Por un PLD ortodoxo...
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Para que el lector -sobre todo para el que de una forma u otra ha estado en el PLD o cerca de él, o ha estudiado al profesor Juan Bosch- pueda emitir juicios correctos, es muy importante que establezcamos que estuvimos en el PLD para los primeros años de la década de los ochenta, y que desde su fundación hemos permanecido al lado del partido, en todo momento y en todo lugar, y a la vez hemos dedicado un precioso tiempo a estudiar las teorías sociopolíticas del profesor Juan Bosch, para nosotros el más grande de todos los dominicanos. Esta observación se hace con la finalidad de prefijar, en términos fiscalizadores, lo que entendemos puede hacer bien o mal el Partido de la Liberación Dominicana. El hecho de estar dentro y fuera al mismo tiempo nos permite definir un mejor criterio de las actuaciones del partido.
Tanto en la República Dominicana como en Puerto Rico hemos rechazado las invitaciones para la formación de grupos de apoyo al PLD o al “Nuevo Camino” (comillas utilizadas con la única finalidad de resaltar la nueva filosofía política en el país, no estampadas en sentido degradante, como normalmente son utilizadas). Nos hemos mostrado renuentes a concebir este lineamiento político por las experiencias que vive la actual administración del Estado dominicano, conformada, con base en una gran cuota de poder, por aquellos que, producto de la amistad o compromisos proselitistas, y al margen de toda formación peledeísta, se encuentran ocupando posiciones prominentes en el gobierno que preside el Dr. Leonel Fernández.
La estructura férrea y de armas ideológicas que tanto predicó el PLD, con el profesor Juan Bosch a la cabeza, se ha perdido. Las ejecutorias del gobierno se desplazan 180 grados de lo que había concebido el PLD como agrupación política. El populismo que arropa al gobierno, y también al partido, desvirtúa la esencia de las razones que concibió Juan Bosch para dejar al pueblo dominicano un instrumento que se desviviera por su bienestar.
El pacto con el diablo (la alianza con el Partido Reformista Social Cristiano) -como en su momento describiera un líder independentista de esta isla (Fernando Martín García/Puerto Rico)- y los compromisos con las "amistades del Dr. Leonel Fernández" han originado un desplazamiento de las esferas del poder de notables hombres peledeístas con sólida formación ideológica (a cambio de los que en la actualidad conforman un gabinete en el que cada quien decide y ejecuta sin tener el más mínimo criterio político, necesario para desarrollar una buena administración). Decía Juan Bosch, y no en una ocasión, sino en varias, que el PLD era el único partido capaz de asumir el control de la administración del Estado dominicano. Si esto último es cierto, y no hay por qué dudarlo, ¿por qué los "extra‑partido" detentan esa cuota de poder?
El centralismo democrático llevó al Partido a que sus decisiones fueran las correctas, producto de la conformación de las ideas con base en criterios unificados por decisión de las mayorías. Entendemos que partido y gobierno funcionan en forma diferente, pero los métodos con los que creció el PLD son factibles de aplicar en el gobierno; la conformación de un gabinete de peledeístas y no peledeístas junto a la pérdida de la concepción orgánica en la toma de decisiones son los factores que imposibilitan la aplicación de los mismos. Esto último podría mostrar una tendencia a incrementarse en virtud de que todas las agrupaciones satélites que concurran junto al PLD a cualesquiera de los comicios venideros exigirán lo que por derecho les corresponde: o una cuota de poder, proporcional al prestigio del o de los individuos de mayor jerarquía en los grupos de apoyo que se hayan constituido, o un “reintegro económico” por lo de la “inversión inicial y el sacrificio envuelto”.
Entendemos que en estos momentos lo más importante es fortalecer el partido, desarrollando todo tipo de actividad que tienda a lograr estos objetivos; no fomentar grupos de apoyo paralelos al PLD que en su momento rendirán cuentas en los órdenes señalados. Las energías y los recursos destinados para tales fines deben ser desviados hacia el fortalecimiento del Partido de la Liberación Dominicana, y no hacia el PLD de los últimos años, sino hacia un PLD ortodoxo que recupere la dignidad, la disciplina y sobre todo la convicción ideológica que se requiere para que desde el mismo se puedan brindar al pueblo los frutos de las enseñanzas legadas por el profesor Juan Bosch.
En estos momentos estamos embarcados en la preparación de un trabajo que contiene los tópicos de la presente comunicación y algunas observaciones acerca de la no definición del presidente Fernández en cuanto a la reelección y lo señalado por el PLD en el sentido de buscar candidatos "extra‑partido" para los próximos comicios congresuales que se avecinan, necesidad que aparenta darse debido a que “la mayoría de los peledeístas no posee apellidos de renombre o no ha acumulado capital para destacarse en una sociedad como la dominicana”.
Este PLD no es el PLD que conocimos ni el PLD por el que hemos luchado durante tantos años y con tanto sacrificio. Desarrollar este PLD significa tirar por la borda la vida entera del profesor Bosch. Es por eso por lo que consideramos que el momento es por el rescate y el fortalecimiento de un PLD ortodoxo.
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
19 de julio de 1997