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[IX de IX] ¿Dictadura o Petróleo? Las garras del imperio sobre Venezuela...

EE. UU. y la democracia de la fuerza. Con sus drogas, Estados Unidos pervierte a la humanidad, envenena a su propia población y la enajena, manteniéndola al margen de las decisiones que lo convierten en un poder intervencionista, ejecutor de crímenes horrendos y usurpador de recursos foráneos...

El ensañamiento con Venezuela es parte de una estrategia de hegemonía global por parte del Pentágono; aunque la gran mayoría lo ignore, es un desafío abierto a los poderes que China y Rusia han ido alcanzando. El control de los recursos de Venezuela por EE. UU. implica ventaja económica, reducción en los costos de los combustibles y, con toda certeza, la salida de la nación con las mayores reservas de petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

No son pocos los intelectuales, directores de cine, artistas y periodistas norteamericanos que han comprendido la maquinación que hay detrás de los problemas que afectan a Venezuela y cómo su propio pueblo debe ser quien los solucione; acusan al pernicioso sistema en el que viven de intervenir en asuntos que no son de su incumbencia y de pretender apropiarse de los recursos petroleros que hay en tierra venezolana. Si el pueblo norteamericano -no los pocos leídos y preocupados- no fuera tan ignorante y retraído, podría constituirse en fuerza capaz de frenar los desafueros que comete el imperio. Ese pueblo, al que muchos pretenden exonerar de responsabilidad en los saqueos y genocidios que ejecutan sus tropas, es más culpable que el propio establishment, y cada día se va tornando más lego y enajenado con el pobre nivel académico, intelectual y de conciencia que exhibe la migración latina, cuya característica primordial descansa en el hambre que tiene la gran mayoría de poseer cosas materiales.

Los latinos, en muy alta proporción, llegan a saciar necesidades de antaño, a comprar hasta reventarse, favoreciendo significativamente la economía norteamericana (a la vez que compran para sí mismos, también lo hacen para los familiares que continúan viviendo en la tierra de origen). Ni hablar de los que ingresan a los medios hispanos de la comunicación: son lacras entrenadas para formar lacras, incapaces de analizar y crear conciencia acerca de lo que, la nación a la que han llegado, hace en cada uno de sus países y de las razones que los llevan a morar en un medio que deliberadamente los arrastra al excesivo consumo y los deja en ignorancia plena de las actividades que enriquecen el alma y los sentimientos de los seres racionales.

¿Se ha manifestado el pueblo norteamericano contra la intervención del Pentágono en Venezuela -país situado en su vecindad- y el golpe de Estado que pretende ejecutar? Recordemos Vietnam y las grandes protestas. ¿La diferencia? Siempre se ha dicho que la ignorancia es fruto de la falta de acceso a la información. Ahora sabemos que no, que esa sentencia es falsa. ¿La verdadera razón? El bombardeo mediático por parte de la prensa oligárquica y los medios complacientes y claudicantes y la receptividad que los menos versados, mayoría en todas partes, dan a las banalidades y noticias falsas, llamadas ahora -en buen español y por cursilería- “fake news”.

Para la época en que la tierra de Ho Chi Minh fue invadida por tropas de EE. UU. el acceso a la información era mínimo; el estadounidense común no recibía la descomunal propaganda que le es suministrada hoy a través de la gran cantidad de fuentes, informativas y desinformativas, a las que accede gracias a la variedad de dispositivos electrónicos que la ciencia ha puesto en sus manos. Imaginemos -dentro del grupo de familiares y amigos- la más íntegra, decente, capaz, culta y honesta persona, que al margen de esas virtudes disienta de la arbitrariedad en la forma de actuar del gobierno de los Estados Unidos; si la casualidad la llevara a circular por una avenida de Nueva York, Boston o cualquier otra ciudad, y sucediera algún hecho de pánico, podemos dar por sentado que CNN, FOX, NBC, CBS y ABC, sus lastres latinos e iguales a nivel internacional que difunden noticias sin verificarlas, en cuestión de minutos estarán propagando su peor imagen y calificándola de violenta, saboteadora de la “exclusiva forma de vida” que se da la sociedad norteamericana.



