Completo.- Del entorno corriente y la baja pequeña burguesía...
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Del entorno corriente y la baja pequeña burguesía. El PLD que estructuró Juan Bosch era la solución a los males que generan los vicios y deformaciones de la baja pequeña burguesía...
Hasta aquí una apretada transcripción del núcleo central del artículo de Sara Pérez (uno de sus mejores, entre tantas joyas). La misma la hacemos con la finalidad de establecer coincidencias entre lo articulado por ella, en lenguaje capitalista, y las razones que llevaron a Juan Bosch a analizar científicamente la composición social dominicana para luego crear, como solución a los males que se derivan de una sociedad típica de la baja pequeña burguesía, el Partido de la Liberación Dominicana.«¿De dónde salieron tantos calieses en la época de Trujillo y Balaguer? No los importaron del otro mundo. Fue una cosecha que creció en el patio. ¿De dónde salieron los torturadores y asesinos? No llegaron del espacio sideral, sino del entorno corriente.
«En la policía dominicana no habría tantas mafias, ni asesinos y sicarios, si sistemáticamente los inculpados por excesos fueran sancionados en vez de premiados. En el gobierno no habría tantos ladrones, si no disfrutaran de impunidad -y ostensible admiración- y se aplicaran los controles correspondientes.
«Quienes roban masivamente en los gobiernos de corrupción generalizada, como el que preside Leonel Fernández, no son extraterrestres… ni gente con habilidades excepcionales… son personas “normales”… que de haberse encontrado con algunos frenos institucionales… y con vigilancia… habrían sido sastres esforzados.
«Para que se desarrollara semejante transgresor [Leonel Fernández, NH], con una concentración de poderes completamente ilegítima en sus manos, no sólo se necesitaron los manejos aportados por él mismo y la complicidad del sector social al que representa, sino la indefensión de una sociedad y la fragilidad de una estructura política…
«¿De dónde ha salido toda esta gente que politiquea activamente sin tener noción alguna de derechos cívicos y políticos y sin percibir el horror en que está envuelto el país completo? No llegaron de Marte. Han crecido en el patio. Y habrá mayores y peores consecuencias».
Los calieses, los torturadores, los asesinos, las mafias, los sicarios, los ladrones, los corruptos… los transgresores, como señala Sara Pérez, no salieron del otro mundo, ni del espacio sideral; tampoco llegaron de Marte: han “crecido en el patio… en el entorno corriente”… tienen su origen en la baja pequeña burguesía, el último de los niveles que, de acuerdo con Marx, existía en las sociedades europeas, producto de la división de clases que surge por el lugar que se ocupa en las relaciones de producción.«El atraso que vive la República Dominicana tiene sus raíces en dos aspectos fundamentales estrechamente vinculados uno y otro: la arritmia histórica de mediados del siglo XVI, producto del descenso en el ordenamiento social de la oligarquía esclavista al nivel hatero, y los más de 350 años de vida precapitalista que transcurrieron entre comienzos del siglo XVI y finales del siglo XIX.
«La oligarquía esclavista era el paso previo a la aparición de una sociedad capitalista burguesa; este intento de desarrollo de la burguesía vino a darse a mediados del siglo XX, lo que significa un enorme atraso en la evolución natural de la sociedad dominicana y en consecuencia una deformación entre sus integrantes; "... en lo sucesivo toda nuestra historia iba a estar condicionada por ese descenso, que sufrimos en nuestra infancia como pueblo" ("Composición Social Dominicana, Historia e Interpretación", Juan Bosch, Decimoquinta Edición, Santo Domingo, 1986, Pág. 61).
«La sociedad dominicana es el producto de una historia seriamente deformada, donde un gran número de sus integrantes ha institucionalizado el desorden, la inmoralidad, la indisciplina y la corrupción como patrones normales de comportamiento. La conducta de la baja pequeña burguesía está regida por el afán desmedido de escalar sectores o capas superiores sin miramientos, haciendo cuanto esté a su alcance para lograr, siempre en el plano personal, los lujos o formas de convivencia atípicos en una sociedad atrasada. Este afán desmedido lleva a una gran cantidad de hombres y mujeres de la pequeña burguesía a actuar en la mayoría de las ocasiones de común acuerdo con la oligarquía que sustenta el poder; "...hay un sector adscrito al frente oligárquico que le sirve de instrumento nacional de poder y al mismo tiempo aspira a integrarse en él al nivel más alto... hay un sector, probablemente el más numeroso, cuya única ambición es asegurar lo que ya tiene y mejorarlo..." ("Dictadura Con Respaldo Popular", Juan Bosch, Cuarta Edición, Santo Domingo, 1991, Pág. 154)» . (“Una interpretación a los ordenamientos social, económico y político en la República Dominicana…” - marzo de 1995, nh).
