IV.- Leonel Fernández, ¿nuevo paradigma?
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El doctor Leonel Fernández publicó un artículo que debió haber sido una carta privada entre dos políticos del área. La finalidad no era alertar al presidente de Venezuela en su "lucha permanente contra las instituciones de la sociedad", en su lucha contra todo lo que signifique oposición a mejores condiciones de vida para la mayoría de los venezolanos. La finalidad era buscar protagonismo público frente a una realidad que pudo plantearse fuera de los medios.
Analizar las ejecuciones de Chávez desde su punto de vista es muy conservador, por no usar una palabra peyorativa que sería la que mejor lo definiría. Lo que hizo es muy parecido a lo que hacen los que predicen cada comienzo de año desastres naturales y muertes o asesinatos, y no los señalo con nombre propio porque para quien escribe estas líneas no son más que unos charlatanes. Es como predecir que en California habrá un terremoto, es como predecir la muerte de Fidel Castro o la muerte o el derrocamiento del mismo Hugo Chávez, es como predecir que los "Yankees" de Nueva York ganarán la Serie Mundial. Si se vive toda la vida en el agua, lo más probable es que, esta, en una forma u otra, juegue un papel preponderante en la suerte que se corra. Si no se juega nada, si no se arriesga nada, no se logra nada.
Gobernar sin luchar permanentemente contra las instituciones podridas de la sociedad es lo que ha igualado el gobierno del doctor Fernández con anteriores; República Dominicana es un Estado sin instituciones, donde nada funciona, donde ni siquiera se puede confiar en aquellos que están para proteger los bienes y propiedades tanto del propio Estado como los de sus componentes principales, que son sus ciudadanos.
Juan Bosch dijo en varias ocasiones que si le hubiese interesado ser presidente de la República Dominicana lo hubiese sido por varios períodos, pero también dijo que no tenía sentido gobernar por gobernar, gobernar para las mismas clases que han sido dueñas del país desde que nos constituimos en Estado soberano. Es posible que el artículo que el Dr. Fernández escribió acerca de Hugo Chávez lo hizo pensando en Juan Bosch, y su título original hubiese sido "Juan Bosch y el arte de gobernar". No hay diferencias entre las ejecuciones de Chávez y las ejecuciones de Bosch: ambos gobiernan y gobernaron a favor de los pobres y, por tanto, ambos enfrentan y enfrentaron peligros extraordinarios. De Bosch sabemos el resultado y, por desgracia, incidían mucho los Leonel Fernández y poco los Hugo Chávez; de Chávez también sabemos el resultado, salvo que le correspondió a él "determinar su propio destino y el futuro de su pueblo", que desde todos los ángulos se ve mucho más promisorio que el futuro del nuestro.
En la Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en La Habana, el doctor Fernández, después de pasarse los últimos años alabando la globalización, arremetió contra esta "por haber sido impulsada por una revolución científico-tecnológica sin paralelo en la historia de la humanidad...", señalando que ha resultado excluyente para la mayoría de los pueblos del tercer mundo.
Hizo observaciones a aquellos que plantean que los conflictos actuales están basados en un choque de civilizaciones, específicamente entre Occidente y el Islam, puntualizando que esa no es la realidad, que los conflictos pueden darse entre componentes de una misma civilización. ¡Cuánta dignidad en este discurso del Dr. Fernández! Hizo que muchos se sintieran orgullosos de su participación. Hasta defendió al presidente Hugo Chávez porque "ante el alza continua de los precios del petróleo, de manera generosa y voluntaria, el Gobierno venezolano... diseñó un proyecto de cooperación, conocido como Petrocaribe, que ha servido de alivio a la República Dominicana y a los pueblos del área...".
Señaló que "algunas voces han levantado la idea de que con el programa de Petrocaribe, el Gobierno del presidente Chávez está regalando la riqueza petrolera de su país". Y a seguidas él mismo se contestó con un "no es cierto". Fue tan abarcadora su exposición que casi graficó el gobierno del presidente Chávez cuando demostró "...tener una visión inteligente y estratégica de preservación en el largo plazo de los intereses de su propio país, al tiempo que practica la solidaridad y la cooperación en el corto plazo para ayudar a pueblos hermanos y amigos, que de otra manera sucumbirían en el abismo". ¡Qué hermoso discurso! ¡Cuánta solidaridad! ¡CUANTA HIPOCRESÍA!
El escenario que usó el Dr. Fernández para este discurso es el mismo escenario que usan los bravucones de barrio, muy guapos en su terreno, pero cuando llegan al terreno de la confrontación no abren la boca para nada, y fue exactamente lo que hizo nuestro presidente al llegar a la Organización de las Naciones Unidas, donde su discurso ni se vio, ni se sintió. Habló tan fuera de contexto que nadie percibió lo que dijo, salvo una prensa mediocre enclaustrada en la República Dominicana.
El terreno de los Países No Alineados era el terreno de la no confrontación, era el terreno del barrio, allí todos estaban "alineados" con los mismos problemas, con los mismos achaques, hermanos en miseria y en retórica, salvo las epopeyas que desarrollan los cubanos en el verdadero campo de la solidaridad internacional y la cooperación de Venezuela en el campo económico. En este escenario nadie, absolutamente nadie, había señalado al presidente Chávez por regalar su petróleo y, sin embargo, en este escenario el doctor Leonel Fernández fue... ¡tan valiente!
Los que mantienen la campaña de que el presidente Chávez se desprende gratuitamente de sus riquezas naturales estaban en el escenario de la confrontación, estaban en la Organización de las Naciones Unidas y, en este, nuestro querido Presidente pasa desapercibido "como una monja"; no dice nada a favor de Chávez, no defiende la solidaridad y la cooperación del gobierno venezolano, ni siquiera reciproca con la expresión más tímida los beneficios que recibe nuestro país del programa de Petrocaribe.
El ambiente idóneo para tratar el choque de civilizaciones era la Asamblea General de las Naciones Unidas, pues aquí estaban los representantes de Occidente, que no estaban en la Cumbre de Países No Alineados, donde sí estaban los representantes del Islam. Pero tampoco abordó este tema nuestro escurridizo presidente. ¡Cuánta pena!
Este es el verdadero Leonel Fernández, quien pasará a la historia por hacer lo mismo que hizo Antonio Guzmán, lo mismo que hizo el Dr. Salvador Jorge Blanco. Presidió una administración superior a la que encabezó Hipólito Mejía, pero nunca alcanzará la estatura que alcanzó el profesor Juan Bosch o igualará la categoría de gobernante que él mismo se ha encargado de otorgarle al Dr. Joaquín Balaguer.
¡QUÉ PENA QUE TANTA INTELIGENCIA SE PIERDA POR FALTA DE PROPÓSITOS! ¡Ojalá vendiesen "arrojo y coraje" (COJONES) en las farmacias!
Fin...
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
29 de septiembre de 2006