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Completo.- Los descarríos de Leonel Fernández en la vida política dominicana...

«Entre el 2004 y el 2012 el Presidente Leonel Fernández salió del país 70 veces, y permaneció fuera 392 días. Le acompañaron 1,556 personas y gastó 49.1 millones de dólares. 3.9 millones de dólares se gastaron en transporte aéreo. 1.3 millones de dólares en trasporte interno; los gastos en restaurantes se estiman en 3.1 millones de dólares, y en hospedaje 16.4 millones de dólares. Igualmente, en compras del Presidente se diluyeron 4.1 millones de dólares...»
[Andrés L. Mateo].

En los gobiernos de Leonel Fernández se estableció el narcotráfico; proliferaron los robos y los atracos; comenzaron los asesinatos no políticos a copar los titulares de los periódicos; el desfalco al Estado, de la mano con la impunidad, llegó al nivel histórico más alto; en los consulados se vendieron pasaportes a ciudadanos chinos; militares fueron apresados por consumir y traficar drogas; se depredaron las reservas científicas de la Cordillera Septentrional; embajadores pidieron garantías para la inversión y señalaron que la corrupción y el incumplimiento de las leyes eran los principales obstáculos...
Los descarríos de Leonel Fernández en la vida política dominicana...
Los abogados Ramón Lora, Leonel Fernández y Henry Garrido. «Foto tomada en el año 1994. Para las elecciones de ese año, Fernández fue el candidato a la vicepresidencia del PLD. Los tres tenían algunos elementos en común, pero el más sobresaliente era la ausencia de recursos socioeconómicos, es decir, dicho en buen dominicano, estaban en “olla”». [Foto y pie de ramónlora.info]

El 15 de junio de 1996, conformado aquel aberrante Frente Patriótico concebido por Leonel Fernández para derrotar al Dr. José Francisco Peña Gómez, decíamos que «el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de forma fortuita o no, se había dejado arrastrar por el populismo en que se había sumergido para esa contienda electoral, y que más desacertada aún había sido la presencia en el acto del profesor Juan Bosch, presencia que, al igual que la conformación misma del Frente Patriótico, era totalmente innecesaria. El 2 de junio marca la época más triste para los que, por convicción ideológica, seguimos al profesor Juan Bosch y sus teorías políticas... La presencia de Bosch en el acto que tuvo como escenario el Centro Olímpico y la creación misma del Frente Patriótico no eran necesarias, sobre todo después de los resultados de la primera vuelta de la que el PLD salió fortalecido. La inercia misma y la conformación de clases de la sociedad dominicana harían que la mayoría -de los reformistas y de los que se abstuvieron de votar- votara por el PLD en la segunda vuelta».

No pasaría mucho tiempo para que obviáramos el fanatismo político y comprendiéramos que a Juan Bosch, ya senil, Leonel Fernández y su camarilla lo habían llevado "maniatado de la mente" para reforzar un repugnante acto que muchos, cegados por la coronación de su "más extraordinaria obra política (el PLD)", no quisimos ver. De manera muy clara concluimos aquel artículo [PLD, Juan Bosch y el "Frente Patriótico"]: «Se pudo jugar con el populismo hasta el punto en que quedara controlado por el partido, tal y como venía sucediendo hasta el momento en que se dio aquella reunión, que sólo ha servido para restaurar la figura de Balaguer y oscurecer las mejores intenciones de la organización morada...».

El 16 de agosto ese mismo año -dos meses después-, sobre el discurso de toma de posesión, con el alma puesta en el relevo generacional que significaba el triunfo de Leonel Fernández, decíamos: «Un discurso optimista y con sentido histórico, que abarca desde la guerra de la Restauración (1863), encabezada por los inmortales Gregorio Luperón y Gaspar Polanco, hasta el posmodernismo innovador y la globalización». Acerca de los 33 años transcurridos entre la toma de posesión de Juan Bosch y la del fiasco que se alojaba en el cuerpo del gran simulador que es el Dr. Fernández, habíamos expresado que «de positivo podrían tener esos 33 años el nacimiento, el desarrollo y la madurez de un partido político como el PLD y el mismo desarrollo y la misma madurez que encarna la figura política de Leonel Fernández. Ambos ofrecen al pueblo dominicano perspectivas extraordinarias que sobrepasan las expectativas prefijadas» [El discurso de Leonel Fernández]. ¡Qué ilusos fuimos! ¿Cómo pudimos, conociendo en demasía el comportamiento de las clases sociales en República Dominicana, que un pequeño burgués de la capa baja propiamente dicha podría gobernar el país al margen de todos los vicios que les son intrínsecos a esa capa?

Joaquín Balaguer, modelo por excelencia de Leonel Fernández para gobernar, categoría que al verdugo de los doce años sólo se la disputa Vincho Castillo, un ser ignominioso dentro de la vida política dominicana. Estas dos figuras subyacen tras la volátil y solapada figura de un dominicano de la baja pequeña burguesía que, según él, "nunca conoció el pichirrí"... [Foto de DIARIO DOMINICANO]

Para el 19 de julio de 1997, ante la creación del "Nuevo Camino" (¡y qué nuevo camino!), habíamos señalado que era tarea obligada rescatar al PLD del populismo. «Este PLD no es el PLD que conocimos ni el PLD por el que hemos luchado durante tantos años y con tanto sacrificio. Desarrollar este PLD significa tirar por la borda vida y apostolado de Juan Bosch. Es por eso por lo que consideramos que el momento es por el rescate y el fortalecimiento de un PLD ortodoxo». Partido e impostor estaban de lleno inmersos en el "Nuevo Camino", nuevo en el PLD pero muy viejo dentro de las estructuras sociales de la nación: corrupción, impunidad, sectarismo, megalomanía, inmoralidad, descarrío... ¡A tan solo 11 meses y tres días de haber llagado al poder!

Manifestábamos que nos habíamos mostrado renuentes «a concebir este lineamiento político por las experiencias que vive la actual administración del Estado dominicano, conformada, con base en una gran cuota de poder, por aquellos que, producto de la amistad o compromisos proselitistas, y al margen de toda formación peledeísta, se encuentran ocupando posiciones prominentes en el gobierno... Las ejecutorias se desplazan 180 grados de lo que había concebido el PLD como agrupación política. El populismo que arropa al gobierno, y también al partido, desvirtúa la esencia de las razones que concibió Juan Bosch para dejar al pueblo dominicano un instrumento que se desviviera por su bienestar». El "Pacto con el Diablo" (la alianza con el Partido Reformista Social Cristiano) -como en su momento describiera Fernando Martín García, extraordinario líder independentista de Puerto Rico- y los compromisos con las "amistades del Dr. Fernández" «han originado un desplazamiento de las esferas del poder de notables hombres peledeístas con sólida formación ideológica...» [Por un PLD ortodoxo].

