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II.- La dominicana, una sociedad sin redentores...

Con una sociedad deformada hasta la médula, e integrantes tan aturdidos y abúlicos, sonsacados con las nuevas tecnologías de la comunicación y arrebatados por la vulgaridad y la intrascendencia, se hace prácticamente imposible esperar el resurgimiento de los grandes hombres que dieron lustre a las luchas por una patria digna...

Odebrecht, un consorcio brasileño presente en varias naciones, fue acusado por la policía federal de Brasil de liderar un "cartel" de lavado de dinero, sobornos y evasión de impuestos que financiaba las campañas electorales de políticos en ese y otros países (incluyendo República Dominicana). Joao Santana, principal asesor de campaña de Danilo Medina, que accionaba desde un despacho en el mismo Palacio Nacional, fue condenado, en la tierra que Américo Vespucio bautizó como “Mundus Novus”, a ocho años de prisión por sus vínculos con la red de corrupción.

En República Dominicana, con un entramado que funcionaba en las mismas narices del primer ejecutivo, no hay un solo preso; las partes involucradas y la Procuraduría General reconocieron sobornos en el orden de los 92 millones de dólares (cerca de 4 mil 500 millones de pesos); dentro del grupo de inculpados no hay una sola de las figuras políticas afines a la tendencia de Danilo Medina, bajo cuyos mandatos se han refrendado los más suculentos contratos -incluyendo el de la construcción de la central a carbón de Punta Catalina, estipulado con una sobrevaloración que oscila entre los 336 y 480 millones de dólares [15 y 21 mil millones de pesos, según evaluación que hiciéramos con datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) para la fecha de la firma]-; Temístocles Montás, otrora alto funcionario y aún miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), afirmó haber recibido dinero de parte de Ángel Rondón para financiar las campañas electorales de su partido (señalando que los que firmaron contratos con Odebrecht fueron Víctor Díaz Rúa, Gonzalo Castillo, Radhamés Segura, Vicente Bengoa, Ing. Mariano Germán, Simón Lizardo y Daniel Toribio)... Con cuadro tan explícito, que evidencia con asombrosa precisión el grado de corrupción asociado a los sobornos de Odebrecht, el procurador pretende que validemos sus desafortunadas palabras, que, como magistralmente las describiera Andrés L. Mateo, "valen menos que el peo de un burro".

"La evidencia no requiere de evidencia"; los congresistas del PLD y del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) no aprobaron la modificación a la Constitución -para facilitar la reelección al presidente Medina- como un gesto fidedigno de abnegación y filantropía. "El dominicano que se atreva a creerlo debe revisarse, como también debe revisarse si acepta como genuinas las victorias del PLD en las últimas dos elecciones". Pero resulta que la mayoría lo cree; y no sólo lo cree, tampoco le interesa inmiscuirse en investigaciones ni objeciones de ninguna índole que la desvíen de su principal y único propósito: escalar la capa superior, dentro de la estratificación social de clases, sin importar los procedimientos a los que deba apelar (precisamente lo que los políticos enquistados en el poder han convertido en frecuente desempeño). El comportamiento de la sociedad dominicana de hoy es uno singular; nunca antes el pueblo había claudicado ante sus opresores, quienes abusan de la autoridad para robarle su comida, su salario, su salud, su vivienda... ¿Qué reacción puede esperarse de quienes son saqueados con vulgaridad espantosa? Ninguna; las épocas rigen comportamiento y proceder. Con una sociedad deformada hasta la médula, e integrantes tan aturdidos y abúlicos, sonsacados con las nuevas tecnologías de la comunicación y arrebatados por la vulgaridad y la intrascendencia, se hace prácticamente imposible esperar el resurgimiento de los grandes hombres que dieron lustre a las luchas por una patria digna.

Francisco Caamaño Deñó, Rafael Fernández Domínguez, Manolo Tavárez Justo, Maximiliano Gómez, Amín Abel, Otto Morales, Homero Hernández, Amaury Germán Aristy, Heberto Lalane José y todos los demás que se inmolaron por un mejor país, fueron el producto de su época: los estudiantes de la UASD y los liceos se movilizaban en las calles haciendo suyos los padecimientos del ciudadano común, que a la vez creaba conciencia y se adhería frontalmente a las luchas, sin miedo, con pleno conocimiento de las atrocidades que cometía el aparato represivo del Estado al servicio de la oligarquía; la prensa estaba a la vanguardia para denunciar los atropellos; la música y otras expresiones culturales acariciaban la desventura y la convertían en atractivos y sutiles gritos de guerra que refulgían en ojos y oídos como obras de arte... La conciencia, los valores éticos y morales y el sentimiento generalizado de que sólo enfrentando la perfidia y los desafueros se podrían lograr cambios en la forma de conducir el Estado, forjaron el desprendimiento y el temple de estos mártires y héroes. La negligencia, la ordinariez, el individualismo y la falta de amor a la patria, que se exhiben hoy como normas y costumbres que representan la forma correcta de actuar dentro de la sociedad, la imposibilitan para parir "Coroneles de Abril y Caracoles", "Militares del Pueblo y Soldados de la Libertad" o "Gigantes en el Tiempo".

Fin...

Nemen Hazim Bassa
9 de junio de 2018
San Juan, Puerto Rico