ser un lugar de trabajo cuando no llovía en vez de un lugar de vagancia, intrigas y pleitos; todo lo que se debía de alquileres de teléfonos, de radio y de lo que fuera se pagó, y se compró un mimeógrafo y se le señalaron salarios fijos, que se pagaban cada quince días, a todo los compañeros que trabajaban para el Partido; y se creó el Centro de Promoción y Recaudación para recaudar de manera centralizada las aportaciones de más de 500 personas que nunca antes habían contribuido económicamente al mantenimiento del Partido; y se publicaron diez folletos para los círculos de estudios en número de muchos millares y la venta de esos folletos pasó a manos del Departamento de Educación, que mantenía sus
actividades con los fondos que obtenía de esas ventas.

Nada de eso se hizo soplando, como dicen que se hacen las botellas, o por lo menos como se hacían antes de la era industrial. Para lograr todo eso hubo que gastar muchas energías, muchos esfuerzos; hubo que luchar mucho con los que se oponían a esa organización del Partido. ¿Pero por qué se oponían?, preguntarán muchos de ustedes que seguramente no podrán comprender por qué hay gente que se opone a lo nuevo, a lo que da resultados, a lo que es útil. Y yo les responderé: se oponían porque el avance, el progreso, el desarrollo del Partido ponía en peligro los intereses de los dirigentes que dentro del PRD necesitaban la continuación del estado de cosas anterior a la organización; la continuación del retraso, de la falta de conciencia política; del reino de la ignorancia y de la confusión; los dirigentes que querían un partido para llevar a sus masas a buscarles puestos de síndicos, de diputados y de senadores y de aquellos que sin estar buscando eso eran opuestos al desarrollo político del PRD porque tenían ideas políticas de derechas. El Dr. Peña Gómez se convirtió en el líder de esa gente, y ese liderato se manifestó por primera vez cuando abandonó a sus compañeros de la Comisión Permanente minutos después de las 10 de la mañana del día 5 de febrero 1973.

Mañana seguiré explicando cuál fue la conducta del joven y fogoso líder a partir de ese momento; así es que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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Bosch: Peña Gómez creía Hamlet Hermann era un espía (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 2 de febrero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

En estos días pasados estuve leyéndoles algunos párrafos de la carta que me envió el 12 de abril del año pasado el Dr. Peña Gómez; pero se trataba de algunos, de muy pocos párrafos; o mejor dicho de unos cuantos párrafos, porque me resultaría muy difícil leerles a ustedes todas las partes de esa carta en la que el joven y fogoso líder dijo mentiras, hizo acusaciones o se refirió a mí mencionando de pasada a otras personas con palabras y conceptos hirientes. No olviden que el lunes de esta semana les dije que era una carta escrita en papel largo y a espacio y medio de maquinilla y que llena 14 páginas, nada menos que 14 páginas.

Pues bien, su carta del 24 de abril, que tiene 17 páginas, comenzaba así: “Cuando leí su carta no pude evitar que las lágrimas se deslizaran por mis mejillas porque ella me confirmó plenamente las sospechas que tenía sobre erradas informaciones que algunos compañeros le han transmitido”. Esto es, el joven y fogoso líder lloró porque yo le respondía a una carta agresiva, violenta y mentirosa, en la cual hay frases que ustedes no conocerán porque no tengo la costumbre de darle publicidad a ningún insulto que se me
pretenda hacer.

Si el joven y fogoso líder lloró fue porque esperaba que yo me quedara callado o que le contestara tirándole una flor. Pero no le contesté ni tirándole una flor ni mortificándolo en lo más mínimo simplemente le decía con la mayor serenidad mis opiniones sobre algunas de las cosas que me expuso en su carta, y esas opiniones le parecieron a él insultos, y le dolieron tanto que cuando las leyó se echó a llorar. ¿Pero se echó a llorar porque le pesaba haberme dicho todo lo que me decía en su carta del 12 de abril? No, no le dolió, porque el día 24 me mandó otra que era simplemente una continuación de la primera; con acusaciones como en la primera con menciones de muy mala intención para hombres que fueron sus compañeros y para algunos que han seguido siendo y son hoy sus amigos personales y políticos, y otras menciones parecidas de personas que nunca habían sido amigos suyos, pero que lo son hoy. En una parte de esa carta intentaba justificar uno de los varios errores que cometió estando en la clandestinidad, el error de haber salido a defender a uno de los guerrilleros, a Hamlet Hermann, el único que cayó prisionero de la guardia. Ese fue un error que pudo haber tenido consecuencias gravísimas porque Hamlet Hermann estaba en manos de un gobierno que era enemigo nuestro y ese enemigo podía obligar a su prisionero a acusarnos de haber estado en combinación con el coronel Caamaño para la acción guerrillera, y de haber hecho esa acusación, ¿quién podía negarla? ¿Nosotros? ¿Y cómo? ¿Diciendo que Hamlet Hermann era un mentiroso? ¿Y cómo podíamos decirlo después que el joven y fogoso líder había dedicado varios artículos presentándolo como un héroe ejemplar? ¿Diciendo que Hamlet Hermann nos acusaba presionado por el Gobierno? ¿Y cómo podíamos decir que ese joven valeroso se dejaba presionar por el Gobierno si sucedía que el secretario general del PRD había dicho que Hamlet Hermann era un valiente a toda prueba?

