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II.- Las mentiras del imperio...

Exceptuando el ejercicio de periodista consumado (de esos que están bien con Dios y con el diablo) o el de intelectual que repele la contaminación con el lenguaje popular (porque el delirio de grandeza lo llevaría a rebajarse), que en el caso dominicano es el de la mayoría de la población, la exacerbación e incapacidad para actuar mueve, a quienes hemos sido troquelados en sociedades deformadas, a implementar justicia con la misma violencia que quien la quiebra...

En julio de 2011, en Noruega, Anders Behring Breivik mató a 77 personas; fue condenado a 21 años de cárcel, aunque su salud mental se constituyó en la controversia del juicio. "Un primer examen psiquiátrico concluyó que padecía 'esquizofrenia paranoica' y era por lo tanto irresponsable penalmente"; un segundo consideró que estaba sano. Breivik reconoció "ser el autor de los homicidios, pero se declaró inocente". Dijo haber cometido "'actos atroces pero necesarios' para salvar a Noruega del multiculturalismo"; quiso ser reconocido mentalmente sano "para legitimar su ideología racista y xenófoba". La sentencia pareció no afectar a los supervivientes; todo lo contrario, muchos la aceptaron con satisfacción. La celda en la que cumple condena consta de tres secciones: una para dormir, otra para hacer ejercicios y la tercera para trabajar. Ese mal nacido, dominicanamente hablando, que asesinó 77 personas, denunció su país por "'violación de los derechos humanos' luego que las autoridades lo mantuvieran retenido en una celda de aislamiento".

Para aceptar impasible lo que hace Estados Unidos, tendríamos que habernos formado en los países nórdicos. Un programa de la televisión noruega entrevistó varios habitantes de Oslo; se les preguntó si no sentían la necesidad de ajustar cuentas con el mismo nivel de violencia con el que actuó Breivik (al asesinar 77 de sus propios compatriotas) y todos respondieron que la sociedad los había formado para, "civilizadamente", asimilar barbaries como esa. "Esperamos que la prisión (que tiene más de resort que de cárcel, NH) lo reforme y reinserte de nuevo a la colectividad".

Exceptuando el ejercicio de periodista consumado (de esos que están bien con Dios y con el diablo) o el de intelectual que repele la contaminación con el lenguaje popular (porque el delirio de grandeza lo llevaría a rebajarse), que en el caso dominicano es el de la mayoría de la población, la exacerbación e incapacidad para actuar mueve, a quienes hemos sido troquelados en sociedades deformadas, a implementar justicia con la misma violencia que quien la quiebra. Con toda seguridad, en el caso noruego, si de nosotros hubiese dependido, el asesino hubiera sido descuartizado muy lentamente, en pequeños trozos, colgando de los pies a la vista de todos en un parque público. La reacción sería la misma ante la actitud mendaz, procaz y absolutista de Estados Unidos frente a los pueblos y gobiernos de Siria, Libia, Venezuela...

Las mentiras con las que George Bush invadió Irak, destruyó su infraestructura y asesinó cientos de miles de inocentes; la falacia a la que apeló Barack Obama para matar a Muamar el Gadafi, jefe del Estado libio, y bombardear y asolar a su país y a otros seis (Afganistán, Yemen, Irak, Pakistán, Somalia y Siria), dejando una espeluznante estela de muertos; o las falsedades a las que ha recurrido el desvergonzado Donald Trump para cañonear a Siria, han acentuado la indignación, llevándonos al utópico anhelo de supremacía y poder para hacerles pagar con la misma moneda a los privilegiados del imperio, responsables, como el mismo sistema, de sus desmanes.

No es la primera vez que la malévola superpotencia ha recurrido a la mendacidad con relación al uso de armas químicas por parte de gobiernos que no se someten a sus designios. Quedó demostrada la perniciosa mentira de la que unilateralmente se valió para invadir Irak, destruir las instalaciones que facilitaban el desenvolvimiento normal del país, colgar a su mandatario y asesinar millones de sus compueblanos. Lógicamente, detrás de cada calumnia se oculta el saqueo a las reservas de petróleo, que se convierte en denominador común del atropello que se lleva a cabo en Siria y con el que pretende proceder en Venezuela.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
11 de abril de 2018