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II.- Nos gustaría creer en Leonel Fernández...

Hemos escuchado, después de culminada la Cumbre del Grupo de Río, y por boca de dominicanos desenfrenados, propiciadores de ejercicios autoritarios del poder, que es el mejor presidente del mundo, que es el presidente del milenio y otras alabanzas que solo tienden a fomentar el culto a la personalidad, extremadamente peligroso, sobre todo, cuando el recipiente de las mismas es sordo a otras vertientes de opinión...

Hemos escuchado, después de culminada la Cumbre del Grupo de Río, y por boca de dominicanos desenfrenados, propiciadores de ejercicios autoritarios del poder, que es el mejor presidente del mundo, que es el presidente del milenio y otras alabanzas que solo tienden a fomentar el culto a la personalidad, extremadamente peligroso, sobre todo, cuando el recipiente de las mismas es sordo a otras vertientes de opinión, está en proceso de congraciarse con el poder por cuatro años más y, en cierta medida, prescinde de una parte del ordenamiento jurídico para ejercer su autoridad, acción que parece heredar de su progenitor político, el doctor Joaquín Balaguer, quien expresara que la Constitución no era más que un pedazo de papel, palabrería que pone en ejecución el Dr. Fernández al imponer su autoridad violando legislaciones vigentes (como la Constitución, por ejemplo, tal como sucedió al embarcarse en un préstamo por 130 millones de dólares sin el aval del Congreso y tener la osadía de reunir a la prensa para decirle que tal acción no se había realizado. ¡Vaya prensa dominicana! Su comportamiento ante tal desafuero ha sido el silencio y la complicidad. No hubo tal osadía, más bien hubo teatro para entretener a una población ignorante, irresponsable y olvidadiza).

Queremos mostrarle unos señalamientos hechos por un periodista peledeísta, que combatió a Leonel Fernández en el proceso interno, supuestamente con una posición contraria a la reelección (?) y que ahora lo idolatra como un servil cualquiera. Vean estas palabras: "Exceptuando a México, Brasil y Chile, que hubiesen sido anfitriones propicios, ningún otro país más apropiado que la República Dominicana para que la XX Cumbre de Presidentes del Grupo de Río, se constituyera en el escenario de la paz, porque si bien es cierto que tiene atada su supervivencia económica a la sobre generosa política petrolera de Hugo Chávez, tradicionalmente no ha sido un país incondicional de nadie".

Tradicionalmente no ha sido un país incondicional de nadie". ¿De dónde saca este filósofo de la mediocridad semejantes palabras? Su candidato reeleccionista ha sido tan incondicional de los Estados Unidos que permite que tropas norteamericanas se asienten en territorio dominicano y hagan cualquier travesura. Su presidente reeleccionista firmó un acuerdo mediante el cual quedaban exonerados de culpa los soldados norteamericanos que cometieran delitos o crímenes en el país, "como un gesto de buena voluntad, amistad y cariño del Gobierno dominicano hacia el de los Estados Unidos”. ¡Cuánta benevolencia con los que nos invadieron en dos ocasiones en el siglo XX, atropellando la patria y la soberanía nacional! ¡Qué buenos juicios emite este "genio monumental" del periodismo dominicano! ¡Cuánta imparcialidad!

"Varios de los mandatarios que concurrieron a esta cumbre deben su presencia en el poder a los financiamientos de Venezuela y ni siquiera disimulan una mínima independencia", sigue escribiendo nuestro "versado" periodista, tan indigno e irresponsable que no se le ocurre escribir que varios de los mandatarios que concurrieron a esta cumbre, y a todas las demás cumbres, deben su presencia a los financiamientos de Estados Unidos, incluyendo el suyo, quien debe haberle proporcionado algunos patrocinios provenientes de las instituciones estatales. Su razonamiento es tan infantil que solo puede señalar los gobiernos de Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina como los financiados por Venezuela, cuatro de más de veinte gobiernos presentes o representados en la cumbre. Sigamos con nuestro análisis y no dediquemos un minuto más a las mediocridades individuales, sino a las colectivas que soportan el nuevo tipo de gobierno que se gesta en la República Dominicana.

La dictadura, así como suena, sin apellidos, la conocemos desde hace miles de años; la dictadura del proletariado la conocemos por Carlos Marx desde mediados del siglo XIX; la dictadura con respaldo popular la conocemos por Juan Bosch desde 1969 y, a partir de este momento, comenzamos a conocer el proceso de gestación para un nuevo tipo de dictadura.

¡Ironías de la vida!, fue Leonel Fernández quien realizó el prólogo a la 4ta Edición, 1991, Editora Alfa y Omega, de esa formidable obra del fundador del PLD y, entre las palabras que utilizó para llenar ese espacio aparentemente imprescindible en la edición de un libro, se cuentan las que transcribimos a continuación: “Al cabo de algo más de dos décadas de haber visto la luz por vez primera, la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular conserva una vigencia inusual, aunque desafortunadamente esa vigencia le venga proporcionada por la tragedia que sufren los pueblos de América Latina", y fue Hugo Chávez, figura clave sobre quien el Dr. Fernández realizara su juicio político, quien puso en ejecución el tipo de gobierno que el profesor Juan Bosch, fundador del PLD, elaboró frente a situaciones como las que el propio Fernández describe: "Para los venezolanos, su situación de crisis económica y falta de credibilidad en las instituciones democráticas estaba asociada a la incompetencia y presunta corrupción de Acción Democrática y COPEI, los dos partidos que desde la firma del Pacto de Punto Fijo, en 1958, habían controlado la escena política nacional". Hay que agregar otro señalamiento, ya incluido, fundamento de la Dictadura con Respaldo Popular, que refuerza la ejecución del proyecto político concebido por Bosch: "Hugo Chávez se había convertido en la negación del pasado y en la esperanza de los pobres de Venezuela para salir de su estado de miseria y desaliento".

En la nueva dictadura la prensa escribe y habla lo que interesa al gobernante y a la clase oligárquica que este representa, y todo está en perfecta armonía pues estructuralmente es remunerada por el gobierno mediante el uso de los dineros del Estado, que no son más que los dineros del pueblo dominicano; la justicia esta subordinada a la preponderancia del ejecutivo, cuyas palabras se anticipan como ordenes frente a la emisión de sentencias legales; el Congreso funciona mediante la compra –como regla general no escrita- de los legisladores; la cultura está supeditada a la obtención de una “yipeta”, instrumento de transportación común y corriente que en la República Dominicana se constituye en el más preciado artículo a alcanzar, y que aparentemente define como "seres humanos" a los dominicanos.

La “clase alta” instruye a sus hijos en el juego de fútbol, creando una aureola de grandeza con un deporte que no es parte de nuestra cultura y que reúne, en los países donde es deporte nacional, como lo es el béisbol en el nuestro, a los jóvenes provenientes de la “clase baja” de la sociedad (lo que es considerado un deporte de “la chusma” en los países que tienen al fútbol como deporte originario y principal, en el nuestro es un deporte de la “élite” –palabras entre comillas extraídas de manifestaciones de la misma oligarquía, que no compartimos y que se utilizan al margen de las conceptualizaciones boschistas que hemos asimilado-).

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
10 de marzo de 2008