II.- Aires de dictadura en República Dominicana...
|
"... La falta de calidad del debate en la República Dominicana es porque no hay una élite pensante y por eso hay una crisis del pensamiento". Con estas palabras remató el presidente Leonel Fernández su intervención ante los miembros de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios en el Hotel Jaragua, de acuerdo con lo que recoge la prensa escrita dominicana. Estamos totalmente de acuerdo con el mandatario y razones sobran para sostener que hay una crisis del pensamiento. Sus expresiones se convierten en la mejor medida para explicar el sostenimiento de su candidatura, basada en personas que no tienen la más mínima idea de lo que es pensar, pues, de hacerlo, no gozaría hoy del respaldo significativo que le proporciona la población dominicana, teoría fácilmente verificable con sólo observar el rechazo a su figura que se refleja en el país entre los intelectuales y en todas las organizaciones profesionales que se supone representan la vanguardia del pensamiento crítico en República Dominicana, que no es más que el rechazo a la politiquería, a la inmoralidad, al derroche y a la falta de compromisos reales con el pueblo dominicano.
Tiene que estar de acuerdo el candidato reeleccionista que de haber una "élite pensante" no sería él el candidato con más probabilidades para ganar las elecciones. Existe un componente mucho más importante, que no se ve (como diría Juan Bosch, en política hay cosas que se ven y otras que no se ven, y en muchas ocasiones las que no se ven son más importantes que las que se ven), y que se constituye en el factor fundamental para el juego político establecido por Leonel Fernández: de haber una minoría selecta o rectora no hubiese sido él el candidato del Partido de la Liberación Dominicana pues, precisamente, en eso radicaba la esencia del partido, en ser uno de élites, constituido por lo mejor del pensamiento y el intelecto, cualidades que el mismo Leonel Fernández se encargó de erradicar para convertirlo en un mercado político, tal y como lo son el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Reformista.
¿Cómo lo hizo? Convirtiendo el partido en uno de derecha y populista, eliminando los Círculos de Estudios, enterrando los preceptos ideológicos y morales de Juan Bosch y, lo más importante, comprando los compromisos para con el partido de todos los integrantes del Comité Político, pagándoles sueldos de lujo en el aparato estatal como secretarios de Estado, directores, senadores, diputados, etc., para mantenerlos alejados de las ocupaciones políticas inherentes al partido y doblegando las voluntades de algunos que bien pudieron luchar por los principios fundamentales del PLD, cuyos mecanismos de fiscalización fueron disueltos para dar paso al ejercicio inescrupuloso del poder.
¿Qué pasaría si Euclides Gutiérrez Félix, José Joaquín Bidó Medina, Franklyn Almeyda, Lidio Cadet, Radhamés Segura, Juan Temístocles Montás, Félix Jiménez, Alejandrina Germán, Ramón Ventura Camejo, Norge Botello y otros que escapan a mi memoria, en vez de desempeñar funciones para el Estado, estuviesen dedicados a mantener funcionando el partido con sus características originales y desarrollando aptitudes válidas para competir por la aspiración a la presidencia de la República?
Pueden estar totalmente seguros de que Leonel Fernández no fuera hoy el "imprescindible" en que lo han convertido quienes se han acomodado a la buena vida, con sueldos que jamás soñaron y con pensiones para vivir como reyes por el resto de sus días. La élite del PLD prácticamente no existe y, si existe, no está para pensar; para eso está Leonel Fernández. El partido, concebido magistralmente por Juan Bosch, nació emulando el funcionamiento de los institutos castrenses, mismos que actúan con igual grado de organización y disciplina en todos los países del mundo. Leonel Fernández lo ha convertido en una especie de base militar norteamericana, manteniéndolo dentro de la misma línea de los institutos castrenses que inspiraron a Juan Bosch, pero con la diferencia de que ahora lo fundamental es un mandato que puede observarse en los vehículos de guerra de las instalaciones militares norteamericanas, que reza más o menos de la siguiente manera: "haga lo que dicen las instrucciones; no piense, nosotros pensamos por usted". El "nosotros" en el PLD es Leonel Fernández.
Continuará...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
9 de abril de 2008