Para los comicios parlamentarios del 16 de mayo de 1998, o sea, 21 meses después del PLD haber alcanzado el poder, Leonel Fernández ya se consideraba superior a los demás peledeístas: su imagen era vendida por una prensa servil como un presidente "bondadoso", a la vez que se presentaban «la irracionalidad y la prepotencia como los principales atributos de los ministros o jefes de agencia peledeístas» (en tanto sus nuevos amigos de la oligarquía -al frente de las carteras más importantes-, a la que serviría in saecula saeculorum, implementaban políticas al margen de la necesidad del Estado y de las carencias de la gran masa desposeída). En un libro que publicara 20 días antes de las elecciones, el Dr. Fernández dejaba plasmada su "superioridad frente a los demás", apelando a la petulancia para reclamar para sí el derecho de la verdad y la sabiduría. Fueron varias las veces que se atrevió a regañar a funcionarios peledeístas (en minoría dentro del gobierno) como si fueran niños malcriados. «¡Soberbia irrealidad en apenas 1 año y 9 meses!».

La prédica de una reelección innecesaria -como si fuera la única persona capaz dentro del PLD para asumir la presidencia-, la eliminación del Centralismo Democrático en la toma de decisiones, la implementación de actividades populistas -pintando y ensuciando calles y avenidas, postes del tendido eléctrico, vallas, casas, iglesias... («¡cuántas críticas hicimos a perredeístas y reformistas por acciones de este tipo!»)- y el uso de las mismas prácticas corruptas y violentas puestas en ejecución por rojos y blancos -degeneramos en marchas y caravanas (sin orden alguno), en las que se consumían bebidas alcohólicas (cual fiestas callejeras); «de espectadores pasamos a estar en primera fila en penosos incidentes que generaron muerte y luto a la sociedad dominicana: habíamos perdido lo que como partido nos hacía diferentes, y, al dejar de ser diferentes, pasamos a actuar de la misma forma que perredeístas y reformistas» [Análisis al proceso electoral]- convertirían a Leonel Fernández y al PLD en las peores pesadillas que viviría la República Dominicana.
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Rostros de dos personajes nefastos en la historia dominicana. Desde 1996 al día de hoy hemos tenido un significativo crecimiento económico, pero, ¡a qué costo! Ambos encarnan lo peor en términos de valores: han proporcionado a la sociedad dominicana una degradación moral sin precedentes y una corrupción que ya es parte de nuestro ADN. La han convertido en un centro de acopio de los más grotescos criminales de todo el mundo; en una selva sin regulaciones (totalmente diferente a las selvas reales, que son regidas encomiablemente por la naturaleza) donde cada quien hace lo que le viene en ganas; en un infierno (que sepulta decenas, y a veces centenas, cada día) para los pocos que salen a las calles a conducir con responsabilidad...

La pésima gestión de gobierno de Leonel Fernández culminaría el 16 de agosto del año 2000 con la toma de posesión del perredeísta Hipólito Mejía, quien había salido triunfador en los comicios de mayo de ese año ante el candidato que había escogido el PLD en el "Congreso Elector" celebrado en 1999 [Congreso Elector de nombre; ya ese organismo había perdido vigencia con las bonanzas del poder, y los candidatos a la presidencia del partido morado se enfrentaban en una lucha a muerte en lo que se conoce en los demás partidos como "elecciones primarias" (nombre que usan las naciones del mundo capitalista y en las que el dinero participa como principal componente a la hora de escoger al aspirante a la presidencia en un certamen electoral de carácter nacional), donde la candidatura la obtiene el que mejores acuerdos haga con la corruptela, la inmoralidad y los recursos provenientes de las actividades relacionadas con lo mal hecho].

Danilo Medina, a quien el tiempo convertiría en una figura infame por su ejercicio impuro del poder, saldría triunfador en esas "primarias" (marcadas por el desenfreno), en las que Jaime David Fernández Mirabal, el otro aspirante con posibilidades, sería aplastado por el poder de la podredumbre que dentro de la organización política habían institucionalizado los señores Fernández (Leonel) y Medina, tétrica figura, este último, que sería la única, en el devenir de la historia, en igualar al primero en todos sus vicios.

¿Por qué el Congreso Elector no debió convertirse en unas primarias? Porque “cuestan dinero, a veces mucho dinero, y los que aspiran a ser candidatos tienen que buscar ese dinero donde esté, y naturalmente el dinero no está en manos de la gente del pueblo sino de los dueños o jefes de bancos, empresas y negocios, y al solicitar dinero de esos dueños o jefes de empresas, negocios y bancos, los que se corrompen son los candidatos porque de hecho quedan obligados a defender los intereses de aquellos que les facilitaron los medios para alcanzar las candidaturas de sus partidos” [El PARTIDO - Juan Bosch, Segunda Edición, 1984, Editora Alfa y Omega, Pág. 87.].

Magistral "photoshop" cuyo autor desconocemos. No puede haber otra imagen de este señor que, como esta, lo muestre en su justa y total dimensión...

A Bosch le faltó incluir, porque cuando esgrimió esas palabras aún no se había arraigado en República Dominicana (que precisamente hizo su triunfante aparición durante esos primeros cuatro años de Leonel Fernández y el PLD), la fuente que vendría a convertirse, desde 1996, en el principal sostén de las elecciones "primarias" (de todos los partidos) y de las generales: el dinero del "lavado", ese que proviene del tráfico de drogas, armas, nacionales de otros países, órganos, influencias, etc., que supera con creces los capitales oligárquicos construidos después del tiranicidio con el dinero que Rafael Trujillo usurpó al pueblo dominicano y que le sería despojado a su hijo Ramfis mientras lo transportaba en un barco hacia España.

La situación que caracterizó el "Congreso Elector" se veía venir. La diferenciación de Leonel Fernández (mientras fue presidente de la República) «con los miembros peledeístas del gabinete, la designación de sus amigos oligarcas en las carteras más importantes y las ejecutorias desde el gobierno en contraposición a lo que para Juan Bosch era prioritario, son algunos de los motivos principales de lo que sería el devenir de un PLD que corría detrás de un farsante que había pasado a ocupar el lugar del líder en el partido».

Leonel Fernández había realizado un viaje a Europa durante el cual se reunió con varios líderes internacionales; el hecho de haber compartido con esta élite dirigencial, algo nunca soñado para un degustador de "pico y pala", lo llevó a expresar que «el PLD tenía que abrazar la corriente socialdemócrata» («sólo porque la mayoría de los gobiernos de los países europeos eran ejercidos por partidos de la Internacional Socialista»). Bosch, el único marxista capaz de regionalizar las teorías de Carlos Marx acerca de las clases sociales -no llegaría nunca a concebir tal irreflexión-, decía que “para establecer la socialdemocracia se requiere que la sociedad escogida para ser organizada de acuerdo con ese régimen político disponga de un excedente económico sólido, importante y regular, es decir, mantenido durante muchos años. La socialdemocracia es, por lo menos en la República Dominicana, un nombre nuevo para una miseria vieja, y engaña a este pueblo todo el que le hace creer que esa modalidad política de la sociedad capitalista puede resolver los problemas de una sociedad hambreada, analfabetizada, estafada por sus líderes, y, ahora, además, por los líderes socialdemócratas de países ricos. Para la República Dominicana la socialdemocracia es una estafa política que lo ofrece todo y no puede dar nada” [20 de junio de 1985 - 33 ARTÍCULOS DE TEMAS POLÍTICOS - Juan Bosch, Primera Edición, 1988, Editora Alfa y Omega, Págs. 160, 162.].

