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[IV de V] Deformación social dominicana: de Pedro Santana a Leonel Fernández...

Los cortos períodos de bonanza (IV de V). Los 17 gobernantes que integran este período hicieron lo posible por la felicidad del pueblo dominicano... ¡Y no se lo permitieron!

Durante algo más de 138 años el país ha estado gobernado por estos 25 personajes. Han sido casi 140 años de dictadura despótica, corrupción en todas las vertientes imaginables (saqueo al erario, tráfico de influencias, compra de conciencia, etc.), nepotismo, entrega de la soberanía, violaciones constantes a la Constitución -la que han convertido en un conjunto de papeles sin sentido alguno de reglamentación social-, golpes de Estado...; casi siglo y medio en los que la 'fuerza material' ha sustituido en su totalidad la inteligencia, la razón y la sensatez requeridas para, desde la más encumbrada posición del Estado, proporcionar a los ciudadanos trabajo y justicia social.

Seis de estos 25 personajes se convierten en figuras de primer orden, personificando la depravación, la indolencia, la perversidad y la ausencia de valores éticos y morales; sólo pueden exhibir saqueo, maldad, abuso de poder, entreguismo, conjura y traición en sus ejecuciones para sojuzgar la condición política y humana de los ciudadanos. Durante poco más 102 años hemos sido doblegados, saqueados, oprimidos, irrespetados y burlados por Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux (Lilís), Rafael Leónidas Trujillo Molina, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández. Estos han sido, porque como algo muy natural lo hemos permitido, los fundadores y mantenedores de la más aberrante de las sociedades.

Quienes han puesto la inteligencia, el entendimiento, la prudencia y el buen juicio para gobernar -que han sido los menos- son unos verdaderos desdichados ante la historia, que los marca, en su totalidad, porque ninguno pudo completar su período de gobierno. Pero, más desdichados aún hemos sido los ciudadanos comunes; los que fuimos y somos saqueados, oprimidos y burlados por Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux (Lilís), Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández, los seis siniestros que desplazaron la esperanza y la buena acción, ya sea por usurpación directa del poder o facilitando golpes de Estado, conjuras y fraudes planificados y propiciados, de forma permanente, por el frente oligárquico -cuyos integrantes han sido, en función del momento histórico, diferentes, y al que se han integrado como tales o servido como representantes-, que actúa en consonancia con sus intereses y recibiendo, siempre, de la baja pequeña burguesía, la más efectiva, denigrante y desacertada colaboración.

La bonanza colectiva que ha vivido el país bajo sus mejores gobernantes ha sido pírrica, y ha estado regida por
Manuel Jimenes González: gobernó desde el 8 de septiembre de 1848 hasta el 29 de mayo de 1849. Decretó una amnistía general para los exiliados políticos -en especial para Duarte y los demás trinitarios, expulsados por Santana- y la abolición de los cuerpos de infantería del Ejército por ser, esos hombres, necesarios para desarrollar la agricultura.

Pedro Antonio Pimentel y Chamorro: definido por Luperón como "un hombre rebelde a la disciplina, perezoso al gabinete, pero audaz y previsor en la guerra". Fue elegido presidente el 25 de marzo de 1865. Gobernó por algo más de cuatro meses, hasta agosto del mismo año. Su gobierno lo ejerció con la autoridad y energía propios de su carácter, incurriendo, a veces, en excesos de arbitrariedad, aunque carentes de intención dañina o perversidad.

Ulises Francisco Espaillat: alcanzó la presidencia en los días finales de abril de 1876. En el ejercicio de su mandato trató de gobernar según los dictados constitucionales y democráticos, rodeándose de los hombres más capaces de la nación, al margen de sus adscripciones políticas. Empeñado en moralizar la administración pública, empezó por rebajar su sueldo y el de los altos funcionarios; se negó a firmar decretos de muerte, respetó la prensa y regularizó las erogaciones del gobierno. Introdujo un modelo de gobierno poco grato para altos cargos civiles y militares acostumbrados a recibir privilegios y prebendas del poder. Salió del cargo el 5 de octubre de 1876.

Gregorio Luperón: presidente provisional entre 1879 y 1880. Fue un hombre de fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y las estrategias de guerra. Instauró un régimen liberal que logró implementar la paz, la libertad y el progreso; trató de institucionalizar el país y preparó el proceso electoral que, a finales de 1980, otorgó el poder a Fernando Arturo Meriño.

Fernando Arturo Meriño: presidente en el periodo 1880-1882. Se opuso vigorosamente a cualquier tipo de rebelión y anarquía y llevó adelante los ideales republicanos; promovió el avance y el desarrollo de la nación bajo una gestión ejemplar de gobierno. Mantuvo una intensa comunicación con Eugenio María de Hostos, apóstol de la integración antillana y fundador de la Escuela Normal.

Francisco Gregorio Billini: presidente 1884-1885. Renunció por negarse a limitar la libertad de prensa. Durante su gobierno las libertades públicas fueron respetadas al máximo. Su administración fue una democratizadora. Su discurso de renuncia fue revelador: "Mis enemigos creerán que estoy bajando, pero siento que estoy de pie sobre la cumbre... creo que doy un buen ejemplo al presentar espontáneamente mi dimisión y desaparecer entre las sombras de mi casa, sin mezquinas aspiraciones para el futuro". Sus restos descansan en el Panteón Nacional.

Wenceslao Figuereo: ocupó la máxima magistratura de la nación al ser asesinado Ulises Heureaux (Lilís), el 26 de julio 1899. No logró controlar la situación de desasosiego imperante por lo que dimitió, dado su carácter ecuánime y conciliador, un mes y cuatro días después de llegar al poder al producirse una sublevación que tomó el control de casi todo el país.

Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla (Monseñor Noel): fue hecho presidente por medio de un decreto del Congreso Nacional el 30 de noviembre de 1912, debido a la necesidad de que el gobierno estuviese encabezado por una persona neutral que inspirara, como lo haría, confianza y respecto, y ofreciera paz estable y duradera. Dimitió ante la asamblea nacional después de considerar que había alcanzado su propósito.

Juan Isidro Jimenes: gobernó de noviembre de 1899 a mayo de 1902 y de diciembre de 1914 a mayo de 1916. Intentó hacer frente a la enorme deuda pública con acuerdos con los acreedores europeos y estadounidenses y liberó las exportaciones de tasas impositivas. Derrocado por Horacio Vásquez, fue nuevamente elegido en 1914. En 1916 fue obligado a dimitir por el presidente estadounidense Woodrow Wilson quien, en defensa de las corporaciones azucareras norteamericanas, lo sometió, por sus posiciones nacionalistas, a una rigurosa presión.

Juan Rafael Estrella Ureña: presidente en el año 1930. Conspiró, junto a Trujillo, y sin conocer sus verdaderas intenciones, para sacar a Horacio Vásquez del continuismo en el poder. Preparó las elecciones en las que Trujillo salió triunfador y fue designado vicepresidente. Se afirma que solicitó permiso para viajar a Cuba, desde donde renuncia, en 1932; otros aseguran que al no apoyar las ejecuciones de quien ya se perfilaba como dictador fue obligado a renunciar bajo el pretexto de poseer mala salud.
Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
20 de Mayo de 2014