Leonel Fernández, ¿nuevo paradigma?
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A nivel mundial, y entre 60 naciones, República Dominicana aparecía en el lugar número 19 entre los países con más altos indicadores de inestabilidad y con mayores posibilidades de constituirse en un Estado fallido. El jefe de Estado advirtió, a quienes calificaban al país de Estado fallido, comparándolo con Haití, con el interés de justificar una ocupación (?), que "bajo ninguna circunstancia el gobierno y el pueblo lo admitirán"... ¡Cuánta “valentía” en esas declaraciones!
Para la misma fecha se verificaba la presencia de militares estadounidenses en la frontera con Haití como una “petición del gobierno dominicano al de los Estados Unidos para ayudar a los soldados dominicanos a establecer una zona de seguridad en la línea fronteriza y evitar la entrada de drogas y la comisión de otros delitos”. A la vez, se firmaba un acuerdo mediante el cual quedaban exonerados de culpa los soldados norteamericanos que cometieran delitos o crímenes en el país “como un gesto de buena voluntad, amistad y cariño del Gobierno dominicano hacia el de los Estados Unidos”. ¡INCREÍBLE!; ¡sencillamente INCREÍBLE!
¿Qué circula por las venas del doctor Leonel Fernández? No puede ser sangre. ¡GESTO DE BUENA VOLUNTAD, AMISTAD Y CARIÑO… HACIA EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS! ¿Cómo puede haber buena voluntad, amistad y cariño para quienes nos han intervenido dos veces; pisoteado nuestra soberanía; derrocado el mejor gobierno que ha tenido este país; derrocado a quien se sacrificó para formarlo a él y ahora le paga con la traición, en tanto emigra políticamente de las concepciones básicas del PLD a posiciones recalcitrantes y retrógradas? ¿Para qué ofrendaron sus vidas el coronel Rafael Fernández Domínguez –“Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad”- y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó?
El doctor Fernández materializó su “espectáculo de protesta” por la declaración del Estado fallido, que se había producido quince o veinte días antes de su reacción, sólo para ocultar la presencia de los militares norteamericanos y la exoneración de culpabilidad de aquellos que cometieren delitos o crímenes en el país (pretendía, en virtud de los desconocimientos propios de una sociedad como la nuestra, y de los “intereses” con los que opera la prensa dominicana, crear un ambiente de euforia en la opinión pública favorable a su estrategia).
Para septiembre del 2001 el doctor Leonel Fernández había publicado un artículo en un periódico de circulación nacional que luego se insertó en el engendro llamado “Nuevo Paradigma” -Segunda Edición, 2004- y que aparece con el título “La política del absurdo”, del que haremos algunos señalamientos para edificar al lector sobre la forma de actuar de nuestro presidente "estudiante y cibernético", estudiante porque parece que no entiende que la presidencia se ejerce actuando, no teorizando, y cibernético porque la mayoría de sus discursos que su auditorio alaba y no entiende los extrae de la red. Leonel Fernández usa el teatro del absurdo, un movimiento literario post Segunda Guerra Mundial, para enmarcar la actividad política en la República Dominicana, la que define como una sociedad en el que “el absurdo se convierte en el elemento consustancial de la vida cotidiana”.
Que los representantes del Congreso modifiquen la Constitución con el único propósito de extender su período legislativo; que se convoque el Consejo Nacional de la Magistratura para sustituir al presidente de la Suprema Corte, para reemplazar a todos los jueces o para destituir a los que exceden los 75 años; que la “intranquilidad y el nerviosismo” se apoderen de la sociedad; que las distintas organizaciones “fijen sus posiciones”; que en cualquier momento y en cualquier lugar los periodistas aborden al jefe del Estado; que el niño Danny Almonte, después de haber cautivado el interés de los fanáticos de béisbol en los Estados Unidos, aparezca con dos actas de nacimiento y que su talento natural pase a un segundo plano debido al desorden “INTRÍNSECO” que predomina en el país; que una cantidad enorme de chinos, que nunca han estado en el país, disponga de pasaportes dominicanos; que muchas personas tengan más de una cédula; que desde el gobierno se denuncie que muchos miembros del partido oficial cobren sin trabajar cuatro o más sueldos de distintas dependencias del Estado; que el gobierno se muestre impotente frente a las empresas del sector energético, “sumergido en penumbras en el Palacio Nacional”; que el faro a Colón no alumbre y, lo peor de todo, según Leonel Fernández, que como sociedad estamos perdiendo nuestra capacidad para reaccionar frente al absurdo...; son señalamientos que hace el Dr. Fernández en la obra citada.