Después de haber escrito varios artículos defendiendo a Hamlet Hermann se dio cuenta, o por lo menos así me lo dio a entender en su carta del 24 de abril, de que había metido la pata, y dijo en esa carta que Fulano y Zutano “me hicieron saber que tanto Peña Jáquez como Hamlet eran espías, pero yo me di cuenta que no, que eso resultaba ilógico y los defendí para evitar que las izquierdas lanzaran una campaña de acusaciones contra el PRD”. Y después de ese argumento completamente infantil, de niño de 8 a 10 años, explicaba que “las elecciones universitarias están muy cerca y yo estaba pensando que si no actuaba así se iban a usar esas sospecha nuestras…” . Y al final del párrafo donde pretendía justificar su error decía: “Creo que los hechos me están dando la razón y la razón es más poderosa que la sinrazón, como el fondo para emplear expresiones jurídicas es más importante que la forma”. ¿Cuáles eran esos hechos que le daban la razón al joven y fogoso líder?

Nadie los conocía, y nadie los conocía simplemente porque no había habido tales hechos; lo que hubo muy pocos días después de la carta en la que decía esas cosas sin sentido fue que Hamlet Hermann me acusó de manera muy hábil pero indudable de estar combinado con Caamaño cuando éste entró en el país al frente de la guerrilla; de manera muy hábil pero también muy peligrosa. Y cuando Hamlet Hermann me hizo esas acusaciones, el joven y fogoso líder se quedó callado, no salió a decir una palabra en defensa mía. ¿Y por qué no la dijo? Por dos razones: la primera porque no tenía el menor interés en defenderme debido a que desde que huyó de la casa donde estuvimos el 5 de febrero había roto conmigo, aunque no llegara a confesárselo, y la segunda porque si hubiera querido defenderme no podía hacerlo debido a que se hubiera hallado cogido en la trampa de sus propias palabras, en la trampa de las palabras elogiosas con que había estado defendiendo a Hamlet Hermann.

Ese fue un error del joven y fogoso líder que pudo haberme costado muy caro a mí; pero mientras estaba oculto cometió otros errores que pudieron haberle costado muy caro a él y al PRD. Uno fue la carta que le escribió a Balaguer acusando a varios militares de los que estaban más cerca de Balaguer de haber cometido crímenes y de haber hecho robos. Esa acusación no tenía nada que ver con el problema que tenía ante sí el PRD en esos momentos, que era al mismo tiempo el problema más grave que teníamos por delante él y yo; y esa era la acusación que nos hacían, o me hacían a mí, tanto las Fuerzas Armadas como el Dr. Balaguer; la acusación de que yo estaba combinado con el coronel Caamaño. Esa acusación alcanzaba a todos los perredeístas, y muy especialmente a aquellos que podían ser considerados por el Gobierno como hombres capaces de irse a las guerrillas; y como era natural, el deber del Partido y sobre todo de sus líderes era combatir esa acusación, no salir a echar otra pelea que no teníamos por qué echar en ese momento. En esa carta el joven y fogoso líder le decía a Balaguer que él le escribía no como líder del PRD sino como persona privada, y le llamé la atención de la siguiente manera: “…al escribirle una carta pública al Dr. Balaguer, allá a mediados de febrero, dijiste que le escribías como persona privada, no en nombre del Partido. ¿De qué hora a qué hora del día (o de la noche) eres una persona desvinculada del Partido y de qué hora a qué hora actúas como líder del PRD? ¿No comprendes que esa es una dicotomía, una división de tu persona en dos personas diferentes que podía darse en los buenos tiempos individualistas del liberalismo, pero que no puede darse ahora en estos tiempos y en un país como el nuestro…? ¿Adónde vamos nosotros como partido si siguiendo tu ejemplo cada dirigente actuara según su saber y entender alegando que lo hizo como persona privada y no como miembro del Partido?”.

Y al hablarle así, con razonamientos y no con insultos, le parecía al joven y fogoso líder algo tan increíble que al recibir la carta en que le decía esas cosas se echó a llorar porque según él eso le confirmó “las sospechas que tenía sobre erradas informaciones que algunos compañeros” me habían transmitido; y no se daba cuenta que yo no estaba hablándole de informaciones de nadie; simplemente le comentaba cosas que él había hecho públicamente, en artículos publicados en la prensa.

En su carta del 24 de abril el joven y fogoso líder me decía lo siguiente: “Usted cree que yo le[s] pedí a Hurwith y a Crimmins que intervinieran en favor del Partido, pero lo que yo les hice saber era que el Partido no tuvo nada que ver en el desembarco de Playa Caracoles, y en cuanto a Fulbright cuando él hizo su declaración, la Comisión Permanente le acusó recibo público de la misma y le rectificó su errada información sobre nuestra persecución”. Y agregaba: “Esto fue una aprobación tácita de la Comisión Permanente a mi inconsulta actitud porque sin mi intervención las declaraciones de Kennedy y Fulbright no se habrían producido”. Y sobre esas palabras tengo que hablar, porque lo que se dice en ellas no es verdad y tienen la finalidad de confundir a los que las lean; y ese es el propósito de un párrafo que trata sobre ese punto en una supuesta entrevista que le hicieron a un dirigente del PRD. Ese párrafo dice así: “El Dr. Abreu quizás no quiera recordar que él, junto a los demás miembros de la desaparecida Comisión Permanente, dirigieron un cable al senador Fulbright desmintiendo conceptos emitidos por sectores reformistas, relativos a la enérgica denuncia que dicho senador hiciera sobre la persecución desatada por el Gobierno contra el PRD y sus máximos líderes”.

