III.- ¡Basta ya! ¡Balaguer no, Fernández Domínguez sí!
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Euclides Gutiérrez Félix, historiador y exministro del Gobierno Constitucionalista, reveló que el coronel Francisco Caamaño le confesó que no se opuso al asalto al Palacio Nacional, donde murió abatido el coronel Rafael Fernández Domínguez, porque este último era el verdadero líder del Movimiento Constitucionalista. "Yo solo soy un usurpador… el verdadero líder moral y militar del movimiento constitucionalista fue Rafaelito, por lo que yo no tenía la calidad para oponerme a su decisión", expresó Caamaño ante el cuestionamiento de Gutiérrez Félix, revelaciones que fueron hechas durante una conferencia que dictó sobre la vida del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez luego de un acto en el que se desvelizó un rótulo que designa la Autopista de San Isidro con el nombre del héroe militar constitucionalista.
Para el doctor José Joaquín Pérez Saviñón, presidente del Instituto Duartiano, “esta es una obra maravillosa que nos va a mostrar los paradigmas de nuestros grandes hombres, los ejemplos a seguir de este gran pueblo dominicano”. ¿Es el doctor Joaquín Balaguer un ejemplo a seguir? De ser cierta semejante declaración, estamos entonces en una sociedad que no sabe delimitar sus valores. Si Balaguer -para quien la constitución era un pedazo de papel, para quien la juventud dominicana no era más que una “atea y disociadora”, para quien los empleados públicos debían vivir del “macuteo”, para quien la “Banda Asesina y Colorá” era un invento de la oposición, para quien los muertos no importaban- es un paradigma a seguir, ¿qué es entonces el coronel Fernández Domínguez?
Con razón, la corrupción, el irrespeto a la constitución, la permisividad, la simulación, la falta de educación y el tráfico de influencias en este y en todos los gobiernos que se han sucedido desde el 1963 hasta el presente son los paradigmas que sustentan una sociedad podrida, en la que lo malo es bueno y lo bueno es de pendejos. Balaguer es un paradigma, pero un paradigma de lo malo, cuya influencia en el actual mandatario es la preponderante, como lo ha sido en los gobernantes del Partido Revolucionario Dominicano, que al igual que el de la Liberación Dominicana sólo han llevado líderes al poder para hacer de la corrupción una bandera emblemática.
“En nombre de la Academia de la Historia yo quiero felicitar a la Junta Central Electoral por esta iniciativa, puedo asegurar que esta va a ser una exposición emblemática”, dijo Frank Moya Pons. ¿Puede ser emblemático el hecho de exaltar en el mismo espacio, en el mismo lugar, en el mismo evento y por las mismas razones las figuras del asesino Balaguer y del prócer Caamaño Deñó, a quien, además, el mismo Balaguer mandó a fusilar?
Emblemático quiere decir -para los que no conocen el significado de la palabra- significativo… representativo, según lo describe la Real Academia Española, institución que rige las reglas y normas gramaticales y los significados de las palabras con las que nos comunicamos en este hermoso idioma los que vivimos en este pedazo de tierra que se llama República Dominicana.
Si esos son los sinónimos de la palabra emblemática, lo que está diciendo Moya Pons es que es significativo, que es representativo que Balaguer, un entreguista y subordinado del imperialismo norteamericano, debe estar junto al coronel Caamaño, que precisamente hizo todo lo contrario: combatir las fuerzas invasoras de ese mismo imperio que hizo posible -¡paradojas de la vida!- la asunción al poder del doctor Joaquín Balaguer. Y si eso es lo que quiere decir el Sr. Moya Pons, definitivamente el país está formando burros; seres humanos anormales, estúpidos… confusos. No se puede aplaudir, al mismo tiempo, lo que es bueno y lo que es malo para el país; no se puede exaltar, al mismo tiempo, la sumisión a un poder diferente al del Estado dominicano y el patriotismo, la bravura y la determinación con que se enfrenta a dicho poder cuando intenta violentar la soberanía.
Continuará...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
2 de marzo de 2012