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Completo.- Rafael Tomás Fernández Domínguez...

"Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad"; única muestra verdaderamente libre de imperfecciones morales dentro de las corruptas Fuerzas Armadas dominicanas...

Como Duarte, Fernández Domínguez tuvo que permanecer en el exilio; los militares indignos decidieron sacarlo del país porque -como dice Juan Bosch en la carta que le envía el 27 de mayo de 1964 al Dr. Ramón Pina Acevedo, en una alusión casi directa- encarnaba al "coronel que (podía, nh) lanzar soldados a la lucha".
Rafael Tomás Fernández Domínguez ("SOLDADO DEL PUEBLO Y MILITAR DE LA LIBERTAD"): ¡AL PANTEÓN NACIONAL!
El 8 de febrero de 2013 el periódico «El Nacional» nos presentó el siguiente titular que involucra a los fundadores de nuestra nacionalidad: "Niegan a Sánchez, Mella condición Padres la Patria (sic)".

La entrega, bajo la firma de José Rafael Sosa, señala lo siguiente: "El presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Juan Daniel Balcácer, dijo anoche que Juan Pablo Duarte debe ser considerado, sin desmedro de Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, el único Padre de la Patria. En una conferencia que ofreció anoche en el Centro Cultural Banreservas, destacó que Duarte fue el iniciador e ideólogo motivador del núcleo de jóvenes dominicanos que proclamaron la Independencia en 1844...".

Y a continuación expresa: "Quien debe ser considerado el Padre de la Patria es Juan Pablo Duarte, porque concibió la idea de la Independencia inspirado en los movimientos sociales del liberalismo, tras su permanencia en Estados Unidos y Europa".

Aunque somos partidarios de la grandeza de Sánchez -por su capacidad organizativa, liderazgo y compromiso combativo-, compartimos las palabras del historiador dominicano, a quien, por la independencia de criterio y el juicio crítico con que analiza los acontecimientos históricos, respetamos (y queremos; nos unen estrechos lazos familiares).

Intentamos, en una ocasión, hacer un ensayo sobre las similitudes que existen entre la sociedad dominicana y la agrupación política más grande del país: el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Sobresalen, por el desempeño de las acciones de sus integrantes, la desorganización, el irrespeto al ordenamiento, el desconocimiento a las reglamentaciones, la forma 'medalaganaria' de hacer las cosas, la falta de planificación y consenso y el deseo innato de cada quien por desempeñar posiciones de jefatura... por la obtención de méritos y reconocimientos imaginarios que se arrogan con asombrosa naturalidad.

Tanto en la sociedad como en el PRD, cada integrante es un jefe; y, en conjunto, todos son directores, subdirectores, administradores, sub administradores, gerentes, sub gerentes, presidentes, vicepresidentes, etc. No hay quien realice, en los niveles inferiores, las labores necesarias para que los proyectos, ideas y sueños se materialicen.

La propensión a ser jefe, a mandar, a dirigir, a ser héroe, a ser protagonista, a ser el que más trabaja, tiene que, necesariamente, haber tenido su origen en la existencia de tres "Padres de la Patria", ejemplo único en el mundo dentro de las naciones que han conquistado su soberanía por medio de las guerras libertadoras. Sólo un hecho de esta magnitud puede haber calado tan profundamente en el medio social para que todas las manifestaciones del pueblo dominicano estén regidas por tan perjudicial vicio.

Como este no es un estudio sociológico, y mucho menos psicológico, de las capas que dan vida a los niveles que interactúan en las relaciones de producción, se hace obligatorio abordar la esencia del escrito, para lo que «El Caribe» del 26 de enero del presente año proporciona, bajo la firma de Darlenny Martínez, y el titular "PE (Poder Ejecutivo) promulga ley lleva a (Francisco Alberto) Caamaño al Panteón", el siguiente párrafo: "El Poder Ejecutivo promulgó la ley que ordena el traslado de los restos del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó desde el cementerio de la Máximo Gómez al Panteón Nacional. La legislación, promulgada el pasado 15 de enero y marcada con el número 4-13, tiene por objeto 'exaltar' a Caamaño Deñó al más alto espacio de homenaje nacional: el Panteón de la Patria" (Paréntesis míos, nh).

Esta noticia, agradable y estimulante, nos permite hacer un contraste con la anterior. Mientras informa que el Poder Ejecutivo promulga la ley que "ordena el traslado de los restos del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó... al Panteón Nacional", la tomada de «El Nacional» recoge las palabras del historiador Juan Daniel Balcácer, quien plantea, con sobradas razones, y "sin desmedro de Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella", dejar a Duarte como "único Padre de la Patria".

