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La pequeña burguesía...

Interpretación a los ordenamientos social, económico y político en República Dominicana. La sociedad dominicana es el producto de una historia seriamente deformada, en la que un gran número de sus integrantes ha institucionalizado el desorden, la inmoralidad, la indisciplina y la corrupción como patrones normales de comportamiento...

El atraso que vive la República Dominicana tiene sus raíces en dos aspectos fundamentales estrechamente vinculados uno y otro: la arritmia histórica de mediados del siglo XVI, producto del descenso en el ordenamiento social de la oligarquía esclavista al nivel hatero, y los más de 350 años de vida precapitalista que transcurrieron entre comienzos del siglo XVI y finales del siglo XIX.

La oligarquía esclavista era el paso previo a la aparición de una sociedad capitalista burguesa; este intento de desarrollo de la burguesía vino a darse a mediados del siglo XX, lo que significa un enorme atraso en la evolución natural de la sociedad dominicana y en consecuencia una deformación entre sus integrantes; "... en lo sucesivo toda nuestra historia iba a estar condicionada por ese descenso, que sufrimos en nuestra infancia como pueblo" (Juan Bosch, "Composición social dominicana, historia e interpretación", Pág. 61, Edición No. 15, 1986, Santo Domingo, RD).

Los intensos años de vida precapitalista marcaron nuestra sociedad para siempre; sólo sirvieron para engendrar una pequeña burguesía deforme y sin la base de sustentación necesaria que diera vida propia a cada capa.

La sociedad dominicana es el producto de una historia seriamente deformada, en la que un gran número de sus integrantes ha institucionalizado el desorden, la inmoralidad, la indisciplina y la corrupción como patrones normales de comportamiento. La conducta de la pequeña burguesía está regida por el afán desmedido de escalar sectores o capas superiores sin miramientos, haciendo cuanto esté a su alcance para lograr, siempre en el plano personal, los lujos o formas de convivencia atípicos en una sociedad atrasada. Este afán desmedido lleva a una gran cantidad de hombres y mujeres de la pequeña burguesía a actuar en la mayoría de las ocasiones de común acuerdo con la oligarquía que sustenta el poder; "... hay un sector adscrito al frente oligárquico que le sirve de instrumento nacional de poder y al mismo tiempo aspira a integrarse en él al nivel más alto... hay un sector, probablemente el más numeroso, cuya única ambición es asegurar lo que ya tiene y mejorarlo..." (Juan Bosch, "Dictadura con respaldo popular", Pág. 154, 4ta Edición, 1991, Santo Domingo, RD).

En la actualidad se consolida, en términos definitivos, una sociedad cuya fuente de sustentación es la pequeña burguesía, en la que se moldea la inversión de los más altos valores morales, éticos y sociales que priman en aquellas sociedades en las que la historia ha observado un comportamiento natural o de enmiendas reivindicativas que aseguran desempeños normales de los entes que componen las mismas.

Las razones han existido y parece que seguirán desvirtuando el encuentro con el desarrollo y la civilización: el paso de oligarquía esclavista a sociedad hatera, la interminable cadena de años precapitalistas, el golpe de Estado de 1963 al gobierno del profesor Juan Bosch ‑no por comunista, como se argumentó, sino por antioligárquico‑ y la invasión de 1965 ‑por los mismos argumentos‑, han dejado bien demarcadas las fronteras para que nuestro atraso como sociedad sea una realidad latente, en la que un jefe de Estado ha tenido la osadía de no aumentar los sueldos de los empleados públicos porque estos han oficializado la mala práctica de "gravar" las funciones que le dan razón de ser. En la sociedad dominicana actual -finales del siglo XX-, se individualizan los medios de transportación pública (a extremos de que se han movilizado, en un mismo vehículo de motor ‑de dos ruedas‑, cuatro personas y un cilindro de gas de 100 libras); el desorden y la falta de autoridad están a la vuelta de la esquina. La baja pequeña burguesía ‑en sus capas pobre y muy pobre‑ sobresale por su "ardua actividad económica", vía el fortalecimiento de la industria unipersonal del maíz, de las frituras... del 'frío‑frío', etc.

En esta etapa histórica nos encaminamos a ser el arrabal modelo del capitalismo integracionista -campesinos desplazados de su hábitat natural, zonas francas con un producto final ajeno al mercado local-, nueva vertiente implementada por Estados Unidos para ampliar sus mercados y destruir las industrias nacionales; a falta de conflictos bélicos, "política de buen vecino".

La pequeña burguesía, en su movilización a otros horizontes, ha arrastrado hábitos, costumbres y patrones de comportamiento similares a los que le sustentan en la patria de origen, pero al mismo tiempo ha desarrollado "otras virtudes", como la de engendrar seudo defensores que claman por respeto a la comunidad con el único fin de generar riquezas y permitirse el salto de la capa en la que se encuentran a capas superiores hasta llegar a considerarse, ya no como instrumento de la oligarquía, sino, parte de ella. Su forma de actuar es muy parecida a la del lumpen proletario; en lo que concierne, la nobleza de la acción oculta la intención final.

Los conflictos de la pequeña burguesía son enormes; razones económicas ‑valederas‑; políticas ‑de imagen‑; o ambas a la vez... El conjunto ha desplazado a la mayoría de los que hoy se encuentran fuera de la República Dominicana. El movimiento migratorio de los últimos 20 a 30 años necesariamente tiene que originarse en los gobiernos balagueristas y perredeístas, puesto que los peledeístas aún no han gobernado el país; pero resulta que en el "exilio" son los mismos balagueristas y perredeístas (en su mayoría procedentes de la baja pequeña burguesía) quienes justifican las ejecuciones de sus gobiernos, dándoles vigencia a la corrupción y al desorden.

La República Dominicana tiene que cambiar sus estructuras económica, social y política. De no hacerlo, de no desarrollar la burguesía y establecer normas de comportamiento que se ajusten al concepto cabal de sociedad, entonces... "¡habrá un país en el mundo!".

Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
17 de marzo de 1995