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Completo.- "Los crímenes de Juan Bosch"...

Los crímenes de Bosch según sus detractores. "La política es la única actividad del ser humano que iguala la ignorancia con el intelecto". El crimen de Juan Bosch ha sido haber usado su inteligencia, con frases de alabanza al tirano, para sobrevivir bajo la dictadura y poder concretizar el objetivo primordial de dejar el país y convertirse en el principal opositor al régimen de sangre que encabezaba Rafael Leónidas Trujillo Molina...

Juan Bosch (sin camisa) junto a varios compañeros de la expedición de Cayo Confites en 1947...
"Los crímenes de Juan Bosch". ["La política es la única actividad del ser humano que iguala la ignorancia con el intelecto" (NH)]
Mostramos unas declaraciones ofrecidas por Juan Bosch alabando al régimen de Trujillo después de haber estado preso varias semanas (del 4 de diciembre del 1933 a finales de febrero del 1934) debido a una bomba que explotó a fines de noviembre del 1933 mientras visitaba a su novia Isabel García Aguiar y se hacía recortar el pelo en una barbería.

Para ese año, Juan Bosch no desarrollaba actividad política alguna que provocara el encarcelamiento y el tiempo que estuvo preso. Es de imaginar que este acontecimiento creó un estado de temor en el profesor Bosch, que para esa fecha no era político, que debe haberlo llevado a emitir palabras de adulonería en favor del dictador Trujillo.

Don Teódulo Pina Chevalier fue quien le comunicó al profesor Juan Bosch la orden de puesta en libertad, y sobre él expresaría que "era hombre responsable, inteligente y de una presencia de ánimo digna de atención...". Bosch se afilió al Partido Dominicano "pero no fue trujillista... el miedo (que se aferró a su ser por la experiencia de ser encarcelado bajo la acusación falsa de terrorista, NH) lo obligó a colaborar por algún tiempo".

Cuatro años después, en 1938 -en la visita que el Dr. Enrique Cotubanamá Henríquez le cursó al profesor Bosch en Puerto Rico, mientras trabajaba en la transcripción de las obras de Eugenio María de Hostos, para proponerle la creación de un partido político que se llamaría Revolucionario Dominicano-, expresaría Juan Bosch lo siguiente, ratificando lo que señalamos de que para 1934 no era político: "Yo le oía (al Dr. Cotubanamá Henríquez, NH) sin hacer el menor comentario y mucho menos preguntas porque lo que él decía era para mí tan novedoso como si el Dr. Henríquez hablara en una lengua extraña... Yo no quería ser político". (Juan Bosch, El PLD, un partido nuevo en América, Pág. 13, 3ra Edición, Editora Alfa y Omega, Santo Domingo).

Vamos a establecer un orden cronológico sobre todos los eventos, desde la prisión hasta la carta que Bosch envió a Trujillo el 27 de febrero de 1938. La prisión ha sido explicada al inicio, y está totalmente detallada por el propio Bosch como respuesta a una pregunta de Bernardo Vega, en una reseña que hacemos en nuestro foro (Tribuna de Nemen Hazim).
. En junio 19 de ese nefasto año de 1934 en el que fue apresado injustamente, Juan Bosch se casa con Isabel García Aguiar.

. En 1935, Juan Bosch colabora de manera regular con la revista Bahoruco, dirigida por el escritor venezolano Horacio Blanco Fombona; dirige la sección literaria del Listín Diario. Publica su segundo libro: Indios, apuntes históricos y leyendas, y para la primavera es nombrado en la Dirección General de Estadísticas, y organiza, bajo la dirección de Mario Fermín Cabral, el Censo Nacional de Población de la República Dominicana.
Bosch sabía que fuera de un cargo público no tendría medios de vida, y que desde uno no podría abstenerse de hacer política. Su nombramiento no fue casual; fue otra "jugada" de Trujillo basada en la adhesión del intelectual que en algún momento podría complicarle el panorama político o ensombrecer su figura, posibilidad que no cabía en la psiquis del dictador. A partir de este nombramiento, Juan Bosch comienza a concebir la idea de abandonar el país.
. Para octubre del 1935, el periódico La Opinión recoge estas palabras de Juan Bosch:

«Dedicarse a la política es poner la vida, los intereses y la honra sobre una mesa de azar. Pero nacer jefe es nacer mártir. Y ni el hombre, ni la familia, ni la sociedad le reconocen al mártir el derecho de vivir su propia vida. Le exigen y le imponen sacrificios.