Leonel Fernández es un asiduo lector, y disfruta, casi a nivel de orgasmo, citar fuentes, pero no desarrolló capacidad de análisis; no ha podido, nunca, tener criterio propio. Todo planteamiento que sale de su boca es producto del sudor de algún intelectual (del campo que sea), y lo hace suyo sin medir tiempo ni espacio. Si los gobiernos de turno en Europa hubiesen sido de corte fascista, nazi, reformista, comunista o socialcristiano, su ofrecimiento hubiese sido alinearse con cualesquiera de esas corrientes. No en vano, Hipólito Mejía se expresa de esta manera sobre él: «¿Qué sabe Leonel de planificación? Ni siquiera con su mujer ha planificado. ¿Qué empleo tenía Leonel antes? Abogado de oficio hace 20 años. Leonel no sabe nada de nada. Quebró las empresas del Estado [Su insolencia lo llevó a expresar que la privatización de las empresas del pueblo era lo que se estilaba bajo el neoliberalismo, y, como si nada importara, se refirió a la quiebra con soberbio descaro (con esa falta de criterio que le caracteriza, con esa irresponsabilidad olímpica con la que intenta despojarse de todo compromiso)]; de las zonas francas dijo que no sirven para nada».
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En los extremos, a la izquierda, Danilo Medina, y a la derecha, Leonel Fernández: los dos personajes que prostituyeron la sociedad dominicana. En el centro, Hipólito Mejía, cuyo gobierno concluiría con una crisis económica sin precedentes.

Para las elecciones de mayo del año del 2000 el panorama político era tenebroso; las opciones no eran las mejores: Joaquín Balaguer -con nefasto historial, 94 largos y pesados años sobre su espalda y ciego, "sordo y mudo"-, Hipólito Mejía -un capaz técnico del área agrícola que encarna la esencia del dominicano en cuanto a su comportamiento y forma de expresarse, honesto, pero encabezando un infausto partido que se ha caracterizado por sus truhanerías- y Danilo Medina -el otro peledeísta que, con relación a la vileza, no tiene nada que envidiarle a Leonel Fernández-. Decíamos en Ni Balaguer, ni Hipólito, ni Danilo, un escrito nuestro del 8 de mayo de ese año, que era "un certamen electoral sin alternativas saludables".

Por razones obvias era de esperarse que el PLD saliera del poder. Leonel Fernández había pasado por la casa de gobierno para enriquecerse (FUNGLODE es la muestra más irrefutable); había convertido el Estado en un comité de base del PLD en el que los "compañeritos" cobraban del erario sin retribuir esfuerzo alguno (comenzaban a socializar, algo que su condición de clase les vedaba: el whisky había comenzado a formar parte de su nuevo estilo de vida, la carne de chivo escaseó porque era consumida en demasía en las actividades partidistas "extracurriculares", habían desaparecido los pañuelos que se usan en el cuello para impedir que las pocas camisas se ensucien (desaparecieron sólo para ellos; los infortunados continúan, por obligación, con la misma práctica), y los zapatos de vacío -esos que por ser un solo par terminan con un hoyo que permite succionar monedas y ventilar los pies- habían quedado atrás, como atrás había quedado, en tan solo meses, la capa social de procedencia). Las negociaciones que emprendió con la delincuencia le llevó a subvencionar "la paz", modalidad que consistió en pagar, con dinero del Estado, a criminales y delincuentes para que cesaran sus actividades facinerosas, mismos que de inmediato pasaron a engrosar las filas de los "Núcleos de Trabajo del PLD".

El PLD se había convertido en un partido populista -de la misma calaña que el Partido Reformista y el Partido Revolucionario Dominicano- que degeneraría en consecuencias peores a las dejadas por esas dos organizaciones: al aprender política (bajo la tutela de Juan Bosch), sus dirigentes desarrollarían suficientes destrezas en administración del Estado, organización, disciplina y manejo de finanzas, prácticas que les servirían, no para gobernar con honestidad para todos los dominicanos, sino, para desfalcar los recursos públicos, encubrir sus fechorías y burlarse de toda la sociedad, a la que deformarían moralmente como nunca antes lo habían hecho líderes de otras organizaciones.

Esos "genios", «que construyeron puentes y túneles, creyeron que la sociedad había cambiado con la construcción de esas obras». ¡Qué equivocados estaban! No tuvieron «la capacidad de entender que las sociedades no cambian con las obras materiales; que las sociedades cambian con la educación, con la reglamentación, con el ejercicio cabal de las leyes y, sobre todo, en términos de clases, cuando la baja pequeña burguesía tiende a disminuir hasta llegar al nivel que le corresponde, haciendo lo que es natural en sociedades avanzadas y dando paso al desarrollo formal de la burguesía, que paralelamente desarrolla la clase obrera (en todas sus capas, y de manera honrada, no escalando niveles más altos desfalcando los dineros del pueblo, ni prostituyendo, dentro del ejercicio público, los deberes y facultades inherentes a los cargos)» [PLD y EE. UU.: comparación sociopolítica].

Leonel Fernández es considerado el político más corrupto, según firma encuestadora Markestrategia. Foto y pie tomados de SANTODOMINGOALDIA.COM.DO

«Nuevos millonarios se desarrollaron en esos primeros cuatro años sin que al titular del Ejecutivo le importasen los recursos del Estado (era lógico, Leonel Fernández fue el principal beneficiario: lo suyo está en FUNGLODE y en las cuentas de sus grandes amigos -oligarcas a los que permitió aumentar sus riquezas y compañeritos del partido que hoy ostentan fortunas indecentes-). No se sancionó a nadie en el partido, exceptuando a la única persona que desde los inicios del gobierno hizo señalamientos acerca de corrupción. Los nuevos peledeístas (contaminados por el paso por el poder) establecieron otra concepción del PLD. Muchos cambiaron hasta las esposas porque no podían compartir con ellas en actividades sociales». Cualquier persona, sin importar valores morales, ingresó al PLD. Los reformistas se asentaron dentro del partido con el descarado favor de Leonel Fernández, quien buscaba ampliar su camada con oportunistas ideológicamente deformados para mantenerse perennemente detrás de la presidencia en una obscena competencia con su igual.

