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III.- Juan Bosch y el PLD, la gran diferencia...

El compromiso del Dr. Peña Gómez con el grupo de Jorge Blanco le haría pasible de represalias por parte de un Jacobo Majluta presidente. Podemos estar equivocados, pero mientras en República Dominicana la mayoría de los líderes políticos tome sendas de mentiras y de engaños, mientras la mayoría de esos líderes no plasme sus trayectorias, experiencias y conocimientos en obras que puedan ser enjuiciadas por procedimientos normales, esa mayoría será pasible de análisis y conclusiones de este tipo...

El compromiso del Dr. Peña Gómez con el grupo de Jorge Blanco le haría pasible de represalias por parte de un Jacobo Majluta presidente. Podemos estar equivocados, pero mientras en República Dominicana la mayoría de los líderes políticos tome sendas de mentiras y de engaños, mientras la mayoría de esos líderes no plasme sus trayectorias, experiencias y conocimientos en obras que puedan ser enjuiciadas por procedimientos normales, esa mayoría será pasible de análisis y conclusiones de este tipo.

En definitiva, las elecciones del dieciséis de mayo de 1986 se convertirían en el segundo eslabón disfrazado del Dr. Balaguer, quien lograría continuar tejiendo su cadena gracias a la "valiosa ayuda" prestada por el Dr. Peña Gómez, que se quedaría con el PRD, teniendo el Lic. Majluta que abandonar el mismo y formar su propia agrupación política. La decisión de entregar el PRD al Dr. Peña Gómez emanaría de la Junta Central Electoral, estructurada bajo la dirección del "campeón de todo lo que tiene que ver con la conquista del poder".

Los comicios de 1986 convertirían al Partido de la Liberación Dominicana en una fuerza política de extraordinaria influencia en la sociedad dominicana. La sólida votación obtenida le permitiría escalar posiciones en el Senado y en la Cámara de Diputados, posiciones que le brindarían la madurez política necesaria para el inicio de la toma del poder. El convencimiento por parte del pueblo de que tanto el PRD como el PRSC eran la misma cosa, y de la trayectoria digna y honesta del profesor Juan Bosch durante el transcurso de su vida, haría al PLD merecedor de las mejores muestras de confianza y simpatía. El pueblo cifraría todas sus esperanzas en el año 1990; un pueblo sufrido, maltratado durante veinticuatro años por los gobiernos de Balaguer y del PRD. Este año acabaría la exportación de prostitutas, el trasiego de ilegales, la falta de educación y salud, la incompetencia de la Corporación Dominicana de Electricidad, la falta de agua, el desorden, la indisciplina; el 1990 significaba el comienzo de una nueva época, de una verdadera época de orden y progreso para el pueblo dominicano.

Esas eran las legítimas esperanzas del pueblo. Las del PLD serían esperar un desarrollo normal del proceso electoral, conquistar el poder y servir a los mejores intereses de los dominicanos. Al mismo tiempo, el Dr. Balaguer confeccionaba un nuevo eslabón en su cadena de fraudes para la historia. En esta ocasión no serían posibles los arreglos, tales como los que se hicieron en el 1978; el fraude abarcaría los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Entrada la medianoche del 16 de mayo de 1990, el PLD aventajaba al PRSC en el conteo de votos. La paralización de dicho conteo desconcertaría a toda la ciudadanía; se haría de nuevo realidad la ejecución de un proceso fraudulento en el que horas después, al reanudarse el mismo, el PLD aparecería desplazado por el Partido Reformista. Este se convertiría en el típico desconocimiento a la voluntad popular de cada cuatro años; se consumó el fraude sin que sirvieran de nada las impugnaciones. Al PLD les fueron negadas por la Junta Central Electoral, como también les fueron negadas al pueblo, las pruebas que pondrían al descubierto la materialización del fraude. Lo desconcertante para los dominicanos vendría a ser el reconocimiento, por parte del Dr. Peña Gómez y del PRD, de la "victoria" del Dr. Balaguer, pocas horas después de cerradas las urnas de votación.

La decisión de Peña Gómez no sería fortuita; habiendo quedado en una tercera posición, pactaría con el Dr. Balaguer para asegurarle mayoría senatorial. Se repetía en doce años el mismo tipo de convenio: en 1978 por imposiciones del entonces presidente de los Estados Unidos y en 1990 por "conveniencia" a la proyectada candidatura del jefe político del PRD para los comicios de 1994. Reconociéndole al PRSC la victoria en algunas provincias donde había perdido, aseguraba el doctor Peña Gómez una posición de primera magnitud para las elecciones de 1994; sería esta tarea común del Dr. Balaguer y de su partido. El Dr. Peña Gómez no imaginaba que sería la próxima víctima; posiblemente pretendía salir "ileso" de esta cadena interminable de fraudes. No había afiliación política internacional que respaldara al PLD, ni Prensa Unida Internacional alguna, ni estación de radio extranjera, ni ningún editorial del New York Times. El PLD tendría que librar su lucha contra el Dr. Peña Gómez y su agrupación política -PRD-, no sólo contra Balaguer y la Junta Central Electoral.

Continuará...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
17 de julio de 1994