No es verdad que la Comisión Permanente aprobara lo que el joven y fogoso líder había hecho; ni lo sabía ni podía suponérselo porque el joven y fogoso líder no tenía autorización de nadie para hacer eso. Eso solamente podía hacerlo la Comisión Permanente, y ésta no lo había hecho; pero además cuando la Comisión Permanente se dirigió al senador Fulbright lo hizo haciendo uso de su autoridad legítima, y pudo haberle dirigido a ese senador norteamericano y a cualquiera otra persona lo que hubiera creído útil y conveniente para el Partido y para el país; quien no podía hacerlo era el joven y fogoso líder, y mucho menos si lo hacía por su cuenta, actuando como si tuviera autoridad legal para eso; actuando como se actuaba en el PRD antes, es decir personalmente, porque le daba la gana, sin consultar con nadie. Todo lo que hizo la Comisión Permanente fue legítimo, hecho de acuerdo con los estatutos del PRD; no fue ilegal; como dijo el joven y fogoso líder por radio en el mes de octubre del año pasado. Lo ilegal era lo que él hacía y lo que hacían autorizados por él otros miembros de la dirección del PRD; por ejemplo, ilegal fue convertirse él y un miembro del Comité Ejecutivo Nacional en suprema autoridad del PRD en relación con la seccional del Partido en New York, en recomendarle tareas a esa seccional, recibir delegados de esa seccional, mantener con ella comunicación telefónica constante sin que la dirección legítima del PRD se enterara. Un delegado de la seccional de New York llevó allá la carta del Dr. Peña Gómez a Ben Stefanski, y éste aconsejó que se buscara un gobierno amigo que pudiera plantear ante la Organización de Estados Americanos (OEA) el problema de la persecución que estábamos sufriendo.

Felizmente el Departamento Internacional del Partido envió el 12 de febrero una comunicación a la seccional de New York avisando que de ninguna manera podía esa seccional reunirse con las gentes de la OEA, lo que significaba que tampoco debía hacerse ninguna gestión para que un país amigo presentara el caso ante la OEA pues de hacerse eso el PRD hubiera caído en ser un instrumento de la política internacional de otro país. Al final de su carta del 24 de abril, el joven y fogoso líder me decía que se iba, y voy a leer sus propias palabras, que fueron éstas: “…me le voy, porque no puedo seguir siendo Secretario General, no sólo porque usted me califica de ignorante (entre paréntesis, cosa que no le dije nunca), sino porque me doy cuenta de que está planteada una división dentro del PRD y eso sería un crimen contra este país y contra la Revolución Dominicana, comprendo que lo mejor para mí y para el Partido es que yo me retire a seguir estudiando haciéndole [s] una firme exhortación a los compañeros para que conserven la unidad más monolítica, la persecución de que soy objeto me facilitará esa tarea, aunque sé que mucha gente me acusará de cobarde y de irresponsable. No volveré a la Comisión Permanente ni que me lo pida Jesucristo”. Y más adelante decía: “Ya la entrevista entre nosotros no tiene sentido. Después de acusarme de secuestrado por la derecha, ya no hay nada que hablar entre nosotros…”. Después de haber firmado la carta escribió a mano lo siguiente: “La entrevista ya no es necesaria así que no se preocupe que yo tengo ya mi posición tomada que redundará en beneficio de los intereses del Partido. No venga compadre, por favor ni me mande a buscar y no se preocupe que no le haré daño alguno al buey blanco de la esperanza nacional”. Exactamente a los ocho días de haber escrito esa carta aparecía en los periódicos la renuncia del joven y fogoso líder a la Secretaría General del PRD.

Cuando la envió, ya el Gobierno había resuelto darnos garantías tanto a él como a mí, de manera que el PRD acababa de ganarle al Gobierno una gran batalla política, pero como en esa batalla política el joven y fogoso líder no había hecho el papel del general que había dirigido las fuerzas del Pueblo, se llenó de amargura y renunció para quitarle brillo a ese triunfo; es más, como lo dije cuando salí de la clandestinidad, con esa renuncia el Dr. Peña Gómez pretendió convertir en una derrota lo que había sido una gran
victoria popular.

Siete días después de haber renunciado a la Secretaría General del PRD y por lo tanto quince días después de haberme dicho por escrito que se iría y que sólo me vería antes de partir porque haría su viaje algunas semanas después que yo dejara la clandestinidad; siete días después de decirme eso declaraba en un periódico de la Capital que no pensaba abandonar por el momento el país, si bien dijo que no descartaba la posibilidad de irse en un futuro más lejano. Tres días más tarde le declaraba al mismo periódico que tal vez iba a enseñar en la Universidad Autónoma; que no había decidido nada sobre lo que iba a hacer, pero que no iba a realizar actividades políticas ni dentro ni fuera del PRD; el día 19 de mayo anunció, también en el mismo periódico, que se iba del país; y el periódico decía lo siguiente: “Aunque no indica su destino en una declaración escrita entregada a la prensa, pudo saberse que Peña Gómez se dirigirá a Alemania, Italia, y Suecia, donde continuará estudios en ciencias políticas”. Y el periódico agregaba: “Última Hora pudo establecer que el segundo líder perredeísta saldrá posiblemente el próximo fin de semana”; y más adelante agregaba: “Dice en su comunicado que el nuevo viaje de estudios decidido es una necesidad para él”. Observen que a mí me había dicho el 24 de abril que se iba del país porque yo le había dicho ignorante y además porque se había dado cuenta de que estaba planteada una división dentro del PRD “y eso sería un crimen contra este país y contra la Revolución Dominicana”; y menos de un mes más tarde reconocía que tenía que estudiar ciencias políticas y decía que se iría a hacer esos estudios a Italia, Alemania y Suecia y que ese viaje de estudios era una necesidad para él.

