Usamos cookies para brindar un mejor servicio. OK Más información

I.- Análisis a la vil y despreciable respuesta de Félix Bautista...

«“Lamentablemente en este país hay mucha envidia, mucho egoísmo. No voy a complacer a esa gente, distrayéndome en dimes y diretes, contestando todo lo que se publica de mi persona”, dijo Bautista al ser abordado por el periodista Manuel Espinosa Rosario, corresponsal del periódico Hoy en San Juan de la Maguana»

«“Lamentablemente en este país hay mucha envidia, mucho egoísmo. No voy a complacer a esa gente, distrayéndome en dimes y diretes, contestando todo lo que se publica de mi persona”, dijo Bautista al ser abordado por el periodista Manuel Espinosa Rosario, corresponsal del periódico Hoy en San Juan de la Maguana».

Así reza el tercer párrafo de una noticia del sábado 17 de marzo que «Acento.com.do» titula: «Bautista rehúsa hablar de contratos millonarios y se queja de la “envidia”», en la que Félix Bautista, senador por la provincia de San Juan, se muestra renuente a hablar de los contratos que posee en Haití y despacha olímpicamente al periodista del periódico Hoy, Espinosa Rosario, diciéndole que “en el país hay mucha envidia y mucho egoísmo”, en referencia directa a la fenomenal “suerte” que le ha acompañado, que muy pronto le llevará, como bien dice Ramón Colombo, a ser el “nuevo presidente de la General Motors”.

El encabezado de otra noticia: “Merenguero Omega sale de la prisión y es ovacionado por sus seguidores”, había sido la razón principal para que nos tomáramos esta hermosa tarde de marzo –soleada, con cielo limpio y despejado, como si quisiera que observáramos los desmanes que se cometen en esa descarrilada y sufrida patria, sodomizada por los perennes corruptos que la han guiado y convertido en guiñapo ante la íntegra y pura por la que luchó y murió Juan Pablo Duarte- para analizar las razones que llevan a los dominicanos a aclamar y vitorear la puesta en libertad de uno de sus “ídolos”, hecho preso por subvertir el orden público y actuar violentamente con el poder subliminal que la invertida sociedad dominicana proporciona a las figuras públicas para pisotear a gente común y corriente y a aquellos que rutinariamente ejercen sus obligaciones dentro de la sociedad.

Con todo un esquema preconcebido para abordar esta ridícula e innecesaria manifestación de solidaridad ciudadana con las expresiones negativas, entramos al portal de «Acento» para seleccionar las palabras pertinentes a ser incluidas en el trabajo que nos habíamos propuesto, y mayúscula fue la sorpresa al ver el titular que aludía las palabras de Félix Bautista, el “mimado, querido y protegido” de Leonel Fernández, “Benefactor y Padre de la Patria del Camino Nuevo”, que llevó a los peledeístas a aclamarlo, respaldarlo y protegerlo -y a posibles manifestaciones de fuerza-, en una acción ruin y despreciable, aquella mañana en la que había sido citado judicialmente para que explicara las verdaderas razones sobre la repartición de los más de mil millones de pesos que destinó para “mantener la gobernabilidad”, como se le llamaba entonces a la compra de la miseria.

Si ese fue el mejor ejercicio de civismo por parte de un exmandatario instruido y culto, que pudo, desde el 1996 al 2000, viajar y conocer el funcionamiento de las naciones más avanzadas del mundo -gracias al dinero del erario-, ¿qué puede esperarse de quien encarna la más genuina expresión del pueblo dominicano… de quien representa la más fiel manifestación visceral de la sociedad; sin educación, sin cultura y sin la más mínima observación de las normas y reglas que rigen las actividades de los individuos cuando se agrupan socialmente “con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida”?

Leonel Fernández fue el paradigma que sirvió a Omega para, además de violentar las leyes, apelar al concurso de sus seguidores con la finalidad de invertir el valor social de sus acciones y, en un país al revés, inducir las manifestaciones de júbilo de sus seguidores, que con vítores y aplausos creen actuar correctamente defendiendo, a la vez, lo que consideran como valoración positiva dentro de la sociedad.

Las adulonerías a las malas acciones de Omega no son nuevas. Ejemplos de sobra hay en la vida social y política de la República Dominicana: Rafael Trujillo y Joaquín Balaguer, dos asesinos en el ejercicio del poder, se nutrieron de estos antivalores; José Francisco Peña Gómez, el más grande de los líderes de masas que conoce la nación, puso a disposición, en la defensa de los “perredeístas ejemplares” –presos unos… y en “exilio voluntario” otros-, la militancia de su partido.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
15 de marzo de 2012