Lo anterior lo dijo Leonel Fernández, y lo que ha querido decir es, realmente, que el Estado dominicano es el absurdo, y el absurdo es exactamente lo que conforma el Estado fallido. Leonel Fernández estaba muy claro desde el 2001 que el Estado dominicano es un Estado fallido, por eso hay que preguntarse ¿por qué tanto espectáculo cuando la revista “Foreign Policy” y el Grupo Fondo para la Paz consideraron al dominicano como un Estado fallido?
Aún más, ¿por qué tanta "valentía" quince o veinte días después, cuando ya ni se hablaba del tema?... PORQUE LO QUE SE PRETENDÍA ERA NEUTRALIZAR LA OPINIÓN PUBLICA FRENTE A LA PRESENCIA DE MILITARES NORTEAMERICANOS Y LA EXONERACIÓN DE AQUELLOS QUE VIOLENTARAN LAS LEYES DEL PAÍS. Es más, con su misma advertencia de que el gobierno y el pueblo no admitirían una ocupación, lo que hacía nuestro "genio" era legitimar la misma ocupación, que comenzaba a darse con la supuesta finalidad de "establecer una zona de seguridad en la línea fronteriza para evitar la entrada de drogas y la comisión de otros delitos". El tráfico de armas, de indocumentados (chinos y cubanos), el contrabando y el lavado de dinero serían los otros delitos… y todos los delitos en conjunto… y todos los absurdos como sociedad sólo llevarían al reconocimiento del Estado fallido hecho por “Foreign Policy” y el Grupo Fondo para la Paz.
Esta ambivalencia como jefe de Estado la presentaría el mismo Leonel Fernández cuando: se propuso el dominio hegemónico de las instituciones del aparato estatal, usando métodos corruptos y los recursos del Estado en las elecciones de medio tiempo acabadas de celebrar, frente a un artículo titulado “Hegemonía política y gobernabilidad” que escribió para agosto del 2001; cinco años después le tocaría pronunciar dos discursos, uno en la Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en La Habana, y otro en la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrado en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York; muestra su relación con el jefe del Estado venezolano y se le confronta con un escrito que publicó para finales de febrero del 2002 bajo el título “Hugo Chávez y el arte de gobernar”. De cada una de estas hablaremos más adelante... ahora tendremos necesariamente que mostrarle a Leonel Fernández algunos de los absurdos que se dan en sus gobiernos y los que prevalecen de los que señaló en el artículo mencionado.
Invirtiendo el orden, prevalecen: que los representantes del Congreso modifiquen la Constitución con el único propósito de extender su período legislativo; que la “intranquilidad y el nerviosismo” se apoderen de la sociedad; que las distintas organizaciones “fijen sus posiciones”; que… todo pase a un segundo plano debido al desorden “INTRÍNSECO” que predomina en el país; que una cantidad enorme de chinos que nunca han estado en el país, disponga de pasaportes dominicanos; que muchas personas tengan más de una cédula; que desde el gobierno se denuncie que muchos miembros del partido oficial cobren sin trabajar cuatro o más sueldos de distintas dependencias del Estado; que el gobierno se muestre impotente frente a las empresas del sector energético, “sumergido en penumbras en el Palacio Nacional”.
Dentro de los absurdos en el tiempo que le ha tocado gobernar sobresalen, como los más importantes:
Todos estos absurdos son los que hacen que el Estado en el que el Dr. Leonel Fernández ejerce la presidencia haya sido reconocido como un Estado fallido; peor aún, el doctor Fernández está tan claro en esta definición que si no fuese así no podrían, él y su equipo, hacer lo que se les ocurra desde el gobierno. El Dr. Leonel Fernández es muy legalista pero parece que no muy moralista, porque condena los contratos de grado a grado pero los ejerce, bajo el argumento de que no hay legislación al respecto (¡Qué bueno que se legisle por la transparencia, por el concurso y por la competencia, que a la larga brindarían a los dominicanos mejores y más económicas obras!). Preferimos lo moral a lo legal y, de ser así, nuestra sociedad sería una más justa (¡qué paradoja!), más humana y más digna.Que los principales problemas que confronta la población sean el auge en la venta de drogas, los robos, los atracos y los asesinatos; que dentro de un mismo gobierno unos funcionarios señalen sueldos lujosos en otros funcionarios cuando se habla de austeridad y que los otros funcionarios justifiquen el derroche como normal y amenacen con establecer un proceso judicial contra los que hicieron la denuncia; que en los consulados se vendan pasaportes a ciudadanos chinos; que se apresen miembros de la Fuerza Aérea Dominicana y de la Marina de Guerra… ¡por drogas!.
