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IV.- Leonel Fernández, lo mal hecho y la globalización...

El Estado dominicano es uno fallido, y además un narco-Estado. Sobre estas definiciones no existe duda alguna. Pero existe otra definición tan desgraciada como las anteriores, endémica, como señalarían algunos funcionarios norteamericanos, y que es la principal causa de todo lo malo en la República Dominicana: el Estado dominicano es también un Estado corrupto. La corrupción o enriquecimiento ilícito en la administración pública dominicana ha alcanzado proporciones insospechadas​...

El Estado dominicano es un Estado fallido, y además un narco-Estado. Sobre estas definiciones no existe duda alguna. Pero existe otra definición tan desgraciada como las anteriores, endémica, como señalarían algunos funcionarios norteamericanos, y que es la principal causa de todo lo mal hecho en la República Dominicana: el Estado dominicano es también un Estado corrupto. El fenómeno de la corrupción o enriquecimiento ilícito en la administración pública dominicana ha alcanzado proporciones insospechadas, gracias a la permisividad política ante la depredación del erario público. Muy pocos funcionarios salen de sus cargos en la administración pública sin haber depredado el Estado. Entran con el rabo entre las piernas y salen millonarios, como condes y príncipes, codeándose con la podrida "high class" dominicana, a la que sólo una prensa estúpida le da vida a través de sus "páginas sociales".

"Dicen los más viejos (y en buena parte eso me consta) que “en denantes” a un ladrón le decían así: ladrón. Dicen que la gente buena les sacaba el cuerpo a los ladrones. Que si venía uno de frente, le dejaban para él solo la acera. Que comían y bebían solos. Que andaban solos. Que vivían solos y morían sin gloria y sin pena. Me dice esa misma gente vieja que en el remoto pasado era cosa imposible compartir con el ladrón, pues lo más sagrado era la honra de la familia, preservar el buen nombre, una vida cargada de virtudes, los actos de buena ciudadanía, el legado moral a la posteridad y el ejemplo de vida para que no se fueran a desviar los niños. Eso dicen los que afirman que todo tiempo pasado fue mejor. Tal vez no tanto, digo yo, pues la diferencia entre este hoy y ese ayer, en todo caso, es que entonces los ladrones se contaban con los dedos de una mano (y sobraban dedos), y se les trataba tan mal que hasta se decía que eran “enemigos del Gobierno”. En fin, recuerdo todo esto porque en nuestro tiempo los ladrones abundan tanto que ayer alcancé a ver dos a los que casi todos saludaban como “don”, “señor” y “usted”. Y ellos, fragantes, liberales, alegres y opulentos, simplemente sonreían". (Compartir con ladrones/Ramón Colombo, 15 de febrero de 2010-Clave Digital).

La corrupción es algo muy normal en el país, vista así hasta por la prensa amarilla que, casi en su totalidad, está "subvencionada" por el gobierno con los dineros que el pueblo dominicano paga por medio de unos impuestos eficientemente recaudados y malamente administrados. "La corrupción ha transformado toda la escala de valores de la vida social dominicana, y como el dinero es valor en estado puro, el que un funcionario se pueda ganar, mediante el tráfico de influencia, lo que un verdadero productor de riqueza jamás alcanzaría con el trabajo honrado, constituye una grave alteración de los roles sociales, que desestimula el aparato productivo de la nación. ¿Para qué esforzarse en producir riquezas, si “el tiempo de trabajo socialmente necesario que se requiere para producir un valor” se viola en la República Dominicana mediante el atajo de la corrupción?". (Andrés L. Mateo, en "Riqueza de las naciones", el 25 de febrero del 2010 -Clave Digital).

Las palabras que mejor definen al Estado dominicano son unas usadas por el Dr. Euclides Gutiérrez Félix para definir al pueblo haitiano, con el que quizás tengamos grandes diferencias materiales pero, en términos estructurales y de organización social, las diferencias no son tan pronunciadas. El historiador y político dominicano, fundador del PLD de Juan Bosch, no cabe en este nuevo PLD (Partido Leonelista Dominicano o Partido de los Ladrones Dominicanos); más temprano que tarde tendrá que emigrar, o renegar en última instancia, si es que quiere mantener limpias su dignidad y su honestidad, al margen de los desafueros que cometen unos compañeros suyos que erróneamente ha defendido en varias ocasiones.

Emigrar no significa buscar una nueva parcela política; conocido es que los peledeístas acusan a todo el que abandona al PLD de perredeísta, y en el nivel en que está el "juego" no existe absolutamente diferencia alguna entre ser uno o ser otro. Alguien nos preguntó en una ocasión si Juan Bosch se había equivocado al fundar los dos partidos mayoritarios que existen a la fecha en el país, y la respuesta fue un rotundo y explicativo no. Su error fue fundar el PRD, no el PLD, que sí se convirtió en un error cuando Leonel Fernández eliminó todos los mecanismos de fiscalización del partido para convertirlo en uno más de los del sistema, mecanismos que nunca existieron en el PRD, y que de un intento por implementarlos surgió la idea de fundar el Partido de la Liberación Dominicana, pues los dirigentes perredeístas entre los que Juan Bosch trató de organizar los primeros Círculos de Estudios se negaron a toda forma de organización estructurada con base en una disciplina consciente, al trabajo metodológico y a la capacitación política. Lo peor que le ha sucedido al PLD de Bosch ha sido la eliminación de los Círculos de Estudios, herramienta primordial para el desarrollo de la conciencia peledeísta.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
9 de abril de 2010