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Imperialistas yanquis y europeos: principales terroristas del globo terráqueo...

«El petróleo es el elemento central en la ecuación Venezuela-Estados Unidos. Con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, Venezuela se encuentra en una posición estratégica única. Este recurso no solo proporciona una fuente vital de ingresos para el país, sino que también lo convierte en un objetivo codiciado por el imperio yanqui», acostumbrado a expoliar todo lo que no le pertenece

De Estados Unidos:

Joe Biden ganó la presidencia a Donald Trump en 2020 por el fraude que le hiciera el establishment, que tenía pleno conocimiento de su degradación mental, pero, más que nada, de su curriculum criminal. Trump, como burgués, no es tolerado por un país controlado históricamente por la oligarquía. Para estas elecciones, la alternativa demócrata, y, por tanto, del sistema pentagonista, es Kamala Harris, negra como Obama pero sin la capacidad de este. ¿Y qué hizo el capaz presidente negro en quien estaban cifradas todas las esperanzas para el ejercicio de un buen gobierno? Bombardear siete países, destruirlos y asesinar cientos de miles de sus ciudadanos. ¿Qué hará Harris si gana? Su desempeño será peor que el de Obama, pero servirá, por su ineptitud, para que el Pentágono cometa muchas más atrocidades alrededor del mundo. ¿Ganará Trump, cuya única virtud es la de socavar el imperio, o Kamala Harris, peona del sistema? El panorama luce ser similar o peor al del 2020. Con toda seguridad ya debe estar estructurada la nueva estafa...

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Con el intento de asesinato de Donald Trump, resurge la teoría de encubrir conspiraciones. Con las armas en las calles, prestas para cualquier eventualidad que lacere los intereses del establishment, brota, como imposición divina, la fórmula del tirador aislado. ¿Por qué esta falacia imperialista yanqui? Porque le han vendido al mundo que su democracia es perfecta; que durante 237 años no ha habido golpes de Estado ni dictaduras, dos grandes mentiras que 330 millones de estadounidenses y muchos millones más alrededor del mundo han refrendado debido a la falta de conocimiento.

En la "vida democrática" norteamericana cuatro presidentes han sido asesinados [Abraham Lincoln (abril 14, 1865), James Garfield (julio 2, 1881), William McKinley (septiembre 6, 1901) y John Kennedy (noviembre 22, 1963)]; seis presidentes sobrevivieron [Andrew Jackson (enero, 1935), Theodore Roosevelt (octubre 14, 1912), Franklin D. Roosevelt (febrero 15, 1933), Harry Truman (noviembre 1, 1950), Gerald Ford (septiembre, 1975), Ronald Reagan (marzo 30, 1981)]; un candidato presidencial fue asesinado [Robert Kennedy (junio 5, 1968)]; y un candidato presidencial fue herido [George Wallace (mayo 15, 1972)]. Martin Luther King, vocero y máximo dirigente del movimiento de derechos civiles, orador extraordinario y gran líder de masas, fue asesinado en abril 4, 1968. No ha habido uno solo de los atentados que haya sido planificado, que haya sido producto de una conspiración (de acuerdo a las decisiones de los tribunales de justicia, controlados por el Pentágono).

Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, expresó, en una comparecencia ante miembros del Congreso, lo que sigue: «El Servicio Secreto reconoce que el atentado contra el expresidente de EE. UU., Donald Trump, fue su mayor fracaso operativo en décadas». Debemos decirle a esa señora, fiel sirviente del Estado profundo, que no fue un fracaso. Esa teoría es la que nos quieren vender, tanto ella como la prensa yanqui y el Pentágono. Como siempre, prevalecerá la fórmula de un solo gatillero, aberración con la que se han acostumbrado a convencer a los ignaros que permanecen sumergidos en la oscuridad. Los atentados en territorio yanqui son posibles gracias a las armas en las calles, las que se usan para sacar de circulación a quien pretenda quebrantar los intereses del establishment: por esa razón nunca dejarán de proliferar.

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¿No ha habido dictadura en Estados Unidos? Dictaduras como las que conocemos, no; pero la que existe y lleva siglos de implementada es la dictadura de la oligarquía, que ejerce no sólo en territorio norteamericano, sino en casi todo el mundo. Lo más importante en todos estos eventos es la portabilidad de armas cual si fueran celulares. ¡Y no se prohíben! ¿Por qué? Porque con ellas se sacan de circulación los obstáculos al sistema pentagonista...