En el primer gobierno de Leonel Fernández se estableció el narcotráfico, proliferaron los robos y los atracos, y comenzaron los asesinatos no políticos a copar los titulares de los periódicos. En los consulados se vendían pasaportes a ciudadanos chinos, y miembros de la Fuerza Aérea Dominicana y de la Marina de Guerra fueron apresados por consumir y traficar drogas. Con una epidemia de dengue azotando el país, el secretario de Salud llamó locos a quienes pedían que se declarara Estado de Emergencia. Se depredaron las reservas científicas de la Cordillera Septentrional, a la vez que diputados del PLD agredían a periodistas y "un ciudadano sin cédula ejercería el voto y saldría electo senador". Los aparatos represivos impidieron la celebración de una feria donde se iba a exponer la realidad dominicana y a evaluar su gestión de gobierno, mientras embajadores en la República Dominicana, de diferentes países, pedían garantías para la inversión y señalaban que la corrupción y el incumplimiento de las leyes eran los principales obstáculos.

Durante esos cuatro años hubo apagones por falta de combustible, de dinero, de generación, de distribución y de transmisión; la falta de iluminación fomentó los accidentes de tránsito, los robos, los atracos y la ejecución de actos inmorales. La Iglesia Católica afirmó que la patria se veía amenazada por la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción y el desorden y se celebró una actividad política en el Palacio Nacional, usando los dineros del pueblo dominicano, para hacer un homenaje a la figura del Dr. Balaguer sólo con la finalidad de que Leonel Fernández, ese paladín de la ignominia, le pudiese mostrar su agradecimiento a los reformistas. Por otro lado, funcionarios tomaron documentos del Palacio Nacional, supuestamente sin su consentimiento, y los presentaron en el Congreso para que se aprobaran proyectos que sólo los beneficiarían a ellos. En sus viajes de placer y compra de reconocimientos, que casualmente coincidían siempre con alguna crisis interna, Leonel Fernández adquiría lo que le viniese en ganas sin que nadie (persona o entidad) supervisara los gastos en los que incurría. Todos estos absurdos hicieron que el Estado en el que el Dr. Fernández ejerció la presidencia fuera reconocido como un Estado fallido. Leonel Fernández es muy legalista, pero parece que no muy moralista: cuando era un ciudadano común, desde la oposición, condenó los contratos de grado a grado, pero los ejerció, ya como presidente, bajo el argumento de que no existe legislación al respecto...
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Leonel Fernández usó del erario público 1.5 billones de pesos para pagar a criminales y a personas que participaban en protestas. ¡Cómo olvidar aquel lema «Pagar para no matar»!

Hipólito Mejía ganaría las elecciones del año 2000, pero no tendría idea de lo que le esperaba: un legado siniestro, desde el punto de vista económico y financiero, que le habría dejado Leonel Fernández, además de enfrentar el desastre energético que este había creado con la privatización de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), del asentamiento del narcotráfico -nueva modalidad del crimen que no había florecido en Dominicana hasta que se instaló el primer gobierno del PLD-, el consumo desmedido de drogas (producto de lo anterior), y otros males que derivarían del "Nueva York Chiquito". Sería determinante, para la evaluación final de su mandato, el hecho de Mejía haberse embarcado en un proceso reeleccionista que, producto de la crisis bancaria que explotaría en 2003, no le permitiría apreciar el ruin trabajo que el Dr. Fernández realizaba tras bastidores para provocar un desequilibrio cambiario que repercutiría de manera categórica en el deterioro del poder adquisitivo del dominicano común.

Envuelto en su megalomanía, incubando una nueva modalidad de corrupción (permitiendo, con su cobardía, que los militares participaran de los más grandes episodios de corrupción) y disfrutando de placeres que nunca había experimentado, a expensas de los recursos del erario, Leonel Fernández no fue capaz de visualizar, o fingió no haberse enterado (una de sus principales características), que la crisis bancaria era producto de un fraude (para beneficiar a propietarios y personas vinculadas a los bancos que provocaron la crisis) que comenzaría a gestarse, en el caso de algunas instituciones bancarias, precisamente desde que asumió el poder en 1996 (en el caso Baninter, el fraude comenzó a gestarse en 1989).

Una carta que Hipólito Mejía le enviara a Leonel Fernández (un resumen muy condensado es lo que sigue), producto de análisis de expertos y organismos internacionales, señala lo siguiente:
La supervisión bancaria antes de que explotara la crisis fue muy deficiente. Esto incluye la supervisión de los últimos quince años, entre los que están los cuatro del gobierno que Usted presidió de 1996 al 2000. La decisión de vender en 1996 el Banco del Comercio Dominicano al Baninter, cuando ya este último llevaba siete años violando las normas bancarias, constituyó una decisión incorrecta. Siendo Usted Presidente de la República, el Baninter adquirió el Banco del Comercio Dominicano, un banco con serios problemas de liquidez y de solvencia. La hipótesis que Usted sostiene de que fue la política económica de mi gobierno la causante de la crisis bancaria ha conmovido a círculos gubernamentales, multilaterales, financieros y económicos internacionales. No olvide que usted me entregó un Banco Central con apenas US$197 millones de Reservas Internacionales Netas. En agosto de 2002, cuando Baninter comenzó a solicitar asistencia de liquidez, las Reservas Internacionales Netas del Banco Central eran de US$546 millones, casi tres veces las que Usted me entregó. Como ve, Señor Presidente, los indicadores económicos que mostraba la economía dominicana durante los primeros 8 meses del 2002 eran mejores que los que Usted me entregó en agosto del 2000. La revisión cuidadosa de los mismos no permite a ningún analista calificado deducir que dichos indicadores fueron los causantes del fraude bancario que se descubrió en el 2003.
Un cable enviado por la Embajada de Estados Unidos al Departamento de Estado (el 2 de agosto de 2005, con el número 003864) robustece el contenido de esa carta, y dice: «El documento de Mejía es concreto, amplio, sobrio y bien razonado. Su dignidad y su adhesión a los intereses nacionales elevan su perfil tremendamente y están en fuerte contraste con el análisis con mucha labia del “gran cuadro”, relativamente resbaladizo, que Fernández [Leonel] suele alargar en apariciones públicas y privadas. En varias ocasiones, Leonel Fernández culpó de la crisis financiera y económica de 2003-2004 a la “mala gestión” de la economía de Hipólito Mejía, mientras omitía visiblemente [y con perfidia] cualquier mención a los fraudes bancarios... El virtual silencio sobre los fraudes bancarios dominicanos ha terminado con el erudito, detallado y digno reproche público de Hipólito Mejía a Leonel Fernández». [Corchetes de NH].

Las siglas LFP no pertenecen a "La Fuerza del Pueblo", sino, a "Leonel Fernández Presidente"

Leonel Fernández ha resultado el más grande fiasco generacional. Fuimos de los primeros en reconocer su fracaso; reunía todas las condiciones para convertirse en el más insigne gobernante, pero optó, producto de las carencias morales que le proporcionaría su origen social, no sólo por repetir frustradas y pérfidas experiencias, sino, que remontó todos los gobernantes anteriores en indolencia, inmoralidad, cobardía, cinismo, teatro, pose y corruptela (si alguna persona tiene dudas, y es un derecho que le asiste, que investigue cómo hizo FUNGLODE; el autor conoce muchas de las argucias utilizadas).

