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II.- Análisis a una posible intervención militar de EE. UU. en Venezuela...

Venezuela -"el patio trasero" más atractivo al imperio norteamericano- es el primer país del mundo con las mayores reservas probadas de petróleo crudo, el segundo con los mayores recursos de agua dulce, el octavo con la mayor existencia de gas y, además, posee grandes yacimientos de minerales altamente estratégicos y valiosos...

Las estrategias que Estados Unidos tendría que redefinir asomaron por vez primera tan pronto el mundo, al concluir el mayor conflicto bélico que registra la historia, quedó polarizado. La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), organismo de espionaje que acababa de estrenar la potencia del mundo occidental (1947), y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), también de reciente formación (1949), en el afán de frenar la expansión del comunismo soviético, organizaron en Europa, por más de medio siglo, "atentados falsamente atribuidos a la izquierda y a la extrema izquierda para desacreditarlas ante los electores. Esa estrategia perdura hoy en día como medio de propiciar el miedo hacia el Islam y de justificar guerras por el petróleo" (Daniele Ganser, Los ejércitos secretos de la OTAN).

Si a lo expresado por Chávez se añade que Venezuela -"el patio trasero" más atractivo al imperio- es el primer país del mundo con las mayores reservas probadas de petróleo crudo, el segundo con los mayores recursos de agua dulce, el octavo con la mayor existencia de gas y, además, posee grandes yacimientos de minerales altamente estratégicos y valiosos, no debe resultar extraño el nivel de agitación permanente que ha montado Estados Unidos con la colaboración de la desplazada oligarquía local, como tampoco debe sorprender la continua provocación para, como bien expresara el historiador y profesor de la Universidad de Basilea, "justificar guerras por el petróleo".

Estados Unidos auspicia en Venezuela, además de un golpe de Estado, una guerra civil parecida a la que coadyuvó a desarrollar en algunos países del Medio Oriente. Se sirve, para ello -con el propósito de debilitar el gobierno que encabeza Nicolás Maduro-, de la manipulación informativa (a la que se prestan, por intereses muy claros, los grandes medios de comunicación propiedad de la oligarquía), del boicot económico y del financiamiento de acciones de sabotaje y terror. Por razones muy obvias, el Pentágono ha incrementado instalaciones y efectivos militares tanto en Perú como en Colombia; en Honduras cuenta con la base militar Soto-Cano, anteriormente conocida como Palmerola; en El Salvador con la de Comalapa; en Cuba con la naval de la Bahía de Guantánamo y en Costa Rica, un país que no posee ejército, con un radar que el gobierno tico se ha empeñado en explicar que "utiliza para su propia seguridad".

Sólo al oeste luce estar Venezuela despejada de instalaciones bélicas propiedad de Estados Unidos, pero, con la hostilidad que exhibe el gobierno de Michel Temer hacia la tierra de Bolívar (cuya instalación brota precisamente de los planes intervencionistas norteamericanos, concebidos para fracturar la alianza estratégica que se había establecido entre la Revolución Bolivariana y las administraciones de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff), se puede esperar la participación de tropas brasileñas que cierren el cerco y actúen de la mano con las norteamericanas. Desde el norte, el presidente de Estados Unidos ha asegurado que "Washington maneja muchas opciones respecto a la situación de Venezuela. No descarto una opción militar; tenemos nuestras tropas en todo el mundo, en lugares muy, muy lejanos. Venezuela no está lejos". El fundador de la Red Voltaire, Thierry Meyssan, explica que, para llevar a cabo operaciones militares como estas, "EE. UU. necesita rodear al país que va a atacar o al menos tener una base militar en su frontera. En Libia utilizaron a Egipto; en el caso de Siria, casi todos los estados aledaños: Turquía, Líbano, Irak y Jordania... Si van a atacar a Venezuela, sin duda van a utilizar a un Estado o a varios Estados fronterizos con Venezuela".

Las "razones" para una posible intervención militar de Estados Unidos en Venezuela se multiplican con el paso de los días y cada vez son más los personajes que se suman a los intereses del Pentágono, aun bajo un gobierno que se ha mostrado renuente a someterse a las directrices del establishment. La situación luce preocupante al asomar el cliché de la amenaza a la seguridad nacional y al estilo de vida de los norteamericanos. Barack Obama renovó la orden ejecutiva que declara "emergencia nacional por la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad y a la política exterior causada por la situación en Venezuela". Ahora el turno correspondió a Mike Pence, actual vicepresidente: "la crisis venezolana amenaza la seguridad y prosperidad de nuestro país... Un Estado fallido en Venezuela amenaza la seguridad y la prosperidad de todo nuestro hemisferio y del pueblo de los Estados Unidos de América". Según Pence, una de las amenazas que supone el agravamiento de la realidad política venezolana es "un aumento del narcotráfico y del flujo de inmigrantes hacia EE. UU., dos factores que podrían comprometer nuestras fronteras, nuestra economía y, en algunos casos, comprometer la seguridad de nuestras familias y comunidades".

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
7 de octubre de 2017