II de IV.- Puerto Rico: por un estatus que difiera de la aberración actual...
|
¿Cuál ha sido el resultado de todos los eventos que se han conjugado para perjudicar la economía de la isla y la conducta de sus ciudadanos? El país, dirigido por "guapos y deslumbrantes" políticos, profanos e incapaces en igual proporción, hizo del gobierno el principal empleador, y, por más de dos décadas, esos símbolos de la "belleza" se han mantenido comprando la simpatía del electorado con puestos públicos a los que hay que remunerar y proporcionar un estado de bienestar sólo comparable al que ha destapado Grecia. La impericia en asuntos de estado (tendría que ser con E, mayúscula, pero la condición de "anómalo" lo impide) los ha llevado, junto a los que conforman la matriz de las demás ramas del poder político, a "sobre-legislar" reformas fiscales que han arruinado la empresa privada y el ejercicio pericial y profesional por cuenta propia; todo para asegurar, con condiciones envidiables de "trabajo", los votos de los próximos comicios.
Esa bonanza de la que disfrutan los empleados públicos es lo que constituye el verdadero problema: exceso de agencias, organismos e instituciones oficiales; superpoblación de funcionarios y subalternos; duplicación y, en ocasiones, triplicación de funciones; salarios de lujo cuando se comparan con los que perciben los trabajadores de las grandes tiendas (que se constituyen, con sus jornales de miseria, en mayoría dentro la fuerza laboral del sector privado); desmesurados días remunerados por enfermedad, vacaciones, gestiones, maternidad, feriados (el país del globo terráqueo que más tiene)... Los 25 años de improvisación y derroche que han transcurrido, matizados por "hermosos y bisoños ejemplares" que han desvirtuado los grandes liderazgos, sirvieron sólo, desde el mismo 2 de enero 1993, para hundir a Puerto Rico hasta el fondo del barril (en lo material como en lo cívico y lo moral).
La inexperiencia política, las "jóvenes y lindas caras" y la usurpación de la función pública se han constituido en retranca para el desarrollo del país, y lo más perjudicial ha sido que la misma degradación que estremece sus estructuras ha conducido al elector hacia la normalización de comportamientos indeseados.
La responsabilidad de pagar el monto de la deuda (que asciende a más de 70 mil millones de dólares), generada esencialmente por los dos partidos que han administrado la colonia -cada vez que se empeñan en llevar a la nómina pública a todo el que los vote-, debe recaer exclusivamente sobre los asalariados gubernamentales, que son los que, sin aportar a la economía, menguan el presupuesto. Este país no verá resuelta la crisis mientras se sigan imponiendo absurdos e insensatos gravámenes a la empresa privada y al que trabaja de modo autónomo. Si los empleados no pueden asumir la carga entonces que paguen los aprovechados e ineficaces que han ejercido el liderato dentro de los partidos Popular Democrático y Nuevo Progresista, que han sido los verdaderos y únicos causantes de este caos. Mientras se mantenga el reciclaje de la torpeza y la incompetencia seguiremos hundiéndonos, y llegará el día en que, debido al "disfrute de la ciudadanía norteamericana", no quedarán naturales suficientes que den sustancia a la nación, por lo que será cerrada la isla y eliminado el país de la faz de la tierra.
Desde hace unos meses la prensa viene reseñando las propuestas de privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica. Gratas noticias... ¡Ya era hora! Este es un paso imprescindible para acabar con el despilfarrador confort del que gozan obreros, gerentes y directores -que es el mismo de otros empleados públicos y de agencias descentralizadas-, acostumbrados a devengar la mayor cantidad de dinero con la menor inversión de tiempo ("para resolver los inconvenientes" del que trabaja por su cuenta o en el sector privado); pensionarse en plena edad productiva con sueldos de lujo y disfrutar de una exorbitante cantidad de días libres al año, pagados, en muchas ocasiones, al doble o al triple.
La construcción, por más pequeña que sea la obra en la que se embarcan las autoridades, requiere de inversiones que, por lo desmesurado de las cifras, estremecen. ¿Por qué los costos de infraestructura y sedes de gobierno son tan elevados? El rendimiento de cada proyecto oficial es bajísimo; se hacen edificaciones y vías terrestres para ser usadas por debajo de sus capacidades. Si se construye una carretera hay que cerrar el paseo para evitar que los vehículos circulen por él. ¿A cuánto ascendió el costo de esa parte de la construcción? Si se hiciera cumplir la ley esto no sucedería, y ese espacio de la vía serviría para los fines que fue concebido. ¿Cuál es el importe que alcanza el área del aeropuerto Luis Muñoz Marín que ha sido aislada para que los vehículos no estacionen mientras sus conductores esperan por el vuelo en el que regresa algún familiar o amigo? Tampoco sucedería si se hiciera cumplir la ley. ¿Cuáles son las cifras destinadas a la construcción de oficinas y cubículos para servir al público, en todas las dependencias, que permanecen cerrados porque nunca, óigase bien, nunca, han estado cerca de ser utilizados en su totalidad? ¿Cuál es el valor de las suspensiones de dotaciones para viviendas o servicios vitales, proyectos viales y hoteles, cuando la ruta crítica ha adelantado a etapas significativas de la planificación?
Continuará...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
26 de marzo de 2018