A partir de ahí se multiplicaban las declaraciones y dudas del joven y fogoso líder: que me voy, que me quedo, que me voy para no hacerle daño al PRD, que voy a renunciar al PRD. Pero ni se iba ni abandonaba la actividad política. Con esos anuncios de su viaje y las negativas de que pensaba irse el joven y fogoso líder iba ganando tiempo mientras organizaba la conspiración contra la Comisión Permanente, de la cual yo era presidente, y naturalmente quien conspiraba contra ese organismo estaba conspirando contra mí, que era quien la presidía. Pero el joven y fogoso líder creía que yo era tan ingenuo que iba a dejarme engañar por su táctica de acusar a la Comisión Permanente y elogiarme a mí. El Dr. Peña Gómez contaba en sus planes con algunos miembros del Comité Ejecutivo Nacional; uno de ellos cometió traición cuando le entregó el proyecto de programa para un gobierno de Dignidad Nacional al periódico que se había convertido en portavoz del joven y fogoso líder. Ese proyecto de programa fue enviado por la Comisión Permanente a todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional junto con otra documentación para que lo estudiaran y pudieran presentar sus opiniones sobre él en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional que iba a celebrarse el 23 de junio; y por primera vez en la historia del PRD, un documento de trabajo que debía mantenerse con carácter privado aparecía en un periódico que además era enemigo declarado mío. El joven y fogoso líder declaró públicamente que entregar ese documento a la prensa era algo que estaba mal hecho; pero él sabía que se le había dado a ese periódico y sabía quién se lo había dado.

A la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del 23 de junio fue invitado el joven y fogoso líder por mí, en carta que le envié, y contestó por escrito diciendo que él había renunciado a la Secretaría General del Partido y también a ser miembro del Comité Ejecutivo Nacional, y que por tanto no iría a esa reunión ni a ninguna de ese organismo superior del PRD. A pesar de esos desplantes y de la campaña contra la Comisión Permanente que Peña dirigía en periódicos y noticiarios de radio, algunos miembros del Comité Ejecutivo Nacional propusieron que se formara una comisión que fuera a visitar al joven y fogoso líder para convencerlo de que debería asistir a esa reunión; ante esa proposición decidí irme de la reunión y uno de los que estaba allí le dijo a un periodista que yo había declarado que o Peña o yo, lo cual era una mentira, pero también una traición y quien les había enseñado el camino de la traición al que dijo esas palabras y a otros dirigentes del Partido fue el joven y fogoso líder.

A mediados del mes de julio el compañero Dr. Franklin Almeyda tuvo con el Dr. Peña Gómez unas cuantas entrevistas con la finalidad de convencerlo de que debía hablar conmigo; pero el joven y fogoso líder le dijo que no podía hacer eso sin hablar antes con sus amigos del Partido y sus amigos periodistas que le habían dado pruebas de que lo apoyaban en su actitud frente a mí. Tengo un informe escrito de esas conversaciones y por eso me refiero a ellas, y por eso puedo decir que el hecho de que el joven y fogoso líder tuviera que consultar a amigos y periodistas antes de dar el paso de entrevistarse conmigo demuestra que él se sentía comprometido con esas personas, y si se sentía comprometido con ellas era porque todos ellos, y a su cabeza desde luego Peña Gómez, habían organizado una conspiración. Hay una parte del informe que dice así: “El miércoles 18 (de julio) se lo pasó Peña Gómez entrevistándose con sus periodistas amigos y personas que habían sido solidarias con él (es decir, que habían estado apoyándolo en su actitud frente a mí) y ya el jueves siguiente aparecieron unas declaraciones de él en el vespertino (o periódico de la tarde Última Hora) donde rompía los acuerdos de no dar a conocer públicamente las cosas que discutíamos”. ¿Por qué rompió esos acuerdos el joven y fogoso líder?

Porque los que formaban el grupo conspirador que él dirigía, grupo compuesto por dirigentes del Partido y por periodistas que no eran miembros del PRD, lo obligaron a romperlos, cosa que no era difícil porque eso era lo que él quería en el fondo de su corazón. A dos de esos periodistas les había dicho él: “Voy a obligar a Juan Bosch a renunciar del PRD”. ¿Para qué quería él obligarme a renunciar del PRD? Para ocupar mi puesto.

Se ha hecho tarde y el tiempo no da para más, y como mañana es sábado y el sábado no hablo, les digo hasta el lunes, si Dios quiere, dominicanos.

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Juan Bosch analiza su renuncia del PRD (El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo, 21 de febrero de 1974)
Tomado de: http://pld.org.do/portal/juan-bosch/

Dominicanos:

Vamos a tratar de recordar hoy algunas cosas que dijo el sábado el doctor Peña Gómez en el discurso que pronunció ante la Convención Nacional del PRD, y ojalá esta fuera la última vez que tuviéramos que ocuparnos de lo que diga el doctor Peña Gómez. Pero va a ser difícil.

Por ejemplo ese discurso, como dije ayer, está dedicado a mí de arriba abajo, unas veces mencionando mi nombre y otras sin mencionarlo, porque desde hace casi un año el doctor Peña Gómez no puede hablar en ningún sitio sin mencionarme o aludirme, y cuando lo hace en público, o lo hace alguno de sus amigos, me veo en el caso de responder para evitar que el Pueblo se confunda.

Durante mucho tiempo el doctor Peña Gómez y sus amigos hablaron, dijeron lo que les dio la gana, y yo estuve callado, pero los que creyeron que me había quedado mudo se equivocaron de medio a medio, si no hablaba no era porque hubiera perdido la lengua, era porque quería evitar hasta donde fuera posible lo que al fin resultó inevitable, esto es la salida del PRD no solamente mía sino además de un grupo de sus más altos dirigentes.

