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[I de IX] Leonel Fernández es el dominicano más corrupto, cínico, indolente y perverso que ha parido la República Dominicana...

La baja pequeña burguesía dominicana - Rafael Leónidas Trujillo Molina y Joaquín Balaguer no engañaron a nadie. Trujillo, que nació ladrón, fue formado por las tropas interventoras yanquis para reprimir, cercenar libertades y asesinar; Balaguer, que nació y creció respetando lo ajeno, se formó con Trujillo y no podía aprender otra cosa que no fuera reprimir, cercenar libertades y asesinar...

Estampa de la baja pequeña burguesía...

El 26 de noviembre de 2010 escribimos un artículo titulado «La baja pequeña burguesía y el neotrujillismo. A 50 años de las hermanas Mirabal haberse convertido en símbolo del ideal libertario». Hicimos un compendio acerca de la baja pequeña burguesía dominicana que consideramos necesario incluir en el presente ensayo para conocer la vileza que encarna el Dr. Leonel Fernández. Citamos:
«El pequeño burgués de las capas baja, baja pobre y baja muy pobre, cuando adopta una definición ideológica, la alimenta con sentimientos y emociones que lo empujan a “destacarse socialmente”, a "escalar posiciones que lo distingan"; sólo le interesa darse a conocer y nada más.» [Juan Bosch (JB)].

«Las capas bajas de la pequeña burguesía se nutren del campesino que llega a las ciudades, que, por sus condiciones materiales de existencia, es ideológicamente burgués. De ellas sale tanto el guardia y el policía como el activista político, que vota convirtiendo ese acto en una inversión que, cree él, conoce muy bien el candidato por el cual sufragó. Está totalmente convencido de que el voto que emitió fue el que hizo presidente de la República a su candidato y que este también lo cree, por lo que espera una “retribución material” a cambio.» [JB].

«La conducta de la baja pequeña burguesía está regida por el afán desmedido de escalar sectores o capas superiores sin miramientos, haciendo cuanto este a su alcance para lograr, siempre en el plano personal, los lujos o formas de convivencia atípicos en una sociedad atrasada. En su movilización a otros horizontes, la baja pequeña burguesía ha arrastrado hábitos y patrones de comportamiento similares a los que la sustentan en la patria de origen...

«El bajo pequeño burgués hace lo impensable para subir en la escala social: miente, roba, inventa chismes, mata, traiciona; a su madre critica si le da la espalda; se cree amigo personal de militares y funcionarios que no conoce; 'sabe de todo', calumnia, fabula; repite lo que oye y lee sin constatarlo y su alma vende, al diablo de ser necesario, por la obtención y exhibición de bienes materiales. De él se puede esperar cualquier atrocidad sin importar la magnitud de la misma; es responsable -por los millones de iguales- de la sociedad que existe y ha existido siempre en la República Dominicana; de los interminables gobiernos de Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y -parece que, por el trabajo sucio que realiza, en un futuro no muy lejano- algún otro Trujillo.»
Concluíamos con las siguientes palabras:
«¡LAS HERMANAS MIRABAL MERECEN EL RESPALDO, EL RESPETO Y LA ADMIRACIÓN DE TODOS LOS DOMINICANOS POR SU SACRIFICIO EN ARAS DE LA LIBERTAD DE LA PATRIA!»
Rafael Trujillo Molina siempre fue malo; desde pequeño mostró sus malignas cualidades (debemos decir que fue el déspota más degradado que parió América). Para aquellos dominicanos que no leen, ¡y deben ser muchos!, mostraremos una radiografía del cuerpo y del alma de quien se hizo llamar:
Benefactor y Salvador de la Patria;
Padre de la Patria Nueva;
Generalísimo Invicto de los Ejércitos Dominicanos;
Restaurador de la Independencia Financiera;
Rector Vitalicio de la Universidad de Santo Domingo (UASD) y Doctor (declarado por todas las facultades);
Primer Maestro, Primer Médico, Primer Periodista, Primer Abogado y Primer Agricultor de la República;
Primer Anticomunista de América;
Genio y Generoso Abanderado de la Paz;
Paladín de la Libertad;
Líder de la Democracia Continental;
Protector de Todos los Obreros;
Héroe del Trabajo;
Padre de los Deportes;
Perínclito de San Cristóbal;
Salvador de la Dignidad Nacional...
El niño Rafael Trujillo Molina vestido de Generalísimo para una fiesta de disfraces en 1896

