Completo.- Estados Unidos: el imperio del mal...
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Donald Trump es un perverso, un perturbado; por su clase social acciona en contra de la oligarquía que ostenta el poder en Estados Unidos. Habíamos confiado plenamente en él para que hiciera añicos el lado oscuro del imperio que tanto daño ha ocasionado a la humanidad. Casi lo logra; lo dejó con profundas heridas...Estados Unidos: el imperio del mal. Si la destrucción de ciudades, pueblos y aldeas es un crimen de guerra, ¿por qué el bombardeo aéreo queda impune y no se acusa a los responsables?
Trump se hace merecedor de los peores calificativos; fabuloso sería si fuera juzgado y encarcelado, como todos sus predecesores, aun siendo el único presidente que no intervino ni bombardeó otro país. Ahora, estar de acuerdo con los dueños de las redes sociales en lo que concierne al cierre total de sus cuentas, es muy peligroso, porque precisamente esas redes se han convertido en el único recurso que poseemos (eso pensábamos: "una cosa piensa el burro y otra quien lo apareja") para combatir las mentiras y los desmanes que emanan de los grandes emporios noticiosos, que son los que ejercen el verdadero poder en EE. UU. y demás países capitalistas, no importa el tamaño. Es un precedente que tarde o temprano nos alcanzará y vamos a lamentar... (El autor ha sido censurado cuatro veces en Facebook: en la actualidad cumple "condena" de un mes por haber pedido fin al bloqueo contra Cuba y haber llamado asesinos a los soldados imperialistas, calificativo que escuchamos y leemos hasta la saciedad, pero contra chinos y rusos).
Los medios oligárquicos que controlan el Estado norteamericano -CNN, NBC, CBS, FOX, ABC...- fomentan el odio contra China, estimulan la contagiada mentalidad de más de 300 millones de autómatas armados hasta los dientes, propician los asesinatos de seis "Asian Americans", y luego, como si no fuesen responsables, inician, con programas y documentales que llevan a derramar lágrimas, una campaña de solidaridad con los familiares de los muertos. Así actúan con los "alimentos": los promocionan, enferman hasta el tuétano al menos común de la grey y luego, con la mayor insolencia, promueven infinidad de fármacos creados para "sanar" las enfermedades que ayudaron a "pandemizar". Igual hacen con las invasiones, la destrucción, el saqueo y los asesinatos de millones de ciudadanos: consumados los más horrendos crímenes, son los primeros en llorar las desgracias que estimularon. Eso se llama perversidad, vileza, abyección. Eso es Estados Unidos: uno de los más malvados imperios que ha conocido la humanidad. ¿Verdad, Mark Zuckerberg? (Pregunta que le hiciéramos al dueño de Facebook por haber cerrado nuestra cuenta).
La facilidad que existe hoy para al acceso a la información (o a la desinformación) nos permite refinar (o adulterar) los criterios que nos habíamos forjado acerca de la mediocridad y la estupidez. Cuando no había información, los torpes y bobos eran, en todas partes, los campesinos, percepción que, con sus cuentos, fue desmontada por Juan Bosch -ese extraordinario literato y político dominicano derrocado por órdenes de John F. Kennedy, El Pentágono y la CIA en septiembre de 1963- y radicalmente silenciada por la revolución que llevara a feliz término Fidel Castro.
A George W. Bush se le descompuso el estómago con los disturbios del Capitolio. Nada más y nada menos que a él, quien ni siquiera se inmutó con los cientos de miles de niños, mujeres y ancianos asesinados en Irak por orden suya y con las bombas que su país fabrica...
Leer o escuchar lo que dice un senador norteamericano acerca de algún tema vital nos lleva a precisar que es mucha la sabiduría de un campesino comparada con la ignorancia y la idiotez de quienes toman las decisiones más importantes en el país más poderoso del mundo. Hoy, gracias a la información que nos llega por los propios medios oligárquicos, podemos oler el peligro que habita en cualquier decisión que pudiese ser tomada por los escasos de inteligencia que conforman el congreso norteamericano, acostumbrados a enriquecerse y a enriquecer su nación a costa de otros pueblos.
Biden, justo estrenándose en el poder (en la posición 1; la 2 la había ocupado por ocho años), consideró a Venezuela "una amenaza inusual y extraordinaria para EE. UU.". Lo dice quien preside la oscuridad del imperialismo. Esa depravación se impregna en el ambiente porque a ningún norteamericano, sea "culto o chusma", burguesía u oligarquía, se le ocurre preguntarse el porqué, como tampoco se le ocurre preguntarse cómo un país con una deuda de cerca de 25 mil billones de dólares puede proporcionarle a sus ciudadanos tantos recursos para "paliar" los estragos que ha causado la actual pandemia (recursos que con toda seguridad provienen de los saqueos a las naciones que han bombardeado y destruido).
Se fue Donald Trump, etiquetado como loco -con sobradas razones- mientras ejercía el poder hegemónico norteamericano (no inició una sola guerra durante su mandato de cuatro años), y entró un armígero, un belicista... (con una vasta experiencia adquirida con Barack Obama, quien bombardeó siete países, los destruyó y saqueó y, además, asesinó cientos de miles de sus ciudadanos). Quienes no oran deberían comenzar a hacerlo...
Quienes han aupado a Joe Biden, de palabra o con votos, incluyendo los "grandes revolucionarios venezolanos y cubanos" (lo que no hubiese sucedido si Hugo Chávez y Fidel Castro viviesen), son y serán tan culpables como él por los crímenes de guerra que comete y cometerá Estados Unidos. Ante Dios tendrán que rendir cuenta por los asesinatos de yemeníes, sirios e iraquíes, y de las barbaries que sacudirán al mundo por las intervenciones norteamericanas (que dejarán desolación y muchos muertos).
Países bombardeados por Estados Unidos |
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
25 de mayo de 2021