IV de IV.- Puerto Rico: por un estatus que difiera de la aberración actual...
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Se hace necesaria la materialización de un cambio de actitud en los ciudadanos. Debemos, todos juntos, como un solo hombre, actuar para cortar de raíz las impericias y vicios de los políticos de nueva cuña. Hay que empezar disminuyendo el gigantesco tamaño del gobierno, repetitivo en cada uno de los niveles que conforman la división política. Resulta desconsiderado y ridículo que los que no trabajan para las diversas cacicaturas (federal, estatal, municipal...) deban llevar la carga que estas representan dentro de la economía. Un análisis serio y responsable de las 3,519 millas², que incluyen las islas de Culebra, Mona y Vieques, obliga a disminuir, necesariamente, la cantidad de municipios. Cada uno de los 78 que actualmente existen se corresponde con 45.12 millas², equivalentes, a manera de ilustración, a un área de 6.72 millas x 6.72 millas, lo que, a todas luces, resulta insólito e inmoral. El número de municipios debe ser disminuido a 15 y la superficie incrementada a 235 millas² (p. ej. 15.32 millas x 15.32 millas), lo que elevaría la cantidad de munícipes/división a 233,000 (partiendo de una población de 3,495,000 habitantes).
Se debe eliminar una cámara, y la que permanezca tiene que estar limitada a 30 miembros (2 representantes, congresistas o parlamentarios por cada municipio, como se les quiera llamar). Quienes la conformen no deben recibir compensación económica [salvo un estipendio de 100 a 150 dólares, regulado por la distancia al Capitolio (sede de la Asamblea Legislativa), por cada día de sesión (nunca más de dos por semana)], ni celulares, ni vehículos... ni ninguna otra gratificación o facilidad. En la actualidad se les escucha gritar a los cuatro vientos que legislar es una función de privaciones y sacrificios; con toda seguridad "esos gritos provienen de sus sustanciosos salarios y exclusivos privilegios" que insultan a la casi totalidad de los puertorriqueños.
Las mismas medidas deben ser implementadas en las asambleas municipales. Los alcaldes, que serían 15, y los jefes de agencia y cartera, deben estar sometidos a un plan de austeridad que se ajuste a la cruel realidad; sus ingresos no deben superar los 60 mil dólares al año, como los del gobernador no deben superar los US$80,000.00. Luis Muñoz Marín vivió "descalzo de corazón, como vivieron descalzos de los pies cientos de miles de esos jíbaros por los cuales él pensaba, luchaba y sufría. A Muñoz Marín no le preocupaba ganar dinero; para vivir no disponía sino de la pequeña mensualidad que le pasaba su partido, de unos cuatrocientos pesos que ganaba al año como senador y de la casa que le había prestado un amigo... Todos los días de su vida Muñoz Marín estaba pensando en Puerto Rico, buscando la solución de algún problema de su pueblo. Ese hombre acostado, descalzo, que acaso estaba jugando con una de sus hijas, fue uno de los líderes más grandes, honestos y capaces que tuvo pueblo alguno de América...". (Itálicas de Juan Bosch, "Luis Muñoz Marín, el líder descalzo").
El siguiente paso consiste en consolidar las varias agencias, instituciones u organismos que de forma redundante, por su existencia en todos los niveles de la partición político-jurídica, realizan las mismas funciones. Es necesario que el sector privado sea desgravado de ciertos tributos e impuestos para que se hagan atractivas las inversiones locales y foráneas. Sería la única forma de que se multiplicaran las "boricuas de pura cepa" y se asentaran, en la tierra de Juan Mari Bras, los grandes consorcios capaces de proporcionar lucrativos trabajos.
Debemos regresar a la época de respeto y orden; a la cortesía, que ha desaparecido del ejercicio social. Los empleados públicos deben entender que su razón de ser radica en los impuestos que pagamos los ciudadanos, por lo cual nos hacemos merecedores de un trato afable, ágil y gentil. La policía tiene que ser inclusiva; severa en sus funciones pero cordial y respetuosa, sin arrogancia ni ínfulas de superioridad. El mal proceder que exhibimos en el diario vivir no puede seguir expandiéndose; estamos en el momento de justo de frenarlo porque, de seguir por ese camino, estaríamos llegando a un punto en el que convertiríamos la nación en una anarquía.
Juan Bosch concluyó el reconocimiento que hiciera a Luis Muñoz Marín, presumiblemente para mitad de la década de los años cuarenta (siglo XX), manifestando que «su destino era comparable al de las mayores figuras históricas de América, pues ese hombre extraordinario, ese “líder descalzo”, estaba llamado a ser... el Libertador de Puerto Rico». (Itálicas de Juan Bosch, Ibíd.). Desgraciadamente no lo fue, pero se convirtió, con sus ideas y ejecuciones, en el principal actor de la evolución y el progreso de los puertorriqueños hasta la época en la que concluyó la Guerra Fría, evento que marcó el fin de lo que hasta ese momento resultó beneficioso y útil para el pueblo. Es hora, por lo delicada de la situación, del surgimiento de un líder que se ocupe de dirigir a los millones de jíbaros que habitamos esta bella isla hacia un estatus que difiera de la aberración que actualmente la consume... que erradique por siempre la mentalidad colonialista que tanto daño ha causado en el último cuarto de siglo.
Fin...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
28 de marzo de 2028