Estados Unidos ya no se esfuerza por encubrir sus mentiras como lo hacía cuando, al caer la “Cortina de Hierro” -descripción acuñada por Joseph Goebbels (ministro de Propaganda nazi), Lutz Schwerin von Krosigk (canciller de Alemania antes de que se estableciera el control aliado) y Winston Churchill (estratega y estadista británico) para referirse al bloque oriental o comunista liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)-, tenía plena consciencia de su hegemonía (paradójico, ¿no?; pero fácil de entender si se recurre al sentido común). Algo no muy claro hay en el ambiente geopolítico que está motivando al Pentágono a actuar de manera tan indolente y abierta. No es sólo el petróleo que lo preocupa; el repunte como potencia mundial que ha mostrado Rusia y el desarrollo económico y militar que exhibe China son factores a considerar en la peligrosa tarea que está llevando a la hasta ahora nación más poderosa del mundo a precipitar acontecimientos que podrían devenir en una hecatombe.

Existe otra vigorosa razón: Cuba, con una economía empobrecida por el bloqueo, ha demostrado al mundo los logros que pueden derivar de un sistema socialista. ¿Podríamos imaginar lo que alcanzaría Venezuela -si se la dejara desarrollar libremente bajo el régimen de democracia y socialismo que inició en 1999 con Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana- con los recursos humanos que posee y la extraordinaria riqueza con la que cuenta? Se convertiría en un ejemplo que fastidiaría a los oligarcas y burgueses que subyugan, no sólo al pueblo de EE. UU., sino, a casi toda la demografía mundial. Por eso tanto encarnizamiento por parte del imperio, empeñado, de manera vulgar, en cerrarle el paso al gobierno que encabeza Nicolás Maduro.

Hastía el depravado y malévolo proceder de Estados Unidos, cuyo principal objetivo ha sido siempre apropiarse de lo que no le pertenece. Cada cierto tiempo el Pentágono y las demás instituciones de vigilancia y poder que sostienen la práctica imperialista desclasifican y difunden sus atrocidades, y lo hacen con la mayor naturalidad y el mayor desparpajo, como si a nadie importara. La mente de las grandes mayorías está en religiones, novelas, concursos de belleza, prostitución, fútbol, patrañas para adelgazar, baloncesto, juegos de azar, béisbol, pastillas para levantar y agrandar el pene... Pareciera que gran parte de la humanidad no pudiera hacer esas cosas y a la vez informarse y darle carácter a lo verdaderamente importante.

El mundo está llegando a un punto en el que debe reformularse, y no creemos que esa reformulación se materialice por simple discernimiento; la poca capacidad para encauzarnos es uno de los problemas fundamentales. No tiene nada de normal que tanta basura política, tanta mediocridad, tanta depravación, tanto afán por hurtar lo ajeno, tanta miseria humana, tanto desenfreno religioso, tantos valores invertidos, tanta banalidad, tanta mentira, tanta indolencia... concurran al mismo tiempo; necesariamente tiene que, y debe, producirse una catarsis que transforme a los billones de envilecidos que, mancomunadamente, se han propuesto convertirnos en imbéciles y vasallos.

La falta de moralidad del gobierno norteamericano no puede ser referente para nada ni para nadie. Por más de un siglo EE. UU. ha sido responsable de grandes atrocidades. No es posible que a una persona, con un mínimo de instrucción y capacidad para distinguir entre lo que es correcto y no (y con la cantidad de información veraz que la época comunicacional pone en sus manos, no noticias inventadas para arrastrar la ignorancia ni historias degradadas por aviesos intereses), le resulte tan cuesta arriba asimilar el recorrido histórico de intervenciones, saqueos, golpes de Estado, respaldo a dictaduras, bombardeos nucleares, genocidios y otras vilezas en las que ha incurrido Estados Unidos, sobre quien Simón Bolívar había advertido, hará muy pronto dos siglos, que "parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad".