Esas sociedades europeas eran muy diferentes de lo que era, y es hoy, la sociedad dominicana, misma que Juan Bosch analizó de forma extraordinaria en sus obras “Composición Social Dominicana” y “Clases Sociales en la República Dominicana”.
Dadas las características particulares de una sociedad de capitalismo tardío, que arribó al final del primer tercio del siglo XX como una típicamente hatera, Bosch se vio en la necesidad de llegar más lejos que Marx. Esa enorme cantidad de desheredados sociales que no tenía lugar en las relaciones de producción, según las teorías marxistas, encontró espacio en dos subclases de la baja pequeña burguesía: la baja pobre y la baja muy pobre, de las que salen todos los vicios que como sociedad exhibimos, cuyos integrantes “han crecido en el patio”, seguirán desarrollándose “en el entorno corriente” y, como es de esperarse -por no haber “sanciones para los inculpados… frenos institucionales y vigilancia-, habrá mayores y peores consecuencias”.
Para hacer frente a todas estas deformaciones sociales, y romper con lo que se había establecido como patrón de conducta en el proceder del bajo pequeño burgués, Juan Bosch creó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), precisamente para acabar con el robo, la corrupción, las injusticias, los favores, el tráfico de influencias… en fin, para proporcionar al pueblo una agrupación política capaz de hacer frente a los males que nos agobian como nación desde el 1844.«El pequeño burgués de las capas baja, baja pobre y baja muy pobre, cuando adopta una definición ideológica, la alimenta con sentimientos y emociones que lo empujan a destacarse socialmente, a escalar posiciones que lo distingan; sólo le interesa darse a conocer y nada más.
«Las capas bajas de la pequeña burguesía se nutren del campesino que llega a las ciudades, que, por sus condiciones materiales de existencia, es ideológicamente burgués. De ellas sale tanto el guardia y el policía como el activista político, que vota convirtiendo ese acto en una inversión que, cree él, conoce muy bien el candidato por el cual sufragó. Está totalmente convencido de que el voto que emitió fue el que hizo presidente de la República a su candidato y que este también lo cree, por lo que espera una retribución material a cambio.
«En su movilización a otros horizontes, la baja pequeña burguesía ha arrastrado hábitos y patrones de comportamiento similares a los que la sustentan en la patria de origen, pero al mismo tiempo ha seguido desarrollando nuevos vicios; por ejemplo, el de engendrar seudo defensores que claman por respeto a la comunidad, con el único fin de generar riquezas y permitirse el salto de la capa en que se encuentran a una capa superior.
«El bajo pequeño burgués hace lo impensable para subir en la escala social: miente, roba, inventa chismes, mata, traiciona; a su madre critica si le da la espalda; se cree amigo personal de militares y funcionarios que no conoce; 'sabe de todo', calumnia, fabula; repite lo que oye y lee sin constatarlo y su alma vende, al diablo de ser necesario, por la obtención y exhibición de bienes materiales. De él se puede esperar cualquier atrocidad sin importar la magnitud de la misma; es responsable -por los millones de iguales- de la sociedad que existe y ha existido siempre en la República Dominicana; de los interminables gobiernos de Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y -parece que, por el trabajo sucio que realiza, en un futuro no muy lejano- algún otro Trujillo» (“La baja pequeña burguesía perredeísta y el neotrujillismo” - noviembre de 2010, nh).
La razón principal que llevó a Juan Bosch a fundar el PLD fue el comportamiento exhibido por los miembros del primer partido que fundó: el Revolucionario Dominicano (PRD). El PLD surge como una negación del PRD, agrupación para la que no existen límites en lo que concierne a indisciplina y desorganización.
