[II de III] «Si me pasa algo, que nadie mire hacia el Oriente; miren hacia el Norte, por favor...»
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Cristina Fernández de Kirchner personifica todos los atributos del peronismo, un movimiento político, creado en la quinta década del siglo XX por Juan Domingo Perón -militar y dirigente político con arraigados sentimientos nacionalistas (gobernó constitucionalmente Argentina en 3 oportunidades: 1946-1952, 1952-1955 y 1973-1974)-, que defiende la justicia social ("entendida como la defensa de los derechos de los trabajadores, el mejoramiento de sus condiciones de trabajo y vida y el aumento progresivo de su participación en la redistribución del ingreso"), los derechos de los trabajadores y de la mujer (en 1947, bajo el primer gobierno de Perón, se instituyó el voto femenino), la participación del Estado en la economía (para apoyar los sectores más necesitados), el desarrollo de la industria nacional y la soberanía política y económica por encima de los esquemas de las potencias occidentales.
El odio de la derecha argentina a los grandes exponentes de una sociedad justa, que distribuya su riqueza entre todos las capas sociales, se remonta a los gobiernos de Perón, quien, además de sufrir un golpe de Estado [en 1955, ejecutado por militares que contaron con el apoyo de los sectores más reaccionarios del entorno político, la Iglesia Católica y por Estados Unidos y Gran Bretaña (eternos imperialistas)], tuvo que falsificar documentos de identidad para no ser removido del poder político y militar al ser procreado por una india (Juana Sosa) y haberse casado previamente (con Aurelia Gabriela Tizón, quien falleciera el 10 de septiembre de 1938) a la unión con Eva María Duarte (Evita Perón).
Esas "limitaciones" que tuvo que aventajar Perón derivan de una novelesca sociedad de nobles, tipo las grandes aristocracias europeas (no es secreto que, hasta el conflicto de las Malvinas en 1982, muchos argentinos se consideraban "europeos"), que la casta oligárquica y burguesa, de la mano de la Iglesia Católica, "no podía darse el lujo de permitir". Incluso, ante esa alcurnia que se acostumbró a reglamentar el Estado para lucrarse, y para honrar la mentira plasmada en el certificado de nacimiento, hubo que variar el lugar en el que Juan Domingo Perón fue alumbrado: de la localidad de Roque Pérez -que estudios recientes han determinado fue donde realmente nació- a la ciudad de Lobos, que fue "oficializada" como la urbe en la que vino al mundo. La casa en Lobos pasaría a convertirse en un museo que recoge muchas de sus pertenencias.
El 16 de junio de 1955, tres meses antes del golpe, las Fuerzas Armadas, "con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaron [más de 100 bombas] y ametrallaron a la población civil como forma de implantar el terror e intentar tomar el poder". El despiadado ataque "tenía como objetivo principal asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete [que no estaban presentes] para consumar así un golpe de Estado". Además, "la maniobra comprendía la agresión contra civiles inermes que pudieran alzarse en defensa de un gobierno constitucional que contaba con un importante apoyo popular". La mayoría de las bombas cayeron "sobre las Plazas de Mayo y Colón y sobre la franja de terreno que va desde el Ministerio de Ejército (ubicado en el Edificio Libertador) y la Casa Rosada, en el sureste, hasta la Secretaría de Comunicaciones (situada en la sede del Correo Central) y el Ministerio de Marina, en el noroeste". En la Casa Rosada "impactaron veintinueve bombas, de las cuales seis no estallaron". Los muertos ascendieron a 350 y los heridos a cerca de mil... [Argentina.gob.ar].
Arriba, el bombardeo a la Casa Rosada y Plaza de Mayo para asesinar a Perón y sus ministros. Salvaron sus vidas porque no se encontraban en la sede de gobierno. Cerca de mil heridos y 350 muertos fue el saldo de este perverso arrebato de la derecha, la cúpula militar y EE. UU. Abajo, Raúl Alfonsín mientras pronunciaba un discurso en un acto político de la Unión Cívica Radical; el asesino apretó el gatillo varias veces, pero el arma no disparó, hecho calificado de milagroso, tal como lo sería el de Cristina Fernández hace apenas cinco días frente a su residencia mientras saludaba a sus seguidores...
Raúl Alfonsín, quien fuera concejal, diputado, miembro de una Constituyente, presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, senador y presidente de la República Argentina, sería otro de los líderes políticos que sufriría atentados contra su vida (no fue sólo uno: en total fueron tres). ¿Las razones? Las mismas: odio e intolerancia de la derecha a gobiernos reformadores. Durante su mandato presidencial (1983-1989) se empeñó en consolidar la democracia y garantizar el ejercicio del poder civil, creando el imperioso ámbito de legalidad para que los responsables de los crímenes y violaciones a los derechos humanos que se cometieron durante las dictaduras de Jorge R. Videla (1976–1981), Roberto Viola (1981), Leopoldo Galtieri (1981-1982) y Reynaldo Bignone (1982-1983) fueran sometidos a la justicia. Se le reconoce como "el padre de la democracia moderna en Argentina".
El primer intento de asesinato contra el presidente Alfonsín se llevó a cabo en mayo de 1986 mientras cursaba una visita a Córdoba; se descubrió y desactivó una bomba “colocada bajo una alcantarilla a metros de donde debía pasar el entonces jefe de Estado”. El segundo se perpetraría el 6 de octubre de 1989 (ya no era presidente; se vio precisado, debido a la aguda crisis económica, a entregar el mando a Carlos Menem antes de concluir su período de gobierno) al estallar una bomba en sus oficinas políticas ubicadas en el edificio de la calle Ayacucho al 100, a pocos metros del Congreso, mientras se encontraba ausente. Y el tercero, durante un acto de campaña en San Nicolás, en 1991, calificado de milagroso, del que escapó de la muerte porque "la pistola estaba percutada, el plomo se hallaba salido de su vaina y se detuvo al inicio de su recorrido. [Algo] infrecuente porque, además, al quedar así, trabó el tambor impidiendo que este girara y se continuara la secuencia", de acuerdo a declaraciones del juez Alberto Moreno, quien estuvo a cargo de la investigación.
Con esos nefastos antecedentes que exhibe la derecha argentina, que se nutre de lo peor de la dirigencia política, huérfana de conceptos y rica en desprecio hacia sus connacionales "no europeos" (negros, trabajadores, indigentes y pequeños burgueses de las capas baja y media que apenas pueden subsistir), que respira odio y violencia en cada una de sus expresiones, era lógico esperar que, en algún momento, contra Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández -que gobernaron para los sectores que más sufrieron durante los dos períodos neoliberales y entreguistas de Carlos Menem (1989-1999) y los cuatro años siguientes, de incertidumbre económica y política bajo los efímeros gobiernos de Fernando de la Rúa [(1999-2001); se vio precisado a renunciar el 20 de diciembre de 2001 como consecuencia del estallido social que había provocado la extraordinaria crisis económica], Federico Ramón Puerta [gobernó provisionalmente durante dos días (21 y 22 de diciembre de 2001); también renunció], Adolfo Rodríguez Saá [renunció por motivos de salud (gobernó una semana: del 23 al 30 de diciembre de 2001)], Eduardo Camaño [presidente interino del 30 de diciembre de 2001 al 2 de enero de 2002], y Eduardo Duhalde [regenteó del 2 de enero de 2002 al 25 de mayo de 2003]-, se produjera algún magnicidio o intento de magnicidio como el que sufrió Raúl Alfonsín o el que experimentó Juan Domingo Perón.
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Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
6 de septiembre de 2022