El doctor Peña Gómez dijo en su discurso que la renuncia al PRD mía y de ese grupo de dirigentes (los que formábamos la Comisión Permanente del Comité Ejecutivo Nacional perredeísta) “obedeció (y leo palabras de su discurso del sábado) a unas maniobras políticas cuya finalidad era producir una purga automática de los dirigentes acusados, pues quienes la concibieron pensaron que la totalidad de la militancia y la dirigencia perredeísta, con excepción del grupo impugnado, aceptaría sin resistencia el cambio de militancia, de tal manera que dentro de ese plan el Partido seguiría intacto sólo cambiando su glorioso nombre por el de Partido de la Liberación Dominicana”. Yo sé que al oír esas palabras mucha gente del Pueblo se confunde, porque no las entiende, pero me veo en la obligación de leerlas tal como las dijo el doctor Peña Gómez para poder responderlas como debe ser. Ahora bien, a fin de que la gente del Pueblo se dé cuenta de qué fue lo que el doctor Peña Gómez quiso decir al pronunciar esas palabras trataré de explicarlas usando la lengua que habla el Pueblo.

Lo que el doctor Peña Gómez quiso decir es que la salida mía y de los miembros de la Comisión Permanente del PRD se debió a un plan de nosotros, y que ese plan consistía en hacer que todos los miembros del PRD, menos él y los que estaban de acuerdo con él, dejaran ese partido y se pasaran con nosotros al PLD.

Las veces que he dicho algo del doctor Peña Gómez y de sus amigos lo he hecho basándome en la verdad y demostrando esa verdad con papeles, pero cuando el doctor Peña Gómez habla de mí, aunque no me mencione por mi nombre, lo hace inventando lo que dice, como por ejemplo, eso que dijo en su discurso del sábado, eso a que estoy refiriéndome ahora mismo. Tengo ante mi vista lo que durante 15 días del mes de octubre del año pasado estuvo diciendo el doctor Peña Gómez por Radio Comercial y lo que dijo en El Pueblo Cuestiona sobre la Comisión Permanente del PRD, cuyo presidente era yo, de manera que todo lo que se decía de esa Comisión Permanente se decía de mí, porque si yo era el que la encabezaba a mí me tocaba íntegramente la responsabilidad de lo que ella hacía, o yo era un estúpido si ella actuaba mal, como decía el doctor Peña Gómez, y no me daba cuenta de lo que estaba haciéndose bajo mi dirección.

Todo lo que el doctor Peña Gómez decía en esos tiempos de la Comisión Permanente, o mejor dicho, de sus miembros, obedecía a un plan que era seguido fielmente por gente no perredeísta en periódicos y en estaciones de radio, y ese plan tenía la finalidad de obligarme a pedirles sus renuncias a los miembros de la Comisión Permanente para que el Comité Ejecutivo Nacional, que dominaban los amigos de Peña Gómez, escogiera a otras personas, a personas de la confianza de Peña Gómez y de sus partidarios para formar una nueva Comisión Permanente, y así, creían ellos, yo acabaría siendo prisionero de una Comisión Permanente dirigida por mí pero en realidad dirigida por el sector de derecha del PRD, y a fin de irme debilitando, ante el Pueblo se decían de mí cosas que convinieran a los sectores populares, como por ejemplo aquella noticia publicada en algunos periódicos y transferidos por radio, de que iba a irme en esos días del país, cosa que era mentira; o aquella de que había dicho en una reunión del Comité Ejecutivo Nacional que o Peña o yo, queriendo dar a entender que había dicho que debían escoger entre Peña Gómez y yo, cosa que también era mentira; y menciono sólo esos hechos para recordarles a ustedes algo de lo que estaba pasando, porque si me pusiera a mencionar todo lo que ocurría en esos días, necesitaría ocupar muchas horas de Radio Comercial y dispongo sólo de media hora.

Si Peña y su grupo conseguían rodearme con una Comisión Permanente compuesta por personas que tuvieran la línea política de ellos, iba a quedar convertido en un prisionero de los derechistas del Partido, y naturalmente yo me daba cuenta de eso, y me daba cuenta de que la sustancia del plan estaba en dejarme en la cabeza del Partido, pero como un santo de palo, que no puedo ni mover un brazo, y así los derechistas del PRD iban a tener la ventaja de usar mi nombre para hacer lo que a ellos les diera la gana; entre otras cosas iban a usar el Partido y a sus miembros en el plan de ir a las elecciones para que unos cuantos dirigentes fueran síndicos, diputados y senadores, e iban a usarme a mí para conseguir el voto de las masas para esos señores.

Ese plan quedó al descubierto desde antes de que el doctor Peña Gómez me escribiera las cartas que he mencionado en esta serie de charlas, cartas en las que hay todavía mucho material que no he usado.

Por ejemplo, la campaña contra la Comisión Permanente había empezado en Santiago desde fines del año 1972, y en el mes de enero, pocos días antes de que llegara al país el grupo guerrillero del coronel Caamaño, un miembro del Comité Ejecutivo Nacional, que se había visto con el doctor Peña Gómez en Santiago, me dijo que ya era hora de que yo propusiera la sustitución de cinco de los miembros de la Comisión Permanente por otras personas, y no había en el Comité Ejecutivo Nacional cinco personas políticamente desarrolladas, quiero decir, que no fueran de derecha, que pudieran dedicarle todo su tiempo a las tareas que cumplía la Comisión Permanente. Y como no las había si se hacían cambios de la Comisión Permanente tenía que ser para meter en ella a gente de derechas, y da la casualidad que la campaña del doctor Peña Gómez, una campaña que duró exactamente hasta el día de nuestra salida del PRD, fue contra las personas que según lo que pensaba el miembro del Comité Ejecutivo Nacional a quien aludí hace un momento, debían ser cambiadas por otras. Y esa no fue una campaña así como así; era constante, sin descanso. El doctor Peña Gómez no dejó pasar un día sin hacer él o algunos de sus amigos de los periódicos y de la radio una o varias acusaciones contra los miembros de la Comisión Permanente. Cualquiera pensaba que se había vuelto loco; estaba llevando a cabo un plan que tenía como finalidad hacer de mí un prisionero de la derecha del PRD.

