II.- The New York Times no miente, insulta y adultera; es el gobierno...
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¿Por qué el funcionario le dio esa connotación, en un marcado intento de sembrar en las mentes ociosas de muchos dominicanos que la abogada lo que sugiere es una intervención militar como la de 1916 o 1965, que fueron ocupaciones del territorio dominicano o, mejor expresado, invasiones que violentaron la soberanía? Porque los gobiernos peledeístas han hecho norma apelar, por medio de la mentira y la tergiversación de las palabras y los acontecimientos, a un falso y perjudicial patriotismo. No hay mejor forma para exacerbar los ánimos, de por sí caldeados, y conseguir un apoyo sustentado en la simulación y la mentira, que traer por los pelos una intervención militar que sólo puede ser concebida por la imaginación que confieren la maquinación y la fábula.
¿Dónde radica la mentira de Roxanna Altholz cuando señala que «Hasta 2010, la Constitución concede ostensiblemente la ciudadanía a toda persona nacida en el país, pero muchos dominicanos fueron excluidos debido a que sus padres han sido considerados “en tránsito” en el momento de su nacimiento…»? ¿No es verdad que el Tribunal 'Constitucional' "despojó retroactivamente la ciudadanía de las personas de ascendencia haitiana (nacidas a partir de 1929, NH)"? ¿No es la Constitución la ley suprema a ser respetada por todos, incluso por esa entelequia llamada Tribunal 'Constitucional'? La Constitución vigente -la del 2010-, en la que desempeñó un papel preponderante un traficante de haitianos que preside esa farsa, dice:
¿Miente el editorial del New York Times? No, no miente; por el contrario: resalta una gran verdad. Al día de hoy, la incertidumbre que viven dominicanos, haitianos nacidos en la República Dominicana, haitianos nacionalizados dominicanos, y haitianos, tiene sus raíces en una sentencia que atropelló vulgarmente la Constitución.TÍTULO I/DE LA NACIÓN, DEL ESTADO, DE SU GOBIERNO Y DE SUS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES/CAPÍTULO V/DE LA POBLACIÓN/SECCIÓN I/DE LA NACIONALIDAD/Artículo 18.- Nacionalidad. Son dominicanas y dominicanos: 2) Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución;
TÍTULO III/DEL PODER LEGISLATIVO/CAPÍTULO IV/DE LA FORMACIÓN Y EFECTO DE LAS LEYES/Artículo 110.- Irretroactividad de la ley. La ley sólo dispone y se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactivo, sino cuando sea favorable al que esté sub júdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones establecidas conforme a una legislación anterior.
¿Acaso la mentira radica en que, como dice la jurista, "Para salvar la cara, (el gobierno, NH) creó un plan para restaurar la ciudadanía a los que habían sido despojados de ella… (pero lo saboteó, NH) al exigir que los migrantes… proporcionen documentos como talones de pago, cartas de empleo o prueba de propiedad de la vivienda…"? Pues tampoco miente la autora del escrito que se ha convertido en dolor de cabeza para esta administración, porque SÍ (acentuado y mayúsculas) es cierto que le han negado, a muchos de los que han aplicado al plan, las cartas de trabajo y las certificaciones de inquilino. En todos los órdenes (residencial, comercial o industrial), los haitianos venden su fuerza de trabajo y viven dentro de un marco de ilegalidad propiciado por el poder oligárquico. Por no verse comprometidos, patronos, empleadores y dueños de viviendas han optado, en un país que funciona con un desprecio olímpico por las reglas, por la salida más fácil, y al negar los papeles requeridos han obstaculizado la fluidez con la que debería funcionar el plan, lo que, junto al soborno que va de la mano con todo trámite en la República Dominicana, ha degenerado en obstrucción disimulada. Pero hay más: el migrante haitiano, que como todo migrante por razones económicas es pobre, y en su particular caso demasiado pobre (no sólo de recursos materiales sino, de educación, civismo y convivencia social, por proceder de un lugar en que el Estado es una utopía), ¿cómo va a presentar una "prueba de propiedad de vivienda" si más del 95% vive para saciar, de muy mala manera, su hambre, subsistiendo en guetos diseminados por todo el país?
Más que criticar a The New York Times, que pocas veces ha actuado con justicia y sensatez con respecto a la República Dominicana, deberíamos agradecerle por quitarle la máscara a la mentira, porque de algo debemos estar seguros: en un país en el que casi la totalidad de la prensa ha sido comprada con dinero del pueblo (y de Barrick Gold, Sun Land, Odebrecht, Falconbridge, Embraer, etc.), se hace prácticamente imposible que alguno de los grandes medios se tire a la arena a defender las causas más justas. Todo lo contrario; prefieren dar cabida a las bravuconadas y expresiones de nacionalismo barato que usan los funcionarios para encubrir sus desaciertos.
Fin...
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
6 de julio de 2015