Juan Pablo Duarte fue el ideólogo de la independencia dominicana, mérito más que suficiente para que sea proclamado como el único Padre de la Patria, al margen de los extraordinarios episodios que dieron brillo a la gesta soberanista, encabezada por Matías Ramón Mella y, sobre todo, por Francisco del Rosario Sánchez. Debemos observar, por la importancia que reviste, que Juan Pablo Duarte permaneció la mayor parte del tiempo en el exilio, lo que limitó su participación, casi exclusivamente, a la concepción y organización. Habíamos expresado estar de acuerdo con las expresiones del historiador Balcácer. Así acabaríamos, de una vez y por siempre, con los lideratos y protagonismos compartidos que la deformación social le ha impuesto a este país.

Por otro lado, los restos de Francisco Alberto Caamaño Deñó, por una ley aprobada en el Congreso, y promulgada por el Poder Ejecutivo, serán trasladados al Panteón Nacional para "exaltar a Caamaño Deñó al más alto espacio de homenaje nacional". El coronel Caamaño, que se creció a la estatura de Prócer de la Patria por su arrojo combativo en la guerra civil de 1965 y por el liderazgo que ocupó en las luchas que se escenificaron contra las tropas invasoras yanquis, no fue el ideólogo de lo que hoy se conoce como Revolución de Abril, la más hermosa de las gestas que vivió el pueblo dominicano en todo el siglo XX. El ideólogo lo fue el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, "el dominicano que más me había impresionado después de mi vuelta al país. Me impresionó su integridad, su firmeza, que se veía a simple vista como si aquel joven militar llevara por dentro un manantial de luz" (Juan Bosch).

Decíamos, sobre Fernández Domínguez, en "SOLDADO DEL PUEBLO Y MILITAR DE LA LIBERTAD", que "en un país acostumbrado a regirse por las malas acciones... una conducta permanente como la exhibida por el 'Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad' genera conflictos de intereses muy marcados... muy enconados". La "conducta permanente" exhibida por el coronel Fernández Domínguez es el reflejo de sus pulcras, honestas, serias, comprometidas y respetuosas acciones.

Esa conducta permanente recoge una muestra ejemplificadora que lo separa del modo de vida tradicional del oficial dominicano. Encarna su proceder al encontrar "arroz, habichuelas, azúcar, aceite y otros alimentos" que un teniente había dejado en la cocina de su casa como parte del esquema de corrupción imperante en los cuerpos castrenses. "La integridad de Rafael Fernández Domínguez lo llevó, instintivamente, a rechazar un presente cuyo valor real provenía de los dineros del pueblo. Además de regresarlo, 'el teniente responsable de llevar los alimentos fue sancionado con diez días de arresto...'".

El coronel Fernández Domínguez es el ejemplo más puro, limpio y transparente de las Fuerzas Armadas dominicanas; pero además, ha sido el más consciente de todos los militares que ha parido la nación en toda su historia, y el más comprometido con las leyes supremas. En varias ocasiones lo demostró, aunque, en mayo de 1965, cayó abatido mientras pretendía tomar el Palacio Nacional, asiento del Ejecutivo y símbolo máximo de poder, en un intento innecesario por ponerse a la par con Caamaño y demás militares constitucionalistas.

Juan Pablo Duarte fue el ideólogo de la independencia dominicana y, como tal, es propuesto como el 'único Padre de la Patria'. Sánchez y Mella fueron los actores en casi todos los escenarios y se plantea que les sea retirado el título. Como Duarte -¡cuánta coincidencia!-, Fernández Domínguez tuvo que permanecer en el exilio; los militares indignos, entreguistas y corruptos comprendían que era la persona más influyente y comprometida con la oficialidad joven no contaminada, y decidieron sacarlo del país porque -como dice Juan Bosch en la carta que le envía el 27 de mayo de 1964 al Dr. Ramón Pina Acevedo, en una alusión casi directa- encarnaba al "coronel que (podía, nh) lanzar soldados a la lucha".

Por su determinación y arrojo contra el yanqui invasor, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó se convirtió en el héroe de la Revolución de Abril; sus restos serán llevados -¡muy bien llevados!- al Panteón Nacional. El coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez fue el ideólogo de la gesta, el arquitecto del retorno a la constitucionalidad que, además de preparar toda la logística -junto al profesor Juan Bosch, líder político-, hizo posible la integración de la mayoría de los militares constitucionalistas (Caamaño entre ellos); y se le niegan a sus restos la entrada al panteón Nacional como morada definitiva.

¿Prima la razón en este país? ¿Es posible que el intelecto y el conocimiento puedan, algún día, evaluar a nuestros próceres? Las Fuerzas Armadas dominicanas han llenado de luto el país durante toda su vida republicana; han protagonizado, casi de forma continua, las escenas más desgarradoras. Si su papel ha sido tan determinante, ¿no reúne el arquitecto que diseñó el movimiento armado por la vuelta a la Constitución de 1963 méritos más que suficientes para que sus restos descansen junto a los de nuestros grandes hombres? Si, además, ese arquitecto ha sido, dentro de la institución de mayor repercusión histórica -conformada por corruptos y asesinos-, la única muestra verdaderamente libre de imperfecciones morales, el único defensor fiel de la institucionalidad. ¿No se hace merecedor de que el Panteón Nacional acoja sus restos?

Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
10 de febrero de 2013