Juan Inirio -escritor, profesor y gestor cultural-, columnista de Acento, esboza este tema de manera especial: «A usted [Leonel Fernández] le tocaba eliminar el culto a la personalidad y el mesianismo que ha devorado la institucionalidad dominicana y usted lo ha propiciado como ningún político en los últimos 30 años. Usted tiene visos de narcisismo... Su cara es la única que refulge en el partido que usted fundó... El apetito de poder reflejado en su rostro aparenta ser lo que le da fuerza para despertarse cada día... [En] el fondo, [usted] no desea ser presidente[;] con ser sempiterno candidato se siente realizado y animado. El poder y los aplausos pueden ser una droga. ¿Hasta dónde llegará, cuando usted no esté, un partido que nació solo para usted ser candidato, sin ninguna otra idea fundacional?... Usted podría haberse dedicado a las artes escénicas. Y quizás, en el fondo, es lo que siempre ha estado haciendo en el folclórico escenario político dominicano». Hemos sustentado, desde que ese paradigma del teatro y la simulación salió del PLD para formar una organización que se dio a conocer con las siglas LFP, que las mismas no pertenecen a "La Fuerza del Pueblo", sino, a "Leonel Fernández Presidente". Joaquín Balaguer no ha sido el único cuya Cédula de Identidad mostraba "PRESIDENTE" en la profesión; este medroso, en su afán por ser un clon de Balaguer, se adjudicó la misma ocupación. [Corchetes de NH].

No es fortuito que tanto Hipólito Mejía, en carta pública del 1 de agosto de 2018 («Numerosas personalidades e instituciones le han pedido a usted explicación sobre la procedencia y la magnitud de los fondos con los que fue financiada FUNGLODE, así como los recursos económicos que le permiten funcionar con marcado protagonismo. En más de una ocasión se ha usado la represión del Estado para silenciar las voces que han demandado, públicamente, el esclarecimiento de la interrogante que planteamos»), Ramón Alburquerque, en una entrevista televisada («Leonel Fernández creó el método de esa corrupción dinástica para saquear el país y mantenerse en el poder. La fundación FUNGLODE es cuerpo del delito, porque aquí todo el mundo sabe cómo se creó eso: extorsionando a contratistas para que le hicieran donaciones. La gente no ha olvidado eso»), y otras figuras de renombre, incluso a nivel internacional, hayan levantado su voz para conocer cómo Fernández obtuvo los millones de dólares necesarios para levantar tan ostentosa institución, que supera con creces fundaciones de países altamente desarrollados.
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Fotografía tomada de Instagram, publicada como un "meme" [texto, imagen, vídeo u otro elemento que se difunde por internet, y que, a menudo, se modifica con fines humorísticos (Oxford Languages)], cuyo autor se desconoce (aun así, todo el crédito para él). No hay biografía que supere en contenido lo que esta imagen muestra...

El 16 de mayo de 2004, en las elecciones presidenciales, triunfó el Partido de la Liberación Dominicana, que llevaba como candidato presidencial al eterno aspirante (Leonel Fernández), y como candidato vicepresidencial a Rafael Alburquerque. Dos fueron los factores que influyeron en la derrota de su contrincante Hipólito Mejía: la crisis económica provocada por la quiebra de los bancos Baninter (Intercontinental), Bancrédito y Mercantil -causada por el fraude que sus propietarios venían cometiendo desde 1989- y una reelección innecesaria (producto de esa misma crisis en la que se vio inmersa la nación) que, además de llevar como candidato vicepresidencial a Fello Suberví -figura patética del partido blanco cuya valoración había sido cuestionada-, era repudiada históricamente dentro de las filas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ya que entraba en contradicción con los principios antireeleccionistas enarbolados por el Dr. José Francisco Peña Gómez.

Con el inicio del segundo período del Dr. Fernández regresó la construcción de obras, gestión política favorable para la nación que, a la vez que dinamizaba la economía y modernizaba la República Dominicana, se constituía en la fuente principal de recursos a ser usurpados por la "Compañía por Acciones" en la que se había convertido el PLD, organización que postulaba, mientras Juan Bosch mantenía sus facultades intactas, "Servir al Partido para servir al Pueblo", lema que muy pronto se transformaría en "Servirse del Partido para descarnar al Pueblo".

De regreso estarían la corrupción y la impunidad; los viajes de placer y compra de reconocimiento con los recursos del erario; la usurpación del capital que debió destinarse a la educación (el gestor del "Nuevo Camino", un camino muy viejo en la República Dominicana, argumentaba que asignar el 4% del presupuesto de la nación al sistema educativo representaba un "falso debate"); la confabulación con -y la inacción de- la justicia (se dedicó a comprar y nombrar jueces para futuro -tal y como promueven las instituciones financieras sus productos-, previendo lo que podría sucederle a él y a su cuadrilla); la perenne cobardía que siempre asumió ante los militares, a quienes permitió allegarse hasta el 20% de las compras realizadas por y para los institutos castrenses; la falta de hombría al embarcarse constantemente en chismorrear a la embajada americana (con minúsculas) "sus pareceres" acerca de verdaderos y grandes líderes políticos de la región (como si fuera él, precisamente él, que exhibe una carencia mayúscula de criterio propio, agradecimiento y coraje, "Juez Supremo de la Política").

En junio de 2007, desde San José Do Campos, Sao Paolo, Brasil, el presidente Leonel Fernández anunció la compra de ocho aviones Super Tucanos "para dar soporte a los planes de lucha contra el narcotráfico y el tráfico de ilegales", dos infames actividades que se desarrollaron precisamente durante los años que él gobernó. No ha pasado por la República Dominicana un solo delincuente internacional, de la rama que sea, al que él no esté arrimado o abrazado: la prensa dominicana está saturada de fotos suyas con grandes capos de la criminalidad.

Foto tomada de YouTube - Leonel Fernández no recuerda los Tucanos ni la Sund Land | El Jarabe de Zapete Seg-3 12-08-2021. El pueblo dominicano no debe olvidar los desafueros cometidos por Leonel Fernández...

Además de los aviones no haber servido para nada -no por deficiencias de fabricación, sino por ausencia de disposición de uso, confabulación o compra realizada como parte integral del proceso de acumulación originaria que permitió a militares (a quienes el Dr. Fernández teme "como el diablo a la cruz") y peledeístas (dentro de estos últimos el propio Fernández, que creció comiendo "pico y pala" según cuenta su entrañable amigo Julio César Valdez en "Leonel Fernández y yo, memorias inéditas") aumentar su fortuna, los primeros, y pasar de la miseria a la opulencia, los segundos ("abanderados morados con la estrella amarilla")-, su adquisición se realizó con el pago de 3.5 millones de dólares por parte de la empresa brasileña Embraer S.A. a un funcionario dominicano (revelación que hiciera Elio Moti Sonnenfeld, consultor de la empresa, a fiscales brasileños) para "amañar [la] licitación de [la] orden de compra de [los] ocho aviones Super Tucano" [ese funcionario -peledeísta (leonelista)- era parte del entramado de corrupción en el que cohabitaban militares y otros burócratas del PLD gobernante; comillas de The Wall Street Journal; corchetes de NH].