El PLD se creó como un partido de cuadros, con fiscalización permanente por cada uno de sus miembros, a los que el profesor Bosch les inculcó la desconfianza. Su estructuración fue concebida tomando como referencia el funcionamiento de la Iglesia Católica y de las instituciones castrenses; la misa que se celebra en Pedernales y en San Pedro de Macorís es la misma; la que se oficia en Reading, Pennsylvania (EE. UU.), es la misma a la que asisten los feligreses de Aguadilla (Puerto Rico). Los militares se rigen por los mismos códigos; actúan en forma similar tanto en Bolivia como en Francia; tanto en Argentina como en la República Dominicana. Por eso un peledeísta de Dajabón pensaba y actuaba igual que uno de La Romana.
El boschismo, teoría política basada en la realidad social dominicana, adoptada por el PLD, debió ser la constitución de los peledeístas; y si hubiese sido así, el escrito de Sara Pérez no tendría hoy razón para su elaboración. De la única forma que los miembros del PLD hubiesen exhibido respeto, integridad, honestidad y compromiso en la conducción del Estado hubiese sido manteniendo los métodos de trabajo, la fiscalización y la vigilancia implementados por el profesor Bosch; pero las cosas cambiaron rotundamente desde el día aquel en que, en un ridículo acto celebrado en el Centro Olímpico, lo sentaron junto al doctor Joaquín Balaguer para conformar ese pacto que Fernando Martín, alto dirigente del Partido Independentista Puertorriqueño, bautizó como “pacto con el diablo”, con la finalidad de impedir la llegada al poder del Dr. José Francisco Peña Gómez.
A partir de ese momento, los peledeístas tomaron el camino de disputarle a los reformistas y perredeístas el primer lugar en lo que respecta a hacer lo mal hecho. De ser la esperanza para la solución de los problemas nacionales -formados en un partido con todas las herramientas para “hacer lo que había que hacer”-, se convirtieron en la peor lacra en la historia de la vida republicana; y las razones no hay que buscarlas en ningún otro lugar: como dice Sara Pérez, “no llegaron de Marte. Han crecido en el patio. Y habrá mayores y peores consecuencias”.
El bajo pequeño burgués dominicano es un ser único en el mundo; por eso las cosas que se ven en República Dominicana no se ven en ningún otro país. El comportamiento del que hace gala es uno desmedido, sin límites; el ambiente en el que interactúa debe ser controlado, fiscalizado y sometido al más rígido escrutinio, para evitar los desmanes típicos de los descarrilados.
Quien encabeza el gobierno dominicano es ejemplo fiel de esas capas de la baja pequeña burguesía, aunque ahora la condición de jefe de Estado lo eleve a la categoría de un alto pequeño burgués. Pero hay más; en vez de gobernar para los obreros y los desheredados sociales –clasificados por Juan Bosch como pequeños burgueses de las capas baja pobre y baja muy pobre-, razón de ser del Partido de la Liberación Dominicana, Leonel Fernández escogió el camino que su clase de procedencia le dictaba: el de convertirse, en ausencia del Dr. Balaguer, en representante de la oligarquía.
De nada sirvieron estas palabras de Juan Bosch, aludiendo el comportamiento de la baja pequeña burguesía: "... hay un sector adscrito al frente oligárquico que le sirve de instrumento nacional de poder y al mismo tiempo aspira a integrarse en él al nivel más alto... hay un sector, probablemente el más numeroso, cuya única ambición es asegurar lo que ya tiene y mejorarlo..." (Ibíd.).
Ese mismo ser es quien preside el Partido de la Liberación Dominicana, agrupación que convirtió en una pocilga más de las que actúan en el ambiente político dominicano, pero con características peores a las demás, pues, sus miembros, formados por el profesor Bosch, se prepararon con el único objetivo de saquear al pueblo.
Los peledeístas, a diferencia de los perredeístas, cometen sus fechorías con prepotencia y arrogancia; desdoblan estadísticas, mienten, son cínicos, pero más aún, son unos teóricos indolentes que para todo tienen respuesta, atreviéndose a llamarse boschistas después de haber enterrado al fundador del partido al que pertenecen. Se consideran seres supremos, sobre todo su máximo líder, convertido en la peor carga del Estado dominicano, al chuparle, como vil parásito, mientras funge como su administrador, más de 60 millones de dólares en 12 años de turismo y compras que con sus propios recursos nunca hubiera materializado.
