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II.- Condena a la reforma fiscal, juicio a los corruptos...

En un país con una deficiente educación, la feligresía es abordada por el cardenal, los obispos y arzobispos quienes, como fieles representantes del frente oligárquico tienen que hacer expresiones favorables a sus intereses para que prevalezcan en las mentes de los dóciles y callados fieles (millones en la baja pequeña burguesía, y cientos de miles en las capas media y alta), silenciados estos últimos, más que por ignorancia, por temor a la pérdida de los bienes materiales...

La iglesia católica es uno de los sectores más dañinos de los que conforman el frente oligárquico; la oligarquía establece, por medio de los jerarcas del catolicismo, políticas a ser difundidas desde los púlpitos, aceptadas y patrocinadas por una feligresía ignorante -temerosa al extremo de Dios- y sumisa que permite la libre circulación de los males que aquejan al país como bola de fútbol pateada por el mejor de sus exponentes.

En un país con una deficiente y mediocre educación –planificada para que sea de esa forma-, la feligresía es abordada por el cardenal, los obispos y arzobispos quienes, como fieles representantes del frente oligárquico (disfrutan a plenitud de las bonanzas que la buena vida les proporciona por obra y gracia de diezmos muy especiales), tienen que hacer expresiones favorables a sus intereses para que prevalezcan en las mentes de los dóciles y callados fieles, contados por millones en los más ínfimos niveles de la baja pequeña burguesía, y por cientos de miles en las capas media y alta, silenciados estos últimos, más que por ignorancia, por temor a la pérdida de los bienes materiales.

La Embajada americana es la rectora de la política pentagonista, a la que están subordinados los demás sectores, que actúan de común acuerdo con los intereses regionales, continentales o mundiales de los Estados Unidos.

Los terratenientes son los hacendados, dueños de las grandes porciones de tierras cultivables y/o productivas del país; la relación empleos/capital es aún mucho menor que la de los importadores, exportadores, aseguradoras, reaseguradoras y dueños de bancos. Es el sector que mejor retrata la esclavitud y el maltrato a que son sometidos quienes “venden su fuerza de trabajo”.

Los narcotraficantes se han constituido en una “nueva casta”, compuesta por funcionarios, oficiales militares y policiales y pequeños burgueses de los niveles bajos, cuya conducta «… está regida por el afán desmedido de escalar sectores o capas superiores sin miramientos, haciendo cuanto esté a su alcance para lograr, siempre en el plano personal, los lujos o formas de convivencia atípicos en una sociedad atrasada…» (Del entorno corriente y la baja pequeña burguesía… Comentando a Sara Pérez, NH - Publicado en Acento el 14 de mayo de 2012)

¿Cómo funciona la oligarquía?

Leonel Fernández, que gobernó por 12 años, pasó a ocupar la posición de representante del frente oligárquico, sustituyendo a Joaquín Balaguer, quien, por mucho tiempo, ejerció como tal. La oligarquía, que es la clase dominante, aunque no necesariamente la gobernante, tiene dos formas de ejercer el poder: por medio de un hijo legítimo (¡paradojas de la vida!, Antonio Guzmán, de 1978 a 1982) o, en el más común de los casos –dadas las precarias formaciones académicas e intelectuales de sus miembros-, por un representante (Joaquín Balaguer, Salvador Jorge Blanco, Hipólito Mejía, Leonel Fernández, Danilo Medina, etc.).

Salvador Jorge Blanco pasó a ser representante de la oligarquía desde una sólida posición en la capa más alta de la pequeña burguesía, de la que era parte por ‘virtud originaria’ y, además, por el prestigioso ejercicio profesional. Al llegar al poder, Jorge Blanco era ya un pequeñoburgués de clase alta; el cargo no fue quien lo llevó a esa categoría.

Joaquín Balaguer, representante por excelencia del frente oligárquico, con orígenes bajo pequeñoburgueses, fue escalando posiciones dentro de la división de clases, aunque, al alcanzar el poder, no era más que un integrante de la capa media de la pequeña burguesía; lo que le dio la categoría de alto pequeñoburgués al Dr. Balaguer fue el ejercicio de la presidencia.

El caso de Hipólito Mejía es más complicado. Se asemeja al de Salvador Jorge Blanco, pero, por haber incursionado en la empresa productiva privada, sus matices y contradicciones son diferentes. Esta experiencia le permitió conocer, de forma espontánea y natural, el funcionamiento de la burguesía, sus contradicciones con el proletariado y un nuevo enfoque para la toma de decisiones, algo que le serviría para, como presidente, establecer un precedente con respecto a las medidas que tendría que tomar en el escenario en que fructificó el fraude bancario que, al final, desembocaría, hasta ese momento, en el más grande déficit fiscal que había conocido el país.

Burguesía y proletariado son dos clases que se odian a muerte, aunque no podrían sobrevivir si una de ellas faltare. Los más encarnados comunistas, y algunos intelectuales, sobre todo dominicanos, no han podido entender, con objetiva claridad, las verdaderas y marcadas diferencias entre la burguesía y la oligarquía. La oligarquía subyuga, esclaviza… no transige. Aun siendo el capital y la riqueza los objetivos de ambas clases, la burguesía se niega a actuar de la misma forma; paga la mano de obra del obrero… no la toma por la fuerza; negocia, transige y, quiérase o no, es la clase que le da sustancia al proletariado, su antagónica.

En pleno desempeño como representante del frente oligárquico, estas contradicciones -entre burguesía y proletariado… dos clases en aparente armonía, pero con intereses muy opuestos- llevaron a Hipólito Mejía a enfrentarse a miembros muy selectos de tan odiosa y perjudicial clase, que más adelante serían procesados judicialmente por iniciativa de su propio gobierno.

Leonel Fernández… Aquí pretendíamos llegar… ¡Y llegamos!

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
16 de noviembre de 2012