Dijo el doctor Peña Gómez en su discurso del sábado que cuando nosotros (esto es, los miembros de la Comisión Permanente) renunciamos del PRD, él ofreció salir del país por un tiempo, y agrega, “tal como lo teníamos planeado en esos días”; y yo aclaro: planeado sí, pero no para llevarlo a cabo, fueron muchas las veces que el doctor Peña Gómez planeó irse y recogió dinero para irse y anunció que se iba y no se fue. Desde el mes de abril, estando en la clandestinidad, cuando me lo dijo en su carta del día 24, el doctor Peña Gómez estaba anunciando su salida del país; decía y repetía que se iba, pero eso era solamente una manera de actuar como el ratón, que muerde y sopla para que la víctima de su mordida no se dé cuenta de lo que está haciéndole (o al menos así cree la gente del Pueblo que actúa el ratón).

En esos meses el doctor Peña Gómez anunció que se iba del país, y no se iba. ¿Por qué tenía que proceder en forma diferente al presentarse el caso de nuestra renuncia del PRD? Él alega ahora que ofreció irse, pero no se fue, y eso es lo importante; y no se fue a pesar de que muy pocos días antes un amigo le había enviado a petición suya el dinero para viajar a Europa.

Después de hablar en su discurso de que ofreció irse sin aclarar que lo había hecho muchas veces en ese tiempo, el doctor Peña Gómez recuerda que “una comisión mediadora de importantes líderes del Partido me visitó en dos ocasiones para suplicarnos dice (palabra bastante fea, por cierto) que pusiera yo las condiciones que quisiera para quedarme en el PRD”, y termina diciendo: “Todos estos esfuerzos resultaron infructuosos y la escisión quedó consumada” con lo cual quiso decir que las gestiones de esa comisión no dieron frutos y se produjo la división del PRD.

Bueno, ¿y qué esperaba el doctor Peña Gómez que sucediera? ¿No les había dicho él mismo a dos periodistas que eso iba a pasar? Uno de los dos periodistas, que no sabía lo que estaba haciendo, lo escribió y lo público en un periódico de los que salen en la tarde con lo cual dejó la prueba de que el doctor Peña Gómez sí estaba conspirando contra la alta dirección del PRD.

Efectivamente, la mencionada comisión, que me visitó una y no dos veces como dijo el doctor Peña Gómez, no logró que nosotros volviéramos al PRD, ¿pero a quién se le podía ocurrir que íbamos a volver al PRD después de haber renunciado de él ante el país y después de haber dicho ante la prensa que en ese momento pasábamos a formar otro partido, el Partido de la Liberación Dominicana? ¿No le parece al doctor Peña Gómez que eso de enviar una comisión a verme fue un paso absolutamente innecesario de parte de los que nombraron la comisión, un paso dado sólo para cubrir las apariencias ante el Pueblo? ¿A quién en este país podía ocurrírsele que yo iba a volver atrás?

No podíamos volver atrás ni yo ni los ex miembros de la Comisión Permanente porque el paso que dimos al renunciar del PRD para pasar a fundar al PLD no fue improvisado, no se debió a un movimiento irracional, sentimental; fue un paso necesario así como no es necesario cambiarle la ropa que se le va quedando chiquita a un muchacho que está creciendo.

El PRD se había vuelto para nosotros un traje chiquito, no por el número de sus miembros, sino por las ideas de sus dirigentes, que eran ideas atrasadas, ideas buenas para lo que era este país en el 1961, cuando mataron a Trujillo, pero que no le sirven hoy; que eran ideas apropiadas para el Partido Reformista, para el doctor Balaguer y sus seguidores pero no para un partido que crea en la necesidad de luchar por la liberación nacional.

En el PRD hay varias clases y capas sociales, hay representantes de la burguesía aunque ésta sea todavía muy débil en el país, hay trabajadores aunque no tengan conciencia política de clase; hay campesinos, y hay muchos pequeños burgueses que proceden de todas las capas de la pequeña burguesía. El Partido en sí, es decir, la organización perredeísta, está compuesto por diez, doce o quince mil personas, y había un número indeterminado, pero muy alto, de varios cientos de miles de dominicanos, que simpatizaban con el PRD, pero no eran miembros del PRD. Esa masa está compuesta por gente de todas las clases y capas, pero sobre todo por las capas que juntas forman eso que llamamos Pueblo.

Nadie debe engañarse a la hora de pensar políticamente sobre la posición de esa gran masa, pues ellos mismos, que se decían simpatizantes del PRD, no sabían ni tal vez sepan todavía que lo mismo que simpatizaban con el PRD pueden simpatizar con cualquier otro partido; eso depende de la manera en que sean dirigidos los partidos, pues la gran masa sigue a quienes la dirigen correctamente no a este o a aquel partido; y la prueba es la forma en que se comportó con nosotros la masa dominicana en el 1961 y el 1962. Nosotros llevamos en esa ocasión una política correcta en la dirección del PRD y la gran masa se puso de nuestro lado, si otra línea hubiera actuado correctamente, y no nosotros, la masa habría seguido a ese partido y no al PRD. El que cree que es dueño de la masa puede llevarse grandes y amargas sorpresas, y si el doctor Peña Gómez y sus amigos lo creen que abran los ojos y vean cuanta gente va a sus mítines de los cuatro partidos del Acuerdo de Santiago, y comparen sus mitincitos con el que dio el Bloque de la Dignidad Nacional en Santiago.

¿Por qué a éste fueron miles y miles y miles de personas y a los que da el PRD con sus aliados del Acuerdo de Santiago va tan poca gente? Es por una razón, una sola: es porque el Pueblo quiere la unidad de toda la oposición y el Acuerdo de Santiago significa la ruptura de la unidad general de la oposición. Por eso a los mítines van los miembros del PRD, del PQD, del PRSC y del MPD, pero no va la masa; esa gran masa que sigue a quienes hacen lo que ella desea que se haga, no a tal o cual partido o líder.