Esto es lo que está ocurriendo ahora con el Presidente Trujillo, y lo que ocurrirá por muchos años. Mientras sus amigos pueden desfrutar de placeres que el mundo brinda a todo hombre, él tiene que seguir aquí con la República a cuesta, sin derecho a agobiarse, jineteando bajo el solazo de la línea o sobre la cresta de la Cordillera Central con todos los segundos de su vida dedicados al progreso de su tierra, sin poder acariciar la idea del reposo, porque un pueblo egoísta, que ha encontrado en él que le resuelva sus problemas, se adelanta a impedirlo, clamando de un extremo a otro del país: ¡Reelección! ¡Reelección! ¡Reelección!
»
Palabras que ratifican que desde un cargo público no podría abstenerse de hacer política, sobre todo política de adulonería para Trujillo, presionado por la cúpula que patrocinaba el culto a la personalidad.
. Al ser nombrado, entre 1936 y 1937, Jefe de la Sección del Censo en la Oficina de la Estadística Nacional, Juan Bosch se vio precisado a "agradecer" públicamente a Trujillo con la carta que mostramos a continuación:

«Generalísimo Dr. Rafael Leónidas Trujillo M.
Honorable Presidente de la República y Benefactor de la Patria
Honorable jefe;

Quiero testimoniarle a usted en estas líneas la profunda gratitud que le debo por la bondad con que me ha distinguido al designarme Jefe de la Sección del Censo en la Oficina de la Estadística Nacional.

Aprovecho esta circunstancia para enviarle mis calurosas felicitaciones con motivo de habérsele dado su nombre procero a Santo Domingo de Guzmán, aunque sostengo el criterio de que, más bien que usted, ha sido la ciudad la que ha recibido la honra.

Con la esperanza de seguir mereciendo su confianza, y con la de servir a cabalidad mis deberes para con usted y con su Gobierno, le saludo respetuosamente,

Su servidor incondicional.

Juan Bosch Gaviño, Dr. Báez, 13.
»

. Juan Bosch seguiría en el cargo público con un enorme peso en su conciencia al ver doblegadas sus convicciones debido al ejercicio político, situación de la que no escapó ningún dominicano que pudiese ser útil a Trujillo. Ya con familia formada, el miedo era mayor ante la eventualidad de tener que enfrentar una situación violenta que involucrara a los suyos. Para diciembre del 1936 había nacido su hijo León Bosch García.

. Para finales del 1937 el profesor Bosch es elegido Presidente de la Sección de Periodismo y Literatura del Ateneo Dominicano. Ya para esta fecha, Juan Bosch tiene elaborado un plan para dejar el país, sobre todo al recibir la propuesta por parte de Trujillo de una diputación, que debe haberse dado entre los días finales de diciembre del 1937 y los primeros tres o cuatro de enero del 1938.

. Lo que se deduce como una táctica de Juan Bosch -mantenerse en el servicio público, escribir (una de sus obras más importantes: La Mañosa) y ganar tiempo con palabras de respaldo a Trujillo hasta que el ambiente le proporcione el momento oportuno de abandonar el país- se verifica el 5 de enero del 1938 cuando pronuncia la que podría ser su última arenga en una manifestación pro reelección de Trujillo, en Andrés, Boca Chica, pues apenas en 8 días se concretaría su salida del país. Veamos las palabras que, para muy pocos, convierten a Juan Bosch en un "criminal aliado de Trujillo":

«Correligionarios de Andrés, La Caleta y Boca Chica: Yo no soy orador, ni he pretendido serlo, ni lo seré nunca; por esa razón quedaré en ridículo frente a los que hablen aquí esta tarde; pero lo mismo que ellos y todos los dominicanos, yo tengo mi criterio sobre la hora que vive el país y quiero exponerlo aquí frente a ustedes, que son campesinos como yo.

Yo quiero ahora preguntarles, qué pensarán de un hombre que tumbe un monte, lo tale, lo habite, are la tierra, la siembre de caña y antes de que esa caña llene, la tumbe para sembrar maíz, y antes de que el maíz cuaje, lo queme para sembrar tabaco. Ustedes pensarán que ese hombre está loco.

Pues bien: La República Dominicana, esta tierra que es de todos nosotros, desde la frontera de la Línea y del Sur hasta los confines del Cibao y del Este, es ahora una propiedad grande y bien sembrada, desyerbada, bien cercada para que no entren reses ni puercos, y bien cuidada por el Presidente Trujillo. Sin ladrones que entren por la noche a cogerse los racimos de plátanos; eso es la República Dominicana, y el que la atiende y el que la mantiene limpia es el Presidente Trujillo. Pero esa propiedad no ha dado cosechas todavía. La cosecha será de instrucción, de salud, de riquezas para todos. Ya tenemos algo de esas tres cosas, pero lo que tenemos son cosechitas de entre tiempo comparadas con las que vamos a coger si conseguimos que el Presidente Trujillo siga atendiendo la propiedad.

