[III de IX] Leonel Fernández es el dominicano más corrupto, cínico, indolente y perverso que ha parido la República Dominicana...
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El Congreso Nacional Elector -del que resultó candidato Danilo Medina- se convirtió
Nada sería igual; el PLD transitaba el camino hacia la autodestrucción. Sería cuestión de tiempo. Sólo necesitó llegar al poder para que se perdieran 23 años de extraordinaria estructuración política, catalogada, en su justo momento, como "única en América".«en la antesala para que surgieran las fechorías que se cometieron en una institución de la que se eliminó todo mecanismo de fiscalización; el partido optó por disputarle a reformistas y perredeístas el primer lugar en lo que respecta a hacer lo mal hecho.
«Las ejecutorias de Leonel Fernández y el partido, en el ejercicio del poder, han sido frustrantes. El desvío de las prédicas del profesor Bosch -y de lo que constituía la naturaleza fundamental del PLD- es total; la integridad, la dignidad, el compromiso con la patria y el respeto al patrimonio del pueblo sólo eran consignas de campaña. Parece que desde el poder las cosas son diferentes... y fuimos advertidos: "esperen a que sean gobierno y veremos si las cosas son iguales". ¡Palabras proféticas! Se gobierna con los mismos privilegios para la clase que se combatió mientras el partido era oposición; se hace lo mismo que hicieron desde el gobierno perredeístas y reformistas y se fomenta el vicio corruptor del poder para la acumulación originaria.
«La realidad política del PLD para los comicios del próximo 16 es totalmente diferente a la que le impregnó Juan Bosch, y que exhibió mientras fue presidido por él en plenitud de sus facultades. El evento electoral... no ofrece alternativas saludables para los dominicanos. Del PRD y del Partido Reformista (entelequia que desaparecerá del panorama político tan pronto Balaguer deje el mundo de los vivos) no hay nada que decir, de la misma forma que no hay nada que decir de sus candidatos. Por eso, la consigna que debe primar para estas elecciones es "¡NI BALAGUER, NI HIPÓLITO, NI DANILO!".» [«Ni Balaguer, ni Hipólito, ni Danilo. Un certamen electoral sin alternativas saludables»].
Para que no quedara dudas, habíamos escrito un ensayo haciendo una comparación sociopolítica entre el sistema electoral norteamericano y los mecanismos de funcionamiento con los que Juan Bosch había fundado el PLD, mismos que fueron arrancados de raíz por la megalomanía de Leonel Fernández y el odio que comenzó a abrigar por el profesor Bosch cuando, en una entrevista con Nuria Piera, previa a las elecciones de 1996, escuchó de la boca del propio Bosch decir, en alusión al extraordinario discurso que exhibía, que él era un producto del PLD, atinado señalamiento hecho por el fundador del partido para dejar constancia de que ese distintivo no era el resultado de una gestión individual sino, de la escuela política que era el Partido de la Liberación Dominicana.
Las cámaras captaron la reacción de Leonel Fernández en el preciso momento en que Bosch enunciaba la sentencia. No pudo ser más descriptiva su insatisfacción. Fernández entendía, y eso vinimos a comprenderlo más adelante, que lo dicho le restaba valía personal, sobre todo cuando el profesor Bosch inició sus palabras refiriéndose a él como "una mina de oro", palabras que fueron dichas por un hombre que muy pocas veces en su vida había dedicado tiempo a glorificar a una persona, mucho menos, como era el caso, a un imberbe que lo único que poseía para exhibir era su oratoria (la ruindad para congraciarse con Dios y con el diablo con tal de lograr cualquier objetivo de índole personal la llevaba oculta). Bosch se dio cuenta de que había cometido un imperdonable error y de inmediato accionó para intentar subsanarlo, añadiendo lo que con toda claridad enfadó a quien no tardaría en evidenciar al ególatra, corrupto e indolente que interiormente lo consumía.
En el ensayo aludido [«PLD y EE. UU.: comparación sociopolítica. Leonel Fernández»], realizado a partir de la similitud que existía entre los colegios electorales del sistema norteamericano de elecciones y los organismos del PLD, concluimos: «Mientras los norteamericanos cuidan su proceso de selección (por más de dos siglos), el mismo que usó el PLD en su estructura como organización por más de 24 años (partido de organismos), los peledeístas destruyen las murallas con las que el partido evitaba que los gérmenes del desorden, del oportunismo, del enriquecimiento ilícito y de la corrupción se reencontraran con sus miembros, procedentes -en su gran mayoría- de las capas más bajas de la pequeña burguesía».
Para establecer ese final, habíamos dicho: «Unos “genios”, dominicanos y peledeístas, que construyeron puentes y túneles, creyeron que la sociedad había cambiado con esas obras. Y resulta que están equivocados; no tienen la capacidad de entender que las sociedades no cambian con las obras materiales; que las sociedades cambian con la educación, con la reglamentación, con el ejercicio de las leyes y, sobre todo, en términos de clases, cuando la baja pequeña burguesía (en todas sus capas) tiende a disminuir hasta llegar al nivel que corresponde, haciendo lo que es natural en sociedades como la norteamericana, la alemana, la sueca o la francesa, y dando paso al desarrollo formal de la burguesía (que paralelamente desarrolla la clase obrera)».
