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I.- Trujillo: el "oligarca-burgués"...

La descripción utilizada para definir en términos de clases a Rafael Leónidas Trujillo Molina ha sido "creada" por el autor; esperamos que los estudiosos nos permitan tal atrevimiento. Conceptuar a Trujillo como burgués, obviando su realidad oligárquica, es una verdad a medias, como lo sería si le conceptuáramos oligarca al margen del desarrollo que él mismo impulsó en un país donde el capitalismo apenas deslizaba sus primeras raíces...

La descripción utilizada para definir en términos de clases a Rafael Leónidas Trujillo Molina ha sido "creada" por el autor; esperamos que los estudiosos nos permitan tal atrevimiento. Conceptuar a Trujillo como burgués, obviando su realidad oligárquica, es una verdad a medias, como lo sería si le conceptuáramos oligarca al margen del desarrollo que él mismo impulsó en un país donde el capitalismo apenas deslizaba sus primeras raíces. Así como ejerció el poder para doblegar al pueblo, así como pudo constituirse en el dueño absoluto de la República Dominicana, así también supo sembrar el capitalismo industrial, después del enorme atraso que revela la historia dominicana.

Dice Aristóteles que hay oligarquía cuando gobierna un pequeño número de personas ricas; y fue un pequeño número de personas ricas que llevó a Trujillo al poder en el año 1930, conjuntamente con la crisis económica mundial de 1929 ‑producto del llamado "crac" norteamericano‑ y con la crisis política de 1928 ‑originada por los "arreglos" que validaron la prórroga del período presidencial de Horacio Vásquez de 1928 a 1930‑.

En el evento de alguna oposición al dictador, esas personas ricas que lo auparon en la consecución del poder, y que luego lo adularon en el ejercicio del mismo, serían arruinadas instantáneamente. Trujillo traspasó las fronteras establecidas por Aristóteles en su enfoque de la oligarquía: ya no era un pequeño grupo de personas ricas, más bien era un pequeñísimo grupo encabezado por el dictador.

"LOS NEGOCIOS DE TRUJILLO", un capítulo del libro "La Fortuna de Trujillo", de Juan Bosch ‑Edición 1985‑, describe al dictador al frente de uno de los consorcios capitalistas más grandes del mundo para la época: la "empresa" denominada República Dominicana. "...Casi el 80% de las personas asalariadas en Santo Domingo dependen para su sustento de Rafael Leónidas Trujillo, puesto que nadie se atrevería a dar un empleo en la maquinaria pública o en las instituciones autónomas del Estado sin consentimiento del dictador...", apunta Bosch en la página 61.

Los artículos o productos monopolizados por Trujillo estaban sujetos a la preferencia de rigor frente a la frágil competencia existente; esto hacía que su "empresa" estableciera una explotación efectiva en todos los renglones de la economía dominicana.

Por naturaleza, o por instinto propio, la clase oligárquica late con extraordinario ímpetu en toda sociedad de capitalismo tardío que tenga por expresión política la democracia representativa. Más aún, está latente en un gran número de sociedades capitalistas que proyectan imágenes de democracias ejemplares. Ese instinto natural de posesión del poder, en una sociedad atrasada como la nuestra, tiene repercusiones mayores. De Trujillo heredamos ‑en proporción muy por encima de la siembra del capitalismo industrial‑ la representación oligárquica, conformada en gran medida por bajos pequeños burgueses que, en su afán desmedido de lucro, y utilizando métodos insospechados, ingresan a ese "pequeño grupo de gentes ricas", y por representantes auténticos, entre los que cobra notoriedad la figura del Dr. Joaquín Balaguer, quien se ha mantenido al frente del aparato estatal por 20 de los últimos 28 años.

Las alternativas a los ocho años de ausencia del Dr. Balaguer encajan perfectamente en la misma corriente: un oligarca natural, endosado por la "vanguardia revolucionaria" de la época, y un alto pequeño burgués, "oligarquizado" en medio del ejercicio del poder.

El núcleo de gentes ricas y representantes oligarcas quedó sólidamente establecido poco tiempo después de la desaparición del dictador; lamentablemente no sucedió lo mismo con los capitalistas, que al día de hoy se encuentran dispersos, actuando con timidez y, peor aún, sin tener conciencia de la clase social a la que pertenecen, sirviendo en muchas oportunidades como representantes de la oligarquía.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
22 de octubre de 1994