Usamos cookies para brindar un mejor servicio. OK Más información

Mi preciado Puerto Rico... En primera persona

Puerto Rico y el abuso que cometen sus gobernantes con los profesionales y técnicos que trabajan por cuenta propia y para la empresa privada, con la propia empresa privada y con los retirados que reciben Seguro Social del Tesoro de los Estados Unidos por el dinero que tributaron con tales fines y les es desplumado por los abusivos impuestos que el ejecutivo y los legisladores se empeñan en aprobar...

En 1988, hastiado por el desorden de la sociedad dominicana y de los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y del Dr. Joaquín Balaguer, dejé mi país. Atrás quedaron el trabajo que adoraba [Gerente de Turbinas de Gas y Motores Diesel de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), cargo al que renuncié después de dedicarle con pasión más de una década de mi vida a esa empresa propiedad del Estado], mi querida y entrañable familia y la patria amada.

Llegué a Puerto Rico, en la incertidumbre, teniendo trabajo con Iberia, la línea aérea española, y Gas del Estado, empresa pública argentina dedicada a la distribución y comercialización de gas natural, privatizada en 1992 por Carlos Saúl Menem, uno de los gobernantes más perversos que ha tenido la República Argentina, "acusado de corrupción, detenido por tráfico de armas a Ecuador y Croacia, imputado de poseer cuentas bancarias no declaradas en bancos suizos, señalado por recibir sobornos de la empresa Siemens AG, puesto bajo arresto domiciliario y condenado a siete años de prisión...".

Escogí Puerto Rico, isla que con anterioridad había visitado en innumerables ocasiones, por el desarrollo económico y el orden que mostraba para la época y por la cercanía con mis padres, a quienes quería con toda el alma y podía visitar cuantas veces dispusiera. Gracias a un apreciado amigo, a quien conocí por las relaciones que había establecido con Westinghouse en virtud de las partes que se requerían comprar para la reparación de las unidades a gas relacionadas con ese fabricante (desde los últimos cargos ocupados en la CDE: Jefe de Mantenimiento Turbogas San Pedro de Macorís, Jefe de Planta Central Turbogas Los Mina, y Gerente), conseguí trabajo en apenas una semana. Desde entonces, Puerto Rico pasaría a convertirse en mi segunda patria; le entregué los mejores 30 años de mi existencia. Podría decir, sin temor a errar, que quiero tanto esta nación como la mía; por ella estaría dispuesto a dar la vida con tal de materializar su independencia y sacarla de su indefinición y los daños colaterales que derivan de ella.

¿Por qué esta larga introducción? De mi prendada República Dominicana, me saturé de políticos criminales y del pérfido desorden que parece no tener límites en sus manifestaciones. De igual manera, estoy alcanzando el mismo nivel de hartazgo en mi preciado Puerto Rico: por la permisividad de sus ciudadanos, por los mismos políticos perversos y corruptos, por la degradación moral, por la enajenación y por un chovinismo presuntuoso y absurdo que corroe la sociedad. ¿Cómo es posible que este país, teniendo recursos humanos tan bien formados en todas las áreas de la actividad humana, se haya dejado engatusar por la abyección de unos políticos que han endeudado la nación de manera grotesca y maligna para mantener parásitos e incompetentes trabajando en el tren gubernamental en desmedro de la cuarta parte de la población en edad productiva, que es la que ejerce de manera privada?

Gobernantes y legisladores no saben qué otros impuestos fijar para corregir un daño por el que deberían estar presos. Los que sancionan leyes se han dedicado, por mantenerse cometiendo los mismos errores e incurriendo en los mismos vicios asentados en las cámaras y propiciados por la perfidia y el adocenamiento, a perjudicar a quienes trabajan en la empresa privada o por cuenta propia. Pero hay más: un sector, el de los retirados que recibe Seguro Social por haber tributado ante el Tesoro de los Estados Unidos, es el más perjudicado, y está siendo constantemente saqueado por los viles que pretenden pagar un endeudamiento ocasionado por una nómina oficial que ha sido inflada deliberadamente con los activistas y cuernos políticos de cada uno de los dos partidos que históricamente se han repartido el pastel en que han convertido el adefesio que se ha dado a conocer como Estado Libre Asociado (ni es "Estado", porque al ser colonia -sin ejército propio, sin moneda propia y sin decisiones propias- inicia con minúscula, no con mayúscula; ni es "Libre", porque subyace bajo el poder que ejerce Estados Unidos; y mucho menos es "Asociado", porque las colonias no se mancomunan con sus verdugos imperialistas de la metrópoli).

La comida ha incrementado más de un 50%; el agua no encuentra nomenclatura imbécil y risible para otro gravamen; la luz se encamina hacia un aumento del 30%; el impuesto a la propiedad subió en un 29%; los peajes han sido elevados en cerca de un 100%; los seguros, que a la fecha no han honrado los daños ocasionados por el huracán María (¡y que de manera coercitiva el infame gobierno exige pagarlos, aún ellos -los aseguradores- no honren el contrato que los obliga a indemnizar!), han subido un 75%; acrecentó el Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU) y fue ampliada su aplicación a productos de primera necesidad y servicios que estaban exentos; la gasolina y otros combustibles han entrado en la misma definición de robo que se usa en República Dominicana ante los exorbitantes precios que hay que pagar por la unidad de consumo (galón o litro) de cada derivado...

El incompetente gobierno actual ha elevado tanto el costo de la vida que quienes reciben Seguro Social (incluido el autor) tendrán que pedir limosnas para subsistir. Ahora, al regresar al país después de un viaje al otro espantajo que pretende fungir como, y no alcanza a ser, un Estado normal, me acabo de enterar de que los 99 dólares incluidos en el costo total del "contrato que obliga a las aseguradoras a indemnizar por daños físicos (personales) y al vehículo propio, lesiones corporales a, o perjuicios a la propiedad de, terceros", etc., correspondientes al Seguro Obligatorio, han sido incluidos en la larga lista de "objetivos" para captar recursos y pagar una deuda de la que no somos responsables. En lugar de recibir el reembolso de los 99 dólares me llegó un cheque de US$90.32 [US$8.68 menos (casi un 9% sin que haya asomado una explicación)]. ¡YA BASTA! ¿HASTA CUÁNDO LOS MÉDICOS, ABOGADOS, INGENIEROS, TÉCNICOS; LA EMPRESA PRIVADA Y LOS BENEFICIARIOS DEL SEGURO SOCIAL SEGUIREMOS SOPORTANDO TANTO ABUSO PARA MANTENER VIVIENDO COMO REYES A RUFIANES, SOSTENIDOS Y APROVECHADOS DEL GOBIERNO Y DE SUS AGENCIAS?

Con unos congresistas enfocados en legislar necedades; prohibir, gravar, coartar libertades; no está lejos el día en que se dediquen a imponer gravámenes al tiempo que un ciudadano se expone al sol, a la cantidad de aire que respira, al número de palabras que usa cotidianamente, a las tantas veces que la luna entra en cuarto menguante, a la suma de los estornudos diarios... y, por qué no, al volumen de orina que el cuerpo expulsa cada día.

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
26 de mayo de 2019