En un país de respeto y leyes Leonel Fernández hubiese tenido que rendir cuentas acerca de cómo obtuvo los fondos para la construcción de FUNGLODE, una fundación "sin fines de lucro" -pero multimillonaria- dedicada a "muchas" actividades
El gobierno que sucedió al del doctor Leonel Fernández en el período siguiente, 2000-2004, lo encabezó el ingeniero agrónomo Hipólito Mejía, quien hizo un circo del poder político que confiere la dirección del Estado; de la economía una desgracia (gracias a las manipulaciones que ejercía el propio Fernández en la oscuridad); y del futuro una incertidumbre que adquirió autenticidad con el retorno a la jefatura del Estado del Dr. Fernández.
El Ing. Agr. Mejía tuvo en sus manos todas las herramientas -pruebas incluidas- para encerrar por el resto de su vida al hombre que pervirtió la sociedad dominicana; y no lo hizo. El resultado lo estamos pagando, aún en el preciso momento en que estamos escribiendo estas líneas, todos los dominicanos, vivamos en el lar patrio o en el rincón más alejado del planeta.
En el cuatrienio 2004-2008 la República Dominicana experimentó un auge inconcebible en el tráfico y venta de drogas, los robos, los atracos y los asesinatos. Con el nuevo gobierno del "Nuevo Camino" los consulados iniciaron la venta de pasaportes a ciudadanos chinos; miembros de la Fuerza Aérea Dominicana y de la Marina de Guerra se dedicaron al tráfico de drogas como si fueran actividades propias de su formación castrense; surgió una epidemia de dengue y el Secretario de Salud llamó locos a quienes pedían se declarara un 'Estado de Emergencia'; el propio asesor en materia de drogas reconoció que la seguridad jurídica del país era un caos; la Iglesia afirmó que la patria estaba amenazada por la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción y el desorden; hubo que hacer, en una comunidad rural, colectas para construir el baño de una escuela mientras el mandatario y su esposa se paseaban por el mundo, sin supervisión de gastos, dilapidando millones de dólares que eran usurpados al presupuesto y bien pudieron haberse utilizado para asuntos de necesidad nacional (que abundan en el país como las ciguas); con dinero del pueblo dominicano se realizó una actividad política en el Palacio Nacional, de reconocimiento a la figura del Dr. Balaguer, para mostrar agradecimiento a los reformistas, actores de primer orden en llevar a Leonel Fernández al poder (en 1996); inició el expendio de bebidas alcohólicas en centros de “autocervezas”, único país en el mundo que ha sido capaz de embarcarse en tal despropósito; funcionarios tomaron documentos del Palacio Nacional, supuestamente sin consentimiento del presidente, y lo presentaron en el Congreso para que se aprobaran proyectos que los beneficiarían...
Todos esos absurdos hicieron que el Estado en el que Leonel Fernández ejerció la segunda presidencia fuera reconocido como un Estado fallido por la revista “Foreign Policy” y el Grupo Fondo para la Paz, en Washington, para finales de junio o principios de julio del 2005. El Dr. Fernández rechazó enérgicamente el señalamiento pero olvidó, al hacerlo, que si la República Dominicana no fuera una caricatura no hubieran podido, él y su equipo, hacer lo que les diera la gana (gastar cientos de miles de dólares en sombreros para doña Margarita, cabildear para futuros reconocimientos que saciaran su megalomanía, etc.). La adulteración con la que ejerció el poder lo llevó a venderse como legalista, aunque no moralista; hay que ser un viciado endemoniado para condenar los contratos de grado a grado para luego, como efectivamente lo hizo, ponerlos en práctica porque "no había legislación al respecto". Ese comportamiento se haría rutinario.
«Para la misma fecha se verificaba la presencia de militares estadounidenses en la frontera con Haití como una “petición del gobierno dominicano al de los Estados Unidos para ayudar a los soldados dominicanos a establecer una zona de seguridad en la línea fronteriza y evitar la entrada de drogas y la comisión de otros delitos”. A la vez, se firmaba un acuerdo mediante el cual quedaban exonerados de culpa los soldados norteamericanos que cometieran delitos o crímenes en el país “como un gesto de buena voluntad, amistad y cariño del Gobierno dominicano hacia el de los Estados Unidos”... ¿Cómo puede haber buena voluntad, amistad y cariño para quienes nos han intervenido dos veces; pisoteado nuestra soberanía; derrocado el mejor gobierno que ha tenido este país; derrocado a quien se sacrificó para formarlo a él y ahora le paga con la traición, en tanto emigra políticamente de las concepciones básicas del PLD a posiciones recalcitrantes y retrógradas? ¿Para qué ofrendaron sus vidas el coronel Rafael Fernández Domínguez –“Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad”- y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó?
«El doctor Fernández materializó su “espectáculo de protesta” por la declaración del Estado fallido, que se había producido quince o veinte días antes de su reacción, sólo para ocultar la presencia de los militares norteamericanos y la exoneración de culpabilidad de aquellos que cometieren delitos o crímenes en el país (pretendía, en virtud de los desconocimientos propios de una sociedad como la nuestra, y de los “intereses” con los que opera la prensa dominicana, crear un ambiente de euforia en la opinión pública favorable a su estrategia).» [«Leonel Fernández, ¿nuevo paradigma? Leonel y la traición a Chávez»].
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Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
6 de marzo de 2020