Profesor Juan Bosch...
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En el afán desmedido por encontrar el CD, y ante la información negativa recibida por uno de los encargados de Cuesta, Centro del Libro, en el Centro Comercial Nacional, decidí revisar lo nuevo que se ha escrito en República Dominicana sobre Ud. y los acontecimientos relacionados con el golpe de Estado de 1963 y la Revolución de Abril de 1965. Es norma que cuando visito mi país, que es el suyo, traiga a mi residencia en San Juan, Puerto Rico, todo material de lectura que me refresque su historia, sobre todo la reciente, en la que su figura jugó un papel estelar que quizás, si el tiempo lo permite, podamos analizar.
Los libros que compré, para su entusiasmo, porque sé que se sentirá feliz de saber que aún quedamos unos pocos que nos dedicamos a descifrar el panorama social y político de la República Dominicana, sobre todo cuando podemos contar con herramientas tan maravillosas como las enseñanzas que nos dejó, son los siguientes: “Joaquín Balaguer, Premio Nacional de Literatura 1990”, Editora Corripio; “Juan Bosch, Premio Nacional de Literatura 1990”, también Editora Corripio; “Cuentos Más Que Completos”, de su autoría; “El PLD, Colección Estudios Sociales”, también de su autoría; “Prólogos de Juan Bosch”, editados por Orlando Inoa; “Golpe y Revolución”, de Víctor Grimaldi y “Tumbaron al Jefe”, también de Víctor Grimaldi.
El recuerdo de la compra de los libros me llevó instintivamente a pensar que era un buen momento para leer, y como eso estimuló el deseo de tan importante y gratificante actividad, me levanté del sofá dejando a mi hija frente al televisor, en un gesto apático de mi parte pero aprobado casi en su totalidad... ¡con sus justificadas quejas!
De primera intención, Golpe y Revolución, de Víctor Grimaldi, se convertiría en el foco principal de mi atención, más que nada porque el día anterior había pasado algunas páginas para comparar lo que había leído tiempo atrás del mismo Grimaldi, pero grande fue mi sorpresa cuando en vez de tomar dicho libro sentí unas ganas inmensas de conversar con Ud., de hablarle y contarle algunas cosas que han pasado y de las que no está enterado, y me senté frente a la computadora a organizar el lío que tengo en la mente, quizás impresionado por el honor que me confiere al concederme estos minutos, que son pocos pues sé lo comprometido que Ud. tiene su tiempo. Comienzo a contarle, esperando que cualquier duda que tenga le lleve a interrumpirme las veces que considere necesario.
El 19 de julio de 1999 fue la última vez que me senté a escribir seriamente sobre el PLD y quizás Ud. no recuerde qué se celebró cerca de esa fecha; como estoy para contarle o refrescarle la memoria quiero decirle que acababa de celebrarse el Congreso Nacional Elector para seleccionar el candidato a la presidencia del Partido de la Liberación Dominicana, evento en el que Jaime David Fernández Mirabal, Danilo Medina y Félix Jiménez se disputaban tal distinción, pero no quiera Ud. saber las cosas que se hicieron para “conquistar” la simpatía de los que tenían el derecho de seleccionar el candidato dentro del PLD, y para su asombro fíjese que ciertas personas sólo esperaron que Ud. les entregara las riendas del partido para cometer sus fechorías, o mejor dicho para seguir cometiéndolas, pues desde el día aquel en que le levantaron la mano en el Centro Olímpico junto al Dr. Balaguer, su partido tomó el camino de disputarle a los reformistas y perredeístas el primer lugar en lo que respecta a hacer lo mal hecho, pero entienda bien, lo mal hecho en todo el sentido de la palabra.
Quiero contarle también que el 12 de junio de 1997 le envié (perdone que le hable en singular, cosa que nunca hago, pero esta es una comunicación muy personal entre Ud. y yo; sabía que tenía algo que decirle y no recordaba qué era) una carta al Sr. José Fondeur, miembro del Comité Central del PLD y de la Seccional Eugenio María de Hostos en Puerto Rico, motivada por unas invitaciones que me hacía para formar parte de un movimiento de apoyo al “Nuevo Camino”. Lógicamente, esta invitación me la hacía porque yo no era miembro del PLD; desde que salí del partido me mantuve siempre a su lado y, si me lo permite, era y sigo siendo boschista, atribución que nadie puede regatearme y que con honor la llevaré a mi tumba, pues creo estar incluido entre los pocos dominicanos que le han dedicado “todo el tiempo del mundo” a estudiar su obra completa.
Le decía al Sr. Fondeur lo siguiente: “Estamos en contra de estos lineamientos políticos por las experiencias que vive el gobierno, conformado por amigos y compromisarios políticos del presidente Fernández, que al margen de toda formación peledeísta ocupan posiciones prominentes, desplazando totalmente las ejecutorias que había concebido el partido. El populismo desvirtúa la esencia de las razones que el profesor Bosch concibió para dejar al pueblo dominicano un instrumento que con tesón, disciplina, inteligencia y honradez se desviviera por su bienestar”.
Decía Ud., profesor, y no en una ocasión sino en varias, que el PLD era el único partido capaz de asumir el control de la administración del Estado dominicano. Como nunca he dudado de esta aseveración suya, ¿por qué los "extra-partido" y amigos del presidente detentan esa cuota de poder?
El centralismo democrático llevó al partido a que sus decisiones fueran las correctas; entendemos que partido y gobierno funcionan en forma diferente, pero los métodos con los que creció el PLD son factibles de aplicar en el gobierno... Perdóneme, profesor, pero ahora es que me doy cuenta de que le estoy diciendo a Ud., nada más y nada menos que a Ud., quien nos enseñó lo poco que sabemos, lo que debe hacerse en partido y gobierno, cuando realmente lo que me propuse era contarle algunas de las cosas raras que están pasando desde que se retiró del ejercicio político. Para no perder la idea, permítame concluir, porque además sé que Ud. tiene que retirarse a descansar y no quiero abusar de su gentileza.
Lo más importante en estos momentos es fortalecer al PLD, recuperar la dignidad, la disciplina y sobre todo la convicción ideológica que se requiere para que desde el mismo poder se le brinden al pueblo los frutos de su enseñanza. Espero descanse; sé que conversaremos en otras oportunidades, pues es Ud. muy receptivo para escuchar acerca del funcionamiento de su principal obra: el Partido de la Liberación Dominicana. Perdóneme, pero aquí tengo de nuevo a mi hija que presiona para que apague la computadora.
¡Buenas noches, profesor!
Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
5 de marzo del 2002