De Francia y Reino Unido:


Los franceses están felices por la victoria de la izquierda. ¿Cuál izquierda ganó en Francia? ¿Izquierda? Que ellos lo crean, es su problema. A fin de cuentas, desde la muerte de Napoleón, Francia es sinónimo de incompetencia; a los franceses sólo les importan los franceses. Es inadmisible que -en cualquier otra parte del mundo- lo crea una persona con cierto grado de conciencia. ¿Esa izquierda va a frenar el genocidio que los sionistas cometen contra los palestinos? ¿Acabará con el colonialismo y la esclavitud a los que Francia tiene sometidas a varias naciones de África? ¿Asumirá su responsabilidad con Haití, país al que los franceses saquearon hasta su propia historia? ¿Acaso buscará una solución al conflicto de Ucrania y Rusia que ella misma provocó con su cuota de responsabilidad en el golpe de Estado que derrocó al presidente de Ucrania, Viktor Yanukóvich, auspiciado por Estados Unidos y respaldado por los eternos imperialistas europeos, convertidos, desde la II Guerra Mundial, en matarifes a sueldo del pentagonismo?

¿Desde cuándo la izquierda ha coincidido ideológicamente con Estados Unidos, país que mantiene cerca de 900 bases militares alrededor del mundo con la única finalidad de expoliar y someter a quienes piensen diferente? La inversión de valores ha llevado a esa izquierda de barro a la derecha de la misma derecha. Los que crean que la izquierda triunfó en Francia llorarán lágrimas de sangre, como también lo harán aquellos ingenuos que crean que en Reino Unido triunfó la izquierda. La izquierda, hoy, no es más que una caricatura que sirve exclusivamente para lavar la cara de los desafueros imperialistas. Tanto en Francia como en Reino Unido la izquierda sólo sirve para que sus ciudadanos gocen de un Estado de bienestar envidiable. Los "izquierdistas" de estos dos países son los primeros en alistarse en el aparato militar para saquear y esclavizar naciones tercermundistas.

De la OTAN:

Los organismos regionales y mundiales del deporte -después de que Moscú iniciara, hace más de un año, su operación militar en Ucrania- excluyeron a los atletas rusos de todas las competencias internacionales; sin embargo, esas mismas instituciones anunciaron sanciones para quienes discriminen a los deportistas judíos (por Israel haberse embarcado en el genocidio que lleva a cabo con el pueblo palestino). La perversidad es completamente abierta; se exhibe sin pudor y sin sonrojo. Ni siquiera se disimula para emitir un juicio o una sentencia a favor de los intereses del capital oligárquico de Occidente (así se hacen llamar los imperialistas). Pronto, muy pronto, “Oriente” (como debe hacerse llamar la disidencia) tendrá que plantar cara a tantos abusos y tantas atrocidades, y, cuando eso suceda, como va a suceder en muy poco tiempo, el mundo se verá inmerso en la vorágine de una guerra nuclear, de la que no escapará ninguna nación de las que se han acostumbrado a mirar con desprecio al resto de los países, y con odio y discrimen a sus propios pueblos…
La realidad del interés del imperialismo yanqui en Venezuela:
Por Edgar Palazio Galo [Profesor Titular UNAN Managua, Cientista Social y Extensionista]

«En el intrincado escenario geopolítico global, pocos casos son tan ilustrativos de la dualidad y la hipocresía del sistema occidental como la injerencia estadounidense en Venezuela. La narrativa oficial del imperio yanqui proclama una preocupación por la democracia y los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela. Sin embargo, una observación detallada revela que detrás de este discurso mal intencionado se esconden intereses más pragmáticos y materiales, centrados en los vastos recursos energéticos. La firmeza soberana de la Revolución Bolivariana, liderada por el presidente Nicolás Maduro, reelegido legítimamente el 28 de julio de 2024, ha impedido la apropiación de estos recursos, motivando una campaña terrorista apoyada por la derecha fascista venezolana y sus aliados extranjeros.

«Para entender esta situación, es necesario explorar el contexto histórico y político que ha moldeado las relaciones entre Estados Unidos y la República Bolivariana de Venezuela. Desde la elección del comandante Hugo Chávez en 1998 y la continuidad de su legado por el presidente Nicolás Maduro, la Revolución Bolivariana ha adoptado una política de independencia energética y una redistribución significativa de la riqueza petrolera hacia programas sociales... La Revolución Bolivariana no solo implica un cambio en la administración de los recursos naturales, sino una reestructuración profunda de la economía y la sociedad. La nacionalización de la industria petrolera y la implementación de políticas sociales transformadoras fueron vistas como una amenaza directa a los intereses económicos y estratégicos de Estados Unidos.

«El petróleo es el elemento central en esta ecuación. Con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, Venezuela se encuentra en una posición estratégica única. Este recurso no solo proporciona una fuente vital de ingresos para el país, sino que también lo convierte en un objetivo codiciado por el imperio yanqui. La política exterior estadounidense, con su larga historia de intervenciones en países ricos en recursos naturales, ha sido consistentemente dirigida a asegurar el control sobre estas riquezas
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
25 de agosto de 2024