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I.- Si en República Dominicana el voto se ejerciera con conciencia, Guillermo Moreno se convertiría en el próximo presidente...

Al negarle el pueblo dominicano a Juan Bosch la posibilidad de dirigir los destinos de la nación; al Leonel Fernández no proporcionarle a ese mismo pueblo el gobierno que su mentor pretendía darle; al conocer -con la experiencia que proporciona la vida- la mediocridad, la sumisión, la indiferencia y la traición que habitan en un cuantioso número de ciudadanos; tomamos la decisión, hace varios años, y por lo que nos resta de vida, de transitar el camino de la anarquía...

Al negarle el pueblo dominicano a Juan Bosch la posibilidad de dirigir los destinos de la nación; al Leonel Fernández no proporcionarle a ese mismo pueblo el gobierno que su mentor pretendía darle; al conocer -con la experiencia que proporciona la vida- la mediocridad, la sumisión, la indiferencia y la traición que habitan en un cuantioso número de ciudadanos; tomamos la decisión, hace varios años, y por lo que nos resta de vida, de transitar el camino de la anarquía.

Lo que acabamos de decir lo manifestamos por una razón: ¿cómo es posible que los dominicanos, habiendo políticos honestos, íntegros y responsables, como Guillermo Moreno y Minou Tavárez Mirabal, no sean capaces de abrir los ojos y liberarse del dominio que ejercen unas pocas familias y los inmorales y corruptos que se desempeñan como sus representantes incondicionales? Este cuadro, pintado por la incompetencia para votar por lo mejor, es el abominable cuadro que históricamente ha llevado a los grandes líderes revolucionarios a tomar el poder por vía de las armas, y a guillotinar a cuanto irreflexivo se cruce en el camino con la marcada intención de lacerar el rumbo de la nueva realidad económica, social y política.

El mercado de la política, propiedad de burgueses y oligarcas, es idéntico al mercado comercial: cuando se sale a comprar una manzana, una piña, un par de zapatos, un libro o un vehículo de motor, sólo el raciocinio puede señalar la mejor selección, basado en criterios de calidad, eficiencia, rendimiento y precio. Lo mismo debe suceder con los “productos políticos”. ¿Por qué, si es tan fácil discriminar entre los artículos que hay en un supermercado, una tienda de calzados, una librería o una agencia de autos (en el español que se habla hoy, por estas comarcas, la agencia de vender coches se conoce como "dealer"), es tan difícil hacerlo en el ventorrillo de la política, donde son poquísimos los "bienes" y está contaminada la mayoría (podrida; lo que ha sido constatado por el más ignorante de los nacidos en esa porción de la isla que compartimos con los hijos de Toussaint Louverture)?

Además, el voto es gratis; ¿qué problema tan grave es el que aflora en tantas personas cuando están en las urnas -con la obligación de cumplir con un mandato constitucional que se ejerce de manera secreta-, prestas para depositar el voto y no son competentes para favorecer al mejor candidato? ¿Qué beneficio obtiene quien vota influenciado por la publicidad cuando los medios han llegado a un punto en el que no pueden seguir limpiando el fiemo que convive con esa mayoría?

El ejercicio del sufragio tiene mucho que ver con la integridad y el nivel de conciencia de quien se apersona a un reducidísimo y cerrado espacio que protege su privacidad y la independencia de criterio necesarias para que actúe en consecuencia con el sentido común (para el bien común). ¿Puede haber un ser humano tan apocado, inepto y con tan poca determinación como para no saber que absolutamente nadie tiene por qué enterarse si su yo interior, "esa parte que dentro de nosotros mismos actúa como guardián de la moral sobre lo que pensamos, sentimos y hacemos", le dicta que debe elegir al mejor postulante para que rija los destinos del país en el que tanto él como su familia viven y del que se beneficiarán enormemente si contribuye a llevar, como cabeza de la administración del Estado, a una persona pulcra, que no ha estado contaminada con, ni involucrada en, inmoralidades y actividades delictivas en detrimento de su propia calidad de vida?

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
25 de octubre de 2019