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I.- ¡Hasta cuándo seguirá el mundo supeditado a las felonías del imperio norteamericano!

La prensa y el pueblo norteamericanos son tan viles como la propia clase dominante, que, por vía del Pentágono, sojuzga a la mayor parte de la humanidad. La OEA, como organismo, ha sido consecuente con sus prácticas, como consecuentes han sido las actuaciones de muchas de las naciones que se vieron envueltas en escenario similar montado por EE. UU. en 1960 para aislar y estrangular a Cuba...

La prensa y el pueblo norteamericanos son tan viles como la propia clase dominante, que, por vía del Pentágono, sojuzga a la mayor parte de la humanidad.

Que Estados Unidos -sólo en América, y no en todos los países; si cruzáramos esa línea tendríamos que escribir un tratado sobre las violaciones a la soberanía perpetradas a la gran mayoría de naciones- despojara a Colombia del territorio que ocupa hoy Panamá para hacer un canal y obtener los derechos de circulación marítima, a México del 50 por ciento de su territorio (California, Nuevo México, Arizona y Texas) y a Cuba de la zona que hoy ocupa la base naval instalada en Guantánamo (además de haber aupado y apoyado la dictadura de Fulgencio Batista, invadido su territorio para derrocar a Fidel Castro y su revolución y sometido a su pueblo a un bloqueo inhumano); interviniera militarmente a República Dominicana [en dos ocasiones: en la primera para apropiarse de las recaudaciones de las aduanas y dar forma a la satrapía de Rafael L. Trujillo, el más sanguinario de los dictadores que ha conocido la región, y en la segunda para impedir el retorno a la Constitución de 1963 (implementada por Juan Bosch, a quien había derrocado, por vía de un golpe de Estado, el 25 de septiembre de ese mismo año)]; encumbrara y respaldara las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, los Somoza en Nicaragua (Anastasio Somoza García, Luis Somoza y Anastasio Somoza Debayle), Jorge Ubico en Guatemala, Tiburcio Carías en Honduras, Augusto Pinochet en Chile, Alfredo Stroessner en Paraguay, Juan María Bordaberry en Uruguay, Juan Carlos Onganía, Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Benito Bignone en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia... y que los medios de comunicación y más de 300 millones de habitantes no cuestionen el ilegal e inmoral proceder de sus regentes es una elocuente evidencia de aprobación a los desmanes y desafueros en los que se embarca el imperio para saquear recursos ajenos e impedir el desarrollo natural a otras sociedades que pretenden darse formas de vida diferentes, alejadas de lo insustancial, del consumismo y de la banalidad.

El caso es aún más complejo; el vasallaje y la felonía han alcanzado ribetes insospechados al confabularse la Organización de Estados Americanos (OEA) -organismo regional que agrupa los países del área, menos Cuba (¡a mucha honra!)- y la mayoría de naciones latinoamericanas, gobernadas por anodinos, con la infame práctica del imperio de socavar regímenes que les son adversos, como sucede actualmente con el de Venezuela, satanizado porque despojó al imperio de la disposición y manejo de sus recursos petrolíferos. Raya en la infamia el nivel de subordinación que esos gobernantes exhiben ante el abyecto accionar de Estados Unidos, subordinación que en muchos casos se eleva a la traición de los más sagrados valores de la patria, como es el caso dominicano, cuyo mandatario, actuando indigna, miserable e irresponsablemente en nombre de todos, comprometió su voto con la ejecución por parte de EE. UU. de un golpe de Estado al presidente Nicolás Maduro. Danilo Medina, autoproclamado inescrupuloso, debe recordar cómo el imperio propició el golpe de Estado a Juan Bosch, de quien dice ser su discípulo, y cómo mancilló nuestra soberanía asesinando más de 3 mil dominicanos que heroicamente lucharon por defender la patria que nos legaron Duarte, Sánchez, Mella y Luperón.

La OEA, como organismo, ha sido consecuente con sus prácticas, como consecuentes han sido las actuaciones de muchas de las naciones que se vieron envueltas en escenario similar montado por EE. UU. en 1960 para aislar y estrangular a Cuba. De la VII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, realizada en San José, Costa Rica, salió la condena a la más grande de las Antillas, "en una acción en la que el Gobierno norteamericano pretendía crear un contexto político y diplomático favorable para aislar a nuestro país y de esa forma enmascarar los planes de agresión militar que preparaba la CIA, según el Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro, contenido en la directiva secreta aprobada el 17 de marzo de 1960" (Elson Concepción Pérez | internet@granma.cu). Fidel Castro reaccionaría señalando que esa reunión había sido "una lección para los pueblos de América, que no perdonarán jamás la traición de los que, en bandeja de plata, llevaron al imperio los derechos de la nación cubana. Quienes suscribieron el documento ¡pa­sarán a la historia como los Ju­das Iscariote de América!". ¡La historia sí se repite!

Netflix tiene, dentro de su programación, “La noche de 12 años” (A twelve year night), un relato de torturas, desapariciones forzadas y confinamientos en solitarias que padecieron José (Pepe) Mujica (expresidente de Uruguay) y sus compañeros Tupamaros durante la dictadura de las décadas de los 70 y 80, auspiciada y respaldada, económica y militarmente, por Estados Unidos, tal como sucedió en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia en lo que se dio a conocer como Operación o Plan Cóndor, cuyo principal ideólogo, Henry Kissinger, perseguía, en nombre del imperio, instalar en toda América del Sur el neoliberalismo formulado por la Universidad de Chicago, que moldeó la mayoría de los ministros de Economía de la región (conocidos como Chicago Boys), quienes se dedicaron a abrir, sin las regulaciones debidas, las importaciones, y a iniciar la desenfrenada carrera de endeudamiento que llevó prácticamente a la ruina a casi todos los países del área [Gas del Estado -de Argentina- y la OEA nos habían becado para especializarnos en Manejo y Uso del Gas (LPG y Natural/Concentración Turbinas de Gas), tiempo que nos permitió constatar el cierre de muchas y grandes industrias en un país que lo producía todo. República Dominicana no quedó al margen de la crisis; recordemos lo que sucedió en el gobierno de Salvador Jorge Blanco].

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
10 de enero de 2019