I.- Leonel Fernández y la Asamblea Constituyente...
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Para septiembre de 1996, un mes después de haberse instalado el gobierno del PLD, Leonel Fernández planteaba la modificación de la Constitución por medio de una Asamblea Constituyente, siendo presidente constitucional de la República Dominicana pero no teniendo apoyo legislativo, ya que la mayoría, en ambas cámaras, le era adversa.
El 31 de diciembre del 2001, ya no como presidente de la República, decía, en un artículo titulado PLD, reelección y extensión congresual (Nuevo Paradigma, 2da Edición, página 227): “Por diferentes medios, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha manifestado su oposición a que en estos momentos se realice una reforma a la Constitución de la República con el objetivo de reincorporar la reelección presidencial y extender el actual mandato de los congresistas hasta el año 2004”. Se repetía exactamente lo mismo del 1996, con la diferencia de que el PRD ejercía el control de los poderes legislativo y ejecutivo. Más adelante señalaba “…las tres principales fuerzas políticas del país suscribieron un acuerdo en virtud del cual acordaron… introducir la figura jurídica de la Asamblea Constituyente. El PLD hizo sus reservas respecto al porcentaje de votación… ya que consideraba que esa medida… debería ser conocida en una Asamblea Constituyente…”. Para el último día del 2001, y como opositor, Leonel Fernández planteaba de nuevo la modificación de la Constitución por medio de una Asamblea Constituyente.
El 7 de enero del 2002, apenas siete días después de haberse expresado al respecto, y como para ser reiterativo, en el artículo La Suprema Corte y las tendencias del PRD (Obra citada, página 190), decía, desde la oposición, refiriéndose al Ing. Hipólito Mejía, que “…el Presidente… actuó en forma correcta cuando designó por decreto una comisión integrada por representantes de diversas organizaciones de la vida nacional, con la finalidad de identificar los distintos aspectos a ser incluidos dentro de una verdadera reforma a la Constitución de la República. La comisión cumplió su cometido; las principales fuerzas políticas del país firmaron un pacto en virtud del cual se comprometían… a incorporar en la Constitución la figura de la Asamblea Constituyente (entre otras propuestas, NH). Todas las reformas sugeridas… podrían ser valoradas en forma democrática por la Asamblea Constituyente”. Para los primeros días del año 2002, y desde la misma oposición, Leonel Fernández se hacía reiterativo: la Constitución debe modificarse por medio de una Asamblea Constituyente.
El 14 de enero del 2002, haciéndolo ya en forma repetitiva, el Dr. Fernández alude la modificación de la Constitución, esta vez sin mencionar la Asamblea Constituyente como el mejor instrumento para ejercer dicha acción. (Ver Psicopatología de la política dominicana -Nuevo Paradigma, páginas 165 a 167-). Se basta con las siguientes palabras para describir el tipo de modificación que requiere nuestra Constitución: “La importancia de la existencia de figuras jurídicas de esa categoría (Control preventivo de la constitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia, NH)… es una prueba adicional de que nuestro país requiere de una reforma a la Constitución… seria y responsable…”. Y una reforma “seria y responsable”, tal y como la describe, es exactamente una modificación por medio de una Asamblea Constituyente... por una razón muy simple: aunque nuestro “genio” es tan cambiante, y alude con tanta frecuencia “los nuevos tiempos”, no es posible que, habiendo planteado la Asamblea Constituyente el 31 de diciembre del 2001 y el 7 de enero del 2002, la forma que plantea para el 14 de enero del 2002, apenas siete días después, sea diferente.
Para las elecciones del 2004, y en el Programa de Gobierno 2004-2008 del Partido de la Liberación Dominicana, se consigna lo siguiente, en la página 32:
Continuará...“La Constitución de la República… debe ser reformada en consonancia con los cambios y las expectativas de la sociedad moderna, en su dimensión institucional, económica, social y política. Las exigencias de una sociedad más democrática y más plural y una nueva revalorización de los derechos y deberes ciudadanos crean el escenario propicio para una amplia reforma, en la que prime el consenso y la libertad de propuestas…”.
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
8 de octubre de 2006