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III.- Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad: ¡al Panteón Nacional!

"Nosotros no hemos vuelto a nuestro país a perseguir. Nosotros somos afirmativos, no negativos. Pero en última instancia, si las Fuerzas Armadas persisten en eso, búsquense otro que gobierne, porque yo no estoy dispuesto a encabezar una dictadura total o parcial en la República Dominicana" [Juan Bosch]

En alocución al país, tres días después de una reunión con la plana mayor de San Isidro, y ante los insistentes rumores de golpe de Estado por la no persecución de los comunistas -"cierto sector político", como le llamaban los gorilas- le informaba Juan Bosch a los dominicanos las palabras con las que se había dirigido a los golpistas: "Nosotros no hemos vuelto a nuestro país a perseguir. Nosotros somos afirmativos, no negativos. Pero en última instancia, si las Fuerzas Armadas persisten en eso, búsquense otro que gobierne, porque yo no estoy dispuesto a encabezar una dictadura total o parcial en la República Dominicana". La información sobre la conspiración le había sido suministrada al presidente por Rafael Fernández Domínguez, en una visita que cursara a su casa y que hacía de la misma un hecho sin precedentes: mientras los golpistas se empeñaban en subvertir el orden constitucional, el coronel Fernández Domínguez -junto a un grupo de oficiales comprometidos- se mantuvo al lado de la institucionalidad, preparando planes para contrarrestar cualquier acción, aun a cambio de su vida y de la de sus compañeros, oficiales "decididos y de principios claros".

El golpe de Estado se consumó el 25 de septiembre de 1963, apenas tres días después del coronel Rafael Fernández Domínguez haber retornado al país, junto a Héctor Lachapelle Díaz y otros oficiales comprometidos con el movimiento. El mismo no fue un producto exclusivo de San Isidro: Kennedy y la CIA fueron protagonistas de primer orden al patrocinar una guerrilla, en suelo dominicano, contra el gobierno haitiano, sin que lo supiera el jefe del Estado dominicano.

Al Bosch exigir una investigación a la Organización de Estados Americanos -el 23 de septiembre-, comprometía de manera contundente la imagen de los Estados Unidos, los que, "de haber ordenado la ejecución de una violación tan escandalosa de las normas que gobiernan las relaciones entre los Estados y sus jefes", se verían envueltos en un escándalo del que "iba a salir muy mal parado el prestigio de John F. Kennedy". Para salvarlo, se derrocaría el legítimo gobierno que el país se había dado por voluntad mayoritaria del pueblo dominicano, hecho que conduciría a eventos de igual o mayor trascendencia.

El día 24 en la noche Juan Bosch habló con el coronel Fernández Domínguez y le informó lo que estaba sucediendo. Le pedía, mientras se dirigía al Palacio Nacional, que movilizara los oficiales en los que él confiaba, "que no iba a ir a ningún otro sitio, que no me asilaría en ninguna embajada, que en el Palacio Nacional estaría, vivo o muerto, esperando que él actuara".

Pero todo ocurrió con demasiada prisa. A las dos de la madrugada estaba consumado el golpe, para el que se habían conjugado ciertas coincidencias:
1.- El regreso al país, tres días antes, del coronel Fernández Domínguez, quien había sido "enviado a conocer nuevas técnicas militares" en algunos países de América del Sur (mientras estuviese fuera, la oligarquía criolla y la CIA podían tomarse su tiempo en la planificación del crimen que se cometería contra la nación; con su presencia, se aceleraba el mismo).

2.- La invasión abierta a Haití, desde territorio dominicano, por parte de León Cantave y los guerrilleros que lo acompañaban, quienes venían operando en territorio dominicano desde finales de mayo de 1963 sin el consentimiento de Juan Bosch, presidente de la República y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas...

3.- La foto del exgeneral haitiano que el "El Caribe" hizo pública -primera que aludía sus incursiones-, tomada cuando descendía de un avión militar dominicano, que sirvió al profesor Bosch para hacer la siguiente deducción: "cuando vi a aquel hombre tan bien vestido, con dos maletines en la mano, me di cuenta inmediatamente de que él había partido hacia Haití desde territorio dominicano... En ese momento me di cuenta de que se me había estado engañando...".

4.-El cable o la llamada telefónica del ministro Héctor García Godoy al embajador dominicano ante la OEA, el 24 en la noche, que "fue lo que determinó el golpe de Estado... ". La Embajada americana en el país, que intercepta todas las comunicaciones, conoció por esta vía el contenido de la conversación, y optó por implementar el plan que venía elaborando con los gorilas dominicanos.
Muy poco tiempo llevaba en el país el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez; por tanto, cuanto más rápido se violentara la Constitución, menos oportunidad había para planificar y organizar acción alguna con los pocos militares confiables y, de esta forma, poder impedir la materialización del golpe de Estado.
"Señor presidente: estamos listos para asaltar el Palacio Nacional. Somos doce oficiales nada más, pero cumpliremos con nuestro deber. Pedimos, sin embargo, que se le informe al Partido Revolucionario Dominicano a fin de que desate una huelga general"
Estas palabras -en el contexto real- indican, con mucha claridad, que la premura no había permitido incrementar el número de contactos; aun así, el coronel Fernández Domínguez se ofreció, con otros doce héroes, a defender la constitucionalidad, en un gesto que lo elevaría por encima de los hombres comunes.

Por eso envió al presidente Bosch esas hermosas palabras que la historia tendrá que preservar para siempre, que les fueron entregadas por la esposa del ministro Silvestre Alba de Moya en las primeras horas de la mañana del 25 de septiembre... pero ya el presidente estaba preso.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
20 de noviembre de 2011