EE. UU.:
- invadió Granada, Haití, Cuba, Panamá, República Dominicana (en dos ocasiones);

- propició y respaldó los regímenes despóticos de Fulgencio Batista en Cuba, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, los Somoza en Nicaragua, los Duvalier en Haití, Jorge Ubico en Guatemala, Tiburcio Carías en Honduras, Alfredo Stroessner en Paraguay, Rafael Trujillo en República Dominicana, Augusto Pinochet en Chile;

- ha sido el primero y único en usar bombas atómicas contra población civil;

- destruyó Vietnam, Irak, Libia, Siria, Afganistán, la antigua Yugoslavia... saqueó sus riquezas y asesinó cientos de miles de sus mejores hijos bajo lo que con el menor escrúpulo da a conocer como “daños colaterales”;

- viola los derechos de sus propios ciudadanos, los tortura y asesina (negros afroamericanos);

- con sus drogas pervierte a la humanidad, envenena a su propia población y la enajena, manteniéndola al margen de las decisiones que lo convierten en un poder intervencionista, ejecutor de crímenes horrendos y usurpador de recursos foráneos. Las drogas le facilitan la tarea de gobernar un pueblo que no cuestiona acontecimiento alguno que cruce la línea de lo estipulado. La prensa es cómplice y difunde, con olímpico irrespeto a la verdad, las teorías más descabelladas acerca del proceder imperial y los obstáculos en los que ciertos países se convierten en el proceso de consolidación hegemónica;

- en nombre de la “Providencia”, despojó a México de más de la mitad de su territorio y a Colombia del que hoy ocupa Panamá;

- controla la producción de opio en Afganistán al mismo tiempo que sus soldados protegen los campos de amapola (además de permitir el tráfico de la heroína transportada por la CIA a suelo norteamericano y que genera unos 50 billones de dólares al año);

- permite en su geografía la venta indiscriminada de armas con las que a diario se trunca la vida de jóvenes (en escuelas y universidades). No las proscribe. Son recursos para encubrir golpes de Estado y magnicidios, eventos que un pueblo anestesiado por las drogas no está en capacidad de juzgar. Con esas armas se han asesinado cuatro presidentes: Kennedy (John), Lincoln, Garfield y McKinley, un elocuente y extraordinario líder negro que defendía a sus iguales y protestaba contra la guerra en Vietnam (Martin Luther King), y un candidato presidencial (Robert Kennedy);

- hace creer a sus ciudadanos que eligen al presidente y viven en democracia cuando la realidad es otra. Son los colegios electorales de los estados los que determinan, por vía de compromisarios electos, la selección. Es un sistema tan antidemocrático (diseñado para mantener el capital subyugando a los propios estadounidenses) que un tercer candidato, con posibilidades de ganar unas elecciones (lógicamente estaría en desacuerdo con el establishment), no llegaría nunca al poder. Como no puede alcanzarse el mínimo de compromisarios electorales (por haber tres aspirantes con prácticamente iguales opciones de triunfo), el Congreso decide y escoge al que considere "idóneo", que lógicamente no será nunca quien se oponga a los intereses pentagonistas.
¿Por qué debe molestarse Estados Unidos si Uruguay, México y la Santa Sede propician negociaciones para que se alcance la paz? En Venezuela hay que buscar una solución pacífica, pero al margen de nuevas elecciones. Maduro es el presidente constitucional; los comicios no pueden ser nulos si gana el chavismo y válidos si triunfa la oposición. Los sicofantas que promueven la idea de nuevos escrutinios deben aplicársela: en República Dominicana, los que nunca han ganado un certamen electoral limpio; en Estados Unidos, el establishment, que le robó a Al Gore unas elecciones para mantener en el poder al "guerrerista" George Bush; en España, la cúpula política de los dos partidos que la han degradado, cuya inmoralidad la lleva a aceptar un rey que ha sido impuesto por una dictadura.