Ese segundo cuatrienio no dejaría de sorprendernos; cada caso de corrupción que salía a la luz superaba con creces al anterior. El pertinente a la Sun Land -«un préstamo por 130 millones de dólares que, además de no ser aprobado por el Congreso, fue manejado a plenitud y sin fiscalización alguna por Félix Bautista, quien, para la época, estaba a cargo de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE)»- alcanzaría trascendencia histórica por la suma envuelta [RD$7,280,000,000.00 al cambio de hoy (20 de septiembre de 2023)... ¡7.28 billones de pesos dominicanos!].

Varias de las obras cubiertas por ese préstamo -estacionamientos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), remodelación del Palacio de Bellas Artes, etc.- fueron pagadas en más de una ocasión por esa desgraciada oficina (OISOE), creada por Joaquín Balaguer, ampliada por Hipólito Mejía y envilecida por Leonel Fernández. En diciembre de 2008, la Suprema Corte de Justicia declararía inadmisibles los recursos de inconstitucionalidad interpuestos contra los contratos de préstamos entre la Sun Land Corporation y el Estado Dominicano por US$130 millones (sin la aprobación del Congreso Nacional), señalando, "bajo presiones políticas" [como más tarde lo expresara Jorge Subero Isa cuando ya no era presidente, ni formaba parte, de dicha corte (abril de 2013)], «que sólo los presidentes de las cámaras estaban habilitados para presentar una querella de esa índole (interpuesta originalmente por el PRD). Los miles de millones de pesos generados por la corrupción implementada por Leonel Fernández servirían para dos fines específicos: financiar la reelección en el año 2008 y, como parte de un proyecto muy bien concebido por quien maliciosamente interpretaría a Juan Bosch a su manera (sería atrevimiento nuestro pensar que este falaz haya sido capaz de leer a Marx o a Engels en algún momento de su vida), aumentar el número de nuevos ricos por medio de la acumulación originaria que proporciona la depredación del erario» [IV de IX - Leonel Fernández es el dominicano más corrupto, cínico, indolente y perverso que ha parido la República Dominicana].
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«Nadie me susurre en privado lo que no está en capacidad de decirme en público», otra más de las fanfarronadas de Leonel Fernández que rasgan el cielo, cual globo de cumpleaños

Leonel Fernández, además de deleznable e indolente, es caradura; dice o hace las cosas y de inmediato "las olvida", las lleva a una parte de su ser que sabe manejar a la perfección. Puede expresar el más absurdo de los disparates y no es capaz de inmutarse; lo traslada a esa parte "oscura" de su anatomía donde entra en estado de proscripción. De la misma forma, incurre en un sinnúmero de desmanes (corrupción, tráfico de influencias, violación sistemática a la Constitución, mendacidades, etc.), que son públicos (políticos, periodistas y diferentes medios de comunicación los han adjudicado a su gestión), y ni siquiera "estornuda", "eructa" o es capaz de darse por aludido. En su "mágica y etérea mente" -que flota dentro de una burbuja de megalomanía aislada de la realidad e impregnada de opiniones ajenas que hace suyas sin una ecuánime ponderación- prima el criterio de que los demás son escasos de entendimiento (o de razón), lo que, traducido al idioma dominicano (mismo que, vía de una reforma constitucional o legislación adjetiva, debe implementarse con carácter de urgencia), significa que son pendejos.

Cuando aspiraba a la candidatura presidencial del PLD, en 1995, Leonel Fernández maravilló al electorado cuando en un discurso de campaña denunció que "la corrupción se llevaba todos los años no menos de 30 mil millones de pesos". Era una cifra abrumadora; superaba el Presupuesto Nacional de ese año, cuyo monto ascendía a 26 mil millones de pesos. Aun siendo manipulada, con fines proselitistas, la misma sería remontada con creces en cada uno de los años que conformaron sus primeros dos períodos. No es fortuito que los principales dirigentes, él incluido (accionistas del PLD C. por A.), casi todos miembros del Comité Central, pasaran a exhibir fortunas que nunca soñaron poseer los grandes oligarcas dominicanos y muchos a nivel mundial.

«En este gobierno no habrá un solo corrupto que ni siquiera le pase por la mente... [aquí hubo un largo silencio: luce que, bajo la emoción que le embargaba, no había visualizado el significado de las palabras siguientes y lo que implicaban para él y su conventículo] porque desde el momento que nosotros sepamos que hay alguien que quiere traicionar esa confianza del pueblo dominicano, que lo sepa desde ya, ni la jerarquía que tenga en el partido, lo vamos a siquitrillar (sic)». [Siquitrillar según la RAE: 1. tr. coloq. Cuba. expropiar; 2. tr. coloq. Venezuela. derrotar (‖ vencer en enfrentamientos cotidianos); 3. tr. coloq. Venezuela. matar (‖ quitar la vida); 4. tr. coloq. Venezuela. Destruir moralmente a una persona].

Al día de hoy -el país se vio desgobernado durante otro período por el Dr. Fernández (2008-2012) y dos términos más (2012-2020) por Danilo Medina- ni un solo peledeísta, de los muchos que saquearon el país bajo sus gobiernos y los del PLD (organización que Leonel Fernández presidió desde el 20 de enero de 2002 al 20 de octubre de 2019), fue "expropiado", "derrotado", "matado" o "destruido moralmente", ni por él ni por Danilo Medina, como anunció en ese discurso en el que la conmoción le hizo olvidar su clase de procedencia (la baja pequeña burguesía, que al momento en que estas palabras son escritas no ha mermado un ápice de los connaturales vicios con los que mantiene intrincada a la sociedad dominicana).

Cuando Leonel Fernández dio su discurso de toma de posesión, en agosto de 2004, dejó maravillada a la audiencia con ese virtuoso histrionismo que le caracteriza [sobrada razón tuvo Juan Inirio cuando le señaló que «Usted podría haberse dedicado a las artes escénicas. Y quizás, en el fondo, es lo que siempre ha estado haciendo en el folclórico escenario político dominicano» (Carta abierta a Leonel Fernández I)], al sentenciar, tal y como hiciera en 1996, cuando se refirió a la corrupción, que «nadie me susurre en privado lo que no está en capacidad de decirme en público» (otra de sus fanfarronadas que rasgan el cielo, cual globo de cumpleaños).

«La corrupción es moral y legalmente inaceptable. Por tal motivo, durante la administración que desde hoy me corresponderá dirigir, tomaremos todas las providencias de lugar para, tal como establece la Convención Interamericana contra la Corrupción, prevenir, detectar, perseguir y castigar todo acto doloso que atente contra el patrimonio público... Nadie, absolutamente nadie, podrá utilizar los fondos públicos para la adquisición de nuevas jeepetas, o para efectuar llamadas telefónicas, nacionales o internacionales, sin límites de tiempo», diría en aquel discurso. ¿Cuál sería el resultado de esos cuatro años? República Dominicana seguiría envuelta, bajo las riendas de un impenitente impostor, dentro de uno de los esquemas más perversos de corrupción.

