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II.- Leo Messi, el D10S que el mundo aclama como a ningún otro mortal...

«¡Goooool, ganó Argentina! ¡Goool, Montiel convierte y ganó Argentina! Por fin un poco de justicia. Bendito seas desierto, que nos acercaste los dioses, todos los dioses de Oriente para que hicieran este acto tan justo con los muchachos llorando, de rodillas ahí abajo...»

«¡Goooool, ganó Argentina! ¡Goool, Montiel convierte y ganó Argentina! Por fin un poco de justicia. Bendito seas desierto, que nos acercaste los dioses, todos los dioses de Oriente para que hicieran este acto tan justo con los muchachos llorando, de rodillas ahí abajo. No puede ser que haya que sufrir tanto para ganar un campeonato del mundo. O acaso esté bien, porque se trata de lo más sublime, de lo más grande. No se levanten nunca muchachos, no se levanten más; quédense ahí, abrazados a ese césped, abrazados por las voces de la multitud. Quédense para siempre como estatuas; quédense para siempre en ese grito eterno del fútbol argentino, campeón del mundo.

«Pocas veces un campeón del mundo es tan legítimo. En escasas ocasiones, en contadas oportunidades, se da que aparezca un dios y diga "lo justo es que gane la Argentina y que dentro de minutos Lionel Messi levante la Copa del Mundo". Es lo que quería todo el mundo del fútbol. Que Messi diga adiós con la copa del mundo en sus manos. Dios es Maradona y Messi es el mesías. En el cielo Diego y en la tierra Messi para hacer realidad esta historia fabulosa que nos cuentan desde Oriente como un preciado presente. Una página maravillosa y extraordinaria con esas letras tan especiales que tienen los libros de cuento.

"Salió el genio con una pelota caminando... y siguió caminando por la vida... hasta que un día, bajo estas estrellas de Catar, cerca de un desierto interminable, que nos habla del infinito, Messi encuentra la eternidad que merecía"

«Había una vez un pibe en Rosario que creyó que merecía ser campeón del mundo, y frotó una lámpara, y la lámpara le dijo: "sos vos, porque el genio sos vos", y salió el genio con una pelota caminando... y siguió caminando por la vida. Y jugó un mundial, pero el genio no aparecía; y jugó otro mundial, y todavía no se le daba; y siguió frotando la lámpara, en ese cuento maravilloso que Oriente nos hace esta noche, hasta que un día, bajo estas estrellas de Catar, cerca de un desierto interminable, que nos habla del infinito, Messi encuentra la eternidad que merecía. Lionel Messi es el más grande; otra vez la Argentina se apropia de un campeonato del mundo y Messi del título rotundo de jugador de todos los tiempos. Fue Diego, es Messi, y sigue siendo la misma historia, el ADN que viene a consagrar el extraordinario fútbol argentino, la síntesis de una historia perfecta que tenía que tener esta última página.

«El escritor va diciendo que Messi sonríe desde la cancha, que la lámpara lo mira y le dice: "caminad, genio; caminad genio hacia tu gente; abrazáte a tu gente". Y ahí está Lionel Messi celebrando y festejando lo que termina como un cuento, y aquel día de diciembre de 2022, en aquel Estadio Lusail en el medio del desierto, Lionel Messi, el niño que nació genio, y estaba en la lámpara que él mismo frotaba, alcanzó la Copa del Mundo. Y cuando levantó la Copa del Mundo, y eso va a suceder en minutos nada más, cuando alzó la Copa del Mundo, los dioses se inclinaron para decir "hemos hecho justicia, hemos hecho un ídolo de verdad, un jugador grandioso, digno de todas las estirpes...". Diego en el cielo y a Messi en la tierra. Ellos son los protagonistas de una historia que se enlaza; ahí está Diego, desde algún lugar imaginario, tocando con la punta de sus índices para darle vida otra vez a esta historia, para que se prolongue la emoción extraordinaria que vemos en la cancha, en los ojos vidriosos de Messi, en el abrazo de sus compañeros, que quieren ofrendarle, primero que nadie a él, este campeonato del mundo.

«Lionel, Lionel el del primer penal, Lionel el del tercer gol llevándose el arco y volteándolo. Lionel, otra vez el del primer penal, pero ya en la definición de los penales, y otra vez la certeza y la seguridad y la grandeza y la perfección y el lujo y la geometría, y ahí están, otra vez los muchachos argentinos saltando. Han ganado el campeonato del mundo de una manera que provoca un orgullo tan grande que a uno no le cabe en el cuerpo. Da gusto ver a ese público revoleando sus banderas, revoleando sus camisas, todo por encima de sus cabezas para celebrar este triunfo. Da mucho gusto haber estado aquí. Da mucho gusto empezar a decirle adiós al fútbol y al relato de los campeonatos mundiales. Si Messi dice adiós, nos vamos con él. Te digo adiós futbol. Te digo adiós y gracias, fútbol. Adiós y gracias por el fútbol. Por las transmisiones. Por los Mundiales. Por este título. Por el Diego y por Messi. Te digo adiós y gracias, querido fútbol. Campeón del mundo, te debo tanto, pero tanto, que caminaré eternamente por el desierto diciendo y preguntándome cómo te lo pago y no habrá manera.

«Amigos, estamos en el final. Queda el festejo, queda la copa que, al alzarla, queda la inmensa alegría de ver a Argentina campeón del mundo y a Messi levantarla... Será justicia evocar este triunfo de la Argentina como uno de los más extraordinarios, recordados y aplaudidos de todos los tiempos del bendito fútbol.»
Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
24 de dicienbre de 2022