El Presidente Trujillo va a cumplir en agosto de este año su período de gobierno y quiere descansar. Pero ustedes que son los que verdaderamente saben lo que vale la tranquilidad y la garantía que él ha dado a la República, porque pueden trabajar y mantener a sus hijos sin que los abusadores los maltraten, no aceptarán la idea de que él se vaya. No podemos consentirlo. Cojamos nosotros nuestra cosecha con el Presidente Trujillo en el Gobierno y volvamos a sembrar con él, que ya lo conocemos y sabemos que cuida de nuestros intereses.

Si ustedes se juntan para exigirlo así, si ustedes lo desean de todo corazón, opóngase quien se oponga, no hay más remedio que hacer lo que ustedes quieren: es decir, que el Presidente Trujillo siga siendo Presidente, para garantía de ustedes y para bien de la República.
»

. Ocho días después de "este tremendo crimen", el 13 de enero del 1938, Juan Bosch se embarca rumbo a Puerto Rico con la excusa de los problemas de salud de su esposa, Isabel García, quien le acompaña junto a su hijo León. Solamente Virgilio Díaz Ordoñez y Emilio Rodríguez Demorizi sabían que no volvería.

. Y, para completar el ciclo, Juan Bosch escribiría la siguiente carta a Trujillo, fechada en San Juan de Puerto Rico el 27 de febrero de 1938, en la que ponía a disposición del mandatario el cargo de Jefe de la Sección del Censo en la Oficina de la Estadística Nacional, que tuvo que desempeñar mientras fraguaba la forma de dejar atrás la más feroz dictadura que conoce América, debiendo usar cartas y discursos como táctica de vida frente a su eventual eliminación del mundo de los vivos:

«De seguir viviendo en la República Dominicana, además de no poder seguir siendo escritor, tenía forzosamente que ser político, y yo no estoy dispuesto a tolerar que la política desvíe mis propósitos o ahogue mis convicciones y principios. A menos que desee uno encarar una situación violenta para sí y los suyos, hay que ser político en la República Dominicana.

Es inconcebible que uno quiera mantenerse alejado de esa especie de locura colectiva que embarga el alma de mi pueblo y le oscurece la razón: el negro, el blanco, el bruto, el inteligente, el feo, el buenmozo: todos se lanzan al logro de posiciones y de ventajas por el camino político.

¿Cómo es posible que no se comprenda que la política no es arte al alcance de todo el mundo? La marcha de la sociedad la rigen los políticos; ellos deben ser seis, siete; así es en todos los países y así ha sido siempre; nosotros involucramos los principios universales y exigimos que las mujeres, los niños y hasta las bestias actúen en política.

Yo, que repudiaba y repudio tal proceder, vivía perennemente expuesto a ser carne de chisme, de ambiciones y de intrigas. Yo no concibo la política al servicio del estómago, sino al de un alto ideal de humanidad.

Yo sé que he salido de mi tierra para no volver en muchos años, porque considero que la actual situación será de término largo y porque sé que fuera de un cargo público yo no tendría ahora medios de vida en mi país, y no podría estar en un cargo público absteniéndome de hacer política.
»
El crimen de Juan Bosch ha sido haber usado su inteligencia, con frases de alabanza al tirano, para sobrevivir bajo la dictadura y poder concretizar el objetivo primordial de dejar el país y convertirse en el principal opositor al régimen de sangre que encabezaba Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Detractar por simpatías partidistas es uno de los grandes defectos de nuestra sociedad. La mediocridad que nos arropa no nos permite honrar a nuestros verdaderos héroes. Somos una sociedad tan atrasada que todavía hoy, en la culminación de la primera década del siglo XXI, seguimos debatiendo cuál es el verdadero Padre de la Patria. Si esta mezquindad se da con Juan Pablo Duarte, qué esperar con Juan Bosch, el ser humano más calumniado en la República Dominicana, que lo único que haría en su vida sería preocuparse por los pobres, por la equidad y por la justicia social. Como diría él en su carta a Trujillo: "Yo no concibo la política al servicio del estómago, sino al de un alto ideal de humanidad".

"La política es la única actividad del ser humano que iguala la ignorancia con el intelecto" (palabras nuestras, que una vez fueron introductorias del foro, con las que cerramos este desgraciado capítulo acerca de Juan Bosch, que para nada desvirtúa el lugar que le corresponde como el dominicano más ilustre del siglo XX).

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
24 de abril de 2010