¿Cómo es posible que Leonel Fernández y la totalidad de sus funcionarios que gobernaron durante 12 años (¡qué 12 años que han apabullado a la República Dominicana! ¡Y por dos ocasiones!) se hayan librado de ser sometidos por corrupción? ¡Sólo en RD!

A continuación, parte de la corruptela en la que ha estado embebido Leonel Fernández, como actor principal, desde que asumió como gobernante en 1996 (algunos de los casos fueron abordados previamente):
. Sobrevaloración del Proyecto Portal Electrónico Dominicano. Costó 13 millones de dólares [en contraste con lo proyectado por técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo que manifestó que la suma no debió superar los 2 millones].

. Comisiones por 2,112 millones de pesos que se pagarían a la empresa china Sichuan para instalar una planta de generación eléctrica. Además, los escándalos del Programa de Reducción de Apagones (PRA), de la Oficina Técnica de Trasporte Terrestre (OTT) y del Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (PROMIPYME), «cuyos incumbentes fueron destituidos luego de que Nuria Piera presentara las evidencias».

. «Sobrevaloraciones, dispendios, malversaciones y desvío de recursos cometidos durante la administración de Héctor Rodríguez Pimentel en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI). El caso fue denunciado por la periodista Alicia Ortega».

. Desvío de cerca de mil 500 millones de pesos -para comprar criminales y anidarlos en los Núcleos de Trabajo a los que la dirección del PLD comenzó a trasegar desde el mismo momento en que el boschismo fue aniquilado por la perversidad morada- de los programas Eventual Mínimo de Empleos (PEME) y de Acción Barrial (PRODABA).

. Sobrevaloración en la compra de un software para el Instituto Postal Dominicano (INPOSDOM). El precio de mercado no llegaba a 100 mil dólares, «pero se "negoció" [comillas de NH] por millones con la empresa Host Chile».

. Sobrevaloración de equipos para tecnificar a la Policía Nacional; «el precio por cada computadora ascendió a más de 30 mil dólares» (debemos asumir que esas computadoras eran superiores a las de la NASA).

. Sobrevaloración de los aviones Tucano, «comprados por más de 9 millones de dólares cada uno cuando naves similares costaban alrededor de 5 millones».

. Nominillas ocultas para pagar a los compañeritos (y "compañerotes") del PLD. Fernández lo negó (como todo: lo niega o lo ignora), pero ante las pruebas que le mostró el periodista Juan Bolívar Díaz lo admitió. «Esto ocurrió en una reunión en el Palacio Nacional con un grupo de directores de medios de comunicación. El mandatario se defendió argumentando que en otro país a un gobierno lo derrocaban por este tipo de práctica, pero que, en República Dominicana, por el contrario, derrocaban al gobierno si no practicaba la entrega de dádivas (con los dineros de los contribuyentes)».

. Concesión de permisos de importación en beneficio de relacionados y parientes de Estanislao Pérez (Danilo Pérez), «asistente personal y hombre de confianza del presidente Fernández».

. Concertación del préstamo de 130 millones de dólares con la Sun Land, «sin aprobación del Congreso, y sin que se sepa, al día de hoy, donde fue a parar el dinero».
Nota: Las comillas latinas corresponden a Acento.com.do
[La corrupción se acrecienta en los 10 años del presidente Leonel Fernández].
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"A la patria no se le usa, se le sirve": uno de los tantos postulados de Juan Bosch que Leonel Fernández hizo trizas

La corrupción, durante los doce años que gobernó Leonel Fernández, alcanzó niveles grotescos, nunca antes vistos, igualados sólo por Danilo Medina, su compañero de partido y bellaquería. Desde el golpe de Estado perpetrado contra Juan Bosch (por la oligarquía dominicana y el gobierno de Estados Unidos), lo hurtado al erario por los gobernantes de facto (militares), los triunviros y bajo la enclenque democracia que hemos vivido con la regencia de los partidos Reformista, Revolucionario Dominicano y Revolucionario Moderno, no se aproxima al desfalco cometido por nuestro adulterado Cantinflas (que perdone ese superbo mexicano que tanta gloria brindó a México y tanta felicidad proporcionó a todos los latinos; lo aludimos por las cantinfladas con las que el señor Fernández ha mantenido vigencia embaucando a los débiles de entendimiento) y su secta de malhechores morados y verdes. Habría que mantenerse en perenne trajín para estampar toda la truhanería cometida por el "discipulado" que de manera ignominiosa traicionó a Juan Bosch. El adalid de esa truhanería es un perturbado que de nuevo pretende camelar a los dominicanos.

Antes de concluir este opúsculo, debemos cristalizar los esfuerzos invertidos por Leonel Fernández en reelegirse, modificar constituciones y cuanta necedad se le ocurre con tal de enquistarse de nuevo en un poder que usó para pasear y saquear, y, peor aún, envilecer la sociedad dominicana hasta convertirla en una sin valores morales, enviciada, humillada, deshonrada... Como cuando le conviene apela a la figura de nuestro enorme Juan Bosch, comenzaremos a restregárselo cual lija a madera para pintura. ¿Por qué? Porque nadie más que Bosch combatió la reelección, y él, como buen "discípulo", mientras el Maestro tenía su mente presta, también lo hizo, pero tan pronto Bosch inició esa etapa normal de la vida en la que a los seres humanos, cuando envejecen, se les atrofia la memoria, el cobarde y traicionero Leonel Fernández comenzó la transformación que lo llevaría a convertirse en una farsa, en un ser incoherente, simulador, nada raro para un originario de la baja pequeña burguesía dominicana (la peor que ha conocido la América hispanoparlante).

«Tras su elección como presidente en la contienda del 20 de diciembre del 1962, Juan Bosch impulsó una reforma constitucional, la más democrática y avanzada que ha tenido el país, en la que se consignó la prohibición de la reelección presidencial, convirtiéndose este en un precepto invariable en toda su trayectoria política». Este señalamiento lo hicimos el 6 de marzo de 2007, ante la prematura campaña llevada a cabo por el PLD y el propio Leonel Fernández, y, para resaltar la posición de Bosch frente a la reelección -tarea a la que el Dr. Fernández dedicó mucho tiempo-, incluimos, en el artículo que lo recoge [La reelección], las palabras que plasmó en "El Partido" (páginas 103-105, Editora Alfa y Omega, 2.ª Edición): «Los dominicanos no se dan cuenta de lo que puede hacer un gobierno que está decidido a mantenerse en el poder. Dentro del sistema llamado de la democracia representativa no hay nadie ni nada que tenga la fuerza necesaria para impedir que un gobierno haga trampas para ganar unas elecciones y retener el poder. Lo único que evita que un gobierno falsifique los resultados de cualquier elección es el desarrollo político de la sociedad».