Cuando el doctor Peña Gómez habla de la militancia del PRD se refiere a esa masa porque él cree que los simpatizantes de un partido son militantes, y no es así; los militantes de un partido, es decir, los que militan en él, son los que dedican todo su tiempo, los que viven trabajando para ese partido, los que cumplen día y noche tareas que les encomienda la dirección de ese partido; y la masa no hace eso, la masa no milita, la masa simpatiza y demuestra su simpatía yendo a un mitin, votando cuando hay elecciones y llevando a cabo, en fin, las actividades que no la obliguen a dedicarle todo el tiempo al Partido. Pero así como va a un mitin o vota por el partido de sus simpatías así mismo esa masa deja de hacer esas cosas cuando le parece que ese partido no está actuando según ella entiende que debe hacerlo. Y eso ¿qué quiere decir?

Pues quiere decir lo contrario de lo que cree el doctor Peña Gómez; quiere decir que en vez de dirigir a la masa, el partido que quiera tener a la masa de parte suya deberá conformarse con ser dirigido por la masa, o lo que es lo mismo, tendrá que hacer siempre lo que le gusta a la masa; y eso es lo que hacen los llamados partidos populistas, como es, por ejemplo, el Partido Justicialista o Movimiento Peronista de la Argentina.

Ahora bien en el caso de nuestro país el mayor número de las personas que compone la masa pertenece a varias capas de la pequeña burguesía, es decir, varias capas de personas que tienen medios de producción o medios de vida limitados, propios pero pequeños, que viven trabajando, pero no como empleados o como obreros sino en lo suyo, como hacen los dueños de negocios pequeños, sea venta de plátanos o de dulces o una paletera, o talleres también pequeños; que tienen uno o dos ranchitos de alquiler que les rentan diez o veinte pesos cada uno, unas pocas tareítas de tierras donde siembran alguna yuca, algún maíz o unas cuantas matas de lechosa o de mango; un bote y dos nasas o una red para pescar, y así como esos otros medios de producción; y como la gente piensa de acuerdo con sus intereses, porque son esos intereses los que llenan la cabeza de la gente, resulta que si la parte más grande de la masa dominicana está compuesta por personas como las que acabo de decir, es natural que esa masa de nuestro país esté con el partido que según creen esas personas las ayudará a mejorar de situación o les garantizará que lo que tienen seguirá siendo suyo y nadie se lo quitará. Por ejemplo si se trata de un pequeño agricultor que siembra tabaco, seguirá al partido que le prometa que el tabaco será pagado a buen precios; y si se trata de uno que tiene un carro de concho, le gustará el partido que ofrezca bajar el precio de la gasolina y oponerse al uso de las guaguas. Ahora bien, si el partido que le gusta a las masas deja de darle o de ofrecerle lo que esas masas esperan de él, el Partido irá quedándose sólo con sus miembros, es decir, con las que forman parte de sus organismos.

Es por eso que lo que sucede en realidad en relación con los partidos y la masa de un país como el nuestro, o como cualquiera de los países que se parecen al nuestro es que la masa dirige al partido y no éste a la masa, aunque los líderes como el doctor Peña Gómez crean lo contrario. Así pues, el Partido tiene que actuar según le conviene a la masa, y en la masa hay una gran parte que espera recibir, no dar; una parte que sólo da en los dos momentos críticos de la historia, como en una revolución, pero que fuera de esos grandes momentos críticos no actúa o actúa si no le cuesta mucho sacrificio. Por ejemplo, el doctor Peña Gómez dijo en su discurso que el PQD, el PRD y el MPD (y se olvidó del PRSC) se comprometieron por el Acuerdo de Santiago a luchar “por un programa de reivindicaciones mínimas”, palabras que quieren decir por conseguir unas pocas conquistas, y esas fueron éstas: la libertad de los presos políticos, el regreso de los exiliados, la rebaja de los artículos de primera necesidad, la defensa de las verdades públicas y de la soberanía nacional. Pues bien, de esas cosas la única que le interesa a la gran masa es la rebaja de los artículos de primera necesidad, y si se le dice así, la masa no se interesa; hay que hablarle en forma clara, que es lo que quiere decir en el lenguaje de los políticos hablarle en forma concreta; decirle que se luchará para que el arroz baje, digamos como ejemplo, a 10 centavos, y las habichuelas a 12 y los plátanos a 3. En cuanto a la libertad de los presos públicos, el regreso de los exiliados, la defensa de las libertades públicas y de la soberanía nacional, por eso luchan los militantes de los partidos, pero no la gran masa.

Pues bien, nosotros los líderes del PRD que abandonamos ese partido para fundar el PLD, lo hicimos porque nos dimos cuenta de que con conspiradores como el doctor Peña Gómez y sus amigos era imposible convertir al PRD en un partido de militantes, porque esos conspiradores utilizaban los recursos propios de los partidos más atrasados para sacar del PRD a los únicos líderes perredeístas que podían hacer del PRD una organización de militantes al servicio de la liberación nacional; o lo que es lo mismo, porque nos convencimos de que el PRD nos había quedado, en lo que se refiere a ideas, como le queda un traje para un muchacho de doce años a ese mismo muchacho cuando llega a cumplir catorce años; y no era la masa simpatizante del PRD la que nos quedaba chiquita; eran muchos de sus líderes, con el doctor Peña Gómez a la cabeza; eran los líderes que no han avanzado políticamente, pues aunque el doctor Peña Gómez sea un buen orador, en política está tan atrasado como cualquier líder reformista o del MIDA. No; no fue una maniobra política para dejar fuera del PRD a Peña Gómez y a sus amigos lo que nos llevó a salir de ese partido para fundar el PLD; fue que las ideas atrasadas de esos líderes del PRD, sumada a la conspiración de algunos de ellos para hacer de mí un prisionero de los sectores derechistas del Partido, nos pusieron entre la espada y la pared; dejábamos el PRD o abandonábamos la lucha. Abandonar la lucha era traicionar, y nosotros no somos traidores ni vamos a serlo nunca.