Andrés L. Mateo describe claramente sus últimos dos períodos:
El análisis de Sara Pérez es uno que debió habérselo formulado el PLD, sobre todo su conceptualizador, teórico empedernido que quedará enterrado para siempre si Danilo Medina resulta vencedor en la contienda que se avecina. El doctor Leonel Fernández y sus instruidos ladrones recibieron educación sociopolítica para lidiar con los vicios y deformaciones de la baja pequeña burguesía, pero tan pronto Juan Bosch entregó las riendas del partido, hicieron como los caballos cuando les son retiradas las gríngolas; no entendieron nunca el mensaje ni las prédicas del más ilustre de los dominicanos del siglo XX. No era sólo llegar al poder; era, además, gobernar para todos los dominicanos, no para enriquecer con el dinero del pueblo a los “científicos” del Comité Político.«Entre el 2004 y el 2012 el presidente Leonel Fernández salió del país 70 veces y permaneció fuera de la nación 392 días. Viajaron con él 1,556 personas y se gastaron 49.1 millones de dólares, es decir, 1,939 millones de pesos. Casi todos estos viajes se realizaron para darle gusto al ego inmedible e inaguantable del mandatario, y todo ese dinero del presupuesto se diluyó en agua de borrajas. ¿No es esto un enorme abuso de poder? ¿No roba mucha felicidad ciudadana satisfacer con los dineros del pueblo la megalomanía de este hombre?».
Con sus acciones, Leonel Fernández y sus secuaces han ridiculizado a Juan Bosch, el más íntegro, honesto y serio de los políticos que ha parido la República Dominicana; han hecho que sus palabras luzcan disparatadas. Ejemplos sobran:
El PLD que estructuró Juan Bosch era la solución a los males que generan los vicios y deformaciones de la baja pequeña burguesía; el centralismo democrático, la organización, la disciplina, la fiscalización y los métodos de trabajo que exhibía el PLD perseguían acabar con los robos al erario público, eliminar la corrupción y el tráfico de influencias y, sobre todo, proporcionar al pueblo educación, salud, recreación y justicia social.“El PLD no puede convertirse en un PRD debido a que dados su ideología y sus métodos de trabajo es imposible que en él penetren las prácticas corruptoras que florecen de manera natural y constante en el sistema capitalista…” (“EL PARTIDO”, Juan Bosch, Segunda Edición, 1984, Editora Alfa y Omega, Pág. 216).
“Las primarias cuestan dinero, a veces mucho dinero, y los que aspiran a ser candidatos tienen que buscar ese dinero donde esté, y naturalmente el dinero no está en manos de la gente del pueblo sino de los dueños o jefes de bancos, empresas y negocios, y al solicitar dinero de esos dueños o jefes de empresas, negocios y bancos, los que se corrompen son los candidatos porque de hecho quedan obligados a defender los intereses de aquellos que les facilitaron los medios para alcanzar las candidaturas de sus partidos” (Ibíd.).
“El PLD es un partido de organismos, no de personas, y por esa razón sus líderes no podían actuar en la misma forma en que actuaban los líderes del PRD...” (Ibíd.).
“¿Cómo va el Partido a llevar de candidatos a hombres y mujeres que no compartan nuestras ideas, que no conozcan la organización y los métodos de trabajo peledeístas; que no conozcan, respeten y cumplan las decisiones de los organismos del Partido; que no se ajusten al tipo de disciplina que hay en nuestras filas, y sobre todo, que no tengan el grado de desarrollo político y el concepto de la responsabilidad patriótica y partidista que se alcanzan estudiando y trabajando en el PLD?” (Ibíd.).
“Un partido como el PLD no puede usar métodos populistas en ninguna de sus actividades... por esa razón el PLD se ha negado a ensuciar paredes de casas, negocios, industrias, oficinas públicas y paseos o monumentos con afiches o pintura… Un partido como el PLD no puede faltarse el respeto a sí mismo cayendo en actitudes populistas, porque con esas actitudes se le abre paso… al peor enemigo que podemos tener, el que nos puede derrotar desde adentro de nosotros mismos convirtiéndonos, sin que nos demos cuenta de ello, en otro PRD… y el día que eso sucediera tendríamos que interrogarnos preguntándonos ¿por y para qué, pues, salimos del PRD, si ahora nos convertimos en lo que él es?” (Ibíd.).
