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I.- Responsabilidad histórica de la vigencia de Balaguer...

Serían varias las oportunidades que se le presentarían al pueblo dominicano en lo que respecta a la conformación de una alianza táctica que agruparía el grueso de los simpatizantes de ambas organizaciones (PLD y PRD) para desplazar de una vez y para siempre la influencia política del doctor Joaquín Balaguer, el peso específico de los reformistas que ostentan cuotas de poder y los vestigios del trujillismo...

Al abandonar el profesor Juan Bosch la sede del Comité Ejecutivo Nacional del PRD el 14 de noviembre de 1973, y decidirse a formar un partido que se llamaría Partido de la Liberación Dominicana, cuya fundación se haría efectiva el 15 de diciembre de ese mismo año por la decisión de sesenta y cuatro personas reunidas en un congreso llamado Juan Pablo Duarte, serían varias las oportunidades que se le presentarían al pueblo dominicano en lo que respecta a la conformación de una alianza táctica que agruparía el grueso de los simpatizantes de ambas organizaciones para desplazar de una vez y para siempre la influencia política del doctor Joaquín Balaguer, el peso específico de los reformistas que ostentan cuotas de poder y los vestigios de un trujillismo que al día de hoy se niega a desaparecer del panorama político dominicano y que todavía ejerce sus influencias en las decisiones más importantes que manifiesta el desarrollo “natural” de la sociedad dominicana.

Para 1974 era prácticamente imposible la realidad de una alianza por razones muy obvias: las condiciones no estaban dadas para que el país pudiese salir democráticamente del Dr. Balaguer y, además, era muy reciente la separación del profesor Bosch del Partido Revolucionario Dominicano; las heridas apenas comenzaban a sangrar.

En términos cuantitativos, era muy poco lo que podía ofrecer el PLD a la alianza. Quizás el impacto de la alianza hubiese provocado una reacción positiva, pero si se analiza seriamente la posibilidad en estas elecciones, hubiese sido una charlatanería la materialización de la misma: el pueblo enjuiciaría la acción como un acto de falta de seriedad en sus políticos; ¿cómo, si acababan de separarse, en apenas días materializarían un reencuentro? Las posibilidades de la alianza para salir de Balaguer en esta contienda electoral eran nulas. Además, Balaguer fue solo a la misma.

Para 1978, la situación pudo haberse presentado en términos de repercusión, de proyección de unidad, pero las condiciones eran más o menos las mismas del 1974. El PLD comenzaba a ganar prestigio en la sociedad, la que reconocería en el partido morado diferencias sustanciales con relación a las organizaciones políticas tradicionales; pero en términos cuantitativos el PLD no tenía mucho que aportar; sus 18,000 votos extraídos del mismo PRD no sumaban, pero el impacto de aupar una alianza PRD-PLD con Peña Gómez y el profesor Bosch a la cabeza comenzaba a tomar forma en la mente de algunos dominicanos, en una contienda donde el conglomerado con capacidad para votar no ofrecía aún alternativas para el desarrollo de una tercera fuerza política con suficiente sostén popular.

La masa votante no había crecido como para que esa tercera fuerza pudiese desarrollarse; en gran medida, los votos del PLD provenían del PRD. Por lo tanto, la alianza no incrementaba votación alguna como para desplazar a Balaguer con cifras abrumadoras. De todas formas, se produce el primer experimento; el PRD “gana” las elecciones, pero Joaquín Balaguer se asegura el dominio del Congreso y, por consiguiente, el control del Poder Judicial. Balaguer pierde las elecciones, pero sigue teniendo tanto poder como si se mantuviese al frente del Ejecutivo.

Para entender lo que acabamos de expresar es bueno que se sepa que en nuestra sociedad existen “instituciones” que “claman por el respeto al orden democrático”, “instituciones” que todos conocemos que establecen unas reglas de juego muy peculiares: mientras Balaguer gobierna, puede hacer lo que le venga en ganas con la Constitución de la República Dominicana; el Congreso no existe... el Poder Judicial es una mentira. Pero cuando son otros los que gobiernan, “el presidente debe someterse al esquema constitucional”, requiriendo siempre del concurso de los reformistas (perdón... ¡congresistas!), y ejerciendo sin “obstaculizar el buen desenvolvimiento de la justicia”. Tanto vivos como muertos conocen del poder detrás del poder en los ocho años (1978 -1986) que el PRD gobernó el país.

Para 1986 era imposible una alianza del PRD con el PLD; dos razones de mucho peso asomaban para esta contienda. La primera, el PRD era gobierno y cuando se es gobierno, se piensa que nunca se va a perder. La segunda, el PLD entraba en sus primeras elecciones como tercera fuerza política importante, después de haber obtenido 180,000 votos en las elecciones de 1982 y gozar de una credibilidad que le permitiría duplicar su votación (360,000 votos). El poder detrás del poder retornaba a la sede del Ejecutivo “por acciones negligentes de algunos líderes perredeístas, incluyendo al máximo”. Cuales sean las razones, la mutilación de las elecciones de 1978 permitiría visualizar cuál sería el comportamiento de reformistas y/o trujillistas, con Balaguer a la cabeza. Por eso hablábamos en uno de los párrafos anteriores del primer “experimento”.

1990 ofrece al país la primera oportunidad de una alianza táctica entre PRD y PLD, o si se quiere, en términos de líderes, entre el Dr. Peña Gómez y el profesor Juan Bosch. Quizás podríamos ir más lejos, 1990 también ofrece la oportunidad de una alianza PRI (con Jacobo Majluta a la cabeza)-PLD, que era el denominador común que jugaría, en un momento determinado, el papel más importante en eso de buscarse allegados, como veríamos luego en una contienda que todavía no nos toca analizar. Existen informaciones precisas de que se produjeron acercamientos, por separado, de los otros dos partidos con el PLD. Desgraciadamente, no se produjo la alianza que el pueblo hacía suya en voz alta, la alianza que provocaría la desaparición definitiva de Balaguer y sus colaboradores (trujillistas y reformistas) del espectro político en la República Dominicana.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
25 de octubre de 1997