Que haya una epidemia de dengue y que el Secretario de Salud llame locos a los que piden que se declare un Estado de Emergencia; que se depreden las reservas científicas de la Cordillera Septentrional; que más del 70% del personal que labora en las áreas de emergencia de los distintos centros de salud del país no tengan entrenamiento; que no haya una institución del Estado que pueda certificar los medidores eléctricos instalados por las empresas privadas; que diputados del partido oficialista agredan periodistas; que un ciudadano sin cédula, en territorio dominicano, haya votado y salido senador; que los aparatos represivos del país hayan impedido la celebración de una feria donde se iba a exponer la realidad dominicana y ciertos puntos de vista sobre la gestión de gobierno del Dr. Leonel Fernández; que embajadores de diferentes países pidan garantías para la inversión y que señalen que la corrupción y el incumplimiento de las leyes son los principales obstáculos.
Que el asesor en materia de drogas reconozca que la seguridad jurídica del país es un caos; que en el país no haya centros de educación especial para discapacitados; que haya apagones por falta de combustible, de dinero, de generación, de distribución... de transmisión; que el Superintendente de Electricidad diga que el país carece de una adecuada industria de electricidad privada debido a que esta no está en capacidad de sobrevivir sin la intervención financiera del Estado (?); que la falta de iluminación fomente los accidentes de tránsito, los robos, los atracos y la ejecución de actos inmorales; que la Iglesia afirme que la patria se encuentra amenazada por la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción y el desorden que se percibe por todas partes (¡INTRÍNSECO!, tal y como señaló en su artículo); que haya que hacer colectas para construir el baño de una escuela.
Que desconocidos se roben el sable y la inscripción de una estatua y que no se hayan robado la cola del caballo porque “se rompió la segueta”; que el Ayuntamiento del Distrito Nacional le cobre a los conductores para que ocupen con sus vehículos las aceras y otros espacios públicos; que el jefe del Estado haga una actividad política en el Palacio Nacional de reconocimiento a la figura del Dr. Balaguer sólo con la finalidad de mostrar agradecimiento a los reformistas, usando los dineros del pueblo dominicano; que en la época cibernética que tanto le gusta se incremente la venta de velas y kerosene debido a los apagones; que se expenda bebidas alcohólicas en centros de “autocervezas” (?).
Que viaje sin ningún tipo de regulación por algún organismo oficial del Estado, en aviones privados cuyos dueños a la postre exigirán el pago correspondiente y que necesariamente se hará con los recursos del pueblo dominicano, ya sea por tráfico de influencia, contratos o asignaciones; que compre en sus viajes lo que se le antoje, sin que nadie supervise los gastos en que incurre cada vez que sale del país, que casualmente coincide con alguna crisis interna; que haga campaña política desde el Palacio Nacional y en su tiempo por el que se le paga por ser presidente de la nación.
Que funcionarios tomen documentos del Palacio Nacional, supuestamente sin su consentimiento, y lo presenten en el Congreso para que se aprueben proyectos que sólo los beneficiarán a ellos y a los de su clase; que se celebren vistas en el Senado para sustituir a todos los jueces de la Junta Central Electoral y que el presidente del organismo sentencie que la última palabra la tienen los senadores; que la “intranquilidad y el nerviosismo” se apoderen de la sociedad (sic); que las distintas organizaciones “fijen sus posiciones" (sic).
Para cerrar este capítulo y pasar a las ambivalencias del "Nuevo Paradigma" queremos insertar una reseña de lo que sucedió con el Senador por San Pedro de Macorís en momentos en que salía del país y protagonizó uno de los episodios más bochornosos que haya dado funcionario de gobierno alguno, ejemplo típico de "los nuevos tiempos", pero que a la vez pone de manifiesto el disparate de Estado en el que el doctor Fernández ejerce la presidencia:
[Senador PLD - sin cédula dominicana (?)- … se “molesta” por requisa en aeropuerto. Un mayúsculo incidente provocó el Senador peledeísta por San Pedro de Macorís cuando inspectores de Migración y agentes de los organismos de seguridad le reclamaron que tenía que pasar por el mismo lugar por donde cruzan todos los pasajeros, a menos de haberlo hecho por el Salón de Embajadores… ¡Yo soy un Senador y voy a pasar por donde me venga en gana! Es la segunda vez que el congresista del PLD provoca un incidente en el aeropuerto Las Américas. El Senador amenazó con hacer cancelar a los miembros de los organismos de seguridad y a los inspectores de Migración. Según consta en el informe a los jefes de los organismos militares que operan en el aeropuerto, el Senador le respondió a la funcionaria de Migración que él no tenía cédula dominicana porque era estadounidense(?)].
