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Delincuentes presos, no nuevas elecciones...

¿Elecciones adelantadas sin liderazgo en la oposición? El esfuerzo debe estar encaminado en sancionar a todos los delincuentes, de todos los partidos, y poner fin a la impunidad de la que han gozado, por encima de los demás, los perversos del Comité Central del PLD. La presión y las movilizaciones en todo el país no deben flaquear...

Los que piden nuevas elecciones basados en que el dinero del soborno permitió la victoria de Danilo Medina y el PLD (lo que tiene mucha credibilidad) deberían saber, con absoluta certeza, cuáles son los recursos humanos con los que cuentan para un nuevo y precipitado certamen.

Una cosa dicta el corazón y otra la razón; en elecciones anticipadas (ni siquiera en las reglamentarias de 2020) no se vislumbra liderato individual o colectivo que pueda movilizar, en términos electorales, y en su favor, a las grandes masas, por lo que la estrategia debe ser la continuación de la lucha en las calles bajo dos premisas fundamentales: la no contaminación del movimiento verde con políticos pérfidos, y la formación de una dirección colegiada, pulcra y comprometida con el pueblo, con la que se pueda superar la falta de credibilidad y lograr, a corto y mediano plazo, la conquista del poder.

¿Están limpios los del PRM, sabiendo que son la misma basura perredeísta que se benefició de Odebrecht tal y como hicieron los peledeístas? La única persona de esa agrupación política que podría estar "desinfectada" es Luis Abinader, pero con las lacras que le acompañan no tiene la más mínima posibilidad de alcanzar la presidencia (salvo que se una toda la oposición en torno a su figura, lo que resultó tarea imposible en los comicios pasados), algo que por sí solo no garantiza cambios significativos en la conducción del Estado, porque, ¿está claro para quién gobernaría el Sr. Abinader? Si las clases no se suicidan, como explicara Marx, el líder del PRM no gobernaría para los explotados; la posición que ocupa en las relaciones de producción lo ubica en uno de los dos grupos que históricamente han doblegado a la humanidad: o en el grupo de la burguesía o en el de la oligarquía...

¿Quiénes serían los candidatos? Partiendo de los resultados del 2016, ¿Hatuey Decamps, que murió y apenas sacó 8,264 votos (0.18%)? ¿Guillermo Moreno, que viene de sacar 84,399 (1.83%)? ¿O Minou Tavárez Mirabal, que obtuvo 16,256 sufragios (0.35%)? ¿Podrían ser Faride Raful, José Paliza o David Collado, los nuevos dioses que la mediocridad y la lambonería han encumbrado gracias a la capacidad que posee el dominicano de mitificar hombres? ¿Narciso Isa Conde, el último comunista serio que queda en República Dominicana? ¿El cura Rogelio Cruz, que de entrada tendría a todos los católicos en su contra? ¿O Miguel Vargas Maldonado, que dirige una madriguera de oportunistas que todavía osa llamarse PRD?

Los que creen que uno de esos candidatos/partidos puede desplazar del poder al PLD -que tiene más millones de dólares disponibles para la próxima campaña que los que usó en modificar la Constitución y ganar las elecciones pasadas- están "soñando con pajaritos preñados". La extraordinaria maquinaria electoral en la que se ha convertido el PLD haría añicos a cualesquiera de esos "contrincantes".

El esfuerzo debe estar encaminado en sancionar a todos los delincuentes, de todos los partidos, y poner fin a la impunidad de la que han gozado, por encima de los demás, los perversos del Comité Central del PLD. La presión y las movilizaciones en todo el país no deben flaquear; hay que continuarlas, incluso, para sacar del poder a Danilo Medina y a los cuatreros con los que ha gobernado para denigrar aún más a la sociedad dominicana.

Nemen Hazim
5 de junio de 2017
San Juan, Puerto Rico