En «Comentarios al capítulo I del libro "Trujillo, mi padre en mis memorias", de Angelita Trujillo (I de VII)» (que además publicamos en Acento cuando aún escribíamos para ese medio), insertamos el estudio que Juan Bosch había hecho de la procedencia y personalidad de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Citamos:
«¿De dónde salió?», se pregunta Juan Bosch en la página 40 de su libro «Póker de espanto en el Caribe» (1ra Edición, 1988, Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, RD). «¿Cuáles son las raíces de su psicología, el origen de su sed de más poder, de más riquezas, de más honores; su capacidad de odiar, la necesidad de tener a su alrededor cada vez mayor servilismo, más sumisión; su incapacidad para tolerar la existencia de un alma libre cerca de sí, su odio a quien quiera que se distinga sin su ayuda, su afán de calumniar, rebajar, enlodar reputaciones?», continúa preguntándose el profesor Bosch para, después de analizar la procedencia, la educación, el entorno, la personalidad, la formación y el comportamiento, establecer las siguientes premisas sobre Trujillo:

«.- "Nació de segunda, por lo que desde niño sintió el desprecio de la gente de primera", creciendo con un complejo de inferioridad que le llevó a denigrar a todo aquel que era un obstáculo para sus propósitos y con una obsesión por poseer riquezas, sólo "para sobreponerse a los que le despreciaban por su origen".

«.- Además de sus "maldades, de toda la podredumbre y de toda la bajeza que había a su alrededor", aprendió de la fuerza de ocupación norteamericana "el desprecio a los dominicanos. Las debilidades se conjugaron con una gran guerra mundial dando por resultado la ocupación militar, justo a tiempo para que esa encarnación de los vicios dominicanos pudiera prosperar y llegar a la cima del poder político en el país".

«.- "La incapacidad de Trujillo para distinguir matices y su fuerza de odio le llevaron a medir con un mismo rasero a sus adversarios. A todos los aplastaba con igual saña; y esa saña no reconocía límites ni materiales ni límites morales". Con el terror, fue "el amo en tres órdenes: el militar, el político y el económico, sometiendo el país a su voluntad.". El ejército, que no pudo escapar a ese terror, lo sembró en el pueblo, "gracias a lo cual pudo hacerse amo absoluto de la vida política del país". De ese terror ni sus familiares escaparon; un "terror compacto, inmisericorde", que se convirtió en la base del imperio económico. Con todo en sus manos, pudo adueñarse de la riqueza del país.

«.- El régimen se sustentó "en las clases que se desarrollaron bajo su gobierno": terratenientes y una pequeña burguesía que floreció gracias "a que la legislación social de Trujillo le permitió tener mano de obra esclava y tierras casi regaladas", y a que se asoció con el dictador en muchas de sus empresas, "sobre todo en las de carne y leche y sus derivados".» [Comillas altas de JB]
Rafael Leónidas Trujillo Molina gobernó el país bajo mano férrea desde 1930 hasta su asesinato en 1961. Ejerció la dictadura más sangrienta de América: reprimió toda oposición, instauró el culto a la personalidad, coartó las libertades civiles y desconoció olímpicamente los derechos humanos. Durante más de tres décadas asesinó cerca de 30,000 personas, incluyendo los 10,000 a 15,000 haitianos acribillados cuando “el volcán que llevaba dentro estalló y dio la monstruosa orden”.
«En un viaje hecho a Haití el tirano enamoró a una joven haitiana a quien se proponía llevar a Santo Domingo. Cuando el presidente haitiano lo supo fue a visitar a su colega para pedirle que dejara en paz a la joven, pues era parte de una familia muy conocida en Haití y su fuga podría tener malas consecuencias en las relaciones de los dos gobiernos. Trujillo, débil de carácter, accedió. Pero uno o dos días después, ya de vuelta en su país, comenzó a sentir celos del gobernante de Haití y a irle cobrando un odio que fue creciendo irresistiblemente, tanto que al fin ese odio requería convertirse en hechos que le crearan una situación difícil al presidente vecino. Así, cierto día, hallándose en fiesta en las cercanías de la frontera, el volcán que llevaba dentro estalló y dio la monstruosa orden.» [Juan Bosch, «Las dictaduras dominicanas», Págs. 172-173. Ver «Comentarios al capítulo III del libro "Trujillo, mi padre en mis memorias", de Angelita Trujillo (III de VII)», o en Acento]
Joaquín Balaguer en su juventud

De Joaquín Balaguer se sabía para lo que daría: haber sido títere de Trujillo era más que suficiente para vislumbrar en él un futuro tiránico; además, el resentimiento con el que habló acerca de los demás intelectuales dominicanos, cuando apenas era un avezado "mozalbete", indicaba la deformación social con la que había crecido (sus orígenes se encuentran en la baja pequeña burguesía, esa capa cuya magnitud, en todas las épocas, ha contribuido significativamente a la deformación de la sociedad).