¿Cómo puede alguien votar y ser electo senador en el país sin tener la cédula de identidad y electoral? Espero que el doctor Leonel Fernández pueda explicar lo sucedido fuera del contexto de un Estado fallido; posiblemente su ingenio le permita fabricar respuestas satisfactorias.
Como habíamos quedado en hablar de las ambivalencias del Dr. Leonel Fernández pasamos de inmediato con la que lo enfrenta al artículo “Hegemonía política y gobernabilidad” que él mismo escribió para agosto del 2001.
Señalaba el Dr. Fernández que es un grave error por parte de un partido político considerar que el dominio hegemónico sobre las instituciones del Estado “constituye una garantía inequívoca para el ejercicio de la gobernabilidad democrática de una nación”. De ser así, como lo expone, ¿por qué tanto abuso de poder, tanto derroche de recursos económicos en la conquista por la mayoría en el Congreso y de los Cabildos, como se vio en las elecciones pasadas? Fue tan atropellante la forma de hacer campaña política en estas elecciones del 2006 que nos recordó épocas que habíamos considerado superadas, como las de los doce años aquellos ejercidos por su mentor y guía Joaquín Balaguer (Pura realidad... es un discípulo real de Balaguer; a Juan Bosch lo definió tan sencillamente como un “artista de vocación, especialmente en el ámbito de la literatura de ficción…”).
O el artículo no refleja la expresión objetiva del presidente Fernández o el presidente Fernández no refleja sus verdaderos sentimientos con respecto a la gobernabilidad.
Cuando muestra su relación con el jefe del Estado venezolano y se le confronta con el escrito "Hugo Chávez y el arte de gobernar”, que publicó para los primeros días del 2002, el Dr. Leonel Fernández pone al desnudo, al mismo tiempo, sus intenciones oportunistas y su comportamiento tímido, de no compromiso, cada vez que Hugo Chávez y Venezuela abanderan reivindicaciones regionales. Es exactamente lo que hizo en sus discursos ante la Cumbre de los No Alineados, en La Habana, Cuba y en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en su sede principal en la ciudad de Nueva York.
El doctor Leonel Fernández publicó un artículo que debió haber sido una carta privada entre dos políticos del área. La finalidad no era alertar al presidente de Venezuela en su "lucha permanente contra las instituciones de la sociedad", en su lucha contra todo lo que signifique oposición a mejores condiciones de vida para la mayoría de los venezolanos... la finalidad era buscar protagonismo público frente a una realidad que pudo plantearse fuera de los medios.
Analizar las ejecuciones de Chávez desde su punto de vista es muy conservador, por no usar una palabra peyorativa que sería la que mejor lo definiría. Lo que hizo es muy parecido a lo que hacen los que predicen cada comienzo de año desastres naturales y muertes o asesinatos, y no los señalo con nombre propio porque para quien escribe estas líneas no son más que unos charlatanes. Es como predecir que en California habrá un terremoto, es como predecir la muerte de Fidel Castro o la muerte o el derrocamiento del mismo Hugo Chávez, es como predecir que los "Yankees" de Nueva York ganarán la Serie Mundial. Si se vive toda la vida en el agua lo más probable es que esta, en una forma u otra, juegue un papel preponderante en la suerte que se corra. Si no se juega nada, si no se arriesga nada, no se logra nada.
Gobernar sin luchar permanentemente contra las instituciones podridas de la sociedad es lo que ha igualado el gobierno del doctor Fernández con anteriores; República Dominicana es un Estado sin instituciones, donde nada funciona, donde ni siquiera se puede confiar en aquellos que están para proteger los bienes y propiedades tanto del propio Estado como los de sus componentes principales, que son sus ciudadanos.
Juan Bosch dijo en varias ocasiones que si le hubiese interesado ser presidente de la República Dominicana lo hubiese sido por varios períodos, pero también dijo que no tenía sentido gobernar por gobernar, gobernar para las mismas clases que han sido dueñas del país desde que nos constituimos en Estado soberano. Es posible que el artículo que el Dr. Fernández escribió acerca de Hugo Chávez lo hizo pensando en Juan Bosch, y su título original hubiese sido "Juan Bosch y el arte de gobernar". No hay diferencias entre las ejecuciones de Chávez y las ejecuciones de Bosch: ambos gobiernan y gobernaron a favor de los pobres y, por tanto, ambos enfrentan y enfrentaron peligros extraordinarios. De Bosch sabemos el resultado y, por desgracia, incidían mucho los Leonel Fernández y poco los Hugo Chávez; de Chávez también sabemos el resultado, salvo que le correspondió a él "determinar su propio destino y el futuro de su pueblo", que desde todos los ángulos se ve mucho más promisorio que el futuro del nuestro.