Leonel Fernández, durante su trayectoria, repitió hasta la saciedad lo perjudicial que resultaba la reelección; incluso, ante una eventual modificación a la Constitución, se sumó a la corriente que clamaba porque la misma se hiciera por vía de una Asamblea Constituyente [propuesta que incluso estaba consignada en el Programa de Gobierno del PLD para el período 2004-2008: «Propiciar la Asamblea Constituyente, compuesta por miembros electos libremente por la ciudadanía, como un órgano de amplia base popular que sea, por eso mismo, una genuina expresión de la democracia» (negritas e itálicas de NH)], pero cambió de parecer y se inventó una consulta popular (rollo que acostumbra a embarullar para burlarlo y hacer lo que le viene en ganas) bajo la cual impuso, casi de manera dictatorial, lo que más convenía a sus caprichos.

La cara típica del arribista dominicano

Sin la valentía necesaria para ejercer como dictador, pero con la argucia que le caracteriza, Fernández fue desarrollando un gobierno «carente de ética e irrespetuoso del orden jurídico establecido; un nuevo ejercicio de gobierno permanente, de fuerza dominante y de violación constante al orden institucional que nacía bajo el esquema de una "DICTADURA CONSTRUIDA POR LA MISERIA HUMANA, POR LA IGNORANCIA Y POR LA MEDIOCRIDAD"» [Aires de dictadura en República Dominicana]. Concluiría, tanto el segundo como el tercer período, irrespetando la Carta Magna y haciendo con el Estado, además de su fuente natural de riqueza, un aparato para la corrupción y la impunidad, para la permanencia vitalicia en el poder (de ahí sus pretensiones de acomodar la reelección a su gusto y la propuesta de modificación constitucional bajo la tutela de su "conceptualizada" figura), para sus viajes de placer, para sus reconocimientos internacionales bajo el esquema del soborno, para que sus jueces le otorgaran el perdón eterno...

«Para que haya un debate mis contrincantes tendrían que saber conceptualizar y si usted observa hay un déficit de conceptualización, y entonces frente a eso ir a un debate carecería de sentido, es una ridiculez, hay una severa crisis de pensamiento (sic)». Fueron las palabras que pronunció el presidente Fernández ante la matrícula de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), en el hotel Jaragua, el miércoles 9 de abril de 2008. Las mismas fueron parte de un enmarañamiento que hiciera con relación a su reelección a partir de 2012, sobre lo que señalamos que los miembros del PLD que justificaban «la reelección para el período 2008-2012 tendrán que hacerlo para los períodos 2012-2016, 2016-2020, 2020-2024; y así hasta que fallezca el Dr. Fernández, quien se estará repostulando mientras vida tenga, quizás con la anuencia de aquellos que hoy reciben salarios sin hacer ningún esfuerzo, y que el propio mandatario valida argumentando que si no se hace lo de las "nominillas" se cae el gobierno» [Ibíd.].

No puede haber mejor conclusión para este ensayo que lo publicado hace algún tiempo por Andrés L. Mateo: una relación de gastos que retrata al Dr. Fernández (exabogado de oficio; actividad que, según Hipólito Mejía, ejercía con anterioridad) de cuerpo entero ante la contienda que se avecina, misma que debe mantener alerta al electorado ante la labia de quien hizo carrera como un farsante profesional. Dice Mateo:
Entre el 2004 y el 2012 el Presidente Leonel Fernández salió del país 70 veces, y permaneció fuera de la nación 392 días [¡más de un año; sólo le faltaron tres días para completar un año y un mes vacacionando con fondos públicos que debieron destinarse a salud, educación, energía, etc.!]. Le acompañaron 1,556 personas y gastó US$49,100,000.00 (49.1 millones de dólares) [¡casi 50 millones dólares!], es decir RD$1,939,000,000.00 (1.939 billones o 1,939 millones de pesos). La descripción de gastos, arrojada contra los resultados concretos de estos viajes, es sencillamente demencial. US$23,900,000.00 (23.9 millones de dólares) se gastaron en transporte aéreo. US$1,300,000.00 (1.3 millones de dólares) en trasporte interno; los gastos en restaurantes se estiman en US$3,100,000.00 (3.1 millones de dólares), y en hospedaje $16,400,000.00 (16.4 millones de dólares). Igualmente, en compras del Presidente se diluyeron $4,100,000.00 (4.1 millones de dólares). Es extraordinariamente prolijo el detalle de gastos, y nadie en su sano juicio puede apoyar que este hombre que nos gobernó se constituyera una plasticidad semidivina, echando manos de los recursos públicos.
[Corchetes de NH].
Andrés L. Mateo -escritor, novelista, poeta, filósofo, educador, crítico literario, ensayista e investigador dominicano, ganador del Premio Nacional de Literatura 2004-, gloria del intelecto dominicano que con su exquisito lenguaje hace sentir a los adulterados peledeístas, cuando los juzga por su consuetudinaria vileza, como si estuvieran recibiendo merecidas honras

Recordamos una conversación con Andrés L. Mateo en un local en Nueva York -no podemos precisar qué actividad se realizaba-, en la que, bromeando, le expresamos: "Andrés, cuando escribes alguna crítica sobre algún acto reñido con la ley realizado por algún funcionario [Leonel Fernández incluido; para la época hacía de presidente], la persona aludida cree que le estás haciendo un reconocimiento, un homenaje". ¿Por qué traemos esta anécdota? Porque la expresión final con la que el intelectual dominicano termina la publicación citada se hace muy difícil de entender para el dominicano común. Nos atrevemos a decir que algunos considerarán sus palabras un halago y un agradecimiento a la figura del Dr. Leonel Fernández.

Comprendemos que el escritor, novelista, poeta, filósofo, educador, crítico literario, ensayista e investigador dominicano, ganador del Premio Nacional de Literatura 2004, se exprese de esa manera: culta, fina, elegante, decente... Pero nosotros -que hicimos nuestra investidura en Ingeniería Electromecánica en la UASD, la carrera que, además de ser la más compleja para la época (1970-1976), era, junto a la de Agronomía, la de más "tigueraje", la de la "gentuza"-, que no somos novelista, ni poeta, ni crítico literario, ni filósofo, ni hemos ganado ningún premio de historia o literatura, debemos hablar en el lenguaje que esa crápula que saqueó los recursos del pueblo dominicano entiende. Leonel Fernández, que llegó a considerarse "La Última Coca Cola del Desierto... Dios" (plasticidad divina le llama Mateo), es un corrupto, un cínico, un indolente, un perverso (Mateo llama demencial a la cantidad de dinero que saqueó, y diluyó a la forma en que lo gastó), es todo lo malo que se le puede atribuir a un ser humano, porque, siendo un hombre inteligente, culto, formado por Juan Bosch (a quien traicionó), prefirió, además de gobernar para la oligarquía -antes que enfrentarla para despojarla de todos los privilegios de los que goza desde que Trujillo pasó a otra vida-, instituir un entramado de corrupción e impunidad que ha conmocionado a todo el país y que llevará tiempo extirpar de la sociedad.

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
5 de octubre de 2023