Los primeros doce años de gobierno del Dr. Balaguer no tienen nada que envidiar a los 31 de la dictadura de Trujillo. Balaguer utilizó a los miembros de las Fuerzas Armadas y algunos desertores de izquierda, convertidos en sicarios natos (agrupados en una organización de terror que se hizo llamar “La Banda Colará”), para asesinar a más de 3,000 dominicanos. Al ser expulsado de la presidencia, en 1978, por la voluntad del pueblo dominicano, Balaguer había exterminado a la juventud prometedora y decidida que tenía la nación.

Con relación a la corrupción, nadie mejor que él para reconocer la perversidad y el desfalco con los que fueron manejados los recursos del erario: “La corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”.

Para 1922-1923 Balaguer había publicado 'Claros de luna', su primer libro de versos. Ante las críticas, que serían muchas, y con odio y resentimiento (que tendrían que ver con su procedencia social), Balaguer inserta el prólogo que sigue en 'Tebaida lírica', su nuevo libro:
«Abro este paréntesis para llenarlo de odio y de gratitud. Odio a los que en plazas y corrillos me combatieron aceradamente; odio a los poetas afeminados que envidian la virilidad de mi arte; odio al que escondió en el ‘bouquet de rosas de un elogio una mal disimulada flor de envidia’, odio a los consagrados que no han querido tenderle la mano al jovenzuelo imberbe que los abruma con su orgullo, y odio, finalmente a todos los Pachecos que, no atreviéndose a combatirme con la pluma, se encogieron de hombros cuando vieron al mozuelo audaz cruzar tras la apolínea caravana. Y entre el rebaño de intelectuales imbéciles y de escritores verdaderos, gratitud solamente para aquellos que al aparecer mi 'Claros de Luna' me tendieron la mano como a un hermano menor. César Tolentino fue el primero que me saludó como a un compañero novel acogiendo en las columnas de 'La Información' los partos de mi fantasía; y a él es al primero y quizás el último que puedo agradecer algo, porque aún tengo el orgullo de ser, en nuestro medio árido, como una planta rara que solo necesita para vivir de la savia de su arte y del aire que respira en la atmósfera de sus sueños. Por eso pongo entre este zarzal de odios una sola flor de gratitud. Yo aborrezco el ambiente en que me ha tocado nacer, pero aborrezco más a los intelectuales (con muy pocas excepciones) con quienes he tenido la mala suerte de codearme... Mi 'Tebaida Lírica' molestará a muchos (yo gozo molestando) y algunos borricos rebuznarán (yo gozo oyendo rebuznar) en la estéril sabana de las letras... Pero yo, como el poeta Adán Aguilar, a todos los espero para combatirlos “uno a uno como caballeros, o a todos juntos como malandrines”.» [«César Tolentino fue una de las plumas más vigorosas y combativas del periodismo dominicano. Orador brillante, escritor e intelectual, que no conoció el miedo para luchar contra la intolerancia, la corrupción y el abuso. Peleó ardorosamente tras la reelección del presidente José Bordas Valdez, atacó al gobierno de Horacio Vásquez (por lo que fue perseguido y cerrado el periódico bajo su dirección) y se opuso vehemente a la ocupación del territorio dominicano por tropas estadounidenses en 1916, lo que obligó su exilio...» (Ángela Peña, periódico Hoy, 30 de octubre de 2016).]
Rafael Trujillo y Joaquín Balaguer no engañaron a nadie. Trujillo, que nació ladrón, fue formado por las tropas interventoras yanquis para reprimir, cercenar libertades y asesinar; Balaguer, que nació y creció respetando lo ajeno, se formó con Trujillo y no podía aprender otra cosa que no fuera reprimir, cercenar libertades y asesinar. Trujillo fue un vulgar ladrón, pero sólo él robó. Balaguer no robó, pero permitió que sus adulones y colaboradores robaran.


Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
3 de marzo de 2020