I.- República Dominicana: tarea inconclusa...
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Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, los tres principales líderes de la gesta independentista dominicana, nunca lograron ver concluidas las metas que se habían propuesto: pan, trabajo, soberanía, paz, justicia social y felicidad para el pueblo al que le otorgaron identidad propia.
Habiendo sido los diseñadores y principales ejecutores de tan enorme tarea, fueron aniquilados como cucarachas: Duarte, enviado al exilio por Pedro Santana -el más grande traidor que conoce la historia-, murió de inanición en las selvas venezolanas; Sánchez, también deportado por Santana, y quien había ingresado al país para luchar contra la anexión a España proclamada por el mismo traidor, fue fusilado en San Juan de la Maguana; y Mella, encargado de organizar las tropas restauradoras contra la anexión, muere en la pobreza extrema a la que había sido llevado por el propio general Pedro Santana cuando el Padre de la Patria lo abandonó en su repugnante tarea de anexar “la soberana nación dominicana”.
Los Padres de la Patria murieron sin ver concluidos sus sueños y desvelos; la ruta de la deformación social se había iniciado, y para siempre quedarían impregnados en la historia -como patrones de comportamiento normal- la traición, la corrupción, la impunidad, la envidia, el chisme y otros vicios sociales que engendrarían una sociedad deforme e inconclusa para siempre.
Decíamos en «La pequeña burguesía», un artículo de 1995, que «el atraso que vive la República Dominicana tiene sus raíces en dos aspectos fundamentales estrechamente vinculados uno y otro: la arritmia histórica de mediados del siglo XVI, producto del descenso en el ordenamiento social de la oligarquía esclavista al nivel hatero, y los más de 350 años de vida precapitalista que transcurrieron entre comienzos del siglo XVI y finales del siglo XIX.
«La oligarquía esclavista era el paso previo a la aparición de una sociedad capitalista burguesa; este intento de desarrollo de la burguesía vino a darse a mediados del siglo XX, lo que significa un enorme atraso en la evolución natural de la sociedad dominicana y en consecuencia una deformación entre sus integrantes; "...en lo sucesivo toda nuestra historia iba a estar condicionada por ese descenso, que sufrimos en nuestra infancia como pueblo" (Juan Bosch, "Composición Social Dominicana, Historia e Interpretación", Decimoquinta Edición, Santo Domingo, 1986, Pág. 61).
«Los intensos años de vida precapitalista marcaron nuestra sociedad para siempre; sólo sirvieron para engendrar una pequeña burguesía deforme y sin la base de sustentación necesaria que diera vida propia a cada capa que la compone».
La etapa inconclusa de la Restauración.Aquí debemos hacer un paréntesis, muy corto, pero enérgico, para iniciar desde hoy una cruzada para sacar del Panteón Nacional a Pedro Santana quien, además de traidor, fue el autor intelectual de las muertes de los tres forjadores de la dominicanidad.
Anexada la nación a España, Gregorio Luperón, Santiago Rodríguez, José Antonio Salcedo y Gaspar Polanco, entre otros, se dan a la tarea, en gesta magnánima, de restaurar la soberanía perdida, pero los vicios de formación de la baja pequeña burguesía, ya puestos en evidencia en la etapa independentista, se desarrollarían de forma tan violenta que llevarían este período a la grosera intervención norteamericana del 1916, materializada bajo el pretexto de sanear las aduanas dominicanas, llevar al país a la normalización de sus finanzas y al pago de la deuda contraída con el invasor.
Poco duraría el proceso restaurador sin un nuevo obstáculo: el intento de Buenaventura Báez, mientras gobernaba de 1868 a 1873, de anexar el país a Estados Unidos. Báez convencería a Ulysses Grant, mandatario americano, de enviar tropas a la nación dominicana y de firmar un tratado de anexión, pero el Senado norteamericano no lo ratificaría.
¿Cómo puede darse continuidad a la implementación de políticas serias y desarrollistas si el país no salía de un golpe de Estado, una revuelta o un magnicidio?
De 1844, año de la Independencia, a 1916, año de la invasión yanqui, hubo 64 gobiernos. Si en ese período la Tierra giró 72 veces alrededor del Sol, significa que cada uno tuvo una duración promedio de un año, un mes y quince días. ¡Ni siquiera robar bien, al estilo del “Nuevo Camino” o al estilo de «E’ pa’lante que vamo’», se podía!
Continuará...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
24 de mayo de 2013