Mañana les hablaré de otra cosa; así que hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

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El presidente Juan Bosch se dirige al pueblo de Puerto Rico
(Renovación, Santo Domingo, 8 de agosto de 1972, p.25)
Tomado de la página del PLD: Obras Completas de Juan Bosch

Puertorriqueños:

Desde el jíbaro que corta la caña hasta don Luis Muñoz Marín, desde la obrera de la aguja hasta la Dra. Concha Meléndez, el pueblo de Juan Morel Campos vivió como suya la tragedia dominicana que tiene el nombre de la era trujillista. Por haber puesto tanto sentimiento en el dolor quisqueyano, ustedes han tenido al mismo tiempo esperanzas y dudas sobre el destino de la República de Duarte. Tal vez comprendan mejor la situación en que hemos tenido que luchar desde el 27 de febrero si les diéramos algunas cifras. Por ejemplo. Al tomar nosotros el Gobierno hace dos meses y medio, estaban sin pagar las cuentas de los comerciantes importadores dominicanos con los exportadores extranjeros desde el mes de agosto de 1960; y a pesar de eso, las divisas netas en dólares eran de $7,700,000.00, y por tanto teníamos un déficit aparente de $65,000,000.00 y un déficit real de más de $90,000,000.00. Hoy, todas las libranzas comerciales están pagadas hasta el 15 de marzo y tenemos una reserva neta de $26,000,000.00; además hemos eliminado el control sobre las importaciones.

Al tomar el poder nos encontramos con que no íbamos a poder pagar a los empleados públicos en el mes de marzo, pues recibimos el Gobierno con un déficit fiscal de $43,000,000.00 que debían ser cubiertos en los diez meses que van del 1º de marzo al 31 de diciembre. Por eso fuimos enérgicos al rebajar sueldos lujosos, suprimir cargos inútiles y evitar gastos innecesarios. La burocracia del Estado se pagó en marzo, se pagó en abril, y aunque en este mes todavía tendremos un déficit de $800,000.00, esperamos que en el mes de junio estarán niveladas las entradas y las salidas fiscales.

Hoy, 15 de mayo, comenzaron los asentamientos de campesinos y seguirán cada 6 ó 7 días sin un descanso durante todos los años de nuestro gobierno. Haremos la Reforma Agraria porque sin ella no puede haber estabilidad democrática en un país que tiene de cada 100 habitantes, 70 campesinos.

Los dominicanos tienen verdadera libertad; la libertad que les garantiza la ley. Pero el Gobierno se hace respetar por su conducta, no por el ejercicio de la fuerza. La costumbre de hacer huelgas caprichosas desapareció en dos meses; una huelga de empleados públicos murió al nacer sin que un solo huelguista fuera preso o siquiera empujado por un agente de la Policía.

Recibimos el país como una ciudad al día siguiente de un terremoto. Ya hemos abierto las calles y los escombros están amontonados. El pueblo dominicano sabe que ha terminado definitivamente la época de la inmoralidad en los manejos de los fondos públicos; que ha terminado la época de la adulación; que ha terminado la época del desorden y de la improvisación. Ahora comienzan los días del trabajo creador. Antes de que termine este año, el espectáculo de la República Dominicana será el de un país construyendo alegre y afanosamente un porvenir mejor para todos.

Les debíamos a ustedes, hombres y mujeres de Puerto Rico, una rendición de cuentas; y la hemos hecho en estas líneas con la brevedad que nos impone el exceso de trabajo, pero con el afecto de dominicanos agradecidos por la hospitalidad, la ayuda y el afecto que todos ustedes les dieron a los peregrinos de Quisqueya que pasaron por ahí huyendo de la persecución trujillista.

Juan Bosch

Santo Domingo, D.N.,
15 de mayo de 1963.

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Palabras de Juan Bosch desde el exilio en San Juan, Puerto Rico, el 25 de abril de 1965, a través de la Voz del Trópico

Dominicanos:

Esta es la hora en que ustedes, hombres y mujeres, soldados y civiles, marinos y policías, intelectuales y trabajadores, profesionales y campesinos, todos los hijos de Duarte, Sánchez y Mella, están alcanzando el tamaño de un pueblo heroico.

Mantengan el espíritu firme, la esperanza pura; tengan fe en sus destinos. Ustedes mismos están construyendo ahora la estatua de la libertad dominicana.

Al coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez, a todos los oficiales, a los coroneles, mayores, capitanes y tenientes, a los sargentos y a los rasos de las Fuerzas Armadas que se han levantado para reconquistar la libertad y la democracia, a todos ellos se les conocerá en la historia como los soldados del pueblo y los militares de la libertad.

Estoy preparándome para llegar a tierra dominicana, el pueblo dirá cómo quiere que yo llegue, llegaré como el pueblo lo reclame, como el pueblo lo ordene, como esos heroicos militares que se han lanzado a la lucha lo digan, y mientras yo llego, el presidente Constitucional de la República se llama José Rafael Molina Ureña.

Al lado de él, dominicanos, y al lado de los oficiales, sargentos, de los cabos, de los rasos, de todas las Fuerzas Armadas que se han ganado desde ayer y para siempre el justo título de hijos de Juan Pablo Duarte.

Hasta pronto dominicanos, si Dios quiere.

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