«Para establecer la... socialdemocracia o socialismo democrático se requiere que la sociedad escogida para ser organizada de acuerdo con ese régimen político disponga de un excedente económico sólido, importante y regular, es decir, mantenido durante muchos años... La socialdemocracia es, por lo menos en la República Dominicana, un nombre nuevo para una miseria vieja, y engaña a este pueblo todo el que le hace creer que esa modalidad política de la sociedad capitalista puede resolver los problemas de una sociedad hambreada, analfabetizada, estafada por sus líderes, y ahora, además, por los líderes socialdemócratas de países ricos. Para la República Dominicana la socialdemocracia es una estafa política que lo ofrece todo y no puede dar nada». (“33 ARTÍCULOS DE TEMAS POLÍTICOS”, Juan Bosch, Primera Edición, 1988, Editora Alfa y Omega, Págs. 160, 162).
«Vanguardia del Pueblo no es ahora un periódico comercial, pero no lo será nunca, nunca, nunca...». (“EL PARTIDO”, Juan Bosch, Segunda Edición, 1984, Editora Alfa y Omega, Pág. 240).
«De todos los antiguos perredeístas que nos pasamos al PLD ninguno tuvo más suerte que yo, porque ningún dominicano siente más desprecio que yo por los oportunistas, por los charlatanes que viven engañando a este pueblo haciéndole creer que se sacrifican por él o que están dispuestos a sacrificarse por él cuando la verdad es que se han metido a la política para que el pueblo les sirva a ellos, no para servirle ellos al pueblo...». (“DE MÉXICO A KAMPUCHEA”, Juan Bosch, Segunda Edición, 1995, Editora Alfa y Omega, Pág. 8).
«El Partido debe… luchar a brazo partido para asegurarle al pueblo que lo que haremos desde el gobierno si ganamos las elecciones se hará con fines de beneficios sociales, no personales. Por el camino de los beneficios personales se llega, y por cierto rápidamente, al establecimiento de una situación generalizada de privilegios, y de ese estado de privilegios se cae en la corrupción, que es la meta que persiguen los partidarios del populismo. Los peledeístas debemos tener cuidado con el contagio del populismo; debemos evitarlo a cualquier costo, y debemos vigilarnos los unos a los otros para impedir que ese mal nos coma el alma». (“EL PARTIDO”, Juan Bosch, Segunda Edición, 1984, Editora Alfa y Omega, Pág. 87).
«Todos los peledeístas que entran en el partido por la puerta de los Círculos de Estudios acaban pensando igual, y los que piensan igual actúan igual. Si el Partido no arranca de Círculos de Estudios, echará sus raíces en el amiguismo...». (“EL PLD, UN PARTIDO NUEVO EN AMÉRICA”, Juan Bosch, Primera Edición, 1989, Editora Alfa y Omega, Pág. 163).
O todo lo dicho por Juan Bosch es puro disparate, o Leonel Fernández se ha encargado de destruir su obra más importante. Ojalá este dilema llegue a la conciencia de todos aquellos que con sus actuaciones han contribuido a ofender la figura de Juan Bosch y a convertir la agrupación política que legó al pueblo dominicano en un basurero.
Al desvirtuar la razón de ser del PLD, el conceptualizador y teórico empedernido se encargó de desmantelar la única herramienta visible con la que contaba la sociedad dominicana para controlar “los calieses, los torturadores, los asesinos, las mafias, los sicarios, los ladrones, los corruptos… los transgresores”, esos que “no salieron del otro mundo, ni del espacio sideral; (que) tampoco llegaron de Marte: (que) han crecido en el patio… en el entorno corriente…” (paréntesis de nh).
De vivir, estas serían, con toda certeza, las palabras con las que Juan Bosch se referiría a los peledeístas:
Ing. Nemen Hazim“De todos los que abandonamos el PLD, fui el de más suerte, porque ningún dominicano siente más desprecio que yo por los oportunistas, por los charlatanes que viven engañando a este pueblo haciéndole creer que se sacrifican por él o que están dispuestos a sacrificarse por él cuando la verdad es que se han metido a la política para que el pueblo les sirva a ellos, no para servirle ellos al pueblo”.
San Juan, Puerto Rico
13 de mayo de 2012