En la Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en La Habana, el doctor Fernández, después de pasarse los últimos años alabando la globalización, arremetió contra esta "por haber sido impulsada por una revolución científico-tecnológica sin paralelo en la historia de la humanidad...", señalando que ha resultado excluyente para la mayoría de los pueblos del tercer mundo.
Hizo observaciones a aquellos que plantean que los conflictos actuales están basados en un choque de civilizaciones, específicamente entre Occidente y el Islam, puntualizando que esa no es la realidad, que los conflictos pueden darse entre componentes de una misma civilización. ¡Cuánta dignidad en este discurso del Dr. Fernández!; hizo que muchos se sintieran orgullosos de su participación. Hasta defendió al presidente Hugo Chávez porque "ante el alza continua de los precios del petróleo, de manera generosa y voluntaria, el Gobierno venezolano... diseñó un proyecto de cooperación, conocido como Petrocaribe, que ha servido de alivio a la República Dominicana y a los pueblos del área...".
Señaló que "algunas voces han levantado la idea de que con el programa de Petrocaribe, el Gobierno del presidente Chávez está regalando la riqueza petrolera de su país". Y a seguidas él mismo se contestó con un "no es cierto". Fue tan abarcadora su exposición que casi graficó el gobierno del presidente Chávez cuando demostró "...tener una visión inteligente y estratégica de preservación en el largo plazo de los intereses de su propio país, al tiempo que practica la solidaridad y la cooperación en el corto plazo para ayudar a pueblos hermanos y amigos, que de otra manera sucumbirían en el abismo". ¡Qué hermoso discurso!... ¡Cuánta solidaridad!... ¡CUANTA HIPOCRESÍA!
El escenario que usó el Dr. Fernández para este discurso es el mismo escenario que usan los bravucones de barrio, muy guapos en su terreno pero cuando llegan al terreno de la confrontación no abren la boca para nada, y fue exactamente lo que hizo nuestro presidente al llegar a la Organización de las Naciones Unidas, donde su discurso ni se vio, ni se sintió... habló tan fuera de contexto que nadie percibió lo que dijo, salvo una prensa mediocre enclaustrada en la República Dominicana.
El terreno de los Países No Alineados era el terreno de la no confrontación, era el terreno del barrio, allí todos estaban "alineados" con los mismos problemas, con los mismos achaques, hermanos en miseria y en retórica, salvo las epopeyas que desarrollan los cubanos en el verdadero campo de la solidaridad internacional y la cooperación de Venezuela en el campo económico. En este escenario nadie, absolutamente nadie, había señalado al presidente Chávez por regalar su petróleo y, sin embargo, en este escenario el doctor Leonel Fernández fue... ¡tan valiente!
Los que mantienen la campaña de que el presidente Chávez se desprende gratuitamente de sus riquezas naturales estaban en el escenario de la confrontación, estaban en la Organización de las Naciones Unidas y, en este, nuestro querido Presidente pasa desapercibido "como una monja"; no dice nada a favor de Chávez, no defiende la solidaridad y la cooperación del gobierno venezolano, ni siquiera reciproca con la expresión más tímida los beneficios que recibe nuestro país del programa de Petrocaribe.
El ambiente idóneo para tratar el choque de civilizaciones era la Asamblea General de las Naciones Unidas, pues aquí estaban los representantes de Occidente, que no estaban en la Cumbre de Países No Alineados, donde sí estaban los representantes del Islam. Pero tampoco abordó este tema nuestro escurridizo presidente. ¡Cuánta pena!
Este es el verdadero Leonel Fernández, quien pasará a la historia por hacer lo mismo que hizo Antonio Guzmán, lo mismo que hizo el Dr. Salvador Jorge Blanco. Presidió una administración superior a la que encabezó... ¡Hipólito Mejía!, pero nunca alcanzará la estatura que alcanzó el profesor Juan Bosch o igualará la categoría de gobernante que él mismo se ha encargado de otorgarle al Dr. Joaquín Balaguer.
¡QUE PENA QUE TANTA INTELIGENCIA SE PIERDA POR FALTA DE... PROPÓSITOS! ¡Ojalá vendiesen "arrojo y coraje" en las farmacias!
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
30 de septiembre de 2006