Cada país, a pesar de haber mencionado sólo tres, tiene cola que pisar. Fue Jesús, Jesucristo o Jesús de Nazaret (revolucionario, defensor de los pobres y luchador incansable contra las injusticias) quien dijo: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?... ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42).

Para concluir, vaya este cuento para la derecha, que no se conforma con poseer todos los medios de comunicación a su disposición, sino que protesta y quisiera matar, ejerciendo la democracia como la interpreta su diminuto cerebro, a todo aquel que su capacidad para discernir lo lleva a reflexionar sobre las mentiras que se dicen sobre Venezuela y las bellacas y obscenas apetencias del imperio:
«En el Coliseo de la Roma imperial entierran un negro hasta el cuello; sólo se le ve la cabeza. Sueltan a un feroz y hambriento león que, de inmediato, le va encima y le arranca una oreja. El público se enerva y aplaude delirantemente; la conmoción aumenta cuando de nuevo el salvaje animal ataca y le arranca al desdichado la nariz y el labio superior. El estado de excitación vuelve a desbordar las gradas cuando el felino intenta otra vez caer sobre su víctima, pero, de repente, lo que queda en la cabeza del infeliz negro logra morderlo y sacarle un ojo, haciendo que recule y gruña de dolor. Indignados, los romanos comenzaron a gritar:

¡PELEA LIMPIO, NEGRO SUCIO!”».
Anteriores:
8va Parte: La cara solidaria y consciente de EE. UU.
7ma Parte: Haití, las mentiras del imperio y el verdadero propósito del embargo
6ta Parte: Período democrático en Venezuela (de Betancourt a Maduro). Estados Unidos y su influencia en la crisis actual
5ta Parte: Una resumida historia sobre Venezuela. El petróleo y la sempiterna crisis económica
4ta Parte: Venezuela y su incomparable ejercicio democrático
3ra Parte: Salida de los “ricos” y bloqueo de EE. UU. El espejo de Allende en Chile
2da Parte: Dictadura y características. La realidad venezolana
1ra Parte: Dictaduras en América Latina. La “ayuda humanitaria” de EE. UU.

CONSULTA:

Periódicos, revistas y páginas de análisis:
BBC, El País, Le Monde, Cubadebate, Granma, CNN, Correo del Orinoco, Rebelión, NBC, Reuters, The New York Times, Russia News, Hispan TV, Sputnik Mundo, Le Monde Diplomatique, Red Voltaire, Acento, Revista Ahora, Deutsche Welle, Tribuna de Nemen Hazim.
Fuentes virtuales:
Wikipedia, EcuRed/Enciclopedia Cubana, Historia Siglo XX, CELAG.
Bibliotecas:
John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Luis Muñoz Marín.
Libros:
Juan Bosch [Póker de Espanto en el Caribe; Bolívar y la Guerra Social; Conferencias y Artículos; Temas Económicos; El PLD, un Partido Nuevo en América; El Pentagonismo, Sustituto del Imperialismo; Temas Políticos];

Noam Chomsky/Atilio Borón/... Discurso de Clausura de Fidel Castro/Compilación Atilio Borón [Nueva Hegemonía Mundial - Alternativas de Cambio y Movimientos Sociales];

Eduardo Galeano [Las Venas Abiertas de América latina];

Humberto García Muñiz/Gloria Vega Rodríguez [La Ayuda Militar como Negocio]
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Enciclopedias:
RAE, Definición.DE, Historia Universal Nauta, Características, Historia Universal Larousse, Enciclopedia Time, Enciclopedia Larousse, Grandes Personajes, Asuri, Enciclopedia Daimon (Enigmas de los Grandes Procesos).
Escritos:
Pedro Santander, Bernie Sanders, Ron Paul, Glenn Greenwald.
Orgnanismos:
ONU, UNESCO, UNICEF, IDH, Banco Mundial.
Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
26 de febrero de 2019